Yvette C. Lemarchal

• 25 años, pero aparenta 17 años• Cambiaformas• Clase Alta • Bayona, Francia •
• Puede convertirse en Loba, Chacal y Zorra •

Es una joven de a penas 1.67 de estatura, su complexión es delgada pero sin llegar a ser esbelta. Ya que tiene un cuerpo lleno de curvas femeninas y elegantes. Su tez está ligeramente bronceada, aunque no es por el sol, sino por su tonalidad genética.
Siempre procura lucir una preciosa y brillante cabellera ondulada de color oscuro, la cual en los meses de verano tiene tendencia a clararse hasta adquirir un intenso tono chocolate. Sus ojos son de color café, con una mirada misteriosa, la cual lleva muchas veces a pensar que la chica tiene más de un secreto que le atormenta, o le impide ser feliz.
Sus labios son de un suave tono carmín. De pequeña, su madre siempre le decía que parecía que había estado comiendo frutos rojos, ya que éstos teñían de tonalidades rosáceas sus labios.

Aunque es una chica de clase alta, adora vestir de forma sencilla, con vestidos poco recargados y elegantes. Siempre se ha considerado una joven que piensa de forma avanzada, ya que intenta siempre vestir de modo distinto a los de su misma clase social. Buscando encontrar un estilo único.
Quizás por ello no suele llevar las típicas joyas con piedras preciosas, y exageradamente grandes. Y tampoco los vestidos trabajados con hilos de materiales nobles, ni telas naturales y caras. Siempre ha pensado que en la sencillez, reside la elegancia. Y que es el único modo de que alguien la aprecie por quién ese, y no por cómo viste.

Cuando se transforma en loba, su pelaje adquiere tonalidades muy neutras, facilmente confundible con la nieve, pues tiene un pelaje blanco y brillante. Sus ojos se tornan algo más ambarinos y con una mirada algo fría. Acostumbra a ir en solitario y a adquirir esta transformación cuando quiere relajarse en el bosque durante la noche y disfrutar de la luna.

Cuando quiere pasar más desapercibida, adquiere la forma de un pequeño Chacal, de pelaje pardo. Lo que le permite ocultarse con suma facilidad en el bosque los meses en los que éste se tiñe de tonalidades marrones. En esta forma es algo más ágil que en la de Loba ya que es más pequeña y más esbelta.

Es la forma que menos utiliza, ya que muchos de los de la realeza o la clase Alta, acostumbran a cazar zorros por el puro placer de matar, y para hacerse luego alguna prenda de peletería como trofeo. Las pocas veces que se convierte en Zorra, lo hace siendo un pequeño animal de pelaje negro y ojos vivaces y de mirada inocente. Su apariencia recuerda a la de un cachorrito.

Yvette es una persona bastante reservada, y a la que le cuesta mucho confiar en alguien. Rara vez expresa sus sentimientos y procura mantenerse fría ante cualquier situación. Vive en soledad, pues desde que sus padres adoptivos murieron ella se retiró para sufrir en soledad la susodicha.
El único amor que ha conocido en su vida, ha sido el amor paterno. Cuando iba a ser presentada en sociedad, éstos murieron y ella nunca pudo conocer a ningún chico de su misma edad. Tiene cierto rechazo hacia los hombres, siempre piensa que le harán daño, ya que cuando se marchó a París para empezar una nueva vida, un hombre la confundió con una cortesana e intentó abusar de ella.

Intenta pasar el máximo de tiempo posible transformada, lamentablemente sólo así es capaz de sentirse realmente libre y segura de sí misma.

A veces, su fuerte y reservado caracter la lleva a resultar algo impertinente y cínica. Tiene cierta tendencia a tratar con brusquedad verbal a los hombres, sobre todo a los que son de su misma raza. Es algo curioso, pues debería llevarse mejor con ellos, pero entre dos seres similares siempre pueden saltar chispas.

Yvette nació hace 25 años en Bayona, un pueblo de Francia. Su madre, era una madre soltera que no deseaba tener hijos, así que cuando ésta nació la dio en adopción a una familia que deseaba tener hijos y no podían. Éstos eran los Lemarchal, una familia de clase alta, que le puso de nombre Yvette Clémence. La suerte de la pequeña niña, le llevó a crecer en el seno de una familia que le daba todo el amor que un niño podía necesitar y desear. Una vida colmada de caprichos en la cual no le faltó de nada. Pudo gozar de estudios, ropas exquisitas, y una educación al alcance de muy pocos.

Su crecimiento y desarrollo prometía que Yvette iba a ser toda una señorita, digna de pertenecer a la realeza, convirtiéndose en la esposa de algún Lord, Conde, e incluso Príncipe. Pero su prometedor futuro se vio truncado dos días antes de cumplir sus 17 años, edad con la cual iba a ser presentada en sociedad.

Durante el trayecto de regreso a casa, Yvette le comunicó a su madre que su mejor amiga le había invitado a su finca a pasar el día y a salir de excursión con los caballos. Ella se moría de ganas por ir con su amiga, ya que no irían solas, les acompañarían los dos jóvenes por los cuales ellas se sentían atraídas.

Su madre, le dijo que no le iba a permitir salir a cabalgar, dos días antes de ser presentada en sociedad, ya que podría caerse del caballo u ocurrirle cualquier cosa que la lastimara, y debía presentarse como una bella, joven y virginal promesa Francesa, para que los chicos de la alta sociedad se fijasen en ella.

Madre e hija empezaron a discutir acaloradamente, y fue cuando Yvette no pudo controlarse y terminó encolerizada, convirtiéndose en una perfecta depredadora, adquiriendo la forma de loba. Al perder el control sobre sus actos, asesinó a su padre y a su madre, y al darse cuenta de lo que había hecho, no pudo evitar salir corriendo del lugar en su forma lupina, en busca de un lugar en el que nadie pudiese saber nunca lo que ella había hecho.

Fue así cómo llegó a París, dónde se instaló y empezó a vivir. Esa noche, marcó su vida, creando un antes y un después. Fue la primera vez que se convirtió y a raíz de ahí, descubrió que también podía transformarse en Chacal y en Zorra, a parte de Loba.

Día tras día trata de sobrevivir lo mejor que puede. Sigue viviendo como una joven huérfana de la alta sociedad, gracias a la fortuna que heredó de sus padres, los cuales fueron eco de todo el pueblo de Bayona tras el accidente. Por suerte, las autoridades dictaminaron que tras sufrir un accidente con el coche, los padres de Yvette fueron atacados por lobos con la intención de convertirse en su alimento.

• Yvette acude a todos los actos sociales sola, e intenta mantenerse sola en éstos
• Siempre lleva colgado del cuello una cadena de oro blanco con un camafeo que pertenecía a su madre, el cual oculta entre sus senos.