AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Caliban ID.
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Caliban ID.
Lo que me hacía falta era experimentar todo en
mi cuerpo, ser una sola persona no me era
suficiente. Decidí ser todo el mundo.
► Nombre: Hafsah Queb, pero se hace llamar "Caliban".
► Edad real: 25 años
► Edad aparente: 52 años
► Especie: Cambiaformas/Inquisidor
► Facción: Facción 5/Condenados
► Clase social: Media
► Orientación sexual: Aparentemente heterosexual
► Lugar de origen: Tebas, Egipto
► Estado civil: Soltero
► Ocupación: Inquisidor y embalsamador
► Edad real: 25 años
► Edad aparente: 52 años
► Especie: Cambiaformas/Inquisidor
► Facción: Facción 5/Condenados
► Clase social: Media
► Orientación sexual: Aparentemente heterosexual
► Lugar de origen: Tebas, Egipto
► Estado civil: Soltero
► Ocupación: Inquisidor y embalsamador
► Habilidades y atributos innatos:
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Longevidad. Atributos propios de los felinos como garras y dientes afilados (cuando está transformado).
► Poderes innatos:
→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el cambiaformas está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros cambiaformas o licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
► Poderes a elegir:
→ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.
→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
→ Mimetismo: La capacidad de confundirse con el entorno para protegerse o disimular su presencia.
«Lo que ves, es lo que no es».
- foto 1:
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Apareciencia humana: Caliban es -sin duda- poseedor de una apariencia intrigante. Le verás en la calle y mecánicamente atraerá tu completa atención, puede que hasta le sigas con la mirada en un afán de querer descifrar ese misterio que lo envuelve. Si eres una persona susceptible, probablemente te escandalizarás al ver su piel –casi- completamente cubierta de tinta indeleble, de pies a cabeza. La mayoría de la gente lo juzga con sólo verlo, tachándolo de demoníaco al grado de rehuirle. Pero lo cierto es que, pese a todo lo que logre perturbarles, jamás querrán dejar de verle, porque ciertamente les intriga y de dé manera. Caliban es un enigma andante, una especie de acertijo que todos desearían resolver. Nadie sabe qué significan todos esos signos –y “fierros” en su cara- que ha plasmado sobre su piel, pero la mayoría coincide al pensar que no puede ser por algo bueno.
Sin embargo, como en todo, existe un contraste y no todo en él es aparentemente "agresivo" a la vista, para ello basta ver sus ojos color verde opaco y perderse un momento en ellos para darse cuenta de que el muchacho no es del todo un demonio como aparenta ser. Tiene la mirada de un cachorro aunque posea todo para ser un león, su rostro aún conserva muchos rasgos de la adolescencia: la nariz pequeña y redonda; la boca mediana con labios gruesos e incluso la complexión sumamente delgada, casi al grado de parecer raquítico y escurridizo. Es el típico muchacho que carece de grandes músculos y apariencia protectora. Pero el que sea muy delgado y falto de masa muscular no lo hace un tipo pequeño, porque es alto, muy alto y su estructura ósea lo suficientemente fuerte para partirle la cara a cualquiera, si se llegase a presentar la ocasión. El color de su cabello es todo un misterio para muchos, hace algunos ayeres podía vérsele con una melena algo crecida de un color castaño; hoy en día lleva la cabeza totalmente rapada, desde hace ya varios años en realidad, los suficientes como para que la gente que lo conoce se niegue rotundamente a la idea de que alguna vez hubo pelo en esa cabeza.
Caliban viste de manera bastante peculiar, nunca le gustó la moda conservadora de la época y por ende empezó a vestirse de manera sumamente escandalosa y muy personal desde hace mucho tiempo ya. Muchas de las veces se le verá sin camisa, mostrando aparentemente orgulloso sus múltiples tatuajes, pero cuando se le vea vestido no encontrarás entre sus ropas prendas victorianas, serán siempre vestimentas revolucionarias y difíciles de comprender. El cuero es uno de sus materiales favoritos, posee varios chalecos, pantalones y chaquetas hechas de esta material. Pocas veces serán las que le veas vestido -aunque sea un poco- acorde a la época.
