Michel Skerso

Nombre del Personaje: Michel Skerzo
Edad: 42 años
Especie: Humano
Tipo y Clase Social: Inquisidor-Soldado, Clase Media
Orientación Sexual: Heterosexual
Lugar de Origen: Italia

Cada noche sufre pesadillas recordando el momento en el que un desconocido perdió la cabeza y asesinó a su familia. Una bola de pelo enorme, fauces, un demonio, como él lo llama. No habla mucho. Actúa de forma ruda, a veces tosca. Cuando se despierta sumido en sudor tras una pesadilla castiga su cuerpo con el látigo. Es tremendamente católico y cree en Dios a fé ciega, pues fue su salvación tras el alcoholismo en el que cayó intentando olvidar el asesinato de su familia. No bebe, jamás. Se culpa por no haber podido ayudar a quienes más amaba, su mujer y sus dos hijos. La culpa no le permite hacer una vida normal. Tampoco la desea. Sólo busca cazar y cazar para expirar su culpa. Unos piensan que buscan la muerte, otros que, simplemente está loco. Huye de la compañía femenina. Siente en su interior que un hombre de Dios hace lo que Dios le ordena y, no cabe tiempo para frivolidades como los asuntos del corazón.


Padre, quiero confesarme:

Le extrañará, padre, que le envíe aquesta carta. Lo lamento, padre, Roma queda lejos y mi alma no reza en paz si no sois vos Padre, quien escucha mi confesión.

Ayer tuve otra vez esa pesadilla, la maldición del Maligno me retuerce las entrañas con su recuerdo escupiéndome en mis propios sueños. Padre ¿por qué mi único remanso de paz es violado de forma tan atroz? No alcanzaré las puertas del Paraiso, sé que mi alma está condenada, pero ansío entrar en el Infierno y rajarle el vientre a ese Demonio.

Por eso, padre, os escribo hoy lo que otroras veces me pedísteis que os contara.

Nací en un aldea a las faldas de los Alpes, en la Bocchetta di Altare, como mi padre y su padre antes que él, me enseñaron el arte de la tala de árboles. Buen oficio el de leñador, padre, la naturaleza te apresa… Recuerdo, padre que con 9 años conocí a Alessandra, ella, era un año menor que yo, pero su fuerza y su vitalidad me enamoraron. Era la hija del Herrero. Si vos me llamáis bruto, no podéis imaginar como era su padre. Supongo, padre que no podéis entender a la gente del norte.

Supe que era ella padre, ella era mi ángel y mi guía, mi luz, el calor que abriga cuando la nieve cubre tu cuerpo hasta el pecho y las nubes ocultan cualquier rastro de luz… A los dieciséis años de ella y los diecisiete míos fue cuando por fin pudimos casarnos bajo la Bendición de Nuestro Señor. ¡Qué maravillosos años, padre, qué maravilloso era su candor!.

Era una mujer, manejaba la espada con fiereza, código era el Honor ¿Qué esperar pues de la única hija del Herrero?. Ella me enseñó, me enseñó a leer en la infancia, me enseñó a hablar el idioma de su padre, Francés, me enseñó…. Todo lo compartimos durante años, hasta el día en que ella me lo dio todo: Alessandro, nuestro primer varón, con 21 años míos me hizo el Honor de completarme como Hombre.
Aún la recuerdo frente al fuego, padre, acuñando en su pecho a mi hijo, cantando a susurros angelicales una nana….

Voto a Dios, Padre que mataré a ese Demonio.

A mis 25 me volvió a honrar con la pequeña Liliana… Dulces cabellos oscuros y ojos fieros, tenaz y orgullosa… Su primera palabra fue “Miel”…

Pero la luz termina al final del túnel y ahí, padre, no hay nada, absolutamente nada, sólo vos y vuestra oscuridad.

Ya conocéis la historia de aquél hombre de luenga melena cuasi blanca, sus ojos eran desorbitados, pero Alessandra me enseñó a no juzgar y le dimos cobijo aquella noche. Como buenos cristianos, padre, como buenos cristianos.

Pero, padre…Como si fuera un ser endemoniado su cuerpo comenzó a torturarle, su carne se quebraba para dar paso a mechones de pelo, su faz dejó de ser humana y unos colmillos afilados y largos como dagas brotaron de su boca… No recuerdo más, sólo sangre, sólo los gritos de mis hijos, de mi esposa, de mi familia mientras yo, yacía inmóvil en el suelo… No pude salvarles, padre, yo era el hombre y no pude salvarles, sabed bien que no merecía llamarme hombre.

El Alcohol fue la respuesta, aliviaba mis recuerdos acallándolos para siempre, aletargándome en un sueño embriagador y envenenado. Sólo le recuerdo a usted, padre, dándome sopa en una iglesia de Roma… No recuerdo aquellos años, Padre. Núnca os mentiría.

Me habéis salvado, como ella me salvó a mi. Sin vos nada soy, sin vuestra enseñanza sobre el Maligno, sin vuestra ayuda… Voto a Dios, padre, renovando mis votos que no descansaré hasta haber dado muerte a esas sucias aberraciones demoníacas.

Lo juro con mi sangre, por Dios, por mis hijos, por Alessandra.

Michel Skerso


-Lleva una espada muy tosca, pero útil para su trabajo.
-Dagas en los hombros y en cada bota
-Viste con pantalones, blusa, chalequillo y un abrigo enorme y pesado que oculta sus armas.
-Su cuerpo está cruzado a cicatrices y lleva tatuados los hombros y en la espalda una enorme cruz cristiana, toda ella surcada de cicatrices.
-Su aspecto es descuidado y tosco.
- Aunque fuera leñador, es de clase media pues vendía bien su madera y su padre era un noble ya retirado a la paz de los bosques del norte de Italia.
-Saca sus ingresos de las rentas de sus tierras.