AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Megumi Amane {50%}
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Megumi Amane {50%}
MegumiAmane CORTESANA | 18 AÑOS | HUMANA | BAJA | BISEXUAL | DESCENDENCIA JAPONESA - NACIÓ EN PARÍS, FRANCIA | |
- MEGUMI
AMANE:
{#}D. Psicológica:
Suele gustarme el estar codeándome con gente de buen ver, a pesar de ser muy tímida. Soy una cortesana de ojos marrones desde que nací y he aprendido esa regla desde buen temprano, aquella regla que me dice que no debo relacionarme con gente la cual no es igual que yo, pero en cualquier caso, pretendo no ser muy confiada. Soy culta, enseño a los pequeños del orfanato en el que pasé toda mi vida. Mis virtudes son la paciencia y tiempo, inteligente. No me gusta la gente además de rara, un tanto arrogantes, orgullosas, esas personas que se creen los amos del universo con tan solo unas palabras, me pueden llegar a irritar aunque nunca se sabe cómo puedes llegar a reaccionar con ciertas personas aunque me gusta tener la verdad por delante y no creo que haya nada de malo en decir las cosas con sinceridad a la cara con una bella sonrisa...en algunos casos. Yo no suelo ser así de mentirosa. Me gustan las cosas claras, directas, sin rodeos, pero la verdad aquí nadie es así, al menos a los que me he encontrado durante el resto de mi vida.
Suelo decir las cosas al momento o lo que es más prudente, guardarlas, para luego sacarlas a flote con elegancia y un bonito potencial con varios gestos maliciosos. No suelo ser muy ociosa, ni muy caprichosa, algo que quiero y no puedo obtenerlo me quedo sin ello, así de simple, porque la verdad, no creo que se necesite algo material para la supervivencia, pero en cuanto se hablan de temas mayores, entonces sí que quiero eso con toda mi alma. Sí, me refiero en caso de que quisiera a alguien, aunque aún no he tenido ese problema así que no me preocupo por el momento. Soy madura, consciente del mundo en el que vivimos, pero muchas amistades nunca duran para siempre, suelo ser leal a cambio del mismo trato que yo pueda dar a otra persona, es decir si yo me molesto en brindar mi confianza en una persona, creo que sería justo que la otra también hiciera lo mismo, pero no podemos esperar muchas cosas de los desconocidos que pueden llegar a ser incluso un "mejor amigo" Coqueta, dulce, divertida, sensual. Ahora son como mis principales requisitos para el oficio el cual ejerzo, cuando sonrío no paro de ser feliz y confiada con quien me trate bien.
Se dice que el veneno de una serpiente te puede matar poco a poco. Yo siendo del mismo ambiente, siendo una muchacha que baila en la noche al amparo de las suaves sabanas de seda que en la noche aparecen dichosas ¿Quién sabe si puedo jugar al escondite sin que te des cuenta? De donde vengo, tienes que ser fuerte, dejar las lágrimas para aquel que de verdad las merezca y seguir mirando hacia adelante con la vista lejos del suelo. Suelo ser un poco tozuda a veces, de vez en cuando, por lo sola que me encuentro a veces suelo comportarme erróneamente sobre mis actos. Temo como todos, hacer el ridículo en frente de todos y me pongo nerviosa al cometer un incidente a causa de mi torpeza. Una cosa que envidio de la humanidad en la que vivo actualmente, es que nunca he conocido al amor al cien por cien, refiriéndome a una amistad o a algo más, lejos de la mentira, dado que es algo que valoro mucho en una persona. Ahora ¿Quién en este mundo no se conoce a sí mismo? Nadie.
