Comida.Poder.Sexo{Marius} +18

por **Naela Bellis** Miér Jun 29, 2011 5:44 am

Esa noche decidí dejar de lado mi habitual ruta de caza por callejones y tabernas y buscar algo nuevo, más excitante y complicado. Me vestí como siempre elegante, llamativa y seductora; escogí un vestido granate bordado con un generoso escote y ajustado corsé. Era consciente de como era y disfrutaba mostrándolo. Maquillé mis ojos de negro haciéndolos más llamativos y potentes y dejé los labios libres de adornos. Subí al coche ordenando que me llevaran a la biblioteca. Sería divertido, entre el silencio y los libros, casi morboso. Mi cena me esperaba y yo empezaba a impacientarme – Dese prisa – ordené al cochero.

Bajé del coche y me adentré en la biblioteca saludando cortésmente a la joven del mostrador. Caminé en silencio dejando que los olores me guiaran. Detuve mi paso en la sección de… busque el nombre, sección de viajes. Me giré en busca de la persona que desprendía ese olor dulce que me había llevado hasta allí. Sonreí, allí estaba. Joven de clase alta, rubia y preciosa. Pasé mi mano por su nuca suavemente y me senté a su lado. Noté como un escalofrío la invadía. – Acompáñame – no quería perder el tiempo así que use la persuasión para guiarla entre las estanterías. La cogí de la mano con delicadeza y nos colamos en la parte trasera de una columna inmensa de libros.

Me miró a los ojos sin entender, con ganas de llorar. Inspiré su olor acercando mi nariz a su cuello, el perfume no era sino un estorbo para mi. Su sangre… -No chilles- la besé suavemente en los labios, una vieja costumbre, y me acerqué a su cuello clavando los colmillos mientras la sujetaba la cintura y la tapaba la boca evitando que soltara algún quejido. Dejé que el líquido me inundara notando mis ojos rojos y mi garganta agradecida.

Un olor hizo que me separara levemente dejándola en el suelo. Un vampiro andaba cerca y si yo le había detectado él habría notado como poco el olor a sangre de la joven. Esperé atenta.

por **Marius De Romanus1** Vie Jul 01, 2011 2:03 am

Aquella ciudad tan misteriosa comenzaba a divertirle. Fuera de lo normal, en otros lugares tenía que buscar él mismo la diversión, pero París rompía todos sus esquemas, Marius parecía atraer misteriosas figuras en la oscuridad, o quizás tan solo unos nuevos conocidos que atraían el entretenimiento seguro a aquellas noches tan aburridas.

Sin mayor reparo, se acercó a una de las bibliotecas de la ciudad, tan solo probando aquella suerte de la que estaba hecho.

Se encontraba acorralando con una mano en la pared a una ayudante de la bibliotecaria, que se aferraba a un libro en su pecho como si aquello le fuese a sacar de aquel peligro seguro. Marius sonreía de aquella forma cautivadora, simplemente hecha sin esfuerzo, que atraía sin dificultad alguna a las féminas como la miel atrae a las abejas.
Su escueta "charla" se vió interrumpida por los leves gemidos de una mujer. Aquel sonido que alguien como él, antiguo, con una larga vida pasada, podría descifrar y oir, pese a que era imperceptible por el oido humano. Marius recorrió el cuello de la mujer con un simple dedo, el cual no dudó en deslizar por las dos incisiones que había en su escote. Él mismo sonrió, le encantaban aquellos juegos, tanto como morder en lugares tan eróticos como inimaginables. Levantó el mentón de la mujer y la hizo olvidar aquellos cinco minutos anteriores, con una visible mueca en el rostro, que le hacía querer averiguar quién había interrumpido su estancia allí.

Marius pasó los dedos por los polvorientos libros allí amontonados. Sabía que tras aquel montón casi... oculto estaría aquella persona. Sin haber llegado aún había sentido un aroma que sería capaz de excitar hasta a un hombre muerto, algo excitante, exótico salvaje se encontraba tras aquella estantería. Que a juzgar por el desorden habría sido un sitio perfecto para alguien que no quisiese llamar la atención. Aunque yo, por supuesto prefería los retos, y aun mas si había peligro de ser descubierto.

