Run away [Priv]

Faltaban un par de horas para el atardecer y Anne decidio aprovecharlas haciendo algo que le encantaba y que la alegraba cuando se sentia melancolica. Se escabullo sigilosa esquivando a unos cuantos criados y corrio sujetando la pesada falda con ambas manos para ir mas rapida por el camino embarrado que le conducia a los establos. Antes de entrar ojeo que no habia nadie alrededor y finalmente se encerro en el establo. Suspiro largamente sintiendose orgullosa de haber llegado hasta aqui sin despertar preguntas y se acerco sigilosa a su hermoso garañon que agito altivo su cabellera al verla.
-Shh tranquilo..soy yo.- susurro con dulzura conforme se acercaba con cuidado. Al acariciar con sus delicadas manos por entre sus ojos el caballo relincho suavemente y bajo la cabeza al tiempo que cerraba los ojos. Le habia reonocido, era buena señal.

Sonriendo fue despojandose del vestido hasta quedar en interiores, un camison de seda ocre cuyo corte quedaba a la altura de las rodillas, mas al sentir frio por la frescura de sus ropas, busco entre los pequeños armarios polvorientos alguna prenda que pudiera cubrirla sin importar lo sucia y fea que estuviera. Encontro finalmente, para su satisfaccion una capa larga y oscura, perteneciente a su hermano cuando era mas joven. Aunque le quedaba larga y la llevaba arrastrando, no le importo. Se la coloco sobre los hombros anundandola suavemente a su cuello y se montó al caballo con gran facilidad.
-Bien chico...vamos a correr un poco ¿Si?- susurro al oido del animal para luego dejar un beso en su pelaje. A continuacion inicio la marcha, lenta hasta que salio del establo pero a medida que se alejaba, espoleaba al caballo para que galopara más deprisa.

-Corre corre!- exclamo euforica adentrandose en el bosque que comenzaba tras la esplanada, pero a medida que se adentraba en la profundidad de este el caballo tuvo que disminuir el ritmo por los impedimentos que se presentaban.
-Esta bien...tranquilo, haremos un descanso y luego seguiremos un poco....- dijo la chica palmeandole suavemente el lomo para que deteniese el paso al cabo de un rato. No sabia donde estaba, pero tampoco penso que se hubiera alejado demasiado de la hacienda. Al sentir que el caballo estaba un poco fatigado, bajo de este y tomando las riendas camino delante del mismo buscando algun riachuelo, afino el oido todo lo que pudo buscando escuchar el sonido del agua fluir por la tierra o descender de una pequeña cascada, pero no escucho mucho mas que los ruidos tipicos de un bosque al atardecer.

Cuanto mas se internaba la joven en el bosque mas cargado era el ambiente. Los rayos de sol que antes bañaban la ladera y que iluminaban su camino, no alcanzaban a traspasar las enredadas ramas que ensortijaban aquel bosque. Tuvo que entrecerrar la mirada y fijarla en el suelo para seguir caminando sin tropezarse. A pesar de todo no sentia miedo, seguia empeñada en buscar una poca de agua para su corcel y siendo ella ligeramente cabezona no pararia hasta encontrarla. Su caballo en cambio parecia inquieto, Anne practicamente tenia que instarle a que siguiera andando.
-¿Que te pasa?- pregunto enfurruñada mirando al animal, pero obvio, el no entendia nada de nada. Suspiro largamente y se abrazo a su largo hocico -lo siento, debi haberme limitado a correr alrededor de la hacienda, alli al menos tenias agua...- se disculpo apenada frotando su mejilla contra el pelaje del animal que cerro los ojos agradecido.

Y cuando se dio la vuelta para proseguir el camino la figura de aquel hombre que se habia plantado en medio la sobresalto de tal forma que se agarro el pecho exhaltada. El caballo relincho fuertemente y tiro de Anne que mantenia la rienda aferrada con la diestra. Debio oler algo en aquel hombre, algo que en definitiva la rubia no podia adivinar, ni adivinaria jamas. Tanto ella como el caballo recobraron la calma. Anne solo se fijo en las ropas y en el aspecto que ese hombre tenia. Parecia haber estado perdido mucho tiempo en un bosque como este. Y aunque fruncio el ceño por todas esas reprimendas no dijo nada al respecto de momento. Al contrario, se acerco con curiosidad al chico hasta quedar a unos pasos de el.