Sin embargo, como en todo, existe un contraste y no todo en él es aparentemente "agresivo" a la vista, para ello basta ver sus ojos color verde opaco y perderse un momento en ellos para darse cuenta de que el muchacho no es del todo un demonio como aparenta ser. Tiene la mirada de un cachorro aunque posea todo para ser un león, su rostro aún conserva muchos rasgos de la adolescencia: la nariz pequeña y redonda; la boca mediana con labios gruesos e incluso la complexión sumamente delgada, casi al grado de parecer raquítico y escurridizo. Es el típico muchacho que carece de grandes músculos y apariencia protectora. Pero el que sea muy delgado y falto de masa muscular no lo hace un tipo pequeño, porque es alto, muy alto y su estructura ósea lo suficientemente fuerte para partirle la cara a cualquiera, si se llegase a presentar la ocasión. El color de su cabello es todo un misterio para muchos, hace algunos ayeres podía vérsele con una melena algo crecida de un color castaño; hoy en día lleva la cabeza totalmente rapada, desde hace ya varios años en realidad, los suficientes como para que la gente que lo conoce se niegue rotundamente a la idea de que alguna vez hubo pelo en esa cabeza.
Caliban viste de manera bastante peculiar, nunca le gustó la moda conservadora de la época y por ende empezó a vestirse de manera sumamente escandalosa y muy personal desde hace mucho tiempo ya. Muchas de las veces se le verá sin camisa, mostrando aparentemente orgulloso sus múltiples tatuajes, pero cuando se le vea vestido no encontrarás entre sus ropas prendas victorianas, serán siempre vestimentas revolucionarias y difíciles de comprender. El cuero es uno de sus materiales favoritos, posee varios chalecos, pantalones y chaquetas hechas de esta material. Pocas veces serán las que le veas vestido -aunque sea un poco- acorde a la época.
Apareciencia animal: Caliban posee la capacidad de transformarse en tres felinos distintos. El primero de esos animales es un gato sphynx o comúnmente llamado gato esfinge; es un gato de piel arrugada, de color blanco y con ojos azules que además posee un tamaño un poco más grande al de un gato común. El segundo animal es la una pantera negra; verle es realmente impactante porque es un felino de gran tamaño que pesa alrededor de 100 kilogramos, de ojos amarillo-verdosos y dientes afilados y peligrosos. El tercer y último animal es un hermoso león blanco; el animal pesa alrededor de 120 kilogramos y su melena y pelaje en general es suave y abundante; tiene ojos azules y tiene en general la apariencia de un león joven adulto.
«Lo que me hacía falta era experimentar todo en mi cuerpo,
ser una sola persona no me era suficiente.
Decidí ser todo el mundo».
ser una sola persona no me era suficiente.
Decidí ser todo el mundo».
Personalidad humana: Para intentar definir más acertadamente a una persona con una identidad tan abstracta como Caliban, es necesario seccionarla en dos partes, porque sí, es también necesario dejar claro que Caliban no es una persona común a las que se está acostumbrado toparse en cualquier esquina. Él, pese a ser un Cambiaformas que tendría que gozar de absoluta salud acorde a lo que su naturaleza dicta, sufre de un padecimiento actualmente denominado “Trastorno de identidad disociativo” o coloquialmente conocido como “Doble personalidad”. Tal padecimiento puede que sea el causante de su vida tan caótica y de todas sus excentricidades, pero también puede que no, puede que toda esa insanidad que recorre sus venas sea algo natural en su ser, que haya sido adquirida desde que empezó a formarse en el vientre de su madre, o incluso desde antes de ser concebido. Pero independientemente de eso, hay que dejar claro que en el cuerpo de Caliban existen dos personas completamente distintas.
Caliban: El condenado. Un muchacho que tiene miedo, miedo de sí mismo porque sabe que en algún lugar recóndito de su ser, algo está mal, muy mal, extremadamente mal. Es por ello que recientemente se ha unido a la Inquisición, todo con el afán de querer redimirse, porque en el fondo aún brilla una esperanza para él. Nunca ha sido creyente de Dios o de la Iglesia, pero –quizás ingenuamente- se ha dejado convencer por los sermones que esta se ha encargado de hacer llegar a los oídos de los pecadores. Hoy en día funge como espía, tarea que se la ha facilitado gracias a sus ya naturales habilidades como Cambiaformas felino. Dentro de la organización ha sido juzgado como también lo ha sido fuera de ella, ha tenido que soportar los desplantes y los malos tratos de los otros Inquisidores humanos, quienes de antemano de sabe que no confían en los condenados por ser lo que son.