Una vez giró aquella columna, marius vió unas largas piernas... cubiertas. De nuevo una mueca divertida pasó por su rostro, al tiempo que negaba con la cabeza. Se sorprendió cuando vió que se trataba de una mujer, siempre había sabido del erotismo que conllevaban a las mujeres a morder a otras de su mismo sexo, pero sinceramente le apenaba haberse perdido tal expectáculo. Se acercó a la mujer y con un simple y escueto beso se deshizo de la sangre que resvalaba por sus labios.

- Demasiado dulce. - Afirmó, saboreando aquella gota.

Colocó sus manos en sus bolsillos y apoyó un hombro en la estantería observando a la mujer, que aun mas que antes irradiaba sexo por todos sus poros.

- ¿Jugando con la virtud de una muchacha, joven Naela...? Comentó su nombre con un leve matiz de sonrisa.

por **Naela Bellis** Vie Jul 01, 2011 4:51 am

Agudicé mi oído para averiguar por qué parte del pasillo entraría el que para mí era un molesto intruso en esos momentos. Me giré poniéndome delante de la joven como acto reflejo, no me gustaba que me interrumpieran cuando comía y mucho menos que intentaran robarme a mis juguetes. Esperé paciente escuchando sus pasos, sin prisa. Ahí estaba, alto, fuerte, elegante, con una sonrisa… especial, podría hasta decir que de mi agrado y unos ojos curiosos que captaron todo lo que nos rodeaba en un milésimo de segundo. Pasó la mirada por todo mi cuerpo y la desvió un instante a la joven que yacía en el suelo. Parecía entretenido aunque todavía no conseguía averiguar si era por mi por el hecho de que le gustaba mi cena.

Avanzó unos pasos más hasta quedar a escasos centímetros de mi boca, le observé atenta y al no ver ningún indicio de reto relajé los músculos aunque sin perder el control. Noté su beso, sonreí para mí. Le gustaba jugar, bien. Él mismo desprendía un olor que cautivaba, me miró con semblante serio opinando sobre el sabor de la joven. Le sonreí por primera vez intentando no sacar el lado seductor… aún no. – Me gustan las jóvenes… - me detuve un instante buscando las palabras más apropiadas – Puras y dulces, como bien ha dicho.- Apoyé una mano en la cadera y la otra en la estantería que estaba enfrente de la suya. – En otra ocasión ese beso le habría traído problemas Monsieur, pero acabo de comer y usted también por lo que he notado. Apesta a mujer –

Desvío la atención a la joven que se mantenía en la misma posición que yo la deje minutos atrás. Pasé mis dedos por los labios buscando alguna gota de sangre por quitar, pero sonreí al darme cuenta de que su beso había sido más que efectivo, pasé la mirada por la parte superior del vestido, zona que de vez en cuanto no podía evitar manchar con un par de gotas. Nada, todo limpio… salvo, una gota en mi pecho. Humedezco mis labios mirándole fijamente con una sonrisa de lado.

–Una pena que no le guste la sangre de esa joven.

por **Marius De Romanus1** Vie Jul 01, 2011 10:30 am

Me hice el despistado, al tiempo que mis pasos salvaban aquella distancia hacia la seductora vampiresa. Quizás todo terminase de la forma en la que había comenzado, pero todo sería juzgado al finál. Había conocido diversas mujeres que aparentaban lo que no eran pero ésta... deseaba que fuese todo lo contrario.

Mis manos se posaron junto a la suya, mientras parecía ver algunos libros en la estantería... pura maniobra para dejarme disfrutar de la vista de su perfecta figura. Acerqué mi nariz por su nuca, y jugué al despiste. Uno de mis dedos se deslizó por su hombro, delineando aquella gota de sangre que se encontraba en su pecho, pero sin deshacerla tomé un atajo completamente distinto, bajé el tirante de su vestido dejándola mostrar un pecho. Sonreí hacia mis adentros cuando ví aquellos deliciosos y turgentes senos que me moría por morder, con la adición de que allí se encontraba la gota de sangre.

- ¿Cree que ahora ésto me traerá mas problemas..? Si es así me encantaría verlo..

Aun con una mano en la pared sonreí y me aventuré a levantar su vestido, resaltando antes de nada su figura con mis manos. Realmente era una tentación viviente. Esperando ver su reacción, o algo que fuese a cambiar el transcurso de aquello dejé que mi aliento acariciase el fino vello de su cuello.

por **Naela Bellis** Vie Jul 01, 2011 2:18 pm

Seguí sus pasos hasta poder notar su respiración en mi cuello, elevé ligeramente la barbilla cuando acercó su nariz acariciando mi piel con su respiración de forma tan sutil que un simple mortal no hubiera sentido siquiera. Sin moverme de mi posición dejé que se moviera libremente por mi escote, jugando conmigo. He de reconocer que me sorprendió ver que no era tan… frío y calculador como había imaginado, cosa que quedó patente cuando deslizó uno de mis tirantes por el brazo dejando mi pecho al descubierto. Elevé la mirada sonriendo casi imperceptiblemente. Era perfectamente consciente de sus pensamientos, al igual que él era consciente que si esa noche buscaba diversión la había encontrado.