-Y segun vos... ¿A que peligro me expongo? Este bosque parece muy tranquilo, mi corcel me avisaria si algun peligro me acechase.- su voz sono dulce y educada. Ella lo era con todas las criaturas del señor y su instinto no la alarmaba con respecto a el, aunque su hermano mayor le habia advertido que no se alejara de la haciendo por algun motivo y ella, se habia olvidado de tales palabras.

-¿Os encontrais bien? ¿Estais perdido?- pregunto examinandole de nuevo sin maldad alguna -Pareceis un fugitivo.- declaro sincera mordiendose luego el labio inferior por su atrevida afirmacion mientras desviaba la mirada de ese color celeste intenso -pero no uno malo...- recapacito apurada cohibiendose un tanto -esto...mi caballo necesita un poco de agua... ¿Conoceis algun lago o riachuelo cercano?- volvio a preguntar, esta vez con la mirada baja sin percatarse de que el caballo ando un poco mas alla hasta quedar al lado de la chica y acerco su cabeza al hombre para olerlo con sus anchas fosas nasales. Pareciera que el corcel en verdad era su protector, tal y como habia declarado Anne anteriormente.

Anne entendia perfectamente su racionamiento, era bastante logico. Conocia el concepto de bondad y el de maldad, pero este ultimo no lo habia presenciado demasiado. Ella creia que todo ser era buena persona hasta que demostrase lo contrario. Este chico la advertia y ella se sintio de nuevo regañada. Miró la direccion que señalaba aunque no pudo ver mucho mas que arboles, matorrales y un camino que se estrechaba mas alla, aun si creia en sus palabras.

Volvio a sonreir. Hasta ahora habia estado seria, pensativa y sobre todo escuchandole.
-Entiendo vuestras advertencias, son realmente logicas. No se en que estaba pensando, solo queria cabalgar un rato y acabe bastante alejada de la hacienda.- susurro apresurada necesitando excusarse aunque realmente no era necesario. y siguiendole el paso a como podia. Aquella larga capa tendia a enzarzarse entre los matorrales y siendo esta una clara dificultad Anne opto por quitarsela. Medio la doblo y la dejo en la montura del caballo. Ahora sentia mas libertad de movimiento, aunque tambien un poco violenta por llevar aquellas ropas intimas y mostrarlas ante un desconocido practicamente.

Sus mejillas se colorearon inevitablemente.
-Deduzco entonces que sois nuevo en la ciudad. ¿Puedo preguntarle por que esta en este bosque si no se perdió? Los mismos peligros que habitan en el podrian causarle problemas a usted.- susurro con la mirada fija en el suelo para no tropezarse, mas cuando escucho que se presentaba alzo el rostro y lo miro, mas bien miro la espalda del hombre que la guiaba.
-Encantada monsieur, me llamo Anne-Marie.- se presento de manera formal, tal y como se habia presentado el. Acelerando un poco el paso para seguir el de el, puesto que ella era mas bien bajita, se lastimo sin querer el tobillo con una rebelde zarza que se presento en su camino.

-ay..- musito deteniendose para ver la pequeña herida, que bien era mas molesta y escandalosa que otra cosa. Se inclino y retiro la sangre con el dedo en un rapido movimiento -Lo siento...no acostumbro a caminar por estos terrenos tan irregulares, ¿Podria ir un poco mas despacio?- pidio ligeramente apenada sobandose la herida superficialmente para luego incorporarse de nuevo. "¡A quien se le ocurre!" penso autoregañandose por no pensar en las consecuencias de sus actos. Si su hermano la viera ahora, con esas ropas, en ese lugar, con ese hombre...Anne sintio un pequeño estremecimiento.

Sintio una sana envidia al escucharle hablar sobre su condicion fisica y sobre por que no temia a que lo atacasen. Otro hecho evidente, la diferencia entre ambos. Anne no se molesto por ello, toda su vida la habian betado a hacer cosas que deseaba hacer por ser una mujer, habia comprendido cual era su lugar, pero no por ello habia dejado de soñar y de intentarlo. El hecho de salir sola a caballo, internarse en un bosque que tenia tal grado de peligrosidad era un claro intento de querer "escapar" de sus quehaceres y de su realidad. Cuando su marido estaba con ella en la hacienda, la anulaba en cierta manera, pero la rubia cegada por amor no daba cuenta de ello. La sociedad era estricta, no solo con las clases sociales, si no tambien con lo que debia hacer o no hacer una dama.

