AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Locos en el teatro [Luna Angerona]
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Locos en el teatro [Luna Angerona]
Era de esperarse que me perdiera, al fin y al cabo llevo meses en la ciudad, no años como la mayoría de todos. Tal vez doble la esquina donde no era o simplemente perdí la noción de dónde diablos me metí.
Realmente las calles se ven parecidas a las que conozco, seguramente es el mismo barrio.
-Perdido eso es…-me digo a mi mismo, mientras doy la vuelta a una luz de la calle y veo el teatro de frente-¿Es enserio?-me regaño a mí mismo.
Remando mi camisa gris hasta los codos, con lo que mis tatuajes se ven, ya no tomo mucha importancia el mostrarlos, aunque no es normal llevar palabras en latín en tus brazos.
Mi pantalón, como siempre hechizado, guarda cantidad incontable de esferas de cristal, llenas de distintas pociones que nunca salgo sin ellas.
-No esperaba acabar en el teatro, pero ya que estoy aquí-me digo a mi mismo caminando hacia él.
A unos metros del teatro veo una cabellera -¿Naranja?-pienso al verla. Efectivamente, una chica pelirroja, que su cabello es mas naranja que rojizo -¿Seria pelinaranjosa? ¿Mandarina tal vez?-me rio un poco ante la idea.
Creo que fue rechazada del teatro, por lo que la veo salir, de sus puestas y un hombre alto y con cara de villano la mira con ojos fulminantes. Ella baja las escaleras, arregladas con alfombra rojas que continúa más allá de las puertas de cristal donde la gente se amontona para llegar a la función. –La muchacha está loca-pienso al sentir sus emociones que parecen brincar como en un trampolín. Aunque tenga locura, tiene dolor ahí dentro, felicidad y algo de otras cosas, lástima que no separa leer mentes.
Me acerco a la muchacha, que sigue en el lugar donde el que parece el guardia, la sigue mirando con ira, creo que no la quiere tan cerca.
Suspiro al verla y doy media vuelta a mis pasos, bajando las escaleras de un salto y mirándole.
-Creo que no te permitieron entrar-le digo sonriendo, ignorando si me va a hacer caso o no-¿Alguna vez has visto las funciones de teatro desde lo alto?-le digo sonriente mirando hacia el cielo-debería de verse fantástico, aunque claro, solo verías cabeza ¿Quién va la teatro a ver cabezas? Deberíamos de pedirles entonces que todos llevaran pelucas de diferentes colores para poder identificarlos, en todo caso, los personajes terminarían por llamarse de un color y no con un nombre.
-Increíble que esté hablando así-pienso para mí mismo, sin dejar de ver hacia arriba, pues ya encontré un acceso a la parte alta del teatro.
Realmente las calles se ven parecidas a las que conozco, seguramente es el mismo barrio.
-Perdido eso es…-me digo a mi mismo, mientras doy la vuelta a una luz de la calle y veo el teatro de frente-¿Es enserio?-me regaño a mí mismo.
Remando mi camisa gris hasta los codos, con lo que mis tatuajes se ven, ya no tomo mucha importancia el mostrarlos, aunque no es normal llevar palabras en latín en tus brazos.
Mi pantalón, como siempre hechizado, guarda cantidad incontable de esferas de cristal, llenas de distintas pociones que nunca salgo sin ellas.
-No esperaba acabar en el teatro, pero ya que estoy aquí-me digo a mi mismo caminando hacia él.
A unos metros del teatro veo una cabellera -¿Naranja?-pienso al verla. Efectivamente, una chica pelirroja, que su cabello es mas naranja que rojizo -¿Seria pelinaranjosa? ¿Mandarina tal vez?-me rio un poco ante la idea.
Creo que fue rechazada del teatro, por lo que la veo salir, de sus puestas y un hombre alto y con cara de villano la mira con ojos fulminantes. Ella baja las escaleras, arregladas con alfombra rojas que continúa más allá de las puertas de cristal donde la gente se amontona para llegar a la función. –La muchacha está loca-pienso al sentir sus emociones que parecen brincar como en un trampolín. Aunque tenga locura, tiene dolor ahí dentro, felicidad y algo de otras cosas, lástima que no separa leer mentes.
Me acerco a la muchacha, que sigue en el lugar donde el que parece el guardia, la sigue mirando con ira, creo que no la quiere tan cerca.
Suspiro al verla y doy media vuelta a mis pasos, bajando las escaleras de un salto y mirándole.