Clavé mi mirada en él cuando dibujó mi figura con sus manos y elevó la falda del vestido dejando ver mis piernas largas y en tensión por los tacones que llevaba. Coloqué mi tirante de nuevo así como la falda, dejándolo todo en su sitio. Con el dedo índice recogí la gota que aun residía en mi pecho y lo posé en sus labios, sintiendo la punta de su lengua. – No creo que haya problemas si se porta… ¿bien?- lo susurré tan cerca de su oído que pude sentir el efecto de mi aliento en su piel.

Caminé unos pasos hacia el lugar por el que él había aparecido contoneándome provocadora y justo antes de desaparecer por detrás de la columna le lancé una invitación que no creía fuera a rechazar – Si quieres que sigamos conociéndonos, sígueme al despacho de administración. Pero cuando cruces la puerta espero que no lleves puesta al menos, la camisa.- Él llevaba ventaja pues ya había disfrutado efímeramente de mi cuerpo, y quería igualar la partida.

Acto seguido me dirigí rápidamente al despacho sentándome en el escritorio de madera, vacío ya a esas horas de papeles y notas; esperando su entrada con una sonrisa divertida en los labios.

por **Marius De Romanus1** Sáb Jul 02, 2011 7:00 am

Sonreí ante sus provocaciones. Tan solo la línea que definía sus piernas me hizo sonreír mas de la cuenta. Existían vampiresas en el mundo, pero no una tan aguerrida y provocativa como ésta.
De espalda a la muchacha que aun seguía tumbada en el suelo, debatiéndose entre el sueño y el agotamiento de su cuerpo alcé mis palabras al aire.

- Despierta.

La mujer se despertó de aquel sueño tan profundo que la llevaría a la muerte, para pasar de un segundo a otro a ser dominada por mi voz en todo movimiento. La tomé de la cintura y la llevé por el mismo camino por el que segunod santes había estado la mujer de largas piernas. La biblioteca estaba literalmente vacía, era demasiado tarde para la vida de un mortal, así que no habría ningun problema de ser vistos en pleno juego.

Aun en la puerta llevé mis manos a los hombros de la muchacha y la despojé de su ropa con un sencillo movimiento de manos. Gracias a la practica de milenios conseguida a la perfección.
Dejé que la puerta se abriese, mientras yo apoyaba una mano en el marco de la puerta observé a la mujer morena sentada en el escritorio, con un leve atisbo de sorpresa que denotaban sus pupilas. Ante el cuerpo desnudo de la mujer.

Rodeé la mesa tras cerrar la puerta observando e imaginando cuantas cosas serían capaces de hacer un par de mujeres frente a mis ojos.

Me senté en el sillón del escritorio, con ambos codos en los reposa-brazos y dedo en la mejilla y otro en mis labios.

por **Naela Bellis** Mar Jul 05, 2011 1:54 am

Al abrirse la puerta apareció Marius, trayendo con él a la joven que me había servido de cena aquella noche, alcé una ceja a medida que la acercaba a mi. Pasé la mirada por el cuerpo desnudo de ella, ahora más deseable aún que cuando la descubrí en una de las mesas y la sujeté de la cintura pasando mi lengua por su cuello limpiando los restos de sangre lo que hizo que se retorciera un poco. Sonreí para mis adentros, era una joya, delicada, suave y deseable. Me olvidé por un momento del vampiro que nos observaba desde detrás del escritorio y deslicé mis manos desde su nuca hasta la parte baja de la espalda acercándola a mi, mientras la sujetaba con mi mano izquierda, la derecha acariciaba su pecho. Elevé su barbilla con delicadeza y me acerqué a ella, pasando la punta de la lengua por sus labios para luego besarla notando como su olor me invadía de nuevo.