Suelo decir las cosas al momento o lo que es más prudente, guardarlas, para luego sacarlas a flote con elegancia y un bonito potencial con varios gestos maliciosos. No suelo ser muy ociosa, ni muy caprichosa, algo que quiero y no puedo obtenerlo me quedo sin ello, así de simple, porque la verdad, no creo que se necesite algo material para la supervivencia, pero en cuanto se hablan de temas mayores, entonces sí que quiero eso con toda mi alma. Sí, me refiero en caso de que quisiera a alguien, aunque aún no he tenido ese problema así que no me preocupo por el momento. Soy madura, consciente del mundo en el que vivimos, pero muchas amistades nunca duran para siempre, suelo ser leal a cambio del mismo trato que yo pueda dar a otra persona, es decir si yo me molesto en brindar mi confianza en una persona, creo que sería justo que la otra también hiciera lo mismo, pero no podemos esperar muchas cosas de los desconocidos que pueden llegar a ser incluso un "mejor amigo" Coqueta, dulce, divertida, sensual. Ahora son como mis principales requisitos para el oficio el cual ejerzo, cuando sonrío no paro de ser feliz y confiada con quien me trate bien.
Se dice que el veneno de una serpiente te puede matar poco a poco. Yo siendo del mismo ambiente, siendo una muchacha que baila en la noche al amparo de las suaves sabanas de seda que en la noche aparecen dichosas ¿Quién sabe si puedo jugar al escondite sin que te des cuenta? De donde vengo, tienes que ser fuerte, dejar las lágrimas para aquel que de verdad las merezca y seguir mirando hacia adelante con la vista lejos del suelo. Suelo ser un poco tozuda a veces, de vez en cuando, por lo sola que me encuentro a veces suelo comportarme erróneamente sobre mis actos. Temo como todos, hacer el ridículo en frente de todos y me pongo nerviosa al cometer un incidente a causa de mi torpeza. Una cosa que envidio de la humanidad en la que vivo actualmente, es que nunca he conocido al amor al cien por cien, refiriéndome a una amistad o a algo más, lejos de la mentira, dado que es algo que valoro mucho en una persona. Ahora ¿Quién en este mundo no se conoce a sí mismo? Nadie.
{#}Historia:
Había una vez, en las lejanas tierras del sol naciente, existía una familia de los bajos fondos, pero que vivía feliz con lo poco que tenían para sobrevivir. Eran humildes y apenas desperdiciaban algún gesto ajeno. No eran agraciados con la suerte de tener una economía estable, no tenían oro ni joyas brillantes las cual poder relucir en noches de fiesta. Aunque eso carecía de importancia para ellos, pues, si se tenían el uno al otro, una sonrisa o algo que demostrara que la relación estaba unida, les era suficiente. No pasó mucho tiempo desde que los Amane recibieron la noticia de que la mujer de la casa, estaba embarazada y que por ello, su vida cambiaria para siempre. Serían padres de una hermosa niña, vivirían en paz y armonía y ningún mal cernía a la familia, pero no todo era como uno quería.
Estando de siete meses, la mujer de Amane, se paseaba por el hanamachi tranquilamente y, tal y como era su orientación, llego a perderse, se perdió caminando entre varios callejones por el cual llego al templo Hikawa. ¿Le habría llevado los pasos de su bebe al templo Hikawa? Pensó. Por lo que quedaba de día, se dispuso a rezar, hasta que los cielos se quedaron apagados con leves tonos anaranjados, violetas, siendo finalmente cubiertos por una extensa capa del cielo nocturno de la noche. Regreso, su marido anduvo preocupado, la abrazó y la abrazaba contra su pecho-He rezado...-Dijo con cierta monotonía en la voz. Sonrieron y al día siguiente, todo fue a peor. Cuando las luces se encendían por las calles, los niños disimulaban o eran acostados en sus camas, la mujer de los Amane, se fue pronto a dormir, estaba cansada del día, por curioso que fuese, no había hecho apenas ningún esfuerzo y a mediados de la media noche, comenzó a sentir ciertos movimientos inquietos en su vientre. Comenzó a sudar con gotas frías en su piel, a sentir escalofríos por su piel, haciendo que se estremeciese al instante y cayera de lado sobre el colchón de plumas en el que dormían. Las fuerzas parecían fallarle al instante, su marido andaba a su lado, la miraba preocupado sin saber qué hacer. Entonces supo que podría ser cosa del embarazo. Dejo a su esposa con una de las compañías vecinas y este recorrió todo Japón para poder encontrar a alguien que le ayudara. Finalmente, encontró a un medico curandero que era amigo de la familia desde hace dinastías. Este al explicar la situación, enseguida empaqueto todo lo que creía necesario y siguió al señor Amane hasta donde se encontraba su esposa que para entonces, para su sorpresa, una niña de tan solo siete meses, del tamaño de su brazo, descansaba sobre el pecho de su madre, siendo alimentada. Solo que había algo que a ambos les extraño. Ambas estaban vivas y coleando, la mujer de Amane observaba a su hija prematura, cálida y pequeña sobre su madre. No supo si sentir felicidad o miedo, pero ahora era un momento en el que el médico que había venido con él, tenía que examinarlas. Eran las dos en cuanto termino el examen en ambas. De algún modo, la hija nació con un vínculo que no la separaba de la madre, algo que normalmente no se veía. El médico le explico, que la niña, nació con tres números del revés en el cogote. Eso le extraño al señor Amane. No podría ser posible, ¿Cuándo había sido marcada entonces? Le pregunto a que marca se refería, el médico tembló de miedo al pensar en aquella cifra triple. Solo pudo coger un pergamino y escribir tres “9” de forma nerviosa.
El señor Amane no se puso serio, estaba calmado, pero cuando cogió el papel con el número “999” no le supo ningún peligro. El médico pensó si era un poseso maniaco o algo referido contra el mal, pero llego a la conclusión sencilla de que lo estaba leyendo del revés. Le dio la vuelta al papel en las manos del señor Amane y entonces ya sí que se asustó. Fue corriendo a comentárselo a su mujer, pero para cuando este le encuentra en la habitación ambigua, yace muerta sobre el suelo y un pequeño bulto sobre su vientre boca arriba, lloraba sin cesar. ¿Qué iban a hacer? No más que separarla de sus padres e irse de aquella familia para siempre. Fue acogida por el doctor que acompaño al señor Amane en aquella noche prematura. Tenía que ir a Paris, a una reunión que se celebraba en su nombre, pero no podía hacerse cargo de la pobre niña. Entonces, la dejo en el orfanato, dijo que al cabo de dos días, volvería a recogerla para quedarse con ella, pero ni el mismo sabía si era buena idea, el quedarse con esa niña. Con la excusa dada, se fue, dejo a la niña en el orfanato, envuelta entre ropas extrañas y con ello se alejó para no volver jamás. No volvieron a saber de aquel hombre. Tan solo les dejo una nota con algunos datos de la pequeña, que no tenían que caer en el olvido. Los años pasaron y pasaron. Megumi, ahora era una hermosa mujer de 19 años y sintiéndose francesa desde bebe, nació para ser alguien allá. Pero algo le impedía alcanzar sus sueños de libertad. Era una cortesana, era una doncella de la lujuria desde hace mucho tiempo. Sabía leer, escribir, enseñaba a los pequeños del orfanato cuando su tiempo le cedía algo de libertad, nunca se había enamorado, pero ahora todo seguía monótono en su vida, sin ninguna emoción que soportar. Tal vez estaba equivocada.
Estando de siete meses, la mujer de Amane, se paseaba por el hanamachi tranquilamente y, tal y como era su orientación, llego a perderse, se perdió caminando entre varios callejones por el cual llego al templo Hikawa. ¿Le habría llevado los pasos de su bebe al templo Hikawa? Pensó. Por lo que quedaba de día, se dispuso a rezar, hasta que los cielos se quedaron apagados con leves tonos anaranjados, violetas, siendo finalmente cubiertos por una extensa capa del cielo nocturno de la noche. Regreso, su marido anduvo preocupado, la abrazó y la abrazaba contra su pecho-He rezado...-Dijo con cierta monotonía en la voz. Sonrieron y al día siguiente, todo fue a peor. Cuando las luces se encendían por las calles, los niños disimulaban o eran acostados en sus camas, la mujer de los Amane, se fue pronto a dormir, estaba cansada del día, por curioso que fuese, no había hecho apenas ningún esfuerzo y a mediados de la media noche, comenzó a sentir ciertos movimientos inquietos en su vientre. Comenzó a sudar con gotas frías en su piel, a sentir escalofríos por su piel, haciendo que se estremeciese al instante y cayera de lado sobre el colchón de plumas en el que dormían. Las fuerzas parecían fallarle al instante, su marido andaba a su lado, la miraba preocupado sin saber qué hacer. Entonces supo que podría ser cosa del embarazo. Dejo a su esposa con una de las compañías vecinas y este recorrió todo Japón para poder encontrar a alguien que le ayudara. Finalmente, encontró a un medico curandero que era amigo de la familia desde hace dinastías. Este al explicar la situación, enseguida empaqueto todo lo que creía necesario y siguió al señor Amane hasta donde se encontraba su esposa que para entonces, para su sorpresa, una niña de tan solo siete meses, del tamaño de su brazo, descansaba sobre el pecho de su madre, siendo alimentada. Solo que había algo que a ambos les extraño. Ambas estaban vivas y coleando, la mujer de Amane observaba a su hija prematura, cálida y pequeña sobre su madre. No supo si sentir felicidad o miedo, pero ahora era un momento en el que el médico que había venido con él, tenía que examinarlas. Eran las dos en cuanto termino el examen en ambas. De algún modo, la hija nació con un vínculo que no la separaba de la madre, algo que normalmente no se veía. El médico le explico, que la niña, nació con tres números del revés en el cogote. Eso le extraño al señor Amane. No podría ser posible, ¿Cuándo había sido marcada entonces? Le pregunto a que marca se refería, el médico tembló de miedo al pensar en aquella cifra triple. Solo pudo coger un pergamino y escribir tres “9” de forma nerviosa.
El señor Amane no se puso serio, estaba calmado, pero cuando cogió el papel con el número “999” no le supo ningún peligro. El médico pensó si era un poseso maniaco o algo referido contra el mal, pero llego a la conclusión sencilla de que lo estaba leyendo del revés. Le dio la vuelta al papel en las manos del señor Amane y entonces ya sí que se asustó. Fue corriendo a comentárselo a su mujer, pero para cuando este le encuentra en la habitación ambigua, yace muerta sobre el suelo y un pequeño bulto sobre su vientre boca arriba, lloraba sin cesar. ¿Qué iban a hacer? No más que separarla de sus padres e irse de aquella familia para siempre. Fue acogida por el doctor que acompaño al señor Amane en aquella noche prematura. Tenía que ir a Paris, a una reunión que se celebraba en su nombre, pero no podía hacerse cargo de la pobre niña. Entonces, la dejo en el orfanato, dijo que al cabo de dos días, volvería a recogerla para quedarse con ella, pero ni el mismo sabía si era buena idea, el quedarse con esa niña. Con la excusa dada, se fue, dejo a la niña en el orfanato, envuelta entre ropas extrañas y con ello se alejó para no volver jamás. No volvieron a saber de aquel hombre. Tan solo les dejo una nota con algunos datos de la pequeña, que no tenían que caer en el olvido. Los años pasaron y pasaron. Megumi, ahora era una hermosa mujer de 19 años y sintiéndose francesa desde bebe, nació para ser alguien allá. Pero algo le impedía alcanzar sus sueños de libertad. Era una cortesana, era una doncella de la lujuria desde hace mucho tiempo. Sabía leer, escribir, enseñaba a los pequeños del orfanato cuando su tiempo le cedía algo de libertad, nunca se había enamorado, pero ahora todo seguía monótono en su vida, sin ninguna emoción que soportar. Tal vez estaba equivocada.
Última edición por Megumi Amane el Vie Dic 16, 2011 6:01 pm, editado 6 veces
Megumi Amane- Mensajes : 48
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Re: Megumi Amane {50%}
En cuanto termines tu ficha postea avisando para que un miembro del staff pase a revisarla. Gracias.
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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Megumi Amane- Mensajes : 48
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