AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Reencuentro
Página 1 de 1.
Reencuentro
[Privado]
Le pedí a Elizabeth que se vistiera como si nuestros pares nos fueran a visitar, en realidad eran más que todo aquello, finalmente podría incluirla por completo en mi mundo como quería y darle una presentación adecuada ante mis hermanos de sangre. Sin embargo, la llamaría para cuando fuera la hora de ponerla frente a los que pertenecían a mi línea de sangre. Mande a preparar aposentos y a ‘cosechar’ la sangre más joven de la región para que la vertieran en tizanas. El aviso me había llegado tarde y en un solo día todo debía estar preparado para la reunión.
No veía a Luther hace años, algo había escuchado de él en mis constantes viajes pero el contacto lo habíamos perdido desde hace casi media década. No cumplimos el pacto de unidad como bien pensábamos en un principio no porque no quisiéramos hacerlo si no que las circunstancias personales nos habían desviado del camino original, era una excusa real pero con total carencia de valor cuando llegara la hora de justificar nuestra distancia ante el que llegaría pronto. No me encontraba desconcertado por lo que se veía venir, conscientemente sabia que tarde o temprano aquello sucedería y allí estaba esperando a las visitas como si fuera algo que hubiera previsto desde mi nacimiento, lo único que me incomodaba era el no haber cumplido con todo lo pactado ya sea por descuido o por falta de interés en el momento debido.
Me acerque a uno de los ventanales a observar la guardia nocturna que se movía sigilosamente de un lugar a otro, de día eran humanos y de noche los sustituían vampiros bien entrenados. Los mismos humanos no sabían que su rey era un inmortal y debido a su honor hacían lo que se les mandaba. Los vampiros eran diferentes, sirvientes por generaciones que habían jurado lealtad a la corona rusa y a su rey, alguien de su especie. Por un momento me encontré en el lugar de ellos, mi juramento de lealtad estaba por ser valorado por la misma persona que me había otorgado la inmortalidad pero eso no era todo, sobre mis preocupaciones se cernía la incertidumbre de ser puesto a prueba por una instancia aun mas superior a la que pensaba.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de un sirviente de la casa quien anunciaba la llegada de Luther, en efecto no me había dado cuenta que un coche acababa de aparcar en la entrada principal del castillo. Crucé la sala para sentarme en un cómodo sillón de espaldar alto y espere desde allí que el cruzara la puerta para en su compañía luego esperar a quién ambos estábamos esperando ver desde hace mucho tiempo.
Le pedí a Elizabeth que se vistiera como si nuestros pares nos fueran a visitar, en realidad eran más que todo aquello, finalmente podría incluirla por completo en mi mundo como quería y darle una presentación adecuada ante mis hermanos de sangre. Sin embargo, la llamaría para cuando fuera la hora de ponerla frente a los que pertenecían a mi línea de sangre. Mande a preparar aposentos y a ‘cosechar’ la sangre más joven de la región para que la vertieran en tizanas. El aviso me había llegado tarde y en un solo día todo debía estar preparado para la reunión.
No veía a Luther hace años, algo había escuchado de él en mis constantes viajes pero el contacto lo habíamos perdido desde hace casi media década. No cumplimos el pacto de unidad como bien pensábamos en un principio no porque no quisiéramos hacerlo si no que las circunstancias personales nos habían desviado del camino original, era una excusa real pero con total carencia de valor cuando llegara la hora de justificar nuestra distancia ante el que llegaría pronto. No me encontraba desconcertado por lo que se veía venir, conscientemente sabia que tarde o temprano aquello sucedería y allí estaba esperando a las visitas como si fuera algo que hubiera previsto desde mi nacimiento, lo único que me incomodaba era el no haber cumplido con todo lo pactado ya sea por descuido o por falta de interés en el momento debido.
Me acerque a uno de los ventanales a observar la guardia nocturna que se movía sigilosamente de un lugar a otro, de día eran humanos y de noche los sustituían vampiros bien entrenados. Los mismos humanos no sabían que su rey era un inmortal y debido a su honor hacían lo que se les mandaba. Los vampiros eran diferentes, sirvientes por generaciones que habían jurado lealtad a la corona rusa y a su rey, alguien de su especie. Por un momento me encontré en el lugar de ellos, mi juramento de lealtad estaba por ser valorado por la misma persona que me había otorgado la inmortalidad pero eso no era todo, sobre mis preocupaciones se cernía la incertidumbre de ser puesto a prueba por una instancia aun mas superior a la que pensaba.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de un sirviente de la casa quien anunciaba la llegada de Luther, en efecto no me había dado cuenta que un coche acababa de aparcar en la entrada principal del castillo. Crucé la sala para sentarme en un cómodo sillón de espaldar alto y espere desde allí que el cruzara la puerta para en su compañía luego esperar a quién ambos estábamos esperando ver desde hace mucho tiempo.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
El camino hacia el Castillo Romanov era precedido por un silencio sepulcral, solo desquebrajado por las fuertes pisadas del semental. El hecho de que usara un coche para trasladarse ya dejaba en claro que no era cualquier noche. La maldita sonrisa que curvaba sus labios no guardaba ningún secreto. ¿Hacía cuánto que él y sus hermanos de sangre se habían dispersado por el mundo esperando el reencuentro con sus maestros? La arrogancia, siempre liderándolos, les hacía ignorar que la inmortalidad que les habían otorgado era producto de alguien más ancestral. Al final de la noche, el demonio era solo un demonio, aguardando entre las sombras la llegada de quien les haría recordar el camino que juntos debieron continuar. El coche se detuvo y Luther descendió con rapidez. Necesitaba algo de licor y hasta que no cruzara las enormes puertas para encontrarse con el rey, aquello estaba lejos de poder ser. No le sorprendió ver a todos esos vampiros entre las sombras, frente al castillo e incluso tras él; ni siquiera se detuvo a observar la majestuosidad que destilaba el “hogar” de los Romanov. Lo estaban esperando y si algo valoraba era la puntualidad. Después de media década sin cruzar palabras, el llamado a la reunión no implicaba una muestra de respeto y cordialidad.
Pudo sentir la mirada penetrante de un par de vampiros, ¿pero a quién le sorprendía? Los humanos volteaban la cara cuando miraban las cicatrices en su rostro. Los vampiros, en cambio, solo podían preguntarse qué demonios lo había ocasionado. Subió los escalones y pronto se encontró cruzando el vestíbulo. Uno de los vampiros caminaba delante de él, guiándolo. Luther habló con frialdad. – He de suponer que el Rey les dio una descripción detallada de la visita que esperaban. El vampiro continuó andando. Luther no odiaba su físico, en múltiples ocasiones se encontraba orgulloso de intimidarlos con su mera presencia. Las puertas dobles se abrieron y fue apenas consciente de que estaba siendo presentado ante el Rey. – Majestad. Se oyó decir, más para mostrar el respeto que demandaba su posición ante sus súbditos que por cualquier otra razón. Las puertas se cerraron con un suave sonido, dejando al par de vampiros. – Ha pasado mucho tiempo desde que nos reunimos, hermano. Los rumores se extendían con rapidez, incluso entre las criaturas de la noche. Aunque Luther no había sido presentado a todos los que provenían de su misma línea de sangre, en más de una ocasión, les había observado. Afortunada o desafortunadamente, estos eran ciegos y no veían el lazo, mucho menos el propósito que los hacía tan cercanos. – Las fichas se están posicionando. Ambicionar poder no era lo que a Luther y, desde luego a Alexei les interesaba. – ¿Asumimos que la espera ha terminado?
Pudo sentir la mirada penetrante de un par de vampiros, ¿pero a quién le sorprendía? Los humanos volteaban la cara cuando miraban las cicatrices en su rostro. Los vampiros, en cambio, solo podían preguntarse qué demonios lo había ocasionado. Subió los escalones y pronto se encontró cruzando el vestíbulo. Uno de los vampiros caminaba delante de él, guiándolo. Luther habló con frialdad. – He de suponer que el Rey les dio una descripción detallada de la visita que esperaban. El vampiro continuó andando. Luther no odiaba su físico, en múltiples ocasiones se encontraba orgulloso de intimidarlos con su mera presencia. Las puertas dobles se abrieron y fue apenas consciente de que estaba siendo presentado ante el Rey. – Majestad. Se oyó decir, más para mostrar el respeto que demandaba su posición ante sus súbditos que por cualquier otra razón. Las puertas se cerraron con un suave sonido, dejando al par de vampiros. – Ha pasado mucho tiempo desde que nos reunimos, hermano. Los rumores se extendían con rapidez, incluso entre las criaturas de la noche. Aunque Luther no había sido presentado a todos los que provenían de su misma línea de sangre, en más de una ocasión, les había observado. Afortunada o desafortunadamente, estos eran ciegos y no veían el lazo, mucho menos el propósito que los hacía tan cercanos. – Las fichas se están posicionando. Ambicionar poder no era lo que a Luther y, desde luego a Alexei les interesaba. – ¿Asumimos que la espera ha terminado?
Última edición por Luther Sigismund el Lun Nov 07, 2011 10:40 pm, editado 1 vez
Luther Sigismund- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 08/05/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reencuentro
Nos dejaron solos y entonces pude observarlo después de mucho tiempo, una sonrisa se curvo en mi rostro cuando finalmente estuvo ante mi presencia. Lo escuche pero no respondí inmediatamente ya que una sirvienta acababa de entrar por una puerta diferente a la que había servido de entrada a Luther, dejo una bandeja con dos tizanas y tres copas sobre una mesa y se retiro sin decir ni una palabra. Entonces me puse de pie y volví a acercarme a la ventana, a un lado de ella veía el reflejo inconfundible de Luther.
-Veo que no tienes ni una cicatriz mas ni una menos desde la última vez que nos encontramos, al parecer ya no buscas problemas- bromee ya que era una de las pocas personas con las que me placía hacerlo
Fuera del castillo continuaba la espera, adentro ahora eran dos los que esperaban una llegada mas. Recordé la primera vez que conocí a Luther, el había sido creado antes que yo y aún siendo humano su rostro no me había infringido ningún temor, quizá porque los dos estábamos conectados desde entonces por la locura de nuestras mentes y solo las líneas de sangre consiguieron estrecharlo, mismo lazo que los años a distancia no podían deteriorar como el de los humanos, como nosotros, la fuerza de nuestra sangre era inmortal.
-¿Tú crees?, entonces estamos perdidos- dije y reí por la ironía de mis palabras
Volteé a ver a Luther y camine en su dirección pero pase de largo hacia la mesa donde estaban las copas y le serví una copa de sangre que estaba al tope. Me serví una copa también pero la deje un momento mientras le ofrecía a Luther la que había servido para él. Luego de ello tomé mi copa y me dirigí al sillón donde estuve sentado momentos antes, di un primer sorbo y deje la copa en la mesilla de al lado para luego descansar ambos brazos sobre el sillón.
-Siéntete como en tu casa, no querrás estar parado ya que la espera aún no ha terminado aunque me temo que está por concluir- dije cuando se escuchó que afuera del castillo había movimiento
Se escucharon las pesadas puertas abrirse y el paso de los caballos como si fueran a atropellar a alguien. Siempre con la misma impetuosidad, no era de sorprenderse de quién la habíamos heredado. Mi vista se clavo en la puerta por donde hace momentos entraba Luther, los sentidos agudizados, los pasos de varias personas que caminaban por el corredor y de un momento a otro todo se detuvo, el silencio de pisadas, de voces, de pensamientos se hizo en la sala donde yo estaba al igual que mi recién llegado hermano.
Desde hace años que yo había mantenido el control sobre mi vida al igual que Luther, al igual que los hermanos que aún no teníamos el placer de conocer pero que sabíamos que existían por en Europa, y finalmente después de décadas el punto de reunión se había estipulado en Paris, quizás Luther tenía razón y las piezas comenzaban a moverse pero ni las piezas sabíamos lo que nos esperaba en adelante y solo por ese momento, desde que fui convertido en inmortal, tuve la incertidumbre de lo que deparaba el futuro para los hijos de la noche.
-Está aquí- murmuré
Las puertas se abrieron y dieron paso a una sola persona, a un rostro que resultaba más que familiar y sobre todo inquietante.
