Leyendo

Un sitio informal puede necesitarse de vez en cuando justo como ahora, en lugar de andar entre bullicios, caminando entre los humanos intentando pasarse desapercibida ya con el sol ocultándose entre las montañas haciendo que el cielo se tiña de rojo, embelesante, esclarecedor ante los ojos haciendo honor a la vampira que les mira. Desetentendiéndose completamente entre la mediocridad a la cuál la humanidad se ha transformado expertamente, desmiente así misma con sentirse cómoda paseándose entre los senderos.

Vislumbrar la biblioteca en un pequeño rincón, puede ser bastante bueno dejando de lado el enorme descuido proporcionado al recinto, Annette enarcando una ceja sabe que si entra pasará sin tentaciones el resto de la noche, esto puede ser sin duda algo increíble, llevándose algunos dedos a la barbilla meditando comienza a imaginar qué clases de libros son los que tomará primeramente; todo esto ocurre mientras atraviesa la puerta y la falta higiénica se percibe ante sus fosas nasales haciéndole toser.

Caminando rápidamente, ve su vestido manchado en la parte de abajo causándole muy poca gracia realmente, inmediatamente se distrae al mirar las enormes torres bibliográficas frente a ella, de todos los libros posibles imaginables allí se hallan, para brindarle un momento de suma tranquilidad en silencio, recostada sobre un buen sillón, acompañándola en la lectura un magnífico libro ¿Qué mejor?, desplazándose hasta el segundo rellano donde la luz a penas se asoma sobre las ventanas, fijándose bien sus pupilas verdáceas a través de los títulos, se detuvo un segundo palpando cierto aroma familiar, hizo caso omiso claro está.

Cierta curiosidad desplegada ante Lope de Vega, vaya que tenía mucho sin saber sobre ese sujeto, tomarlo algo polvoriento y descuidado bastan unos cuantos soplidos para deshacerse del moho, haciendo cara de asco lo lleva hasta una de las pequeñas mesitas rebosantes de cuidado (pensamiento sarcástico), no sin antes analizarlo todo, sin abrirlo todavía, la cubierta parece envuelta sobre cuero, prendada en un montaje bastante decente abre la primera página dispuesta a leer.

Sus ojos se van sobre las pequeñas letras plasmadas ante el papel amarillo, el olor a antigüedad se nota a miles de leguas, cancinamente recarga su codo sobre la mesa descansando la cabeza sobre la palma de la mano, comienza a hablar en cierta voz apenas audible para el humano.

-Cuando en mis manos rey eterno, os miro, y la cándida víctima levanto, de mi atravida idignidad me espanto y la piedad de vuestro pecho admiro- la voz melodiosa alabando ala vampira hace armonía con el timbre enmarcado sobre su belleza, alza la vista algo distraída al saber que otro como ella está en el lugar escuchándole a ciencia cierta.

Cóspitas y demás! exclama así misma cuando la silenciosa voz surge de entre la habitación a media luz tapada por la cortinas recitando un poema bastante familiar, contemplando el aspecto del caballero, la vampiresa dibuja una sofisticada sonrisa sobre sus labios prestando atención, entre los timbres de sonido brotando y el modo en que el chico lo hace parece bastante bien al oído, un poco de curiosidad mientras ella permanece sentada observándolo bien.

-Citar a Sor Juana Inés de la Cruz monsieur, una extranjera, excelente elección he de mencionaros- aclara la garganta moviendo la mirada esmeralda ante su acompañante, en realidad conoce muy poco de aquella escritora, sin embargo, comprende y entiende el sentimieto ahondado en cada uno de sus escritos.

-Veréis, sin duda creo que en las actualidades es un modo infalible de enriquecer vuestro vocabulario siguiendo algunas líneas de los libros- murmura cerrando la portada del libro sutílmente para mirar de lleno al vampiro en frente de ella, que con los brazos cruzados al parecer un ejemplar magnífico acentuando su postura haciedo relevancia a los mounstros que son.

-Sin duda pregúntome que estabáis pensando ésta mujer en escribid tan bellamente- argumenta mientras recuera las líneas de esa poesía, alguna vez lo había leído en alguna biblioteca de los países bajos o algo parecido, cada frase monumentada acudía al vaivén de sus vivencias peronales, bien éste en particular no se le había olvidado nunca, derrocahaba intriga cada vez que le mencionaban algún párrafo descriptivo.

-Alzad la vista y mirad, absoluta obscuridad, encandilarse resultariáis demás viviendo en soledad- nuevamente llevando las dos manos hasta su regazo posándose sobre el vestido color verdáceo haciendo juego a sus pupilas, reposan inminentes con el libro sobre sus piernas acumuládose de conocimientos previos y cultos ante las culturas antiguas; esperando alguna reacción por parte del caballero, su expresión gélida se mantiene en el mismo sitio sin inmutarse por mover algún dedo, la piel pálida de ambos reslata entre casi la penumbra, él es sumamente alto, de aspecto grácil, y un poco desafiante, sin conocerle no dirá ni pensará más por el momento, guarda silencio, el único que sopla es el viento...

La tenue luz del cuarto daba un toque de misterio encrusijado con pasión, a Loring le gustaba, la luz reflejaba a tientas lo que un vampiro no podía y podía ser. Y es que con un cuarto sin luz alguna a escepci{on de unas enigm{aticas velas pod{ia decir mucho, podría hablar por sí sola la escena y derrochar pudor, pasión.

