AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Desde mañana no lo sé [Yvette]
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Desde mañana no lo sé [Yvette]
Llevaba ya horas despierto aquella noche, vagaba torturado por otra de mis visiones o como demonios deba llamarles. Otra vez la fiesta, la gente, una vaga imagen de alguien que parecía ser yo... y otra vez ese dolor, ese fuerte dolor de cabeza que sabía, solo podía saciar con sangre.
Mi carácter estaba más agrio de lo normal, con cada visión me sentía débil, y con ello mi carácter se volvía más áspero para defenderme de algún modo. ¿Acaso estaba aceptando que podía ser débil? Jamás, pero mi mente podía conmigo, y yo ya no podía luchar contra ella; siempre salía perdiendo.
La primera zona que hallé tras salir del bosque fue un gran refugio de cabañas que parecían abandonadas, ¿querría Dios darme algún alimento para calmar mi pobre mente torturada? O simplemente ¿Dios ya no me ayudaría más? Compresible, tantos curas muertos en mis manos, si se supieran sus pecados yo simplemente sería un ángel.
Interrumpiendo mis pensamientos, apareció para mi suerte y su desgracia, un grupo de humanos, jóvenes que parecían estar dando un paseo por la zona. Pobres desdichados, pensé, sin evitar que mis labios se encorvaran en una media sonrisa.
Cuando notaron mi presencia me miraron asustados, ¿aún dudaban de la clase de ser que podía ser? Todos los decían, cuerdos y locos, era el ángel negro, l'angelo caduto.
Sonreí tan perversamente al ver que una de las jovenes estaba paralizada por el miedo y todo su cuerpo se negaba a moverse, ya era mía. Toda mía.
La acorralé contra un árbol, mirándola fríamente a los ojos, lloraba.
-Tranquila.- susurré a su oído, con una mano en su cuello.- Será un momento, después podrás dormir... .- apreté la mano que tenía sobre su cuello y mi voz tornó mas grave y fria ante sus gemidos y sollozos.- Para siempre
Mi carácter estaba más agrio de lo normal, con cada visión me sentía débil, y con ello mi carácter se volvía más áspero para defenderme de algún modo. ¿Acaso estaba aceptando que podía ser débil? Jamás, pero mi mente podía conmigo, y yo ya no podía luchar contra ella; siempre salía perdiendo.
La primera zona que hallé tras salir del bosque fue un gran refugio de cabañas que parecían abandonadas, ¿querría Dios darme algún alimento para calmar mi pobre mente torturada? O simplemente ¿Dios ya no me ayudaría más? Compresible, tantos curas muertos en mis manos, si se supieran sus pecados yo simplemente sería un ángel.
Interrumpiendo mis pensamientos, apareció para mi suerte y su desgracia, un grupo de humanos, jóvenes que parecían estar dando un paseo por la zona. Pobres desdichados, pensé, sin evitar que mis labios se encorvaran en una media sonrisa.
Cuando notaron mi presencia me miraron asustados, ¿aún dudaban de la clase de ser que podía ser? Todos los decían, cuerdos y locos, era el ángel negro, l'angelo caduto.
Sonreí tan perversamente al ver que una de las jovenes estaba paralizada por el miedo y todo su cuerpo se negaba a moverse, ya era mía. Toda mía.
La acorralé contra un árbol, mirándola fríamente a los ojos, lloraba.
-Tranquila.- susurré a su oído, con una mano en su cuello.- Será un momento, después podrás dormir... .- apreté la mano que tenía sobre su cuello y mi voz tornó mas grave y fria ante sus gemidos y sollozos.- Para siempre
Invitado- Invitado
Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Me adentré hacia una de las zonas más desoladas, no habían pasado muchas horas desde la caída del sol, y la mayoría de gente estaría en los salones de fiesta, o los más desdichados durmiendo para levantarse al día siguiente, con el nuevo sol, y empezar a trabajar.
Me había puesto un fino vestido de lino de color blanco, cualquiera diría que era un ser místico, paseando descalza por unas tierras desoladas, concretamente estas tierras habían sido quemadas en un acto delictivo por unos jóvenes con ganas de llamar la atención.
Sentía el crepitar de las ramas y hojas quemadas bajo mis pies y el aire meciendo mis cabellos de forma caprichosa, haciendo que dibujasen suaves ondas en el aire como si deseasen flotar de forma etérea en un espacio sin gravedad.
Algo perturbó mi paz y la majestuosa serenidad del lugar, un grupo de jóvenes corriendo aterrados y gritando algo sobre un ángel negro. Mi reacción fue ocultarme tras un enorme olmo cuyo tronco era lo único con vida, aunque estaba tiznado. Los observé tras el grueso torso de madera y observé al grupo pasar. Mi mirada se desvió hacia el lugar de procedencia y cerré los ojos escuchando cualquier sonido que el viento pudiese traerme, y pude escuchar una voz suave y masculina hablando a alguien, y algo similar a un sollozo ahogado.
No sabría explicar cómo ni por qué, pero para cuando quise darme cuenta, ya estaba corriendo velozmente, saltando sobre ramas caídas y restos de viejas casas derrumbadas. Había notado mi vestido rasgarse en uno de los laterales, pero eso no me importaba. Tenía aquella angustiosa sensación de peligro, y sólo podía ser causada por uno de esos indeseables seres de la noche.
Durante la carrera, sufrí varios cortes y arañazos sin importancia, pero ahí había sangre, poca, pero la había. Al divisar entre la oscuridad una sobra sobre un cuerpo apoyado contra un árbol me detuve en seco, provocando que las hojas secas del suelo cediesen ante mis pies. Mi aspecto era sin duda bastante salvaje e indomable. Más que una señorita, parecía más una amazona de esas que luchaban contra el peligro en las novelas de fantasía.
¡¡SUÉLTALA!!- exclamé sin respeto alguno, respirando agitada y entrecortadamente por la frenética carrera que había emprendido para llegar a tiempo, aunque no sabía si había sido lo suficientemente rápida.
Me había puesto un fino vestido de lino de color blanco, cualquiera diría que era un ser místico, paseando descalza por unas tierras desoladas, concretamente estas tierras habían sido quemadas en un acto delictivo por unos jóvenes con ganas de llamar la atención.
Sentía el crepitar de las ramas y hojas quemadas bajo mis pies y el aire meciendo mis cabellos de forma caprichosa, haciendo que dibujasen suaves ondas en el aire como si deseasen flotar de forma etérea en un espacio sin gravedad.
Algo perturbó mi paz y la majestuosa serenidad del lugar, un grupo de jóvenes corriendo aterrados y gritando algo sobre un ángel negro. Mi reacción fue ocultarme tras un enorme olmo cuyo tronco era lo único con vida, aunque estaba tiznado. Los observé tras el grueso torso de madera y observé al grupo pasar. Mi mirada se desvió hacia el lugar de procedencia y cerré los ojos escuchando cualquier sonido que el viento pudiese traerme, y pude escuchar una voz suave y masculina hablando a alguien, y algo similar a un sollozo ahogado.
No sabría explicar cómo ni por qué, pero para cuando quise darme cuenta, ya estaba corriendo velozmente, saltando sobre ramas caídas y restos de viejas casas derrumbadas. Había notado mi vestido rasgarse en uno de los laterales, pero eso no me importaba. Tenía aquella angustiosa sensación de peligro, y sólo podía ser causada por uno de esos indeseables seres de la noche.
Durante la carrera, sufrí varios cortes y arañazos sin importancia, pero ahí había sangre, poca, pero la había. Al divisar entre la oscuridad una sobra sobre un cuerpo apoyado contra un árbol me detuve en seco, provocando que las hojas secas del suelo cediesen ante mis pies. Mi aspecto era sin duda bastante salvaje e indomable. Más que una señorita, parecía más una amazona de esas que luchaban contra el peligro en las novelas de fantasía.
