Corre, pequeña criatura, corre tan rápido como puedas. { A r l e t t e. }

por Invitado Mar Jul 06, 2010 2:44 pm

La noche se había cernido sobre el cielo Parisino. Era una noche completamente nublada. Muchos carruajes se apresuraban a alejarse de las calles, acompañando a las señoritas de alta clase hacia sus lujosos palacios. Otros, los mas desgraciados, esperaban con tanto ansia como yo que la noche se echara por completo sobre la ciudad para poder llevarse algo a la boca, o simplemente, frecuentar las tabernas con el escaso dinero que habrían ganado durante el día. Gentuza.
Camino por mitad de la calle, entorpeciendo el tráfico de los pocos carros que aún quedaban por allí, dando ligeros y elegantes saltitos mientras tarareaba con distracción una melodía. Mi mirada vaga con distracción en los pocos asistentes a mi caza. Que aburrimiento, ¿por qué nadie venía a robar a una pobre dama sola por estas calles? Vagos. Ni para eso servían. Comenzaba a plantearme si quedarme en aquella ciudad indefinidamente, como tenía pensado al llegar a ella hace un par de días.

por Invitado Mar Jul 06, 2010 3:33 pm

Arlette corría a toda prisa (?) por las calles de París intentando encontrar un carruaje vacío. Se le había hecho tarde y sus padres no tardarían en regresar a casa. Si no la encontraban en ella se le caería el pelo. A ella y a Jane.
Apretó la cesta, llena de plantas y hierbas que había estado recogiendo durante el día, contra su pecho, tapando con cuidado su contenido. Con el otro brazo se cogió como pudo la falda del vestido. Si ya de por si era bastante torpe, corriendo y con vestido aún más (?).
Se paró en la acera, intentando coger aire, buscando con la mirada algun carruaje libre.
- Voy a morir... - Susurró. ¿Qué maldita magia podía utilizar para aquello?

por Invitado Mar Jul 06, 2010 3:48 pm

Uno de los carruajes que salía corriendo a toda prisa, se detiene ante mi presencia. Los caballos relinchan con impaciencia mientras el cochero me grita. ¿Y aquello lo llamaban educación? Que poco caballero. Me quedo quieta, un momento, acariciando el cuello del caballo con aire melancólico. El pobre cochero estaba en los huesos, con el no tendría ni para empezar.
Una de mis manos se enrolla en el pelo del animal, en una caricia. Comienzo a tirar de el, hasta que el caballo relincha con miedo. Sonrío infantilmente ante la divertida situación, y la cara de horror de aquel hombre que conducía.
El sonido de unos pasos llaman mi atención y, al entrecerrar los ojos, una señorita, de silueta joven corre acercándose a todos los carruajes de la zona, llenos, por supuesto. Suelto la crin del caballo, dejando camino libre al cochero, que de un latigazo se vuelve a poner en marcha a toda velocidad, y camino con pequeños saltitos hacia donde se encuentra. Oh, vaya. Hay algo diferente en ella, aunque no puedo asegurar qué. De lo que estaba segura es de que no era otra de los míos, como aquel señor de antes.
- ¿No es peligroso caminar por la ciudad a estas horas de la noche... sola?.- Murmuro en tono melancólico, ladeando la cabeza seriamente, como cuando un niño hace algo mal y pretende eximirse del castigo fingiendo culpabilidad.

por Invitado Mar Jul 06, 2010 4:17 pm

La muchacha dió un pequeño bote al escuchar como alguien le hablaba. Estaba tan ocupada buscando un vehículo libre que no había notado como la mujer se había acercado a ella. Lo primero que le llamó la atención fué la palidez de su piel. Una palidez propia de aquellos seres que tanto admiraba. Su abuela le había hablado de ellos pero nunca había visto uno de ellos cara a cara. ¿Sería una vampira de verdad? Humana no era, de eso estaba segura. Notaba algo diferente en su ser.
- ¿Peligroso? ¿Por qué? Lo único peligroso será que mis padres no me encuentren cuando vuelva a casa. - Soltó desesperada, buscando un maldito carruaje libre. Temía la ira de su padre más que nada en el mundo (?).

