Dónde tan solita?[Corinne]

por Invitado Lun Nov 28, 2011 5:00 pm

Tururururu… La noche llego y con ella ¡Las mujeres más hermosas! – Grito a todo pulmón cuando caminaba paso a paso coquetamente y mirando a las damitas, les quería ver todo, ¡Huy! Esas pieles cubiertas por manteles y cortinas debían ser exterminadas, carismático y dando lujo de su masculinidad y alegría le hablaba a cada dama que se le acercaba. - ¡Que daría yo por esos besos, chiquita! – le grito a más de una, pero siempre recibía correteadas, miradas de los amantes o coqueteos de viejas arpías que parecían malditas pasas deshidratadas.

¡Popotitos! –pensó en Fernand tratándose de comunicar con ese hilo telepático que les unía, pero nada, por aquí, nada por allá, el flacucho brujo seguro está limpiando una mancha en la alfombra egipcia, se burlaba de él cuanto podía, y el vampiro siempre salía, sentía la noche y ¡Fuuu!... fuera, nadie le veía en toda la santa noche pues trovador descarado parecía conquistando y coqueteando con mujeres, casadas, solteras y hasta viudas pero jamás con ancianas o las madres de estas porque ahí sí, quedaba en vergüenza y se le bajan sus ganas.

Finalmente mientras tarareaba una canción fijo su vista a través del cristal de uno de esos “Elegantes cafés donde él apenas encajaba” pues más de uno le consideraba vulgar al pobre León pero -¡DIOS!... te debo la vida, de verdad… - vislumbro una cabellera rubia, esos ojos achocolatados, pero ese olor… ¿Lobita? – Lobita de mis ojitos ven con papi – murmuro y entro como si nada. - ¿Por qué tan solita Madame? – Como un desquiciado le tomo las manos aunque ella le mirara como lo hacía – Yo que deseo hacerle compañía ha alegrado mi alma a través de la ventana y a misa quiero llevarla para coquetearnos de lejos mientras fingimos rezar… - todos se le quedaron mirando pero ¡Ah le valía!.... – Que ojos tan bonitos y poco a poquito me están queriendo Qué no? – le sonrío y se sentó y más de un mesero pregunto a ella si conocía a León.

por **Corinne Blanchard** Mar Nov 29, 2011 12:46 am

Cerré el libro que tenía entre mis manos colocándolo sobre la mesita y sin más salí hasta el jardín. Era una noche hermosa, el cielo iluminado por la luna rodeado de estrellas. ¿Qué hacía yo en casa?.- Me voy de paseo – pensé. En cosa de solo unos cuantos minutos el carruaje emprendía camino. La noche prometía ser divertida y eso aumentaba mi deseo de llegar cuanto antes al centro de mi bello París. No me venía mal estar rodeada por la multitud de sus calles, de sus plazas y ¿Por qué no? Entrar a uno de esos elegantes lugares a tomar uno de esos exquisitos cafés que tanto deleitaba mi paladar y embriagaba mis sentidos.

La gente parecía muy animada, los artistas callejeros haciendo lo suyo, parejas paseando, jóvenes coqueteando con cuanta mujer pasaba a su lado o frente a ellos, niños corriendo por la plaza, adolescentes paseando sus mascotas. Después de caminar por largo rato me había quedado ida bastante tiempo con uno de esos artistas callejeros que astutamente hacía hasta lo inimaginable con tal de hacer reír a todo el que tenía puesta la vista en él. Me moví de ahí cuando sentí que el estomago me dolía de tanto reírme y sentí que ya no soportaría más la tortura de mi propia risa.

Ahora me venía bien algo más tranquilo. Entre a ese local lujoso donde preparaban el mejor café de París. Tome asiento y en una mesa a un lado de la ventana. El camarero se había acercado a mí e inmediatamente solo le había ordenado lo de siempre.

Miraba a través del cristal a una corta distancia a un chico que parecía divertirse con cuanta mujer pasaba cerca de él. Sus acciones me causaron gracia y él parecía feliz con su diversión. Perdí mi atención en él cuando el camarero se acerco a la mesa y colocaba la taza de café frente a mí y me hacía un poco de platica para después retirarse. Llevaba la taza a la boca para dar el primer sorbo de café cuando una voz masculina se dirigía a mí. Deja la taza sobre la mesa y levante la vista, curiosidades del destino era nada más y nada menos que aquel joven al que observaba momento atrás a través del cristal. Un hombre tan adulador como igualado pero muy divertido – lo esperaba – dije divertida observando cómo mantenía mis manos entre las suyas - no sé si mis ojos lo estén queriendo pero es probable que a ellos su presencia les resulte agradable – dije con una sonrisa deshaciéndome de sus manos con sutileza – con que quiere coquetearme desde lejos – asegure – usted elige – fije mi vista hacia el frente – allá hay una mesa disponible y está un poco lejos de esta – le comente con cierto tono travieso en mi voz cuando tomaba asiento haciéndome compañía en la mesa . Hice una seña al mesero indicándole con ella que estaba bien la compañía del joven - ¿entonces que prefiere acompañarme u observarme desde lejos?...- una enorme sonrisa dibujaba mi rostro mientras esperaba su respuesta.

