AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Pintados con un pincel[Privado]
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Pintados con un pincel[Privado]
A veces nos sorprendemos Persiguiendo los recuerdos como tal vez procura Un marinero ciego con sus ojos El engaño de una luz que viene del mar.
¿Qué fecha era hoy? No lo sabía, todos los días me parecían iguales desde que no recordaba el dia que había nacido, aun no sabía porque me podía trasformar en formas caninas, claro no me molestaba, era más fácil ser un perro en la ciudad que un humano, cuando iba a los bosques me convertía en un lobo y si quería pasar más desapercibido.
A veces me preguntaba de donde provenía, lo único que recuerdo de mi pasado con extrañas vestimentas que en parís nunca había visto, rostros distorsionados y mucho ruido en un idioma que entiendo, pero los otros no.
Como llegue a Paris; ahora sé que se llama así. Fue una de las cosas que todavía no comprendo, un día aparecí tirado en un callejón sin ropa y fuera de sí. Me había despertado sin poder hablar ni pronunciar una sola palabra, mi miedo incremento cuando recordé como hacerlo; 10 días después. Pero las personas no me entendían.
En ese momento entendí algo que me ha retumbado en mi cabeza, desde que pude levantarme, vestirme con ropa que cubría mi desnudez, mi alma, y cuerpo no eran provenientes de ese lugar, además de ser una persona diferente, con rasgos más finos y extravagantes de los que los parisinos no estaban acostumbrados. Algunos cuando me miraban con cierta malicia me llamaban “Chino” yo conocía aquella palabra pero sabía que no era de ese lugar que llamaban “China”; pero para comprobarla trate de buscar personas que eran de esas tierras. Ellos me ayudaron a comprender algo descartando una posibilidad. No era chino pero si japonés, tenía ya una nacionalidad, eso me hacía sentir ya de alguna forma u otro aliviado, pero había muchas cosas más que debía entender y aun no podía.
-Mitsubashi…- murmure mientras mis ojos se quedaban mirando una pequeña abeja que pasaba por mis ojos y se posaba en mi nariz.
Tener la habilidad de ser un animal, te daba un sentido diferente de la vida, todo parecía más hermoso, más intenso e interesante. Muy pronto sin darme cuenta ya estaba convertido en un perro, por suerte nadie me había visto.
Sujete con mi hocico las ropas que había dejado, para llevarlas a algún arbusto cerca de la plaza de parís, cuando las escondí bien para después venirlas a buscar; no quería perderlas. Mis sentidos se volvían más intensos, mi olfato más que todo, era algo sorprendente como el ver y oír se volvían una experiencia inimaginable.
Una hermosa mujer apareció caminando por aquel lugar, mi olfato pudo oler su perfume y hasta su maquillaje que me hizo estornudar un poco, su belleza me había hipnotizado, quería volver a ser humano para saludarla, pero estaba en aquella pobre trasformación de perro, aun así me acerque moviendo mi colita mientras estaba detrás de ella.
La mujer tenía los mismos rasgos que los míos, pero sus ojos, ¡ah! Aquellos ojos, parecían trazados delicadamente con un pincel de una manera perfecta, sus pestañas negras, su piel fina… me recordaba a alguien ¿tal vez de mi pasado? Tal vez la conocía y no me recordaba.
Un ladrido escapo de mi al pensar aquello, me asuste un poco y retrocedí hasta perderme de vista, no quería molestarla, no era necesario molestarla, debía ser feliz en su vida, no me necesitaba en ella, pero me sentía de alguna forma solo y ella era tan parecía a mí, aquellos rasgos… definitivamente era japonesa y debía saber mi idioma, debía entenderme. Mira a donde se había ido, pero la había perdido de vista, por suerte recordaba aquel olor a rosas de su perfume y hasta el maquillaje que se mezclaba con su perfume, comencé a olfatear para encontrarla, deseaba hacerlo, deseaba verla una vez más.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 16/12/2011
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Estaba metida en sus pensamientos cuando de repente escucho dos golpes en la puerta. No le hizo caso, pero de nuevo otros dos golpes en la puerta de su habitación. Ya con la curiosidad despierta, se levanto del sillón en el que estaba leyendo un libro. Un libro el cual le engancho enseguida. Cuando abrió la puerta de la habitación, vio ante sus ojos un bello ramo de flores, rosas para ser exactos en las manos de un admirador secreto. Tan secreto era que iba cubierto con un montón de finos papeles que podían oler a dinero en otra de sus manos, pero solamente cogió las flores, cerró la puerta inmediatamente, dejo las rosas sobre la cama y volvió a su lectura. Esas flores. Las miraba con el libro en las manos, las miraba tanto que tuvo que poner toda su atención en ellas. ¿Qué había pasado con su lectura? La había dejado por unas rosas, intento retomarla, pero la hora ya se le había echado encima. Miro su reloj de pulsera, con una fina cadena de plata.
Miró el reloj y enseguida se puso el vestido de seda oriental, el abrigo de piel dejando libre su ondulado oscuro cabello. Ahora hacia frio en la calle, medianamente iba despeinada, pero aquel olor a rosas, se quedo impregnado en su cuello, en su pelo, se había quedado en toda la habitación. Salió con ese aroma, ahora la mirarían con cierto recelo, desde luego de parte del sector femenino pues ya un par, la habían visto inocente y sola y veía como aquellas mujeres aceleraban la marcha con sus maridos cuando estos volvían la mirada hacia atrás. Ella sonreía, pero por no llorar en la calle, por no querer hacer el ridículo. Tenía ahora que ir a dar un paseo rodeada de belleza y silencio. Había vivido toda su vida en París, desde que llego con tan solo poco tiempo de haber llegado al mundo.
“ACHU”-Vio a gente estornudar, pero frunció el ceño al pensar que alguien detrás suya también hizo lo mismo.
“GUAU!!”-Escuchó no muy lejos de sus pies. Se quedo inmóvil, quieta. Alguien la seguía, pero en cuanto se giro en el sitio, era un perro. Sonrió aliviada, pero en cuanto iba a hacerle una caricia, el canino echo pies al vuelo y comenzó a correr en dirección contraria sin haberla dejado que se acercase a él. Extrañas criaturas. Nunca tuvo un perro o una mascota a la que pudiera tirar alguna vez de la correa, podría ser divertido. La cabeza, comenzaba a darle aquel típico dolor que siempre solía darle cuando era de tarde, cuando la noche comenzaba a asomarse por el cielo extenso que les cubría.
Era un contraste el estar en un sitio y en otro. Ambos le eran agradables, pero cuando se iba al bosque, cerca de un pequeño cobertizo, estaba sola y tranquila, aquel dolor de cabeza desaparecía, nunca tenía que preocuparse por admiradores y gente que la trataba con delicadeza a pesar de su profesión, no muchas tenían la suerte de recibir tales cuidados de un hombre. Se dejo tirar encima de un hueco de hierba seca, contra un tronco duro puso su espalda, quiso relajarse, respirar aquel aroma de tranquilidad que había en el ambiente.