por Invitado Mar Jul 06, 2010 4:42 pm

Era cierto. ¿Que tenían de peligrosos esos rateros muertos de hambre, borrachos, tirados en la acera, como un saco de trigo? No podía entender como podían temerlos. Bufo, buscando con la mirada un carruaje, por suerte, no veía ninguno libre. Que bien.
Me balanceo sobre mis pies hacia delante y hacia atrás, subiendo suavemente los hombros en un encogimiento de los mismos.
- Dicen que las calles nocturnas no son seguras para las señoritas de su clase (?).- Mascullo monotonamente, ahogando un bostezo. Esbozo una encantadora sonrisa, dando un paso hacia ella.- Hay gente mala. Podrían asaltarla, o dios sabe que barbaridades intentarían con alguien como usted.- Me llevo una mano a la frente, en un gesto de fingido horror.
Las vibraciones de aquella chica eran cada vez mas obvias. No era normal. ¿Un licantropo, tal vez? No, lo habría detectado desde el mismo puerto. Mi curiosidad iba en aumento, no podía bebérmela sin saber que era lo que tenía. Mira que si luego era perjudicial y me debilitaba. (?)
Suelto un suspiro lastimero, observando de reojo la clavícula de la señorita. Su sangre palpitaba con fuerza bajo aquel tejido de piel, por suerte para ella, era una maldita demente curiosa.
- ¿Y... de donde puede venir tan tarde, señorita...?.- Me quedo un instante pensativa, fingiendo recordar algo.- ¿Cómo ha dicho que se llamaba?

por Invitado Mar Jul 06, 2010 4:52 pm

La mujer seguía hablando. Al parecer Arlette había suscitado algun tipo de interés puesto que la gente normalmente no se paraba a hablar con la primera persona que encontraba por la calle (?).
- ¿Señoritas de mi clase? - Preguntó, mirando a la dama de arriba a abajo. - Si no me equivoco usted es también una señorita de mi clase y no parece que le preocupe mucho esa gente mala que dice. Si no le preocupa a usted, ¿por qué tendría que preocuparme a mí? - Comentó enarcando una ceja. Aquella mujer comenzaba a molestar a Arlette aunque en realidad cualquier cosa que no fuese encontrar un carruaje la molestaría ahora (?).

¿De dónde venía? ¿Su nombre? Realmente no era una dama cualquiera. Su instinto de bruja (?) seguía tan vivo como siempre. ¿Y si lo único que pretendía era beberse su sangre? Sintió miedo durante una fracción de segundo (?). Realmente a Arlette no le molestaría ser mordida por un vampiro. No quería morir pero sentía curiosidad por saber como sería su vida como una... vampira.

- No creo que sea de su interés de donde vengo. Aunque voy a hacer una excepción y le diré que vengo de dar un largo y agradable paseo por el bosque. ¿Ha estado usted por el pequeño (?) bosquecillo que rodea la ciudad? Es una delicia. - Comentó sonriendo con falsa amabilidad (?). - No le he dicho como me llamo.