-Creo que no te permitieron entrar-le digo sonriendo, ignorando si me va a hacer caso o no-¿Alguna vez has visto las funciones de teatro desde lo alto?-le digo sonriente mirando hacia el cielo-debería de verse fantástico, aunque claro, solo verías cabeza ¿Quién va la teatro a ver cabezas? Deberíamos de pedirles entonces que todos llevaran pelucas de diferentes colores para poder identificarlos, en todo caso, los personajes terminarían por llamarse de un color y no con un nombre.
-Increíble que esté hablando así-pienso para mí mismo, sin dejar de ver hacia arriba, pues ya encontré un acceso a la parte alta del teatro.
Invitado- Invitado
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Luna era una gran amante de las artes, ningún secreto, también era una persona ligeramente desequilibrada, tampoco había misterio allí. Por lo que no fue extraño que, luego de escuchar los últimos ensayos para la obra del día, decidiera entrar al teatro para poder ser testigo de las actuaciones. Normalmente se encaramaría en uno de los agujeros, pero eso era en las prácticas, deseaba ver la función desde un mejor lugar, sin tener que contener sus carcajadas para no ser descubierta.
No se esperó que el guardia no le dejara entrar, nunca había estado muy cuerda, y su estilo de vestir le parecía tan adecuado como el de la reina. Sin embargo, si había considerado el precio, uno de los pocos pensamientos lineales de su vida, que le había hecho realizar actos cirquenses en las calles para obtener los francos necesarios.
Mentiría si no dijera que estaba decepcionada. Su maquillaje de arlequín, junto con su expresión deprimida, le hacían parecer un payaso macabro.
– Creo que no te permitieron entrar –oyó decir a una voz a su derecha.
– No –negó Luna, sus labios fruncidos y sus pómulos hinchados como si fuera una niñita haciendo un puchero.
Su expresión cambió con rapidez cuando el extraño continuó la interacción con un parloteo tan extraordinario y familiar que la misma Luna podría haberlo comentado de estar en sus zapatos. Esto le alegró demasiado, pues no era un suceso muy común el encontrarse con una persona tan peculiar como ella.
– ¡No, nunca he visto las funciones en lo más alto! –exclamó como si el desconocido estuviera ofreciéndole la idea como un plan a realizar con inmediatez–. ¡Yo sí vería un teatro con cabezas! Sería como ver un espectáculo de cabezas encogidas, ¡recuerdo haber visto uno en Rusia! Un forastero tenía un montón de cabecitas encogidas que parecían naranjas, me dejó lamer una porque dijo que le gustaba mi cabello –habló exaltada, como si las palabras fueran a morir en su boca si no eran expresadas.
– Deberíamos de pedirles entonces que todos llevaran pelucas de diferentes colores para poder identificarlos, en todo caso, los personajes terminarían por llamarse de un color y no con un nombre.
Abrió cómicamente la boca, ésta tomando una casi perfecta forma de “o”. ¡La idea era simplemente exquisita!
Sin esperar ni un segundo más, temiendo que el misterioso hombre se apartara de su lado, extendió su mano como todo un señorito. Nunca se había acostumbrado a hacer una reverencia, normalmente se inclinaba, ¿cómo habría de hacer reverencias si nunca usaba vestido?
Sacudió descuidadamente su cabello y sus pantaloncillos de rayas antes de presentarse, estrechando la mano del hombre sin esperar que éste diera su consentimiento.
– ¡Mi nombre es Luna!
No se esperó que el guardia no le dejara entrar, nunca había estado muy cuerda, y su estilo de vestir le parecía tan adecuado como el de la reina. Sin embargo, si había considerado el precio, uno de los pocos pensamientos lineales de su vida, que le había hecho realizar actos cirquenses en las calles para obtener los francos necesarios.
Mentiría si no dijera que estaba decepcionada. Su maquillaje de arlequín, junto con su expresión deprimida, le hacían parecer un payaso macabro.
– Creo que no te permitieron entrar –oyó decir a una voz a su derecha.
– No –negó Luna, sus labios fruncidos y sus pómulos hinchados como si fuera una niñita haciendo un puchero.
Su expresión cambió con rapidez cuando el extraño continuó la interacción con un parloteo tan extraordinario y familiar que la misma Luna podría haberlo comentado de estar en sus zapatos. Esto le alegró demasiado, pues no era un suceso muy común el encontrarse con una persona tan peculiar como ella.
