Una bienvenida peculiar [Ambrosio]

por **Nitarah Van Emreys** Jue Ago 18, 2011 12:30 am

Emhyr me había dicho que me quedara quieta, sólo un momentito mientras él iba a hacer alguna otra cosa. Yo debía obedecerle pero desde que había puesto mis pies en Paris, la emoción de poder moverme a donde yo quisiera me embargaba y me hacía cometer imprudencias. Estábamos en el puerto y los barcos que iban llegando me parecían tan enormes que bien podría haberme quedado mirándolos por horas sin moverme de donde estaba. Barcos venían y se iban. Un montón de gente que embarcaba y desembarcaba a nuevas y geniales aventuras, si algún día lograba parecer una persona normal nuevamente, me dedicaría a viajar en barco hasta que me muriera. Una sombra de sonrisa se me escapó de los labios con el pensamiento, un pensamiento que hizo que Ahmet se me apareciera a un lado y me susurrara en el oído. -No tan rápido, princesita... tu no vas a morir pronto- Adiós sonrisa. Todavía tenía muy arraigado el regusto que dejaba en mi boca la sensación de que en cualquier momento podría caerme, partirme la cabeza y abandonar el sufrimiento para siempre. No podía quitarme la idea de la cabeza tan pronto.

No supe cuánto tiempo estuve parada ahí pero fue hasta que algo más colorido que un barco pasó volando junto a mi. Una flor. Morada. No sabía qué tipo de flor era pero era muy bonita, lo podría apostar. Y parecía tener prisa porque revoloteaba al ritmo del viento alejándose cada vez más de mi. Una cosa sucedió a la otra y di un paso adelante, y otro paso, y otro paso, cuando me di cuenta, ya estaba corriendo muy a mi modo detrás de la florecilla que volaba. No me di cuenta cuando llegué a la baranda que dividía la tierra firme del agua que llavaba a los barcos hacia su destino, pegué la barriga al metal y fruncí el ceño en una mueca de desagrado cuando vi que la florecilla iba a parar al agua. Los pétalos abiertos dejando verla en todo su esplendor. Tan bonita ella. Tan lejos y tan cerca.

Estiré una mano para alcanzarla inútilmente, me quedaba fuera del rango que daba el largo de mi brazo, además de muy por debajo de donde estaba. Tenía que cogerla, me agaché para pasar la cabeza por entre los dos barrotes horizontales deteniéndome sólo con una mano para estirarme hacia la flor sin éxito todavía. El peligro era inminente, en cualquier momento podría resbalarme para caer al agua, alguien empujarme, golpearme con alguna cosa y quedar inconsciente. Mi hermano me buscaría por todo el puerto. Y todo el rescate que habíamos logrado para nada. Un poco más que me estirara hacia el frente, sólo un poco más. La realidad se distorisonaba porque la flor no estaba cerca de mi, quedaba bastante lejos. Ahmet me gritaba que me alejara, que me detuviera y a falta de un cuerpo con el que pudiera sostenerme, se dedicaba solamente a pedir a gritos silenciosos de ultratumba que alguien me ayudara, que alguien me detuviera, que Emhyr se apresurara para que se diera cuenta de lo que yo estaba haciendo antes de que fuera demasiado tarde.

por **Ambrosio Almeida** Jue Ago 18, 2011 11:46 pm

Paris, se alzaba como un gigante amorfo frente a mi, pero tambien como una respuesta venida del cielo, la venganza me hacia hervir la sangre. Apresure un trago de ron, poniendome mi abrigo azul aunque el sol picaba entre unas negras nubes. La gente se amontonaba como hormigas y aunque detesto los tumultos me adentre en ella, me tropece sin querer con una mujer de generosas formas, pintorreteada y tan ebria como yo, la mire con asco y la escupi. Escuchaba aun sus maldiciones mientras me empujaba otro trago. Paris, que se parecia a ella, tan hermosa por encima tan elegante y tan traicionera y oscura, se sorprendio pensando en ella, en Aurora y fruncio el ceño. A eso era lo unico que habia venido a paris a matarla, para eso solo queria encontarla. El tumulto hediondo empezo a causarme nauseas, preferia el olor de salitre de altamar, al de la grasa humana. Borrachos, putas, marinos, asesinos... todos juntos y ninguno revuelto. De repente una fragil figurilla paso a toda velocidad junto a mi , y estordune. Una maldita flor flotando en el aire. Vi a la figurilla acercarse tanto a la orilla, que podia sentir su caida antes que sucediera, tambaleandome fun poco y en silencio, el resto de la gente se hizo nadie y trate de acercarme a tiempo. Una parte de mi mantenia la bondad Como odiaba al buen Ambrosio!,,, pero alli estaba metiendome donde nadie me ha llamado!!! la figurilla ya tambaleaba por esa jodida flor...me limpie con la manga trate de tomar su brazo con fuerza antes que cayera al agua...

por **Nitarah Van Emreys** Lun Ago 22, 2011 8:37 pm

Un poco más hacia la orilla, me arrastraba mientras Ahmet me gritaba que debía detenerme. -Princesa, detente... vas a caerte- Pero la flor era tan bonita. -Podemos buscar otra por aquí cerca, aléjate de la baranda- Pero yo quería esa. Me había olvidado de dónde estaba, me había olvidado de que mi hermano me estaría buscando y de que no debía portarme como una niña pequeña, pero yo ya había perdido cualquier madurez que la edad pudiera darme. Ahora era libre, ¿Recuerdan?