-Sí, anoche me burle a una zorra....-comentarios obscenos comenzó a escuchar cerca de donde estaba, no había nadie alrededor suyo-....y después...le cogí del cuello y se lo reventé...-Una mano a su boca fue alarmada, andaban cerca, cada vez más y más. Echo a correr, no supo por donde y en cuanto menos se lo espero, ya estaba siendo perseguida por dos hombres que al rato de su amena charla, comenzaron a perseguirla. ¿Para qué? ¿Ella no quiso preguntárselo? No, no quería, tan solo pensaba huir en busca de una salida. ¿Debía gritar? Nadie la socorrería en aquel desamparado lugar. Corría y corría para ir... ¿adónde? No lo sabía, pero llego a un lugar poco común para sus ojos. Había gritos en los suburbios. Se paró en seco, viendo por unos segundos aterrorizada de lo que tenía delante de su rostro.
Eran los calabozos. ¿Un ladrido? ¿Dónde? Respiraba bastante agitada y fue en busca de aquel ladrido, pero el bosque que rodeaba los calabozos, era muy denso, no podría encontrarlo y ser forzada antes-¡AYUDA!-Grito ya por ser su último recurso-¡AYUDA!....-Corrió y corrió en busca de alguna salida que le ayudase salir de aquel problema reciente.
Miró el reloj y enseguida se puso el vestido de seda oriental, el abrigo de piel dejando libre su ondulado oscuro cabello. Ahora hacia frio en la calle, medianamente iba despeinada, pero aquel olor a rosas, se quedo impregnado en su cuello, en su pelo, se había quedado en toda la habitación. Salió con ese aroma, ahora la mirarían con cierto recelo, desde luego de parte del sector femenino pues ya un par, la habían visto inocente y sola y veía como aquellas mujeres aceleraban la marcha con sus maridos cuando estos volvían la mirada hacia atrás. Ella sonreía, pero por no llorar en la calle, por no querer hacer el ridículo. Tenía ahora que ir a dar un paseo rodeada de belleza y silencio. Había vivido toda su vida en París, desde que llego con tan solo poco tiempo de haber llegado al mundo.
“ACHU”-Vio a gente estornudar, pero frunció el ceño al pensar que alguien detrás suya también hizo lo mismo.
“GUAU!!”-Escuchó no muy lejos de sus pies. Se quedo inmóvil, quieta. Alguien la seguía, pero en cuanto se giro en el sitio, era un perro. Sonrió aliviada, pero en cuanto iba a hacerle una caricia, el canino echo pies al vuelo y comenzó a correr en dirección contraria sin haberla dejado que se acercase a él. Extrañas criaturas. Nunca tuvo un perro o una mascota a la que pudiera tirar alguna vez de la correa, podría ser divertido. La cabeza, comenzaba a darle aquel típico dolor que siempre solía darle cuando era de tarde, cuando la noche comenzaba a asomarse por el cielo extenso que les cubría.
Era un contraste el estar en un sitio y en otro. Ambos le eran agradables, pero cuando se iba al bosque, cerca de un pequeño cobertizo, estaba sola y tranquila, aquel dolor de cabeza desaparecía, nunca tenía que preocuparse por admiradores y gente que la trataba con delicadeza a pesar de su profesión, no muchas tenían la suerte de recibir tales cuidados de un hombre. Se dejo tirar encima de un hueco de hierba seca, contra un tronco duro puso su espalda, quiso relajarse, respirar aquel aroma de tranquilidad que había en el ambiente.
-Sí, anoche me burle a una zorra....-comentarios obscenos comenzó a escuchar cerca de donde estaba, no había nadie alrededor suyo-....y después...le cogí del cuello y se lo reventé...-Una mano a su boca fue alarmada, andaban cerca, cada vez más y más. Echo a correr, no supo por donde y en cuanto menos se lo espero, ya estaba siendo perseguida por dos hombres que al rato de su amena charla, comenzaron a perseguirla. ¿Para qué? ¿Ella no quiso preguntárselo? No, no quería, tan solo pensaba huir en busca de una salida. ¿Debía gritar? Nadie la socorrería en aquel desamparado lugar. Corría y corría para ir... ¿adónde? No lo sabía, pero llego a un lugar poco común para sus ojos. Había gritos en los suburbios. Se paró en seco, viendo por unos segundos aterrorizada de lo que tenía delante de su rostro.
Eran los calabozos. ¿Un ladrido? ¿Dónde? Respiraba bastante agitada y fue en busca de aquel ladrido, pero el bosque que rodeaba los calabozos, era muy denso, no podría encontrarlo y ser forzada antes-¡AYUDA!-Grito ya por ser su último recurso-¡AYUDA!....-Corrió y corrió en busca de alguna salida que le ayudase salir de aquel problema reciente.
Megumi Amane- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 11/12/2011
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Aquel olor mezclado de la joven de hermosos ojos era muy fácil de seguir, muy pronto me vi en el bosque; aunque se me hacía difícil transformarme de animal a humano, pasar de un animal a otro ya lo había dominado. Mire de un lado a otro con cierto recelo de que nadie me viera, eche a correr en dirección en donde mi olfato me decía, muy pronto mi cuerpo se fue reduciendo, mi pelaje blanco se volvió más espeso, mis patas se volvieron más pequeñas pero agiles en aquel terreno, ya estaba acostumbrado a pasar tiempo en aquel lugar, era como mi segundo hogar, siempre todo tranquilo y sin nada molestándome.
Definitivamente era más fácil ser un animal que otra cosa, no tenias responsabilidades, eras libre de ir a donde tu quisieras; había algunas veces que podrías estar en peligro por cazadores o depredadores. Mi corazón estaba agitado y jadeaba en mi forma de zorro mientras buscaba con mi vista el lugar en donde se encontraría, pero no la encontré a ella ¿Dónde estaría? Me preguntaba mientras trataba de encontrar su olor.
Encontré dos olores diferentes al de ella, algo que me preocupo, no se olía, literalmente bien aquello, me acerque con velocidad a ellos, estaban corriendo hacia un lugar en específico, mi olfato me advirtió que nos movíamos hacia donde se encontraba la chica que andaba buscando.
Habían llegado a unos Calabozos, aquellos lugares parecían laberintos, trate de adelantarme, pero en aquella forma era muy difícil, me volví otra vez un perro, saliendo de la nada para correr hacia dentro de los calabozos; los dos hombres ya se habían adelantado unos cuantos pasos pero mi velocidad en cuatro patas fue suficiente para alcanzarlos.
Me abalance hacia uno de ellos, aprovechando que estaba de espalda; eran bandidos. El que estaba adelante vio confundido como buscaba el cuello del otro para acabarlo, pero este me dio una patada que me llevo hacia una pared, deje salir un leve gemido mientras me reponía rápidamente, levantándome, cuando sacudí mi cabeza pude ver un chuchillo en las manos de uno de ellos, sin pensarlo me abalance mordiendo la mano del que tenia aquella arma para quitársela.