-He de compartirle mi opinión, madame -llevó a cabo una perfecta reverencia dando un paso adelante para acercarse a la bellísima vampira-. Sor Juana Inés de la Cruz es un brillo reciente, un brillo mestizo y al mismo tiempo puro. Su prodigiosa forma de escribir y sus versos son dignos de admirar a un humano cuyo plazo de vida no abarca los años de un sabio inmortal como vuestro servidor, y sin embargo, a mi parecer, siendo ya una tan prestigiosa poetiza y mente inteligente de la literatura, Sor Juana abandona el hecho de resultar extranjera a nuestro mundo para comenzar a pertenecerle a éste y enriquecer a la raza humana, y representarla fatua como se merece hacerlo -le sonrió a la vampira mostrando por completo unos colmillos filosos y ufanos.
-Y sin duda alguna me parece acertaís de una forma exquisita al mencionar la alimentación de la mente con la lectura, sería un aprovechamiento bellísimo de parte de las personas levantar un movmimiento artístico y literato en donde la única ganancia fuera la cultura de la mente humana y el aprovechamiento de los genios poseídos por ésta.

Escuchó respetuoso el último verso recitado por la bella vampira.
-Comodisfruto yo de la poesía, madmoiselle, una extensión indudable del sentimiento humano y de la expresión de éste, un reflejo de la perfección de los humanos defectuosos, quienes afortunadamente son así, efectuosos. Con todo respeto, sería un placer para mi dedicarle un verso a cuerdo con su ingente y creciente belleza, desgraciadamente dudo que exista uno aún.

Miró la forma en que él libro posaba en sus piernas, miró la postura inerme que la vampira adoptaba y se acercó un paso más.

-¿Sería apenas una molestia para vos el disculparme?, ¿disculpar a una criatura sin modales? -arrodillándose en una reverencia se acercó aún más a la vampira y tomó su mano- con su permiso, madmoiselle, ante su presencia Loring Brandt -besó la amno que sostenía, una mano en apariencia fina, delicada y frágil, pero solo eso, solo en apariencia, pues sin duda alguna, esa amano poseía demasiada fuerza y sanguinaridad de la ya imaginada-. Un honor conocer a una señorita muy bella.

Dedicó una mirada a los orbes verdes de la presencia femenina y divagó en ellos mientras se ponía de pie, una mirada al alma, una ventana al alma, un alma que sin duda resguardaba demasiados secretos.

El lenguaje corporal asediado sobre el joven vampiro mantiene a Annette en modo perspectivo ante lo mencioando en epifanías vocales, ya que al parecer ambos disfrutan de los versos en prosa deleitándose ante el oído agudo vampiresco que ambos poseen, su expresión se torna algo sorpresiva cuando el caballero se inmuta a besarle el dorso de su mano gentilmente, aquella parte blanca surge entre las mangas abombachadas marcadas por el vestido dejando a la vista una mano huesuda, bien formada, aspecto delgado y femenino. Presta atención al nombre del caballero, se hace llamar Loring, uno más asocidado a la lista conociéndose entre su especie, qué mas da?, si de aquello vivirá el resto existencialmente.

-Un placer en conoceros monsieur Brandt, permitidme presentadme ante vos, soy Annette Pavlovna- argumenta incorporándose levemete sobre la idónea repisa del suelo sumamente polvorienta, haciendo una leve reverencia ante el chico para tomar asiento nuevamente, haciendo recreación a las palabras anteriores, Annette mira mejor a Loring filsoofando.

-Os agradezco la intención de mencionad a un verso aludido entre vuestra belleza, el poema recitado del señor Lope de Vega habéis llamado mi atención al modo de escritura, observad, habla de víctimas, sangres y bueno, que puedo deciros al respecto es algo con lo que suelo llevarme bien- por fin emite una ligera sonrisa sobre los labios dejando entrever sus caninos sin tamaño amenazador pues ahora no los necesita.


-La poesía barroca, es más racional que la actual, emite más sobre fantasía para colar la realidad, descubrid mundos nuevos, haciéndolos mejores con ilusiones vanas, son absurdos muchos de ellos, son pocos los que en verdad os salvan dándonos el placer de mencionad tan bellas estirpes clavadas sobre estos pergaminos- acentúa el modo de voz modulándolo a tono perfecto con el ambiente, no muy fuerte, tampoco demasiado bajo simplemente algo ténue listo a disfrutarse como música clásica invadiéndole por los oídos a niveles aceptables.

-Caminad, por aquí y por allá sin rumbo que asemeje a la verdad, siempre deseáis huír, nunca queréis descansar, hasta que no podéis más es cuando despiertas a la dolorosa realidad, esas frases las escrbí yo en algún momento de mi vida humana caballero, ahora me es imposible recordaros del todo, me hacía bien desahogarme con papel y tintero como un escape tal como el viento- murmura sdeslizando los dedos a través de la portada del libro distraídamente mientras hojea con la mano libre el interior sin bajar la mirada siguendo con los iris al joven presente.

-Éste tipo de escirtos, hacénme pensar en un baile lento, cautivo entre los snidos vocales mientras alguien los recita, siguiendo compases bien marcados haciendo pautas y silencioas cuando la ocasión lo requeréis- argumenta dejando caminar su imaginación ante un baile de salón propiamente conducido entre los ritmos llevaderos.