por Invitado Mar Jul 06, 2010 5:28 pm

Comienzo a reír infantilmente, como un bebé al que le hacen una mueca graciosa, al escuchar aquello. Sin duda, comenzaba a impacientarse. Eso era divertido. Me muerdo el labio inferior, encogiéndome de hombros nuevamente.
- Yo también estoy preocupada.- Aseguro, abriendo mucho los ojos, mientras asentía lentamente con la cabeza.- Pero a mi no me espera ningún padre en casa.- Mi tono ahora es jovial, poniendo en evidencia aquella pequeña diferencia entre ambas. A ella la esperaban en casa... para matarla allí. Que familia mas extraña.
Tal vez era el momento de ponerse seria, si quería descubrir que diablos era lo que hacia especial a aquella mujer, puesto que no parecía ser una criatura, como tantas otras que me había cruzado a lo largo de mi breve eternidad, pero tampoco una mortal normal y corriente.
¿Un bosquecillo? ¿ Venía de un bosquecillo? Que aburrimiento. Todo verde, y con muchos animalillos correteando, como la estampa de un fresco destinado a un gran palacio. Niego con la cabeza, melancólicamente.
- Soy nueva en la ciudad.- Aclaro con una pequeña sonrisa, cuando dice aquello. Al parecer la estaba incordiando, y mucho. Perfecto.
- ¿Ah, no? Una pena.- Vuelvo a suspirar, lastimeramente, dando otro saltito hacia ella.- Liezel.- Tiendo una de mis manos enguantadas en su dirección, con una sonrisilla infantil.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 2:34 pm

Su risa pone a Arlette los pelos de punta.
- Es una suerte que pueda usted volver a casa a la hora que le apetezca. A mi me toca hacer acto de presencia y después... bueno, escaparme. - ¿Qué estaba haciendo? No podía ir contando lo que hacía cada noche por ahí, a desconocidos (?). - ¿No esta usted casada?
Continuó buscando con la mirada un carruaje. Tendría que emplear sus dotes mágicas puesto que de la manera tradicional no había manera (?).
- Vaya, así que es usted nueva. ¿De dónde viene? - Arlette miró a la mujer con curiosidad, intentando acordarse de algun hechizo (?) que le sirviera (?). - Arlette.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 3:18 pm

- Antes de que amanezca tengo que volver a casa, de lo contrario, pasarán cosas muy malas.- Murmuro infantilmente, haciendo un pequeño puchero, mientras me balanceaba hacia delante y hacia atras sobre mi misma. Vuelvo a reir, sardonicamente, dando alrededor de ella, con pequeños saltos graciles y elegantes (?).- Es usted una señorita rebelde, me pregunto la razón por la que sale de noche, si tanto teme a su progenitor.- Mi voz es monótona, sin dejar de dar vueltas alrededor de ella hasta, finalmente, pararme en frente de nuevo, agarrándome las manos tras la espalda en un gesto de timidez fingida.
No puedo evitar volver a reír ante tal pregunta. Casada. ¿Eso existía entre los míos? No había visto nada parecido al matrimonio entre nosotros, hasta ahora. Que malvados eramos. Vivíamos en pecado, e iríamos al infierno. Tal vez si que estuviese casada, de no haberme convertido. Tal vez si padre no se hubiese ahorcado, ahora tendría un puñado de títulos nobiliarios con los que morir, un bonito legado que dejar, descendientes malcriados y un marido al cual habría amargado durante toda su triste existencia. Mirándolo de esa forma, aquello era mas divertido, a veces.
Niego con la cabeza, finalmente, mirando al cielo con aire melancólico.
- ¿Qué tiene de atrayente el matrimonio? Es aburrido... como esta ciudad.- Me encojo de hombros, volviendo a formar una dulce sonrisilla infantil, con ambas cejas enarcadas, mi aspecto conllevaría a un sentimiento de ternura, de no ser por la grima que daban mis gestos.- De todo el mundo... viajo muuuuuuuuucho.- Abro los brazos ampliamente, indicando todo lo que viajo (?), y volviéndolos a cruzar tras la espalda.- Pero mis orígenes son alemanes... Arlette.- Inclino la cabeza, haciendo una exagerada reverencia burlona.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 3:29 pm