¡¡SUÉLTALA!!- exclamé sin respeto alguno, respirando agitada y entrecortadamente por la frenética carrera que había emprendido para llegar a tiempo, aunque no sabía si había sido lo suficientemente rápida.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
Fecha de inscripción : 29/08/2010
Edad : 39
Localización : París, Francia
Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Justo cuando estaba apunto de clavar mis colmillos en su cuello para calmar mi sed y aquel fuerte dolor de cabeza, escuché una voz femenina gritando a mis espaldas.
Giré la cabeza de forma casi automática y la miré con frialdad, alzando una ceja al darme cuenta de que solo se trataba de una niña.
-¿Qué vas a sacar ahora, una cruz o una estaca de madera?.- espeté con frialdad, necesitaba alimetarme si no quería volverme loco por completo. Sentía dolores punzantes en la cabeza y mi único pensamiento era ese... la sangre. -Lárgate si no quieres ser la siguiente.- el tono de mi voz sonó menos amenazante de lo que pretendía, sentía que estaba perdiendo el control sobre mi mismo y que desfallecería si no me alimentaba, la parte más perturbada de mí estaba agotándome cada vez más, y no estaba, precisamente, de humor, para aguantar a heroínas que acabarían más muertas que mis víctimas.- Largo.- repetí, con voz más grave y fría.
Volví la mirada a la joven que tenía apresurada, e ignoré a la chica que había gritado. Por sus ropas, en un estado normal, habría bromeado irónicamente con que si era una vírgen que venía a acabar con el demonio, pero no tenía ni tiempo, ni paciencia... ni mucho menos, fuerzas
Hundí los colmillos en el cuello de la chica, que gritaba intentado separarse. Como odiaba que se opusieran a la muerte, llega tarde o temprano, ¿qué más da cuando suceda? Siempre llega... o casi siempre.
El sabor dulce de su sangre me empalagó, otra chica buena, me dio tiempo a pensar mientras succionaba cada gota de su sangre, y notando como, poco a poco, aquellos dolores desaparecían.
Giré la cabeza de forma casi automática y la miré con frialdad, alzando una ceja al darme cuenta de que solo se trataba de una niña.
-¿Qué vas a sacar ahora, una cruz o una estaca de madera?.- espeté con frialdad, necesitaba alimetarme si no quería volverme loco por completo. Sentía dolores punzantes en la cabeza y mi único pensamiento era ese... la sangre. -Lárgate si no quieres ser la siguiente.- el tono de mi voz sonó menos amenazante de lo que pretendía, sentía que estaba perdiendo el control sobre mi mismo y que desfallecería si no me alimentaba, la parte más perturbada de mí estaba agotándome cada vez más, y no estaba, precisamente, de humor, para aguantar a heroínas que acabarían más muertas que mis víctimas.- Largo.- repetí, con voz más grave y fría.
Volví la mirada a la joven que tenía apresurada, e ignoré a la chica que había gritado. Por sus ropas, en un estado normal, habría bromeado irónicamente con que si era una vírgen que venía a acabar con el demonio, pero no tenía ni tiempo, ni paciencia... ni mucho menos, fuerzas
Hundí los colmillos en el cuello de la chica, que gritaba intentado separarse. Como odiaba que se opusieran a la muerte, llega tarde o temprano, ¿qué más da cuando suceda? Siempre llega... o casi siempre.
El sabor dulce de su sangre me empalagó, otra chica buena, me dio tiempo a pensar mientras succionaba cada gota de su sangre, y notando como, poco a poco, aquellos dolores desaparecían.
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
No tuve a penas tiempo a reaccionar, cuando abrí mis labios para responderle, aquel vampiro clavó sus colmillos en la fina y frágil piel de la humana empezando a alimentarse de ella. Hice una mueca de asco frunciendo los labios y arrugando la nariz.
Desvié mi mirada hasta el suelo y luego la alcé siguiendo el contorno de un árbol en busca de alguna estaca de madera, me acerqué a una de las ramas y la partí con suma facilidad. Por suerte aún no me había transformado en todo el día, y podría hacerlo si lo precisaba.
Aprovechando el momento de debilidad del vampiro, me acerqué corriendo hacia él, con sigilo, y clavé la estaca en su espalda, justo en el centro. Mi intención no era clavársela en el corazón, sólo buscaba apartarlo de aquella chica e intentar salvar su vida. Si le daba de beber de su sangre, la vida de la chica estaría perdida, y posiblemente la mía también, porque no tendría nada que hacer contra dos vampiros, salvo rezar todo lo que supiese y prepararme para reunirme con mis padres.
Gruñí al clavar la estaca y antes de que pudiese reaccionar el vampiro me interpuse entre él y la muchacha intentando apartarlo de ella. Descuidada de mí, pues estaba demasiado cerca del vampiro y podría oler mi sangre.
Desvié mi mirada hasta el suelo y luego la alcé siguiendo el contorno de un árbol en busca de alguna estaca de madera, me acerqué a una de las ramas y la partí con suma facilidad. Por suerte aún no me había transformado en todo el día, y podría hacerlo si lo precisaba.
Aprovechando el momento de debilidad del vampiro, me acerqué corriendo hacia él, con sigilo, y clavé la estaca en su espalda, justo en el centro. Mi intención no era clavársela en el corazón, sólo buscaba apartarlo de aquella chica e intentar salvar su vida. Si le daba de beber de su sangre, la vida de la chica estaría perdida, y posiblemente la mía también, porque no tendría nada que hacer contra dos vampiros, salvo rezar todo lo que supiese y prepararme para reunirme con mis padres.
Gruñí al clavar la estaca y antes de que pudiese reaccionar el vampiro me interpuse entre él y la muchacha intentando apartarlo de ella. Descuidada de mí, pues estaba demasiado cerca del vampiro y podría oler mi sangre.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
Fecha de inscripción : 29/08/2010
Edad : 39
Localización : París, Francia
Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
El dolor en mi cabeza comenzaba a desaparecer, la saciedad que me daba la sangre me calmaba, apesar de que aquella fuera demasiado dulce para mi gusto.
Comenzaba a dejar de oír los llantos de la joven, asumí pues que le quedaban pocos minutos de vida y pocas gotas de sangre, ¿me vería en la necesidad de buscarme otra presa?
Interrumpiendo mis pensamientos, y también mi "comida", sentí algo clavarse con fuerza en mi espalda, haciendo que mis colmillos se separasen del cuello de la chica. Me dolía de forma exagerada, tanto que un gemido de dolor escapó de mis labios sin que pudiera controlarlo.
Era madera, una maldita estaca de madera clavada en mi espalda. Y había sido aquella chica, aquella maldita cría que ahora se interponía entre mi presa y yo.
Arranqué con dificultad el trozo de madera y respiré agitado por un momento, lamiendo las pocas gotas de sangre que manchaban mi boca. Reincorporándome, miré a la chica con rabia, con ira.
No me lo pensé a la hora de cogerla y lanzarla con fuerza contra otro árbol, apartándola de la joven que parecía estar aún con vida. La miré furioso y me olvidé de la presa, fui directamente a por ella. Si algo odiaba era que me interrumpieran al comer, y más, cuando sufría aquellos ataques.
Me lancé hasta ella y la ví tendida en el suelo. Aquello no había sido nada con lo que le esperaba. La miré con asco y rabia, mostrando ligeramente los colmillos.
-Despidete de esta vida.- me digné a decir mientras pisaba su mano mirándola directamente a los ojos con fin de ver como sufría.
Comenzaba a dejar de oír los llantos de la joven, asumí pues que le quedaban pocos minutos de vida y pocas gotas de sangre, ¿me vería en la necesidad de buscarme otra presa?
Interrumpiendo mis pensamientos, y también mi "comida", sentí algo clavarse con fuerza en mi espalda, haciendo que mis colmillos se separasen del cuello de la chica. Me dolía de forma exagerada, tanto que un gemido de dolor escapó de mis labios sin que pudiera controlarlo.