Mis colmillos alcanzaron la muñeca del hombre, este me sujeto por mi cuello jalándome para que lo soltara, pero yo no lo haría, mi mandíbula estaba clavada en su muñeca, muy pronto vi como había soltado el cuchillo y caído al suelo a uno tres metros de nosotros, solté la muñeca y trate de alcanzar su cuello, pero este rápidamente me azoto contra el suelo, estaba dispuesto a darme una patada en una de mis patas, pero rápidamente Salí corriendo hacia donde estaba el cuchillo, con mi hocico ensangrentado por la muñeca de aquel bandido Salí en dirección de la chica, mi pelaje blanco comenzaba a mancharse por la sangre que escurría por mi hocico, trate de sacudirme para que esta desapareciera, pero parecía que no funcionada, pude oír los gritos de aquellos hombres detrás de mí, ya le había jodido la mano a uno de ellos, si me encontraban podrían matarme.
Mis patas comenzaron a correr, a mis oídos habían llagado los llamados la chica, estaba pidiendo ayuda, “Estoy cerca” pensaba corriendo con el cuchillo en la boca. Hice varios cruces hasta pararme de seco al ver la figura de la joven en uno de esos pasillos de piedra y moho, ladre para que se fijara en mi, instintivamente me senté, posando el cuchillo en el suelo, toda la parte de mi hocico y cuello estaban manchada de sangre, hasta mis patas delanteras, esperaba que la chica sujetara el cuchillo para irme otra vez, cuando le mire acercarse, pude oír como los ruidos de los hombres se acercaban hacia nosotros, me levante rápidamente ladrando a la chica “Escóndete” le suplicaba mirándole a los ojos, como no se movía, me apresure a morderle los tobillos para que corriera.
Me di media vuelta para enfrentar a los hombres, necesitaba algo grande y mi forma de lobo siempre había sido más grande de lo normal de los lobos de aquel lugar; la gente decía que era un fenómeno cuando lo veían. Era tres veces más fuerte que en la forma que estaba en esos momentos y mas ágil que un zorro.
Mis ojos se volvieron azules intensos, mientras mi cuerpo se volvía más grande y pesado, hasta convertirme en un gran lobo blanco. Cuando los hombres llegaron, retrocedieron al verme, yo me adelantaba a ellos con grandes pasos y gruñéndoles, pude notar como uno de ellos le sangraba la mano y el otro tenía una mordida en su cuello, estaban heridos y los heridos tienen pocas posibilidades de vivir, les gruñí fuertemente mientras mi pelaje se erizaba haciéndome ver más grande, el que parecía menos herido; el que ataque por atrás. Había sacado un puñal para enfrentarme, me acerque a él rodeándolo, sin mirar al otro que se había dado la tarea de pasar hasta el otro lado e ir tras la chica. Cuando trate de dar media vuelta para detenerlo, pude sentir el puñal rozándome ¿me había herido? Por instinto me volví hacia el dejando que el otro escapara hacia la misma dirección que la joven bonita, no podía salvarla de él hasta terminar con el otro, me centre en el que tenia al frente, la herida que me había hecho no me molestaba, aun no la sentía, me abalance a él con mis dos patas tumbándolo, el trataba de con su puñal darme en mis patas, le mordí la muñeca haciéndolo tirar su arma hacia un lado.
Definitivamente era más fácil ser un animal que otra cosa, no tenias responsabilidades, eras libre de ir a donde tu quisieras; había algunas veces que podrías estar en peligro por cazadores o depredadores. Mi corazón estaba agitado y jadeaba en mi forma de zorro mientras buscaba con mi vista el lugar en donde se encontraría, pero no la encontré a ella ¿Dónde estaría? Me preguntaba mientras trataba de encontrar su olor.
Encontré dos olores diferentes al de ella, algo que me preocupo, no se olía, literalmente bien aquello, me acerque con velocidad a ellos, estaban corriendo hacia un lugar en específico, mi olfato me advirtió que nos movíamos hacia donde se encontraba la chica que andaba buscando.
Habían llegado a unos Calabozos, aquellos lugares parecían laberintos, trate de adelantarme, pero en aquella forma era muy difícil, me volví otra vez un perro, saliendo de la nada para correr hacia dentro de los calabozos; los dos hombres ya se habían adelantado unos cuantos pasos pero mi velocidad en cuatro patas fue suficiente para alcanzarlos.
Me abalance hacia uno de ellos, aprovechando que estaba de espalda; eran bandidos. El que estaba adelante vio confundido como buscaba el cuello del otro para acabarlo, pero este me dio una patada que me llevo hacia una pared, deje salir un leve gemido mientras me reponía rápidamente, levantándome, cuando sacudí mi cabeza pude ver un chuchillo en las manos de uno de ellos, sin pensarlo me abalance mordiendo la mano del que tenia aquella arma para quitársela.
Mis colmillos alcanzaron la muñeca del hombre, este me sujeto por mi cuello jalándome para que lo soltara, pero yo no lo haría, mi mandíbula estaba clavada en su muñeca, muy pronto vi como había soltado el cuchillo y caído al suelo a uno tres metros de nosotros, solté la muñeca y trate de alcanzar su cuello, pero este rápidamente me azoto contra el suelo, estaba dispuesto a darme una patada en una de mis patas, pero rápidamente Salí corriendo hacia donde estaba el cuchillo, con mi hocico ensangrentado por la muñeca de aquel bandido Salí en dirección de la chica, mi pelaje blanco comenzaba a mancharse por la sangre que escurría por mi hocico, trate de sacudirme para que esta desapareciera, pero parecía que no funcionada, pude oír los gritos de aquellos hombres detrás de mí, ya le había jodido la mano a uno de ellos, si me encontraban podrían matarme.
Mis patas comenzaron a correr, a mis oídos habían llagado los llamados la chica, estaba pidiendo ayuda, “Estoy cerca” pensaba corriendo con el cuchillo en la boca. Hice varios cruces hasta pararme de seco al ver la figura de la joven en uno de esos pasillos de piedra y moho, ladre para que se fijara en mi, instintivamente me senté, posando el cuchillo en el suelo, toda la parte de mi hocico y cuello estaban manchada de sangre, hasta mis patas delanteras, esperaba que la chica sujetara el cuchillo para irme otra vez, cuando le mire acercarse, pude oír como los ruidos de los hombres se acercaban hacia nosotros, me levante rápidamente ladrando a la chica “Escóndete” le suplicaba mirándole a los ojos, como no se movía, me apresure a morderle los tobillos para que corriera.
Me di media vuelta para enfrentar a los hombres, necesitaba algo grande y mi forma de lobo siempre había sido más grande de lo normal de los lobos de aquel lugar; la gente decía que era un fenómeno cuando lo veían. Era tres veces más fuerte que en la forma que estaba en esos momentos y mas ágil que un zorro.
