Los libros son puertas a un viaje por el mundo [Virginie]

por **Ginebra Le Boursier** Dom Ago 07, 2011 4:56 pm

-Ahora que me doy cuenta la magia es muy semejante a la alquimia- comento poniendo atención en enseñar a leer a Virginie o ayudarle a leer y aprender más sobre la hechicería. Comprendía mucho a la joven, en la vida humana que tuvo fue de clase baja. No podía leer ya que las personas que tenían dinero para un libro tenían suficiente dinero para vivir de una manera acomodada y tranquila. No era nada agradable seguir en la ignorancia mientras podías soñar con las historias que un libro te brindaban.

-Solo que la alquimia es un poco más fácil a mi criterio- rio un poco nerviosa, realmente a pesar de haber leído esos libros no entendía muy bien su significado a pesar de todo. Lo único que entendía ahí es que el hechicero recurría a pociones, fetiches, animales y diferentes objetos para lograr sus fines. No se aventuraría a hacer magia no creía que tenia las mismas habilidades como las mujeres u hombres que nacieron como brujos dentro de su propio clan.

Durante unos segundos se quedo pensando en la verdadero semblante de las brujas, en las ilustraciones de los libros las encadenaban a como seres viejos con horribles apariencias. Algunas llamadas demonios emplumados que surcaban sus cielos a través de sus escobas. Muy imaginativo a su criterio. Virginie era lo contrario a eso era muy aniñada y dulce, con una apariencia agradable y de un carácter tierno. Sentía como si Virginie fuese su hija, no lo era pero lo sentía así. Ella tenía algo especial y quería protegerla a toda costa.

por **Virginie Bon Alliot** Dom Ago 07, 2011 5:43 pm

Virginie estaba avanzado mucho en la teoría sobre sus habilidades de hechicería, todo gracias a su protectora, como a ella le gustaba llamarla. La libería de Ginebra era extensa, había todo tipo de libros y algunos le resultaban indescifrables a la pequeña Virginie, aún con ayuda de la señorira Ginebra. Hechizos en lenguas que ninguna de las dos mujeres eran capaces de pronunciar.

- Algun día quizá yo pueda aprender alquimia... - dijo la pequeña chica, bastante poco segura de sí misma. Ya lo había hablado en ocasiones con Ginebra, pero tenía sus reparo sen prácticar la magía. La vampira le insitía en que debía desarrollar sus habilidades, ya no estaba en el campo y quizá tendría que defenderse en las oscuras calles de París.

Le gustaba vivir con Ginebra, era como volver a tener familia. Se sentía protegida y menos sola, aunque aún anhelaba tener algun amor, y más después de haber presenciado un apasionado beso, o al menos así le pareció a ella, de Ginebra y un misterioso muchacho que vivía también en los bosques. Virginie no quiso preguntar, si la vampira quería, acabaría por contarselo.

Perdida en sus pensamiento y en los libros comentó en voz alta - Es hora de que vaya probando cosas - Y como de la nada, pronunció unas palabras en latín que formaron una rima y provocaron que todas las velas de la casa se encendieran a la vez. La jovén dió un par de aplausos, entusiasmada con su hazaña, aunque si bien era cierto que unos cuantos cirios no le defendería de nada. Debería ir a más.

por **Ginebra Le Boursier** Jue Ago 11, 2011 6:41 pm

Aun después de un tiempo se sentía avergonzada por lo que había pasado con Loukas, el la había tomado con la guardia baja para besarla. No se atrevía a hablar sobre el tema dado que era un poco tímida en ese tipo de asuntos sobre el amor. Había tenido un montón de heridas por ese asunto. –Es un poco antigua la alquimia ¿no?- aseguro tomando algo de su habitual vino con sangre –Además es tan cierta como que el mago Merlín es hijo de un incubo y un humana- sonrió diciendo con un poco de ironía. No era de creerse cosas como la religión y/o demonios existieran, se negaba a creer que había peor infierno que estar ligado a la eternidad en la tierra.

-Mejoras poco a poco, querida- comento asombrada sobre su hechizo de control fuego. Impresionantemente su pequeña virginie cada vez desarrollaba rápida y notablemente su habilidad sola. Ella no era una hechicera, era totalmente inútil en ese sentido. No practicaba la magia ni negra ni blanca su ayuda solo podía impartirse en la lectura y razonamiento. –He oido que a veces los hechiceros crean elementos de sus manos, no tengo idea de si es un mito o no-

Dudaba en platicar con ella lo que había oído de un contacto suyo. La inquisición llegaba a Francia por decreto del rey. No tardarían en seguir a las razas que subsistían secretamente dentro de Paris. Su biznieta era cazadora y escondería a su padre entre las rocas pero no sabía si ella misma la estimaba. -Virginie y ¿si te adopto?- dijo sinceramente

por **Virginie Bon Alliot** Vie Ago 12, 2011 6:20 am

Estaba orgullosa de sí misma y de sus pequeños logros, pero más aún lo estaba de que aquellas pequeñas cosas enorgullecieran a Ginebra. Después de todo lo que la mujer había hecho por ella era con lo poco que la pequeña Virginie podía devolverle la moneda.