Era madera, una maldita estaca de madera clavada en mi espalda. Y había sido aquella chica, aquella maldita cría que ahora se interponía entre mi presa y yo.
Arranqué con dificultad el trozo de madera y respiré agitado por un momento, lamiendo las pocas gotas de sangre que manchaban mi boca. Reincorporándome, miré a la chica con rabia, con ira.
No me lo pensé a la hora de cogerla y lanzarla con fuerza contra otro árbol, apartándola de la joven que parecía estar aún con vida. La miré furioso y me olvidé de la presa, fui directamente a por ella. Si algo odiaba era que me interrumpieran al comer, y más, cuando sufría aquellos ataques.
Me lancé hasta ella y la ví tendida en el suelo. Aquello no había sido nada con lo que le esperaba. La miré con asco y rabia, mostrando ligeramente los colmillos.
-Despidete de esta vida.- me digné a decir mientras pisaba su mano mirándola directamente a los ojos con fin de ver como sufría.
Invitado- Invitado
Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Mis facultades no estaban al 100% siendo humana, seguían siendo superiores a las humanas, pero inferiores para pelear contra un vampiro. Si esta pelea iba a seguir, terminaría por verme obligada a entrar en fase y convertirme en loba. Pues era el animal que más fuerza poseía de mis tres transformaciones.
Mi liviano peso le permitió al vampiro agarrarme con suma facilidad y lanzarme contra el suelo haciéndome gemir de dolor cuando mi espalda golpeó con fuerza el abrupto suelo. Gruñí intentando recuperar el aliento, ya que el golpe me había dejado sin respiración unos segundos. Cuando fui a intentar incorporarme, el vampiro se avalanzó hacia mí y pisó mi mano. En ese instante sentí los huesos de mi mano desencajarse bajo su pie, por lo que proferí un alarido de dolor cerrando los ojos y arqueando levemente mi espalda.
Sus palabras resultarían amenazantes para cualquier persona, salvo para mí, a mí me infundían la fuerza que necesitaba. Abrí los ojos apretando los dientes con fuerza conteniendo el dolor. Un humano normal, posiblemente entrase en shock tras el pisotón ya que mis dedos estaban cediendo bajo su pie- Lo haré, pero cuando yo lo decida- le respondí mirándole fijamente a los ojos.
Gruñí más fuerte y en un ágil y rápido movimiento volteé sobre mí agarrando su tobillo con mi otra mano. Tiré de él con fuerza y le hice caer al suelo. Me incorporé lo más rápido que pude, debía ganar tiempo para recuperar mi mano al menos un poco y poder entrar en fase. Sino, sería una perdición pues de nada me serviría no disponer de una de mis garras delanteras.
Miré al vampiro tendido al suelo y me agazapé mirándole amenazadoramente, con seriedad y frialdad en mi mirada, y, asombrosamente, valor y fortaleza. Atributos que una joven como yo, humana, no tendría.
Apoyé mi mano sana en el suelo en una clara posición defensiva, pero digna del mayor de los depredadores.
Mi liviano peso le permitió al vampiro agarrarme con suma facilidad y lanzarme contra el suelo haciéndome gemir de dolor cuando mi espalda golpeó con fuerza el abrupto suelo. Gruñí intentando recuperar el aliento, ya que el golpe me había dejado sin respiración unos segundos. Cuando fui a intentar incorporarme, el vampiro se avalanzó hacia mí y pisó mi mano. En ese instante sentí los huesos de mi mano desencajarse bajo su pie, por lo que proferí un alarido de dolor cerrando los ojos y arqueando levemente mi espalda.
Sus palabras resultarían amenazantes para cualquier persona, salvo para mí, a mí me infundían la fuerza que necesitaba. Abrí los ojos apretando los dientes con fuerza conteniendo el dolor. Un humano normal, posiblemente entrase en shock tras el pisotón ya que mis dedos estaban cediendo bajo su pie- Lo haré, pero cuando yo lo decida- le respondí mirándole fijamente a los ojos.
Gruñí más fuerte y en un ágil y rápido movimiento volteé sobre mí agarrando su tobillo con mi otra mano. Tiré de él con fuerza y le hice caer al suelo. Me incorporé lo más rápido que pude, debía ganar tiempo para recuperar mi mano al menos un poco y poder entrar en fase. Sino, sería una perdición pues de nada me serviría no disponer de una de mis garras delanteras.
Miré al vampiro tendido al suelo y me agazapé mirándole amenazadoramente, con seriedad y frialdad en mi mirada, y, asombrosamente, valor y fortaleza. Atributos que una joven como yo, humana, no tendría.
Apoyé mi mano sana en el suelo en una clara posición defensiva, pero digna del mayor de los depredadores.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
Fecha de inscripción : 29/08/2010
Edad : 39
Localización : París, Francia
Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Disfruté con sus gemidos de dolor, estaba seguro de que había roto su mano. Pero para mi asombro, en lugar de rendirse y huir se escapó de mi en un ágil movimiento y me tiró al suelo.
Acababa de sentenciar su desdicha con aquel gesto. Me levanté rápidamente y me sacudí las ropas, si algo odiaba era que se mancharan. Me quité la chaqueta y la tiré al suelo sin importarme demasiado su destino, pues mi única preocupación entonces era machacar a aquella maldita cría.
No me molesté en manifestar la ira en mi rostro, solo mantuve el semblante frío y amenazador mientras veía como me miraba agazapada en el suelo. ¿Se creía que podía vencerme? Desdichada. Caminé lentamente hasta ella, parecía que no se inmutaba, ¿tan valiente se creía?
Agarré su pelo con mi mano y tiré de ella haciéndola levantarse, y golpée con mi rodilla su vientre para luego soltarla empujándola hacia el suelo.
Para una mísera vez en la que me entretenía hablando con una presa, aparecía una dichosa niñata a fastidiarme el banquete... ¡y mancharme la ropa! Ya había hecho dos cosas que odiaba, y añandiéndole el plus de las torturas que mis visiones me producían, aquella chica se había buscado la muerte.
Escuchaba placenteramente sus gemidos de dolor y los disfrutaba como si fueran pequeñas gotas de sangre. Pisé de nuevo su mano, ahora con más fuerza, y sonreí perversamente mirándola a los ojos.
Te has buscado un mal enemigo..., me dije sonriendo al seguir oyendo sus gritos.
Acababa de sentenciar su desdicha con aquel gesto. Me levanté rápidamente y me sacudí las ropas, si algo odiaba era que se mancharan. Me quité la chaqueta y la tiré al suelo sin importarme demasiado su destino, pues mi única preocupación entonces era machacar a aquella maldita cría.
No me molesté en manifestar la ira en mi rostro, solo mantuve el semblante frío y amenazador mientras veía como me miraba agazapada en el suelo. ¿Se creía que podía vencerme? Desdichada. Caminé lentamente hasta ella, parecía que no se inmutaba, ¿tan valiente se creía?
Agarré su pelo con mi mano y tiré de ella haciéndola levantarse, y golpée con mi rodilla su vientre para luego soltarla empujándola hacia el suelo.
Para una mísera vez en la que me entretenía hablando con una presa, aparecía una dichosa niñata a fastidiarme el banquete... ¡y mancharme la ropa! Ya había hecho dos cosas que odiaba, y añandiéndole el plus de las torturas que mis visiones me producían, aquella chica se había buscado la muerte.
Escuchaba placenteramente sus gemidos de dolor y los disfrutaba como si fueran pequeñas gotas de sangre. Pisé de nuevo su mano, ahora con más fuerza, y sonreí perversamente mirándola a los ojos.
Te has buscado un mal enemigo..., me dije sonriendo al seguir oyendo sus gritos.
