AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
E' finita Vera
2 participantes
Página 1 de 1.
E' finita Vera
El telón se corrió, ocultando a la vista de los espectadores, el escenario, donde los actores se tomaban de las manos y formaban una fila para agradecer a la audiencia. Los aplausos no cesaban y el vitoreo de la gente acrecentaba su potencia con el tiempo. Muchos habían criticado la obra como “una puesta en escena sublime” o “la mejor obra desde Shakespeare”. Luella no estaba tan segura de que Vera fuese la obra teatral mejor hecha; Oscar Wilde era muy bueno y bastante reconocido en Londres, por lo que sabía, sin embargo, nada se comparaba con representar a Desdémona, la alma inocente de Otelo. Los actores y el tramoyista esperaron a que la gente calmara sus ansias un poco para, después, correr nuevamente el telón y mostrar a los agradecidos actores, quienes, en una especie de coreografía, bajaron las cabezas agradeciendo la presencia de todos en el teatro.
Luella había representado el papel de Vera con una sutileza casi maestra, lo cual le daba buenas críticas para seguir subiendo los peldaños de la fama. Ella muchas veces pensaba “si mi padre me hubiera visto, estaría orgulloso” y unas cuantas lágrimas brotaban de sus ojos en honor a él. Pero esa noche se había prometido no llorar, estaba frente a muchas personas que notarían esas gotas salinas en su rostro y muchos sacarían conjeturas antes de tiempo. Sonrió mirando a hombres y mujeres de distintas clases sociales. Todos eran parte de ella ahora.
Cuando todo el mundo salió de la sala, el telón se volvió a cerrar para dar fin a la presentación de ese día.
Luella bajó las escaleras del escenario y se dirigió casi sin platicar con nadie, a su camerino. La madera del suelo crujía a su paso y los zapatos daban un sonido hueco. “Estuviste excelente” dijo el actor que había interpretado a Dimitri, el hermano de Vera, tomándola del brazo y esbozando una sonrisa pulcra. Ella respondió a aquél gesto con un simple “Gracias” y una sonrisa tenue.
Otra actriz pasó a su lado impregnando el aire con un perfume exquisito, una combinación de pachouli, bergamota, lima y canela. Luella aspiró disimuladamente.
Toda la gente con la que trabajaba llegaba a obtener regalos de algunos espectadores. Una de sus compañeras recibía joyas cada presentación; otra tenía su camerino lleno de flores. Luella, muy de vez en cuando, obtenía un frasco de perfume o polvo de arroz, el cual siempre le servía para las presentaciones. Una vez obtuvo de un acaudalado, un vestido de seda azul, pero ella prefirió no recibirlo porque era demasiado.
La puerta de madera que daba a su camerino, se abrió. Ella no tardó mucho en quitarse el traje de Vera y ponerse su ropa habitual para salir a las calles parisinas y partir directamente a su casa. Ya con su bolsa en mano y el sombrerito color menta en su cabeza, se dispuso a salir del teatro.
Las calles estaban frías y la gente se aglomeraba en la entrada para recibir a los actores y al director para invitarles tal vez un trago o una cena modesta. Luella se despidió de varios y se entretuvo platicando con otros tantos. Cambiaba de persona en persona y nunca se aprendía bien sus nombres. Conversaba de la obra, de sus planes y de otras tantas cosas.
Luella había representado el papel de Vera con una sutileza casi maestra, lo cual le daba buenas críticas para seguir subiendo los peldaños de la fama. Ella muchas veces pensaba “si mi padre me hubiera visto, estaría orgulloso” y unas cuantas lágrimas brotaban de sus ojos en honor a él. Pero esa noche se había prometido no llorar, estaba frente a muchas personas que notarían esas gotas salinas en su rostro y muchos sacarían conjeturas antes de tiempo. Sonrió mirando a hombres y mujeres de distintas clases sociales. Todos eran parte de ella ahora.
Cuando todo el mundo salió de la sala, el telón se volvió a cerrar para dar fin a la presentación de ese día.
Luella bajó las escaleras del escenario y se dirigió casi sin platicar con nadie, a su camerino. La madera del suelo crujía a su paso y los zapatos daban un sonido hueco. “Estuviste excelente” dijo el actor que había interpretado a Dimitri, el hermano de Vera, tomándola del brazo y esbozando una sonrisa pulcra. Ella respondió a aquél gesto con un simple “Gracias” y una sonrisa tenue.