Avanzó através de la sala volviéndose a posar frente a la ventana, de perfil a la vampira.
Comenzaba, de cierta forma, a preocuparse por la forma en que regresaría a su hogar, quizá sería necesario pasar un tiempo más allí, en la biblioteca en compañía de la señorita.
El evidente descuido de la biblioteca volvía molesta la presencia en ella, Loring sintió cierto tipo de asco al divisar polvo en sus caros ropajes, no era solamente por creerse -y ser- superior, pero sentía que cualquier persona en plena función de sus facultades mentales gustaría de una estancia cómoda y por sobre todo limpia, y no era un hábito que adoptara con la transformacón y con su nueva vida, pero siendo un noble en su vida mortalhabía aprendido mucho sobre presentación.
Con una expresión ambigua recorrió el piso para luego posarla sobre la vampira. No la primera que conocía, y se imaginaba, que sería la primera de muchas más creaturas inmortales que conocería habitando el lugar. El encontrar una persona lo suficientemente intelectual como para establecer una conversación le causaba cierto orgullo sobre su decisión de mudarse a Francia, aunque, por supuesto, ésta nunca se compararía con su natal y hermosa Alemania, pensó en ella con algo de sentimiento al haberla abandonado, pues si algo negaba totalmente la incredulidad de Loring hacia el amor, era el hecho de que estaba enamorado de su patria.
Inclinó la cabeza respetuosamente al escuchar el nombre de la mujer.

-El placer de conoceros es todo mío, señorita Anette.

Guardó silencio esuchando los inteligentes argumentos de Anette, una vampira intelectual y culta, no a diferencia de muchos otros vampiros, pero la admiración hacia la poesía barroca resultaba muy bizarra en vampiros europeos que superponían a Voltaire por encima de cualquier escritor de la Nueva España, México.

-Si me permite, creo que en efecto la poesía barroca tienede a ser más racional. Sin embargo, y con todo respeto, he contradeciros en el aspecto del surrealismo y la imaginación -se acercó de nuevo a Anette-. El arte barroco es una mezcla infinita de dos culturas totalmente diferentes, de dos mundos encontrados, y de la misma forma, una mezcla del mando y la subyugación.
Como la mayoría de los escritores barrocos lo podrán demostrar, esa poesía era una poesía cortesana, respetuosa y seguidora de la buena aceptación y vista social, humanista, sí, pero pudorosa y expresiva de los sentimientos humanos, tales como el deseo sexual y la ambición. Y las ilusiones quedan abandonadas para expresar sola y sutilmente el sentimiento humano, un ejemplo ese amor del que muchas personas hablan con admiración y esperanza.
Adoptando una expresión neutra escucho las líneas alguna vez escritas por la vampira.

-Sin duda alguna en vida humana habreís sido una persona estudiosa y es algo de admirar en un humano, ¿no lo creís así?
La escritura inteligente es un tema difícil de abarcar para una persona cuyo conocimiento tiene un nivel bajo, pero sin embargo cualquier persona que ose sentir, osa escribir. Sonrió ambiguo mientras miraba a la vampira a los ojos.

Annette se asombró del conocimiento posible sobre la poesía en todos ámbitos, eso sin duda llamó ciertamente su atención interesada mostró convencimiento ante las palabras dichas por Loring, en realidad era así, no se equivocaba en lo más mínimo, evocar a los sentimientos repirimidos seguían siendo todo un lío en la actualidad impidiendo dar a los humanos un pensamiento liberal, resguardados en pensamientos absurdos, completamente inútiles queriendo ocultar las naturalezas del cuerpo hacían imágenes bastante interesantes dejando todo a la imaginación.

-No os puedo mentir caballero, el reprimir las opiniones sociales sobre algo que es inevitable como la pasión, el deseo, el derroche emocional estando en un encuentro con tu pareja puede dar las más hermosas líneas escritas sobre un pergamino o a veces, sin necesidad se tatúan sobre la piel efímeramente dejando grabaciones intrínsecas pudiéndose prestar a distintas interpretaciones- meditó llevándose las manos a la altura del pecho formando un pequeño triángulo con estas mientras juntaba los dedos respectivamente para después separarlos repitiendo ésta acción varias veces.

-He de mencionaros, en vida humana aprendí de las institutrices, más siempre he querido saber más un poco de todo, es aficionante poder contemplar todo tipo de mundos desde un libro- platicaba cómodamente sentada en aquél sillón bien desvencijado.

-Vaya, que podrían levantad un poco este sitio, resguardan tantos tesoros y lo mantienen como algo inútil, creo yo usted comparitiríais mi punto de vista ¿O no?- pregunta mientras sacude el respaldo soplándole ligeramente con el polvo brotando como pequeñas esferillas acomodándose a la corriente del aire siguiendo una sola dirección perdiéndose entre el ambiente.

-Monsieur Loring, ¿gustáis ir a otro sitio de la biblioteca?, no sueléis ser muy visitado, está casi tocando el techo sin duda es el lugar dónde vengo a leer- pregunta levantándose asintiendo para sí misma esperando la respuesta del chico. Sin que los humanos se enteren del todo, ella misma ha puesto su propio rincón de lectura sobre el ático de la biblioteca creando un espacio propio completamente en penumbras, dónde la luz del sol nunca da.

-Es sin duda pequeño pero sin duda acogedor- sentencia tendiéndole la mano blanquecina dibujando una leve sonrisa sobre sus labios, por un instante se distrae con la guapura del vampiro, eso es una maldición sin duda, todos aquellos conocidos poseen un tipo de belleza increíble, algo indescriptible que si ante los ojos humanos luce esplendoroso entre ellos mismos pueden tomarlo como algo trivial sin embargo, todo posee vistas distintas.