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Sin duda alguna, la velocidad de un vampiro era muy superior a la mía estando en forma humana. Si seguía duranto mucho tiempo más así, acabaría muriendo. No me quedaba otra que asumir que sólo convertida conseguiría defenderme y mantener a raya al vampiro, pero debía esperar, debía intentar ejercer algo más de daño al vampiro, pues necesitaba que nadie me interrumpiese mientras me transformaba, ya que, aunque fuese rápida la transformación, requería de ciertos segundos para conseguirlo. Y en pocos segundos el vampiro podría reducirme y dejarme sin sentido, pues en ese estado era el único momento en el que un simple golpe podría resultarme letal.
Fruto de la velocidad vampírica, me sentí cual pelele en manos del vampiro, el cual me sacudió y me volvió a dejar en el suelo. El golpe que me asestó en el vientre me hizo gemir de dolor, aunque pude anteponerme y sujetar su rodilla. Pero mi fuerza no era equitativa a la suya, y el golpe lo recibí de todos modos.
Eric, me lanzó contra el suelo soltándome el pelo y al intentar levantarme, el vampiro regresó a mi vera para pisarme nuevamente la mano.
Por suerte, pude anteponerme a su movimiento y giré sobre mi cuerpo levantándome velozmente del suelo, aunque me tambaleé levemente, pues aún estaba recuperándome del golpe- Si quieres ganarme, te hará falta algo más que pisotones.- dije riéndome levemente, con un claro toque de cinismo en mi rostro.
Ahora era el momento de atacarle, y no tenía intención alguna de fallar, pues ya había recibido varios golpes de él y ahora era mi turno. En cuanto noté que mi cuerpo estaba recuperado del golpe, llené de aire mis pulmones y salí a la carrera del vampiro, pero antes de que pudiese percatarse de mis intenciones, salté hacia un árbol con suma facilidad, y me moví con sigilo entre las ramas hasta poderme situar en un lugar privilegiado, dónde al vampiro le costaría detectarme.
A pocos metros sobre él, me dejé caer agarrándome con las piernas en su cintura, pegué mi cuerpo a su espalda y agarré con fuerza su cabeza clavándole los dedos corazón de ambas manos en sus ojos con fuerza. Aunque le dejase sin visión durante un minuto, sería más que suficiente para transformarme.
Ahora sólo debía esperar a que el vampiro quedase aturdido por el dolor de sus ojos y empezar con la transformación.
Fruto de la velocidad vampírica, me sentí cual pelele en manos del vampiro, el cual me sacudió y me volvió a dejar en el suelo. El golpe que me asestó en el vientre me hizo gemir de dolor, aunque pude anteponerme y sujetar su rodilla. Pero mi fuerza no era equitativa a la suya, y el golpe lo recibí de todos modos.
Eric, me lanzó contra el suelo soltándome el pelo y al intentar levantarme, el vampiro regresó a mi vera para pisarme nuevamente la mano.
Por suerte, pude anteponerme a su movimiento y giré sobre mi cuerpo levantándome velozmente del suelo, aunque me tambaleé levemente, pues aún estaba recuperándome del golpe- Si quieres ganarme, te hará falta algo más que pisotones.- dije riéndome levemente, con un claro toque de cinismo en mi rostro.
Ahora era el momento de atacarle, y no tenía intención alguna de fallar, pues ya había recibido varios golpes de él y ahora era mi turno. En cuanto noté que mi cuerpo estaba recuperado del golpe, llené de aire mis pulmones y salí a la carrera del vampiro, pero antes de que pudiese percatarse de mis intenciones, salté hacia un árbol con suma facilidad, y me moví con sigilo entre las ramas hasta poderme situar en un lugar privilegiado, dónde al vampiro le costaría detectarme.
A pocos metros sobre él, me dejé caer agarrándome con las piernas en su cintura, pegué mi cuerpo a su espalda y agarré con fuerza su cabeza clavándole los dedos corazón de ambas manos en sus ojos con fuerza. Aunque le dejase sin visión durante un minuto, sería más que suficiente para transformarme.
Ahora sólo debía esperar a que el vampiro quedase aturdido por el dolor de sus ojos y empezar con la transformación.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
Fecha de inscripción : 29/08/2010
Edad : 39
Localización : París, Francia
Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Sin darme cuenta se antepuso a mi movimiento y girando sobre su cuerpo, se levantó tambaleándose.
-Si quieres ganarme, te hará falta algo más que pisotones.- dijo riéndose levemente, pero el dolor podía con ella y eso me hizo sonreír fríamente.
Pero la sonrisa se borró rápido de mi rostro al ver como echaba a correr y desparecía ante mis ojos. ¿Donde estás?, susurré molesto. Escuché el sonido entre las ramas y alcé la mirada buscándola, pero fue casi imposible. Al cabo de un rato sentí que caía sobre mí, agarrándome la cintura con las piernas, pegándose a mi cuerpo y tomando mi cabeza con fuerza para luego clavarme los dedos en los ojos.
Grité de dolor intentando que me soltara, pero fue inutil, seguí sintiendo sus dedos clavarse en mis ojos. Al cabo de un rato saltó de mi espalda y me eché las manos a los ojos gritando aún de dolor.
-¡Maldita bastarda!.- grité dolorido, tapándome los ojos.
Pude sentir como algo frío bajaba por mis ojos pero no supe que era. Tardé un buen rato en poder volver a ver, y cuando me volvió la vista, pasé mis manos por dejado de mis ojos, aquello era sangre, eran lágrimas de sangre. Me froté los ojos manchándome la cara de sangre y busqué con la mirada a la maldita chica. Pero aún tenía la vista nublada y me costó visualizar cualquier cosa.
En cuanto la encontrara iba a acabar con ella, me lo juré una y otra vez, una y otra vez mientras la maldecía interiormente. Maldita bastarda...
-Si quieres ganarme, te hará falta algo más que pisotones.- dijo riéndose levemente, pero el dolor podía con ella y eso me hizo sonreír fríamente.
Pero la sonrisa se borró rápido de mi rostro al ver como echaba a correr y desparecía ante mis ojos. ¿Donde estás?, susurré molesto. Escuché el sonido entre las ramas y alcé la mirada buscándola, pero fue casi imposible. Al cabo de un rato sentí que caía sobre mí, agarrándome la cintura con las piernas, pegándose a mi cuerpo y tomando mi cabeza con fuerza para luego clavarme los dedos en los ojos.
Grité de dolor intentando que me soltara, pero fue inutil, seguí sintiendo sus dedos clavarse en mis ojos. Al cabo de un rato saltó de mi espalda y me eché las manos a los ojos gritando aún de dolor.
-¡Maldita bastarda!.- grité dolorido, tapándome los ojos.
Pude sentir como algo frío bajaba por mis ojos pero no supe que era. Tardé un buen rato en poder volver a ver, y cuando me volvió la vista, pasé mis manos por dejado de mis ojos, aquello era sangre, eran lágrimas de sangre. Me froté los ojos manchándome la cara de sangre y busqué con la mirada a la maldita chica. Pero aún tenía la vista nublada y me costó visualizar cualquier cosa.
En cuanto la encontrara iba a acabar con ella, me lo juré una y otra vez, una y otra vez mientras la maldecía interiormente. Maldita bastarda...
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Cuando sentí mis dedos terminar cediendo en sus ojos, los saqué y salté de encima de él para posarme en el suelo y salir corriendo hasta una distancia prudencial. Iba a empezar a transformarme, aún a sabiendas de que cuando perdiese mi forma lupina, estaría totalmente desnuda.
Mi respiración era realmente acelerada y sentía mi corazón latir a una velocidad que ya no era humana, gruñí jadeando levemente y caí de rodillas al suelo apoyando las manos sobre la húmeda tierra. Empecé a gruñir y gemir, pues la transformación lupina era una de las más dolorosas, pero era con la que más ventaja podría tener, a parte de porque era capaz de aguantar más tiempo en esta forma.