– ¡No, nunca he visto las funciones en lo más alto! –exclamó como si el desconocido estuviera ofreciéndole la idea como un plan a realizar con inmediatez–. ¡Yo sí vería un teatro con cabezas! Sería como ver un espectáculo de cabezas encogidas, ¡recuerdo haber visto uno en Rusia! Un forastero tenía un montón de cabecitas encogidas que parecían naranjas, me dejó lamer una porque dijo que le gustaba mi cabello –habló exaltada, como si las palabras fueran a morir en su boca si no eran expresadas.
– Deberíamos de pedirles entonces que todos llevaran pelucas de diferentes colores para poder identificarlos, en todo caso, los personajes terminarían por llamarse de un color y no con un nombre.
Abrió cómicamente la boca, ésta tomando una casi perfecta forma de “o”. ¡La idea era simplemente exquisita!
Sin esperar ni un segundo más, temiendo que el misterioso hombre se apartara de su lado, extendió su mano como todo un señorito. Nunca se había acostumbrado a hacer una reverencia, normalmente se inclinaba, ¿cómo habría de hacer reverencias si nunca usaba vestido?
Sacudió descuidadamente su cabello y sus pantaloncillos de rayas antes de presentarse, estrechando la mano del hombre sin esperar que éste diera su consentimiento.
– ¡Mi nombre es Luna!
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Localización : Riding A Lighting With Fairies
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
La locura en su mente no oculta la inocencia, la gracia y el dolor de su corazón, supongo que solo los brujos con empatía podríamos verlo. No podría saber que cosas tan profundas pudieron pasarle para inclinarla a la locura, no soy nadie para tratar de cambiar a una criatura tan misteriosa.
-Yo soy Ray-le digo buscando controlar la emoción de su agitado saludo-Propongo que busquemos como ver la obra desde la posición que te mencione, Luna
Para este momento, la función ya había comenzado. Las personas se amontonan para entrar en las últimas butacas disponibles, mientras los de clase alta pasan por un lado de esta fila, pues sus asientos ya fueron comprados desde hace semanas, tal vez meses.
Ellos entran con calma, sin prisas en lo absoluto. Algunos le dirigen miradas a la chica de cabello naranja con el hombre de clase alta. Parece que piensan lo peor de mi por hablarle a una muchacha como ella, creo que todos nos dejamos llevar por las apariencias, bueno mas ellos que yo.
Tomo el brazo de Luna y corro, casi jalándola hacia una de las esquina del teatro. A la puerta trasera del teatro, rompo unos de mis esferas de cristal contra la puerta y el candado se deshace lentamente.
-Entramos, subimos y podremos ver una obra de pelucas ¿Te parece Luna?
Esto es un juego, una aventura en el teatro que posiblemente no me hubiera atrevido a hacer, gracias a ,supongo, la actitud de esta muchacha.
-Yo soy Ray-le digo buscando controlar la emoción de su agitado saludo-Propongo que busquemos como ver la obra desde la posición que te mencione, Luna
Para este momento, la función ya había comenzado. Las personas se amontonan para entrar en las últimas butacas disponibles, mientras los de clase alta pasan por un lado de esta fila, pues sus asientos ya fueron comprados desde hace semanas, tal vez meses.
Ellos entran con calma, sin prisas en lo absoluto. Algunos le dirigen miradas a la chica de cabello naranja con el hombre de clase alta. Parece que piensan lo peor de mi por hablarle a una muchacha como ella, creo que todos nos dejamos llevar por las apariencias, bueno mas ellos que yo.
Tomo el brazo de Luna y corro, casi jalándola hacia una de las esquina del teatro. A la puerta trasera del teatro, rompo unos de mis esferas de cristal contra la puerta y el candado se deshace lentamente.
-Entramos, subimos y podremos ver una obra de pelucas ¿Te parece Luna?
Esto es un juego, una aventura en el teatro que posiblemente no me hubiera atrevido a hacer, gracias a ,supongo, la actitud de esta muchacha.
Invitado- Invitado
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Luna asintió con toda la fuerza de la que era capaz, el movimiento fue tan brusco que parecía poder separar su cabeza de su cuello si volvía a repetirlo.
Ignoró los murmullos de los civiles a su alrededor; unos hablaban de su ropa y lo inmoral que eran sus pantaloncillos a rayas, otros mencionaban lo horrendo de su maquillaje y cómo de seguro era una sucia gitana o mendiga, los últimos sólo se dignaron a arrugar la nariz y escupir cerca de sus pies. Ya estaba acostumbrada, claro, pero eso no evito que su ojo derecho padeciera de un ligero tic al escucharles. Las personas podían ser tan malvadas contra lo que no comprendían. Ella rara vez entendía las matemáticas, eso no significaba que perseguía matemáticos con antorchas.
