Alanis Borgette

por **Alanis Borgette** Jue Jun 30, 2011 4:16 pm

-Nombre del Personaje:
Alanis Borgette

-Edad:
60 años

-Especie:
Hechicera (Bruja).

-Tipo y Nivel Social:
Media

-Lugar de Origen:
Francia

-Habilidad/Poder:
•Nigormancia
•Titiritero
•Ilusión

-Descripción Física:
Mujer de complexión delgada y alta, aproximadamente de unos 1.80m y poseedora de una tez sumamente blanca e hipnóticos ojos de tonalidad verdosa intensa, los que pareciesen reflejar de cierta forma, la experiencia y sabiduría presente en ésta, quien suele portar vestimentas muy clásicas y sobrias, siendo ajena a lo exagerado y llamativo a la hora de vestir.

Sin embargo, lo más llamativo en el plano visual de su ser probablemente sea la ambigüedad que su rostro así como su delgado físico presentan, majestuoso detalle que hace de ésta un ser bastante peculiar cuando se le es observada, al parecerse dependiendo a sus vestimentas, tanto a un hombre como a una mujer gracias a esa androginia presente y que la dama ya acostumbrada, utiliza desde años a su favor y provecho.

-Descripción Psicológica:
Pese a la frialdad y carencia de simpatía que refleja su pálido rostro, Alanis suele ser una persona cordial y respetuosa, siempre manejándose con otros de la forma más educada posible. Sin embargo, bajo esa protocolaridad, suelen escaparse comentarios punzantes sin temor a la ofensa, pues para la damisela, la sinceridad debe estar por primero de todo, hasta de los sentimientos ajenos.
Suele hablar de su infancia y pasado de una forma muy perimetral, nunca adentrándose en detalles específicos o que hagan referencias a sus vivencias personales en esas épocas. Menos aun se atreve siquiera a promover comentarios cuando se habla de hechicería o algo relacionado a la misma, aunque de todas formas Borgette siempre aclara que los humanos no son quienes para quitarle la vida a sus pares. Al ser físicamente poseedora de una androginia visual, cuando opta por vestirse de forma masculina, su carácter se torna firme y tosco, despojante de la personalidad de un hombre orgulloso y tajante con todo aquel que se le cruce, adoptando el nombre de Beau. Alanis suele hacer esto cuando quiere indagar en sitios donde no es conveniente que la misma sea vista.

-Historia:
La mayoría piensa que cuando un ser humano muere, finalmente su ser descansará en el lugar más propicio para su persona. Sin duda alguna Alanis sabía que eso no era así desde sus primeros años de infancia.
El alma, la esencia de los muertos era algo que su madre conocía perfectamente. Aquella adinerada mujer se había tornado un ser totalmente antisocial luego de parir a su última hija, dedicándose enteramente al trato con aquellas energías sin forma física, sin nitidez visual.
Alanis por su parte lidiaba con los murmullos ajenos que comentaban que su progenitora estaba completamente loca y que si no fuese por su alta posición económica ya estaría tan muerta como aquellos con los que esta entablaba una relación sumamente especial, la que no tardaría mucho en imponerle a sus hijas, en base a que las mismas “un día tendrían que velar con los verdaderos peligros de este mundo”, esos que vivían, respiraban y acusaban de que el hablar con los muertos estaba mal.

Algo agobiada por el hecho de ser discriminada simplemente por la familia a la que pertenecía, además de por la peculiar apariencia andrógina que esta poseía en su complexión física y rasgos faciales, Alanis comenzó a depositar cierta atención en las prácticas nigrománticas de su madre, en comprender el mundo con el que aquella mujer así como muchas otras de su familia tenían contacto y que de cierta forma, les llevaba a perder interés total en el trato con los seres vivos, esos que las tachaban sin conocer en profundidad siquiera de lo que hablaban.
Poco a poco Alanis incorporaba a su adolescente vida aquellas técnicas y otros conocimientos descubiertos por su progenitora a través de anteriores generaciones con las que hasta después de pasado ya su siclo de vida mantenía contacto, evadiendo las mismas leyes del ciclo biológico de sus consanguíneos.

Los años pasaron y con nuevas oleadas manifestantes el sentimiento de repudio por parte de la sociedad de la campiña francesa hacia aquellas con dones especiales cada vez era más palpable, sobre todo en los pequeños pueblos donde las reuniones solían darse en las plazas principales, casi siempre frente a las catedrales donde Alanis, su madre y hermana no solían ir casi nunca.

La progenitora de la ambigua mujer ya era anciana, pero aun lo bastante activa y consciente para saber que los muertos con los que dialogaba no mentían al decirle que no faltaba mucho para que esta se uniese con ellos.
Y así fue, el pueblo se hizo escuchar acompañado de fervientes antorchas y voces altas proclamando su amor al Dios católico para adentrarse en la mansión Borgette y llevar a todos los integrantes de la casa hacia la hoguera.
“Ese era el destino de las brujas” sentenciaba el pueblo mientras los cuerpos de la madre y hermana de Alanis se carbonizaban frente a los ojos de su juzgadora sociedad, al tiempo que utilizando a su favor su peculiar apariencia la nigromántica sobreviviente escapaba disfrazada de hombre y salvaba así su vida de las llamas de su pueblo natal.

Arribó a Paris, donde su vida no fue menos fácil. Comenzó trabajando en bares y tiendas donde era tratado como hombre, pues nunca nadie sospecho siquiera de su sexualidad hasta el momento que en un restaurante conoció a un respetado miembro de la aristocracia parisina, el que además de percatarse sobre su femineidad, un tiempo después pagaba generosamente los servicios de Alanis para que este pudiese informarse más sobre muchos de sus parientes jovenmente fallecidos.

Así, que sin miedo a llevar el mismo destino que algunas de sus familiares, Alanis volvió a adoptar su porte femenino y a generarse gracias a su primer cliente, otros de similar status en la ciudad, ayudándolos a conocer más sobre sus antepasados y demás, lo que indirectamente generaba muy buenas remuneraciones a la dama, quien además de incorporar nuevos conocimientos místicos a su vida aun continua con sus especiales practicas nigrománticas a servicio de aquellos que conocen su especial secreto. Más Alanis guarda un recuerdo particular en su mente; el cruel asesinato de una mujer que desde hace tiempo vigilaba sus pasos, una amenaza inmensa para la bruja, conocedora en carne propia de cómo terminan aquellas que son descubiertas por el pueblo o peor aún, por aquellos que cuentan con las habilidades y armamento para cazar a las de su clase. Y sí, bajo su manto sereno la hechicera es capaz de acabar con la vida de todo aquel que ose peligrar la suya.

-Datos Extras:
Amante fiel de la lectura, cuenta con dos bibliotecas; una sobre obras literarias de todos los tiempos y otra, escondida donde posee una amplia selección de libros y escritos vinculados a la magia y otros temas místicos.
Adora la flora y la fauna, lo que la hace disfrutar de los espacios abiertos y las mascotas pese a que no sea dueña de una, pues no le agrada la idea de que un animal sufriera alguna maldición destinada a su persona.
Alanis es dueña de una herboristería en la zona comercial parisina. En verdad una mera pantalla para atender a sus clientes detrás de la misma. Más esto solo es conocido por aquellos que pagan los servicios nigrománticos de la hechicera hace años, gente de mucho dinero y status social alto.