Otro poco más y mi pie resbaló en el borde, había pasado la cabeza tan lejos de la baranda que el resbalón de mi pie me iba a hacer caer al agua. No medí de inmediato el peligro, hasta que el cambio brusco de posición me hizo mirar el agua y emitir un chillido, un grito que se iba a hacer más agudo en cuestión de segundos. Intenté agarrarme de algo, de lo que fuera, de la baranda. De pronto la flor ya no parecía tan bonita, ya no la quería. Exhalé un nombre de entre mis labios. Una súplica para que Ahmet me tomara. Había anhelado tanto la muerte que me parecía una estupidez morirme de verdad cuando por fin podía hacer lo que quisiera, cuando ya me habían rescatado.

Todo ocurrió muy rápido, la caída en cámara lenta, el agarre de su mano en mi brazo, el suspiro total escapando de mi garganta y mi cuerpo quedando colgado de la orilla mientras mi mano se aferraba a la mano de aquel extraño. ¿Había sido Ahmet? Apreté los ojos por instinto para no ver hacia abajo, no dije nada, mantuve los labios apretados también. Sólo esperaba que no me soltara. Quedar colgada del brazo de un extraño no era la mejor forma de empezar mi vida en Paris.

por **Ambrosio Almeida** Miér Ago 24, 2011 10:00 am

Sostuve su brazo con fuerza, aunque sentia que me arrastraba hacia el agua. Su chillido resono en mis oidos, pero la empuje hacia arriba. Era como una estatua Como pesa por un demonio esta chiquilla!... tenia los labios y ojos apretados, y la puse en tierra firme,solo entonces me di cuenta que no era una chiquilla, y no entendia por que me daba esa impresion. Su rostro estaba palido, y yo estaba agitado por la impresion... Maldita sea Ambrosio por que te metes donde no te llaman!... le toque el hombro con delicadeza, y la sacudi un poco no habria sus ojos, tal vez era una joven con algun problema mental o algo asi. Mire alrededor buscando entre la gente alguien angustiado por su perdida, pero la gente seguia ebulliendo con su hedor insoportable, pero la chiquilla no. Ella era diferente delicada y hasta bonita. Se sintio un pervertido y empujo otro trago.

- Ya estas bien, abre los ojos chiquilla- dije en tono despectivo.

por **Nitarah Van Emreys** Jue Ago 25, 2011 6:51 pm

No sé porqué los humanos tendemos a hacer justamente lo peor para la situación en la que nos inmiscuimos. Fue precisamente por eso que abrí lentamente los ojos y miré hacia abajo cuando todavía estaba colgando del brazo de mi salvador. Mis ojos se volvieron a cerrar apretados, ni siquiera fui capaz de darme cuente de que me estaba salvando. Claro que yo estaba siendo irracional. ¿No se supone que quería morirme? Y en todo caso, ¿Qué tipo de daño podría provocar que me mojara un poco? Si sólo era agua... agua con barcos. Vale. Si he de confesarme, no sabía nadar. Hubiera manoteado en el agua hasta que gracias a mi histeria, mi cuerpo se negara a quedarse a flote y fuera engullida por el agua, cortándome la respiración, entrando en mis pulmones, sintiendo cómo ese par de órganos se colapsaban por el líquido intruso y de pronto explotaban. Otro chillido. Sólo de pensarlo me volvía loca. "Ahmet, ayúdame" Gritaba en mi mente escuchando solamente la voz de mi muerto personal tranquilizarme, decirme que el hombre que me sostenía no me iba a soltar y que me salvaría pasara lo que pasara.

Acabé sentada en el suelo abrazada al brazo de mi salvador sin interiorizar racionalmente que ya estaba fuera de peligro. Un segundo, dos segundos, un zarandeo en mi hombro que me hizo negar con la cabeza. El sudor me caía por la frente, mi adrenalina corría a mil por hora por mis venas. Me mordí el labio tan fuerte que me hice sangrar. Luego me llamó "chiquilla" y abrí solamente un ojo para echar un vistazo a mi alrededor. A salvo. Miré mis brazos aprisionando el suyo y me solté despacio mirando alrededor para buscar primeramente a Ahmet y segundo a Emhyr.

Luego miré al hombre que me había salvado acercándome a él para mirar el color de sus ojos y arrugando la nariz cuando el olor a alcohol me inundó los sentidos. ¿¡Estaba borracho?! No me alejé y acabé poniéndole una mano en la mejilla como agradecimiento sin siquiera dedicarle una sonrisa. Eso no era lo mío. ¿Un gracias? No pretendia hablar nada así que la única manera de hacerle llegar mi agradecimiento era mandarle un mensaje con Ahmet pero Emhyr me había dicho que no podía descubrir mis poderes en público. No si quería sobrevivir. Llevé la mano a su cabello para palparlo y luego me alejé quedándome sentada en el suelo. Hubiera muerto de no ser por él. ¿Sería suficiente solamente un gesto?

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