- ¿Antes de que amanezca? - Preguntó, confirmando ya ante lo que Arlette se encontraba (?). Una vampira. De las de verdad. Aquellas criaturas que la muchacha se pasaba horas admirando en libros. La inmortalidad, algo por lo que siempre había sentido curiosidad. ¿Qué se sentiría al ver pasar los años viendo morir a tus seres queridos (?)? - Las razones por las que salgo de noche no son de su incumbencia señorita Liezel.
Le daba grima. No la temía pero sus gestos la molestaban, aquellos gestos infantiles con oscuro trasfondo (???).
- No lo sé, no estoy casada ni tengo intención de estarlo. - Confesó. Matrimonio. Que tonteria. Nisiquiera se sentía atraída por aquellos jóvenes que debía encontrar amables y apuestos (?). - Vive usted sola entonces. Tiene mucha suerte.
Suspiró, sentándose con cuidado en la acera (?).

por Invitado Miér Jul 07, 2010 3:54 pm

Asiento levemente, balanceando la cabeza con expresión ida. ¿Se lo habría tomando de una forma literal, aquello del amanecer? Oh, si era así, sabría que si estaba viva era por algo. Me siento a su lado, cuando lo hace, apoyando una pierna junto a otra, elegantemente. Una rata de considerable tamaño cruza tras nuestro, lo cual me saca una carcajada. Aquellos bichos eran divertidos. Con sus bigotitos, y sus enfermedades contagiosas.
- Oh, por supuesto, no lo son. Siento haberla... molestado.- Me disculpo con cinismo, ladeando la cabeza para observarla. Quizá la hubiese juzgado mal y era lista, con lo cual se habría percatado de que trataba de averiguar que diablos era aquel aura que la rodeaba. O, simplemente, estaba irritada y desconfiaba de mi... ¿Quién podía desconfiar de mi? Con lo adorable que era.- ¿Futura solterona?.- Esbozo una sonrisa de diversión. Me preguntaba como diablos tenIa pensado librarse del matrimonio si alguno de sus progenitores se le antojaba enlazarla a cualquier noble baboso.- Vivo sola... tal vez, sí. La soledad es esporadica.- Me encojo de hombros, observando los carruajes que salían y entraban de la calle.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 4:07 pm

La muchacha observó como Liezel se sentaba a su lado. Al hacerlo a Arlette le dió un escalofrío (?), Liezel estaba más cerca de ella y ahora podía sentir con claridad la frialdad de sus ser (?), no había nada cálido en su interior.
- No me ha molestado usted en absoluto, disculpeme si he sido ruda. Pero no creo que hablar de mis asuntos personales sea lo correcto. - Ruedo los ojos al escucharla hablar del matrimonio. No pensaba casarse si podía evitarlo. Y si la obligaban a ello se escaparía. Su magia le ayudaría a sobrevivir. - Tal vez. No encuentro el matrimonio algo... no sé como decirlo. Me parece una soberana tontería. - Dijo con sinceridad. - No pienso dejar que nadie maneje mi vida.
Miró a Liezel, escudriñando cada pequeña fracción de su ser con curiosidad.
- Sí, he leído que muchos de vosotros vivís en pequeños grupos... (?)

por Invitado Miér Jul 07, 2010 4:26 pm

Puedo notar el escalofrío que la hace estremecer al sentarme a su lado, pero no me muevo ni un ápice de donde estoy. Al parecer, ya lo había captado, y era algo que me alegraba. No me agradaba demasiado tener que explicarlo yo misma. No me agradaba demasiado, de hecho, usar esa palabra refiriéndose a mi. Nunca lo había hecho, y no pretendía hacer nada porque eso cambiase.
- Si, ha sido ruda.- Afirmo, con una pequeña sonrisa infantil, jugando con la tela del guante que cubría mis manos, con aire ido.- Me lo merezco, sin embargo, no puedo evitar ser tan... curiosa.- Finalizo, haciendo una pausa en mitad de la frase para encontrar la palabra correcta. Curiosa, precavida. Quien sabe. Ni siquiera yo sabía a veces que era lo que pretendía.
Mi cincelada mandíbula se tensa al escuchar aquello. Oh, vaya, ¿Asique a la pequeña Arlette no le gustaba que controlaran su vida? Me preguntaba como se sentiría si tuviese que vivir a costa de los demás durante una eternidad. Eso si era dependencia. Un marido, al fin y al cabo, no consideraba que diese muchos problemas, siempre podías deshacerte de el y listo.
Su mirada se clava en mí. Es natural, nada en mí es normal en un mortal cualquiera. Demasiado frío. Demasiada dureza. Demasiada perfección, al fin y al cabo.
- ¿Nosotros...?.- Esbozo una sonrisa misteriosa, que da paso a una mueca de fingida incertidumbre. Vaya, el juego iba acabándose.