Su mirada verdácea sigue hasta el final dónde unas escaleras desvalijadas se encuentran tiradas, mordiéndose el labio inferior se adelanta para levantarlas abriendo una contrapuerta abriéndose arriba de ellos, incita al chico a seguirle, subiéndose sin importarle las vistas masculinas ante su delgada figura, calcina finamente esculpida haciendo referencia algún tipo de estatua viviente, al igual que Lorong, puede hacer suspirar hasta la más feaciente y feroz mujer sobre la faz de la tierra, ante sus pensamientos se ríe para si misma subiendo sobre los peldaños por fin llegando al pequeño cuartillo.

Es pequeño, todo de madera sin duda, con un pequeño sofá en el interior, muchos libros apilados en un rincón, del otro una mesa plagada de tinteros y plumas, más al fndo se halla un pequeño catre para sus ratos de lectura durante el día para arrullarse.

-Bienvenido sea, monsieur- murmura mostrándole orgullosa ese pequeño lugar, su lugar.

Anette era una vampira muy inteligente y educada sin duda alguna. Avanzó unos pasos sobre la misma direcció acercándose a ella. La cultura y el conocimiento no eran raros en un ser de la especie de ambos, pero si era difícil de hayar un vampiro cuyos gustos y opiniones estableciera cierto límite de diferencia entre los demás vampiros. Anette parecía ser el tipo de mente que aceptaba y admiraba queda pero ferbilmente todos y cada uno de los aspectos de la literatura. Loring sonrió, eso era admirable y atractivo en una mujer, pues no siempre eran necesarios los rostros hermosos y los cuerpos voluptuosos. Se perdió por unos instantes observando los hermosos orbes verduzcos de la dama mientras adoptaba una expresión tranquila, segundos después se sintió avergonzado al descubrirse sonriendo como tonto.

-El estado social actual es demasiado pudoroso, decente. Me parece que de esa forma se mantiene en perfectas condiciones. El hombre no quiere que se sepa lo que sucede dentro de su hogar, es por eso que la reputación pura, firme y seria representa gran parte de los "valores" humanos actuales, los cuales sin duda nos hacen las personas que somos ahora en la actualidad.
Todo esto hace un lado la imaginación y la anhelación humana, y pues, a pesar de que se sea un gran y podersoso gobernante y lider de la humanidad (y aún así es algo difícil), me temo, madame Anette, que no hay nada que se pueda hacer al respecto.

Un segundo entero bastó para que Loring pudiera dar una vuelta por el piso para analizarlo, se necesitaba alguien que mantuviera en buenas condiciones el piso. Se preguntó si aceptaban donaciones, estaba hasta dispuesto a hacer suya la biblioteca entera.

-Las institutrices sulenser de cierta forma educadoras muy informales, aunque no he de negaros el hecho de que muy inteligentes e importantes instritutrices pasaron por mi hogar, claro, complementadas con excelentes libros y tutores, la enseñanza y el aprendizaje no tienen límites cuando son la meta de alguno, madame -se detuvo para mirarla sonriendo y posar ambas manos detrás de su espalda.

-Evidentemente, madame. El lugar posee un gran y único valor intelectual como para que se le vea desperdiciado de ésta forma -asintió ante la propuesta de la vampira-. Me encontraré encantado de acompañarla donde deseís.

Aceptó cortesmente la mano de la vampira mientras se dejaba guiar por sus elegantes y seductores movmimientos, la siguió hasta un extraño lugar cuya descripción se le antojo peculiar a Loring.
Un lugar con una tenue luz, parecía un gran lugar para lecturas y todo ese tipo de cosas, rápidament el rincón se ganó la aprobación y el gusto del vampiro.

-Es un lugar muy peculiar madame Anette -susurró observando cada detalle del encantador lugar.

-Monsieur Loring, es aquí donde me perderéis por días enteros, entre estos libros, absorbiendo cual vil esponja cualquier tipo que podría serme útil, como veréis, intento mantenerme al día en todos aspectos- murmuró colocando otra vela alumbrando un poco más la habitación, sin duda como toda fanática de la limpieza ese pedazo se halla en perfectas condiciones sin una gota de polvo ni bichos danzantes por los alrededores, sentandose libremente sobre la alfombra del suelo mirando al chico sonrió ante lo comentado por el joven.

-Monsieur, para nosotros el pudos está por demás, sabemos y utilizamos la seducción para conseguir vuestros propósitos, en lo personal no me avergüenza en lo más mínimo, que me digan algunos hombres más bien todos que os parezco sumamente hermosa da un aliciente maravilloso para poder cazarlos sin mayor preocupación- habla sin detenerse ya que no necesita tomar aire en lo absoluto para poder mantener una conversación fluída, por el contrario, puede mantenerse así todo el tiempo que le sea posible, a veces exagerando.

-A las mujeres del día de hoy, las tratan como si fuesen propiedad monsieur Brandt, parecéis que son exclavas de su propia vida, yo le puedo dar fé de ello a ciencia cierta, ¿Porqué cree que me hallo ante ésta situación?- murmura enarcando una ceja cruzando los brazos sobre el pecho recargándose al pie de uno de los sillones.

-Disculpad mi mala educación, ¿Queréis algo de beber?- pregunta incorporándose para abrir una pequeña puerta para sacar un vino tinto con una reserva de diez años anteriores, saboréandolo desde antes de abrirlo aspira el olor de las uvas encandilándose.

-Los pensamientos, están tan cerrandos que no suelen observar más allá de la punta de su nariz, son demasiado conformistas negados a experimentar, porque si no claro, buscáis la muerte gratuitamente acusado de hereje o algo parecido- se encamina de nuevo dándole una copa a su acompañante mirándolo distraídamente para sentarse a su lado.