El jalón de su brazo la saco de su usual estado soporífero, dejándose llevar por su nuevo conocido, descubrió que el extraño también era un brujo. Tuvo que resistir la tentación de tocar la cerradura, el olor a fierro incendiado era fantástico.
– Entramos, subimos y podremos ver una obra de pelucas ¿Te parece Luna?
– ¡Me encantaría!
Recordando el acto que le había observado hacer anteriormente, se forzó a preguntar antes de olvidarlo:
– ¿Eres un brujo? –inquirió, usando su dedo para picar las mejillas del otro como una niñita curiosa. En un tono falsamente confidencial, más hecho para despertar gigantes que para confesar un secreto, añadió–: ¡Es algo bueno, porque yo también lo soy!
Ignoró los murmullos de los civiles a su alrededor; unos hablaban de su ropa y lo inmoral que eran sus pantaloncillos a rayas, otros mencionaban lo horrendo de su maquillaje y cómo de seguro era una sucia gitana o mendiga, los últimos sólo se dignaron a arrugar la nariz y escupir cerca de sus pies. Ya estaba acostumbrada, claro, pero eso no evito que su ojo derecho padeciera de un ligero tic al escucharles. Las personas podían ser tan malvadas contra lo que no comprendían. Ella rara vez entendía las matemáticas, eso no significaba que perseguía matemáticos con antorchas.
El jalón de su brazo la saco de su usual estado soporífero, dejándose llevar por su nuevo conocido, descubrió que el extraño también era un brujo. Tuvo que resistir la tentación de tocar la cerradura, el olor a fierro incendiado era fantástico.
– Entramos, subimos y podremos ver una obra de pelucas ¿Te parece Luna?
– ¡Me encantaría!
Recordando el acto que le había observado hacer anteriormente, se forzó a preguntar antes de olvidarlo:
– ¿Eres un brujo? –inquirió, usando su dedo para picar las mejillas del otro como una niñita curiosa. En un tono falsamente confidencial, más hecho para despertar gigantes que para confesar un secreto, añadió–: ¡Es algo bueno, porque yo también lo soy!
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
-No lo digas en voz alta-le digo a la muchacha poniendo mi dedo en la boca-No seria agradable que, aparte de descubrir que nos hemos colado a la obra, también nos descubran como brujos.
La chica, definitivamente, estaba algo loca, pero no vivía en el sanatorio mental que dirigía aquel lobo que conocí unos meses atrás. No creo que sea conveniente llevarla ahí, hay personas que no les gustaría darse cuenta que su mundo de colores y locuras sin freno, es incorrecto. Seguramente para ella, yo soy el incorrecto.
Ya pensé en eso hace mucho, esa noche en el sanatorio. Bien todos podríamos estar locos, y los que llamamos lunáticos, serian aquellos cuerdos que ven el mundo como realmente es, sin la venda en los ojos que nosotros mismos nos colocamos en nuestro es fuerzo por entender un mundo que nunca podrá ser entendido.
-Ven-sostengo su mano y nos vemos a través de lo que parece una gran bodega al lado del hombro derecho del teatro.
Pasamos entre las sombras pero puedo ver a las personas cambiándose rápido entre vestuarios, mientras otras esperan la salida a escena viendo hacia el escenario. Hay algunos vestidos como mi compañera y otros como yo, incluso pienso que podríamos colarnos, pero tal vez es mejor la obra de pelucas, por momento.
Encuentro la escalera que lleva hacia arriba, donde las cuerdas podrán ocultarnos del hombre que mueve el escenario desde lo alto.
-Vamos entonces-le digo apuntando hacia la escalera- ¿Quieres ir primero tu?
La chica, definitivamente, estaba algo loca, pero no vivía en el sanatorio mental que dirigía aquel lobo que conocí unos meses atrás. No creo que sea conveniente llevarla ahí, hay personas que no les gustaría darse cuenta que su mundo de colores y locuras sin freno, es incorrecto. Seguramente para ella, yo soy el incorrecto.
Ya pensé en eso hace mucho, esa noche en el sanatorio. Bien todos podríamos estar locos, y los que llamamos lunáticos, serian aquellos cuerdos que ven el mundo como realmente es, sin la venda en los ojos que nosotros mismos nos colocamos en nuestro es fuerzo por entender un mundo que nunca podrá ser entendido.