-Veo que no tienes ni una cicatriz mas ni una menos desde la última vez que nos encontramos, al parecer ya no buscas problemas- bromee ya que era una de las pocas personas con las que me placía hacerlo
Fuera del castillo continuaba la espera, adentro ahora eran dos los que esperaban una llegada mas. Recordé la primera vez que conocí a Luther, el había sido creado antes que yo y aún siendo humano su rostro no me había infringido ningún temor, quizá porque los dos estábamos conectados desde entonces por la locura de nuestras mentes y solo las líneas de sangre consiguieron estrecharlo, mismo lazo que los años a distancia no podían deteriorar como el de los humanos, como nosotros, la fuerza de nuestra sangre era inmortal.
-¿Tú crees?, entonces estamos perdidos- dije y reí por la ironía de mis palabras
Volteé a ver a Luther y camine en su dirección pero pase de largo hacia la mesa donde estaban las copas y le serví una copa de sangre que estaba al tope. Me serví una copa también pero la deje un momento mientras le ofrecía a Luther la que había servido para él. Luego de ello tomé mi copa y me dirigí al sillón donde estuve sentado momentos antes, di un primer sorbo y deje la copa en la mesilla de al lado para luego descansar ambos brazos sobre el sillón.
-Siéntete como en tu casa, no querrás estar parado ya que la espera aún no ha terminado aunque me temo que está por concluir- dije cuando se escuchó que afuera del castillo había movimiento
Se escucharon las pesadas puertas abrirse y el paso de los caballos como si fueran a atropellar a alguien. Siempre con la misma impetuosidad, no era de sorprenderse de quién la habíamos heredado. Mi vista se clavo en la puerta por donde hace momentos entraba Luther, los sentidos agudizados, los pasos de varias personas que caminaban por el corredor y de un momento a otro todo se detuvo, el silencio de pisadas, de voces, de pensamientos se hizo en la sala donde yo estaba al igual que mi recién llegado hermano.
Desde hace años que yo había mantenido el control sobre mi vida al igual que Luther, al igual que los hermanos que aún no teníamos el placer de conocer pero que sabíamos que existían por en Europa, y finalmente después de décadas el punto de reunión se había estipulado en Paris, quizás Luther tenía razón y las piezas comenzaban a moverse pero ni las piezas sabíamos lo que nos esperaba en adelante y solo por ese momento, desde que fui convertido en inmortal, tuve la incertidumbre de lo que deparaba el futuro para los hijos de la noche.
-Está aquí- murmuré
Las puertas se abrieron y dieron paso a una sola persona, a un rostro que resultaba más que familiar y sobre todo inquietante.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
El rostro de Luther no reveló ningún cambio, cualquier ser con un poco de cordura sabría cuando se encontraba divertido o mortalmente enfurecido; afortunadamente, Alexei estaba lejos de dar indicios de estar cuerdo. Las tres copas dejadas sobre la mesa solo corroboran lo que había sospechado. Había olvidado la cordialidad que siempre demostraba el rey para sus “allegados”. Una media sonrisa curvó su boca. Las fachadas que cada uno mostraba era lo que les hacía tan competentes y diferentes de aquéllos a los que llamaban hermanos. Mientras otros actuaban y hacían uso deliberado de sus habilidades, Luther se concentraba en estudiarlos. El juego era tan limpio que solo descubrían que eran meros peones cuando se postraba ante ellos con un jaque mate en las profundidades de sus orbes. – Lo busco, es solo que ahora hay que sacar a las presas de sus madrigueras. Es difícil encontrar a un enemigo que destaque. Respondió con jovialidad, estaba acostumbrado a ese tipo de bromas cuando Alexei estaba a la redonda. Una rareza desde que él no permitía que se divirtieran a sus expensas. Quizás era el vínculo de su creador el que los había hecho tan amigos o la mente tan perversa que se ocultaba tras esas miradas sagaces y observadoras. Tomó la copa que le ofrecía, la sangre fresca inundaba sus fosas, su garganta le ahogaba en un calor infernal instándole a verter el contenido de inmediato. Se limitó a sostenerla, la tranquilidad que le inundaba y la paciencia innata no permitirían cederle el control a sus impulsos, no esta noche en la que se esperaba la llegada del inmortal que traía consigo noticias que pondrían los engranes en movimiento. Hacía ya muchos años que había estado vagando mientras la espera se alargaba, sino fuera por la misiva que le había llegado, seguramente estaría...
La voz de Alexei rompió el rumbo de sus pensamientos. – Estoy cómodo. Luther estaba acostumbrado a ser uno mismo con las sombras que evitaba sentarse en lugares ajenos a menos que fuera realmente necesario. Llevó la copa a su boca un segundo antes de que se escuchara el galopar estruendoso de los caballos. Un gruñido bajo se deslizó desde su pecho, su garganta rugiendo por ver su oportunidad aplazarse. El vampiro era un experto en camuflarse, no había pasado todos esos años siguiendo a sus enemigos sin que se percataran por ir siempre atrayendo la atención. El rugido murió conforme daba un paso hacia la oscuridad. No buscaba ocultarse, ¿cómo esperaba lograrlo con el recién llegado? Su comodidad, eso era todo lo que pretendía buscar. El silencio que se extendía dejaba en claro el poder que emanaba del nuevo inquilino. No había duda de que los vampiros que custodiaban las puertas sabían cuándo ser discretos. Finalmente se permitió tomar el líquido, las palabras de Alexei levitaban entre ellos, a la espera de que las puertas se abrieran y revelaran al ser por el que su vida tal cual ahora conocía, había iniciado. Asintió. No importaba que estuviera en la oscuridad, no importaba que Alexei lo hubiese visto. No eran los únicos que habían esperado ese momento.
La voz de Alexei rompió el rumbo de sus pensamientos. – Estoy cómodo. Luther estaba acostumbrado a ser uno mismo con las sombras que evitaba sentarse en lugares ajenos a menos que fuera realmente necesario. Llevó la copa a su boca un segundo antes de que se escuchara el galopar estruendoso de los caballos. Un gruñido bajo se deslizó desde su pecho, su garganta rugiendo por ver su oportunidad aplazarse. El vampiro era un experto en camuflarse, no había pasado todos esos años siguiendo a sus enemigos sin que se percataran por ir siempre atrayendo la atención. El rugido murió conforme daba un paso hacia la oscuridad. No buscaba ocultarse, ¿cómo esperaba lograrlo con el recién llegado? Su comodidad, eso era todo lo que pretendía buscar. El silencio que se extendía dejaba en claro el poder que emanaba del nuevo inquilino. No había duda de que los vampiros que custodiaban las puertas sabían cuándo ser discretos. Finalmente se permitió tomar el líquido, las palabras de Alexei levitaban entre ellos, a la espera de que las puertas se abrieran y revelaran al ser por el que su vida tal cual ahora conocía, había iniciado. Asintió. No importaba que estuviera en la oscuridad, no importaba que Alexei lo hubiese visto. No eran los únicos que habían esperado ese momento.
Última edición por Luther Sigismund el Lun Nov 07, 2011 10:39 pm, editado 1 vez
Luther Sigismund- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 08/05/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reencuentro
No me gusta que me hagan esperar, no me gusta hacer esperar a los demás aunque decían que el tiempo no importaba si eras un inmortal para mí no era cuestión de tiempo, era cuestión de las estrictas normas con las que llevaba mi vida. Era de mi conocimiento que ellos estarían esperando incluso antes de la hora, no me halagaba, no me molestaba tampoco, ellos hacían lo que tenían que hacer pues por sus grises venas corría la misma sangre que una vez yo les había dado de beber para regalarles a dicha absoluta de la inmortalidad. Un guardia no necesita de guardias, un guardia cabalga solo porque basta uno para sí mismo después de haber matado a cantidades innumerables de mortales, inmortales y demás gentes que en algún momento se atrevieron a levantar una voz que no les pertenecía, la única voz a la que se obedece es a la del sire y cada chiquillo obedece a su sire, de una generación a otra.
Un caballero de la noche, no era un rey, no era un mendigo, era mucho más de lo que algunos desearan que fuera, un protector de las normas, del código, la mano de hierro, el verdugo cuando la sentencia era dictada por el máximo juez y allá estoy yo, cabalgando entre los oscuros prados hacia la casa de un rey que siendo rey es mi hijo y de una sombra que siendo sombra no es menos que un rey por el simple hecho de que a los dos los he creado por las mismas razones y por las mismas habilidades que ambos poseen. Y tantos guardias me reciben que por un momento me siento ofendido, ¿acaso su padre representa un peligro para ellos?, enseguida el verdadero motivo se me presenta, sonrío, no saludo a los que hacen gestos de venias ante mí, no me corresponde el honor porque si así lo quisiese ellos ya lo sabrían.
Mi caballo se queda a cargo de un guardia y otro me dirige al interior de la residencia. Pasos y mas pasos, todo esta tan callado que parece un velorio y me gusta el sonido del silencio pero no me gusta el temor que siento en el aire, el temor de quien me conduce, el temor de quienes me esperan. Ellos también saben que nunca han de temerme a mí a menos que sus nombres me sean entregados para borrarlos del árbol familiar, por la forma en que les inculque el entrenamiento en los primeros meses como inmortales se que están en una escala superior a otros neófitos aunque no podría asegurar que son superiores a los que pronto llamaran hermanos, confío en que mis hermanos de generación también se tomaron el tiempo de entrenar a sus chiquillos, será bastante interesante llegar a conocerlos a su hora. Sin embargo, hay un factor común entre todos los que descendemos de Abaddon, el motivo de su despertar o más bien las decisiones que traiga con él y que influyan en nuestras vidas inmortales. Mi presencia en este lugar esta noche tiene un objetivo, prevenir a mis neófitos y aconsejarles para cuando la hora del juicio llegue a cada uno de nosotros. Por tus actos serás juzgado, una ley simple que se rige tanto en el mundo inmortal como en el mortal aunque nosotros tengamos nuestras propias leyes.
Me detengo un leve instante lo suficientemente corto en duración para que quien me guía abra las puertas de una prolija habitación, en su interior dos inmortales. Se abre el camino libre para mi andar, con tres pasos ya me encuentro en el interior y las puertas son cerradas después de mi entrada. Mi mirada pasea por la habitación, el lujo de los años, digno de un vampiro como los que se encontraban en nuestras posiciones, era raro que nos priváramos de lo mejor. Finalmente, mis pupilas se posaron sobre dos presencias que se encontraban cercanas y expectantes, uno sentado y el otro de piel, ambos sosteniendo una copa y mirando hacia mi dirección, ni una palabra, ni un gesto, ni un pestañeo, tal cual los recordaba.
“Largos han sido los años de mi ausencia pero veo que los encuentro tal cual los deje, Luther y Alexei, no espero menos de ustedes que encontrarlos en mejores condiciones en cuanto a habilidades ya que en lo físico no tenéis ni un cabello menos”
Luther seguía conservando las marcas en el rostro, Alexei el rostro de una escultura, las máscaras que usaran en la sociedad no me importaban, los tres sabíamos que sus verdaderas habilidades se centraban en la manipulación fría de los títeres que les servían para diferentes fines. Como acababa de expresar, espero ver sus habilidades con un nivel superior al que les enseñe debido a que los años no pasan en vano y una vida inmortal en sus casos no es una dote gratuita. Llegaría una hora en la que tendrían que exigirse al máximo, yo mismo exigía el mejor desempeño y era mi hora del juicio a mis neófitos con el solo objetivo de tenerlos listos para su juicio final.
Un caballero de la noche, no era un rey, no era un mendigo, era mucho más de lo que algunos desearan que fuera, un protector de las normas, del código, la mano de hierro, el verdugo cuando la sentencia era dictada por el máximo juez y allá estoy yo, cabalgando entre los oscuros prados hacia la casa de un rey que siendo rey es mi hijo y de una sombra que siendo sombra no es menos que un rey por el simple hecho de que a los dos los he creado por las mismas razones y por las mismas habilidades que ambos poseen. Y tantos guardias me reciben que por un momento me siento ofendido, ¿acaso su padre representa un peligro para ellos?, enseguida el verdadero motivo se me presenta, sonrío, no saludo a los que hacen gestos de venias ante mí, no me corresponde el honor porque si así lo quisiese ellos ya lo sabrían.