Cerré mis puños sobre la tierra sintiendo mis huesos desencajarse para adoptar una nueva ubicación, más similar a la canina, que a la humana. Esta estaba siendo una de mis peores transformaciones, pues estaba forzándola a realizarse en un tiempo récord, y debía acelerar el proceso de todo. Grité alzando el rostro hacia el cielo y finalmente sentí como el resto de mi cuerpo terminaba de transformarse hasta adoptar la forma de una loba blanca.
Ya transformada bajé la mirada fijándola en el vampiro y gruñí con fuerza enseñando todos mis dientes de forma amenazadora. Retrocedí levemente, agazapándome sobre mis cuartos traseros y salí a la carrera embistiendo al vampiro que aún no estaba recuperado.
Durante la carrera, salté sobre él abriendo mis fauces provocando que el vampiro cayese al suelo con mi empujón. Una vez en el suelo, clavé todos mis dientes con fuerza en el cuello de mi enemigo y agité mi cabeza intentando arrancarle un pedazo de carne. No tardé en sentir su sangre bañando mi hocico y tiñiendo de rojo mis dientes y lengua.
Mi respiración era realmente acelerada y sentía mi corazón latir a una velocidad que ya no era humana, gruñí jadeando levemente y caí de rodillas al suelo apoyando las manos sobre la húmeda tierra. Empecé a gruñir y gemir, pues la transformación lupina era una de las más dolorosas, pero era con la que más ventaja podría tener, a parte de porque era capaz de aguantar más tiempo en esta forma.
Cerré mis puños sobre la tierra sintiendo mis huesos desencajarse para adoptar una nueva ubicación, más similar a la canina, que a la humana. Esta estaba siendo una de mis peores transformaciones, pues estaba forzándola a realizarse en un tiempo récord, y debía acelerar el proceso de todo. Grité alzando el rostro hacia el cielo y finalmente sentí como el resto de mi cuerpo terminaba de transformarse hasta adoptar la forma de una loba blanca.
Ya transformada bajé la mirada fijándola en el vampiro y gruñí con fuerza enseñando todos mis dientes de forma amenazadora. Retrocedí levemente, agazapándome sobre mis cuartos traseros y salí a la carrera embistiendo al vampiro que aún no estaba recuperado.
Durante la carrera, salté sobre él abriendo mis fauces provocando que el vampiro cayese al suelo con mi empujón. Una vez en el suelo, clavé todos mis dientes con fuerza en el cuello de mi enemigo y agité mi cabeza intentando arrancarle un pedazo de carne. No tardé en sentir su sangre bañando mi hocico y tiñiendo de rojo mis dientes y lengua.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Me llevó un buen rato poder distinguir algo y ver donde se encontraba aquella maldita bastarda. Cuando por fin recuperé por completo la visión, la ví en pleno proceso de transformación. Lo que me faltaba, que fuera uno de esos cambiaformas, ¡como no me había dado cuenta antes!
Al cabo de unos segundos, tenía ante mí una maldita loba blanca. Una maldita chucha... ¿pero qué había hecho yo para tener que aguantar a tantísima cantidad de bastardos? Aquel no era mi dia, definitivamente.
Ya como chucha sarnosa, me miró fijamente y gruñó enseñando sus asquerosos dientes, ¿se creía que así me daría miedo? Respetaba a los animales, no a los chuchos hijos de la luna ni a los cambiaformas.
No me percaté que aquella maldita chucha corría hacia mí para embestirme, haciéndome caer al suelo con un horrible estruendo.
En el suelo, clavó sus colmillos en mi cuello y agitó la cabeza como si estuviera mordiendo un trozo de carne normal. Dolía, dolía bastante, pero no lo suficiente como para bloquear mis pensamientos.
La apreté contra mi cuerpo escuchando sus huesos crujir y los lloriqueos de su forma lupina. Sonreí friamente y clavé mis colmillos en su cuello para dejarla desangrarse, lanzándola contra un árbol mientras sentía mis heridas recobrándose, aunque de forma dolorosa.
Estiré el cuello molesto y lo froté con suavidad, dándome el lujo de cerrar los ojos... un lujo que me salió demasiado caro. Otra, otra maldita visión.
Una fiesta, unas escaleras, un cuarto, una cama, un hombre y una mujer. Una vampiresa clavando sus colmillos en el cuello de un hombre indefenso. Sangre, ruído, vacío, oscuridad.
Me eché las manos a la cabeza cayendo al suelo de rodillas, gritando de dolor desesperadamente. Todo aquello pasó muy rápidamente por mi mente y lastimó hasta el último centímetro de mi cuerpo. Caí al suelo casi perdiendo la consciencia, con los ojos abiertos, en blanco, sin ningún pensamiento. Sentí mi cuerpo temblando por completo, como si acabara de enfrentarme a mi mayor miedo. ¿Qué había sido aquello...? Sentí que el dolor torturaba mi mente de nuevo y me encogí hasta quedar en posición fetal, agarrando mi cabeza con deseos de parar aquel sufrimiento. Volví a gritar de dolor y sentí aquellas lágrimas de sangre bajando de mis ojos. Grité mucho más fuerte y me encogí aún más, las imágenes volvían a aparecer, repitiendose una y otra vez, lastimando, matando cada uno de mis sentidos. Tras unos segundos, las imágenes cesaron, y con ellas mis gritos. Quedé en aquella posición, temblando fuertemente y con los ojos completamente en blanco, como si estuviera, al fin, muerto.
Al cabo de unos segundos, tenía ante mí una maldita loba blanca. Una maldita chucha... ¿pero qué había hecho yo para tener que aguantar a tantísima cantidad de bastardos? Aquel no era mi dia, definitivamente.
Ya como chucha sarnosa, me miró fijamente y gruñó enseñando sus asquerosos dientes, ¿se creía que así me daría miedo? Respetaba a los animales, no a los chuchos hijos de la luna ni a los cambiaformas.
No me percaté que aquella maldita chucha corría hacia mí para embestirme, haciéndome caer al suelo con un horrible estruendo.
En el suelo, clavó sus colmillos en mi cuello y agitó la cabeza como si estuviera mordiendo un trozo de carne normal. Dolía, dolía bastante, pero no lo suficiente como para bloquear mis pensamientos.
La apreté contra mi cuerpo escuchando sus huesos crujir y los lloriqueos de su forma lupina. Sonreí friamente y clavé mis colmillos en su cuello para dejarla desangrarse, lanzándola contra un árbol mientras sentía mis heridas recobrándose, aunque de forma dolorosa.
Estiré el cuello molesto y lo froté con suavidad, dándome el lujo de cerrar los ojos... un lujo que me salió demasiado caro. Otra, otra maldita visión.
Una fiesta, unas escaleras, un cuarto, una cama, un hombre y una mujer. Una vampiresa clavando sus colmillos en el cuello de un hombre indefenso. Sangre, ruído, vacío, oscuridad.
Me eché las manos a la cabeza cayendo al suelo de rodillas, gritando de dolor desesperadamente. Todo aquello pasó muy rápidamente por mi mente y lastimó hasta el último centímetro de mi cuerpo. Caí al suelo casi perdiendo la consciencia, con los ojos abiertos, en blanco, sin ningún pensamiento. Sentí mi cuerpo temblando por completo, como si acabara de enfrentarme a mi mayor miedo. ¿Qué había sido aquello...? Sentí que el dolor torturaba mi mente de nuevo y me encogí hasta quedar en posición fetal, agarrando mi cabeza con deseos de parar aquel sufrimiento. Volví a gritar de dolor y sentí aquellas lágrimas de sangre bajando de mis ojos. Grité mucho más fuerte y me encogí aún más, las imágenes volvían a aparecer, repitiendose una y otra vez, lastimando, matando cada uno de mis sentidos. Tras unos segundos, las imágenes cesaron, y con ellas mis gritos. Quedé en aquella posición, temblando fuertemente y con los ojos completamente en blanco, como si estuviera, al fin, muerto.