-Ven-sostengo su mano y nos vemos a través de lo que parece una gran bodega al lado del hombro derecho del teatro.
Pasamos entre las sombras pero puedo ver a las personas cambiándose rápido entre vestuarios, mientras otras esperan la salida a escena viendo hacia el escenario. Hay algunos vestidos como mi compañera y otros como yo, incluso pienso que podríamos colarnos, pero tal vez es mejor la obra de pelucas, por momento.
Encuentro la escalera que lleva hacia arriba, donde las cuerdas podrán ocultarnos del hombre que mueve el escenario desde lo alto.
-Vamos entonces-le digo apuntando hacia la escalera- ¿Quieres ir primero tu?
Invitado- Invitado
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Luna tapó su boca con ambas manos de forma una forma irremediablemente cómica, abriendo sus ojos como platos, realizando una que otra mirada a los lados del pasillo para asegurarse por completo de que nadie les había oído. Podía ser una demente delirante, pero no era tonta, sabía que no debía pronunciar si quiera esa palabra frente a los transeúntes comunes, con su estilo de vestir lo único que faltaba era un dedo acusador y hasta el más racional acordaría en llamarla bruja e incinerarle en una hoguera.
Sus sentidos se deleitaron con la mezcla de colores y olores de la habitación; el aroma peculiar del polvoriento maquillaje, la paleta de colores la más brillante que había visto. Casi sintió envidia, luego recordó que aquel no era su pecado.
Asintió, sujetando la mano amiga con fuerza, confiada de que a donde fuera que él le llevara estaría segura.
– ¡Yo primero! –exclamó, sin soltar la mano de su acompañante, guiándolo por unas escaleras que no recordaba haber subido nunca.
La incertidumbre le hacía sentir cálida por dentro, como si pudiera ser feliz de nuevo. Sin embargo, había experimentado dicha clase de desengaño con anterioridad, era una falsedad, todo era una mentira tan coreografiada como la obra que pronto podría ver. Y a pesar de todo, junto a este extraño, sentía que la mentira podría durar un poco más de lo que antes había durado.
Sus sentidos se deleitaron con la mezcla de colores y olores de la habitación; el aroma peculiar del polvoriento maquillaje, la paleta de colores la más brillante que había visto. Casi sintió envidia, luego recordó que aquel no era su pecado.
Asintió, sujetando la mano amiga con fuerza, confiada de que a donde fuera que él le llevara estaría segura.
– ¡Yo primero! –exclamó, sin soltar la mano de su acompañante, guiándolo por unas escaleras que no recordaba haber subido nunca.
La incertidumbre le hacía sentir cálida por dentro, como si pudiera ser feliz de nuevo. Sin embargo, había experimentado dicha clase de desengaño con anterioridad, era una falsedad, todo era una mentira tan coreografiada como la obra que pronto podría ver. Y a pesar de todo, junto a este extraño, sentía que la mentira podría durar un poco más de lo que antes había durado.
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Es divertido sin duda, como sentirme niño de nuevo. La locura de un infante ante una escalera que lo lleva al cielo, que lo ayudara a escapar de los problemas graves que los adultos mismo se ocasionan con todas su palabras ridículas. La inocencia de esta chica es peculiar, linda, debería de cuidarla alguien.
Llegamos hasta la cima de la escalera y podemos ver las sogas que sostienen adornos y escenografía. El techo, el doble de alto por estar sobre el escenario, esta oscurecido por estar fuera de la luz y para ocultar los secretos de la obra, que llegaran más adelante a ser revelados.
Me siento en el suelo de madera y volteo hacia abajo, donde una mujer de alta sociedad de estos años, maquillada de blanco y de rasgos exagerados, se abanica el rostro. Creo que es Tartufo.
-Hey luna mira-le digo apuntando hacia la peluca de la mujer, de esas de los años 1600-parece un panal, creo que podríamos llamar a ese personaje Clarisse.
Muero por preguntarle donde vive, que hace de su vida, como controla su magia. Temo que al hacerlo ella me rechace sin pensarlo dos veces y desaparezca en la oscuridad. Tal vez, necesita una guía, alguien que sea capaz de ver el mundo como ella lo hace, como ya dije, todos estamos algo locos- ¿Qué tal si ella es la cuerda y yo soy el simple lunático?
-Luna…¿Quién te enseño magia?-le digo, por primera vez, con timidez, arriesgándome a una respuesta hostil, a una huida o a una patada rápida con esas piernas agiles, vi su forma de subir las escaleras.