-Entonces...- respondio sonriendo ampliamente -Es una suerte que me haya encontrado con vos, ahora no sere una presa tan facil.- añadio risueña sin reparar en aquel tobillo lastimado hasta que él se giró y lo examino con una suavidad que la hizo enrojecer.
-No...no es nada- balbuceo mirando hacia otro lado -y si, puedo andar, no se preocupe.- solto las riendas casi olvidandose del caballo que andaba tras de ella permitiendo que Lorcan pudiera llevarlas y tal y como le dijo, trato de escuchar aquel sonido delator de agua en la zona.

Pudo percibirlo debido a la proximidad y alentada por ello se adelanto caminando delante de él convencida de saber donde se encontraba el riachuelo con precision.
-¿Cuanto tiempo lleva vagando por este bosque?- preguntó sin voltear el rostro, ya que no podia apartar la vista del suelo por si se cruzaba con otra zarza -¿Ha visto algo extraño? Quizas... ¿Algun otro nomada o caminante?.- siguio preguntando y su corazon latió con fuerza ante la posibilidad de obtener una respuesta que sofocase sus miles de preguntas. Hilando pensamientos llego a una deduccion bien simple. Su marido cazaba habitualmente por estos lares. ¿No habria sido atacado por alguno de esos maleantes? ¿No habria acabado perdido en el bosque?, esas y otras preguntas. Las busquedas no habian dado los frutos deseados para ella, preferia mil veces escuchar que su marido la habia abandonado antes de saber que habia muerto y la incertidumbre la dejaba noches sin dormir.

Suspiro largamente y froto su mirar cansado, enfocandolo nuevamente en el camino que se bifurcaba ligeramente hacia la derecha, para no irrumpir con aquel riachuelo que se empezaba a vislumbrar. Acelero un poco mas el paso hasta llegar a el e inclinandose tomo un poco de agua en la palma de su mano para aplicarsela en la herida, limpiandosela y al mismo tiempo refrescandola. Jadeo cortada por ello, ese agua estaba realmente fresquita.

El agua le dio el confort que le faltaba, tanto asi que tomando un poco de esta entre sus palmas mojo su rostro refrescandoselo. De reojo miro a su joven acompañante y como este tambien usaba el agua para su beneficio propio, le desperto ternura. Mas tarde le propondria algo por haberle ayudado, seguramente no se negaria a una buena cena. Su caballo animado por la sed empezo a beber situado a excasos metros de Lorcan, el pobre estaba realmente sediento. Mientras tanto la joven se dejo llevar por su imaginacion, habia escuchado muchos relatos de seres oscuros que se aprovechaban de muchachas inocentes, tambien habia escuchado relatos terrorificos de hombres sin escrupulos. Este tipo de relatos la dejo sin dormir largas noches en su infancia, gracias a su hermana mayor que era quien alentaba ese tipo de fantasias.

-¿Cosas extrañas?- pregunto terminando por ceder al sentarse cerca del riachuelo. Un pensamiento mas bien logico se cruzo en su subsconsciente. Ella creia en Dios, asi que el Diablo y todas sus criaturas existian, no podia concebirse el bien absoluto sin la maldad absoluta. Pero mas allá de esas conejturas, la joven rubia no tenia ni idea de a que se referia Lorcan con "cosas extrañas".
-Ya no me duele.- respondio sonriendo con gentileza ante su preocupación obviando la otra pregunta magistralmente. Bajo la mirada y se fijo en el agua cristalina, mas bien en lo que habia debajo, pequeñas piedrecitas y algun pez minusculo que se escurria por la direccion descendiente del cauce. Cuando miro nuevamente al nomada lo encontro disperso incluso preocupado nuevamente.

-¿Pasa algo?- quiso saber la joven al tiempo que se levantaba siguiendole el paso. Miro a su alrededor pero no encontro nada y apretando los labios para no decir nada, miro de forma interrogante esperando alguna respuesta sin ser consciente de que proximamente su respuesta seria respondida con los hechos. Su corcel no se dejo silenciar por Lorcan, al mas minimo peligro se alzo sobre sus dos patas traseras y relinchó con fuerza. Fuera lo que fuera lo que acechaba, se acerco deprisa y detras de los arboles surgieron varios hombres armados. Uno de ellos dejo un cofre, ornamentado con hilajes dorados, caer pesadamente en el suelo y desenvainó su espada apuntando a la pareja. Anne asustada se acerco a Lorcan y sujeto la manga de su camisa, no hacia falta ser suspicaz para saber que el peligro asi como el hedor eran elementos presentes en el camino de estos bandoleros.