-Algo que no puedo negar, es que me abruma la idea de poder seducir a los hombres ricos, son inútiles, ignorantes y prepotentes, ejemplares sin duda para saciarse a más no poder- toma un sorbo del vino acomodándose mejor para poder mirar de frente al caballero.

-Me parece a rebosar muy atento de su parte el psoeer un lugar tan privado dedicado a lectura solamente- dio un paso hacia adelante observando el lugar todavía, admirando y envidiando a Anette por hacerlo suyo. Lo más admirable y obvio del lugar era la total falta de luz solar, aLoring le habría encantado encontralro antes, suspiró mriando el techo, el cualno se encontraba tan lejos de su cabeza.
Sonrió al vampira mientras miraba la mueblería del lugar y escuchaba atento su replica.
-Para las creaturas como nosotros el pudor es lo que menos importa, concuerdo con usted, pero es parte de la sexualidad humana y de los cimientos de el humano como ser racional. Es parte de cada ser sobre la tierra y arma un rompecabezas sobre la sexualidad humana, incompleto ante una racionalidad sexual. ¿Sabe usted sobre cortesanas no es así? ¿Qué son más que mujeres poseídas por la desesperación? Y, contrario a su naturaleza, éstos seres poseen también un pudor incontrolabe con cada hombre que cae ante sus seductoras características físicas- miró a la vampira mostrando otra vez involuntariamente sus filosos colmillos-. Estoy sin duda alguna en contra de la reheprensión femenina -decía la verdad, se le hacia completamente irracional de parte de un hombre el tratar mal a una mujer, o incluso a cualquier otro ser, como hacían los hombres de esa época y lugar- el hombre no es superior de ninguna forma acreatura alguna, y su poder de raciocinio o fuerza no es excusa para someter a cualquier ser diferente. Ha de saber, madame, que él hombre no es malévolo completamente, existe aquel noble hombre que defiende sus principios, y por supuesto, éste es un hombre de verdad.

Recorrió la sala ocupando solo un segundo de su tiempo mientras analizaba todo. Era realmente fascinante el lugar. Se negó ante el hecho e beber algo, y le negó educadamente la propuesta a Anette.

-Las mentes cerrada no son más que obra de una sociedad cerrada. Es agradable saber que hay gente como usted madmoiselle Anette -sonrió a la vampira mientras hacía una leve reverencia-. Todo este tiempo hemos compartido ideas, y visto que somos afables, sin embargo no se nada de usted, madame.Le sonrió evitando ser aparatoso y "seductor", solo quería conocer a la vampira.

Ante la curiosidad plena del chico por conocerle, tenía razón, estaban entablando ya un debate bastante interesante apenas sabiendo el nombre del otro respectivamente, Annette ya hasta lo había llevado hasta su sitio favorito para tener un poco más de privasía, con la máxima confianza, esto podía resultar un problema si resultaba algún tipo de sanguinario o vampiro hueco pero por lo escuchado no resultaba un caso similar, entablando una expresión reflexiva tomó asiento sobre el suelo arremangándose las mangas del vestido ante su compañero.

-¿Que os apeteceriáis saber de mí?, nací en Rusia en una familia sumamnete acomodada económicamente, más de lo que podríais imaginar, tengo sangre real corriendo por mis venas aunque no es un orgullo máximo Loring, prefiero la sencillez como veréis- argumentó jugando con sus dedos levemente sobre su regazo distrayéndose algunos segundos.

-En fin, a los 19 años contraje matrimonio amando al susodicho, pero al mismo tiempo he de confesaros, pensaba en alguien más, aún así con Guillermo, mi marido cambió toda mi vida, a él le debo lo que soy- tosió con molestia al recordar el incidente de su transoformación apedida por amor a su esposo, qué excusa tan más rufián había utilizado para robarle su humanidad, sin duda algo que sólo un narcisista podía haber hecho.

-Como bien decís, Guillermo era uno de esos hombres que solían luchar por sus ideales y principíos, antes que nada estaba yo, después también yo, me consideraba su vida entera tanto como mi persona a él, precisamente eso le orilló a pensar en que quería terminar siendo vampiro como lo era, nunca me percaté de ello, nunca se alimentó de mí, aún no logro comprenderlo del todo- sentenció torciendo los labios hacia arriba un poco confundida al respecto. Llevando su cabeza hasta posarla sobre sus rodillas suspiró despacio cerrando los ojos.

-Poco tiempo después me transformó, no recuerdo mucho sobre ese momento, sólo sé que cuando desperté soy lo que ve, hambrienta, desesperada por conseguir sangre y divertirme en modo salvaje con mis presas, tenerlas entre mis manos despedazándolas plácidamente, Guillermo me entrenó algunos años, después lo mataron y bueno... el resto es historia, por eso heme aquí- alzó el rostro hasta el vampiro alzando los hombros esperando una reacción por parte de su compañero.

-Tengo realmente poco de ser vampiro, acostumbrarme no ha sido fácil, tengo muchas interrogaciones y vaya... miles de cosas confusas todavía, pero prefiero descubrirlas con el tiempo, absorerlar, mirarlas y contemplar el desarrollo de mi inmortalidad sigilosamente- aseguró dibujando una pequeña sonrisita asomándose por sus facciones finas.