Mis ojos se volvieron azules intensos, mientras mi cuerpo se volvía más grande y pesado, hasta convertirme en un gran lobo blanco. Cuando los hombres llegaron, retrocedieron al verme, yo me adelantaba a ellos con grandes pasos y gruñéndoles, pude notar como uno de ellos le sangraba la mano y el otro tenía una mordida en su cuello, estaban heridos y los heridos tienen pocas posibilidades de vivir, les gruñí fuertemente mientras mi pelaje se erizaba haciéndome ver más grande, el que parecía menos herido; el que ataque por atrás. Había sacado un puñal para enfrentarme, me acerque a él rodeándolo, sin mirar al otro que se había dado la tarea de pasar hasta el otro lado e ir tras la chica. Cuando trate de dar media vuelta para detenerlo, pude sentir el puñal rozándome ¿me había herido? Por instinto me volví hacia el dejando que el otro escapara hacia la misma dirección que la joven bonita, no podía salvarla de él hasta terminar con el otro, me centre en el que tenia al frente, la herida que me había hecho no me molestaba, aun no la sentía, me abalance a él con mis dos patas tumbándolo, el trataba de con su puñal darme en mis patas, le mordí la muñeca haciéndolo tirar su arma hacia un lado.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Un ladrido, un miedo repentino. No sabía qué hacer. Sintió la mordida del canino, pero siguió allí hasta que vio que un tercer hombre que al parecer se había escondido bien por los bosques, alejándose de los dos hombres que la habían seguido. Ahora estaba aterrada no sabía por dónde ir, hasta que el perro la miraba fijamente, ella le devolvió la mirada y el grito del hombre que estaba libre fue hasta Megumi, acercándose a ella junto con otro hombre por detrás. Ella salió corriendo en alguna dirección alternativa en la que estaba luchando el canino contra el hombre de aspecto tosco. No se preocupo del canino ni de quien la seguía, pero algo pudo hacer por sí sola, esconderse.
Una persona le enseño que una mujer oriental, era una bella flor exótica que era un misterio por conocer por uno mismo, pero que si el miedo te comía en las sombras, ese misterio no aparecía, para ser aprovechado. En cualquier caso, ella se paro en mitad de un claro de luna, que estaba adornado con el silencio que la noche brindaba a las hojas y a aquella belleza natural. De repente, se encontraba rodeaba por dos hombres, altos de piel tostada y de mirada lasciva, cada uno deseosos de tocarla y quizás algo mucho peor:
-¿Quién empieza?
-Empieza tú.
-Vale-Comenzaron a argumentar en quien tocaba primero a Megumi y quien no-Espera...Vale si...-comenzó a acercarse a Megumi por detrás hasta que le rodeaba la cintura con lentitud, esparciendo su aroma de alcohol por su perfumado cabello de rosas, acariciando con una de sus manos parte de sus brazos desnudos.
-Espera...-se acerco hasta el otro, lo aparto de Megumi, dejando a esta un poco desorientada y cuando los hombres comenzaron a llegar a asuntos mayores con la voz y la discusión estaba aumentando de nivel, esta, lista y ágil echo a correr hacia donde estaría el canino, corrió y corrió hasta que descubrió al canino tumbado de lado, en el suelo y su pelaje andaba cubierto de un tono carmesí...era por el lomo, llegando a un costado. Lo miró de lejos e inmediatamente corrió a su lado para poder verlo mejor. No tenía muy mal la herida, parecía que iba sanando poco a poco, pero aun así, estaba herido y ella preocupada.
Sonrió al pensar en cómo se había desarrollado la noche. Iba a un destino diferente, pero de repente se encontraba con esto. Un perro con una límpida mirada que adoraba ver y contemplar durante un rato, pero no podía quedarse ahí. Intento arrancarse un trozo de su vestido, pero después de un buen tirón del vestido, consiguió colocarlo sobre la herida, levemente para detener lo que salía de aquel corte feo que arruinaba la pureza del corazón de aquel quien la había salvado-No te mueras....-Dijo susurrándole a pesar de que no váyase a entenderla por ser un animal. Comenzó a acariciarle por detrás de las orejas, de su cogote, de sus orejas de nuevo, pero tuvo que cogerlo en brazos, era un canino de un buen tamaño, pero apenas eso le importo. Si se quedaban allí, no podrían hacer nada. Camino un trecho largo y enseguida, se encontró de nuevo con los calabozos.. ¿Qué tenía ese lugar? Ya había pasado por aquel lugar y ahora lo hacía de nuevo. Cualquier cosa era un suplicio para ella, pero esta vez no dejaría solo a un animal indefenso, aunque no era lo que aparentaba ser.
Una persona le enseño que una mujer oriental, era una bella flor exótica que era un misterio por conocer por uno mismo, pero que si el miedo te comía en las sombras, ese misterio no aparecía, para ser aprovechado. En cualquier caso, ella se paro en mitad de un claro de luna, que estaba adornado con el silencio que la noche brindaba a las hojas y a aquella belleza natural. De repente, se encontraba rodeaba por dos hombres, altos de piel tostada y de mirada lasciva, cada uno deseosos de tocarla y quizás algo mucho peor:
-¿Quién empieza?
-Empieza tú.
-Vale-Comenzaron a argumentar en quien tocaba primero a Megumi y quien no-Espera...Vale si...-comenzó a acercarse a Megumi por detrás hasta que le rodeaba la cintura con lentitud, esparciendo su aroma de alcohol por su perfumado cabello de rosas, acariciando con una de sus manos parte de sus brazos desnudos.
-Espera...-se acerco hasta el otro, lo aparto de Megumi, dejando a esta un poco desorientada y cuando los hombres comenzaron a llegar a asuntos mayores con la voz y la discusión estaba aumentando de nivel, esta, lista y ágil echo a correr hacia donde estaría el canino, corrió y corrió hasta que descubrió al canino tumbado de lado, en el suelo y su pelaje andaba cubierto de un tono carmesí...era por el lomo, llegando a un costado. Lo miró de lejos e inmediatamente corrió a su lado para poder verlo mejor. No tenía muy mal la herida, parecía que iba sanando poco a poco, pero aun así, estaba herido y ella preocupada.
Sonrió al pensar en cómo se había desarrollado la noche. Iba a un destino diferente, pero de repente se encontraba con esto. Un perro con una límpida mirada que adoraba ver y contemplar durante un rato, pero no podía quedarse ahí. Intento arrancarse un trozo de su vestido, pero después de un buen tirón del vestido, consiguió colocarlo sobre la herida, levemente para detener lo que salía de aquel corte feo que arruinaba la pureza del corazón de aquel quien la había salvado-No te mueras....-Dijo susurrándole a pesar de que no váyase a entenderla por ser un animal. Comenzó a acariciarle por detrás de las orejas, de su cogote, de sus orejas de nuevo, pero tuvo que cogerlo en brazos, era un canino de un buen tamaño, pero apenas eso le importo. Si se quedaban allí, no podrían hacer nada. Camino un trecho largo y enseguida, se encontró de nuevo con los calabozos.. ¿Qué tenía ese lugar? Ya había pasado por aquel lugar y ahora lo hacía de nuevo. Cualquier cosa era un suplicio para ella, pero esta vez no dejaría solo a un animal indefenso, aunque no era lo que aparentaba ser.
Megumi Amane- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 11/12/2011
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Había recibido del hombre una buena herida que me había tendido en el piso sin poder moverme, pero por suerte este había escapado, no se había ido a dirección de la joven quien me había movido a arriesgar mi vida, en mi mente solamente estaba levantarme e ir a ver si estaba bien ¿y si la habían encontrado? No podía ni pensar que algo le habría sucedido. Levante la cabeza mientras me mantenía tirado con aquella sangre mezclada, la del hombre y la que salía de mi herida, deje salir un jadeo y después un quejido, comenzaba a sentir que todo me daba vueltas, trate de mantenerme consiente, pero mis fuerzas no podían ni sostener mi cabeza por mucho tiempo, sentí como el piso chocaba con mi cabeza.