Otra actriz pasó a su lado impregnando el aire con un perfume exquisito, una combinación de pachouli, bergamota, lima y canela. Luella aspiró disimuladamente.
Toda la gente con la que trabajaba llegaba a obtener regalos de algunos espectadores. Una de sus compañeras recibía joyas cada presentación; otra tenía su camerino lleno de flores. Luella, muy de vez en cuando, obtenía un frasco de perfume o polvo de arroz, el cual siempre le servía para las presentaciones. Una vez obtuvo de un acaudalado, un vestido de seda azul, pero ella prefirió no recibirlo porque era demasiado.
La puerta de madera que daba a su camerino, se abrió. Ella no tardó mucho en quitarse el traje de Vera y ponerse su ropa habitual para salir a las calles parisinas y partir directamente a su casa. Ya con su bolsa en mano y el sombrerito color menta en su cabeza, se dispuso a salir del teatro.
Las calles estaban frías y la gente se aglomeraba en la entrada para recibir a los actores y al director para invitarles tal vez un trago o una cena modesta. Luella se despidió de varios y se entretuvo platicando con otros tantos. Cambiaba de persona en persona y nunca se aprendía bien sus nombres. Conversaba de la obra, de sus planes y de otras tantas cosas.
Luella Warran Miller- Cazador Clase Media
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 04/12/2011
Re: E' finita Vera
La vida de un cazador solía de ser de todo menos rutinaria, es cierto que se basaba en hacer lo mismo una y otra vez, pero normalmente las cacerías nunca salían según lo previsto, siempre ocurrían, eventos, que torcían los planes. Evidentemente, Eden Nasri, no era ajeno a estos contratiempos, y si bien es cierto que con los años había desarrollado un método de análisis del entorno que facilitaba mucho los trabajos más laboriosos, muchas veces los planes se truncaban. En la memoria del cazador siempre quedará grabada aquella vez en la que casi muere en el teatro de Lyon....
3 años atrás, teatro Raymond Claire de Lyon.
--------------------------------------------------------------------------------------------------
Todo estaba preparado, tan sólo faltaban los actores principales. Eden había estado frecuentando el bello teatro de la ciudad de Lyon durante las dos últimas semanas, hábito que muchos podían considerar cómo resultado una pasión exacerbada por el bello arte de la interpretación, pero que en este caso dependía más de motivos laborales. El cazador tenía un objetivo claro entre ceja y ceja, Sophia Von Vassel, actriz principal de la obra, la cual representaba a la diosa griega de la belleza y del amor, Venus. Más allá del contenido de la obra, el cual el cazador se sabía a estas alturas de memoria tras visionar la representación una y otra vez, lo que despertaba el interés de Eden era la condición de vampiresa de la bella actriz. Su cabello color carmesí, su voluptuoso cuerpo y sus carnosos labios habían revolucionado el mundo del teatro, atrayendo a espectadores de una índole diferente a la habitual. La vampiresa representaba su obra, y tras terminarla, se llevaba a dos o tres de esos "amantes del arte", y los dejaba secos, a la par que los asesinaba. Por ello, el cazador había decidido terminar con su existencia, y en pos de ese objetivo, había estado estudiando sus movimientos sobre el escenario para determinar el momento oportuno en el que debía actuar.
Finalmente, y tras mucha reflexión y preparación previa-aprovechando los momentos en los que el teatro estaba desierto-el cazador terminó de trazar su plan. La intención de Eden era sustituir a uno de los figurantes de la representación, en concreto a uno que hacía de árbol. Quizás, por orgullo personal, el cazador hubiera preferido sustituir a un personaje de más enjundia, pero Eden era consciente de que su talento era más parco que notable, por lo que para no despertar sospechas y por el disfraz, el árbol era la mejor opción. Después, aprovechando un momento de la obra en la que la vampiresa debía abrazarse con uno de los actores, el cazador aprovecharía el momento para simular un tropiezo y rasgar el tendón de uno de los pies de la chupasangre. El daño no sería permanente, pero al menos si sería el suficiente como para aprovechar la ventaja y rebanarla el cuello.
