Aquello que llaman "demencia" [Andy]

El Reloj sonaba más vivo con cada tic toc que enunciaba que la hora del anochecer en roma estaba cerca, ¿qué haría nuestra pequeña niña griega? era una pregunta sumamente difícil de contestar. Estaba en las entrañas de la bestia que le había quitado todo lo que alguna vez había amado y sin embargo en su semblante se veía a veces un dejo de vulnerabilidad.

Sus ropas no eran dignas de una princesa que estaba a punto seguramente de tomar el trono griego ,aquel arapo color beich que solo le llegaba hasta los muslos ,el sweater semi transparente , su cabello rubio estaba lacio recogido en un moño ,mientras su silueta se veía caminar descalza por una casa que no era suya ,que no tenía ningún derecho de reconstruir y que sin duda alguna lo había echo como una llamada de emergencia de que estaba tan próxima a estallar todo lo que sus labios y su mente encerraban . La Casa Petersén, había sido reconstruida a la perfección en cada detalle que ella había espiado dentro de la mente de Luke su creador, no había ni una pared o una vajilla que fuera exactamente a lo que había visto en aquellos sueños que siempre se desvanecían en el despertar de cada nueva noche. Ella no tenía ningún derecho de hacer aquello y sin embargo lo hizo, porque desde que Luke la había abandonado por su aptitud de niña arrogante y malcriada ella solo merodeaba viejos sitios que él solía recorrer, aquella casa la había comprado, la había mandado reconstruir desde los simientes que habían quedado del incendio en que luke perdió todo hasta el alma. Era irónico pensar en la similitud de las vidas de Luke y Perséfone porque a pesar de que eran en épocas paralelas ambos habían vivido y sufrido lo mismo, la traicion, el dolor y los deseos insatisfechos de poder huir. Bueno Luke lo había echo ¿pero luego de cuánto tiempo? Un suspiro se escapo de aquellos labios rosas, ¿y si ella nunca era libre? , la verdad ya no le importaba mucho lo que pasara con ella, tenia tal deje porque sentía que le habían arrancado bestialmente los pocos retajos de lo que quedaban de su alma.

A la doceava campanada el reloj indico que eran las diez , su nuca se levanto un poco abandonado el frio mármol color blanco de la tina que no estaba llena de agua ,simplemente se había arregostado allí para escuchar la vida diurna tras las paredes de aquella casa llena de espíritus que no eran suyos . Un caminar lento, mientras deslizaba la yema de sus dedos por las paredes reconstruidas viviendo y sintiendo recuerdos de una vida que no era suya, que no tenía derecho de ver, pero aquello simplemente le hacía sentir un tanto acompañada ¿estaría cayendo en la demencia? Porque últimamente disfrutaba más el tacto fantasmagórico que el humano.

Con el mismo caminar pesado se dirigió a su habitación pintada de un azul verdoso, se tiro sobre la cama, aquello no estaba bien debía salir pasearse aunque sea un poco por las calles, se levanto como un zombi hacia el armario eligiendo un vestido color carmín y luego de arreglarse salió por la entrada principal. La vida en roma siempre era “viva” los cafés siempre funcionando los amantes expresando su amor sin ninguna clase de pudor o problema, los niños jugando .Perséfone se deslizo caminando hasta las ruinas del coliseo a las cual entro sin pedir permiso los guardias conocían bien su cara, sus pies caminaron hasta el puesto donde solía sentarse en cesar, allí se poso viendo hacia la nada de lo que fue una de las civilizaciones junto con la suya más grande del mundo.

