AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
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¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Una vida vacía... una existencia que andaba sola por el mundo sin un rumbo fijo. Así me sentía cuando bien caida la noche, me arrastré hasta aquel restaurante en el centro de París. No era muy habitual en mi salir fuera de la casa que había comprado años atrás en la ciudad, y menos acudiendo a lugares transitados... pero a medida que mi eterna juventud y vida se hacían notar, el silencio de aquella finca se hacía más pesado, y aquello me hacía pasar horas al piano para apaciguar la soledad... cada día algo más monótono.
No me molesté en disimular el sigilo con el que me movía. En el restaurante el barullo de las sosfisticadas clases hablando (las cuales tenían suficiente dinero como para comer allí) hacía su trabajo. Nadie se fijaba en una dama solitaria que entraba, al menos, no en el ruido que deberían producir sus pies. Solo algún adineraro soltero alzó la vista para deleitarse con una joven que nunca estará a su alcance. Ni al suyo ni al de nadie. Yo era así. Solitaria y libre. Un gran desperdicio para el juicio de algunos.
Me senté alejada de la multitud, que preferían instalarse cerca de las ventanas para ver a los parisinos andando de aquí para allá sin ninguna preocupación aparente. Las mujeres más mayores se instalaban allí para cotillear... pero se molestaban en aparentar indiferencia cuando alguien les contaba las novedades en la ciudad. Suspiré y tomé la carta sin mucho interés. No necesitaba ese tipo de alimento, pero disimular nunca venía de más. Si había acudido a aquel lugar era meramente para cazar. Y no a cualquier desgraciado que saliera de allí a altas horas de la noche, si no a quien en las horas que iba a permanecer allí actuando como una humana cualquiera, me produjera más satisfacción eliminar de la faz de la tierra.
No me molesté en disimular el sigilo con el que me movía. En el restaurante el barullo de las sosfisticadas clases hablando (las cuales tenían suficiente dinero como para comer allí) hacía su trabajo. Nadie se fijaba en una dama solitaria que entraba, al menos, no en el ruido que deberían producir sus pies. Solo algún adineraro soltero alzó la vista para deleitarse con una joven que nunca estará a su alcance. Ni al suyo ni al de nadie. Yo era así. Solitaria y libre. Un gran desperdicio para el juicio de algunos.
Me senté alejada de la multitud, que preferían instalarse cerca de las ventanas para ver a los parisinos andando de aquí para allá sin ninguna preocupación aparente. Las mujeres más mayores se instalaban allí para cotillear... pero se molestaban en aparentar indiferencia cuando alguien les contaba las novedades en la ciudad. Suspiré y tomé la carta sin mucho interés. No necesitaba ese tipo de alimento, pero disimular nunca venía de más. Si había acudido a aquel lugar era meramente para cazar. Y no a cualquier desgraciado que saliera de allí a altas horas de la noche, si no a quien en las horas que iba a permanecer allí actuando como una humana cualquiera, me produjera más satisfacción eliminar de la faz de la tierra.
Última edición por Sheira Lyzbeth el Lun Dic 20, 2010 9:51 am, editado 1 vez
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Tan solo habían pasado unas semanas desde mi llegada a Paris. Sin duda lo que comenzó como un maravilloso viaje de exploración, saturado por la ansiedad y excitación que generaba el recorrer cada rincón de la ciudad, ahora se había comenzado a tornar algo más cotidiano y sinceramente no tan encantador. Las noches solitarias comenzaban a pasarme factura, recordándome las otoñales noches en Moscú junto a algunos amigos y mi padre, donde las charlas eran extensas y la compañía, deleitable.
Pese a que aun no me integraba totalmente con la sociedad de Francia, no perdía la ilusión de que eso pasara en algún momento y en algún lugar, por lo que luego de unos momentos de indecisión observando por el gran ventanal de mi habitación opte por alistarme y cenar fuera de la casa.
Por lo menos aquel especial ritual entre el espejo y el armario a la hora de retocarme hacían que el tiempo transcurriera de otra forma, mas amenamente para mí entretener.
Un vestido rosa pálido con detalles de encaje en la misma tonalidad fue lo elegido para la salida. Un recogido de cabello meticuloso como siempre y contadas gotas de alguna de las fragancias que solía inventar daban los toques finales. Pero lo que más me entretenía, era escoger algún tono de guante que contrastase con mi atuendo general, pues me causaba gracia observar como las elegantes damas de alta sociedad susurraban sobre mi atrevimiento o falta de gusto ante tal pequeñez. Sin duda en Moscú la gente no era tan crítica.
El lugar parecía casi completo. Todos los presentes parecían sumergidos en los propios mundos que creaban sobre sus respectivas mesas, anulando así completamente la atención sobre otros. Imperceptible fue mi llegada para ellos, exceptuando el mozo que me escolto hacia una mesa, sin comprender que no esperaba a nadie y que cenaría sola. Un vistazo rápido al panorama me hizo ver a una que otra persona sola, lo que en cierta forma no me hacía sentir tan fuera de lo normal. Tomé la carta y comencé a leer detenidamente, me era inevitable saber cada ingrediente presente en la receta de lo que comería. Extrañamente detuve mi lectura en el segundo plato, pues una extraña sensación me había invadido en ese momento. Mire hacia los lados sin mover la cabeza. Algo en mi interior, tal vez mi intuición parecía querer explicarme algo. Di un suave suspiro y continúe leyendo, seguramente alguna charla había interrumpido mi atención.
Pese a que aun no me integraba totalmente con la sociedad de Francia, no perdía la ilusión de que eso pasara en algún momento y en algún lugar, por lo que luego de unos momentos de indecisión observando por el gran ventanal de mi habitación opte por alistarme y cenar fuera de la casa.
Por lo menos aquel especial ritual entre el espejo y el armario a la hora de retocarme hacían que el tiempo transcurriera de otra forma, mas amenamente para mí entretener.
Un vestido rosa pálido con detalles de encaje en la misma tonalidad fue lo elegido para la salida. Un recogido de cabello meticuloso como siempre y contadas gotas de alguna de las fragancias que solía inventar daban los toques finales. Pero lo que más me entretenía, era escoger algún tono de guante que contrastase con mi atuendo general, pues me causaba gracia observar como las elegantes damas de alta sociedad susurraban sobre mi atrevimiento o falta de gusto ante tal pequeñez. Sin duda en Moscú la gente no era tan crítica.
El lugar parecía casi completo. Todos los presentes parecían sumergidos en los propios mundos que creaban sobre sus respectivas mesas, anulando así completamente la atención sobre otros. Imperceptible fue mi llegada para ellos, exceptuando el mozo que me escolto hacia una mesa, sin comprender que no esperaba a nadie y que cenaría sola. Un vistazo rápido al panorama me hizo ver a una que otra persona sola, lo que en cierta forma no me hacía sentir tan fuera de lo normal. Tomé la carta y comencé a leer detenidamente, me era inevitable saber cada ingrediente presente en la receta de lo que comería. Extrañamente detuve mi lectura en el segundo plato, pues una extraña sensación me había invadido en ese momento. Mire hacia los lados sin mover la cabeza. Algo en mi interior, tal vez mi intuición parecía querer explicarme algo. Di un suave suspiro y continúe leyendo, seguramente alguna charla había interrumpido mi atención.
Regina Lázárk- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 15/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Durante la mayor parte de la velada no dejé de observar a los presentes. Ya había descartado a muchos de ellos para mi cena verdadera. La verdad es que tenía bastante donde elegir. Una señora gordinflona en una mesa esquinada me había taladrado los oidos con su estridente tono de voz desde que había llegado. No paraba de alardear de su riqueza, mostrándole a sus dos acompañantes sus joyas (seguramente falsas) que hacían daño a la vista. Una gran candidata a morir aquella noche, sin duda, asesinarla sería un favor a la humanidad. Nadie la echaría de menos.
Pinché un trozo de carne préviamente cortado de mi plato, y me lo llevé a la boca con disimulo, sintiendo cierta frustración al saborear su exquisito sabor y sentir sin embargo que aquello no me saciaba. Desde mi mesa conté a mis elegidos de nuevo. Entre cinco se rifaría hoy la muerte. tres señoras, un hombre con bigote que se reía con aires de grandeza, y un joven camarero que en aquel instante guiaba a una chica a una mesa. Vi cómo sus ojos astutos se dirigían sin miramientos hacia el cuello de la joven para deslizarse lentamente hacia su escote. Gruñí para mi misma apretándo la mandíbula. Su sonrisa inocente mientras le entregaba la carta fue la gota que colmó el vaso. Juraría que si sus pensamientos hablaran, la gente de aquel restaurante se habría escandalizado por sus pensamientos.
Deseché por completo a las demás presas. Aquel día, ya había un elegido para mi. Dejé el tenedor apoyado sobre el plato elegante, y esbocé la mejor de mis sonrisas al levantar la mano para llamar al mozo. Vino como un cordero a la llamada del lobo. Sus ojos se posaron en los mios con lujuria. Si, mi condición de vampira me daba una belleza que no pasaba desapercibida. Es más. Servía para engañar a cualquier humano suficientemente idiota como para confiar en las mujeres. Me levanté un poco para acercarme a su oido y susurrarle unas palabras donde acordaba verle a la salida. Cerré su mano en un billete bastante más valioso que lo que debía haber pagado por el plato y me dirigí a la salida del restaurante con un movimiento muy calculado de caderas. Así era el juego. Si él acudía a la cita con el vampiro, me confirmaría que... no era otro si no él el que debía morir aquella noche.
Pinché un trozo de carne préviamente cortado de mi plato, y me lo llevé a la boca con disimulo, sintiendo cierta frustración al saborear su exquisito sabor y sentir sin embargo que aquello no me saciaba. Desde mi mesa conté a mis elegidos de nuevo. Entre cinco se rifaría hoy la muerte. tres señoras, un hombre con bigote que se reía con aires de grandeza, y un joven camarero que en aquel instante guiaba a una chica a una mesa. Vi cómo sus ojos astutos se dirigían sin miramientos hacia el cuello de la joven para deslizarse lentamente hacia su escote. Gruñí para mi misma apretándo la mandíbula. Su sonrisa inocente mientras le entregaba la carta fue la gota que colmó el vaso. Juraría que si sus pensamientos hablaran, la gente de aquel restaurante se habría escandalizado por sus pensamientos.
Deseché por completo a las demás presas. Aquel día, ya había un elegido para mi. Dejé el tenedor apoyado sobre el plato elegante, y esbocé la mejor de mis sonrisas al levantar la mano para llamar al mozo. Vino como un cordero a la llamada del lobo. Sus ojos se posaron en los mios con lujuria. Si, mi condición de vampira me daba una belleza que no pasaba desapercibida. Es más. Servía para engañar a cualquier humano suficientemente idiota como para confiar en las mujeres. Me levanté un poco para acercarme a su oido y susurrarle unas palabras donde acordaba verle a la salida. Cerré su mano en un billete bastante más valioso que lo que debía haber pagado por el plato y me dirigí a la salida del restaurante con un movimiento muy calculado de caderas. Así era el juego. Si él acudía a la cita con el vampiro, me confirmaría que... no era otro si no él el que debía morir aquella noche.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Mínimamente había degustado el plato que había solicitado y que el camarero que me atendía me había recomendado al notar mi indecisión. Claramente no estaba ahí por interés de saciar mi apetito, el que a aquellas horas ya era casi nulo, pues no estaba acostumbrada a ingerir alimentos fuera de ciertos parámetros horarios que mi padre me había impuesto desde la temprana niñez.
Mientras con el tenedor en mano jugueteaba con algún vegetal en mi plato, observaba con atención a todo aquel ser presente dentro de mi espectro visual. Para mi suerte la mesa que se me había otorgado me daba un amplio campo ocular como para entretenerme un rato.
Sin duda aquel restaurant agrupaba muchas clases de gente. Muchas personalidades contrastantes. Estaban aquellos que degustaban los platos silenciosamente, haciendo de aquel proceso alimenticio y necesario un rito de placer especial. Después abundaban otros, allí presentes solamente para mantener una conducta adecuada a su clase social, la que los obligaba a frecuentar espacios donde lucir su riqueza y sociabilizar con sus pares, compitiendo indirectamente por quien poseía la mayor cantidad de hectáreas alrededor de su mansión y cosas por el estilo. Algo que se daba mayormente entre las mujeres de este sector social presente en el restaurante.
Pero en aquella ocasión a lo que deposite énfasis fue a mis iguales, a aquellas personas que se encontraban en el establecimiento solas. Tal vez porque su cita les había fallado o porque una indisposición de su acompañante les había generado esa individualidad en su mesa. O simplemente igualmente que a mí, ese día solamente les acompañaba la soledad.
Así fue que mis ojos recayeron mayormente en una atractiva madmoiselle. Sus movimientos y degustamiento de la comida reflejaba cierta disconformidad con el lugar. Posiblemente se encontraba aburrida. Sin duda yo no era adivina, pero la costumbre de observar todo había desarrollado en mí esa capacidad de análisis sobre la conducta física de las personas.
Seductora, no tardo en demostrar que sabía como anular esa soledad velozmente. Con claridad capture el flirteo con el mismo camarero que atendía mi mesa así como aquel particular “abono” que le entrego luego de comentarle algo al oído.
La intriga comenzó a jugar su turno en mí. Algo en aquella mujer me llevaba a querer saber más y no tarde en decidirme a mover mi ficha.
Llame al camarero solamente para preguntarle una tontería, algo así como hasta que hora permanecía abierto el restaurante los fines de semana. Suficiente para que debajo de mi vestido pareciese una pequeña y veloz araña, la misma que fugazmente treparía por la pierna del jovencito y se posicionaría silenciosa en uno de sus bolsillos.
Sabia que aquel insecto para mi, el que respetaba y apreciaba como si de un humano se tratase sería capaz de informarme de todo lo que el Monsieur camarero hiciese. Un desprendimiento de las fragancias del arácnido bastaría para que pudiese seguir el recorrido del muchacho.
Y así lo hice luego de tomar un amargo café, tan solo para hacer tiempo y esperar a la partida del joven. Salí por la puerta principal pero todo advertía que los sucesos se darían en los penumbrosos sectores detrás del restaurante. Fui hasta allí sigilosamente y me detuve a escasos metros del lugar. Sorpresivamente para mi, vislumbre en aquel lugar a la particular damisela que momentos atrás sola se encontraba en el restaurant. Ahora sus susurros y pagas comenzaban a tomar sentido.
Mientras con el tenedor en mano jugueteaba con algún vegetal en mi plato, observaba con atención a todo aquel ser presente dentro de mi espectro visual. Para mi suerte la mesa que se me había otorgado me daba un amplio campo ocular como para entretenerme un rato.
Sin duda aquel restaurant agrupaba muchas clases de gente. Muchas personalidades contrastantes. Estaban aquellos que degustaban los platos silenciosamente, haciendo de aquel proceso alimenticio y necesario un rito de placer especial. Después abundaban otros, allí presentes solamente para mantener una conducta adecuada a su clase social, la que los obligaba a frecuentar espacios donde lucir su riqueza y sociabilizar con sus pares, compitiendo indirectamente por quien poseía la mayor cantidad de hectáreas alrededor de su mansión y cosas por el estilo. Algo que se daba mayormente entre las mujeres de este sector social presente en el restaurante.
Pero en aquella ocasión a lo que deposite énfasis fue a mis iguales, a aquellas personas que se encontraban en el establecimiento solas. Tal vez porque su cita les había fallado o porque una indisposición de su acompañante les había generado esa individualidad en su mesa. O simplemente igualmente que a mí, ese día solamente les acompañaba la soledad.
Así fue que mis ojos recayeron mayormente en una atractiva madmoiselle. Sus movimientos y degustamiento de la comida reflejaba cierta disconformidad con el lugar. Posiblemente se encontraba aburrida. Sin duda yo no era adivina, pero la costumbre de observar todo había desarrollado en mí esa capacidad de análisis sobre la conducta física de las personas.
Seductora, no tardo en demostrar que sabía como anular esa soledad velozmente. Con claridad capture el flirteo con el mismo camarero que atendía mi mesa así como aquel particular “abono” que le entrego luego de comentarle algo al oído.
La intriga comenzó a jugar su turno en mí. Algo en aquella mujer me llevaba a querer saber más y no tarde en decidirme a mover mi ficha.
Llame al camarero solamente para preguntarle una tontería, algo así como hasta que hora permanecía abierto el restaurante los fines de semana. Suficiente para que debajo de mi vestido pareciese una pequeña y veloz araña, la misma que fugazmente treparía por la pierna del jovencito y se posicionaría silenciosa en uno de sus bolsillos.
Sabia que aquel insecto para mi, el que respetaba y apreciaba como si de un humano se tratase sería capaz de informarme de todo lo que el Monsieur camarero hiciese. Un desprendimiento de las fragancias del arácnido bastaría para que pudiese seguir el recorrido del muchacho.
Y así lo hice luego de tomar un amargo café, tan solo para hacer tiempo y esperar a la partida del joven. Salí por la puerta principal pero todo advertía que los sucesos se darían en los penumbrosos sectores detrás del restaurante. Fui hasta allí sigilosamente y me detuve a escasos metros del lugar. Sorpresivamente para mi, vislumbre en aquel lugar a la particular damisela que momentos atrás sola se encontraba en el restaurant. Ahora sus susurros y pagas comenzaban a tomar sentido.
Regina Lázárk- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 15/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Esperé pacientemente a que el joven camarero apareciese. A pesar de que éste tenía una buena oportunidad para reordenar sus prioridades y no acudir a la "cita", estaba casi segura de que el muchacho no se resistiría. Sus ojos se habían desviado en demasiadas ocasiones hacia las mujeres del restaurante... y a punto había estado de rozar con sus manos el brazo de la más joven. Sentí cierta irritación al recordar otros hombres como él que habían muerto en mis manos. Lo cierto era que en aquellas circustancias no sentía ninguna debilidad al asesinar... y sin embargo pese a los años, matar no se me había hecho más fácil... por ello siempre evitaba rodearme de posibles víctimas inocentes si no me había saciado previamente.
Esperé durante 5 minutos, y entonces oi cómo la puerta trasera del local se abría, dejando ver al joven camarero, quien miró a los lados. Cuando me vio, su rostro se iluminó como sorprendiéndose de verme, pero en su sonrisa torcida se reflejaban sus verdaderos pensamientos. "Iluso..." dijo una voz en mi mente. Me apoyé remolona en una pared. "No deberías estar tan seguro de ti mismo...".
-No creí que vendría... y habría sido una gran decepción para mi- dije con voz dulce y una sonrisa inocente.
Si quería a la presa, tenía que juegar bien mis cartas. No quería descuidos.
-No todos los días una dama tan... hermosa como vos me cita a un encuentro mademoiselle - dijo intentando mostrarse respetuoso, no obstante, la velocidad con la que avanzó hacia mi le delató.
-No piense que es una costumbre... es solo que vos... sois...- dije levantando una mano hacia su corbata, y jugando con ella. Su sonrisa se ensanchó- tan apetecible.
Solo yo sabía el verdadero significado de aquello. Oi un leve sonido en algún lugar cercano, pero decidí no darle importancia. Al fin y al cabo, cualquiera que viera aquella escena pensaría en una fulana y un don nadie declarándose amor eterno... algo común en las noches parisinas. Me mordí el labio con cuidado de no mostrar mis colmillos, y el joven se acercó como si aquello fuera la mejor de las invitaciones. Entonces, yo sonreí, mostrando al fin el resto de mis dientes. Sin duda, aquel joven iba a morir.
-No puedo resistirlo más- susurré cambiando mi expresión, y entonces mis colmillos atravesaron limpiamente la piel de su cuello, sin darle tiempo si quiera a gritar.
Esperé durante 5 minutos, y entonces oi cómo la puerta trasera del local se abría, dejando ver al joven camarero, quien miró a los lados. Cuando me vio, su rostro se iluminó como sorprendiéndose de verme, pero en su sonrisa torcida se reflejaban sus verdaderos pensamientos. "Iluso..." dijo una voz en mi mente. Me apoyé remolona en una pared. "No deberías estar tan seguro de ti mismo...".
-No creí que vendría... y habría sido una gran decepción para mi- dije con voz dulce y una sonrisa inocente.
Si quería a la presa, tenía que juegar bien mis cartas. No quería descuidos.
-No todos los días una dama tan... hermosa como vos me cita a un encuentro mademoiselle - dijo intentando mostrarse respetuoso, no obstante, la velocidad con la que avanzó hacia mi le delató.
-No piense que es una costumbre... es solo que vos... sois...- dije levantando una mano hacia su corbata, y jugando con ella. Su sonrisa se ensanchó- tan apetecible.
Solo yo sabía el verdadero significado de aquello. Oi un leve sonido en algún lugar cercano, pero decidí no darle importancia. Al fin y al cabo, cualquiera que viera aquella escena pensaría en una fulana y un don nadie declarándose amor eterno... algo común en las noches parisinas. Me mordí el labio con cuidado de no mostrar mis colmillos, y el joven se acercó como si aquello fuera la mejor de las invitaciones. Entonces, yo sonreí, mostrando al fin el resto de mis dientes. Sin duda, aquel joven iba a morir.
-No puedo resistirlo más- susurré cambiando mi expresión, y entonces mis colmillos atravesaron limpiamente la piel de su cuello, sin darle tiempo si quiera a gritar.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Observando de reojo y recostada contra una pared pude notar como el camarero apareció a su encuentro con aquella cautivante dama. En ese momento pensé que mi curiosidad me había llevado ridículamente a tornarme la voyerista de una pareja joven que se atraía mutuamente. Más había algo en mí interior que decía casi a gritos que en aquellos pares de ojos profundos había algo más que el simple interés de satisfacer deseos carnales, por lo que lentamente caía en un extraño estado de confusión al no comprender porque no me iba. Ni tampoco él porque me quedaba.
El arácnido que me servía en ese instante comenzó a salir del bolsillo del galante joven, recorriendo lentamente su pierna mientras aquel jugueteaba con la belleza femenina y para nada inhibida frente a si -Tal vez debería adoptar su actitud y no me sentiría tan sola- pensé cómicamente cuando en un último vistazo todo se aclaro frente a mis ojos.
El preciso bombeo que mi corazón despidió al momento de vislumbrar aquella escena pareció despojar en mí ser el entero tumulto de sensaciones que durante toda la noche había tenido tan solo para afirmarme en una fracción de segundo que jamás debería pasar por alto aquellos avisos internos nuevamente.
Los orbes de aquel joven hombre poco a poco comenzaban a perder todo rastro de consciencia y sentido en su persona mientras aquella que astutamente lo atrajo como un ser indefenso hacia una tentadora trampa absorbía cada latido, cada gota de su rojiza y brillante sangre.
Finalmente mis ojos afrontaban la realidad de las bestias que en tantos relatos mi padre había descrito. Pero la verdadera y palpable realidad en si dejaba ahora atrás ya cualquier imagen fantasiosa en mi mente sobre los bebedores de sangre.
Presione fuertemente mis labios para no despojar un grito, mientras en mi cabeza trataba de centrar la forma de ayudar a aquel agonizante joven. La idea cruzo fugazmente mis sacudidos pensamientos y ni siquiera llegue a fijarme si sería útil pues sabia el tiempo jugaba en mi contra. En contra de mis deseos de que ese desconocido no muriera.
–Por favor, ataca con todas tus fuerzas- murmure casi de forma imperceptible para el oído humano, más sabia que la araña junto muchacho podía recibir mi pedido. Y así fue, el insecto no tardo mucho en trepar nuevamente por el inmóvil cuerpo del camarero hasta alcanzar una de las manos de la sensual asesina, donde mordería con toda su firmeza en respuesta a mi suplica, esperando con eso aquella mujer se distrajera y diera paso a la liberación del vulnerable cuello sangrante bajo su poder.
El arácnido que me servía en ese instante comenzó a salir del bolsillo del galante joven, recorriendo lentamente su pierna mientras aquel jugueteaba con la belleza femenina y para nada inhibida frente a si -Tal vez debería adoptar su actitud y no me sentiría tan sola- pensé cómicamente cuando en un último vistazo todo se aclaro frente a mis ojos.
El preciso bombeo que mi corazón despidió al momento de vislumbrar aquella escena pareció despojar en mí ser el entero tumulto de sensaciones que durante toda la noche había tenido tan solo para afirmarme en una fracción de segundo que jamás debería pasar por alto aquellos avisos internos nuevamente.
Los orbes de aquel joven hombre poco a poco comenzaban a perder todo rastro de consciencia y sentido en su persona mientras aquella que astutamente lo atrajo como un ser indefenso hacia una tentadora trampa absorbía cada latido, cada gota de su rojiza y brillante sangre.
Finalmente mis ojos afrontaban la realidad de las bestias que en tantos relatos mi padre había descrito. Pero la verdadera y palpable realidad en si dejaba ahora atrás ya cualquier imagen fantasiosa en mi mente sobre los bebedores de sangre.
Presione fuertemente mis labios para no despojar un grito, mientras en mi cabeza trataba de centrar la forma de ayudar a aquel agonizante joven. La idea cruzo fugazmente mis sacudidos pensamientos y ni siquiera llegue a fijarme si sería útil pues sabia el tiempo jugaba en mi contra. En contra de mis deseos de que ese desconocido no muriera.
–Por favor, ataca con todas tus fuerzas- murmure casi de forma imperceptible para el oído humano, más sabia que la araña junto muchacho podía recibir mi pedido. Y así fue, el insecto no tardo mucho en trepar nuevamente por el inmóvil cuerpo del camarero hasta alcanzar una de las manos de la sensual asesina, donde mordería con toda su firmeza en respuesta a mi suplica, esperando con eso aquella mujer se distrajera y diera paso a la liberación del vulnerable cuello sangrante bajo su poder.
Regina Lázárk- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 15/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
La sangre del humano inundó mis sentidos nublando cualquier tipo de cordura. Cuando bebía sangre actuaba por instinto, como un animal. Al fin y al cabo los vampiros éramos humanos, pero sobrevivíamos siendo depredadores, y cada parte de nuestro cuerpo estaba diseñado para ello... para actuar con eficacia a la hora de alimentarnos siendo sensuales para la presa, y más tarde, tan rápidos al asesinar que la víctima casi no se enteraba de lo ocurrido.
-Por favor, atáca con todas tus fuerzas.
El susurro podía haberle pasado desapercibido a cualquiera, pero no a un vampiro, y menos, a alguien como yo, cuyos sentidos se me habían desarrollado descomunalmente en los años que llevaba muerta. En principio me desconcertó el hecho de que hubiese alguien más allí. Supuse que me había concentrado demasiado en ser la cazadora que en lo que me rodeaba. De pronto, noté como si dos agujas se clavaran en mi piel, concrétamente en la mano. Gruñí para mis adentros. ¿Qué era aquello? Solté con cuidado al humano que yacía casi desmayado en mis brazos y sacudí a una pequeña araña que se había posado en mi mano y había hundido sus pequeños dientes en ella. En ese momento no entendí qué sucedía, pero me bastó un segundo para unir cabos. Vi cómo la araña caía al suelo y huia bordeando el edificio del restaurante, posiblemente con su "dueña".
Miré mi piel blanquecina, allí donde el insecto había posado sus dientes. Si aquella araña era venenosa, desde luego, no me afectaba. La diminuta herida se cerró en breves instantes. Medité unos segundos sobre si debía perseguir a la mujer que había enviado a aquel mostruito a atacarme. Si, desde luego debía preguntarle unas cuantas cosas relacionadas con delatarme y con su control sobre los animales. Nunca me había topado con nada parecido, pero a aquellas alturas de mi vida sabía de sobra que todo era posible.
Me acuclillé para mirar al humano, que miraba a los lados desconcertado. Quizás al fin y al cabo era un adolescente estúpido que cambiaría de aficción con los años. Tomé su cabeza y le obligué a mirarme a los ojos. No tardé mucho en hacerle olvidar lo ocurrido, dejándole ahora si, inconsciente. Miré su herida con cierto interés pero la verdad es que no tenía más sed... aunque la idea de acabar con él seguía pareciéndome atractiva. Suspiré entornando los ojos y me mordí el labio inferior, cogiendo un par de gotas de mi sangre con los dedos y posándolas después sobre el cuello del joven. Una herida como aquella no se podía explicar de muchas maneras, asíque preferí hacerla desaparecer. Después limpié los restos escarlatas de mi boca y manos.
Me incorporé con tranquilidad. Oi unos pasos intentando alejarse y el roce de un vestido contra una pared. Ah no. Ni hablar. La joven bruja o lo que fuera tenía una cita conmigo, no se iba a ir de rositas. Para mi sorpresa, cuando aparecí de sopetón delante de ella para cortarle el paso, me encontré con la razón por la que había estado apunto de cargarme al muchacho. Sonreí al comprender la ironía de que precisamente ella hubiera intentado salvarle igualmente.
-Buenas noches mademoiselle- dije con aires de suficiencia-. No acostumbro a hablar por propia voluntad con humanos... pero creo que usted comprende a la perfección que me debe una explicación sobre por qué una araña ha trepado hasta mi mano y me ha mordido... y también otra mucho más importante. El por qué me ha seguido. Sabe... no me agrada la idea de tener a una dama chismorreando acerca de que una vampira habita en París.
-Por favor, atáca con todas tus fuerzas.
El susurro podía haberle pasado desapercibido a cualquiera, pero no a un vampiro, y menos, a alguien como yo, cuyos sentidos se me habían desarrollado descomunalmente en los años que llevaba muerta. En principio me desconcertó el hecho de que hubiese alguien más allí. Supuse que me había concentrado demasiado en ser la cazadora que en lo que me rodeaba. De pronto, noté como si dos agujas se clavaran en mi piel, concrétamente en la mano. Gruñí para mis adentros. ¿Qué era aquello? Solté con cuidado al humano que yacía casi desmayado en mis brazos y sacudí a una pequeña araña que se había posado en mi mano y había hundido sus pequeños dientes en ella. En ese momento no entendí qué sucedía, pero me bastó un segundo para unir cabos. Vi cómo la araña caía al suelo y huia bordeando el edificio del restaurante, posiblemente con su "dueña".
Miré mi piel blanquecina, allí donde el insecto había posado sus dientes. Si aquella araña era venenosa, desde luego, no me afectaba. La diminuta herida se cerró en breves instantes. Medité unos segundos sobre si debía perseguir a la mujer que había enviado a aquel mostruito a atacarme. Si, desde luego debía preguntarle unas cuantas cosas relacionadas con delatarme y con su control sobre los animales. Nunca me había topado con nada parecido, pero a aquellas alturas de mi vida sabía de sobra que todo era posible.
Me acuclillé para mirar al humano, que miraba a los lados desconcertado. Quizás al fin y al cabo era un adolescente estúpido que cambiaría de aficción con los años. Tomé su cabeza y le obligué a mirarme a los ojos. No tardé mucho en hacerle olvidar lo ocurrido, dejándole ahora si, inconsciente. Miré su herida con cierto interés pero la verdad es que no tenía más sed... aunque la idea de acabar con él seguía pareciéndome atractiva. Suspiré entornando los ojos y me mordí el labio inferior, cogiendo un par de gotas de mi sangre con los dedos y posándolas después sobre el cuello del joven. Una herida como aquella no se podía explicar de muchas maneras, asíque preferí hacerla desaparecer. Después limpié los restos escarlatas de mi boca y manos.
Me incorporé con tranquilidad. Oi unos pasos intentando alejarse y el roce de un vestido contra una pared. Ah no. Ni hablar. La joven bruja o lo que fuera tenía una cita conmigo, no se iba a ir de rositas. Para mi sorpresa, cuando aparecí de sopetón delante de ella para cortarle el paso, me encontré con la razón por la que había estado apunto de cargarme al muchacho. Sonreí al comprender la ironía de que precisamente ella hubiera intentado salvarle igualmente.
-Buenas noches mademoiselle- dije con aires de suficiencia-. No acostumbro a hablar por propia voluntad con humanos... pero creo que usted comprende a la perfección que me debe una explicación sobre por qué una araña ha trepado hasta mi mano y me ha mordido... y también otra mucho más importante. El por qué me ha seguido. Sabe... no me agrada la idea de tener a una dama chismorreando acerca de que una vampira habita en París.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Mi ser entero se paralizo. Y aunque su repentino aparecer frente a mi persona me haya obligado a hacerlo, todo mi cuerpo también lo creyó conveniente. Mis ojos automáticamente recayeron sobre los de la damisela sin siquiera dar lugar al parpadeo, pues mi mente no podía dejar atrás lo que momentos antes mis orbes habían vislumbrado.
Un instante basto para que en mi mente y corazón todos aquellos relatos se incendiaran fugazmente, tomando vida propia como antes jamás.
Desde pequeña, mi padre solía relatarme sus experiencias en Paris así como los porqués de su escape de la misma. Aquellos seres eran una de sus razones. Papá solía describirlos como “atrapantes seres carentes de vida”. Y sin duda aquella frente a mi tenía todas las armas exteriores para cazar a quien deseara, mas no reflejaba carencia de vida alguna. No se veía como alguien que había perdido la vida, pues sus cabellos, su piel, su respirar solo despojaban una vivacidad tal como la mía o cualquier otro humano.
Trate de mantener la postura, sabía que no debía temer a lo que yo misma había generado. Si mi interés era salvar a aquel jovencillo mi encuentro con la vampiriza era inevitable. Y la hora del cara a cara había comenzado.
-No acostumbro a hablar por propia voluntad con humanos... pero creo que usted comprende a la perfección que me debe una explicación sobre por qué una araña ha trepado hasta mi mano y me ha mordido... y también otra mucho más importante. El por qué me ha seguido. Sabe... no me agrada la idea de tener a una dama chismorreando acerca de que una vampira habita en París- comento con claridad y sin titubeos. La escuche atentamente manteniendo seriedad y atención completa, pues nunca había tenido enfrente a mí a un vampiro y menos a uno en medio de su saciar sanguíneo.
-Ese joven tiene familia y una vida por delante. Usted sabe que no era merecedor de que todo eso le fuese truncado por su sed- le proferí con cierto titubeo, más sin perder la calma –No es de mi interés el informar lo que mis ojos han visto, pero tampoco el cruzarla nuevamente cometiendo esta clase de arrebatos a jóvenes inocentes- agregue con cierta extrañez, pues no estaba en mi reflejar una actitud justiciera ni mucho menos, pero el tan solo pensar que jóvenes como yo perdían de sus manos todo aquello que deseaban alcanzar por el hambre de alguien sin vida me resultaba intolerable.
Llenándome de coraje y recordando el don que poseía a mi favor di unos cuantos pasos al frente, deteniéndome al quedar justo al lado de la peculiar dama –Y su inocencia no se reflejaba en su hormonal actuar, sino en su puro mirar. Eso creo yo- añadí finalmente, quedando estático mi cuerpo junto a la vampiro, tal vez expresando mi deseo interno de quedarme allí y ver si el joven podría ser salvado de su desagraciado destino.
Un instante basto para que en mi mente y corazón todos aquellos relatos se incendiaran fugazmente, tomando vida propia como antes jamás.
Desde pequeña, mi padre solía relatarme sus experiencias en Paris así como los porqués de su escape de la misma. Aquellos seres eran una de sus razones. Papá solía describirlos como “atrapantes seres carentes de vida”. Y sin duda aquella frente a mi tenía todas las armas exteriores para cazar a quien deseara, mas no reflejaba carencia de vida alguna. No se veía como alguien que había perdido la vida, pues sus cabellos, su piel, su respirar solo despojaban una vivacidad tal como la mía o cualquier otro humano.
Trate de mantener la postura, sabía que no debía temer a lo que yo misma había generado. Si mi interés era salvar a aquel jovencillo mi encuentro con la vampiriza era inevitable. Y la hora del cara a cara había comenzado.
-No acostumbro a hablar por propia voluntad con humanos... pero creo que usted comprende a la perfección que me debe una explicación sobre por qué una araña ha trepado hasta mi mano y me ha mordido... y también otra mucho más importante. El por qué me ha seguido. Sabe... no me agrada la idea de tener a una dama chismorreando acerca de que una vampira habita en París- comento con claridad y sin titubeos. La escuche atentamente manteniendo seriedad y atención completa, pues nunca había tenido enfrente a mí a un vampiro y menos a uno en medio de su saciar sanguíneo.
-Ese joven tiene familia y una vida por delante. Usted sabe que no era merecedor de que todo eso le fuese truncado por su sed- le proferí con cierto titubeo, más sin perder la calma –No es de mi interés el informar lo que mis ojos han visto, pero tampoco el cruzarla nuevamente cometiendo esta clase de arrebatos a jóvenes inocentes- agregue con cierta extrañez, pues no estaba en mi reflejar una actitud justiciera ni mucho menos, pero el tan solo pensar que jóvenes como yo perdían de sus manos todo aquello que deseaban alcanzar por el hambre de alguien sin vida me resultaba intolerable.
Llenándome de coraje y recordando el don que poseía a mi favor di unos cuantos pasos al frente, deteniéndome al quedar justo al lado de la peculiar dama –Y su inocencia no se reflejaba en su hormonal actuar, sino en su puro mirar. Eso creo yo- añadí finalmente, quedando estático mi cuerpo junto a la vampiro, tal vez expresando mi deseo interno de quedarme allí y ver si el joven podría ser salvado de su desagraciado destino.
Regina Lázárk- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 15/10/2010
Re: ¡ACTIVO! Una existencia solitaria. (LIBRE)
Al principio, la chica pareció un poco alterada por mi aparición, pero supe que de hecho, ella sabía de la existencia de vampiros mucho antes de verme alimentarme, porque su mirada demostraba bastante tranquilidad. Comprendí que posiblemente ella estaba también relacionada con el mundo sobrenatural en el que vivíamos los vampiros. Escuché atentamente lo que decía. En principio titubeando... y luego pareció que se crecía. Un humano no era tan estúpido como para hablar tan sinceramente con los de nuestra raza. Ellos nos temían. Sopesé la posibilidad de estar ante una hechicera... eso explicaría lo de la maldita araña. Suspiré. "Paciencia Sheira".
No pude evitar esbozar una sonrisa torcida al ver cómo la chica se adelantaba para darme a entender que no me temía… al menos, no tanto como yo esperaba. Eso hizo que mi primera intención de cazarla por meterse donde no la llamaban desapareciera. Aquella joven tenía un valor digno de admirar… y yo quería descubrir por qué estaba tan segura de ella misma. Me apoyé en el muro de piedra y eché una mirada hacia atrás. Después volví a mirar a la joven encogiéndome de hombros.
-Ignoro a cuantos vampiros habéis conocido. Por ello debo aclarar que soy de los pocos que se piensan dos veces a quien matar. Si hubierais escuchado sus pensamientos… estoy casi segura de que vos también os replantearíais el hecho de que ese joven mereciera vivir… - expliqué ensanchando una sonrisa casi perversa al recordar el sabor de la sangre-. De todas formas… mi existencia sería imposible sin sangre humana.
Miré a los ojos a la chica. Era hermosa… quizás no tanto como yo lo había sido cuando estaba viva… pero comprendí parcialmente la actitud del camarero hacia ella. Si… quizás se mereciera otra oportunidad al fin y al cabo. Volví a enfocar la vista. Oí el tamborilear del corazón de la humana… o no tan humana.
-¿Cómo supisteis dónde estábamos? Por favor, podeis ahorraros las escusas… si nos hubierais seguido desde el principio yo me habría dado cuenta.
No pude evitar esbozar una sonrisa torcida al ver cómo la chica se adelantaba para darme a entender que no me temía… al menos, no tanto como yo esperaba. Eso hizo que mi primera intención de cazarla por meterse donde no la llamaban desapareciera. Aquella joven tenía un valor digno de admirar… y yo quería descubrir por qué estaba tan segura de ella misma. Me apoyé en el muro de piedra y eché una mirada hacia atrás. Después volví a mirar a la joven encogiéndome de hombros.
-Ignoro a cuantos vampiros habéis conocido. Por ello debo aclarar que soy de los pocos que se piensan dos veces a quien matar. Si hubierais escuchado sus pensamientos… estoy casi segura de que vos también os replantearíais el hecho de que ese joven mereciera vivir… - expliqué ensanchando una sonrisa casi perversa al recordar el sabor de la sangre-. De todas formas… mi existencia sería imposible sin sangre humana.
Miré a los ojos a la chica. Era hermosa… quizás no tanto como yo lo había sido cuando estaba viva… pero comprendí parcialmente la actitud del camarero hacia ella. Si… quizás se mereciera otra oportunidad al fin y al cabo. Volví a enfocar la vista. Oí el tamborilear del corazón de la humana… o no tan humana.
-¿Cómo supisteis dónde estábamos? Por favor, podeis ahorraros las escusas… si nos hubierais seguido desde el principio yo me habría dado cuenta.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
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