Marius, el antiguo: Lestat te está buscando [ Marius De Romanus ]

por **Lestat De Lioncourt** Mar Ago 23, 2011 9:26 pm

Cuando salí del hotel, de aquel bendito confinamiento, me sentía alborozado. Tan pronto como llegué al bosque, eché a correr. Y corrí tan deprisa que los árboles y el firmamento se hicieron borrosos. Casi me sentía volando. Hubo un estremecimiento en el aire. El bosque, por un instante, pareció exhalar un suspiro. Tenía la extraña sensación de estar siendo observado. ¿Podía tratarse de imaginaciones mías?

En mi vigorizante paseo, llegué al cementerio, aquel que personifica el París artístico, quijotesco, apacible, casi caprichoso que todo visitante romántico secretamente anhela. Cuando me disponía a volver al hotel, algo llamo mi atención. Observé el pequeño camposanto sin poder determinar de qué se trataba. La sensación me asaltó de nuevo y entonces la reconocí. Noté una clara presencia en aquel cementerio. Me quedé tan quieto que noté la sangre corriéndome por las venas.

¡Aquella presencia no era humana! No despedía efluvios. Ni emitía pensamientos humanos que pudiera captar. Me estaba observando. Aunque anteriormente ya había sentido aquella penetrante mirada. Permanecí inmóvil, escuchando y mirando atentamente. Entre las sombras asomaba un puñado de lápidas grises y, a lo lejos, se alzaba una hilera de viejas criptas de mayor tamaño, ornamentadas pero en el mismo estado ruinoso que las tumbas sencillas.

¿Quién va? –pregunte frunciendo el ceño molesto ante aquella presencia que parecía ocultarse de mi- ¡Responde! –Insistí, con voz aun más potente-

por **Marius De Romanus1** Jue Sep 08, 2011 1:24 pm

"¿Qué lugar podía albergar un alma errante por el resto de sus siglos sin ser masacrada por la tierna evidencia de la soledad?."

Así era el día a día, mejor dicho la noche tras noche donde comenzaba su vida al caer la noche hasta que los primeros haces de luz asomaban por el horizonte. Así eran sus días, eternamente solitarios nada más que con la inmensa compañía de su fiel memoria que le recordaba tiempos mejores o entretanto tiempo en los que se sentía como una persona semejante a las demás.

"¿Por qué destruir aquellos malos recuerdos, si se trataban de una pieza mas en aquel rompecabezas que era la eternidad para un vampiro?".

En eso se equivocaba. Marius no se arrepentía de cada acto que tanto sus manos como sus ojos color miel lograron ver. Como una persona responsable de sus actos, siguió el camino de cada noche, aun sin haber tomado algún aliciente aquella noche, fielmente su aperitivo debía aparecer aquella noche con su cielo sin estrellas.
Sin más preámbulos aquel vampiro culto, respetado por sus semejantes decidió salir de aquel hotel para buscar refugio bajo el manto celestial. Aquella noche debía encontrarse con un viejo conocido, con alguien que llevaba tiempo teniendo la curiosidad de conocer, y no era porque no lo conociese, sino porque echaba de menos a alguien que algún día fué cómo él, alguien jóven y desesperado por llamar la atención de una forma distinta al resto, haciéndose de valer, cómo sólo el sabía hacer.

Con ambas manos en los bolsillos de su caro traje, Marius se acercó con una sonrisa y aquellos ojos pequeños que caracterizaban su rostro.

- Un placer verte de nuevo, querido Lestat.

Simplemente comentó dejandole a la luz de la luna escrutar su rostro en hermosos tonos marmóreos. No le conocía, tan bién como él mismo creía.

por **Lestat De Lioncourt** Vie Sep 30, 2011 10:04 pm

Y la figura, aquel ser que había venido a buscarme, aquél de quien procedía el sonido, estaba delante de mí. Era muy fácil separar aquel radiante personaje del resto del escenario. Sus ojos azules podrían haber parecido meditabundos bajo las pobladas cejas doradas, de no ser por su gran tamaño y por haber estado tan dulcificados por el sentimiento expresado en su voz.

Marius - dije, alzando un poco las cejas y modelando su nombre lenta y detenidamente, como si de un beso se tratara.

Le envolvía una serena nobleza y la expresión en su rostro era demasiado cálida, demasiado humana en su bondad para sugerir otra cosa que una invitación. Me acerqué más, Marius no apartaba su vista de mí. Frunció el entrecejo, y entrecerró ligeramente los ojos.

Que sorpresa verte nuevamente, Marius -comente, y en mi rostro apareció una ligera expresión de burla-

por **Marius De Romanus1** Miér Oct 12, 2011 2:52 pm

Marius escuchaba, oía, esperaba el momento oportuno para saber y conocer del que un día fue su hijo. El no se esperaba menos de él, que con su típica máscara de incredulidad y burla dejaba entrever la sorpresa de volver a encontrarse con su creador.

- Jóven y descarado Lestat, mi más querido alumno… ¿Qué ha sido de ti?

Marius, con el paso de los siglos había comprendido algunos aspectos más ásperos de la sociedad y por ello se intentó inmiscuir en ella como cualquier otro ciudadano más. Su tez dulcificada y tranquilizadora daba a entender que no había acudido al lugar con otros propósitos más que aquel simple reencuentro para poner algunos aspectos de su no-vida en su lugar. El hombre de cabello rubio, el romano que tras haber visto y vivido todas y cada una de las batallas en la arena aquello le supusiese una especie de chiste, no tenía miedo, ni pretendía darlo. Tan solo deseaba infundir aquel respeto que se merecía, tanto como ser el guardián de “Los que deben ser guardados” como aquel que reuniese toda la experiencia en la vida y ayudar a “la madre”, “la creadora” a conocer el lugar dónde se encontraba en aquella ocasión. Por supuesto, aquel encuentro estaba fuera de sus expectativas, pero era un aliciente perfecto para dividir sus pensamientos y hacerse con un momento de tranquilidad, recordando otros tiempos que fueron mejores.

- ¿Seguiste con aquella vida de sangre y lujuria, o renunciaste a tus costumbres?

por **Lestat De Lioncourt** Lun Dic 12, 2011 5:56 pm

La sonrisa entusiasta, de quien esperaba ansioso aquel momento se dibujo en mis labios al contemplar nuevamente a Marius. ¿Por qué se hallaba en este lugar? Aquel encuentro no podía significar una simple coincidencia.

¿Realmente deseas que conteste a eso mi estimado Marius? –pregunté manteniendo la sonrisa en mi rostro mientras detenía mis pasos a escasos metros de quien tiempo atrás fue lo más cercano a un maestro que pude obtener-

Muchos eventos han ocurrido en mi no-vida, desde que Marius me dejo luego de que rompiera “sus reglas” ¿Seguirá protegiendo a aquellos seres? ¿Akasha? Me pregunte mientras sostenía su mirada. ¿Qué estaba haciendo en París? Si el pequeño fragmento que había captado de sus pensamientos era cierto. Aquella vampira se encontraba en París, pero… ¿Por qué?

Sigo siendo el mismo de siempre, un malcriado príncipe de las tinieblas, ¿Recuerdas que así me has apodado entre los nuestros? –Bromee gentil- Cuéntame Marius ¿Qué te ha traído a la maravillosa capital de Francia?

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