Cerré mis ojos, que cansado estaba, casi no podía distinguir en donde estaba, rayos, todo era por la pérdida de sangre, aunque la herida no era muy profunda, necesitaba tener fuerzas, deseaba mis fuerzas de vueltas. ¿A dónde se habían ido mis fuerzas? Me pregunte sintiendo como los parpados de mis ojos ya no me respondían, estaba en oscuridad absoluta, el sonido de las afueras mantenía activos mis oídos, pero cada vez se apagaban más, algo, algo, había acercándose algo cerca de mí, trate de levantar la cabeza, de levantarme y ver qué pasaba, pero una dulce voz me hizo reaccionar, sentí como me levantaba y buscaba ponerme a salvo.
Aun era un animal, no podía decirle lo alegre que estaba por verla a salvo, solamente podía mover mi cola y lamerle la mejilla que era lo que tenía más cerca, como mis fuerzas aun no las tenía del todo. Sentí como la joven se había detenido como confundida, tal vez no sabía cómo salir, por suerte para ella, yo tenía aquel instinto animal, podía sentir la naturaleza entrando por algún lugar, levanto su cabeza, dejando salir un leve gemido, ya comenzaba a sentirme mejor, me baje de un salto de los brazos de la joven, sacudiéndome un poco al sentirme libre, le mire ladrando para que captara mi indirecta.
Sígueme le mire oliendo y sintiendo el lugar por donde debía salirse, corrí hacia la dirección en donde podía sentir el aire, corrí unos cinco minutos sentándome mientras lamia mi herida para que no me ardiera, ya la hemorragia parecía haber cesado, en un momento ladre para que la joven me siguiera, cuando vi su figura corri nuevamente, haciendo el mismo procedimiento de detenerme, descansar y esperar que ella me alcanzara.
Ya habían recorrido aquel laberinto y muy pronto la salida apareció a mis narices, una vez más ladre acostándome en la puerta de la entrada, mientras la esperaba paciente, cuando apareció su figura, me levante moviendo mi colita feliz.
¿Una gota? Algo había caído en mi nariz, alce la vista había arriba mirando el cielo que comenzaba a llenarse de negras nubes y muy pronto muchas gotas azotaron mi pelaje, mojándome y limpiando la sangre que había en ella, me sacudí corriendo hacia lo fresco que en ese caso sería otra vez el mismo lugar de donde estaba tratando de salir, jadee un poco, mientras me sacudía adentro del lugar, acostándome a un lado de la chica.
Cerré mis ojos, que cansado estaba, casi no podía distinguir en donde estaba, rayos, todo era por la pérdida de sangre, aunque la herida no era muy profunda, necesitaba tener fuerzas, deseaba mis fuerzas de vueltas. ¿A dónde se habían ido mis fuerzas? Me pregunte sintiendo como los parpados de mis ojos ya no me respondían, estaba en oscuridad absoluta, el sonido de las afueras mantenía activos mis oídos, pero cada vez se apagaban más, algo, algo, había acercándose algo cerca de mí, trate de levantar la cabeza, de levantarme y ver qué pasaba, pero una dulce voz me hizo reaccionar, sentí como me levantaba y buscaba ponerme a salvo.
Aun era un animal, no podía decirle lo alegre que estaba por verla a salvo, solamente podía mover mi cola y lamerle la mejilla que era lo que tenía más cerca, como mis fuerzas aun no las tenía del todo. Sentí como la joven se había detenido como confundida, tal vez no sabía cómo salir, por suerte para ella, yo tenía aquel instinto animal, podía sentir la naturaleza entrando por algún lugar, levanto su cabeza, dejando salir un leve gemido, ya comenzaba a sentirme mejor, me baje de un salto de los brazos de la joven, sacudiéndome un poco al sentirme libre, le mire ladrando para que captara mi indirecta.
Sígueme le mire oliendo y sintiendo el lugar por donde debía salirse, corrí hacia la dirección en donde podía sentir el aire, corrí unos cinco minutos sentándome mientras lamia mi herida para que no me ardiera, ya la hemorragia parecía haber cesado, en un momento ladre para que la joven me siguiera, cuando vi su figura corri nuevamente, haciendo el mismo procedimiento de detenerme, descansar y esperar que ella me alcanzara.
Ya habían recorrido aquel laberinto y muy pronto la salida apareció a mis narices, una vez más ladre acostándome en la puerta de la entrada, mientras la esperaba paciente, cuando apareció su figura, me levante moviendo mi colita feliz.
¿Una gota? Algo había caído en mi nariz, alce la vista había arriba mirando el cielo que comenzaba a llenarse de negras nubes y muy pronto muchas gotas azotaron mi pelaje, mojándome y limpiando la sangre que había en ella, me sacudí corriendo hacia lo fresco que en ese caso sería otra vez el mismo lugar de donde estaba tratando de salir, jadee un poco, mientras me sacudía adentro del lugar, acostándome a un lado de la chica.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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La lluvia los hizo volver por el camino en el que usaron para escapar de aquel horrible lugar, sombrío y lleno de soledad. Los calabozos, un lugar frio y al que solo era visitado por aquellos villanos de débil corazón que eran controlados por la avaricia y por algo mucho peor, la maldad, que cada vez se expandía mas por todo el mundo. Dentro estaban, hacia frio por todos lados. Ella, no tenía a mano su coraza de pelo para protegerse del frio, cansada y temblando por el cansancio, se reclino sobre el suelo de piedra. No eran unos calabozos en funcionamiento, al menos donde estaban podrían al menos tener algo de paz por el resto de la noche.
Se puso al lado del perro, que parecía ignorar el corte-Ven....-Dijo con dulzura, para que se acercara y terminar acostado a su lado. Era cierto, su herida había conseguido expandirse por todo su pelaje, ahora tintaba su pelaje claro con suaves tonos carmesí, rosas, pero enseguida Megumi encontró las ganas para ir alrededor del “antro” para buscar algo que sirviese para proteger de alguna infección a la herida del perro.
Estuvo andando de arriba abajo, buscando y revolviendo armarios pequeños para encontrarse con un paño, un cuenco vacio y varios frascos rotos o algunos caducados de fecha. No había nada que pudiera servirle como remedio. No sabía apenas de medicina, pero de lo básico sí. En cuanto pudo regresar a donde se encontraba el canino, esta se encontró a solas, no estaba el perro ni nadie. Los utensilios que cogió, los dejó sobre un lecho de plumas desgastado y andrajoso, apenas ya con la suavidad de este.
Suspiro cansada, no era muy tarde, pero era de noche, las estrellas podrían verse con claridad en el exterior, pero se levanto, puso marcha hacia la ventana y se puso a mirar, poco a poco a ver si algún desconocido asomaba por los arboles, pero nada, tan solamente, parecían estar en otro lugar, cerca de los calabozos, pero no estaban allí exactamente. Aún estaba sola, el canino había desaparecido. Pensó que era una buena idea en salir a dar una vuelta...y a ver qué pasaba afuera, tan solo por curiosidad.