Siguió ojenado libros mientras escucha a la mujer, un poco entretenida y distrída con tanto material a su alrededor. Ya se había acostumbrado a verla beber aquel vino mezclado con sangre, aunque prefería no pensar mucho en ello, aquella era una de las formas que Ginebra tenia para mantenerse fuerte y eso no hacía daño a nadie. - ¿Merlin?, ¿íncubos?, ¿acaso relamente existen esas cosas? aunque claro, después de lo que he conocido en París el mundo entero puede estar lleno de criaturas imposibles - contestó medio riendo. - Quizá se puedan crear elementos, no lo sé, habrá que dar con el libro adecuado, o con el burjo adecuado... a lo mejor yo no soy lo suficientemente buena como para hacer aglo así - añadió un poco desencantada, al fin y al cabo estbaa segura de que no podría hacerlo todo por muy bien detallado que viniera ne los libros o aunque un maestro le enseñara, todo tenía límites, era algo de lo que estaba segura, si no hubiera desventajas el universo no nos entregaría estos dones.

Ginebra se quedó callada, llevada por sus pensamientos. Ultimamente hacía mucho aquello y Virginie estaba por asegurar que tenía algo que ver con aquel muchacho del bosque, pero nunca se atrevía a preguntar. Entonces la mujer volvió a hablar, proponiéndole a Virginie que formaran parte de la misma familia, ella quería adoptarla. La pequeña chica abrió mucho los ojos a modo de sorpresa e ilusión y correteo un poco para sostenerle las manos a Ginebra - ¿De veras?, has hecho tanto por mí, a mi me encantaría ser parte formal de tu familia, sería estupendo.

por **Ginebra Le Boursier** Vie Ago 12, 2011 10:42 am

-Pues si los monstruos de sangre como mi raza existen, creo que la fantasía podría ir más allá. En los siglos medievales se hablaba de dragones- dijo un poco lento para tomarle un sorbo a lo único que comía y bebía. Siguió observando el comportamiento de Virguinie, se daba muy fácil por vencida. Ella no era de jugar en una parte de su vida hacia igual. – No puede el que no quiere, Es un hechizo de manipulación fuego como vez aquí.- señalo cierta parte del libro –Ahora tendrás que hacer tres cosas: crear el fuego, mantenerlo vivo en tus manos y tenerle cierto control para que no te queme- comento inconscientemente sin ni siquiera evitarlo pero aun podía analizar en qué circunstancias era precavido usarlo –Luego de eso creo que podrás darle la forma que gustes.-

La pequeña Virginie correteo alegremente por su proposición, aceptándola de la una manera muy positiva. En su momento creyó que sería negada su proposición pero fue todo lo contrario. –Sí, de verdad. Claro que esta a tu criterio si te registro con mis apellidos o deseas conservar los tuyos- sonrió de manera tierna, no era un inconveniente para ella.

Esperaba que Virginie llevara a cabo el hechizo, tenía por seguro que se quemaría la primera vez. Sus años le enseñaron que la práctica funciona mejor que cualquier maestro que le explique para luego irse a la primera oportunidad. En su hogar aun mantenía en secreto el cuarto de espejos en el sótano, ahí era donde cuando se descontrolaba se encerraba ahí durante horas. El no ver su reflejo en ninguno de los espejos la frustraba y a la vez tranquilizaba su existencia. Después de que Loukas se fue, cambio de habitación dejando esa oculta. Encerrándose en el cuarto de espejos, el cual se había convertido en su rincón secreto.

-Creo que estas algo curiosa por el muchacho del otro día, ¿me equivoco? Su nombre es Loukas. Lo conocí un par de días antes que a ti. Por un inconveniente se alejo y el día que fuimos a su hogar solo fui a ver como se encontraba de salud. Por ningún merito mas- admitió sinceramente, espero durante tanto tiempo el amor. Lo encontró en su primer esposo, el aceptaba que bebiera solamente de él. Desde un principio no le agrado que buscara alimento en otras personas. –Virginie ten por seguro que alguno de estos días te llegara el amor de tu vida pero antes de eso no te preocupes besando tontos. Por muy enamorada que estés, fíjate en la actitud de la persona y no tengas relaciones con cualquiera-

El tema que se avia atrevido a tocar era muy mal visto para miles de personas. Sobre todo era abierta a todos los temas incluidos a la intimidad.

por **Virginie Bon Alliot** Vie Ago 12, 2011 11:29 am

Rió tontamente al imaginarse un mundo con dragones y demonios. Los seres humanos ya podía ser por sí suficientemente crueles como para que encima tuvieran que existir tales bestias - Espero que solo sean habladurías, o realmente tendré que aplicarme con los hechizos ¿crees que habrá alguno de como derrotar a un dragón? - volvió a reir mientras seguía revolviendo los libros.