Caliban no es un muchacho que signifique una amenaza, pero aún así su apariencia le ha servido de mucho ya que impone respeto y cierto temor en los demás. Él por su parte, se ha esforzado en seguir al pie de la letra los mandatos de la Iglesia y cumple con maestría cada una de sus tareas. Está consciente de que tal vez el servir a la Inquisición no significará que dejará de ser lo que es, pero él siente que no es algo en vano, o quiere creerlo de ese modo. Estar cerca de Dios le hace sentir menos culpa por todas esas atrocidades que sabe que ha hecho, esas que él no conoce a ciencia cierta, pero que sabe que existen. Él nunca será alguien en quién puedas confiar abiertamente, siempre tendrás la sensación de que oculta algo, porque lo hace obvio con su forma de actuar tan indecisa y prácticamente temerosa.
Caliban se siente fuera de lugar cuando está entre la gente, la palabra sociable nunca ha sido uno de los adjetivos que podrían adjudicársele, muestra siempre un porte reservado y si se le suma ese aire taciturno que posee de manera natural, podría llegar a pensarse que es algo tímido, aunque en realidad no lo sea, simplemente prefiere mantenerse alejado de los demás por miedo a hacerles daño y por comodidad propia. Cada vez que alguien le dirige la palabra parece dudar entre la posibilidad de responder o no hacerlo, pero lo hace, siempre lo hace utilizando frases cortas, respondiendo tan solo a lo cuestionado, sin extenderse o abarcar cosas de más. Siempre da la impresión de estar en un mundo propio y apartado de la realidad y nunca les permite a los demás conocerlo. Sabe de modales y tiene una buena educación pero rara vez los pone en práctica.
En su afán de querer permanecer apartado del mundo, se refugia en su casa, realizando el trabajo como embalsamador que aún profesa; pasa los días rodeado de formol, bálsamos, resina y muertos, contemplando su belleza pálida e inerte que tanto lo maravilla, porque sí, Caliban tiene una fascinación con la muerte que raya en la obsesión y tanta ha sido su afición con este estado del ser humano que lo ha llevado a convertirse en necrófilo, en preferir a un muerto que a un vivo y en encontrar la vida como un defecto más que una virtud. Él está consiente de que la necrofilia es algo que la mayoría de la gente encontraría horripilante, es por ello que ha decidido mantenerlo en secreto y hacer todo lo posible porque jamás salga a la luz. Se ha planteado la posibilidad de dejar de practicarla, pero no ha podido lograrlo porque es una fuerza más poderosa que él, algo que lo domina por completo y que acaba con su sentido común, obligándolo a actuar como un dependiente de esa practica.
Luego de todo lo anteriormente dicho, aunque no lo parezca, Caliban es una persona reflexiva, alguien que vive añorando el tiempo pasado, alguien que llega a caer en la melancolía con facilidad. Tiene buenos sentimientos aunque tampoco lo aparente con frecuencia, estaría dispuesto a ayudar a quién lo necesite sin que se lo pidan. Ganarse su confianza y amistad no es tarea fácil, pero si sabes manejar la situación y actuar como es debido, es posible que lo logres, tal vez sólo así podrías llegar a conocer cuanto sufre este muchacho y lo equivocado que estabas al haberlo juzgado tan sólo por su apariencia.
Zeke: El monstruo. Completamente demente, sanguinario, un depredador en toda la extensión de la palabra. Zeke no tiene ni una pizca de sentimientos en su ser y si los tiene son todos negativos. Es capaz de aterrorizar a cualquiera, pero sus deseos no pararan ahí, a él no le bastará sembrar el terror en tu rostro; él te perseguirá hasta matarte, no sin antes juguetear contigo hasta hacerse desear no haber nacido jamás. Todo lo que lo rige y habita su cuerpo es el deseo de sangre y muerte, para Zeke todos son posibles víctimas, no importando sexo, raza o condición social. Sería capaz de desollar vivo a un pequeño sin el menor ápice de culpa, de destrozarlo y después comerlo como suele hacer con cada uno de sus victimarios.
Todo lo que brota de su boca es rabia, palabras altisonantes que dejan a la vista el odio y la ira que lo consumen, los deseos de acabar con todo a su paso. Para él no existen los límites, se siente indestructible, un Dios de muerte destinado a arrasar todo a su paso, como el torbellino más voraz y temible de todos los tiempos. Frío, calculador, extremista. Su rostro carece de gestos humanos, dando así la impresión de que se trata de una máquina entrenada para matar y no de un ser vivo. No hay brillo en sus ojos y su voz naturalmente jovial cambia por una bestial, un sonido tan grave que bien podría ser comparada con un sonido gutural, aterrador. Es una bestia, lo más parecido a un animal rabioso. Sumamente inteligente y hábil a la hora de realizar tácticas que serán siempre a su beneficio y diversión. Seguro de sí mismo, no teme realizar nada porque las consecuencias de sus actos lo tienen sencillamente sin cuidado. Especialmente temperamental, no tolera que alguien lo rete y en realidad sería un error hacerlo. Arrogante, soberbio, está totalmente orgulloso de sus actos y de quién es, para él todos están por debajo, simples bichos con los que acabaría sin el menor esfuerzo. Extremadamente rencoroso y por ende en absoluto compasivo, si le haces una, se la pagas, no hay marcha atrás.
Un degenerado, capaz de realizar los actos sexuales mas depravados, los cuales hará por maldad y no por deseo, porque algo curioso en él es que carece de apetito sexual; los placeres carnales jamás le darán la satisfacción que encuentra cada vez que asesina. Caótico, tormentoso, completamente destructivo, así es Zeke, el álter ego de Caliban.
Personalidad animal: Curiosamente cada uno de los animales en los que Caliban puede transformarse posee una personalidad propia, o mejor dicho, representa una de sus varias facetas. El gato esfinge representa su lado más inofensivo, el temeroso. Es probable que cuando se encuentre transformado en gato se de a querer porque es cariñoso y busca la compañía de los humanos, este es probablemente el animal que más se asemeja a Caliban, “El Condenado”. La pantera negra es su transformación más peligrosa porque es sin duda el reflejo mismo de la maldad que habita en él; basta ver al animal para darse cuenta de que la negrura es incluso una metáfora que representa toda esa insanidad que lo habita. Cuando esté transformado en pantera lo único que habrá de realizar será mal a los demás, es probable que ataque a todo aquel que se le cruce por enfrente, realmente se convierte en una amenaza, exactamente igual que cuando su personalidad llamada “Zeke” sale a la luz. Y por último, el león blanco. Este animal vendría siendo la contraparte de la pantera negra, la representación de la bondad que aún existe en el Cambiaformas. Cuando esté transformado en león será para fungir el papel de protector y no para dañar a los demás, por lo tanto, cuando se le vea en esta forma no habrá motivo para temer.
Caliban: El condenado. Un muchacho que tiene miedo, miedo de sí mismo porque sabe que en algún lugar recóndito de su ser, algo está mal, muy mal, extremadamente mal. Es por ello que recientemente se ha unido a la Inquisición, todo con el afán de querer redimirse, porque en el fondo aún brilla una esperanza para él. Nunca ha sido creyente de Dios o de la Iglesia, pero –quizás ingenuamente- se ha dejado convencer por los sermones que esta se ha encargado de hacer llegar a los oídos de los pecadores. Hoy en día funge como espía, tarea que se la ha facilitado gracias a sus ya naturales habilidades como Cambiaformas felino. Dentro de la organización ha sido juzgado como también lo ha sido fuera de ella, ha tenido que soportar los desplantes y los malos tratos de los otros Inquisidores humanos, quienes de antemano de sabe que no confían en los condenados por ser lo que son.
Caliban no es un muchacho que signifique una amenaza, pero aún así su apariencia le ha servido de mucho ya que impone respeto y cierto temor en los demás. Él por su parte, se ha esforzado en seguir al pie de la letra los mandatos de la Iglesia y cumple con maestría cada una de sus tareas. Está consciente de que tal vez el servir a la Inquisición no significará que dejará de ser lo que es, pero él siente que no es algo en vano, o quiere creerlo de ese modo. Estar cerca de Dios le hace sentir menos culpa por todas esas atrocidades que sabe que ha hecho, esas que él no conoce a ciencia cierta, pero que sabe que existen. Él nunca será alguien en quién puedas confiar abiertamente, siempre tendrás la sensación de que oculta algo, porque lo hace obvio con su forma de actuar tan indecisa y prácticamente temerosa.
Caliban se siente fuera de lugar cuando está entre la gente, la palabra sociable nunca ha sido uno de los adjetivos que podrían adjudicársele, muestra siempre un porte reservado y si se le suma ese aire taciturno que posee de manera natural, podría llegar a pensarse que es algo tímido, aunque en realidad no lo sea, simplemente prefiere mantenerse alejado de los demás por miedo a hacerles daño y por comodidad propia. Cada vez que alguien le dirige la palabra parece dudar entre la posibilidad de responder o no hacerlo, pero lo hace, siempre lo hace utilizando frases cortas, respondiendo tan solo a lo cuestionado, sin extenderse o abarcar cosas de más. Siempre da la impresión de estar en un mundo propio y apartado de la realidad y nunca les permite a los demás conocerlo. Sabe de modales y tiene una buena educación pero rara vez los pone en práctica.
En su afán de querer permanecer apartado del mundo, se refugia en su casa, realizando el trabajo como embalsamador que aún profesa; pasa los días rodeado de formol, bálsamos, resina y muertos, contemplando su belleza pálida e inerte que tanto lo maravilla, porque sí, Caliban tiene una fascinación con la muerte que raya en la obsesión y tanta ha sido su afición con este estado del ser humano que lo ha llevado a convertirse en necrófilo, en preferir a un muerto que a un vivo y en encontrar la vida como un defecto más que una virtud. Él está consiente de que la necrofilia es algo que la mayoría de la gente encontraría horripilante, es por ello que ha decidido mantenerlo en secreto y hacer todo lo posible porque jamás salga a la luz. Se ha planteado la posibilidad de dejar de practicarla, pero no ha podido lograrlo porque es una fuerza más poderosa que él, algo que lo domina por completo y que acaba con su sentido común, obligándolo a actuar como un dependiente de esa practica.
Luego de todo lo anteriormente dicho, aunque no lo parezca, Caliban es una persona reflexiva, alguien que vive añorando el tiempo pasado, alguien que llega a caer en la melancolía con facilidad. Tiene buenos sentimientos aunque tampoco lo aparente con frecuencia, estaría dispuesto a ayudar a quién lo necesite sin que se lo pidan. Ganarse su confianza y amistad no es tarea fácil, pero si sabes manejar la situación y actuar como es debido, es posible que lo logres, tal vez sólo así podrías llegar a conocer cuanto sufre este muchacho y lo equivocado que estabas al haberlo juzgado tan sólo por su apariencia.
Zeke: El monstruo. Completamente demente, sanguinario, un depredador en toda la extensión de la palabra. Zeke no tiene ni una pizca de sentimientos en su ser y si los tiene son todos negativos. Es capaz de aterrorizar a cualquiera, pero sus deseos no pararan ahí, a él no le bastará sembrar el terror en tu rostro; él te perseguirá hasta matarte, no sin antes juguetear contigo hasta hacerse desear no haber nacido jamás. Todo lo que lo rige y habita su cuerpo es el deseo de sangre y muerte, para Zeke todos son posibles víctimas, no importando sexo, raza o condición social. Sería capaz de desollar vivo a un pequeño sin el menor ápice de culpa, de destrozarlo y después comerlo como suele hacer con cada uno de sus victimarios.
Todo lo que brota de su boca es rabia, palabras altisonantes que dejan a la vista el odio y la ira que lo consumen, los deseos de acabar con todo a su paso. Para él no existen los límites, se siente indestructible, un Dios de muerte destinado a arrasar todo a su paso, como el torbellino más voraz y temible de todos los tiempos. Frío, calculador, extremista. Su rostro carece de gestos humanos, dando así la impresión de que se trata de una máquina entrenada para matar y no de un ser vivo. No hay brillo en sus ojos y su voz naturalmente jovial cambia por una bestial, un sonido tan grave que bien podría ser comparada con un sonido gutural, aterrador. Es una bestia, lo más parecido a un animal rabioso. Sumamente inteligente y hábil a la hora de realizar tácticas que serán siempre a su beneficio y diversión. Seguro de sí mismo, no teme realizar nada porque las consecuencias de sus actos lo tienen sencillamente sin cuidado. Especialmente temperamental, no tolera que alguien lo rete y en realidad sería un error hacerlo. Arrogante, soberbio, está totalmente orgulloso de sus actos y de quién es, para él todos están por debajo, simples bichos con los que acabaría sin el menor esfuerzo. Extremadamente rencoroso y por ende en absoluto compasivo, si le haces una, se la pagas, no hay marcha atrás.
Un degenerado, capaz de realizar los actos sexuales mas depravados, los cuales hará por maldad y no por deseo, porque algo curioso en él es que carece de apetito sexual; los placeres carnales jamás le darán la satisfacción que encuentra cada vez que asesina. Caótico, tormentoso, completamente destructivo, así es Zeke, el álter ego de Caliban.
Personalidad animal: Curiosamente cada uno de los animales en los que Caliban puede transformarse posee una personalidad propia, o mejor dicho, representa una de sus varias facetas. El gato esfinge representa su lado más inofensivo, el temeroso. Es probable que cuando se encuentre transformado en gato se de a querer porque es cariñoso y busca la compañía de los humanos, este es probablemente el animal que más se asemeja a Caliban, “El Condenado”. La pantera negra es su transformación más peligrosa porque es sin duda el reflejo mismo de la maldad que habita en él; basta ver al animal para darse cuenta de que la negrura es incluso una metáfora que representa toda esa insanidad que lo habita. Cuando esté transformado en pantera lo único que habrá de realizar será mal a los demás, es probable que ataque a todo aquel que se le cruce por enfrente, realmente se convierte en una amenaza, exactamente igual que cuando su personalidad llamada “Zeke” sale a la luz. Y por último, el león blanco. Este animal vendría siendo la contraparte de la pantera negra, la representación de la bondad que aún existe en el Cambiaformas. Cuando esté transformado en león será para fungir el papel de protector y no para dañar a los demás, por lo tanto, cuando se le vea en esta forma no habrá motivo para temer.
«Soy así, soy todos y ninguno».
Hafsah Queb –el cual es su verdadero nombre- nació hace cincuenta y dos años en Tebas, Egipto y fue el menor de dos hermanos; su hermana Neith le llevaba ventaja con tres años. Su padre, el señor Tiakken Queb, era, en ese entonces, un reconocido embalsamador de la ciudad, es por ello que Hafsah aprendió el arte del embalsamamiento desde muy temprana edad y el recuerdo del fuerte olor del formol, las resinas y diferentes bálsamos, se quedaron impregnados en su memoria. Pero sólo el material con el que trabajaban fue lo que se quedó para siempre grabado en la perturbada mente de Hafsab, hubo cosas peores que por más que quisiera olvidar, permanecerían.
El señor Tiakken, lamentablemente, jamás fue un padre ejemplar o digno de ser respetado, toda su vida fue el principal proveedor de los maltratos físicos y psicológicos que recibió toda su vida su señora esposa, Tahutia Queb. El hombre, exigente por naturaleza, siempre alegó que Tahutia nunca fue lo suficientemente mujer para él, esa fue la principal razón –o excusa- que Tiakken uso a la hora de buscarse todas las amantes que pudo conseguir. La infidelidad no fue el único defecto que el hombre tuvo, también lo fue el abuso de bebidas embriagantes, cada noche llegaba hinchado en alcohol y saciaba toda su frustración en su mujer, golpeándola, rebajándola, humillándola. Sus hijos Neith y Hafsah lo escuchaban todo, lo veían todo y poco a poco fue gestándose en sus cuerpos el más grande resentimiento por su propio progenitor, sobretodo cuando al hombre no le bastó arremeter en contra de su cónyuge y empezó a maltratarlos también a ellos, especialmente a Neith. Lo que no sabía nadie era el especial interés que Tiakken tenía en su ya crecida hija de catorce años, en ese entonces la jovencita ya se había desarrollado lo suficiente, convirtiéndose en una muchachita atractiva de curvas pronunciadas. El hombre sentía atracción sexual por su propia hija y no tardaría en saciar sus más bajas pasiones en ella.
Tiakken Queb violó a su propia hija, por primera vez, una noche de crudo invierno; los gritos y la súplicas de la niña no lo hicieron cambiar de opinión. Hafsah lo vio todo, no se movió cuando su hermana le suplicó que le ayudara, fue incapaz de enfrentar a su propio padre, le tenía demasiado miedo, era demasiado cobarde. Frente a sus horrorizados ojos el padre abusó sexualmente de la muchachita hasta que se cansó y cayó exhausto a su lado. Neith lloró lágrimas amargas, durante días sufrió de una hemorragia vaginal que denotaba su virginidad perdida en ese acto tan bestial de la que había sido víctima. La muchacha quiso molestarse de por vida con su hermano menor por haberle ayudado, pero le fue imposible, su lazo era demasiado fuerte como para romperlo, en lugar de eso decidió refugiarse en sus brazos donde encontró un poco de paz.
Las cosas no mejoraron con el pasar de los años, la señora Tahutia finalmente murió a manos de su esposo y agresor, una vez más sus hijos fueron testigos del cruel deceso de su propia madre. Tiakken se encargó de amenazarlos, les advirtió que si lo delataban a las autoridades ellos serían los siguientes y haciendo uso de sus dotes como embalsamador, escondió el cuerpo en un sitio ultra secreto para nunca más ser encontrado.
Tiakken, temeroso de ser delatado por ellos, encerró a sus dos hijos y así se aseguró de nunca ir a la cárcel. Los muchachos no volvieron a recorrer las calles de Tebas durante varios años. Los abusos en contra de Neith continuaron, quién resignada a la situación ya ni siquiera se defendía y cada vez que el sucio hombre la tomaba a la fuerza, se limitaba a soportar sus toscas manos recorriendo su cuerpo de manera libidinosa. Para ese entonces muchas cosas habían cambiado, Neith había albergado en su ser un odio tan grande por su padre y un amor igual de importante por su hermano. Neith había roto las normas de la sociedad al enamorarse de su propio hermano y lo había hecho por el simple hecho de que él era lo único que tenía y en el que podía confiar, la única persona en la que confiaba, con la que convivía diariamente, su único apoyo, sangre de su sangre. Hafsah sentía lo mismo por ella, pero ninguno de los dos lo confesó jamás, ambos se limitaban a abrazarse en medio de la oscuridad de esas cuatro paredes en las que vivían, como dos presos, alentándose el uno al otro. Hasta que un día, Neith le contó su plan. La muchacha le hizo saber a su hermano lo que tenían que hacer a continuación si querían ser libres y pretender rehacer su vida: tenían que matar a su padre. Hafsah se horrorizó, pero en el fondo supo que era la única solución.
Una mañana, Hafsah despertó sobresaltado y con la respiración agitada y el rostro deformado por el horror, se dio cuenta de la cantidad de sangre que tenía en las manos, pecho y el resto de su cuerpo. El muchacho no entendió nada hasta que fue consciente de que su padre yacía a su lado, muerto, completamente desmembrado, con una gran abertura en el cuerpo que abarcaba desde el cuello hasta la ingle. Esa fue la primera vez en la que Hafsah se dio cuenta de que algo andaba mal con él. No podía ser posible que él hubiese atacado a su propio padre sin darse cuenta, no podía creer en las palabras de su hermana, quién le aseguraba que así había sido. Para ese entonces, Neith ya era consciente de lo que estaba ocurriéndole a su hermano, de esos cambios bruscos de humor y personalidad de los que era víctima el muchacho, pero lejos de atemorizarle, a la muchacha le gustaba, se sentía atraída por esa maldad que repentinamente poseía a su hermano, por esa otra personalidad a la que ella misma bautizó como “Zeke”. Neith jamás contó nada a su hermano sobre lo que estaba pasándole, temía que al ser él un muchacho tan débil, no pudiera sobrellevar su padecimiento; prefería seguir siendo su mediadora entre esas dos personalidades, cada una tan encantadora como la anterior.
Luego de la muerte del padre, los dos hermanos fueron finalmente libres de hacer todo lo que quisieran sin el temor de ser azotados o reprimidos por nadie. Pero la maldad de Neith no paró allí, había gozado tanto la muerte de su padre que deseaba volver a experimentarlo. Haciendo uso de sus encantos supo como maniobrar a su hermano a su antojo, forjó un aparentemente equilibrio entre “Caliban” y “Zeke”, nombres que ella le dio, para después cambiarse el suyo a “Lenore”, todo en señal del inicio de su nueva vida.
Fue así como Caliban empezó a sentirse cada vez más atemorizado por las cosas extrañas que estaban sucediéndole, cosas que no pudo jamás comprender, como el hecho de siguieran apareciendo más marcas en su piel, signos que no comprendía y que su hermana, mediante engaños, se encargó de justificar. Poco a poco la hábil muchacha hizo lo que quiso de Caliban, lo manipuló una y otra vez con maestría hasta lograr cada uno de sus objetivos, se volvió fría y calculadora, se olvidó de todo sentido común, se volvió una sádica pese a que ella jamás fue la que realizó ningún crimen, le excitaba aún más ver a Zeke hacerlo por ella y después se revolcaba con él para “festejar” la victoria. Caliban jamás fue consciente de ello, de absolutamente nada, a Neith había empezado a provocarle pereza la personalidad tan dócil de su hermano, por eso prefería a Zeke, su mortífero guerrero insaciable.
Hasta que un día las cosas se le salieron de las manos.
Neith murió a manos de ese al que tanto amaba, de Zeke, quién colérico y presa de rabia no pudo controlarse y bajo su forma animal (la pantera) decidió acabar con su vida. Cuando Zeke se fue y Caliban regresó, no pudo creer lo que había ocurrido, creyó que se había quedado dormido y que mientras lo hacía alguien había entrado y había atacado a su hermana. Le lloró a Neith sin imaginar que había sido él mismo quien le había arrebatado la vida, le confesó su amor como nunca antes se había atrevido a hacer y besó sus labios por primera y última vez. Fue él mismo quien se encargó de preparar su cuerpo para darle cristiana sepultura, pero cuando la tuvo tendida sobre la plancha para embalsamar su cuerpo, se dio cuenta de que era incapaz de separarse de ella. Besó sus rígidos labios una vez más y tocó todo su cuerpo, una y otra vez, experimentando un placer que nunca antes había sentido.
Fue así como, de manera inesperada, dio inicio su práctica necrófila. Fue así como murió la única persona capaz de desatar y controlar a sus dos personalidades, la única que conocía lo que le estaba ocurriendo.
Y los asesinatos no cesaron…
► Tiene un gato esfinge al que llamó "Tebas" en remembranza a sus orígenes y al cual trata como si fuese una persona.
► Altamente fetichista.
► Poco le importa el dinero o las comodidades que este provee, vive en una casa normal sin lujos y con cosas que son apenas necesarias.
► Ama el dolor, propio y ajeno.
► Odia la ropa conservadora de la época, su mente revolucionaria le permite la creación de sus propias vestimentas (Lenore era quien las confeccionaba para ambos en el pasado).
► Así era como lucía Caliban antes de su transformación.
► Caliban es necrófilo, no siente atracción sexual hacia las personas vivas.
► Lenore tenía/tiene tatuado el 60% de su cuerpo, mientras que Caliban abarca un 90%.
► El mismo Caliban desconoce el significado de todos los signos que permanecen tatuados en su piel, el único que puede descifrar tal enigma y es Zeke, su otra personalidad.
► La verdad es que cada tatuaje en su piel representa una muerte, alguien a quien él mismo ha arrebatado la vida.
► Dato importante: Zeke no tiene consciencia de la existencia de Caliban, y viceversa.
► Caliban heredó su condición de cambiaformas de su difunta madre.
► Nadie lo sabe, pero aún conserva el cuerpo de su hermana completamente embalsamada, oculta, por eso ella no ha podido descansar en paz y frecuentemente se le aparece como un ente fantasmal.
Última edición por Caliban el Miér Jul 18, 2012 10:40 pm, editado 7 veces
Caliban/Lenore- Condenado/Cambiante/Clase Media
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