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Por suerte la sangre de un vampiro no me afectaba, no podía convertirme en vampira. Gruñía violentamente tirando de ese pedazo de carne, hasta que el vampiro me estrujó con tal fuerza que sentí varias costillas romperse, eso hizo que profiriera un alarido de dolor.
Intenté levantarme y el vampiro clavó sus colmillos en mi cuello, intenté defenderme pero era complicado, mi pelaje puro, de color blanco, empezaba a mancharse con mi propia sangre. Eric me lanzó lejos de él y caí al suelo produciendo un ruido preocupante. Permanecí unos segundos quieta en el suelo, sintiendo como mi cuerpo empezaba a recomponerse automáticamente, volviendo a colocar cada uno de los huesos en su lugar y eso era realmente doloroso.
Cuando pude conseguir incorporarme me acerqué al vampiro con paso cauteloso y firme y le vi en el suelo, indefenso y en posición fetal. Gruñí sobre su cuerpo y apoyé una de las zarpas en su brazo rasgándole toda la manga. Ésta vez no fallaría, con firmeza apoyé mi otra zarpa en su cabeza y clavé las garras firmemente y sin contemplaciones y clavé finalmente mis fauces nuevamente en su cuello, pero esta vez conseguí clavarlas profundamente y poder mover así mi mandíbula como si fuese un cuchillo que fuese a seccionar un tierno bistec.
Intenté levantarme y el vampiro clavó sus colmillos en mi cuello, intenté defenderme pero era complicado, mi pelaje puro, de color blanco, empezaba a mancharse con mi propia sangre. Eric me lanzó lejos de él y caí al suelo produciendo un ruido preocupante. Permanecí unos segundos quieta en el suelo, sintiendo como mi cuerpo empezaba a recomponerse automáticamente, volviendo a colocar cada uno de los huesos en su lugar y eso era realmente doloroso.
Cuando pude conseguir incorporarme me acerqué al vampiro con paso cauteloso y firme y le vi en el suelo, indefenso y en posición fetal. Gruñí sobre su cuerpo y apoyé una de las zarpas en su brazo rasgándole toda la manga. Ésta vez no fallaría, con firmeza apoyé mi otra zarpa en su cabeza y clavé las garras firmemente y sin contemplaciones y clavé finalmente mis fauces nuevamente en su cuello, pero esta vez conseguí clavarlas profundamente y poder mover así mi mandíbula como si fuese un cuchillo que fuese a seccionar un tierno bistec.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Sentí en mi dolor como aquella maldita chucha desgarraba mi ropa y volvía a lanzarse sobre mi cuello, sentí que se aprovechaba de mi debilidad y eso no hizo otra cosa que enfurecerme aún sintiendo mi mente vacía. Apreté el puño con firmeza y golpée su cara haciendo que saliese por los aires y dejase de morder mi cuello. Me levanté con mucha dificultad, sentía que el suelo se movía y que todo a mi alrededor era inestable, pero no pensaba dejar que nada de lo que me había hecho mi mente me afectara. Iba a acabar con aquella maldita chucha.
Me froté el cuello mientras sentía como se curaba lentamente, con dificultad y una ligera molestia que en otro momento habría considerado dolor, pero nada comparado con el que mi mente me producía. Su ataque me había servido para tener otra tortuosa visión, así que no podía esperar que me contuviese con ella. No pensaba hacerlo, no pensaba darle ni un solo respiro.
Aún sentía los ojos húmedos, en aquello que supuse era sangre, cuando salté para planear hacia ella y aplastarla con mi cuerpo.
-Es muy triste que te aproveches de las debilidades de los otros para sentirte una heroína... ¿no tuviste amigos en tu infancia y así se lo devuelves al mundo?
Agarrándola del pelaje la levanté en el aire y apreté fuerte su cuello, para luego dar un fuerte puñetazo en su vientre. La dejé caer al suelo y me agaché para susurrar en su oreja.
-Voy a acabar contigo.- susurré con una sonrisa fría en los labios, clavando mis colmillos en su cuello y haciéndola sangrar en mayor abundancia. Luego me separé de su boca y escupí asqueado, aquella sangre era horrorosa. Me levanté de nuevo y di media vuelta, alejándome de ella. Si aún le quedaban fuerzas, estaba preparado para un contraataque.
Me froté el cuello mientras sentía como se curaba lentamente, con dificultad y una ligera molestia que en otro momento habría considerado dolor, pero nada comparado con el que mi mente me producía. Su ataque me había servido para tener otra tortuosa visión, así que no podía esperar que me contuviese con ella. No pensaba hacerlo, no pensaba darle ni un solo respiro.
Aún sentía los ojos húmedos, en aquello que supuse era sangre, cuando salté para planear hacia ella y aplastarla con mi cuerpo.
-Es muy triste que te aproveches de las debilidades de los otros para sentirte una heroína... ¿no tuviste amigos en tu infancia y así se lo devuelves al mundo?
Agarrándola del pelaje la levanté en el aire y apreté fuerte su cuello, para luego dar un fuerte puñetazo en su vientre. La dejé caer al suelo y me agaché para susurrar en su oreja.
-Voy a acabar contigo.- susurré con una sonrisa fría en los labios, clavando mis colmillos en su cuello y haciéndola sangrar en mayor abundancia. Luego me separé de su boca y escupí asqueado, aquella sangre era horrorosa. Me levanté de nuevo y di media vuelta, alejándome de ella. Si aún le quedaban fuerzas, estaba preparado para un contraataque.
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
No iba a rendirme, para nada, y mucho menos dejaría que el vampiro se aprovechase de mí. Estaba dispuesta a pelear hasta mi último aliento. Lo que realmente me preocupaba era que con la pérdida de sangre, mi organismo tardaría más en recuperarse y sanar las heridas, y aquello podría desencadenar que la transformación quedase bloqueada, y volvería a mi forma humana.
Y, sinceramente, siendo una humana, estaba totalmente perdida.
El vampiro me apartó de él y pude llevarme un asqueroso pedazo de carne conmigo el cual escupí. De mi hocico chorreaba la sangre del vampiro, llegó un momento en el que era imposible distinguir mi sangre de la de él en mi blanco pelaje.
Su firme golpe me lanzó por los aires y fortuitamente pude incorporarme rápidamente, aunque sentía el cuerpo realmente dolorido, pues aún no habían soldado del todo mis costillas, y había recibido un golpe en el estómago que me había provocado relentizar la curación.
Le miré fijamente a los ojos sin miedo alguno mientras me hablaba, por suerte mi infancia seguro que había sido más satisfactoria que la suya, pero la vida me había enseñado que debía aprovechar cada momento y cada oportunidad.
El vampiro se abalanzó sobre mí, e intenté rodar en el suelo para esquivarlo pero cuando estaba boca arriba, cayó sobre mí haciéndome gruñir de dolor, las costillas se habían vuelto a fracturar. Y, sin darme tregua, volvió a sacudir su puño en mi vientre, como si de un saco de arena se tratase.
Apreté los dientes con fuerza, sentía que la transformación estaba corriendo peligro, y que con un par de golpes más volvería a mi estado humano.
Escuché su voz ronca en mi oído susurrándome que acabaría conmigo. Aquellas palabras me infundaron valor y sacando fuerzas de lo más profundo de mí, pude voltear sobre ambos y colocarme sobre el vampiro. Con mis cuartos delanteros le sujetaba las manos contra el suelo, y con los traseros las piernas. Acerqué mi rostro al suyo enseñándole mis blancos y afilados dientes, que nada tenían que envidiar a los del vampiro, mi mirada era fría y amenazadora, casi desafiante.