Mi caballo se queda a cargo de un guardia y otro me dirige al interior de la residencia. Pasos y mas pasos, todo esta tan callado que parece un velorio y me gusta el sonido del silencio pero no me gusta el temor que siento en el aire, el temor de quien me conduce, el temor de quienes me esperan. Ellos también saben que nunca han de temerme a mí a menos que sus nombres me sean entregados para borrarlos del árbol familiar, por la forma en que les inculque el entrenamiento en los primeros meses como inmortales se que están en una escala superior a otros neófitos aunque no podría asegurar que son superiores a los que pronto llamaran hermanos, confío en que mis hermanos de generación también se tomaron el tiempo de entrenar a sus chiquillos, será bastante interesante llegar a conocerlos a su hora. Sin embargo, hay un factor común entre todos los que descendemos de Abaddon, el motivo de su despertar o más bien las decisiones que traiga con él y que influyan en nuestras vidas inmortales. Mi presencia en este lugar esta noche tiene un objetivo, prevenir a mis neófitos y aconsejarles para cuando la hora del juicio llegue a cada uno de nosotros. Por tus actos serás juzgado, una ley simple que se rige tanto en el mundo inmortal como en el mortal aunque nosotros tengamos nuestras propias leyes.
Me detengo un leve instante lo suficientemente corto en duración para que quien me guía abra las puertas de una prolija habitación, en su interior dos inmortales. Se abre el camino libre para mi andar, con tres pasos ya me encuentro en el interior y las puertas son cerradas después de mi entrada. Mi mirada pasea por la habitación, el lujo de los años, digno de un vampiro como los que se encontraban en nuestras posiciones, era raro que nos priváramos de lo mejor. Finalmente, mis pupilas se posaron sobre dos presencias que se encontraban cercanas y expectantes, uno sentado y el otro de piel, ambos sosteniendo una copa y mirando hacia mi dirección, ni una palabra, ni un gesto, ni un pestañeo, tal cual los recordaba.
“Largos han sido los años de mi ausencia pero veo que los encuentro tal cual los deje, Luther y Alexei, no espero menos de ustedes que encontrarlos en mejores condiciones en cuanto a habilidades ya que en lo físico no tenéis ni un cabello menos”
Luther seguía conservando las marcas en el rostro, Alexei el rostro de una escultura, las máscaras que usaran en la sociedad no me importaban, los tres sabíamos que sus verdaderas habilidades se centraban en la manipulación fría de los títeres que les servían para diferentes fines. Como acababa de expresar, espero ver sus habilidades con un nivel superior al que les enseñe debido a que los años no pasan en vano y una vida inmortal en sus casos no es una dote gratuita. Llegaría una hora en la que tendrían que exigirse al máximo, yo mismo exigía el mejor desempeño y era mi hora del juicio a mis neófitos con el solo objetivo de tenerlos listos para su juicio final.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
Su rostro inquebrantable, el mismo que había visto en los últimos minutos de mi vida humana, parecía ser que así pasaran siglos el seguiría con la misma expresión, con la misma mirada fría, con el mismo tono de voz, que aunque no escuchaba en un buen tiempo, era tan familiar como si lo hubiera escuchado siempre. Luther no dijo nada ni yo tampoco, no supe cuanto tiempo paso en que nos mantuvimos en silencio solo mirándolo. La única persona a la que se podría decir que respetaba, no solo porque fuera mi creador, el tiempo en que lo conocí había sido suficiente para darme cuenta que no existía nadie más mortífero que Tom, podría enfrentarme a cualquier vampiro sin temor alguno menos a él.
Cuando su voz resonó en las cuatro paredes que nos rodeaban me puse de pie, deje la copa a un lado y le salude desde donde estaba bajando la mirada, una actitud que sería sorprendente en mi si alguien que me conociera de fuera me viera, en efecto era la única ocasión en que se me vería bajar la mirada como señal de respeto ante alguien. Mi mente se disparó a pensar en lo que acababa de decir, habilidades, estaba seguro que había avanzado bastante desde el tiempo en que me había enseñado como utilizarlas aunque mis últimos métodos de tortura hubieran sido más que todo físicos sabía que no debía descuidarme de cosechar la astucia que él esperaba de nosotros, esa era nuestra característica heredada, no solo éramos máquinas destructoras sino perfectos estrategas.
-Parece que no hubiera pasado ni una noche desde que te ausentaste y cómo ves estamos aquí como siempre lo estuvimos, estoy seguro que no te decepcionaremos, sé bienvenido una vez más Tom- respondí muy seguro de mis palabras
La verdad era que estaba seguro de que nos encontraría mejor de lo que sus expectativas dictaban. Luther, no lo había visto en mucho tiempo pero estaba enterado de sus andanzas, al igual que yo no había perdido el tiempo y como un hijo del mismo padre seguramente que tendría la misma afirmación. Si de algo estábamos orgullosos era de haber aprendido bien, con nuestras vidas escondidas detrás de figuras públicas o de vampiros que aparentan llevar una vida como la de cualquier otro, cultivamos en los oscuros espacios, desde las mazmorras hasta las torres de tortura, las más arduas prácticas donde los desafortunados escogidos, sean traidores o gente de poca importancia, sirvieron para incrementar nuestro conocimiento y nuestro poder.
Quizá mi hermano presente hubiera tenido otros escenarios de tortura, calles, campos abandonados, manicomios…cada uno de los dos conservaba su propio estilo pero el fin era el mismo. Las victimas podían variar pero que importaba, el fin justificaba los medios y si algo tenía muy presente desde mi primer día de vástago era que el fin justificaba los medios. Nuestra filosofía era dura, muy reprochable por aquellos que veían en la tortura o en la muerte dolorosa actividades inhumanas pero la verdad era que ya no éramos humanos, los corazones que teníamos no eran más un adorno para el cuerpo petrificado en los túneles del tiempo.
Cuando su voz resonó en las cuatro paredes que nos rodeaban me puse de pie, deje la copa a un lado y le salude desde donde estaba bajando la mirada, una actitud que sería sorprendente en mi si alguien que me conociera de fuera me viera, en efecto era la única ocasión en que se me vería bajar la mirada como señal de respeto ante alguien. Mi mente se disparó a pensar en lo que acababa de decir, habilidades, estaba seguro que había avanzado bastante desde el tiempo en que me había enseñado como utilizarlas aunque mis últimos métodos de tortura hubieran sido más que todo físicos sabía que no debía descuidarme de cosechar la astucia que él esperaba de nosotros, esa era nuestra característica heredada, no solo éramos máquinas destructoras sino perfectos estrategas.
-Parece que no hubiera pasado ni una noche desde que te ausentaste y cómo ves estamos aquí como siempre lo estuvimos, estoy seguro que no te decepcionaremos, sé bienvenido una vez más Tom- respondí muy seguro de mis palabras
La verdad era que estaba seguro de que nos encontraría mejor de lo que sus expectativas dictaban. Luther, no lo había visto en mucho tiempo pero estaba enterado de sus andanzas, al igual que yo no había perdido el tiempo y como un hijo del mismo padre seguramente que tendría la misma afirmación. Si de algo estábamos orgullosos era de haber aprendido bien, con nuestras vidas escondidas detrás de figuras públicas o de vampiros que aparentan llevar una vida como la de cualquier otro, cultivamos en los oscuros espacios, desde las mazmorras hasta las torres de tortura, las más arduas prácticas donde los desafortunados escogidos, sean traidores o gente de poca importancia, sirvieron para incrementar nuestro conocimiento y nuestro poder.
Quizá mi hermano presente hubiera tenido otros escenarios de tortura, calles, campos abandonados, manicomios…cada uno de los dos conservaba su propio estilo pero el fin era el mismo. Las victimas podían variar pero que importaba, el fin justificaba los medios y si algo tenía muy presente desde mi primer día de vástago era que el fin justificaba los medios. Nuestra filosofía era dura, muy reprochable por aquellos que veían en la tortura o en la muerte dolorosa actividades inhumanas pero la verdad era que ya no éramos humanos, los corazones que teníamos no eran más un adorno para el cuerpo petrificado en los túneles del tiempo.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
Venganza. La palabra llegó a su mente con el sonido de la voz de su creador, imágenes de sus hermanos caídos y de sus padres asesinados viajaron a través de su mente. Aldous, el vampiro que luchaba por abrazar las brasas del infierno, surgía entre las tinieblas en las que sumergía sus recuerdos. Su venganza nunca terminaba, no era solo un libro que pudiese cerrar ni una historia sin terminar que cualquier narrador se atreviera a continuar. La sentencia que el traidor de su familia había firmado solo podría cumplirse tras la verdadera muerte de Luther. Su renacer como inmortal lo había hecho cambiar en más de una forma, nunca era posible saber cuál era la personalidad que iba a mostrar o si la que mostraba resultaba ser la real. A esas alturas, ni siquiera él podía definir su verdadera forma de ser, de actuar. El Camaleón, un alias que había adoptado, resonaba entre los vampiros que habían tenido la fortuna o la desgracia de encontrarlo. ¿Cuántos habían estado en el mismo sitio que él y no notar su presencia? La respuesta a esa pregunta era un misterio. Luther siempre estudiaba a su especie y víctimas por igual. La mente, ese era el mejor campo para emprender una batalla. Su boca se torció en una media sonrisa mientras se movía para dejar su copa vacía sobre la mesa. Cada cicatriz en su rostro, la pérdida de su brazo derecho y su notable cojera; eran el resultado de su transformación. Solo podría esperar a observar los rostros de sus hermanos de sangre, aquéllos que juzgaran la falta de uno de sus miembros como desventaja iban a llevarse una gran sorpresa. – Seguro estoy de que pulir nuestras habilidades es todo lo que nos ha mantenido cuerdos. Un arma de doble filo, las palabras no eran más que un juego. - Es difícil encontrar entretención de valía en estos tiempos. Sé bienvenido. Inclinó levemente la cabeza, una muestra de respeto hacia Tom, aquél que le había dado la fuerza para cumplir la promesa que había hecho a su hermano antes de morir.
Como era su costumbre, regreso a la comodidad de las sombras; sin darle la espalda a ninguno, solo... observándolos. Tom debía de traer grandes noticias, una reunión como ésta no se llevaba a cabo sin más. Quizá sus otros hermanos se encontraban en la misma situación, en reuniones con sus creadores, esperando el encuentro con El Sire. Abaddon era una leyenda entre todos, solo unos cuántos podían jactarse de haberlo visto. Luther siempre se encontraba alimentando a su líbido con las historias que se susurraban, mismas que ni el viento se había encargado de disipar, siempre buscando piezas, encontrando a aquéllos que eran dirigidos por Abaddon. El hedor del miedo, mezcla con curiosidad, era un efluvio para disparar los sentidos más salvajes de depredadores tan mortales como ellos. - Ahora que la espera ha terminado, no puedo más que encontrar excitación por las noticias que nos has traído con tu llegada. Las palabras cesaron. Luther era consciente de que no se debía cuestionar, si había alguien por quien mostraba respeto ese era sin duda Tom Stark. Esperó con su innata paciencia, una que había cultivado cuando se le había dado su nueva vida; misma que Alexei mostraba. La sangre que corría los unía a su retorcida manera... ¿Cuántos de los otros podían jactarse de ello? Estaba seguro que no cualquiera...
Como era su costumbre, regreso a la comodidad de las sombras; sin darle la espalda a ninguno, solo... observándolos. Tom debía de traer grandes noticias, una reunión como ésta no se llevaba a cabo sin más. Quizá sus otros hermanos se encontraban en la misma situación, en reuniones con sus creadores, esperando el encuentro con El Sire. Abaddon era una leyenda entre todos, solo unos cuántos podían jactarse de haberlo visto. Luther siempre se encontraba alimentando a su líbido con las historias que se susurraban, mismas que ni el viento se había encargado de disipar, siempre buscando piezas, encontrando a aquéllos que eran dirigidos por Abaddon. El hedor del miedo, mezcla con curiosidad, era un efluvio para disparar los sentidos más salvajes de depredadores tan mortales como ellos. - Ahora que la espera ha terminado, no puedo más que encontrar excitación por las noticias que nos has traído con tu llegada. Las palabras cesaron. Luther era consciente de que no se debía cuestionar, si había alguien por quien mostraba respeto ese era sin duda Tom Stark. Esperó con su innata paciencia, una que había cultivado cuando se le había dado su nueva vida; misma que Alexei mostraba. La sangre que corría los unía a su retorcida manera... ¿Cuántos de los otros podían jactarse de ello? Estaba seguro que no cualquiera...