También él pertenecía la clase alta, hac ía mucho tiempo y en otro lugar. Pensó en ello con muy poca melancolía mientras fijaba su mirada en Anette. Tomó asiento justo en frente de ella al sentirse descortés manteniéndose de pie, le sonrió minetras lo hacía escuchando la vida de Annette antes de la inmortalidad y la sed asesina. Se acarició el cabello con un ademán bastante llamativo, pero involuntario.
Las luces coloridas de la vela causaban bellos en el cabello y los ojos de la vampira. Parecían dar una vida espontánea al cuerpo totalmente frío de ésta, Loring se preguntó si darían el mismo efecto en él. Le habría gustado mirarse con aquella luz. y contemplar los diferentes rasgos que había obtenido con el tiempo, si eso era posible.

¿Qué le habría gustado saber de Annette? Pues Loring era un ser muy curioso pero reservado, podría estar curiseando acercaa de como caercarse a un lobo, pero al mismo tiempo planeando como matarlo. Y sin embargo ésas no eran para nada sus intenciones con la vampira, le agradaba y solo quería saber un poco de ella y abordar a conocerla mejor.

El convertir a alguien por amor era un acto de egocentrismo y narcisimo, y pedir a alguien que lo haga es aún peor, o mejor, dado sea cualquier caso. Al parecer Annette era una víctima de esa clase de situaciones.

Debía ser inquietante y marcador el perder a una persona así de especial, Loring no sabía mucho sobre ésas cosas y actuaba con mucha indiferencia ante las historias de las personas. Si bien Annette había dedicado mucha de su vida a Guillermo, éste por lo menos debió hacerse responsable de ella y velar por su seguridad, pero ya no había nada que se pudiése hacer.

-Es difícil ser nuevo en esto y no tener a nadie que sirva de guía, a veces me ha atacado una desesperación mortal al no estar al tanto de mis reacciones siendo lo que soy -miró a Annette con un temple serio-. Aunque es interesante recorrer la vida queriendo aprender de uno mismo, debemos ser precavidos, madmoiselle.

-Es difícil adoptar vuestra naturaleza con una simple filosofía o con algún consejo dónde en un día todo se aprende de golpe, Roma no se construyó en un día, así que la veracidad sobre investigación ante los seres míticos antes incréibles y ahora permaneciendo a ellos hace las cosas un poco dificultosas- murmuró sumiéndose en un estilo de trance propio dejándose caer levemente sobre el sillón arrepatingándose sobre el mismo.

Miró a Loring precavidamente a la luz de la vela a través de la pequeña flama desprendiéndose de la misma en un pequeño agujerillo apenas moviéndose con el movimiento del aire, suspiró observando sus rasgos a más detalle; tenía unos ojos bastante atractivos, lo pálido de la piel se disfrazaba a la perfección con el ambiente anaranjado a causa de la obscuridad, su porte mostraba a un hombre certeramente conocedor e intrigante.

Detestaba analizar tanto a alguien, prefería seguir y conocer confomre a las circunstancias, tenía razón en lo dicho sin duda, el recorrer la vida por uno mismo no tíene comparación alguna, conocer los errores propios convertirlos en virtudes, o acentuarlos para convertirse en algo mejor tratándose de salvar algo dignamente ante las distintas circunstancias a las que seguidamente por ser vampiros se enfrentan.

-Es importance conoced vuestro destino, de dónde venimos y a dónde vamos aunque ahora resulte toda una incertidumbre por supuesto, puedo suponeros que tiene alguna meta bien fija sobre vuestra cabeza, yo, no puedo mencionad lo mismo al respecto, apenas estoy comenzando el viaje de encontrarme a mí misma cómo lo que actualmente ya no puedo cambiar- analizó a fondo sus palabras, teniendo toda la razón, no podía ser de distinta identidad aunque lo deseara.

Se levantó encaminando sus pasos hasta una pequeña vitrina dónde sacó un par de libros llenos de polvo, le sopló entregándoselo al caballero en las manos, lo miró indulgente para que lo tomase sonriéndole.

-Veréis, son cuentos de fantasía que mi madre solía contarme sobre criaturas extraordinarias imposibles de existir, al menos eso pensaba, siempre me decía acerca de los sueños y encontrar mundos escondidos dentro, ahora los hallo dentro de los libros- murmuró sentándose al lado del caballero jugando con un mechón de su cabello y con el otro bazo tomando un cojín para acomodarse mejor.

-¿Alguna vez habéis pensado en que terminaríais siendo inmortal?- lo miró fijamente curiosa por saber la respuesta mordiéndose el labio inferior algo ansiosa, ella por su parte jamás le habría pasado por la cabeza estar condenada a sinfines de tiempo sola paseándose en cada rincón del mundo a través de décadas, milenios y quién sabe cuánto tiempo en realidad le esperaba.

-La filosofia der la vida poseé diferencias a grandes rasgos cuando de distintas personas se trata, a decir verdad el plantearse la idología sobre la vida inortal no es nio difícil ni fácil. Basta con saber para que se ha querido nacer y buscar llevarlo a cabo, pero no toda la gente lleva a cabo lo que ha querido hacer siempre, y entonces su filosofía de la vida se distorsiona vorazmente -creía que a la mayoría de las personas perdían la capacidad de dedicar su vida a sus favores, o de manejarla a su gusto, se sentía orgulloso de saber que él no era así.

El corto silencio que se apoderó de la sala le dio unos segundos para meditar sus palabras y como sus acciones influían en éstas. Ladeó la cabeza unos cuantos grados mientras miraba a la nada.

-Pienso que todo está escrito, por decirlo de una forma. Todo está ya planeado para como debe suceder, cada acción tiene una reacción y es un hecho que no podemos remediar. Toda pequeña causa contribuye incluso a una gran consecuencia. Y no podemos confiarnos de nada, no cuando todo lo que va a pasar nopuede cambiarse.