Aunque mi respiración fuese ronca y angustiada por la dificultad que me oponían las fracturas de las costillas, me sentía con fuerzas para seguir luchando. Esta vez me olvidé de su cuello, y clavé con todas mis fuerzas los dientes en su pecho, justo sobre su corazón. Hice una enorme presión sobre su pecho con el hocico hasta que conseguí desgarrarle la ropa y parte de musculatura. Mi intención en aquel momento era sacarle el corazón a mordiscos.
Y, sinceramente, siendo una humana, estaba totalmente perdida.
El vampiro me apartó de él y pude llevarme un asqueroso pedazo de carne conmigo el cual escupí. De mi hocico chorreaba la sangre del vampiro, llegó un momento en el que era imposible distinguir mi sangre de la de él en mi blanco pelaje.
Su firme golpe me lanzó por los aires y fortuitamente pude incorporarme rápidamente, aunque sentía el cuerpo realmente dolorido, pues aún no habían soldado del todo mis costillas, y había recibido un golpe en el estómago que me había provocado relentizar la curación.
Le miré fijamente a los ojos sin miedo alguno mientras me hablaba, por suerte mi infancia seguro que había sido más satisfactoria que la suya, pero la vida me había enseñado que debía aprovechar cada momento y cada oportunidad.
El vampiro se abalanzó sobre mí, e intenté rodar en el suelo para esquivarlo pero cuando estaba boca arriba, cayó sobre mí haciéndome gruñir de dolor, las costillas se habían vuelto a fracturar. Y, sin darme tregua, volvió a sacudir su puño en mi vientre, como si de un saco de arena se tratase.
Apreté los dientes con fuerza, sentía que la transformación estaba corriendo peligro, y que con un par de golpes más volvería a mi estado humano.
Escuché su voz ronca en mi oído susurrándome que acabaría conmigo. Aquellas palabras me infundaron valor y sacando fuerzas de lo más profundo de mí, pude voltear sobre ambos y colocarme sobre el vampiro. Con mis cuartos delanteros le sujetaba las manos contra el suelo, y con los traseros las piernas. Acerqué mi rostro al suyo enseñándole mis blancos y afilados dientes, que nada tenían que envidiar a los del vampiro, mi mirada era fría y amenazadora, casi desafiante.
Aunque mi respiración fuese ronca y angustiada por la dificultad que me oponían las fracturas de las costillas, me sentía con fuerzas para seguir luchando. Esta vez me olvidé de su cuello, y clavé con todas mis fuerzas los dientes en su pecho, justo sobre su corazón. Hice una enorme presión sobre su pecho con el hocico hasta que conseguí desgarrarle la ropa y parte de musculatura. Mi intención en aquel momento era sacarle el corazón a mordiscos.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Con cada golpe sentí que su transformación estaba por terminar, pero para mi desgracia mis palabras la habían envalentonado y se abalanzó sobre mí, clavando sus colmillos en mi pecho, rasgando mis ropas y dirigiéndose a mi corazón.
Me sentí acorralado por un momento, la idea de que pudiera acabar con mi vida me atemorizó los segundos suficientes como para encontrar una solución.
Usé mis piernas para golpear sus costillas y vientre, sabiendo lo débil que debía de estar después de tantos golpes, aquel plan debía funcionar, lo necesitaba. La golpée tan fuerte que su espalda golpeó contra un árbol, partiéndolo en dos.
Me levanté con lentitud, mirando la herida de mi pecho, que comenzaba a regenerarse con velocidad. Pasé una mano por encima del golpe y la miré friamente.
Caminé hasta ella con paso firme y pisé sus patas, justo las que habían quedado cerca del suelo. Golpée luego su cabeza con un fuerte codazo y me tomé un momento para oírla gritar de dolor.
Me quemaba la cabeza y el golpe del pecho picaba a pesar de haberse regenerado ya. Cerré fuerte los ojos para calmar los dolores que mi mente me producía y volví a acercarme a aquella maldita chucha para apretar su hocico hasta oírla gimotear de dolor.
Me alejé un par de pasos de ella para intentar recobrar algo de aliento, y me tomé unos segundos para regodearme en su dolor, riendo friamente sin poder evitarlo. Sin saberlo, ella me había hecho más del que ningún otro podía haberme hecho daño... había despertado en mi mente una visión, una visión que me había dacho más daño que ninguna otra. No tenía las suficientes fuerzas para recibir más golpes...
Me sentí acorralado por un momento, la idea de que pudiera acabar con mi vida me atemorizó los segundos suficientes como para encontrar una solución.
Usé mis piernas para golpear sus costillas y vientre, sabiendo lo débil que debía de estar después de tantos golpes, aquel plan debía funcionar, lo necesitaba. La golpée tan fuerte que su espalda golpeó contra un árbol, partiéndolo en dos.
Me levanté con lentitud, mirando la herida de mi pecho, que comenzaba a regenerarse con velocidad. Pasé una mano por encima del golpe y la miré friamente.
Caminé hasta ella con paso firme y pisé sus patas, justo las que habían quedado cerca del suelo. Golpée luego su cabeza con un fuerte codazo y me tomé un momento para oírla gritar de dolor.
Me quemaba la cabeza y el golpe del pecho picaba a pesar de haberse regenerado ya. Cerré fuerte los ojos para calmar los dolores que mi mente me producía y volví a acercarme a aquella maldita chucha para apretar su hocico hasta oírla gimotear de dolor.
Me alejé un par de pasos de ella para intentar recobrar algo de aliento, y me tomé unos segundos para regodearme en su dolor, riendo friamente sin poder evitarlo. Sin saberlo, ella me había hecho más del que ningún otro podía haberme hecho daño... había despertado en mi mente una visión, una visión que me había dacho más daño que ninguna otra. No tenía las suficientes fuerzas para recibir más golpes...
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Pude notar los huesos de su caja torácica chocar contra mis dientes mientras arrancaba pedazos de su carne, pero en el instante que iba a ejercer presión para romper aquella coraza ósea el vampiro se logró liberar de mi opresión y se deshizo de mí con suma facilidad.
Ya no podía recibir más golpes, uno tras otro, hasta que el vampiro me dejó en el suelo, casi sin aliento, sentí mi cuerpo regresar a su estado natural, a mi apariencia humana.
Ahora me encontraba en el suelo, desnuda, totalmente indefensa y sin fuerzas, pues siendo humana mis heridas no sanarían facilmente. Tenía el cuerpo lleno de magulladuras y mi respiración era muy abrupta y tosca. Sin importarme el hecho de estar desnuda, me giré apoyando mis manos en el suelo, sentándome sobre mis talones y tosí con fuerza escupiendo sangre en el suelo, sin duda el vampiro había conseguido hacerme daño de verdad.
Al toser no pude evitar gemir de dolor y cerrar mis puños sobre la tierra. Tenía sangre mía y sangre del vampiro en el cuerpo, y por suerte las heridas exteriores habían sanado, pero las internas tardarían más.
Ahora aquel vampiro sabía lo que yo era, y sabía qué apariencia humana tenía. No podía permitir que escapase con vida.
Con mi último aliento me levanté costosamente del suelo y me tambaleé unos segundos, empecé a avanzar hacia él pero a pocos metros del vampiro caí de rodillas y mis manos sirvieron de punto de apoyo para el resto de mi cuerpo. Finalmente, no tenía fuerzas para seguir luchando, cerré los ojos y esperé mi fatídico final.
Ya no podía recibir más golpes, uno tras otro, hasta que el vampiro me dejó en el suelo, casi sin aliento, sentí mi cuerpo regresar a su estado natural, a mi apariencia humana.
Ahora me encontraba en el suelo, desnuda, totalmente indefensa y sin fuerzas, pues siendo humana mis heridas no sanarían facilmente. Tenía el cuerpo lleno de magulladuras y mi respiración era muy abrupta y tosca. Sin importarme el hecho de estar desnuda, me giré apoyando mis manos en el suelo, sentándome sobre mis talones y tosí con fuerza escupiendo sangre en el suelo, sin duda el vampiro había conseguido hacerme daño de verdad.
