Para creer que escuchas lo que escribo

por **Spencer Reid2** Miér Sep 21, 2011 8:05 pm

“Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez del ser humana, y del universo no estoy seguro”
Albert Einstein

No se que recuerdos me permitiré evocar en esta noche de embriagante luna llena… como quisiera que todo fuera tan sencillo como abrir la mano y permitir que el agua escurra entre los dedos, que todo se disipe y se pierda y no poder hacer la remembranza como si estuviera leyendo las líneas de una página cualquiera en cualquier libro. Pero no se me permite, mi condena, lo se, es revivir a la menor provocación cual recuerdo se me cruce. Es un hecho que ninguna de estas líneas servirá para permitirme algún tipo de consuelo, no lo espero, servirán tal vez, solo tal vez para aquellas personas que deseen conocer la vida de este ser miserable y sentirse menos miserables ellos mismos.

Podrías preguntarme que hago aquí, pero la realidad es que ni siquiera yo lo se. Me parece sin sentido tratar de darle una explicación a algo que estaba definido desde antes de existir, como el destino (que término más melancólico), aquel que conocemos e intentamos enfrentar, creyendo lo burlamos con el paso de los años, aunque con el paso del tiempo se sella y se fortalece con cada decisión que tomamos ¿No es irónico? Suena cursi, lo se, pero la verdad es que todos conocemos el final de cada una de nuestras historias, patéticas o no, y aún así nos gusta parecer desprevenidos para este… disfrutamos casi morbosamente el ser engañados, luchamos toda nuestra vida por conocer el secreto y al encontrar la verdad, pretendemos que no lo conocemos, para jugar a ser sorprendidos.

¿Quién entiende al ser humano? Ni el mismo ser humano, porque la mente resulta algo tan complejo, es maravillosa si, pero ¿Acaso no es el enemigo al que tenemos que enfrentarnos todos tarde o temprano?

Mi madre perdió la batalla, ella había sido, si no la única, de las pocas personas que definen al hombre que soy ahora a pesar de que ahora mismo se encuentre navegando en las profundidades de su propia mente. Comprendí un poco después su “capacidad” de escapar del mundo real a aquel mundo de fantasías, de criaturas nocturnas hambrientas de sangre, de humanos que se transforman en animales, mismo mundo que compartía conmigo al colocarme en su regazo como un niño pequeño; pero a pesar de todo no estoy conforme con su destino… y mucho menos por que se, que pronto (si no es que ya lo estaba) me vería envuelto en la misma batalla que ella libra día con día.

El aire fresco que acaricia mi rostro es el único indicio que tengo, por ahora, de que podré salir de esta y de que en algún momento, todo tomará lugar en donde debe pero… ¿Cuál será el camino que tendré que tomar?