Djava Peanut

•Nombre del Personaje:

Djava Peanut

•Edad:

16 años

•Especie:

Humana

•Tipo y Clase Social:

Clase social media

•Orientación Sexual:

Heterosexual

•Lugar de Origen:

Grenoble, Francia.

•Habilidad/Poder:

•Descripción Física:

Spoiler:

•Descripción Psicológica:

Djava es una chica tímida y callada. Desde pequeña a aprendido a tenerle especial respeto a los desconocidos, sobre todo si son gitanos, etnia a la que teme.
Huérfana desde niña, su carácter ha ido cada vez volviéndose más arisco, como el de su padre, aunque sin llegar a ningún extremo.
Sin embargo siente debilidad por los niños pequeños. Inspiran en ella la paz y el sosiego que no logra alcanzar durante el resto del día.
La naturaleza la aturde. Soñadora le gusta caminar por los verdes prados que rodean la vieja casa familiar, intentando cazar mariposas y recogiendo flores para animar el agrio carácter de su padre.
Sola, en su cama, sueña con el día que un apuesto caballero la rescate de aquel oscuro y frío lugar, y que la separe de aquél viejo decrépito al que un día quiso con toda su alma y que ahora solo es la sombra de lo que fue: un padre bondadoso y cariñoso.

•Historia:

Era noche cerrada. El viento azotaba con fuerzas las ventanas de madera, haciendo un ruido ensordecedor. Marguerite gritaba de dolor maldiciendo al bastardo de su marido por hacerla pasar por aquel terrible sufrimiento.
¡En qué mala hora renunció a las riquezas para casarse con ese inglés!
Pronto, todas sus quejas se acallaron: acababa de dar a luz a una niña. Su temple se calmó, sabiendo que sus reproches eran fruto del dolor y no del raciocinio pues nunca hubiese encontrado mejor hombre que su Albert.
Ella, de una rica familia de Burdeos, había decidido renunciar a la fortuna familiar para poder vivir su vida con aquel mediano comerciante de telas. Se escapó con el y poco a poco consiguieron amasar una pequeña fortuna con la venta de las telas de seda provenientes del Oriente, que tan cotizadas eran en la época.
No pasó mucho tiempo hasta que se dieron cuenta de que esperaban a su primer hijo.
Encontraron a un cura lo suficientemente bondadoso como para casar a una desheredada embarazada con un extranjero en la pequeña ciudad de Grenoble.
Djava, ese fue el nombre de la niña.
Su infancia fue fácil. Su madre la enseñó a leer y escribir y aprendió tanto el francés como el inglés a la perfección. Aun siendo de clase media, la familia de Djava se relacionaba constantemente con las altas esferas, en su mayoría para proveer de telas para que los ricos fabricasen sus lujosos vestidos, pero esto sirvió a Djava para recibir una buena educación y buenos modales gracias a la buena voluntad de algunas de estas familias ricas.
Cuando contaba con tan solo nueve años de edad, su madre contrajo una enfermedad mortal. Los médicos no se explicaban lo que era, simplemente cada día ella se iba apagando más y más, hasta que una mañana de enero, cerró los ojos para siempre.
Su padre, hasta entonces de ser afable, tornó en brusquedad ante la falta de su amada. Albert seguía cuidando de Djava, alimentándola, educándola, al fin y al cabo era lo único que le recordaba a su querida Marguerite, pero en el fondo, sin ella, no quería vivir, ni aún por su hija.
Djava fue volviéndose cada vez más retraída e introvertida. Se alejó de sus amistades, dejó la escuela para seguir aprendiendo en casa y así poder ocuparse de su padre, lamentándose de su vida perfecta que tan rápidamente se había truncado por designios del destino.
Tras dos años de la muerte de su madre, se mudaron a París, a una zona residencial cerca de verdes prados, donde su padre siguió con su negocio de las telas.
Ahora, con dieciséis años, es una joven bella y grácil. Culta y bien vestida, es codiciada por hombres de toda la clase media parisina, aunque se niega a cualquier tipo de proposición, pues está convencida de que se casará por amor, como otrora lo hiciera su madre.

•Datos Extras:
Le gusta fumar a escondidas de la vieja pipa de su padre. Tiene una cicatriz bastante grande en el muslo izquierdo provocada al caer sobre un clavo oxidado cuando se columpiaba en el jardín.