Llegamos hasta la cima de la escalera y podemos ver las sogas que sostienen adornos y escenografía. El techo, el doble de alto por estar sobre el escenario, esta oscurecido por estar fuera de la luz y para ocultar los secretos de la obra, que llegaran más adelante a ser revelados.
Me siento en el suelo de madera y volteo hacia abajo, donde una mujer de alta sociedad de estos años, maquillada de blanco y de rasgos exagerados, se abanica el rostro. Creo que es Tartufo.
-Hey luna mira-le digo apuntando hacia la peluca de la mujer, de esas de los años 1600-parece un panal, creo que podríamos llamar a ese personaje Clarisse.
Muero por preguntarle donde vive, que hace de su vida, como controla su magia. Temo que al hacerlo ella me rechace sin pensarlo dos veces y desaparezca en la oscuridad. Tal vez, necesita una guía, alguien que sea capaz de ver el mundo como ella lo hace, como ya dije, todos estamos algo locos- ¿Qué tal si ella es la cuerda y yo soy el simple lunático?
-Luna…¿Quién te enseño magia?-le digo, por primera vez, con timidez, arriesgándome a una respuesta hostil, a una huida o a una patada rápida con esas piernas agiles, vi su forma de subir las escaleras.
Invitado- Invitado
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Considerando lo ensimismada que se encontraba, observando las pelucas polvorientas moverse de aquí para allá entre preparativos, fue curioso que se dignara a articular respuesta.
– Mi sursă, por supuesto, es la tradición –dijo, inclinándose en el borde para poder obtener una vista periférica de la función, no quería perderse ni el más mínimo detalle–. Pero me enseñó poco –explicó, llevándose un dedo a la boca, rozando suavemente su labio inferior de forma reflexiva–. Quizás los espíritus manifestaron que me volvería loca –se encogió de hombros, no era necesario negar lo obvio–. Tal vez siempre lo estuve pero no me di cuenta, ¿no sería eso gracioso? –rió, muchas cosas le causaban hilaridad últimamente, pero la energía del brujo a su lado era tan positiva que todo lo bueno fluía fuera de su mente.
Cambió de posición, recostándose de espaldas, sus codos apoyados en el soporte, sus ojos cerrados mientras sonreía.
– El mundo es extraño, yo sé que soy una de las pocas que ve la realidad, volver a encerrarme dentro de la mentira duele demasiado –susurró casi inaudiblemente, repentinamente aproximándose a Rayner, inclinándose de puntillas para poder darle un beso en la mejilla–. Gracias.
– Mi sursă, por supuesto, es la tradición –dijo, inclinándose en el borde para poder obtener una vista periférica de la función, no quería perderse ni el más mínimo detalle–. Pero me enseñó poco –explicó, llevándose un dedo a la boca, rozando suavemente su labio inferior de forma reflexiva–. Quizás los espíritus manifestaron que me volvería loca –se encogió de hombros, no era necesario negar lo obvio–. Tal vez siempre lo estuve pero no me di cuenta, ¿no sería eso gracioso? –rió, muchas cosas le causaban hilaridad últimamente, pero la energía del brujo a su lado era tan positiva que todo lo bueno fluía fuera de su mente.
Cambió de posición, recostándose de espaldas, sus codos apoyados en el soporte, sus ojos cerrados mientras sonreía.
– El mundo es extraño, yo sé que soy una de las pocas que ve la realidad, volver a encerrarme dentro de la mentira duele demasiado –susurró casi inaudiblemente, repentinamente aproximándose a Rayner, inclinándose de puntillas para poder darle un beso en la mejilla–. Gracias.
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Me toco la mejilla sonriendo, fue un beso tierno, como el de una niña pequeña. Esta muchacha, debe de tener un pasado oscuro, doloroso, por eso llego a donde esta. Tal vez podría estar con ella, aprender de ella y que sea un sentimiento mutuo.
-Ya vez, yo también tuve una maestra. Ella murió de anciana, pero sus enseñanzas, bueno, no fueron comunes. Tal vez tu necesites de un nuevo maestro-le digo suspirando.
La obra comienza con la risa y la comedia, cuando Tartufo entra en escena, vestido con una peluca de color, parecida a la de mi compañera.
-Esa peluca se parece a ti, deberíamos de decirle Luna-le digo sonriendo.- Francamente, creo que todos estamos locos a nuestro modo, la locura, como la realidad, es sumamente relativa.
