Negocios desde la Galería Danaán

Aun cuando entre sus planes no estaba el quedar huérfana y que los negocios de la familia pasasen directamente a sus manos, era una situación que la vida le había impuesto y que por lo mismo debía enfrentar, enfrentar con entereza que la caracterizaba, enfocándose a nuevos proyectos y ambiciones. Y precisamente en eso avocaba su tiempo, a remodelar la galería de arte de su padre y la exposición de joyas exclusivas para la venta.

Los negocios, y en especial el arte era algo que le fascinaba, por lo mismo era la terapia adecuada para ella y para sus negocios, pues la Galería Danaán, estaba por debajo del esplendor que tuvo alguna vez y necesitaba una remodelación. No solo de personal, sino que también de decoración, de exposición y de vida nocturna. Sus planes eran ambiciosos, lo sabía, pero sabía que tendría frutos y muy buenos, por los mismos había contactado a antiguos conocidos y amigos, que la ayudarían. Pero también tendría que hacer una revisión del trabajo del administrador y del personal, papeleo y más papeleo.

Precisamente en eso me encontraba, reubicando a empleados que parecían tener más aptitudes e ventas que en diseño, y esas cosas, realmente el administrador no tenía ojo para el talento de los empelados y no sabía sacar a relucir sus habilidades innatas. Ahora, el turno de observar al personal de bodega, donde según el expediente, estaba lleno de empleados extranjeros, que seguramente no manejaban el idioma y por eso los derivo a la bodega, donde no tendrían oportunidad de hablar. Pero bien sabía yo que muchas veces los artistas no necesitaban hablar y quizás entre la mano de obra hubiera algún talento oculto, y aquello para un ojo experto era sencillo de apreciar.

- Bonjour - salude para acaparar la atención delos jóvenes que allí trabajaban, uno por su apariencia francés y otro de rasgos latinos, portugueses quizás - sou Eiré Danaán, dueña de la galería -[/i] me presente, con voz clara y pausada a la espera que me entendiesen - Tengo en mente algunos cambios en la galería, que requerirán de toda su experiencia y de sus talentos - señalé, con intenciones de incentivarlos y que se sintiesen cómodos con una mujer como superior -La Galería Danaán ha bajado su nivel y por ello tengo en mente muchos cambios -señalé, a lo que el chico francés asintió y el otro joven me miraba algo confuso, seguramente no entendía muy bien el idioma.

- He observado su desempeño, y aun cuando no es malo, creo que falta potenciar sus propios talentos - proseguí, recorriendo la bodega con su mirada-Por ejemplo tu, pareces alguien que podría ayudar bastante en la mantención interna de la galería, acomodando luces, vitrinas. Pareces tener talento para ello- me dirigí al hombre de rasgos franceses que se esmeraba bastante en acomodar las obras que no estaban en exposición- Claro eso sin olvidar tus deberes en bodega, pero significara un incremento en tu salario. Ahora ve, que Jerald te espera para comenzar a remover todo antes que llegue la nueva decoración para la siguiente exposición - apremié, y el joven de inmediato salió de la bodega rumbo a la sala de exposiciones.

Me puse de pie y camine por la bodega revisando todo, cada detalle y cuestionándome en que podría serme útil aquel joven de piel morena, quien aparte de ser guapo y no hablar francés, no lograba ver un verdadero talento oculto. Quizás fuese porque no hablaba mucho, o porque no se había dado la oportunidad. Pero según las referencias, parecía ser alguien culto, que solo le faltaba dominar el idioma y quizás pudiese ayudarme en aquellos detalles más minuciosos de la galería, como supervisar el trabajo del personal o llevar el inventario.

- Compreender as minhas palabras ? - Le pregunté en mi algo oxidado portugués, a la espera de haber acertado en el idioma, cuando este asintió, proseguí hablando - você vai ser meu assistente ou algo assim -intente dar un nombre al cargo que él tendría, y que por alguna razón estaba interesada en darle - Pero deberás hablar en francés, no solo entenderlo. De eso me encargaré yo, por alguna razón me caíste en gracia- comente, antes de tomar asiento en un sofá que se encontraba cubierto por una sabana.

Fue en el preciso momento en que terminé de realizar mi oferta de trabajo que me cuestione si acaso era una buena decisión, a fin de cuentas él era hasta el momento mano de obra, y no hablaba bien francés, lo que sería un verdadero problema cuando se tratase de tratar asuntos importantes en mi ausencia. Pero ciertamente mi instinto me decía que confiase en él, que podría realizar un buen trabajo y quizás ser un aporte para la galería, a fin de cuentas, los trabajadores cuando se les reconocía su esfuerzo se esmeraban aun más.

- Verás, que trabajar como mi asesor no será sencillo, pues tendrás que cumplir con ciertos requerimientos de protocolo y modales - añadí tras escuchar sus palabras- Lo primero -señale poniéndome de pie y dando una vuelta alrededor de él - será aprender a manejar el idioma, por fortuna creo que entiendes lo que hablo y manejas algo del idioma, pero necesitas practicas-
Enfatice recorriendo el lugar. Si iba tener emigrantes en mi galería al menos serían educados- Desde mañana vendrá un profesor de idiomas, que te ayudará a mejorar tu francés.

Lo examine de arriba abajo sin reparos, alto guapo, con buena contextura y porte, si bien no de aristócrata, poseía cierta elegancia que le ayudaría en su nuevo trabajo. Su ropa, claro la de un obrero, pero casi podía asegurar poseía buen gusto para vestirse, aunque le faltaba recursos - Esto significara un aumento en tu salario, pero también significara que debes comprar ropa de mejor calidad, pues en más de una ocasión deberás acompañarme a reuniones o reunirte tu mismo con los distribuidores- Mi voz era fría y casi arrogante, aun cuando estaba hablando pausado a la espera que me comprendiese, si trabajaría conmigo tendría que acostumbrarse a hablar el idioma, y a seguir mi ritmo, el que no era para nada pausado - Espero no te ofendas por lo de la ropa y las clases, pero el nuevo cargo amerita eso y más.

Le hice una seña e indique me siguiese a mi despacho, donde sin duda sería más cómodo hablar que en las bodegas, que aparte de estar llenas de polvo, eran oscuras. En cambio mi despacho era amplio, con pulcras paredes blancas y tapizados en azul. Además de finos muebles de roble, tallados y diseños especialmente para mí. Me causo gracia ver como algunos de los empleados se volteaban al vernos pasar, seguramente cuestionándose porque razón lo citaba a mi despacho, y asegurando que sería despedido, que errados podían estar.

Una vez en mi despacho serví dos copas de vino y le indique tomase asiento en un sitial y yo me ubique en otro frente a él antes de continuar hablando- Al igual que tu muchos de los empleados recibirán clases de arte, aunque sean nociones básicas, las necesarias para atender bien a los clientes. Es parte del proyecto que tengo en mente, esas clases las impartiré yo en la medida que el tiempo e lo permita - agregue para luego beber de mi copa - Tus funciones como mi asesor serán diversas, por un lado será importante que te mantengas atento a todo lo que consideres necesario en la galería. Desde retocar la pintura de los muros, hasta renovar las exposiciones. Lo primero se lo notificaras al contador quien te dará el dinero para ello. Lo relativo a renovar las exposiciones será algo que conversaras directamente conmigo - especifique, ciertamente podía ser muy controladora y en aquel momento lo estaba siendo al punto que no le daba opción de hablar al muchacho. - Otra cosa, suelo se yo quien maneja mi agenda y mis horarios, pero eventualmente, puedo olvidar algún compromiso, por eso te pediré lleves una copia de mi agenda, para recordarme-Suspiré tras terminar de decir todo aquello y lo mire fijamente buscando comprensión o asentimiento en mis palabras.

- Lo olvidaba tu salario será el triple del actual - Lo mire interrogante antes de continuar- Claro ello si aceptas, sino podrás seguir en las bodegas, pero aun así deberás aprender francés - Tras aquellas palabras guarde silencio y espere a oír sus comentarios y preguntas.