Evidentemente en su mente había quedado muy bonito, pero luego había que ponerlo en práctica, y ahí surgieron los problemas. El momento de la obra llegó y cuando el cazador quiso tropezarse, la vampiresa lo estaba mirando fijamente, con la cabeza del que había sido su compañero hasta ese momento entre sus manos. La gente comenzó a gritar y a huir despavorida, todos claro está menos el "árbol" Eden, que apreciaba en los ojos verdes de la vampiresa que su muerte no estaba muy lejana. El cazador quiso reaccionar pero fue demasiado tarde, la vampiresa lo derribó con un golpe en el estómago y le pisó la cabeza contra el suelo, ejerciendo una presión que hacía gritar de dolor al humano.
-Valiente botarate, habían intentado cazarme muchas veces pero sin duda esta es la más original a la par que estúpida que he sufrido-Profirió la vampiresa.
-Bueno, que puedo decir-Intentó responder el cazador, dificultado por el dolor del intenso pistón-. Me gusta ser creativo.
La vampiresa soltó una carcajada y levantó en el aire a Eden para despues empujarlo contra el atrezo del escenario.
-Eres gracioso, va a ser una pena asesinarte, bueno miento, sin duda no lo va a ser-Dijo la vampiresa.
Eden quería moverse, pero entre la fuerza de su interlocutora y que estaba impedido por el dichoso traje, le resultaba imposible. La inmortal se acercaba poco a poco a su cuello y el cazador no sabía que hacer hasta que notó un objeto punzante a su espalda. Por la posición calculó que si lo atravesaba no tocaría su corazón, no así el de la chupasangre, que de rebote se llevaría el daño. El humano tenía pocas opciones más, y sin duda mucho menos tiempo para pensar, por lo que en el momento en el que la vampiresa clavó sus colmillos en el cuello del mortal, el cazador dio un paso atrás y la fuerza de la vampiresa los empujó a ambos hacía adelante, provocando que un trozo de madera los atravesara a los dos. La estampa era cuando menos curiosa, Eden, medio muerto, perforado por la parte central de su viente con una vampiresa frente a él empalada por el corazón. Poco después Eden fue rescatado por dos trabajadores del teatro y tratado en el hospital de Lyon. El fénix estuvo a punto de morir, pero una vez más salió adelante.
------------------------------------------------------------------------------------------------
Por ello cuando el cazador decidió ir al teatro de París, no había podido retrotraerse a aquella vez en la que casi muere disfrazado de árbol. Pese a lo angustioso de aquel momento, en el rostro de Eden se dibujó una sonrisa ya que sin duda, morir de árbol habría sido cuando menos curioso. Ataviado con sus mejores galas, las cuales eran unas elegantes ropas de lino color marfil que estaban algo desgastadas, pero que seguían teniendo algo de valor. El cazador se sentó en su localidad abriendo los botones de su chaqueta para estar más cómodo. Evidentemente aquella noche no llevaba armas encima, bueno, salvo los habituales cuchillos pequeños que se distribuían por el interior de su traje, el resto estaban descansando en la habitación de su hotel ya que esa noche era para descansar de las cacerías. La obra no había estado mal del todo, en global a Eden no le había disgustado, sin embargo no había podido dejar de mirar en concreto a una de las actrices. El cazador no sabía si era su preciosa melena, su intensa mirada, su genial interpretación o todo en conjunto, pero se había quedado maravillado con su representación. Hacía años que no se consternaba tanto con la visión de una mujer, normalmente no tenía tiempo para conocerlas, sin embargo, algo de había removido dentro de él con su maravillosa representación. El cazador esperó a que terminara la obra, y una vez pisó las frías calles de París, decidió esperar fuera como tantos otros a que la bella mujer saliera. Realmente no se le daba bien acercarse a la gente para este tipo de asuntos, Eden tenía más experiencia en recopilar información que en mostrar su interés por una damisela. Finalmente la actriz salió, y el corazón del cazador se aceleró de tal manera que hacía parecer el hecho de cazar vampiros un juego de niños. La respiración de Eden comenzó a perder su ritmo, no sabía que decir ni cómo iba a actuar cuando la tuviera en frente. Tarde, porque ya estaba frente a él. El cazador la miró fijamente y se perdió en la inmensidad de sus ojos, sin embargo sabía que tenía que decir algo, y soltó lo primero que se le pasó por la cabeza.