La obra, sin duda, va en el fragmento cuando Tartufo será prometido a la hija del hombre rico, cuyo nombre no recuerdo. Hace tanto que vi esa obra que no tengo idea de que trata, seria mas fácil inventar una nueva trama.
-Tal vez la peluca naranja quiere ser como la peluca Clarisse, pero no puede o no sabe serlo. Supongo que todos necesitan entender al otro.
Una analogía inconsciente a lo que pienso de Luna. La locura es, a veces, necesaria en la vida. Sin la luz de la locura, a veces no podríamos encontrar la diversión de la cordura.
Esta niña, podría ser parte de la tarea que tengo encomendada como brujo, ser mi aprendiz, aquella que aprenda de mi y a su vez, yo aprenda de su corazón y de sus sonrisas.-¿Sera?
-Ya vez, yo también tuve una maestra. Ella murió de anciana, pero sus enseñanzas, bueno, no fueron comunes. Tal vez tu necesites de un nuevo maestro-le digo suspirando.
La obra comienza con la risa y la comedia, cuando Tartufo entra en escena, vestido con una peluca de color, parecida a la de mi compañera.
-Esa peluca se parece a ti, deberíamos de decirle Luna-le digo sonriendo.- Francamente, creo que todos estamos locos a nuestro modo, la locura, como la realidad, es sumamente relativa.
La obra, sin duda, va en el fragmento cuando Tartufo será prometido a la hija del hombre rico, cuyo nombre no recuerdo. Hace tanto que vi esa obra que no tengo idea de que trata, seria mas fácil inventar una nueva trama.
-Tal vez la peluca naranja quiere ser como la peluca Clarisse, pero no puede o no sabe serlo. Supongo que todos necesitan entender al otro.
Una analogía inconsciente a lo que pienso de Luna. La locura es, a veces, necesaria en la vida. Sin la luz de la locura, a veces no podríamos encontrar la diversión de la cordura.
Esta niña, podría ser parte de la tarea que tengo encomendada como brujo, ser mi aprendiz, aquella que aprenda de mi y a su vez, yo aprenda de su corazón y de sus sonrisas.-¿Sera?
Invitado- Invitado
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Arqueó las cejas, volvió a rozar su labio con su dedo índice, contemplativa. Un camino como aquel no se presentaba todos los días, un brujo que deseara estar a su lado, enseñarle, ser su maestro en las artes de la hechicería y vida. Era un hombre compasivo, sabía que podía confiar en él, no le haría daño, no juzgaría su perfidia. Porque ella había intentado ser una niña buena, lo era la mayoría de las veces, pero cuando no podía controlarse…
Asintió, más un gesto para si misma que para él, una afirmación de que el torbellino de su mente, los vértices multicolores y giros de sin sentido, se hallaban de acuerdo.
Tal vez la peluca naranja quiere ser como la peluca Clarisse, pero no puede o no sabe serlo. Supongo que todos necesitan entender al otro.
– No puede –comenta, sonriendo ensimismada–. Sabe que es imposible ser como Clarisse, de cierta forma no desea ser como ella, incluso –suelta una risilla más apropiada para una niña que una joven de diecinueve–, creo que siente lástima por Clarisse, porque los que son como ella no ven –pareció perdida entre sus pensamientos, tantos que no podían ser expresados al mismo tiempo– Las cosas… ¡Sí, las cosas! –exclamó, tan segura de lo que decía como si estuviera hablando del sol y la luna–. No ve las cosas peludas y brillantes que muerden tu cara de noche –volvió a dudar–. No, esas no eran las cosas, pero tú entiendes –terminó diciendo, como si en verdad creyera que Rayner era capaz de comprender.
Se cruzó de brazos, erguida e imponente, imitando por primera vez frente a Rayner lo que podría interpretarse como cordura. Era un acto, por supuesto, una presentación que podía durar tan poco para alguien tan inmersa en la demencia como Luna.
– Acepto –replicó, pasando distraídamente una mano por su desordenada cabellera, súbitamente orgullosa de su cabello al ver que el protagonista del teatro llevaba una peluca similar–. Si la diosa nos ha juntando, así ha de ser –hizo una pausa para inclinarse frente a Rayner–. Estoy a sus servicios, maese.
Asintió, más un gesto para si misma que para él, una afirmación de que el torbellino de su mente, los vértices multicolores y giros de sin sentido, se hallaban de acuerdo.
Tal vez la peluca naranja quiere ser como la peluca Clarisse, pero no puede o no sabe serlo. Supongo que todos necesitan entender al otro.