Al toser no pude evitar gemir de dolor y cerrar mis puños sobre la tierra. Tenía sangre mía y sangre del vampiro en el cuerpo, y por suerte las heridas exteriores habían sanado, pero las internas tardarían más.
Ahora aquel vampiro sabía lo que yo era, y sabía qué apariencia humana tenía. No podía permitir que escapase con vida.
Con mi último aliento me levanté costosamente del suelo y me tambaleé unos segundos, empecé a avanzar hacia él pero a pocos metros del vampiro caí de rodillas y mis manos sirvieron de punto de apoyo para el resto de mi cuerpo. Finalmente, no tenía fuerzas para seguir luchando, cerré los ojos y esperé mi fatídico final.
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
Por fin, todo había terminado. Su transformación se deshizo y quedó desnuda, haciendo que apartase la mirada ante aquella imagen que me resultó demasiado patética.
Ví como tosía, ya completamente malherida y sin posibilidad alguna de recuperarse. Estaba llena de golpes y de sangre, tanto suya como mía, y aún casi sin fuerzas, se levantó para tambalearse de mala manera hasta mí.
Cayó a escasos metros de mí, de rodillas, cerrando los ojos como si diera por hecho que aquel era su final.
Sin más dilación, puse mi mano sobre su cabeza con intención de aplastar su cráneo... pero algo, algo me llevó a no hacerlo. No supe que era, yo jamás tenía piedad... pero aquella lucha me había enseñado algunas cosas que nadie antes me había podido mostrar.
Me quité la maltrecha chaqueta y se la puse cubriendo su cuerpo, en un gesto que me hizo odiarme un poco, pero que también me hizo ganarme una enemiga para tiempos próximos, al menos, eso esperaba.
-Cúbrete y desaparece, no quiero volver a verte.- mentí, a duras penas, pues el cansancio y mi mente estaban acabando conmigo.
Ví como tosía, ya completamente malherida y sin posibilidad alguna de recuperarse. Estaba llena de golpes y de sangre, tanto suya como mía, y aún casi sin fuerzas, se levantó para tambalearse de mala manera hasta mí.
Cayó a escasos metros de mí, de rodillas, cerrando los ojos como si diera por hecho que aquel era su final.
Sin más dilación, puse mi mano sobre su cabeza con intención de aplastar su cráneo... pero algo, algo me llevó a no hacerlo. No supe que era, yo jamás tenía piedad... pero aquella lucha me había enseñado algunas cosas que nadie antes me había podido mostrar.
Me quité la maltrecha chaqueta y se la puse cubriendo su cuerpo, en un gesto que me hizo odiarme un poco, pero que también me hizo ganarme una enemiga para tiempos próximos, al menos, eso esperaba.
-Cúbrete y desaparece, no quiero volver a verte.- mentí, a duras penas, pues el cansancio y mi mente estaban acabando conmigo.
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
¿Por qué tardaba tanto aquel vampiro en acabar con mi vida? Nunca antes había peleado contra alguien que me hubiese podido hacer tanto daño, y me resultaba patético que me encontrase en tal estado, entregando mi vida a un vampiro.
Sin más, sentí como Eric ponía sobre mi cuerpo algo, se trataba de su chaqueta. Alcé la mirada gruñiéndole levemente, pues no tenía ni fuerzas para resultar amenazadora. Las heridas internas me estaban destrozando y sentía que si me ponía en pie, terminaría desmayándome, así que me quedé en el suelo esperando a estar algo mejor para poder marcharme - Yo no hubiese sido misericordiosa contigo, no habría tenido clemencia...- susurré cerrando los ojos y gimiendo de dolor llevándome una mano al vientre.
El gesto del vampiro me demostró que aún bajo esa faceta depredadora y altiva, aún se escondía algo de humanidad. Aunque fuese con fines recreativos para mantener con vida a una enemiga y seguir divirtiéndose en un futuro. Tuvo el detalle de cubrir mi cuerpo con su chaqueta, ahora, mi pregunta era... ¿sería capaz de matar a un vampiro con humanidad?, aunque más que esa pregunta, la más acertada sería ¿Me apiadaría de él si la situación fuese inversa?
Sin más, sentí como Eric ponía sobre mi cuerpo algo, se trataba de su chaqueta. Alcé la mirada gruñiéndole levemente, pues no tenía ni fuerzas para resultar amenazadora. Las heridas internas me estaban destrozando y sentía que si me ponía en pie, terminaría desmayándome, así que me quedé en el suelo esperando a estar algo mejor para poder marcharme - Yo no hubiese sido misericordiosa contigo, no habría tenido clemencia...- susurré cerrando los ojos y gimiendo de dolor llevándome una mano al vientre.
El gesto del vampiro me demostró que aún bajo esa faceta depredadora y altiva, aún se escondía algo de humanidad. Aunque fuese con fines recreativos para mantener con vida a una enemiga y seguir divirtiéndose en un futuro. Tuvo el detalle de cubrir mi cuerpo con su chaqueta, ahora, mi pregunta era... ¿sería capaz de matar a un vampiro con humanidad?, aunque más que esa pregunta, la más acertada sería ¿Me apiadaría de él si la situación fuese inversa?
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
Fecha de inscripción : 29/08/2010
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
-Yo no hubiese sido misericordiosa contigo, no habría tenido clemencia...- susurró cerrando los ojos, con un gruñido de dolor que no podía evitar.
Sonreí satisfecho, tal y como me esperaba, acababa de ganarme una buena enemiga con la que me enfrentaría en un futuro que se me antojó no fuera muy lejano.
Bajé la cabeza para mirarla y reírme de su debilidad, aunque la mía pudiese llegar a ser mayor debido a mi debilidad mental, pero no pensaba darle el gusto de saberlo.
-¿Vas a seguir deleitándome con tu presencia?.- susurré irónicamente dando un par de pasos atrás para alejarme de ella, el olor de su sangre me resultaba repugnante. -La próxima vez, no te daré la oportunidad de aprovecharte de mi debilidad...
Me reí irónicamente, con menos frialdad de la habitual debido a los débil que me sentía, pero con el mismo propósito: volverme su pesadilla.
Lentamente, di media vuelta y caminé fuera del lugar para dejarla allí sola, lo que pasara desde aquel momento ya no era de mi incumbencia, la batalla había terminado, y no volvería a tener un gesto de...¿bondad? Supuse que sí, que aquello había sido bondad, y que no volvería a mostrarme de esa forma nunca más.
[Cerramos, ¿verdad?]
Sonreí satisfecho, tal y como me esperaba, acababa de ganarme una buena enemiga con la que me enfrentaría en un futuro que se me antojó no fuera muy lejano.
Bajé la cabeza para mirarla y reírme de su debilidad, aunque la mía pudiese llegar a ser mayor debido a mi debilidad mental, pero no pensaba darle el gusto de saberlo.
-¿Vas a seguir deleitándome con tu presencia?.- susurré irónicamente dando un par de pasos atrás para alejarme de ella, el olor de su sangre me resultaba repugnante. -La próxima vez, no te daré la oportunidad de aprovecharte de mi debilidad...
Me reí irónicamente, con menos frialdad de la habitual debido a los débil que me sentía, pero con el mismo propósito: volverme su pesadilla.
Lentamente, di media vuelta y caminé fuera del lugar para dejarla allí sola, lo que pasara desde aquel momento ya no era de mi incumbencia, la batalla había terminado, y no volvería a tener un gesto de...¿bondad? Supuse que sí, que aquello había sido bondad, y que no volvería a mostrarme de esa forma nunca más.
[Cerramos, ¿verdad?]
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Re: Desde mañana no lo sé [Yvette]
[Sí, como dije... Breve, pero intenso]
Yvette C. Lemarchal- Mensajes : 491
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