"¡Que suerte hemos tenido! ¿No necesitabas un caballo para que aguantase el peso del pesado cofre?" bramó ufanamente uno de ellos tras soltar un escupitajo frente a el para acercarse luego dando un unico paso. Su comentario fue seguido por unas carcajadas parecidas a las de unas hienas hambrientas provocando que a Anne se le cortase la respiracion. Para ella, su corcel era como un miembro de su familia, practicamente habian crecido juntos.
Solto la manga de Lorcan y corrio hacia su caballo para abrazarlo por el cuello, de paso tranquilizando al excitado animal.

-¡No dejare que os lo lleveis! ¡Es mio!- declaro entrecortadamente la muchacha rubia encontrandose como respuesta unas bastas risotadas. Eran unos cinco hombres que se acercaban a la pareja desde diferentes flancos, no habian reparado en la posible amenaza que representaba Lorcan para ellos puesto que cada uno portaba un arma capaz de cortarlo en dos...

Anne cerro los ojos e inspiro despacio para calmar su ansiedad. Escucho la voz de Lorcan, una voz firme y conciliadora y deseo con toda su alma que los bandidos hicieran caso a esta y los dejaran en paz. Esas risas la sacaron de sus esperanzas. Volvio a abrir los ojos con el ceño fruncido por la afliccion de una futura pelea. Trago saliva, apenas asintiendo. ¿Un arma? Ella solo sabia manejar el arco, quizas la ballesta un poco, pero ninguna de esas armas las tenia aqui. A las damas no se les enseñaba a blandir espadas...y lo habria dicho en voz alta de no ser por que el joven parecia dispuesto a emprender la batalla con los demas maleantes. A primera instancia Anne no comprendio por que Lorcan se desvestia, pensó que le seria mas comodo luchar asi...más nunca se imagino lo que pasaria a continuacion.

Jadeo atemorizada incapaz de cerrar esos labios que conformaban pura sorpresa. Sus ojos abiertos no daban credito a lo que ocurria, se sentia paralizada por el miedo ante la presencia de esa criatura que hasta hace poco habia sido un nomada amable y ya los demas quedaron en un segundo plano. No podia apartar la mirada de aquel animal peludo que guerreaba con garras y dientes, ni siquiera se percato de que la espada del primer atacado habia llegado cercana a sus pies.

Fue el sonido del arma el que la despertó del shock que cargaba y tras ese sonido fuerte y conciso, un tenso silencio. Los cuentos que le contaban sus hermanas decian que las criaturas como el eran malas y al final del cuento morian bajo la espada de un principe victorioso. Pero ni habian principes, ni habian lobos malos.

"Reacciona!" se gritó mentalmente asi misma y torpemente, recogio aquella espada que le resulto pesada, pero que sin duda blandiria para proteger a Lorcan.

Jadeaba irregularmente, no inspiraba amenaza alguna. Para los maleantes era facil abatirla, despues de todo solo era una mujer y no con demasiada fuerza fisica.

-¡Atras!...o...o el lobo os comera!- exclamó con voz temblorosa tratando de mantener la espada en alza, firme. En estas los tres tipos que quedaban tambien sentian pavor por la criatura y sus miradas iban para el lobo herido y para sus amigos caidos.

-¿No me ois?- dijo frustada acercandose un paso a uno de ellos -¡Que os marcheis he dicho!- gritó logrando sacar de las casillas al que mas cerca estaba de ella. Tras insultar a la joven se lanzo blandiendo su cuchillo y ya la rubia habia llevando hacia atras el filo para asestar la estocada para cuando su corcel se hincó sobre sus dos patas trasera y pateo con las delanteras el pecho del atacante dejandolo medio muerto y apartado. Por fortuna aquel hecho fue suficientemente grave como para que los restantes tiraran las armas y salieran huyendo.

Anne arrojo el arma al suelo y girando sobre sus talones corrio hacia el lobo. Su corazon iba a mil por hora, aun no habia acabado de asimilar lo que habia sucedido y por sus mejillas rodaban unos gruesos lagrimones cristalinos.

-Lorcan...¿Si-sigues siendo tu?.-