– No puede –comenta, sonriendo ensimismada–. Sabe que es imposible ser como Clarisse, de cierta forma no desea ser como ella, incluso –suelta una risilla más apropiada para una niña que una joven de diecinueve–, creo que siente lástima por Clarisse, porque los que son como ella no ven –pareció perdida entre sus pensamientos, tantos que no podían ser expresados al mismo tiempo– Las cosas… ¡Sí, las cosas! –exclamó, tan segura de lo que decía como si estuviera hablando del sol y la luna–. No ve las cosas peludas y brillantes que muerden tu cara de noche –volvió a dudar–. No, esas no eran las cosas, pero tú entiendes –terminó diciendo, como si en verdad creyera que Rayner era capaz de comprender.
Se cruzó de brazos, erguida e imponente, imitando por primera vez frente a Rayner lo que podría interpretarse como cordura. Era un acto, por supuesto, una presentación que podía durar tan poco para alguien tan inmersa en la demencia como Luna.
– Acepto –replicó, pasando distraídamente una mano por su desordenada cabellera, súbitamente orgullosa de su cabello al ver que el protagonista del teatro llevaba una peluca similar–. Si la diosa nos ha juntando, así ha de ser –hizo una pausa para inclinarse frente a Rayner–. Estoy a sus servicios, maese.
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Localización : Riding A Lighting With Fairies
Re: Locos en el teatro [Luna Angerona]
Sera difícil, que esta muchacha, tiene una corazón puro pero adolorido, dañado y lastimado. El tiempo y los sucesos no han hecho un gran favor a ese sentimiento y parece que se ha escudado en una locura, que bien es verdadera, muestra un ser nuevo y lleno de posibilidades.
-Las cosas solo llegan hasta donde uno quiere que lleguen. Por que así son las cosas, son misteriosas y extrañas, que se mueven sobre el destino como una araña en su telaraña, pues sabe muy bien que parte es pegajosa. Así son las cosas, quisquillosos y traviesas, mundanas y a la vez tan comunes y luego ¡boom! Nos sorprenden una tarde con la ropa en las manos y terminamos desnudos a mitad de Paris-digo entre carcajadas
Me divierte esta plática, me hace sentir niño otra vez, hace mucho que no sentí la euforia de hablar sin sentido. Posiblemente será una locura tenerla de aprendiz, no por que lo creo, si no por que lo siento. Habrá discusiones y varios berrinches, pero será una buena vida, eso espero al menos.
-Pues apenas lo iba proponer de manera oficial, pero tú me ganaste la propuesta, Luna-le digo tomando su mano suavemente-Entonces habría que hacer un pacto.
Toco su palma con la mía y cierro los ojos. Un una línea de luz comienza en mi muñeca y hace un circulo alrededor de nuestras manos unidas.
-Sólo tienes que aceptar. Pero te advierto, que seré un maestro a veces, no siempre podremos venir al teatro a ver una obra de pelucas.
Cuando acepte el pacto, según las reglas de la magia, será oficialmente mi aprendiz. Algunos pensaran que estoy loco por aceptar a una mujer como ella cerca de mi, pero todos estamos locos.
-Las cosas solo llegan hasta donde uno quiere que lleguen. Por que así son las cosas, son misteriosas y extrañas, que se mueven sobre el destino como una araña en su telaraña, pues sabe muy bien que parte es pegajosa. Así son las cosas, quisquillosos y traviesas, mundanas y a la vez tan comunes y luego ¡boom! Nos sorprenden una tarde con la ropa en las manos y terminamos desnudos a mitad de Paris-digo entre carcajadas
Me divierte esta plática, me hace sentir niño otra vez, hace mucho que no sentí la euforia de hablar sin sentido. Posiblemente será una locura tenerla de aprendiz, no por que lo creo, si no por que lo siento. Habrá discusiones y varios berrinches, pero será una buena vida, eso espero al menos.
-Pues apenas lo iba proponer de manera oficial, pero tú me ganaste la propuesta, Luna-le digo tomando su mano suavemente-Entonces habría que hacer un pacto.
Toco su palma con la mía y cierro los ojos. Un una línea de luz comienza en mi muñeca y hace un circulo alrededor de nuestras manos unidas.
-Sólo tienes que aceptar. Pero te advierto, que seré un maestro a veces, no siempre podremos venir al teatro a ver una obra de pelucas.
Cuando acepte el pacto, según las reglas de la magia, será oficialmente mi aprendiz. Algunos pensaran que estoy loco por aceptar a una mujer como ella cerca de mi, pero todos estamos locos.
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