-No habría estado mal estar en el escenario en esta ocasión, aunque hubiera sido como árbol....-Soltó el cazador.
Eden se quedó paralizado, su elocuencia y desparpajos habituales se habían esfumado dejando paso a su estupidez más inherente. No recordaba haber estado más nervioso nunca, y a sus 36 años, eso era bastante grave. La chica pasaría al siguiente admirador y lo olvidaría para siempre, y por primera vez en muchos años, el cazador no quería que fuera así...
3 años atrás, teatro Raymond Claire de Lyon.
--------------------------------------------------------------------------------------------------
Todo estaba preparado, tan sólo faltaban los actores principales. Eden había estado frecuentando el bello teatro de la ciudad de Lyon durante las dos últimas semanas, hábito que muchos podían considerar cómo resultado una pasión exacerbada por el bello arte de la interpretación, pero que en este caso dependía más de motivos laborales. El cazador tenía un objetivo claro entre ceja y ceja, Sophia Von Vassel, actriz principal de la obra, la cual representaba a la diosa griega de la belleza y del amor, Venus. Más allá del contenido de la obra, el cual el cazador se sabía a estas alturas de memoria tras visionar la representación una y otra vez, lo que despertaba el interés de Eden era la condición de vampiresa de la bella actriz. Su cabello color carmesí, su voluptuoso cuerpo y sus carnosos labios habían revolucionado el mundo del teatro, atrayendo a espectadores de una índole diferente a la habitual. La vampiresa representaba su obra, y tras terminarla, se llevaba a dos o tres de esos "amantes del arte", y los dejaba secos, a la par que los asesinaba. Por ello, el cazador había decidido terminar con su existencia, y en pos de ese objetivo, había estado estudiando sus movimientos sobre el escenario para determinar el momento oportuno en el que debía actuar.
Finalmente, y tras mucha reflexión y preparación previa-aprovechando los momentos en los que el teatro estaba desierto-el cazador terminó de trazar su plan. La intención de Eden era sustituir a uno de los figurantes de la representación, en concreto a uno que hacía de árbol. Quizás, por orgullo personal, el cazador hubiera preferido sustituir a un personaje de más enjundia, pero Eden era consciente de que su talento era más parco que notable, por lo que para no despertar sospechas y por el disfraz, el árbol era la mejor opción. Después, aprovechando un momento de la obra en la que la vampiresa debía abrazarse con uno de los actores, el cazador aprovecharía el momento para simular un tropiezo y rasgar el tendón de uno de los pies de la chupasangre. El daño no sería permanente, pero al menos si sería el suficiente como para aprovechar la ventaja y rebanarla el cuello.
Evidentemente en su mente había quedado muy bonito, pero luego había que ponerlo en práctica, y ahí surgieron los problemas. El momento de la obra llegó y cuando el cazador quiso tropezarse, la vampiresa lo estaba mirando fijamente, con la cabeza del que había sido su compañero hasta ese momento entre sus manos. La gente comenzó a gritar y a huir despavorida, todos claro está menos el "árbol" Eden, que apreciaba en los ojos verdes de la vampiresa que su muerte no estaba muy lejana. El cazador quiso reaccionar pero fue demasiado tarde, la vampiresa lo derribó con un golpe en el estómago y le pisó la cabeza contra el suelo, ejerciendo una presión que hacía gritar de dolor al humano.
-Valiente botarate, habían intentado cazarme muchas veces pero sin duda esta es la más original a la par que estúpida que he sufrido-Profirió la vampiresa.
-Bueno, que puedo decir-Intentó responder el cazador, dificultado por el dolor del intenso pistón-. Me gusta ser creativo.
La vampiresa soltó una carcajada y levantó en el aire a Eden para despues empujarlo contra el atrezo del escenario.
-Eres gracioso, va a ser una pena asesinarte, bueno miento, sin duda no lo va a ser-Dijo la vampiresa.