“cricricri” Un grillo en invierno, las cosas no tenían sentido. Paseaba y paseaba hasta que de algún lado pudo escuchar los pasos de alguien. A prisa se escondió, corrió hacia el lugar en el que se cubrieron de la lluvia, se quedo quieta en unas sombras, y como si fuera una visión, un ángel, desnudo de pies a cabeza fue entrando con pocas fuerzas hacia dentro de aquel lugar. ¿Un vagabundo? Parecía ignorarla, no sabía que estaba escondida. Una vez que estaba lejos de ella, salió corriendo lejos de nuevo, queriendo salir para refugiarse en otro, pero no podía. Un agarre de sus muñecas, de una muñeca le impedía seguir.
Una mano pálida y desnuda, la vislumbro para seguir con la mirada hacia más de su cuerpo y dio con el ángel de cabellos dorados, ojos claros y mirada cansada o al menos eso pensó en cuanto le vio. Era cortesana, apenas había empezado el oficio, pero en ello aun se sonrojaba al ver a un hombre desnudo. Su rubor era notorio-....Está...desnudo...-Solamente aquello salió de sus labios, no supo más que decir.
Se puso al lado del perro, que parecía ignorar el corte-Ven....-Dijo con dulzura, para que se acercara y terminar acostado a su lado. Era cierto, su herida había conseguido expandirse por todo su pelaje, ahora tintaba su pelaje claro con suaves tonos carmesí, rosas, pero enseguida Megumi encontró las ganas para ir alrededor del “antro” para buscar algo que sirviese para proteger de alguna infección a la herida del perro.
Estuvo andando de arriba abajo, buscando y revolviendo armarios pequeños para encontrarse con un paño, un cuenco vacio y varios frascos rotos o algunos caducados de fecha. No había nada que pudiera servirle como remedio. No sabía apenas de medicina, pero de lo básico sí. En cuanto pudo regresar a donde se encontraba el canino, esta se encontró a solas, no estaba el perro ni nadie. Los utensilios que cogió, los dejó sobre un lecho de plumas desgastado y andrajoso, apenas ya con la suavidad de este.
Suspiro cansada, no era muy tarde, pero era de noche, las estrellas podrían verse con claridad en el exterior, pero se levanto, puso marcha hacia la ventana y se puso a mirar, poco a poco a ver si algún desconocido asomaba por los arboles, pero nada, tan solamente, parecían estar en otro lugar, cerca de los calabozos, pero no estaban allí exactamente. Aún estaba sola, el canino había desaparecido. Pensó que era una buena idea en salir a dar una vuelta...y a ver qué pasaba afuera, tan solo por curiosidad.
“cricricri” Un grillo en invierno, las cosas no tenían sentido. Paseaba y paseaba hasta que de algún lado pudo escuchar los pasos de alguien. A prisa se escondió, corrió hacia el lugar en el que se cubrieron de la lluvia, se quedo quieta en unas sombras, y como si fuera una visión, un ángel, desnudo de pies a cabeza fue entrando con pocas fuerzas hacia dentro de aquel lugar. ¿Un vagabundo? Parecía ignorarla, no sabía que estaba escondida. Una vez que estaba lejos de ella, salió corriendo lejos de nuevo, queriendo salir para refugiarse en otro, pero no podía. Un agarre de sus muñecas, de una muñeca le impedía seguir.
Una mano pálida y desnuda, la vislumbro para seguir con la mirada hacia más de su cuerpo y dio con el ángel de cabellos dorados, ojos claros y mirada cansada o al menos eso pensó en cuanto le vio. Era cortesana, apenas había empezado el oficio, pero en ello aun se sonrojaba al ver a un hombre desnudo. Su rubor era notorio-....Está...desnudo...-Solamente aquello salió de sus labios, no supo más que decir.
Megumi Amane- Mensajes : 48
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La lluvia nos habían hecho retroceder, la hermosa dama se había ido hacia un lugar fresco y escondido, era perfecto para protegerse de la lluvia, yo le seguí, sacudiendo mi cuerpo para quitar un poco del agua que había caído en mi pelaje, mire por donde se había ido, ya comenzaba a estar lejos, acelere mi paso para encontrarme en la misma habitación que ella, le eche un vistazo rápido, la apariencia del lugar daba la impresión de que era un lugar abandonado, tal vez por eso las personas lo utilizaban como escondite y refugio para nosotros. Me había acostado cerca de una de las paredes que había sentido más cálido y todo por la presencia de la joven que protegía. Alce mi mirada al oír su voz, me invitaba a algo, con un débil esfuerzo me levante posado mi cabeza en su regazo, parecía interesada en la herida, la veía y trataba de tocarla pero con un leve gruñido le decía “duele”, pero ella no le quitaba el interés, muy pronto se había levantado he ido a buscar algo por ahí.
Algo llamo la atención, algo que odiaba más que ser un animal (y no poder controlarlo) era que un instinto natural surgía de pronto. Un sonido como el de un silbido llego a mis oídos, nadie humano podría oírlo, era como un llamado, tal vez era algunos cazadores que reunían a su jauría, aquel sonido me hacia familiar, era el mismo que hacían los comerciantes del barco cuando debía cazar alguna alimaña que se había colado en el barco. Esas cosas nunca se olvidan y menos si tu pasado está olvidado, deje pasar unos segundos para levantarme, cuando me di cuenta me había alejado varios pasos de la estancia que había elegido la dama, volví a cerrar mis ojos
Me encontraba en otro lugar diferente, me asuste a sentir que ya no me encontraba en los calabozos fríos y húmedos, me encontraba en un hermoso jardín con gente llena de vestidos extraños, pero que reconocía, parecía estar en un lugar concurrido, como un mercado, pero todo era diferente, las personas, sus pieles. ¿Una mujer? No se había dado cuenta pero el rostro de todas aquellas personas estaban borrosas, las siluetas comenzaban a ponerse grises y ahora no eran su rostro, ahora toda su silueta estaban borrosas, gris, gris en toda parte, no soporte por mucho tiempo y cerré mis ojos esperando despertar de aquello, pero aun seguía, lo pude percibir cuando aun las siluetas borrosas caminaban sin vida hacia una rutina que le atormentaba, había recordado ver una mujer diferente, si, ahí estaba, su ropas están blancas, tenía un hermoso peinado que recogía todo sus cabellos, suspire, no estaba borrosa su silueta, pero estaba de espalda así que no sabía con exactitud si podría ver su rostro, cerré mis ojos por unos momentos, ardían, mis ojos ardían, pero al abrirlos me había encontrado en el mismo lugar, pero en vez de la silueta de la mujer de vestido blanco se encontraba un gran lobo blanco que me miraba de forma extraña, comenzaba a acercarse, un nuevo abrir y cerrar de ojos.