Última edición por Luther Sigismund el Lun Nov 07, 2011 10:37 pm, editado 1 vez
Luther Sigismund- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 08/05/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reencuentro
Ambos afirman estar al nivel que saben les exigiré, solamente perfección. Sonrío y me quito los guantes negros de piel humana, me había costado teñirlos de aquel color ya que la piel de su portador era excesivamente blanca. Dejo los guantes sobre un mostrador y me acerco a mis neófitos, uno se muestra a plena luz, otro se conserva en la oscuridad, la verdad no importa porque dominamos a las sombras por ser sombras vivientes. Me acerco a servirme una copa de vino a pesar que se que ambos estaban por reaccionar por darme ese servicio basta una mirada para advertirles que se queden donde están. Bebo un sorbo solo para probar la calidad de la bebida, esperaba que no me insultaran con una bebida cualquiera, de hecho no lo hacen, el vino es de calidad y bebo el resto del contenido de la copa de un sorbo para luego dejar caer la copa al suelo y que este se hiciera añicos.
“Ese es el final que espero ustedes den a sus víctimas después de beber de ellas, saben que no me gusta dejar testigos, sus testimonios podrían afectar nuestras cómodas vidas. El mismo fin para nuestros enemigos, ¿alguno de los dos puede responderme porque?”
Mi tono es tranquilo y paternal sin dejar de ser duro. Los miro a ambos esperando sus respuestas, los escucho, no respondo aun porque me voy a sentar a una butaca cercana a la de Alexei pero aun así desde allí puedo ver claramente donde esta Luther, la oscuridad es una cortina que se devela ante mis ojos. Apoyo un brazo sobre el sillón y con dos dedos apretó mi entrecejo asumiendo una postura de pensador. Me siento observado, estoy siendo observado de hecho pero no me importa, quizá en unos minutos más recuerden que el trato de familiaridad entre los tres es el que deben asumir. Mi culpa, los deje demasiado tiempo por su cuenta pero tenía asuntos propios que atender, asuntos que Abaddon me encargó de cumplir durante su largo sueño.
“Sin piedad. Los tres sabemos que nuestra forma de tratar los asuntos no es compartida por algunos de nuestros hermanos pacifistas quienes prefieren dar una muerte rápida, no dolorosa y digna a cualquiera que se atreva a retar nuestro poder. Nosotros aceptamos la forma en la que actúan, son nuestros hermanos y es nuestra obligación”
Me levante del sillón, me acerco a la puerta y la abro, encuentro allí al que me ha conducido al salón, un sirviente inmortal y educado, cumplió las ordenes de su amo. Le hago una seña para que pase al salón y me mira con una expresión de temor y recelo en el rostro pero no tiene más opción, inseguro de sus pasos entra y pregunta si se nos ofrece algo bajando la mirada.
“Son tiempos en los que a algunos inmortales no les place nuestra presencia, el temor les consume porque se ven amenazados por la incertidumbre. El mito de Abaddon trasciende el tiempo y fronteras y muchos quieren saber quiénes somos, cual es nuestro fin y lo que podemos hacer”
Meto la mano al bolsillo del sirviente y sorpresa! Allí una bolsilla llena de diamantes que por el tirón ruedan por el suelo. El sirviente se siente morir y se lanza al suelo suplicando piedad. Sonrío al verlo y a continuación dirijo una mirada a Alexei y Luther, ¿Dónde había quedado aquella parte del entrenamiento? Me agacho a recoger uno de los diamantes, lo sujeto entre los dedos y lo observo con un interés peculiar, sé de donde proviene y tengo mis sospechas sobre quien ha intentado comprar al pobre infeliz que se encuentra aun suplicando, sollozando, acercándose a Alexei y a Luther porque alguno de ellos pida por su vida.
“Son genuinos pero no tan valiosos como los que hubiera podido ganar de seguir la lealtad que había jurado a este castillo. Habla ahora, dinos quien te ha enviado y cuál es tu misión”
El hombre se acerca a mí y promete no saber quién era el interesado pero que en una de las salidas de los guardias una mujer se le había acercado prometiéndole grandes riquezas solo por informarle dentro de dos noches sobre quiénes y porque se reunían en el castillo Romanov. Describe tan bien a la mujer que cuando nuestra audiencia terminara sería fácil encontrarla y soltarle la lengua a las buenas o a las malas. Hecha la confesión, el hombre pensó que quedaría perdonado, yo me acerco a él y le ayudo a pararse. Un golpe rápido y certero destroza su caja torácica, la sangre brota a borbotones por el desgarre producido. La piel cuelga y el hueso sale astillado incrustado entre mis dedos, retiro la mano, dejo caer el cuerpo, sus ojos aun desbordan lágrimas pero no es quien ha terminado con su vida el culpable de tal acción si mas bien le he ayudado a recuperar algo de su honor.
“Quizá ninguno de los dos se dio cuenta antes que cuando este hombre estaba cerca de los que tenía que vigilar, nosotros, bajaba la mirada instintivamente, su rodilla izquierda flaqueaba al pasar delante de él y una curvatura de sus labios se veía nerviosa. ¿Creen que eso le sucede a un sirviente fiel que solo trata de mostrar su máximo valor ante su amo?. Los traidores siempre terminan delatándose de una forma consciente o no. Esto señores es una prueba para que en adelante tengan los ojos realmente abiertos, son fuertes si, en una lucha de astucia, táctica y aplicación le ganarían a cualquier oponente que tuvieran en frente pero ¿qué sucede si el oponente está detrás?, ¿Qué sucede si el oponente envía a otros como carne de cañón como nosotros mismos lo hemos hecho?”
Saco un pañuelo y limpio la sangre de mis manos, no toda la sangre es digna de ser alimento para un vampiro como nosotros. La cabeza de aquel serviría de advertencia ante los demás guardias de aquella residencia, como suponía, solo los Arcontes estaban entrenados para la protección total de cualquier señor vampiro ya que ellos dependían de los Justicar, y estos son mi responsabilidad como su líder. Tal vez a mis neófitos les faltara recordar sus primeros años como inmortales porque si algo les he enseñado es a nunca subestimar a un oponente y a usar de todas las formas posibles las fuerzas y disciplinas que les eran posibles utilizar. Vuelvo a sentarme y después de esa pausa, y ahora que podemos hablar en confianza, me siento cómodo de responder a la interrogante que ambos tenían en un principio.
“Mi llegada, como suponen, no es una visita por placer. La hora a llegado para probar cuán bien entrenados están. Abaddon ha llegado a Paris y empezara los juicios en cuanto se haya instalado por completo. La cuenta regresiva para todos ha comenzado”
“Ese es el final que espero ustedes den a sus víctimas después de beber de ellas, saben que no me gusta dejar testigos, sus testimonios podrían afectar nuestras cómodas vidas. El mismo fin para nuestros enemigos, ¿alguno de los dos puede responderme porque?”
Mi tono es tranquilo y paternal sin dejar de ser duro. Los miro a ambos esperando sus respuestas, los escucho, no respondo aun porque me voy a sentar a una butaca cercana a la de Alexei pero aun así desde allí puedo ver claramente donde esta Luther, la oscuridad es una cortina que se devela ante mis ojos. Apoyo un brazo sobre el sillón y con dos dedos apretó mi entrecejo asumiendo una postura de pensador. Me siento observado, estoy siendo observado de hecho pero no me importa, quizá en unos minutos más recuerden que el trato de familiaridad entre los tres es el que deben asumir. Mi culpa, los deje demasiado tiempo por su cuenta pero tenía asuntos propios que atender, asuntos que Abaddon me encargó de cumplir durante su largo sueño.
“Sin piedad. Los tres sabemos que nuestra forma de tratar los asuntos no es compartida por algunos de nuestros hermanos pacifistas quienes prefieren dar una muerte rápida, no dolorosa y digna a cualquiera que se atreva a retar nuestro poder. Nosotros aceptamos la forma en la que actúan, son nuestros hermanos y es nuestra obligación”
Me levante del sillón, me acerco a la puerta y la abro, encuentro allí al que me ha conducido al salón, un sirviente inmortal y educado, cumplió las ordenes de su amo. Le hago una seña para que pase al salón y me mira con una expresión de temor y recelo en el rostro pero no tiene más opción, inseguro de sus pasos entra y pregunta si se nos ofrece algo bajando la mirada.
“Son tiempos en los que a algunos inmortales no les place nuestra presencia, el temor les consume porque se ven amenazados por la incertidumbre. El mito de Abaddon trasciende el tiempo y fronteras y muchos quieren saber quiénes somos, cual es nuestro fin y lo que podemos hacer”
Meto la mano al bolsillo del sirviente y sorpresa! Allí una bolsilla llena de diamantes que por el tirón ruedan por el suelo. El sirviente se siente morir y se lanza al suelo suplicando piedad. Sonrío al verlo y a continuación dirijo una mirada a Alexei y Luther, ¿Dónde había quedado aquella parte del entrenamiento? Me agacho a recoger uno de los diamantes, lo sujeto entre los dedos y lo observo con un interés peculiar, sé de donde proviene y tengo mis sospechas sobre quien ha intentado comprar al pobre infeliz que se encuentra aun suplicando, sollozando, acercándose a Alexei y a Luther porque alguno de ellos pida por su vida.
“Son genuinos pero no tan valiosos como los que hubiera podido ganar de seguir la lealtad que había jurado a este castillo. Habla ahora, dinos quien te ha enviado y cuál es tu misión”
El hombre se acerca a mí y promete no saber quién era el interesado pero que en una de las salidas de los guardias una mujer se le había acercado prometiéndole grandes riquezas solo por informarle dentro de dos noches sobre quiénes y porque se reunían en el castillo Romanov. Describe tan bien a la mujer que cuando nuestra audiencia terminara sería fácil encontrarla y soltarle la lengua a las buenas o a las malas. Hecha la confesión, el hombre pensó que quedaría perdonado, yo me acerco a él y le ayudo a pararse. Un golpe rápido y certero destroza su caja torácica, la sangre brota a borbotones por el desgarre producido. La piel cuelga y el hueso sale astillado incrustado entre mis dedos, retiro la mano, dejo caer el cuerpo, sus ojos aun desbordan lágrimas pero no es quien ha terminado con su vida el culpable de tal acción si mas bien le he ayudado a recuperar algo de su honor.
“Quizá ninguno de los dos se dio cuenta antes que cuando este hombre estaba cerca de los que tenía que vigilar, nosotros, bajaba la mirada instintivamente, su rodilla izquierda flaqueaba al pasar delante de él y una curvatura de sus labios se veía nerviosa. ¿Creen que eso le sucede a un sirviente fiel que solo trata de mostrar su máximo valor ante su amo?. Los traidores siempre terminan delatándose de una forma consciente o no. Esto señores es una prueba para que en adelante tengan los ojos realmente abiertos, son fuertes si, en una lucha de astucia, táctica y aplicación le ganarían a cualquier oponente que tuvieran en frente pero ¿qué sucede si el oponente está detrás?, ¿Qué sucede si el oponente envía a otros como carne de cañón como nosotros mismos lo hemos hecho?”
Saco un pañuelo y limpio la sangre de mis manos, no toda la sangre es digna de ser alimento para un vampiro como nosotros. La cabeza de aquel serviría de advertencia ante los demás guardias de aquella residencia, como suponía, solo los Arcontes estaban entrenados para la protección total de cualquier señor vampiro ya que ellos dependían de los Justicar, y estos son mi responsabilidad como su líder. Tal vez a mis neófitos les faltara recordar sus primeros años como inmortales porque si algo les he enseñado es a nunca subestimar a un oponente y a usar de todas las formas posibles las fuerzas y disciplinas que les eran posibles utilizar. Vuelvo a sentarme y después de esa pausa, y ahora que podemos hablar en confianza, me siento cómodo de responder a la interrogante que ambos tenían en un principio.