Eden quería moverse, pero entre la fuerza de su interlocutora y que estaba impedido por el dichoso traje, le resultaba imposible. La inmortal se acercaba poco a poco a su cuello y el cazador no sabía que hacer hasta que notó un objeto punzante a su espalda. Por la posición calculó que si lo atravesaba no tocaría su corazón, no así el de la chupasangre, que de rebote se llevaría el daño. El humano tenía pocas opciones más, y sin duda mucho menos tiempo para pensar, por lo que en el momento en el que la vampiresa clavó sus colmillos en el cuello del mortal, el cazador dio un paso atrás y la fuerza de la vampiresa los empujó a ambos hacía adelante, provocando que un trozo de madera los atravesara a los dos. La estampa era cuando menos curiosa, Eden, medio muerto, perforado por la parte central de su viente con una vampiresa frente a él empalada por el corazón. Poco después Eden fue rescatado por dos trabajadores del teatro y tratado en el hospital de Lyon. El fénix estuvo a punto de morir, pero una vez más salió adelante.
------------------------------------------------------------------------------------------------
Por ello cuando el cazador decidió ir al teatro de París, no había podido retrotraerse a aquella vez en la que casi muere disfrazado de árbol. Pese a lo angustioso de aquel momento, en el rostro de Eden se dibujó una sonrisa ya que sin duda, morir de árbol habría sido cuando menos curioso. Ataviado con sus mejores galas, las cuales eran unas elegantes ropas de lino color marfil que estaban algo desgastadas, pero que seguían teniendo algo de valor. El cazador se sentó en su localidad abriendo los botones de su chaqueta para estar más cómodo. Evidentemente aquella noche no llevaba armas encima, bueno, salvo los habituales cuchillos pequeños que se distribuían por el interior de su traje, el resto estaban descansando en la habitación de su hotel ya que esa noche era para descansar de las cacerías. La obra no había estado mal del todo, en global a Eden no le había disgustado, sin embargo no había podido dejar de mirar en concreto a una de las actrices. El cazador no sabía si era su preciosa melena, su intensa mirada, su genial interpretación o todo en conjunto, pero se había quedado maravillado con su representación. Hacía años que no se consternaba tanto con la visión de una mujer, normalmente no tenía tiempo para conocerlas, sin embargo, algo de había removido dentro de él con su maravillosa representación. El cazador esperó a que terminara la obra, y una vez pisó las frías calles de París, decidió esperar fuera como tantos otros a que la bella mujer saliera. Realmente no se le daba bien acercarse a la gente para este tipo de asuntos, Eden tenía más experiencia en recopilar información que en mostrar su interés por una damisela. Finalmente la actriz salió, y el corazón del cazador se aceleró de tal manera que hacía parecer el hecho de cazar vampiros un juego de niños. La respiración de Eden comenzó a perder su ritmo, no sabía que decir ni cómo iba a actuar cuando la tuviera en frente. Tarde, porque ya estaba frente a él. El cazador la miró fijamente y se perdió en la inmensidad de sus ojos, sin embargo sabía que tenía que decir algo, y soltó lo primero que se le pasó por la cabeza.
-No habría estado mal estar en el escenario en esta ocasión, aunque hubiera sido como árbol....-Soltó el cazador.
Eden se quedó paralizado, su elocuencia y desparpajos habituales se habían esfumado dejando paso a su estupidez más inherente. No recordaba haber estado más nervioso nunca, y a sus 36 años, eso era bastante grave. La chica pasaría al siguiente admirador y lo olvidaría para siempre, y por primera vez en muchos años, el cazador no quería que fuera así...
Eden Nasri- Cazador Clase Media
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 01/12/2011
Re: E' finita Vera
Luella poco a poco se iba aburriendo de los mismos tópicos de siempre. Amantes del teatro tendían a preguntarle qué tan difícil había sido interpretar a un personaje tan complejo como lo era Vera, a lo que ella contestaba con un simple “te dejas llevar, el personaje mismo toma tu cuerpo y entonces aparece la interpretación”, entonces con quien platicaba se quedaba pensando en aquella respuesta, pensando que la señorita Warran era, posiblemente, lo que en el futuro llamarían “actríz vivencial”; era en ese momento de reflección que se escabullía para escaparse, pero siempre eran intentos fallidos que acababan con otra persona hablando de lo mismo. Luella trataba de mostrarse lo más amable que podía, después de todo, el espectador, quien pagaba por verla, era quien cubría sus gastos diarios. Las bromas teatrales, la mayoría de las veces, la hacían reír y de hecho, las primeras veces que los escuchaba esa risa era sincera, ahora era para ocultar el tedio de la situación.
