El inicio de la oscuridad II

por **Kei Koizumi** Lun Oct 31, 2011 12:34 am

Recuerdo del primer mensaje :

Los años habían pasado, para él no habían significado casi nada, pero para el muchacho que había llevado consigo sí. Le observó, con aquellos ligeros cambios en su rostro y su cuerpo. Era un humano, el paso del tiempo le afectaba como a cualquiera de ellos, sin importar si le daba o no su sangre. Esa noche le había llevado a sus habitaciones. Hiroshi estaba allí también y sabía que no era un simple observador. Él era y había sido desde hace que tenía memoria, un donador de sangre para el vampiro al que admiraba. Sin duda sabía la razón por la que estaba allí esa noche. Observó a Kazu y le sonrió amablemente como de costumbre. Se sentó tranquilamente a observar algo que aunque sabía que sucedería, no creía ser capaz de verlo con sus propios ojos.

Kei le sonrió al que había sido su alumno durante esos años. Después de un par de meses, se las había arreglado para hacer que aceptara escuchar y aprender las cosas que le parecieron convenientes para él. Entre todo eso también le había dicho cosas que probablemente tendrían sentido después de ese día -Kazu, mi chiquillo, acércate –Le habló para que fuera a su lado. Estaba sentado en un sillón rojo aterciopelado con adornos en tonos dorados. Cuando estuvo a unos pasos él se levantó con la rapidez que le proporcionaba su sangre vampírica.

Dentro de dos días se moverían de locación. Se irían de ese país como lo hacían cada determinado tiempo. A estas alturas todo estaba listo para ello. Abrazó al muchacho, besándole las mejillas. Las cosas habían ido cambiando entre ellos poco a poco, dejando ver aquel lado de su personalidad que no mostraría con facilidad, sobre todo porque había pocas personas que habían ganado su afecto con el paso de los años.

Esa noche, sin que aún lo supieran, sería el día en el que él le otorgaría aquel don o maldición a su alumno, y lo que marcaría el inicio de un nuevo ciclo para pa vida de ambos.

por **Kei Koizumi** Dom Ene 20, 2013 10:26 pm

-Lo sé... -susurró. De momento había que calmar aquello, no quería que fuese a atacar a alguien en algún momento en el que la sed le cegara. Podía decirle lo que él hacía a veces, aunque ya le había visto con anterioridad, tener que hacerlo directamente él mismo iba a ser diferente. Tendría que controlarse, pero habiendolo apenas transformado, sabía qué clase de sed estaba sintiendo.

Dejó a Hiroshi en el sillón cerca de ellos. La transición había sido hecha, pero había cosas que aún sucederían. Le tomó del brazo guiándolo hasta la puerta de su habitación -Ve a cambiarte las ropas, esto apenas comienza... - susurró viéndole, como asegurándose que todo estaba bien, un mero gesto, el muchacho estaba bien. Pronto descubriría de mejor manera qué tanto se había llevado a cabo, los cambios en sus sentidos y su percepción serían aún más impresionantes conforme viese otras cosas, algunas cosas no eran tan buenas al inicio, pero era sin duda algo que él más jóven estaría admirando ahora con esos ojos que ya no eran los de un humano común. Le había hablado de muchas cosas antes, no debía ser tan complicado, pero cada persona parecía reaccionar diferente, así que no podía asegurarlo.

Le abrió la puerta dejándola semi abierta, mientras se quedaba esperando ahí. Había visto su expresión, una especie de negación cuando dijo que debían ir a buscar lo que necesitaba. Podría haberse alimentado y luego dejarle beber de él. Pero igualmente tendría que cazar alguna vez. Ya vería cómo terminaría al menos por esa noche. Pasó al interior después de un momento. Era tarde para que hubiese mucha gente en las calles, pero no era difícil lcalizar a alguien que pudiese servirles de alimento. Le daría más de su sangre después, sabía de buena fuente que eso podía fortalecerlo de alguna forma. No iba a arriesgarse a que le sucediera algo. Sangre más antigua que la suya habría venido bien, pero solo estaban ellos.

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