por Invitado Jue Jul 08, 2010 8:21 am

- Sin duda es usted una joven (?) demasiado curiosa. No debería preguntar a la primera jovencita que pasa por la calle asuntos que no tienen que ver nada con usted. Es descortés. Y me extraña mucho esa conducta viniendo de una dama se supone distinguida... - Arlette la miró, concentrándose después en la calle ahora vacía, esperando que un carruaje pasara (?). - Sí, vosotros. Creo que ya sabe a lo que me refiero señorita Liezel. Piel pálida, tacto de hielo (?), solo salen de noche...
La joven dama alzó una de sus manos, dispuesta a acariciar la blanquecina (?) cara de la vampira. Necesitaba saber como era realmente el tacto de su piel. Necesitaba comprobar cada nímio detalle sobre aquellas criaturas que había leido en los libros.
- Debe ser fascinante vivir toda una eternidad... aunque aburrido muchas veces.

por Invitado Vie Jul 16, 2010 3:10 pm

Una de mis perfectas (?) cejas se enarca ante la mención de mi descortesía. ¿Una dama? Hacía tiempo que no era una dama. Extraía la vida de los mortales vilmente, podía permitirme ser descortés de vez en cuando.
- Demasiado, sí...- Esbozo una media sonrisa simétrica, observando a la mujer mientras ésta parece estar atenta a cualquier ruido de carruaje. Cada minuto que pasaba oscurecía notablemente el cielo parisino, y disminuían las probabilidades de que un carruaje que la condujese a casa pasase por aquella calle. Aquello me era en cierto modo divertido. Podía notar de lejos como su nerviosismo iba en aumento.- Las damas distinguidas no somos lo que en principio parecemos. Algunas resultamos excesivamente curiosas, otras se escapan de casa en plena noche...- Mi sonrisa se ensancha, formando una mueca de provocación, divertida. Ladeo la cabeza con escepticismo al escuchar la descripción que me da, tan sosegada. Esperaba que al menos saliese corriendo, o suplicara piedad.
- Vaya, no soy la única dama curiosa, por lo que veo.- Comento infantilmente, tratando de descubrir alguna mueca de horror en su rostro. Nada. Curioso, sin duda.- Casi todo lo que cuentan por ahí acerca de los seres de la noche son patrañas, a plenas luces inventadas.- Continuo, con cierta ofuscación. La gran mayoría de todos los que habían escrito y hablado acerca de los vampiros, con seguridad no habían tenido la dudosa suerte de encontrarse con uno de ellos. Mitos, tópicos que iban deformándose con el tiempo. Ella alza una mano en mi dirección, ¿intentaba tocarme? No puedo evitar reprimir una risilla infantil. Eso era lo único que eramos, monos de feria. Hago un gesto, abriendo y cerrando la mandíbula en un mordisco al aire. Sin embargo, no me aparto, sino que dirijo mi mirada hacia la carretera, dejando que comprobara por sus propios medios todo lo que habia escuchado de aquellos necios que osaban hablar de nosotros con su estúpida ignorancia. (?)
- No, no es fascinante.- Atajo, simplemente, de forma inminente. Ver morir gente a tu alrededor, y saber que tu nunca tendrás esa suerte, adaptarte a cada época, en cada lugar, huir cuando la tasa de muertes es escandalizadamente alta... sí, que gran vida. Mi seriedad se prolonga, por lo que la risilla que la continua es nerviosa. Esbozo una media sonrisa, arqueando las cejas.- Pero puedes hacer que lo sea. Cuando te está permitido todo, no es difícil hacer que una eternidad resulte entretenida..- Suspiro tragicamente, rodando los ojos, volviendo a mirarla.- En ocasiones la eternidad se hace... un poco larga.

