Desde el principio

por **Anni Laventryev** Sáb Oct 22, 2011 3:25 pm

No había pasado demasiado tiempo desde que su estadía en Inglaterra la había aburrido, estar bajo la tutela de una de las familias-clan más importantes de Londres sin duda había sido una experiencia nueva pero... no era lo que buscaba para su entrenamiento. la joven de ojos claros aún no encontraba aquello que encendiera la chispa de su curiosidad inocente, algo que la envolviera por completo y pudiera tener esa sensación de real interés, pues solo las lecciones de etiqueta que debía aprender por obligación debido a su estatus social ya comenzaban a significarle una molestia.

Unas semanas bastaron para que decidiera su próximo destino: Francia, París. Siempre había tenido algo de intriga por querer establecerse ahí sola sin la compañía de sus padres y esto no se hizo esperar dado que ahora tenía esa oportunidad. A pesar de no tener parientes que pudieran alojarla en sus mansiones como otras veces, contaba con una casa de verano que desde pequeña sus padres la llevaban a visitar, por supuesto, había estado un tiempo abandonada a cargo de unos cuantos sirvientes que se encargaban de la limpieza, pero al ser ella la única heredera tenía el derecho legal de poder hacerla su residencia "temporal", en cuanto se decidiera o no a quedarse en tan misteriosa ciudad.

Cuando por fin llegó a París, dejo sus cosas en la residencia a cargo del personal que se encontraba a cargo y que estos preparan todo para cuando regresara después de un pequeño paseo que ella daría por los alrededores, pese a que el viaje efectivamente había sido largo y cansador... ella sentía esa necesidad de ir a explorar tierras desconocidas y siendo este su deseo, se llevó consigo un bolso con algunas cosas que le servirían para su primera pequeña expedición. No muy lejos de donde se encontraba la mansión y preguntando a algunas personas, llegó al claro de un bosque donde pudo admirar la belleza de la naturaleza, una suave brisa corría en el momento y esto desordenaba sus largos cabellos castaños otorgándole un aspecto mas rebelde.

Se sentó bajo un árbol a mirar la puesta de sol, aún era temprano para regresar... no estaba tan alejada y había memorizado el camino por lo que no tenía prisa alguna, se sentía tan tranquila y a gusto en ese instante que casi parecía un sueño. Ella difícilmente podía estarse tan quieta y calma como lo estaba ahora, pero no le molestaba... solo por esa vez se daría el gusto de no tener preocupaciones encima como el de continuar con su entrenamiento, o respetar un código de modales y actitudes conforme a su apellido, todo eso ahora no importaba, los cálidos rayos del sol la iluminaban mientras escuchaba el cantar de algunos pájaros y poco a poco iba cerrando sus ojos en lo que parecía querer tomar una siesta pese a que no debía.