“Mi llegada, como suponen, no es una visita por placer. La hora a llegado para probar cuán bien entrenados están. Abaddon ha llegado a Paris y empezara los juicios en cuanto se haya instalado por completo. La cuenta regresiva para todos ha comenzado”
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
El no ha cambiado en lo mas mínimo, recordaba las largas sesiones donde se nos obligaba a razonar diferentes situaciones, como si estuviera a punto de regresar a una de las clases del pasado, un pupilo recién creado, fije mi atención en el sin interrumpirle. Luther se vuelve una sombra en la habitación que de una forma u otra ya se mantenía oscura, todas las habitaciones contenían la luz necesaria para poder ver por donde se caminaba pero la luz como en residencias de los mortales no era satisfactoria para nosotros, la oscuridad era nuestro espacio donde podíamos movernos, actuar y alguna vez matar. Tom nos enseño a vivir como sombras y nos sentimos cómodos aunque apenas se vean los perfiles de nuestros rostros, él camina por la habitación y se sirve vino a pesar de que ya casi me hubiera puesto de pie para ofrecérselo hizo un gesto que me detuvo. Volví a sentarme cruzando los dedos de ambas manos aun observando, siempre observado. La copa que el vacio cayó al suelo y se desquebrajo, la seguí con la mirada, no hubo ni un pestañeo ante tal situación ya que era solo una metáfora de lo que ya sabíamos.
Tom remarcó una de las primeras lecciones que aprendimos después de ser transformados, sin piedad, no existía lugar para la debilidad en un carácter forjado como hierro, el mismo hierro que marcaba la piel de las victimas señaladas. Volví a subir la mirada cuando el se movió, seguía hablando y nosotros escuchando, una mueca de satisfacción se dibujo en mis labios al mencionar el que debíamos respetar la actitud pacifista de algunos de nuestros hermanos. En su tiempo no lo comprendí pero lo hice al pasar el tiempo, debía existir un equilibrio entre las fuerzas, así mientras algunos tenían sus medios diplomáticos para solucionar los problemas, nosotros teníamos un medio directo y conciso, eliminar el problema de raíz y esta eliminación siempre implicaba eliminar a los responsables del problema o causantes.
Se encontraba en una butaca próxima a la mía y note que tenía en la mira a Luther, yo en cambio apenas podía ver sus ojos como dos canicas en la oscuridad, después de todo él era un buen discípulo en el campo del subterfugio. De pronto Tom se puso de pie y se dirigió a la puerta, en un gesto instintivo me puse de pie ya que no esperaba esa conducta. Invito a uno de los guardias a entrar y continuo hablando en presencia de el, quise interrumpirle, decirle que era una conversación entre los tres y que no era propio otra presencia además de las nuestras pero enseguida llevo la mano al bolsillo del hombre y dejo caer una cantidad desmesurada de piedrecillas que se regaron en el piso, no me di cuenta de que eran diamantes hasta que Tom tomo una entre los dedos.
La sangre se me subió a la cabeza al presenciar que pudiera suceder aquello en mi propio castillo, evidentemente no tenía la misma guardia que en Rusia por ser una residencia de paso solo por mi estadía en Paris pero aun así pensaba que había tomado las precauciones suficientes. Apreté los puños y rugí entre dientes presa de la ira, estaba dispuesto a acabar con el mal parido en ese mismo instante después de escuchar su sentencia de muerte pero Tom lo tomo rápidamente para darle un final que puse a tela de juicio, un solo golpe cuando podía haber sido torturado durante noches enteras y donde sus gritos por pedir piedad no hubieran bastado para satisfacer mis ansias de castigarle.
-Su cabeza yacerá en una pica en medio del primer patio, los cuervos le comerán los ojos y todo aquel que haya tenido guardia esta noche y que pertenezca a su misma compañía perecerá bajo las mismas condiciones- dije consciente de que quizá estaba interrumpiendo o quizá solo hablando para mí pero no cabía espacio para el menor error y yo lo cometí y yo me encargaría de corregirlo
Su pasividad por poco me termina la paciencia, se secaba las manos sin decirme nada sin juzgar mi torpeza al dejar pasar ese error y allí estaba yo sin poder tragarme mi orgullo porque después de tener el cuidado de seguir todo lo que se me había enseñado acababa de equivocarme por creer que la guardia que poseía en Rusia también la tendría en Paris. Aquel hombre que yacía muerto se vendió, no era uno de los míos y falsamente creí en la lealtad que seguramente juro a su superior, Dimitri, quien se encargaba de la logística que me rodeaba, al terminar aquella reunión lo encontraría en la torre de tortura, donde el solía divertirse y entonces tendría que rendir cuentas.
Trate de dominar mi mal genio a pesar de que me quede parado, pensé en que sería mejor esperar a que el terminara de hablar y lo hizo más lo que dijo me saco de mis pensamientos oscuros y me puso alerta, con la sola mención de la palabra juicio mi mirada se poso sobre si sombra y entonces comencé a recordar que una vez ya habíamos vencido un juicio, el de nuestro propio sire, si sería diferente de aquella vez era la cuestión ahora porque sabíamos mucho de Abaddon pero nunca lo conocimos.
-¿Por lo menos nos dirás que nos espera?- pregunte aun estupefacto debido a que todo lo que parecía ser eterno se me ponía en duda por segunda vez aunque si pasaba esta prueba sabia que sería la última, solo tenía que cumplir una medida para asegurar mi inmortalidad
Tom remarcó una de las primeras lecciones que aprendimos después de ser transformados, sin piedad, no existía lugar para la debilidad en un carácter forjado como hierro, el mismo hierro que marcaba la piel de las victimas señaladas. Volví a subir la mirada cuando el se movió, seguía hablando y nosotros escuchando, una mueca de satisfacción se dibujo en mis labios al mencionar el que debíamos respetar la actitud pacifista de algunos de nuestros hermanos. En su tiempo no lo comprendí pero lo hice al pasar el tiempo, debía existir un equilibrio entre las fuerzas, así mientras algunos tenían sus medios diplomáticos para solucionar los problemas, nosotros teníamos un medio directo y conciso, eliminar el problema de raíz y esta eliminación siempre implicaba eliminar a los responsables del problema o causantes.
Se encontraba en una butaca próxima a la mía y note que tenía en la mira a Luther, yo en cambio apenas podía ver sus ojos como dos canicas en la oscuridad, después de todo él era un buen discípulo en el campo del subterfugio. De pronto Tom se puso de pie y se dirigió a la puerta, en un gesto instintivo me puse de pie ya que no esperaba esa conducta. Invito a uno de los guardias a entrar y continuo hablando en presencia de el, quise interrumpirle, decirle que era una conversación entre los tres y que no era propio otra presencia además de las nuestras pero enseguida llevo la mano al bolsillo del hombre y dejo caer una cantidad desmesurada de piedrecillas que se regaron en el piso, no me di cuenta de que eran diamantes hasta que Tom tomo una entre los dedos.
La sangre se me subió a la cabeza al presenciar que pudiera suceder aquello en mi propio castillo, evidentemente no tenía la misma guardia que en Rusia por ser una residencia de paso solo por mi estadía en Paris pero aun así pensaba que había tomado las precauciones suficientes. Apreté los puños y rugí entre dientes presa de la ira, estaba dispuesto a acabar con el mal parido en ese mismo instante después de escuchar su sentencia de muerte pero Tom lo tomo rápidamente para darle un final que puse a tela de juicio, un solo golpe cuando podía haber sido torturado durante noches enteras y donde sus gritos por pedir piedad no hubieran bastado para satisfacer mis ansias de castigarle.
-Su cabeza yacerá en una pica en medio del primer patio, los cuervos le comerán los ojos y todo aquel que haya tenido guardia esta noche y que pertenezca a su misma compañía perecerá bajo las mismas condiciones- dije consciente de que quizá estaba interrumpiendo o quizá solo hablando para mí pero no cabía espacio para el menor error y yo lo cometí y yo me encargaría de corregirlo
Su pasividad por poco me termina la paciencia, se secaba las manos sin decirme nada sin juzgar mi torpeza al dejar pasar ese error y allí estaba yo sin poder tragarme mi orgullo porque después de tener el cuidado de seguir todo lo que se me había enseñado acababa de equivocarme por creer que la guardia que poseía en Rusia también la tendría en Paris. Aquel hombre que yacía muerto se vendió, no era uno de los míos y falsamente creí en la lealtad que seguramente juro a su superior, Dimitri, quien se encargaba de la logística que me rodeaba, al terminar aquella reunión lo encontraría en la torre de tortura, donde el solía divertirse y entonces tendría que rendir cuentas.
Trate de dominar mi mal genio a pesar de que me quede parado, pensé en que sería mejor esperar a que el terminara de hablar y lo hizo más lo que dijo me saco de mis pensamientos oscuros y me puso alerta, con la sola mención de la palabra juicio mi mirada se poso sobre si sombra y entonces comencé a recordar que una vez ya habíamos vencido un juicio, el de nuestro propio sire, si sería diferente de aquella vez era la cuestión ahora porque sabíamos mucho de Abaddon pero nunca lo conocimos.
-¿Por lo menos nos dirás que nos espera?- pregunte aun estupefacto debido a que todo lo que parecía ser eterno se me ponía en duda por segunda vez aunque si pasaba esta prueba sabia que sería la última, solo tenía que cumplir una medida para asegurar mi inmortalidad
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
“La paciencia se forja en los ríos del infierno, pero incluso el diablo puede perder los estribos si sus demonios conspiran para matarlo o, en este caso, avergonzarlo.” Les observó desapasionadamente. La oscuridad teñía su mirada con la añoranza de una brutal venganza pero no dijo nada, se limitó a observar el acontecimiento con una irrefutable ira siendo apenas contenida. La naturaleza de Luther había dictaminado desde muy temprano que la compañía no era de su agrado, la buscaba sí, pero siempre a un costo elevado para las víctimas que se arrojaban a sus brazos. Estaba claro que el privilegio de mantener un bajo perfil incluso entre los suyos para pasar desapercibido y atacar en el momento preciso nunca sería posible para Alexei “El Rey”. Las comisuras en sus labios deformados se curvaron en una sonrisa que destilaba hambre ante las palabras que surgían de su hermano en un claro arrebato. Esa sonrisa lo decía todo y no daba oportunidad a una refutación por parte de los que se encontraban en la misma habitación, Luther se quedaría para el baño de sangre que había sido designado después de aquélla traición. La bestia en su interior alzaba la cabeza ferozmente, reclamando cada gota que circulara en las venas de la hembra que había sobornado a uno de los guardias. Era una humillación, no importaba qué se pensara. No había dos lados en la moneda que representaban, habían sido afilados y entrenados por el guardia personal de Abaddon que, ni él ni su hermano iban a dejar pasar tan estúpido acto sin ofrecer ofrendas al diablo. Obligó a su boca a no emitir maldiciones en la antigua lengua, no iba a perder los estribos en medio de la reunión que se estaba celebrando. Nada era más importante que las noticias que Tom traía. Los guardias no iban a ir a ningún lado y la Luna aún no les esclavizaría. Tiempo. Paciencia. Las palabras fueron un bálsamo.
Abaddon ya se encontraba residiendo en Paris. Si Alexei se sorprendió, lo escondió con la misma facilidad que La Sombra que se fundía en las penumbras de los muros que ante ellos se erigían. ¿Cuánto tiempo habían estado esperando por ese momento? En aquél entonces, Luther había creído que se encontraría ante El Sire después de completar su entrenamiento; pero su despertar aún no había llegado y cada uno había marchado por su lado. La prueba de la que Tom les hablaba sería la definitiva, la que Abaddon elegiría. No había espacio para los errores, ni siquiera para el pensamiento de que se podía errar. Sin tropiezos, sin caídas, enfocados solo en vencer sin importar el qué. La sonrisa en su rostro jamás desapareció. Cada movimiento de las manecillas de su viejo reloj de bolsillo parecía mutar en subliminal, fantasmalmente. La promesa de un guerrero sin igual, seguramente como todos los hermanos que habían sido elegidos. Luther apostaba su jodida inmortalidad a que no iba a flaquear fuese cual fuese la prueba que se le impusiera. – Conociendo a Tom, nos dirá que es una sorpresa. Luther no veía a su maestro dándoles pistas sobre lo que se avecinaba. ¿No se podría tachar como trampa? ¿Por qué querría arruinar la “diversión”? Dio un paso fuera de las sombras y se agachó ante el cadáver del traidor. Sus dedos arrancaron uno de los ojos y con la misma facilidad que se había movido, alcanzó su vaso, dejando caer el pequeño órgano. Se sirvió más del elixir que Alexei había ordenado traer, su mirada ardió ante la belleza de ver el órgano del enemigo flotar, observándolo. - ¿Se sabe quiénes irán primero? Sí. Estaba ansioso porque se diera el primer silbido.
Abaddon ya se encontraba residiendo en Paris. Si Alexei se sorprendió, lo escondió con la misma facilidad que La Sombra que se fundía en las penumbras de los muros que ante ellos se erigían. ¿Cuánto tiempo habían estado esperando por ese momento? En aquél entonces, Luther había creído que se encontraría ante El Sire después de completar su entrenamiento; pero su despertar aún no había llegado y cada uno había marchado por su lado. La prueba de la que Tom les hablaba sería la definitiva, la que Abaddon elegiría. No había espacio para los errores, ni siquiera para el pensamiento de que se podía errar. Sin tropiezos, sin caídas, enfocados solo en vencer sin importar el qué. La sonrisa en su rostro jamás desapareció. Cada movimiento de las manecillas de su viejo reloj de bolsillo parecía mutar en subliminal, fantasmalmente. La promesa de un guerrero sin igual, seguramente como todos los hermanos que habían sido elegidos. Luther apostaba su jodida inmortalidad a que no iba a flaquear fuese cual fuese la prueba que se le impusiera. – Conociendo a Tom, nos dirá que es una sorpresa. Luther no veía a su maestro dándoles pistas sobre lo que se avecinaba. ¿No se podría tachar como trampa? ¿Por qué querría arruinar la “diversión”? Dio un paso fuera de las sombras y se agachó ante el cadáver del traidor. Sus dedos arrancaron uno de los ojos y con la misma facilidad que se había movido, alcanzó su vaso, dejando caer el pequeño órgano. Se sirvió más del elixir que Alexei había ordenado traer, su mirada ardió ante la belleza de ver el órgano del enemigo flotar, observándolo. - ¿Se sabe quiénes irán primero? Sí. Estaba ansioso porque se diera el primer silbido.
Luther Sigismund- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 08/05/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Reencuentro
Habían ocurrido tantas cosas ya desde su transformación que apenas y lograba recordar una minúscula parte de su vida como humana, las cosas habían cambiado en demasía pero ya habían transcurrido tantos siglos más que se había adaptado perfectamente ante todo lo nuevo, jamás había creído en todos los rumores y cuentos que se contaban de seres sobrenaturales pero al final creyó de una manera poco agradable para ella, aunque aún así agradecía todo lo que se había hecho por ella aún si no le agradaba la razón por la cual había sido salvada. Esa noche era especial e importante para todos los del clan La Sombra puesto que poco faltaba para el verdadero juicio.
Amelié se sentía ansiosa y a la vez nerviosa siendo lógica su razón, ¿cuál sería la última prueba? Debían demostrar cada uno de los hermanos que estaban bien entrenados, que eran capaces y también leales. Todos los siglos de aprendizaje llegaban a una prueba para probar si todos habían sido buenos “alumnos” sintiéndose de cierta forma tranquila pero insegura puesto que en su vida acontecían tantas cosas que estaba algo acostumbrada a ciertas emociones fuertes. La reunión había comenzado sin su presencia dentro del salón pero aún así estaba enterada de lo que acontecía e inclusive del traidor que había dentro del castillo, analizando su forma de reaccionar y que inclusive no podía mirar los ojos de quienes servía y debía lealtad dejaba en evidencia que algo extraño pasaba con él además obviando que no era el único detrás de todo ello.
Andaba escondida detrás de las sombras observando cada movimiento y cada palabra conversada, no tenía la intención de interrumpir pero debía afrontar su tardanza frente a los demás ya que no podía darse el lujo de perderse de tan importante reunión. Suspiró y negó tranquilamente saliendo de uno de sus escondites quedando frente a la puerta principal por la que había llegado la mayoría. Abrió la gran puerta con cuidado y entró con paso seguro y seria, ningún sirviente la había acompañado ya que no lo encontraba necesario mientras que al entrar cerró la puerta a sus espaldas y se acercó a los tres hombres allí presentes quedando al medio y haciendo una reverencia – Lamento haberos hecho esperar, no tengo justificación ante tal descuido – se levantó y miró a todos los presentes con una leve sonrisa.
Vio sin impresionarse al traidor caído y suspiró negando su actuar, el haberse vendido era la peor decisión que había podido tomar puesto que lo único que encontró fue la muerte tras ello. Caminó hasta uno de los ventanales de aquél gran salón y apoyó su espalda en la pared, jamás le había gustado estar en medio de nada y estar frente a ellos por su impuntualidad ya la había hecho sentirse extraña, miró hacia el frente fijándose en la actitud de sus ambos hermanos y suspiró - Debo admitirlo, me sorprende el hecho de que ninguno se haya dado cuenta del actuar tan evidente de este traidor - Sus labios se curvaron suavemente formando una leve sonrisa, no lo decía con ánimos de ofender pero si no podía creer que no lo notaran luego de recibir un fuerte entrenamiento de Tom.
Luego fijó sus ojos en Tom e hizo una mueca, sabía que no daría demasiada información sobre la prueba que les esperaba lo que hizo que se sintiera nerviosa pero lo ocultó con un suspiro – Dudo que se nos informe de algo, al igual que Luther creo que simplemente nos dirá que es sorpresa - Acomodó un mechón de cabello y luego miró a Tom de reojo luego de la pregunta de Luther, sabía que tanto sus hermanos como ella misma estaban ansiosos de que aquél día llegara pronto.
Amelié se sentía ansiosa y a la vez nerviosa siendo lógica su razón, ¿cuál sería la última prueba? Debían demostrar cada uno de los hermanos que estaban bien entrenados, que eran capaces y también leales. Todos los siglos de aprendizaje llegaban a una prueba para probar si todos habían sido buenos “alumnos” sintiéndose de cierta forma tranquila pero insegura puesto que en su vida acontecían tantas cosas que estaba algo acostumbrada a ciertas emociones fuertes. La reunión había comenzado sin su presencia dentro del salón pero aún así estaba enterada de lo que acontecía e inclusive del traidor que había dentro del castillo, analizando su forma de reaccionar y que inclusive no podía mirar los ojos de quienes servía y debía lealtad dejaba en evidencia que algo extraño pasaba con él además obviando que no era el único detrás de todo ello.
Andaba escondida detrás de las sombras observando cada movimiento y cada palabra conversada, no tenía la intención de interrumpir pero debía afrontar su tardanza frente a los demás ya que no podía darse el lujo de perderse de tan importante reunión. Suspiró y negó tranquilamente saliendo de uno de sus escondites quedando frente a la puerta principal por la que había llegado la mayoría. Abrió la gran puerta con cuidado y entró con paso seguro y seria, ningún sirviente la había acompañado ya que no lo encontraba necesario mientras que al entrar cerró la puerta a sus espaldas y se acercó a los tres hombres allí presentes quedando al medio y haciendo una reverencia – Lamento haberos hecho esperar, no tengo justificación ante tal descuido – se levantó y miró a todos los presentes con una leve sonrisa.
Vio sin impresionarse al traidor caído y suspiró negando su actuar, el haberse vendido era la peor decisión que había podido tomar puesto que lo único que encontró fue la muerte tras ello. Caminó hasta uno de los ventanales de aquél gran salón y apoyó su espalda en la pared, jamás le había gustado estar en medio de nada y estar frente a ellos por su impuntualidad ya la había hecho sentirse extraña, miró hacia el frente fijándose en la actitud de sus ambos hermanos y suspiró - Debo admitirlo, me sorprende el hecho de que ninguno se haya dado cuenta del actuar tan evidente de este traidor - Sus labios se curvaron suavemente formando una leve sonrisa, no lo decía con ánimos de ofender pero si no podía creer que no lo notaran luego de recibir un fuerte entrenamiento de Tom.
Luego fijó sus ojos en Tom e hizo una mueca, sabía que no daría demasiada información sobre la prueba que les esperaba lo que hizo que se sintiera nerviosa pero lo ocultó con un suspiro – Dudo que se nos informe de algo, al igual que Luther creo que simplemente nos dirá que es sorpresa - Acomodó un mechón de cabello y luego miró a Tom de reojo luego de la pregunta de Luther, sabía que tanto sus hermanos como ella misma estaban ansiosos de que aquél día llegara pronto.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
“Hacen bien en avergonzarse al pasar por alto esta presencia impertinente, yo no estaré con ustedes cuando llegué el momento entonces ¿Qué harán?”
Ambos se muestran perplejos tras lo ocurrido, quizá confían demasiado en sus habilidades y no es lo que les he enseñado, siempre alerta, siempre consciente del entorno, incluso cuando estén dentro de sus moradas. El enemigo no dormía si la presa era grande y en nuestro caso constituíamos la única fuerza que había perdurado siglos de siglos manteniendo nuestras vidas estables, sin preocupaciones, y con todos los lujos que se nos eran permitidos. Para La Camarilla no existían límites en cuanto a existencia pero si limites reales en cuanto a territorios, controlar la actividad dentro de ellos era vital y por ello yo pedía a mis hijos la absoluta perfección pues solo con el correcto funcionamiento de los clanes podíamos mantener nuestros territorios libres de indeseables existencias.
“Por fin te presentas, pensé que me seguirías desde el pasillo pero te has quedado alli”
Ella acababa de entrar, Amelié. Se disculpó por el descuido a pesar de que ella no había llegado tarde sino que se había mantenido al margen de la reunión quien saber porque, por un momento pensé que era porque había sentido la presencia del traidor pero no lo mata como pienso, espera a que yo sea el que introduzca al hombre a la sala o quizá su intención era precisamente la de avergonzar a sus hermanos por aquella falla y satisfacerse de ser la única que lo hubiera reconocido pero a la vez ¿Cuánto tiempo llevaba aquel hombre allí antes de mi llegada?, más de un par de horas sin duda y ellos que estaban en ese lugar, con la excepción de Luther que no residía allí, ¿vivieron esas horas bajo sus narices o solo esperaban el momento preciso?.
“No te regocijes Amelié, a mi llegada hubiera sido una buena ofrenda evitarme la molestia y que me trajeras el cadáver, entonces hubieras recibido mis felicitaciones”
No podía dejar de ser estricto con todos. Cada uno de ellos poseía capacidades extraordinarias como estrategas y los había entrenado sobre todo para organizar, planear y ejecutar. El clan de los líderes comandado por mi hermana Eliz tenía la particularidad de formular estrategias para dirigir imperios, mis hijos tenían la capacidad de formular estrategias para dirigir guerras. Ya sea en una corte o en el campo de batalla ellos debían poder defenderse y de pronto sentía que las habilidades no estaban tan igualadas entre los presentes. Luther poseía mayor practica en el campo y desenvolvimiento del poder de las sombras mientras que Alexei y Amelié dirigían desde las sombras la situación.
“Será una sorpresa para mí si alguno de los tres no sale con vida”
Curve una sonrisa por la forma en la que lo veían ellos, evidentemente el factor sorpresa había sido una forma para enseñarles a lidiar con lo imprevisible, formular soluciones en el acto pero ya tendrían que batallar en ese sentido solos una vez se encontraran en el juicio, allí encontrarían más de una sorpresa, incluso una mucho más grande de lo que yo mismo podría planear para ellos. De todas formas mi conocimiento sobre lo que les sucederá es limitado, apenas se lo básico y se nada de la prueba a la que serán sometidos pero lo peor es que se poco de sus contendientes en caso de que los haya y ya que son mis chiquillos estoy casi seguro de que los habrá.
“Sorpresas encontraran muchas y sinceramente espero que estén preparados porque solo en ese momento sabrán que su capacidad de reaccionar adecuadamente es lo que les salvará la vida. ¿Quiénes? Nunca se sabe quienes hasta que se los convoca en la fecha y lugar convenido y generalmente es de un día para el otro por lo que no tendrán tiempo de planear nada. Lo único que sé es contra que Clanes nos enfrentaremos y como recordaran que les enseñe, existen seis de ellos. Cada clan mantiene en máximo secreto la forma en la que usan sus habilidades al igual que nosotros, por ello es imposible flanquear una estrategia adelantada, lo único de lo que deben estar seguros es que todos son fuertes y que han sido entrenados con el mismo ahínco que ustedes. Nuestro clan participara en el primer juicio, podría ser cualquiera de ustedes tres, enfrentaran a un Ventrue y es todo lo que puedo decirles. El escenario y la forma del juicio solo se verán en el acto, incluso es posible que nunca vean el rostro de su oponente pero allí estará. En los siguientes duelos nuestro clan enfrentara a uno del clan Malkavian y a uno del clan Di Sforza. No se saben los nombres de los que se enfrentaran pero allí lo descubrirán.”
Miro a cada uno de ellos, pensando, quizá tratando de saber quién será el primero y adivinando un personaje inventando de quien podría ser su oponente. Conozco a los fundadores de los clanes mencionados y se de lo que son capaces pero aquello ya no puedo decirles pues Abaddon no nos permite dar más datos de los que les he dado ya. Yo mismo trato de adivinar quién ira contra quien, si, conozco los nombres de algunos de los chiquillos engendrados por los miembros de esos clanes pero no sé como los han entrenado ni como ejecutaran sus habilidades. Ellos también deben preguntarse qué haremos nosotros, cuáles son nuestras debilidades pero no encontraran respuesta ya que los clanes solo conservan los secretos entre sus miembros. Se teje un misterio alrededor de los clanes y cada uno sirve de su forma particular a La Camarilla.
“Mi presencia aquí esta noche era para hacerles conocer lo que ya les he dicho, ahora me he de marchar pues mucho tengo que hacer desde el retorno de Abaddon. Sin embargo, antes de irme, una advertencia, confío en que pensaran antes de actuar como les he enseñado, si actúan por impulso morirán. Mañana por la noche se efectuara el primer juicio, lo que significa que mañana al anochecer volveré por uno de los tres y lo conduciré a su prueba, una vez allí estarán solos. Mediten al respecto y no me hagan quedar decepcionado cuando llegue su hora”
Dicho esto bebo de la copa hasta vaciarla, me despido con una mirada de cada uno de ellos y salgo por la puerta por la que entre hace menos de una hora. Los dejo a los tres pensando, recapacitando, con un cadáver de por medo como prueba de que deben tener siempre la guardia en alto. Mañana por la noche uno de ellos seria conducido a un lugar apartado de la ciudad, un lugar que si bien yo conocía no sabía que podrían encontrar dentro de él porque quien dirigía el juicio era Abaddon.
Ambos se muestran perplejos tras lo ocurrido, quizá confían demasiado en sus habilidades y no es lo que les he enseñado, siempre alerta, siempre consciente del entorno, incluso cuando estén dentro de sus moradas. El enemigo no dormía si la presa era grande y en nuestro caso constituíamos la única fuerza que había perdurado siglos de siglos manteniendo nuestras vidas estables, sin preocupaciones, y con todos los lujos que se nos eran permitidos. Para La Camarilla no existían límites en cuanto a existencia pero si limites reales en cuanto a territorios, controlar la actividad dentro de ellos era vital y por ello yo pedía a mis hijos la absoluta perfección pues solo con el correcto funcionamiento de los clanes podíamos mantener nuestros territorios libres de indeseables existencias.
“Por fin te presentas, pensé que me seguirías desde el pasillo pero te has quedado alli”
Ella acababa de entrar, Amelié. Se disculpó por el descuido a pesar de que ella no había llegado tarde sino que se había mantenido al margen de la reunión quien saber porque, por un momento pensé que era porque había sentido la presencia del traidor pero no lo mata como pienso, espera a que yo sea el que introduzca al hombre a la sala o quizá su intención era precisamente la de avergonzar a sus hermanos por aquella falla y satisfacerse de ser la única que lo hubiera reconocido pero a la vez ¿Cuánto tiempo llevaba aquel hombre allí antes de mi llegada?, más de un par de horas sin duda y ellos que estaban en ese lugar, con la excepción de Luther que no residía allí, ¿vivieron esas horas bajo sus narices o solo esperaban el momento preciso?.
“No te regocijes Amelié, a mi llegada hubiera sido una buena ofrenda evitarme la molestia y que me trajeras el cadáver, entonces hubieras recibido mis felicitaciones”
No podía dejar de ser estricto con todos. Cada uno de ellos poseía capacidades extraordinarias como estrategas y los había entrenado sobre todo para organizar, planear y ejecutar. El clan de los líderes comandado por mi hermana Eliz tenía la particularidad de formular estrategias para dirigir imperios, mis hijos tenían la capacidad de formular estrategias para dirigir guerras. Ya sea en una corte o en el campo de batalla ellos debían poder defenderse y de pronto sentía que las habilidades no estaban tan igualadas entre los presentes. Luther poseía mayor practica en el campo y desenvolvimiento del poder de las sombras mientras que Alexei y Amelié dirigían desde las sombras la situación.
“Será una sorpresa para mí si alguno de los tres no sale con vida”
Curve una sonrisa por la forma en la que lo veían ellos, evidentemente el factor sorpresa había sido una forma para enseñarles a lidiar con lo imprevisible, formular soluciones en el acto pero ya tendrían que batallar en ese sentido solos una vez se encontraran en el juicio, allí encontrarían más de una sorpresa, incluso una mucho más grande de lo que yo mismo podría planear para ellos. De todas formas mi conocimiento sobre lo que les sucederá es limitado, apenas se lo básico y se nada de la prueba a la que serán sometidos pero lo peor es que se poco de sus contendientes en caso de que los haya y ya que son mis chiquillos estoy casi seguro de que los habrá.
“Sorpresas encontraran muchas y sinceramente espero que estén preparados porque solo en ese momento sabrán que su capacidad de reaccionar adecuadamente es lo que les salvará la vida. ¿Quiénes? Nunca se sabe quienes hasta que se los convoca en la fecha y lugar convenido y generalmente es de un día para el otro por lo que no tendrán tiempo de planear nada. Lo único que sé es contra que Clanes nos enfrentaremos y como recordaran que les enseñe, existen seis de ellos. Cada clan mantiene en máximo secreto la forma en la que usan sus habilidades al igual que nosotros, por ello es imposible flanquear una estrategia adelantada, lo único de lo que deben estar seguros es que todos son fuertes y que han sido entrenados con el mismo ahínco que ustedes. Nuestro clan participara en el primer juicio, podría ser cualquiera de ustedes tres, enfrentaran a un Ventrue y es todo lo que puedo decirles. El escenario y la forma del juicio solo se verán en el acto, incluso es posible que nunca vean el rostro de su oponente pero allí estará. En los siguientes duelos nuestro clan enfrentara a uno del clan Malkavian y a uno del clan Di Sforza. No se saben los nombres de los que se enfrentaran pero allí lo descubrirán.”
Miro a cada uno de ellos, pensando, quizá tratando de saber quién será el primero y adivinando un personaje inventando de quien podría ser su oponente. Conozco a los fundadores de los clanes mencionados y se de lo que son capaces pero aquello ya no puedo decirles pues Abaddon no nos permite dar más datos de los que les he dado ya. Yo mismo trato de adivinar quién ira contra quien, si, conozco los nombres de algunos de los chiquillos engendrados por los miembros de esos clanes pero no sé como los han entrenado ni como ejecutaran sus habilidades. Ellos también deben preguntarse qué haremos nosotros, cuáles son nuestras debilidades pero no encontraran respuesta ya que los clanes solo conservan los secretos entre sus miembros. Se teje un misterio alrededor de los clanes y cada uno sirve de su forma particular a La Camarilla.
“Mi presencia aquí esta noche era para hacerles conocer lo que ya les he dicho, ahora me he de marchar pues mucho tengo que hacer desde el retorno de Abaddon. Sin embargo, antes de irme, una advertencia, confío en que pensaran antes de actuar como les he enseñado, si actúan por impulso morirán. Mañana por la noche se efectuara el primer juicio, lo que significa que mañana al anochecer volveré por uno de los tres y lo conduciré a su prueba, una vez allí estarán solos. Mediten al respecto y no me hagan quedar decepcionado cuando llegue su hora”
Dicho esto bebo de la copa hasta vaciarla, me despido con una mirada de cada uno de ellos y salgo por la puerta por la que entre hace menos de una hora. Los dejo a los tres pensando, recapacitando, con un cadáver de por medo como prueba de que deben tener siempre la guardia en alto. Mañana por la noche uno de ellos seria conducido a un lugar apartado de la ciudad, un lugar que si bien yo conocía no sabía que podrían encontrar dentro de él porque quien dirigía el juicio era Abaddon.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
Ante la impotencia que una me invadía solo pude cerrar los puños fuertemente, mi tranquilidad se había ido en el momento en que el sirviente fue conducido al interior, su muerte no me alivio, no me aliviaría hasta encontrar la fuente de ese atrevimiento y someterla a la muerte dolorosa. Sabía que Luther haría lo mismo, tratar de encontrar a la dichosa mujer y cobrarse la afrenta. Tom parecía tranquilo a pesar de todo pero era algo natural en el, nunca gritaba ni perdía los estribos, era una figura que inspiraba respeto porque todos sus movimientos obedecían a un plan y si tenía que improvisar incluso parecía todo arreglado por los hilos invisibles de algún ente para que el demostrase su habilidad para solucionar todo lo que se le presentara.
Luther se acercó al cadáver y le extrajo un ojo que enseguida dejo caer al contenido de su copa, nunca había compartido el sentimiento de jugar con la víctima, prefería destruirla lentamente, allí se encontraba mi satisfacción, en la agonía. Pero Tom era metódico, daba un golpe directo y devastador, doloroso si pero sin la agonía que me hubiera gustado tener de aquel mortal cuyo rostro desfigurado solo me causaba una rabia semejante como para salir y buscar a quien le comprara el alma por lo que sea que estuvieran buscando dentro de mi morada.
Planeaba excusarme unos minutos para ordenar que la guardia mortal fuera puesta en la guillotina de inmediato pero la llegada de Amelié logró hacer que momentáneamente desistiera de mi idea. Llegaba tarde, como casi nunca solía hacer, venia cargada del sarcasmo tras contemplar al muerto y ganas no me faltaron de retarla a encontrar en ese momento a la responsable, solo por apostar quien de los tres resultaba triunfante en esa empresa, como cuando Tom nos entrenaba y la competitividad entre los tres era tal que por poco nos matábamos. Pero esos eran tiempos pasados, el mismo entrenamiento había conseguido que nos uniéramos y por ello Amlié, Luther y yo éramos como hermanos reales.Luther fue el primero en tener curiosidad sobre lo que Tom nos anunciaba, el juicio que sabíamos que algún día llegaría.
–Si todo fuera sorpresa no nos hubiera honrado con una visita como esta- dije dirigiéndome a Luther y a Amelié que creían que nuestro sire no soltaría ni una palabra más al respecto.
Fácilmente nos hubiera comunicado por otro medio si solo tenía que decir que el juicio estaba próximo pero había algo más que aún no nos había dicho, estaba casi seguro de ello y esperaba con ansias a que se pronunciara. De hecho no nos diría sobre que trataba el juicio, muy a pesar, pero su presencia sugería que estábamos involucrados en el corto plazo a que nuestra existencia inmortal se sometiera a tela de juicio.
-Así que eso era- dije cuando finalmente hablo
Volví a sentarme u cruce los dedos mientras pensaba. Hace unas noches había conocido a hombres de esos clanes, era mi deber conocer aunque fuera por mi cuenta pero solo sabía lo que era de dominio público. El Ventrue que yo conocí en Paris era el rey de Inglaterra, el Malkavian era el príncipe de Escocia y el Di Sforza no tenía importancia porque sabía que era uno de los hermanos de Tom así que solo uno de sus hijos podía enfrentarse a nosotros. Aun así esos no eran los únicos de esos clanes, existían otros que no conocía y los que si había visto apenas se me presentaron por momentos y no lo suficiente para saber qué clase de personas eran. En conclusión, no tenía ni la más mínima idea de lo fuertes que eran para hacer lo que Tom nos había enseñado, prever una estrategia.
-¿Mañana por la noche?- lo que pensé se me tradujo en palabras
Estaba estupefacto, no me imagine que fuera tan pronto y podía ser cualquiera de los tres. Dentro de un día seriamos sometidos a prueba y no teníamos nada de información de lo que enfrentaríamos más que los clanes a los que lo haríamos. El primero era un Ventrue, apenas conocía a uno de ese clan y existía la posibilidad de que lo enfrentara como que no. O podía ser Luther quien enfrentara al Ventrue o Amelié aunque estaba casi seguro que la cosa seria entre Luther y yo porque era el juicio inaugural.
Tom se retiro y nos dejo solos a los tres sumidos en el silencio, cada uno condenado a la misma espera, a las mismas casi veinticuatro horas para saber cual de nosotros seria conducido al juicio. Los dos que quedaran tendrían o tendríamos que esperar quien sabe cuántas noches más para enfrentar a un Malkavian o a un Di Sforza. Y por si no fuera poca esa presión Tom nos había dicho que no le decepcionemos, era típico de el presionarnos al máximo, no nos afecta cuando lográbamos tener la mente fría y eso era lo que a partir de entonces teníamos que hacer porque el reloj de arena ya se había volcado sobre nuestras cabezas y era cuestión de horas para encontrar nuestro destino.
-Será mejor que esta noche te quedes aquí Luther, debemos permanecer unidos hasta mañana- dije saliendo del estado dubitativo en el que me había quedado
Me puse de pie, me dirigí a la puerta y salí para ordenar que patrullaran con el doble de guardias y que convocaran a todos los guardias mortales que existían en el castillo. El infiltrado seria expuesto ante todos los que se encontrarían en peligro de morir aquella noche porque aun quedaba pendiente la tarea de hallar a la que compro esa miserable alma con diamantes. Quizá los tres podríamos encontrar alivio esa larga noche bebiendo de la sangre de los desafortunados que convivieron con el occiso. De todas formas era vital que nos alimentáramos antes de la prueba. Dentro de las paredes del castillo la noche se tiño de sangre y nuestras mentes de sombras, las mismas que pretendíamos usar cuando en poco tiempo se nos pusiera en el tablero de ajedrez.
Luther se acercó al cadáver y le extrajo un ojo que enseguida dejo caer al contenido de su copa, nunca había compartido el sentimiento de jugar con la víctima, prefería destruirla lentamente, allí se encontraba mi satisfacción, en la agonía. Pero Tom era metódico, daba un golpe directo y devastador, doloroso si pero sin la agonía que me hubiera gustado tener de aquel mortal cuyo rostro desfigurado solo me causaba una rabia semejante como para salir y buscar a quien le comprara el alma por lo que sea que estuvieran buscando dentro de mi morada.
Planeaba excusarme unos minutos para ordenar que la guardia mortal fuera puesta en la guillotina de inmediato pero la llegada de Amelié logró hacer que momentáneamente desistiera de mi idea. Llegaba tarde, como casi nunca solía hacer, venia cargada del sarcasmo tras contemplar al muerto y ganas no me faltaron de retarla a encontrar en ese momento a la responsable, solo por apostar quien de los tres resultaba triunfante en esa empresa, como cuando Tom nos entrenaba y la competitividad entre los tres era tal que por poco nos matábamos. Pero esos eran tiempos pasados, el mismo entrenamiento había conseguido que nos uniéramos y por ello Amlié, Luther y yo éramos como hermanos reales.Luther fue el primero en tener curiosidad sobre lo que Tom nos anunciaba, el juicio que sabíamos que algún día llegaría.
–Si todo fuera sorpresa no nos hubiera honrado con una visita como esta- dije dirigiéndome a Luther y a Amelié que creían que nuestro sire no soltaría ni una palabra más al respecto.
Fácilmente nos hubiera comunicado por otro medio si solo tenía que decir que el juicio estaba próximo pero había algo más que aún no nos había dicho, estaba casi seguro de ello y esperaba con ansias a que se pronunciara. De hecho no nos diría sobre que trataba el juicio, muy a pesar, pero su presencia sugería que estábamos involucrados en el corto plazo a que nuestra existencia inmortal se sometiera a tela de juicio.
-Así que eso era- dije cuando finalmente hablo
Volví a sentarme u cruce los dedos mientras pensaba. Hace unas noches había conocido a hombres de esos clanes, era mi deber conocer aunque fuera por mi cuenta pero solo sabía lo que era de dominio público. El Ventrue que yo conocí en Paris era el rey de Inglaterra, el Malkavian era el príncipe de Escocia y el Di Sforza no tenía importancia porque sabía que era uno de los hermanos de Tom así que solo uno de sus hijos podía enfrentarse a nosotros. Aun así esos no eran los únicos de esos clanes, existían otros que no conocía y los que si había visto apenas se me presentaron por momentos y no lo suficiente para saber qué clase de personas eran. En conclusión, no tenía ni la más mínima idea de lo fuertes que eran para hacer lo que Tom nos había enseñado, prever una estrategia.
-¿Mañana por la noche?- lo que pensé se me tradujo en palabras
Estaba estupefacto, no me imagine que fuera tan pronto y podía ser cualquiera de los tres. Dentro de un día seriamos sometidos a prueba y no teníamos nada de información de lo que enfrentaríamos más que los clanes a los que lo haríamos. El primero era un Ventrue, apenas conocía a uno de ese clan y existía la posibilidad de que lo enfrentara como que no. O podía ser Luther quien enfrentara al Ventrue o Amelié aunque estaba casi seguro que la cosa seria entre Luther y yo porque era el juicio inaugural.
Tom se retiro y nos dejo solos a los tres sumidos en el silencio, cada uno condenado a la misma espera, a las mismas casi veinticuatro horas para saber cual de nosotros seria conducido al juicio. Los dos que quedaran tendrían o tendríamos que esperar quien sabe cuántas noches más para enfrentar a un Malkavian o a un Di Sforza. Y por si no fuera poca esa presión Tom nos había dicho que no le decepcionemos, era típico de el presionarnos al máximo, no nos afecta cuando lográbamos tener la mente fría y eso era lo que a partir de entonces teníamos que hacer porque el reloj de arena ya se había volcado sobre nuestras cabezas y era cuestión de horas para encontrar nuestro destino.
-Será mejor que esta noche te quedes aquí Luther, debemos permanecer unidos hasta mañana- dije saliendo del estado dubitativo en el que me había quedado
Me puse de pie, me dirigí a la puerta y salí para ordenar que patrullaran con el doble de guardias y que convocaran a todos los guardias mortales que existían en el castillo. El infiltrado seria expuesto ante todos los que se encontrarían en peligro de morir aquella noche porque aun quedaba pendiente la tarea de hallar a la que compro esa miserable alma con diamantes. Quizá los tres podríamos encontrar alivio esa larga noche bebiendo de la sangre de los desafortunados que convivieron con el occiso. De todas formas era vital que nos alimentáramos antes de la prueba. Dentro de las paredes del castillo la noche se tiño de sangre y nuestras mentes de sombras, las mismas que pretendíamos usar cuando en poco tiempo se nos pusiera en el tablero de ajedrez.
Invitado- Invitado
Re: Reencuentro
Ante las palabras de su hermano, Luther solo elevó una ceja antes de beber el contenido de la copa, como si con ese gesto advirtiera sus pensamientos. “¿Y correr el riesgo de ser traicionado? Ya sabes lo que dicen, Alexei. Si queréis que las cosas os salgan bien...” Dejó que el pensamiento se interrumpiera para cuando la voz de Tom llenó de nuevo la habitación. Se sentía oxidado enviando una frase telepáticamente, pero... ¿con quién mas se suponía que podía ejercer sus poderes? Luther no mentía cuando decía que encontrar diversión era difícil. Si no fuera por su obsesión hacia la condesa Von Fanel, estaba seguro que habría partido de Francia para buscar algo que satisficiera su intelecto. La tranquilidad, un estado en el que siempre parecía estar, era una farsa, una de las cientos de máscaras que elegía portar ante cualquier incauto. Nadie podía mirar a través de él. Luther pensaba y actuaba pero ni una ni la otra se mezclaban. ¡Jamás! El caos. La destrucción. Los juegos más retorcidos eran los que entretejía desde las sombras. Amelié y Alexei, con esa perfección que la inmortalidad les había tallado, podían atraer a hombres y mujeres a su antojo, ¿él? Esa era la parte más interesante. La gula de Luther exigía las mentes más perversas, más capaces, más... Siempre más. Lo que aprendía de sus “allegados” solo era un agregado para esa bestia rugiente que corroía sus entrañas para desquiciarlo completamente. Una sonrisa maliciosa, de esas que extrañamente se le podían ver esgrimiendo, curvó sus labios. Un Ventrue. Luther conocía solo a uno de dicho clan. Von Fanel había atraído su atención desde sus inicios. El conde de Inglaterra se había vuelto en un objetivo en cuanto había posado sus ojos en la mujer equivocada. No. Luther no se sentía con derecho. Lo tenía. La espera había valido la pena. Némesis acudiría a él. La arrogancia del vampiro era un arma de doble filo, letal sino se sabía manejar. La simple idea de enfrentarse contra el conde le enfebrecía a un punto alarmante. Había sido tan cuidadoso en esconder la fijación que había despertado por esa mujer. Incluso ahora mientras sus hermanos estaban ensimismados en las posibilidades, eran ignorantes de lo que para él significaba.
Se despidió de su sire elevando la copa vacía donde el ojo del traidor se retorcía. El cristal parecía brillar en medio de las sombras que lo cubrían. Así era cada uno de ellos. Sociables cuando el mundo lo dictaba. Solitarios cuando sus mentes gritaban su necesidad de comandar. Las manecillas del reloj emprendían un juego tortuoso para sus psiquis. Ciertamente, no esperaba que los enfrentamientos fuesen tan pronto. Abaddon no se iba por las ramas, no habiendo esperado tanto su retorno. – Desde luego. Dos simples palabras. El vampiro querría estar ahí para cuando fuesen a buscarlos, a él o a cualquiera de sus hermanos. La humillación que aquél traidor les había hecho pasar frente a su maestro no podía ni quedaría impune. Tomó la mano de Amelié para rozar el dorso con sus labios. – Siempre tan oportuna. El sarcasmo con que su hermana les había dado la bienvenida fue devuelta sutilmente. El vampiro no podía negar el placer que sentía de verle. Hacía muchos años que no se encontraban. Sabía que se encontraban en tierras parisinas, esperando... aguardando... acechando... Era fácil ponerlo todo a un lado cuando los movimientos cesaban. Se dirigió a la puerta. No podía esperar por buscar a todo aquél ligado al traidor. – ¿Te nos unes? Esperó a que Amelié se deslizara a su lado. Matar a sangre fría serviría para aclarar sus mentes antes de retirarse a lo que llamaban “descanso”. – Hasta nuestro próximo encuentro. Con eso, se fundió entre las sombras, escuchando los sonidos que la noche entonaba para guiar a sus hijos.
Se despidió de su sire elevando la copa vacía donde el ojo del traidor se retorcía. El cristal parecía brillar en medio de las sombras que lo cubrían. Así era cada uno de ellos. Sociables cuando el mundo lo dictaba. Solitarios cuando sus mentes gritaban su necesidad de comandar. Las manecillas del reloj emprendían un juego tortuoso para sus psiquis. Ciertamente, no esperaba que los enfrentamientos fuesen tan pronto. Abaddon no se iba por las ramas, no habiendo esperado tanto su retorno. – Desde luego. Dos simples palabras. El vampiro querría estar ahí para cuando fuesen a buscarlos, a él o a cualquiera de sus hermanos. La humillación que aquél traidor les había hecho pasar frente a su maestro no podía ni quedaría impune. Tomó la mano de Amelié para rozar el dorso con sus labios. – Siempre tan oportuna. El sarcasmo con que su hermana les había dado la bienvenida fue devuelta sutilmente. El vampiro no podía negar el placer que sentía de verle. Hacía muchos años que no se encontraban. Sabía que se encontraban en tierras parisinas, esperando... aguardando... acechando... Era fácil ponerlo todo a un lado cuando los movimientos cesaban. Se dirigió a la puerta. No podía esperar por buscar a todo aquél ligado al traidor. – ¿Te nos unes? Esperó a que Amelié se deslizara a su lado. Matar a sangre fría serviría para aclarar sus mentes antes de retirarse a lo que llamaban “descanso”. – Hasta nuestro próximo encuentro. Con eso, se fundió entre las sombras, escuchando los sonidos que la noche entonaba para guiar a sus hijos.
Luther Sigismund- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 08/05/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour