¿Atracción? ¿Curiosidad? ¿Qué será?, solo el tiempo lo aclarará (Marius de Romanus)

Está era mi noche triunfal, al fin y después de un mes de acentamiento en este el tan glorioso Paris, había logrado conseguir este mi trabajo, el papel de antagonista era mío, finalmente ¡ahora sería malevola hasta en escena!
La puesta de esta noche parecia iba ser exitosa, pues todas las entredas se habían agotado en las primeras horas de su anuncio a todo el público parisino.
"Amor condenado" era el titúlo de la puesta en escena, la trama trataba acerca de dos amentes que se juraban amor eterno, se adoraban y se necesitaban más que el aire que respiraban, entonces, llegaba una intrusa y derrumbaba todo cuanto se habían prometido, siendo culpable de su inevitable muerte y para aquella su castigo la soledad (aunque a ese castigo no le veo nada de penitente), en fin simples fantasias humanas que hallan en todas partes acomodo.
No sabia que resultado tendria todo esto, pero sería excitante.
Dio comienzó el gran estreno, el teatro completamente abarrotado, pocos minutos más tarde, me tocaba era mi turno,llevaba mi vestido rojo carmesí, aquel que me gustaba por se llamativo para quien me veia con el, ceñido a la cintura largo solo lo suficiente para poder caminar, en cuánto salí, algo ó mas alguien llamó mi atención entre los presentes, se trataba de un caballero pero no cualquiera, era alguien que pertenecía a mi estirpe.
Aquella personalidad y aura que desprendia me lo confirmaba, además sus facciones tan perfectas tan bellas, y aquella blancura y la magia que desprendia de sus ojos me lo decía todo.
-¿Quién será ese atrayente caballero?- pensaba yo mientras actuaba y mis ojos se quedaban viendolo fijamente a los suyos, -Sin duda debo conocerlo pocas oportunidades se presentan en la vida, esperen eso se escucho como frase de mortal, como sea debía conocerle.
En cada escena en la que participaba, nuevamente volvia buscarle, eso comenzaba a preocuparme ¿Atracción?, mmmm.... ¿Curiosidad?, quizás, era demasiado pronto como para esclarecer de que nueva snsación se trataba, de igual manera esto en que se embuhia mi alma era extraña.
¡Bendita suerte la mía! ¿Que nueva treta, me jugaba el destino esta vez?, quizás seria interesante o divertida, lo que viniese bienvenido sea.
El intermedio se acercaba, trazaba planes en mi mente, habia pensado dirigirle la palabra, sin embargo para estrechar una conversación como la que planeaba, el intermedio era sumamente corto...
-¡Ya sé!, si eso será lo que haré- pensé, las ultimas escenas se hicieron eternas, claro literalmente hablando.
Cuándo el intermedio llegó, decidí bajar al banquete ofrecido a los presentes, mientras esperaban el inicio de los siguientes actos, muchos actores acostumbraban estar entre el público, escojiendo el platillo más humanamente apetitoso para celebrar el éxito de esta noche.
Yo lo buscaba, girba la cabeza de un lado para otro... la mayor parte del tiempo se me escurrio entre las manos buscandole, y al fin en un rincón y rodeado de unas cuantas damas lo haye, lo sabía esta era mi oportunidad de decirle, lo que había planeado.
Tomé dos copas de vino, aunque yo no lo bebía valia el sacrificio, con tal de cumplir con mi anhelado objetivo.
- Disculpen Madamoiselles, deseo hablar a solas con el caballero-, elllas se alejaron celosas, eso era lo de menos, al no parecia que mi intervención en sus conquistas le molestase al contrario parecia divertirle, me esbozo una sonrisa sus ojos seguían fijos a los mios, mientras que yo lo analizaba de pies a cabeza después de unos escasos segundos mi mirada se centro en su ojos y dije sin permitirle hablar: -Escuche, no tengo mucho tiempo pues debo volver al escenario, pero deseo conocerlo más... a fondo, ¡Vamos! entablar una conversación, sin embargo el tieplo es muy limitado ahora, lo espero en mi camerino al terminó de la puesta- le ofrecí la copa y el la tomo -Entonces lo espero, pregunte por el camerino de Montserrat Shapplin Brightman, hasta entonces monseuir, recuerde no soy una mujer muy paciente- alze la copa en gesto de bienvenida, y le bride una ligera sonrisa.
Cuando finalizo la obra, lo busque entre aquel público alagado con nuestra presentación y no lo encontré, me dirigí hacia mi camerino, le esperé un poco y al ver que los otros se retiraban, decidi hacer justamente lo mismo.
Bien, no confiaba en nadie, pero hasta donde habia llegado mi interes que le di mi nombre, sin que él me lo hubiera pedido, pero en fin lo hecho, hecho está, además solo le había dado mi nombre no tenía nada que perder.
Tome mi capa y al abrir la puerta, allí estaba frente a ella, lucia otro vestido no tan pomposo pero todo de color negro, largo y con pequeños y ceñidos olanes, mis el colr de mis ojos y sus diminutos toques violetas resaltaban aun más, conmunmente lo usaba para seducir a los delincuentes más peligrosos, pensaba ir de caza pero al parecer eso iba a tener que esperar.
-¡Vaya, vaya, vaya monseuir!, procedia a retirarme, no pense que realmente viniera, pues ya no lo vi entre los presentes, ¡Ja! pero que descortez soy, adelante pase usted y tome asiento-, cerre la puerta, posteriormente me sente también en unos sillones dorados al centro del camerino.
-Y bien ¿cuál es su nombre enigmatico y apuesto caballero?, adelante si gusta después de responder puede cuestinarme como a usted le plasca, no tengo miedo a lo que pasé o pregunte estoy lista-.
¿Atracción?, ¿Curiosidad? ¿Qué será? solo el tiempo aquí en este camerino lo aclarará....