Quizá buscar un lugar distinto a Rusia sería lo más indicado para Andy y así lo descubriría, tenia en mente tan solo dos lugares, Roma y París, Roma tan imponente por su historia, el coliseo y la magia que escondía, París por su romanticismo, atracción, arte y misticismo, pero no tenia forma de decidirse por cual, así que decidió hacer algo que no parecía ser muy simple, viajar a Roma y luego a París para así decidir por si mismo, primero iría a Roma si no le cautivaba del todo, pues sería París el destino final para su escape, preparo las cosas y tras unos días de viaje al fin había llegado a aquel lugar desconocido, su conocimiento de latín era bueno, el griego no era su fuerte, ruso, francés y latín, tan solo podía comunicarse de esas tres formas, sería extraño encontrar a alguien que hablara ruso o francés por aquel lugar, así que sin duda esta sería la oportunidad perfecta para practicar con el latín, justo el idioma que menos dominaba de los tres.

Sacro Imperio - Cercanías del coliseo romano

Era bastante tonto su actuar en cierto punto, llegar aquí y ¿buscar?, ¿conocer?, no tenia ni siquiera donde pasar una noche decente más que dentro del barco, lugar que por cierto no le agradaba para nada, seguido por dos guardias avanzo entre la ciudad imperial, cada detalle de hermosa y desafiante ciudad le hacían honor a lo que tanto se relataba de ella, los hombres que tenia por seguridad eran solo estorbo para él, quería ir al coliseo, por algún extraño motivo ese lugar siempre había sido sueño para Andy, quizá soñaba con ser un gladiador romano o algo por el estilo, aunque luchar por matar nunca le ha gustado del todo, punto contradictorio, ya que si bien era un arte, era el arte de morir. Unos movimientos entre la gente y los guardias perdieron de vista al veloz Andy, pareciera que escabullirse de niño por todos lados le había servido para algo al fin, separarse de esa opresión que tanto generaba un titulo para él, si tan solo los que creen que le protegen y cuidan intensamente supieran que realmente el protegido es el protector de ellos y claro solo de los que el creía que valían la pena, ya que más de la mitad solo le seguía por dinero y por poder, no por el mínimo interés en su persona o algo así, a penas preguntando entre la gente y levantando la vista cada cierto tiempo logro encontrar aquel lugar que tanto anhelaba visitar, era de noche, muy tarde para hacer una visita guiada, pero en ese mismo instante no habían razones que Andy pudiera entender, no aceptaría un no por respuesta, se aproximo a la entrada donde dos guardias con un rostro fingido de maldad celosos cuidaban el lugar.

-Caballeros buenas noches, deseo admirar el lugar -Lo lamento no tiene permiso para estar aquí y menos a esta hora, lárguese de aquí. Dijeron ambos hombres a dúo con sus armas en mano, bastante falta de respeto fue que no le dijeran señor, incluso le mandaron como un perro fuera, Andy se enojo solo un poco

-Los romanos tienen malos modales parece ser, soy el Duque de Rusia y he venido de visita aquí, por favor pido me sedan el paso. -¿Duque de Rusia? que importante, no tenemos porque creerte payaso, lárgate de aquí. Andy avanzo entre ambos ignorándolos, logrando que estos reaccionaran en forma de ataque hacia él, lo que genero sin duda alguna bullicio, hábilmente esquivo a los hombres tomo sus armas chocandolas entre sí, con mucha velocidad desenvaino la espada y con el mango noqueo a ambos, pocas veces era necesario para él usar la fuerza para conseguir algo, pero viendo los tratos y la situación no había mucho que hacer, avanzo entre el lugar, maravillado, era hermoso y tal como había pensado que sería, con todos los detalles, la arena, el asiento del cesar, en cuanto puso la vista al trono observo una figura femenina sin duda, se aproximo sin dudar o sin miedo, hasta que sintió un aroma muy extraño, el olor a muerto, era una vampira la que se encontraban allí, que grata sorpresa, una muerta para darle la bienvenida al coliseo y a Roma, se cruzo delante de ella, un piso abajo de esta y levanto la mano como saludo ya que no se encontraba tan cerca como para reverenciar.

-Buenas noches. Dijo dos veces, en francés y en latín, esperando que aquella vampira supiera francés, quizá podría saberlo y así hablar de forma más fluida con ella.