Los ojos abiertos, encontrarnos con la realidad, después de visitar un sueño siempre se vuelven una travesía, me había convertido en humano, en ese instante comprendí que me había desmayado, me apresure a levantarme y a regresar por el mismo camino que había ido, aun estaba algo atontado así que no podía distinguir bien, pero aun así camine unos pasos hasta encontrarme a una silueta femenina andando por el mismo sendero, por unos minutos gire mi cabeza hacia otra parte, me sentía desorientado, pero una sacudida de cabeza, me hizo entender en donde estaba, gire mi rostro hacia donde se encontraba la joven y me fui hacia ella, parecía querer escapar, tal vez pensaba que era uno de los bandidos, un gran temor se apodero de mi que hasta se me había olvidado hablar, lo único que llegue a hacer fue sujetarla con mi mano hasta su muñeca, la joven se quedo en silencio, mirando mi físico y quedando atenta a mi rostro, pero bajo, atendiendo que estaba desnudo, un bello rubor afloro en sus mejillas, parecía una rosa con aquellas mejillas todas rojitas.
-Gomene…- dije tartamudeando. Había oído lo que de mis labios salía, aquello no era francés, sacudí mi cabeza soltándola rápidamente-Lo siento… lo siento- murmure con mi cabeza baja –Solo deseaba protegerla…-
Algo llamo la atención, algo que odiaba más que ser un animal (y no poder controlarlo) era que un instinto natural surgía de pronto. Un sonido como el de un silbido llego a mis oídos, nadie humano podría oírlo, era como un llamado, tal vez era algunos cazadores que reunían a su jauría, aquel sonido me hacia familiar, era el mismo que hacían los comerciantes del barco cuando debía cazar alguna alimaña que se había colado en el barco. Esas cosas nunca se olvidan y menos si tu pasado está olvidado, deje pasar unos segundos para levantarme, cuando me di cuenta me había alejado varios pasos de la estancia que había elegido la dama, volví a cerrar mis ojos
Me encontraba en otro lugar diferente, me asuste a sentir que ya no me encontraba en los calabozos fríos y húmedos, me encontraba en un hermoso jardín con gente llena de vestidos extraños, pero que reconocía, parecía estar en un lugar concurrido, como un mercado, pero todo era diferente, las personas, sus pieles. ¿Una mujer? No se había dado cuenta pero el rostro de todas aquellas personas estaban borrosas, las siluetas comenzaban a ponerse grises y ahora no eran su rostro, ahora toda su silueta estaban borrosas, gris, gris en toda parte, no soporte por mucho tiempo y cerré mis ojos esperando despertar de aquello, pero aun seguía, lo pude percibir cuando aun las siluetas borrosas caminaban sin vida hacia una rutina que le atormentaba, había recordado ver una mujer diferente, si, ahí estaba, su ropas están blancas, tenía un hermoso peinado que recogía todo sus cabellos, suspire, no estaba borrosa su silueta, pero estaba de espalda así que no sabía con exactitud si podría ver su rostro, cerré mis ojos por unos momentos, ardían, mis ojos ardían, pero al abrirlos me había encontrado en el mismo lugar, pero en vez de la silueta de la mujer de vestido blanco se encontraba un gran lobo blanco que me miraba de forma extraña, comenzaba a acercarse, un nuevo abrir y cerrar de ojos.
Los ojos abiertos, encontrarnos con la realidad, después de visitar un sueño siempre se vuelven una travesía, me había convertido en humano, en ese instante comprendí que me había desmayado, me apresure a levantarme y a regresar por el mismo camino que había ido, aun estaba algo atontado así que no podía distinguir bien, pero aun así camine unos pasos hasta encontrarme a una silueta femenina andando por el mismo sendero, por unos minutos gire mi cabeza hacia otra parte, me sentía desorientado, pero una sacudida de cabeza, me hizo entender en donde estaba, gire mi rostro hacia donde se encontraba la joven y me fui hacia ella, parecía querer escapar, tal vez pensaba que era uno de los bandidos, un gran temor se apodero de mi que hasta se me había olvidado hablar, lo único que llegue a hacer fue sujetarla con mi mano hasta su muñeca, la joven se quedo en silencio, mirando mi físico y quedando atenta a mi rostro, pero bajo, atendiendo que estaba desnudo, un bello rubor afloro en sus mejillas, parecía una rosa con aquellas mejillas todas rojitas.
-Gomene…- dije tartamudeando. Había oído lo que de mis labios salía, aquello no era francés, sacudí mi cabeza soltándola rápidamente-Lo siento… lo siento- murmure con mi cabeza baja –Solo deseaba protegerla…-
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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No reaccionaba, trago saliva lentamente y asentía como una tonta, pero después negó-Ie..-Negó en el idioma que tenían en común, reaccionando con el tartamudeo en la voz. No sabía cómo reaccionar hasta que un sonido entre las ramas la distrajo severamente y la hizo volver en sí. Meramente se dio la vuelta para no ver al joven como le trajo al mundo, es cierto que trataba con tipos...que a menudo se desnudaban y bueno, hacían más cosas, pero esto era diferente. No había habido apenas ningún roce cariñoso o carnal entre ambos, tan solo algo en lo que la hizo ruborizarse de repente.
Se arremolinaba el pelo distraídamente, como intentando ocultar los nervios que la delataban de repente, pero se metió dentro de aquel lugar abandonado y se puso a buscar algo que le sirviera de ayuda al joven. El joven, al parecer de tener una apariencia bella, pero le entorpecía una marca, una cicatriz mal curada. En cuanto volvió a salir hacia afuera, vio a este parado como un pasmarote, con suavidad le cogió de la mano para así poder hacerle entrar dentro de aquel lugar, de la mano lo llevo hacia adentro y le sentó en un colchón mullido de plumas en el que no tenía mucho fondo, una tela que encontró por ahí sobre sus partes y se puso a terminar aquella cicatriz mal curada.
La observo durante un buen rato mientras le curaba finalmente aquella estropeada herida. Ya, no sabía porque, pero no era porque estuviera acostumbrada a estar junto con hombres desnudos muy a su pesar, pero en aquel momento se sentía unida a aquel joven al que terminaba poco a poco...le miro a los ojos. Azules. Abiertos, sintió ganas de mirarle por un indeterminado tiempo, pero el rubor volvía a aparecerle sobre las mejillas- gomenasai, demo...-paro de hablar y sus manos fueron a quitarle el flequillo de su rostro, con dulzura y cuidado-...ahora debo yo protegerte...
De algún modo sentía algo en este hombre, en el joven al que miraba nuevamente con interés a pesar de tener rojas las mejillas y con lentitud esta le dio un dulce beso en su mejilla-..Ya...está listo-Asintió queriendo afirmar lo que ya dijo. Sonrió finalmente y esta se levanto de su lado, volvió a dejar las cosas que cogió a donde las encontró, no había ninguna manta aparte de unos buenos metros de tela.
No sabía lo que era esto, tenia celdas, como las de un calabozo. Quizás fuera una especie de almacén en el que los que llevaban el calabozo, pudieran meter sus cargas o cualquier otra cosa. Volvió hacia donde estaba el joven y le miro desde el umbral que estaría por caerse dentro de un momento a otro-Anno...-Quería preguntarle algo, pero sus palabras todavía no salían con fluidez.