- Ahora vístete y vete. Y mejor será que no cuentes nada de lo que has vivido hoy aquí – la voz imperativa hizo que la chica hiciese lo que la decían sin objeción ninguna. Esperé a que la puerta se cerrara detrás de ella y me giré lentamente hacia Marius de nuevo. – Creo que me expresé mal. Te lo repetiré – pausé mi voz para que no sonara del todo agresiva – Te dije que al menos debías aparecer sin camisa, y por lo que veo estás igual que antes. Más te val hacer algo que me complazca o cada uno buscará la fiesta en un lugar diferente hoy – una cosa es que me gustara el coqueteo y otra muy distinta que permitiera que fuera la otra persona quien pusiera las reglas.

Me levanté del escritorio y abrí el armario al que me había llevado mi olfato en busca de algo para beber. Cogí una botella de whisky y un vaso y me lo serví dándole la espalda esperando una respuesta.

por **Marius De Romanus1** Jue Jul 07, 2011 2:04 am

Observó todos y cada uno de los movimientos de la jóven. Obviamente era... un tanto distinta a las demás. Cualquier otro ser hubiese permitido aquel ofrecimiento, como una bandera blanca ante los rifirafes que habrían entre ambos.

- Creo que aun no me has entendido, jóven Naela...

Marius sonreía tranquilamente, mientras giraba una esfera que había sobre el escritorio, a modo de pisapapeles, luego, cuando creyó conveniente, ladeó la mirada hacia la mujer.

- No pretendas amenazarme, puede que lo que esperabas jamás se llegue a cumplir. Sexo..? Estoy seguro de que si vos aun permaneceis aqui, es por que lo buscais, por lo sontrario estarías buscando fuera algo mas interesante... pero sabes que no es cierto.

Aquel hombre, con palabras llenas de encanto, debido al encandilamiento que supondría su poder y mas aun siendo parte de sí mismo, y su veteranía en casos difíciles y opuestos entre sí, no tenía el menos temor a ser rechazado, es mas, sabía que aquella mujer caería aquella noche bajo su hechizo.

- Como tambien sabeis que no hay mejor cura que la propia enfermedad.

Marius, detuvo aquella sonrisa, para volver su rostro más estricto, algo mas serio como cuando acostumbraba a mantener a raya sus pretensiones, como si necesitase de aquello para que los "nuevos" le tomasen en serio. Él no pretendía matar a aquella mujer, o al menos no por el momento. Le encantaban las mujeres de su especie, y podría decirse que también probó de un hombre en algunos vienjos tiempos, Su raza, aquello que le hacía ser como era, a lo largo de los siglos, le era impresionante, llegando a amar a cualquiera de ellos. Siempre y cuando no les supusiese un estorbo.

por **Naela Bellis** Sáb Jul 16, 2011 9:59 am

Sonreí ladinamente ante sus palabras cargadas de autocontrol y experiencia, con un toque de deseo por controlar la situación, no me preocupaba lo más mínimo discutir o incluso pelear con él esa noche. Era totalmente consciente de su ventaja, pues tenía muchos más años que yo y por tanto más práctica y unos poderes más desarrollados y potentes que los míos, pero me gustaban los enfrentamientos cuerpo a cuerpo y más contra un hombre.

No, no, no… -negué con suavidad y una sonrisa- En ningún momento te he amenazado, tan solo he expuesto una condición para hacer el juego más interesante y no la has cumplido, una pena… pero no voy a morir por eso

Las palabras salieron de mi boca con toda la suavidad y cadencia posible, haciendo que sonara más como una caricia a su oído que como una crítica. Me dejé caer por el borde de la mesa posando con sutileza los pies en el suelo y caminé por la habitación con el vaso de whisky en la mano, haciendo que el líquido bailara en él.

Y por otro lado, no he sido yo la que he buscado nada. Yo vine aquí en busca de una cena algo distinta a lo que acostumbro y la encontré. Fuiste tú el que se acercó a mí y jugó con mi vestido –imité su movimiento dejando caer el tirante de nuevo descubriendo mi pecho durante un segundo, casi imperceptible para la vista humana- yo tan solo seguí la diversión.

Me deslicé hasta una columna cercana y me apoyé en ella, di un trago al vaso mirándole y le analicé. Sabía que me deseaba pero también que deseaba hacer notar que era él quien dirigía la escena y esa última parte podría traernos problemas. Podría ser un buen final en esa noche tener la escena de sexo que ambos anhelaban pero si ninguno de los dos cedía y daba el primer paso todo acabaría en pelea... aunque bien pensado, podría hasta ser más excitante si sudecieran las dos cosas...

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