Miró con atención a Annette mien tras ésta se ponía de pie, y crusó su mirada con la suya al verla sentarse a su lado. La mujer poseía una mirada profunda y sensacionalista, no sentimental, expresiva. Sonrió para sus adentros mientras devolvía su mirada al suelo y se sentía tonto.

La escuchó hablar de su vida humana y le sorprendió la tranquilidad con la que lo hacía, suspiró al no poder hallar una forma decente u honrosa de como recordar a sus padres ampliamente.

-Nunca creí en las criaturas fantásticas. En los montruos salvajes, en los dioses poderosos o en las hadas. Siempre lo consideré un acto bizarro, un arte expresivo y soñador, diferente -se adentró más en sus pensamientos y recuerdos-. Esa clase de, en ese entonces fantasía, me entretenía, me empujaba a imaginar y a descubrir, pero, incluso aún siendo pequeño nunca creí en ella.
<<Esa fantasía, ese tipo de mentiras fabulosas eran demasiado deistantes para mí, eran como las nubes, y el creer en ellas estaba aún más lejos -se perdió un instante mientras pensaba una posible respuesta a la última pregunta de Annette-.
Nunca lo considere, nunca pasó siquiera por mi cabeza el hecho de vivir en la inmortalidad. Como todo lo demás lo consideraba algo en extremo irreal. Pero, siendo un adolescente con uso de razón creía en la inmortalidad, aún creo en que un ser en extremo memorable puede vivir inmortal para siempre, madame. Sor Juana Inés de la Cruz, Elizabeth I, ejemplos.

Al mirar al hombre tan sumido sobre sus pensamientos Annette no quiso distraerlo al contrario, prestó cuidadosamente antes las palabras que él decía, hasta cierto punto estaba completamente de acuerdo con él, había humanos que perdurarían por el atravesar históricos sin cambiar, lo que habían hecho ya estaba perpetuado en todos los tiempos, la vampira se levantó colocando su cabeza recargada sobre el hombro del joven Loring mirando junto a él la nada.

-Puedo deciros que yo fui una de esas personas a las que sabía para qué haber nacido y mi vida sufrió cambios sumamente radicales al darme cuenta precisamente de no estar encaminada a lo más mínimo, lo enorme y presuntuoso nunca causó grandes expectativas, sin embargo, tuve que aprender a adaptarme- enunció hablando recordado algo disgutada su humanidad; torció los labios cuando el caballero mencionó la ley de las reacciones.

-Como bien decís, a toda acción corresponde una reacción es por ello que los humanos, nuestras presas reaccionan de modos tan predecibles cuando alguno de nosotros le seduce, la acción es alimentarlos, su reacción es la ignorancia sobre el asunto- murmuró enfundada sobre su apetito recién abierto, cierta sed le recorrió sobre el esógafo haciendo que carrasperara.

-No piensan demasiado las cosas, los hipnotizamos con facilidad, en cambio, entre nosotros el cómo lucimos y nos comportamos ya es algo tan trivial que no llama la atención en lo absoluto- se colocó frente al vampiro mirándolo directamente a escazos centímetros del rostro pálido del chico.

-Aunque, claro con tanta cercanía llega a dislumbrar a cualquiera ¿No?- preguntó algo desafiante antes de rozar sus labios con los de Loring alejándolos casi enseguida, guiñándole un ojo se encaminó nuevamente hasta el sillón sentándose a lo largo.

-Vuestras acciones dan por resultado otro tipo de reacciones entre nosotros, como podréis ver, éstas cosas fantásticas, lo irreal se puede vivir de modo inimaginable, es sólo cuestión del cómo es que lo deseemos vivir, me ha tomado bastante monsieur Brandt, adquirir algo de dignidad, creédme, estuve durante mucho tiempo lamentándome sobre ser... lo que soy, hasta la fecha hay momentos en que puedo mencionaros quisiera desapareced del mundo completamente- ensancó una ceja elevándola a la parte superior de la frente dibujando algunas arruguitas con la misma.

Comenzó a jugar con su cabello soltándolo, lo traía arramado así que la melena cayó por completo sobre su espalda a lo largo, dejando otro aspecto en ella algo más inocente, sonrió a su acompañante tomando un nuevo libro entre manos.

-¿Cuál es vuestro género favorito?, El mío puedo deciros que el suspenso y el romance ya que es algo que jamás viviré- entonó abriendo la portada dejando a la vista el título: Romeo y Julieta de William Shakespeare.

-Si somos lo que somos ahora es por alguna razón, por algún futuro incierto y necesario que siempre se encuentra presente y constante, al asecho, paseando por nuestras vidad, adueñándose de ellas teniendo siempre la razón. Si somos y tenemos lo que poseemos ahora es por que así debe ser -replico distraido, mirando a la nada mientras su cuerpo permanecía rígido y sereno. Suspiró a medias mientras el tiempo y las palabras de Annette fluían alrededor de él flotando en su mente.