Miró hacia uno de sus costados y estaba una de sus compañeras en la misma, con varios críticos frente a ella tratando inútilmente de captar su atención.
En el ambiente del arte las cosas eran así, si algo salía bien, te lo reconocían y agobiaban hasta que les contaras el secreto que ocultaba la obra de arte de la cual uno es autor. Si es polémica, la crítica se vuelve más recia que si fuese una obra sobre la moral. Era por esas circunstancias que los artistas, de la índole que fueran, se encerraban en sí mismos y evitaban cualquier contacto con la gente. Sin embargo, Luella, que había escogido el camino de la dramaturgia, tenía que atenerse a aquello.
El barullo no la dejaba escuchar bien, las múltiples voces que sonaban aquí y allá a veces la distraían y entonces tenía que preguntar a su interlocutor que era lo que le había dicho anteriormente. Y la letanía empezaba de nuevo.
Posiblemente sería más fácil -o no tanto- y la haría mucho más felíz seguir con su empleo de cazadora, atendiendo a crímenes y buscando criaturas a las cual darles una tumba para descansar. Pero no todo era tan sencillo. Ser un cazador significaba vivir en el anonimato, oculto de la gente alrededor. Permanecer en la sombra de la cotidianeidad era pieza clave para que tanto vampiros como licántropos no notaran su presencia y fuese más fácil darles muerte. Eso tenía sus atractivos, pero muchas ocasiones Luella no tenía tiempo para aquello. Se la pasaba pegada a las ventanas de su alcoba con su diario en el escritorio y un tintero, esperando que por lo menos en la noche, algo extraordinario sucediera y entonces poder salir. Pero nunca nada sucedía. Nisiquiera había podido encontrar a quién hacía un par de años terminara con la vida de su padre, lo cual la frustraba de una manera alarmante.
Esa noche del teatro esperaba que algún vampiro se le ocurriera presentarse ahí, pero aunque miraba por todos lados, no notaba a ninguno, con su mortal palidez o sus extraordinarios ojos y presencia. No, era la misma gente que venía cada que se presentaba una nueva obra. Críticos, ensayistas, aspirantes a actores, directores, gente de alcurnia y unos tantos aficionados. Todos los que podían pagar por un asiento en el teatro.
Cuando la plática tornó al tema de si la obra le parecía buena o no, Luella decidió dar una opinión más corta y lanzar al aire una preguntar retórica. La gente entonces comenzó a preguntarse entre sí, lo cual le dio la perfecta oportunidad para escaparse. Dio media vuelta diciendo que “volvía en seguida” pero no dio muchos pasos cuando tuvo frente a ella a un hombre. Ciertamente no parecía un crítico, ya que muchos de ellos llevaban sus patillas largas y bigotes finos. Este estaba bastante pulcro a su modo de ver, afeitado y con un traje de lino que no parecía nuevo, sin embargo, sí costoso. Un espectador más, pensó ella y un poco de esperanza se asomó por sus ojos al no tener que dar respuestas rimbombantes otra vez. La afirmación que el hombre soltó de buenas a primeras la hizo reír, pero de la buena manera, no como burla, sino de forma divertida. Era, sin duda, uno de los abordajes más extraños que había tenido.
— Asumiré que ha estado usted en alguna obra de teatro como actor, de otra manera no encuentro un sentido para estar como árbol, señor.
Su sonrisa seguía reluciendo en su rostro. “Por fin alguien divertido con quién platicar”. Se quitó la pequeña bolsa de seda que hacía juego con su vestido color menta, y se la pasó al brazo izquierdo.
— Me parece que no tengo el honor de conocerlo, nunca lo había visto antes. Claro, tomando en cuenta que a la mayoría de los que están aquí los tengo por conocidos gracias a que pasan casi todo su tiempo en este lugar. — comentó mirando a sus espaldas a los críticos que seguían hablando.