por Invitado Lun Dic 12, 2011 8:12 pm

“Yo sé que vas a quererme”, casa, viuda, solterita, solita, de amante esta noche no se ¡salvaba! Así que el vampiro sin más jugo con uno de esos rulos rubios al escucharle, casi pavoneándose – tan solita y hermosa, que mi compañía le servirá esta noche, yo le cuidare de todos los pervertidos - sí, claro cómo no, si el pervertido era él, si quien deseaba ver esa anatomía de pies a cabeza era él, la tomo de la mano y le llevo a “Ese lugar privado”, no mal pensados, solo fueron a algo más alejado, para poder charlar, si no fuera lobita la mordería sin recato y le haría sentir lo mejor del sexo, pero morderla era igual a la muerte, se quedó pensando sacando análisis detallados, nah, que va, no era inteligente, bueno quizá solo un poco.

Pero si las mujeres eran como la muerte, hay que destino, hay que martirio, casi se pone a llorar, pero se aguantó como los machos, la sangre femenina era la más rica y ella era una de esas mujercitas que le gustaban ¡Maldito quien la hizo lobita! – Yo elegiría algo mejor, una mordidita pero no – sonrió y le tomo las manos besándolas – es usted hermosa- inclino la cabeza como si sollozara por lo bajo, eso dolía, quizá, si algo de sexo?, pasión?, algo un toqueteo o algo parecido, una metida de mano por donde no, claro su rostro no dejaba ver las perversiones que traía en mente, solo dedico una sonrisa a la joven damita – León, ese es mi nombre, pero solo de nombre – se le quedo viendo tan atento que casi se perdió en esos orbes – dígame, ¿Por qué tan solita?, usted tan bonita, que le parece si pasamos al siguiente nivel? – le alzo las cejas coquetamente, ¡Hay León!, también que ibas, y seguramente una cachetada recibiría.

por **Corinne Blanchard** Jue Dic 29, 2011 11:51 pm

Estuve a punto de dejar estallar una carcajada ante las ocurrencias de mi apuesto acompañante, me hablaba de cuidarme de los pervertidos cuando él mismo podría ser uno de los tantos pervertidos que deambulan por las calles parisinas, si que era alguien divertido más que peligroso. Alguien con quien podía lidiar toda la noche si era necesario. Solo sonreí y decidí esperar a ver que otra ocurrencia pasaba por su mente y expresaba a través de las palabras.

Me sorprendí cuando milagrosamente no fueron palabras lo que escuche sino que me tomaba de la mano y sin más me llevaba hacía aquella mesa solitaria en un lugar un poco apartado, en un lugar que brindaba una privacidad casi absoluta. - Ahora que lo pienso tiene razón esta noche su compañía me servirá - dije socarrona y sonriente cuando tomaba asiento frente a él.

Lo observaba mientas mis sentidos se agudizaban. Ja!!! anda muérdeme apuesto chupasangre, anda juega con tu inmortalidad pensaba al percibir ese aroma tan peculiar que poseían los vampiros solo que esta noche ese aroma le resultaba agradable casi tan agradable como cuando Fenrir estaba a su lado - ¿Y porque no me muerde? - pregunto con la risa contenida y divertida porque lo creí lo suficientemente inteligente para no dejarse llevar por los encantos de una bella dama. - Es usted un adulador....¿se lo habían dicho antes?....imagino que si....imagino que en su vida ha habido y hay muchas mujeres y más de dos se lo habrán dicho - continuaba divertida ansiosa por saber como respondería a mi comentario.

Clavo su mirada sobre la mesa como si me ocultara algo, quizás era temor a que sus ojos reflejarán sus intensiones o deseos, que importaba si yo estaba divertida con la situación - León, un placer - respondí encontrándome con su mirada - Soy Corinne - me presente con total amabilidad hasta que escuche su..... ¿propuesta?...si no me pareciera alguien extremadamente agradable y encantador le hubiera propinado tremenda bofetada pero su comentario me causo tanta gracia que de inmediato pensé en algo. Alce la mirada el lugar contaba con un segundo piso así que ahí iba la mía - si le parece mejor....parece que allá habrá más privacidad - le dije señalando hacia la planta alta - vayamos al siguiente nivel - me levante de la mesa lo tome de la mano y me encamine casi corriendo jalándolo conmigo hasta allá - Y bien, ya estamos en el siguiente nivel...¿ahora que?

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