-Nuestra alimentación es un mal necesario -comento aún ensimismado en sus pensamientos, después levantó la mirada y la dirigió a los orbes verdes de la mujer-. Un mal necesario y precioso. ¿Qué sería de nosotros sin valioso líquido que resulta vital para los humanos y para nosotros? Por que eso tenemos en común con los humanos, fuera del demonio bestia que llevamos dentro. Ésas inocentes creaturas no tienen culpa alguna de la sed atroz de la que sufrimos-frunció de nuevo el ceño con algo de duda sobre la útlima idea replicada de Annette-. No es que no piensen demasiado las cosas señorita, es él hecho de que no las conocen, no saben sobre ellas. No tienen las mismas capacidades de nosotros, no nos conocen por completo, no sabe de la muerte, la sangre el dolor -llevó una mano al aire a la altuara de su pecho, mirándose un poco melodramático-. Y no es su culpa no saber nada, ellos siempre viven en la ignorancia. No saben de dolor, no saben de pasión...

El breve roce provocado por la mujer le erizó la espalda, por el segundo que sus labios se mantuvieron juntos Loring parpadeó levemente sientiendo el frío detrás de él. Bufó al verse totalmente quieto y frunció el ceño mientras dirigía su mirada de nuevo al vacío.

-Y la seducción es un tema sensible hablando de nosotros y nuestra dieta, se dejan llevar por el primer roce de atracción, la primera señal de "interés" de parte nuestra´. Interés, madame, que solo está dirigido a nuestra alimentación -terminó con un susurro en el oído de la mujer que la acompañaba, si pensaba seudcir, Loring era totalmente capaz de hacerlo.

-Es muy difícil aceptar nuestra naturaleza a primera instancia,-acarició el rojizo cabello de la mujer-. Y es fácil caer en la desesperación y en la tristeza cuando damos cuenta de nuestra futura vida, pero créame, para esto nacimos y de esto viviremos -terminó en un susurro mientras acomodaba en su hombro la delicada cabeza de la mujer.

-Los humanos piensan que todo es trivial y absolutamente pasadizo, no se toman el tiempo suficiente para ser conscientes de lo qué sucede a su alrededor- murmuró recargándose más sobre el pecho de Loring que sobre su hombro pues se estaba resbalando pero eso no le importaba, al contrario, era masomenos cómodo estar con alguien carente de latidos al igual que ella, sintiendo un leve escalofrío recorrerle sobre la espalda al escuchar el susurro del vampiro paseó su nariz a lo largo del cuello masculino sonriente.

-Entre nosotros y nuestra dieta sólo hay un pequeño hilo de diferencia, y es que creo que vosotros no tenemos un flujo para hacerles la competencia a los humanos, ni tampoco un corazón, eso se ha secado años atrás, como dejándonos vacíos para otorgarnos nuevas cosas- entonó con algo de drama sobre sus palabras, a la vez soltó una leve carcajada dejando el libro a lado del bracero.

-¿Hace cuánto que sois esto?- preguntó deslizando el dedo índice y medio sobre el torso del joven apenas rozándolo haciendo figuras sin forma en específico, no sentía frío a pesar de la brisa del aire arreolinándose sobre el recinto en el que se encontraban; se levantó durante unos segundos caminando por una manta para taparse a ambos sabiendo que era inútil.

-Yo apenas soy neófita, bueno, masomenos, creo que no sé cómo llamarme correctamente, apenas una década ha transcurrido- comentó recargando la cabeza sobre el dorso de su mano que se hallaba alzada sobre el respaldo del sillón mirando hacia la ventana mirando las cortinas levantándose con el viento. Pronto la luz de la vela se esfumó al tono del viento, Anette sonrió mirándose entre la obscuridad apartándose para cerrar la ventana pero se quedó a medio camino.

-¿Preferís la luz o la obscuridad?- le preguntó situándose detrás de él susurrándole al oído acariciando su mejilla nívea y helada que para ella era de proporción tibia y un tanto dulce, era extraña aquella situación, estaba haciéndole compañía alguien con quién estaba a fines.

-¿Queréis pasar aquí la noche? no tardará en amanecer- suspiró recargando su barbilla sobre la cabeza del chico algo avergonzada por esa pregunta, no era muy común que una mujer le preguntara a un caballero si deseaba quedarse con ella, pero a estas alturas del partido nada tenía que perder, ya no vivía de las reglas sociales ni mucho menos la podían condenar a muerte porque ella ya lo estaba.

Mientras escuchaba las sinceras palabras de Annette la seguía con la mirada por la habitación, sus movimientos eran gráciles y encantadores, calculados y únicos. Guardaba un silencio perturbador ante cada palabra de la hermosa mujer, aún así reflexionaba sobre ellas y las consideraba inteligentes y atentas, ladeó la cabeza complacido con la caricia en su cuello y se sonrió, aún sin expresar palabra alguna, respondiendo solamente con una caricia en la barbilla de la mujer.

-¿Preferís la luz o la obscuridad? -el susurro de Annette le causó una sensación impulsiva, apretó los labios en otra sonrisa un tanto enigmática, suspiró reprimiendo el desó de obligar a Annette a susurrar otra vez, no le gustaba usar esa virtud en otros vampiros. Prefiero la obscuridad, la luz me lastima, ahogó la respuesta manteniendo su silencio, la ahora inexistente luz de la vela no le había sido útil, ahora prefería la oscuridad soniró orgulloso mientras sentía una caricia más de Annette.

En menos de un segundo se volvió para quedar de frente a Annette, partes positivas de ser un vampiro, esa rapidez ventajosa y poderosa. Con cautela tomó el rostro de la vampira entre sus manos y mentalmente la obligó a permanecer así, solo quería verla de frente un instante más, en silencio y repentinamente la besó entreabriendo sus labios, en un parpadeó se alejó hasta el otro lado de la habitación cerrando por completo la ventana.

-Parece que me quedo -susurró sabiendo que la vampira lo escuchaba perfectamente.