Miró hacia uno de sus costados y estaba una de sus compañeras en la misma, con varios críticos frente a ella tratando inútilmente de captar su atención.
En el ambiente del arte las cosas eran así, si algo salía bien, te lo reconocían y agobiaban hasta que les contaras el secreto que ocultaba la obra de arte de la cual uno es autor. Si es polémica, la crítica se vuelve más recia que si fuese una obra sobre la moral. Era por esas circunstancias que los artistas, de la índole que fueran, se encerraban en sí mismos y evitaban cualquier contacto con la gente. Sin embargo, Luella, que había escogido el camino de la dramaturgia, tenía que atenerse a aquello.
El barullo no la dejaba escuchar bien, las múltiples voces que sonaban aquí y allá a veces la distraían y entonces tenía que preguntar a su interlocutor que era lo que le había dicho anteriormente. Y la letanía empezaba de nuevo.
Posiblemente sería más fácil -o no tanto- y la haría mucho más felíz seguir con su empleo de cazadora, atendiendo a crímenes y buscando criaturas a las cual darles una tumba para descansar. Pero no todo era tan sencillo. Ser un cazador significaba vivir en el anonimato, oculto de la gente alrededor. Permanecer en la sombra de la cotidianeidad era pieza clave para que tanto vampiros como licántropos no notaran su presencia y fuese más fácil darles muerte. Eso tenía sus atractivos, pero muchas ocasiones Luella no tenía tiempo para aquello. Se la pasaba pegada a las ventanas de su alcoba con su diario en el escritorio y un tintero, esperando que por lo menos en la noche, algo extraordinario sucediera y entonces poder salir. Pero nunca nada sucedía. Nisiquiera había podido encontrar a quién hacía un par de años terminara con la vida de su padre, lo cual la frustraba de una manera alarmante.
Esa noche del teatro esperaba que algún vampiro se le ocurriera presentarse ahí, pero aunque miraba por todos lados, no notaba a ninguno, con su mortal palidez o sus extraordinarios ojos y presencia. No, era la misma gente que venía cada que se presentaba una nueva obra. Críticos, ensayistas, aspirantes a actores, directores, gente de alcurnia y unos tantos aficionados. Todos los que podían pagar por un asiento en el teatro.
Cuando la plática tornó al tema de si la obra le parecía buena o no, Luella decidió dar una opinión más corta y lanzar al aire una preguntar retórica. La gente entonces comenzó a preguntarse entre sí, lo cual le dio la perfecta oportunidad para escaparse. Dio media vuelta diciendo que “volvía en seguida” pero no dio muchos pasos cuando tuvo frente a ella a un hombre. Ciertamente no parecía un crítico, ya que muchos de ellos llevaban sus patillas largas y bigotes finos. Este estaba bastante pulcro a su modo de ver, afeitado y con un traje de lino que no parecía nuevo, sin embargo, sí costoso. Un espectador más, pensó ella y un poco de esperanza se asomó por sus ojos al no tener que dar respuestas rimbombantes otra vez. La afirmación que el hombre soltó de buenas a primeras la hizo reír, pero de la buena manera, no como burla, sino de forma divertida. Era, sin duda, uno de los abordajes más extraños que había tenido.
— Asumiré que ha estado usted en alguna obra de teatro como actor, de otra manera no encuentro un sentido para estar como árbol, señor.
Su sonrisa seguía reluciendo en su rostro. “Por fin alguien divertido con quién platicar”. Se quitó la pequeña bolsa de seda que hacía juego con su vestido color menta, y se la pasó al brazo izquierdo.
— Me parece que no tengo el honor de conocerlo, nunca lo había visto antes. Claro, tomando en cuenta que a la mayoría de los que están aquí los tengo por conocidos gracias a que pasan casi todo su tiempo en este lugar. — comentó mirando a sus espaldas a los críticos que seguían hablando.
Luella Warran Miller- Cazador Clase Media
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 04/12/2011
Temas similares
» Ficha de Vera y Lenea Dashwood
» Vera Howland
» Veronique Vera|| ID
» Vera Fontaine.
» Tatiana & Vera Belova
» Vera Howland
» Veronique Vera|| ID
» Vera Fontaine.
» Tatiana & Vera Belova
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour