El amanecer de un nuevo día - Privado

por **Julia Rondizzoni** Sáb Ago 25, 2018 6:08 pm

El amanecer, la sorprendió aún sin acostarse, había pasado toda la noche, ayudando a la nueva doncella, pues en pocos días, su primo arribaría a París, por lo que deseaba dejar todo preparado para ese momento. Hacía unos meses que no tenía noticias suyas, pero, luego de lo sucedido con sus padres, y sabiendo en las condiciones de salud en las que se encontraba su único pariente, supo que no lo podía dejar librado a su suerte, a pesar de que éste casi la echó de su habitación y le aseguró que podía arreglárselas por sus propios medios. Fueron varios los intentos que realizó, hasta que por fin logró hacerle entrar en razón y permitirle que ella se ocupara de hacer todos los tramites pertinentes para que él pudiera llegar a Francia sin contratiempo alguno.

Gracias al albacea de sus padres, supo que él ya se encontraba en condiciones para realizar el viaje, y que en unos cuantos días, estaría arribando a la ciudad. Mas bien sabía que ese sería solo el principio de un tiempo de continua zozobra, malas actitudes y continuos reproches por parte del único familiar que le quedaba en la faz de la tierra. Claro que entendía el rencor, la amargura que él tenía por la suerte que debió pasar, por el terrible accidente y para colmo de males, la muerte de sus tíos,- los padres de Kelsey - quienes eran como unos padres para él. Pero, y no había nada para hacer, las tornas de la vida habían girado, y el pasado, solo era un borroso recuerdo al que no se podía regresar.

Tras terminar con los arreglos de la habitación de huéspedes, despidió a la joven, diciéndole que podía tomarse el día. Por su parte, aún tenía que realizar varias diligencias, entre ellas, hablar con Tristan, presentar carta de renuncia y confesar que su situación, tanto económica, como familiar habían cambiado, y que por el bien de su primo y por el suyo, no podía seguir viviendo bajo el mismo techo, ni siendo su empleada. Inspiró profundamente, para luego dejar que sus frustraciones se fueran en un hondo suspiro, - es tiempo de dejar el pasado atrás, y comenzar un nueva historia - se dijo, mientras soplaba el candil que había quedado encendido en sobre una mesa auxiliar. Por el enorme ventanal, difuminado por las blancas cortinas, la luz del sol, comenzaba a iluminar la habitación. Kelsey sonrió, pues comprobó como aún sin quererlo, la luz siempre regresa a la vida, el amanecer de un nuevo tiempo, deja en penumbras cualquier dolor o sufrimiento del pasado.

Cerró la puerta suavemente, como si su primo ya se encontrara en aquella habitación, se dirigió a su propio cuarto, intentaría dormir unas pocas horas, antes de tener que enfrentar su presente, su pasado y su futuro. Pero mientras ese momento se acercaba, prefería descansar y soñar con que el mañana le prometía una mejor vida, una posibilidad cierta de ser por fin feliz.