Realmente aquella mujer era una especie de bendición para Virginie, dijera lo que dijera ella acerca de que no era tan buena como parecía. - Mis apellidos son herencia de un padre que nunca conocí, asique realemente no me sirven de demasiado. Quizá llevando los tuyo sea más hija tuya a los ojos del mundo. - se sonrojó un poco, porque relamente el resto del mundo no le importaba demasiado, estaba entusiasmada con la idea de volver a tener una familia de verdad.

Entonces como si de magia se tratara, Ginebra pareció leer sus pensamientos de esto días, acerca de lo rara que se comportaba con aquel hombre dle bosque y en cómo eso sabía que le estaba afectando - Entonces... - meditó Virginie - aquello de la casa del bosque que fue... ¿algo parecido al amor de tu vida?, ¿o siemplemente besabas a un tonto?. No quiero ser indiscreta, ni meterme en tus asuntos... pero no parecía que solo fuera un beso más. Está claro que yo no se nada del amor, casi tan siquiera sé sobre besos. - volvió a sentirse pequeña y avergonzada, pero ella no podía competir a sus 17 años, con las miles de historias que habría vivido GInebra a lo largo de los siglos.

Hizo una pausa para leer atentamente la parte sobre el manejo del fuego que Ginebra le había indicado. Lo cierto es que de no ser por ella y por sus libros Virginie estaría bastante estancada en esto de la hechicería. Leyó detenidamente y memorizó las palabras en el orden correcto. Quería probarlo, solo esperaba no quemarle la casa a su... ¿debería empezar a llamarla madre?. Pronunció con cuidado las palabras y consiguió crear una orda desordenada de fuego en el dorso de su mano derecha. Se asustó, porque aquello ardía de verdad y las llamas se descontrolaron un poco. Sin saber como consguió ordenarlas en forma d euna pequeña bola que lanzó a la hoguera que andaba prendida en la chimenea. Observó su mano, algunas partes tenían quemaduras que parecían serias - ¡Ooouch! - gimoteó al darse cuenta de que aquello le dolía - Para ser la primera vez, creo que no he estado mal del todo...

por **Ginebra Le Boursier** Sáb Ago 20, 2011 12:14 am

-No creo que para matarlo pero si para aturdirlo lo suficiente- rio un poco al imaginarse a virginie leyendo todo el libro de hechizos y a su vez atacando a un dragón con todas sus fuerzas. La idea le pareció sumamente graciosa por lo cual no pudo evitar reír y soltar carcajadas a su vez. –Bueno es un poco absurda la idea de dragones, pase mi vida humana en castilla y nunca vi ningún dragón-

-Mis apellidos son Le Boursier Rotticelie, si son de tu agrado puedo ponerlos en el registro- su familia cada vez crecía mas, la mantenía gustosa y feliz de ser inmortal. Sin embargo, tendría que enseñarle aquel libro que ocultaba y avergonzaba su existencia. –Realmente no lo entiendo virginie, no sé si solo es uno de los tantos amoríos que he tenido en parís o un hombre que podría convertirse en mi pareja. Estoy confundida y mucho- comento agarrándose la cara con desesperación, ese hombre la frustraba. El amor y cariño que ella anhelo por tanto tiempo y ahora que lo obtenía lo rechaza como si fuera dañino. –Tranquila, ahora eres mi hija. Tienes todo el derecho de meterte cuanto quieras en mi vida- comento sonriendo alejando todo rastro de confusión y tristeza en ella. En ciertos momentos recapacito la idea de enseñarle aquello y en fin, termino haciéndolo. Tomo cinco libros con quinientas hojas cada uno, aseguraba que juntos pesaban mucho más que ella. –Son libros llenos de cartas de defunciones- hablo con un poco de amargura que volvía a ella. –Defunciones que yo he provocado- admitió con remordimiento.

-Cuando recién fui convertida, fui una neófita demasiado sedienta. Aun llena de sangre en las manos siempre deseaba más y más pero no para beber, solo para saciar mi instinto sanguinario- suspiro alejando de todo. En las hojas de los libros, venían sobre ella marcada como “Deméter” dando avisos sobre ella y como evitarla. Sobre todo las precauciones que debían tomar. Teniendo su mente despejada noto como virginie ejecuto sus instrucciones tal y como las había dicho. –Fue mucho más que excelente para ser tu primera vez, incluso creí que si fallabas tendríamos a Rossella encima de nosotras por quemar la casa-

-Mete las manos en agua fría o te dolerán durante mucho tiempo-

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