por Invitado Vie Jul 16, 2010 3:22 pm

- Escaparse de casa es divertido... - Comentó sin pensar mucho (?), mirando a la mujer fascinada, escuchando todo aquello que decía sobre los relatos que corrían entre la gente normal sobre los de su especie. Así que todo eran mentiras. - Todo lo que he leído hasta ahora sobre los seres de la noche son... ¿mentiras? Vaya una decepción. - Comentó entristeciendose un breve momento. Todos sus conocimientos a la mierda. Aunque... alomejor ella podía darle nuevos. Podía explicarle todo lo que sabía sobre su especie (?). Levantó la mano, posándola en el rostro de la vampira. Sintiendo el tacto marmóreo de su piel, liso, frío. Fasinante. No apartó su mano.

- ¿Qué edad... tienes? - Preguntó curiosa. Necesitaba saberlo todo de ella. De ellos. Todo. No sabía exactamente porque pero siempre había sentido una atracción especial por los vampiros. Desde pequeña había leído cada una de las historias sobre ellos que caían a sus manos, aunque siempre dudó de su existencia. Bueno, hasta que su abuela le reveló su verdadera identidad (?). - Perdón, quizá no es muy educado preguntar estas cosas pero... ¿cómo se vivía en los siglos anteriores a estos? O bueno, alomejor eres una nueva vampira y estoy metiendo la pata o... - Comenzó a hablar sin poder parar como siempre con sus malditos nervios (?).

por Invitado Vie Jul 16, 2010 3:49 pm

- Curiosear también lo es.- Replico de forma automática, para después esbozar una infantil sonrisa y comenzar a reír melodiosamente, un momento.
Su mano se acerca hacia mi rostro hasta posarse en el. Odiaba el contacto con los mortales, incluso el contacto con el resto de monstruos. El contacto, en general. Aún así, me esfuerzo en no apartarle la mano de un mordisco y dejarla seca. Parecía realmente decepcionada por descubrir la cantidad de estupideces que escribían acerca de nosotros.
- Tal vez no todo sea mentira. Pero sí la gran mayoría.
Cierro los ojos, resoplando con cierta reticencia a responder a todo aquello. Hacía apenas unos minutos era yo quien trataba averiguar acerca de su condición, ¿En que momento se había dado la vuelta a la situación?
- Setenta y cuatro... año arriba, año abajo.- Ruedo los ojos, con una media sonrisa. Poco importaba la edad en una condición así. Viviría millones de años, contando con suma certeza todos los años que habían pasado, por todo el mundo excepto por mí. Era estúpido, y sin embargo, siempre me había negado a perder la cuenta. Como si así fuese a ser mas humana.- Siento decepcionarte, pero no soy un... uno de los antiguos. Solo una novata.- Me encojo de hombros, con cierta resignación. Hacía tiempo que lo había asumido. Setenta y cuatro años no era nada en respecto a toda una eternidad.- Nací en 1726, las cosas no eran muy diferentes a como son ahora. Mas pobreza, y enfermedades, tal vez.- Contesto, inconsciente de que en el tono de mi voz había desaparecido cualquier gesto infantil para tornarse lúgubre y melancólico. Vuelvo a alzar la mirada para observar su rostro fascinado. Increíble. Realmente existía gente a la que le gustaba todo esto, tal vez por el hecho de que nunca lo habían vivido.- ¿De verdad siente tanta fascinación como demuestra por todo esto, señorita?

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