Se arremolinaba el pelo distraídamente, como intentando ocultar los nervios que la delataban de repente, pero se metió dentro de aquel lugar abandonado y se puso a buscar algo que le sirviera de ayuda al joven. El joven, al parecer de tener una apariencia bella, pero le entorpecía una marca, una cicatriz mal curada. En cuanto volvió a salir hacia afuera, vio a este parado como un pasmarote, con suavidad le cogió de la mano para así poder hacerle entrar dentro de aquel lugar, de la mano lo llevo hacia adentro y le sentó en un colchón mullido de plumas en el que no tenía mucho fondo, una tela que encontró por ahí sobre sus partes y se puso a terminar aquella cicatriz mal curada.
La observo durante un buen rato mientras le curaba finalmente aquella estropeada herida. Ya, no sabía porque, pero no era porque estuviera acostumbrada a estar junto con hombres desnudos muy a su pesar, pero en aquel momento se sentía unida a aquel joven al que terminaba poco a poco...le miro a los ojos. Azules. Abiertos, sintió ganas de mirarle por un indeterminado tiempo, pero el rubor volvía a aparecerle sobre las mejillas- gomenasai, demo...-paro de hablar y sus manos fueron a quitarle el flequillo de su rostro, con dulzura y cuidado-...ahora debo yo protegerte...
De algún modo sentía algo en este hombre, en el joven al que miraba nuevamente con interés a pesar de tener rojas las mejillas y con lentitud esta le dio un dulce beso en su mejilla-..Ya...está listo-Asintió queriendo afirmar lo que ya dijo. Sonrió finalmente y esta se levanto de su lado, volvió a dejar las cosas que cogió a donde las encontró, no había ninguna manta aparte de unos buenos metros de tela.
No sabía lo que era esto, tenia celdas, como las de un calabozo. Quizás fuera una especie de almacén en el que los que llevaban el calabozo, pudieran meter sus cargas o cualquier otra cosa. Volvió hacia donde estaba el joven y le miro desde el umbral que estaría por caerse dentro de un momento a otro-Anno...-Quería preguntarle algo, pero sus palabras todavía no salían con fluidez.
Megumi Amane- Mensajes : 48
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Parecía ella no habia captado lo que había querido decirle, pero preferí callar, parecía interesada en la herida que me había provocado con anterioridad, pero antes de decirle que no se preocupara me había sujetado con sus dulces manos, sujetándome delicadamente hasta adentrarme al lugar en donde se estaba refugiando, mire con un poco de curiosidad el lugar hasta encontrarme sentado en un colchón deteriorado pero aquel mantenía mi cuerpo lejos del piso, aunque ya me había acostumbrado a aquella fría tierra, cuando me di cuenta, las manos tersas de la joven me curaban la herida, trate de no moverme mucho, pero en ocasiones dolía y con un gesto se lo hacía saber, aun así ella con cuidado me trataba, sus ojos chocaron con los míos me dejaron ver un suave rubor en sus mejillas, cuando note que hablaba el mismo idioma diferente en el que yo en ocasiones hablaba sin querer.-Oh-sonreí asintiendo mientras me rascaba la cabeza, pero sentí como sus manos pasaban por mi rostro, retirando mi flequillo de mi rostro, sonreí ampliamente mientras ella hablaba con aquella hermosa voz que me enamoraba.
-Demo… Watashi…- tartamude un poco sin saber que decirle. Cuando sintie el beso en la mejilla, me quedo en silencio bajando la mirada, pero pronto la alce para sonreírle de oreja a oreja-Arigato…- murmure. Nuevamente se levanto, mientras yo me quedaba aun desnudo en aquel lugar, preferí mantenerme inmóvil, pues notaba que se ponía algo nerviosa por verme asi-Madame… podría… podría ayudarme?- pregunte algo apenado.
Note que quería preguntar algo, pero debía sentirse a gusto para hacerlo, me quede en silencio por unos segundos para luego mirarla a los ojos cuando tenía toda su atención -¿podría primero conseguirme algo de ropa?- sonreí cálidamente tratando de calmar su timidez-comienzo a morirme de frio.-
-Demo… Watashi…- tartamude un poco sin saber que decirle. Cuando sintie el beso en la mejilla, me quedo en silencio bajando la mirada, pero pronto la alce para sonreírle de oreja a oreja-Arigato…- murmure. Nuevamente se levanto, mientras yo me quedaba aun desnudo en aquel lugar, preferí mantenerme inmóvil, pues notaba que se ponía algo nerviosa por verme asi-Madame… podría… podría ayudarme?- pregunte algo apenado.
Note que quería preguntar algo, pero debía sentirse a gusto para hacerlo, me quede en silencio por unos segundos para luego mirarla a los ojos cuando tenía toda su atención -¿podría primero conseguirme algo de ropa?- sonreí cálidamente tratando de calmar su timidez-comienzo a morirme de frio.-
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
-¿Eh? ¡Ah!...-Era cierto. Aquella persona estaba desnuda frente a la chica y se estaría muriendo de frio. Se levanto del todo y asintió con una leve inclinación, salió después de que le echara una manta por encima que encontró por ahí, salió de aquel lugar con cierta prisa y se puso a correr por todo el bosque en busca de algo. Pero volvió sin nada en las manos, sin ningún trozo de tela que fuera un pantalón o lo que sea. Estaba a punto de llegar cuando de repente, una pareja de hombres, los mismos que la habían atacado y manoseado, aparecieron cerca de aquel lugar abandonado en el que se encontraba aquel joven desnudo. Se escondió detrás de unos arbustos y vio como uno de los hombres, dejaba en el suelo a un hombre muerto.
Estaba cubierto de sangre por la cara, pero la ropa parecía estar apenas manchada de sangre. Vio por unos instantes como el hombre de pie miraba al muerto. En realidad lo estaba, pero si se acercaba de repente, la pillaría y la violaría, comenzó a temblar escondida entre los arbustos, trago saliva y aun el hombre no se iba. Espero por un instante mas, rezaba por que el joven no estuviera ya muerto de frio, tenía que darse prisa, pero en cuanto el hombre consciente del frio y del lugar en el que estaba, inmediatamente echo a correr despavorido, gritando del puro miedo.
¿Qué le pasaba de repente? Daba igual, echo a correr hacia el cuerpo inerte que estaba en el suelo y le quito la camisa, los pantalones, los zapatos...parecían de la misma talla que la del joven, por Dios esperaba que estuviera bien. Bajo por las escaleras con prisa mientras sujetaba entre sus brazos la ropa que consiguió de aquel hombre inerte en el suelo. Se acerco al joven en cuanto le vio temblar y soltó la ropa al lado de este para ocupar sus brazos en un tierno abrazo que estarían ocupados dando calor al cuerpo del joven. Lo abrazaba con ternura, lo acariciaba para que el calor llegara a su cuerpo, no es que lo hiciera a propósito para provocarlo, pero estaba desnudo y muerto de frío-Gomen...no...Pude ir más rápido....
Escondió su rostro en el cuello de este ocultando la pena que llevaba encima, se aferraba cada vez más a él, proporcionándole más calor del inusual, hasta que poco a poco fue tumbándolo en aquel colchón sucio, y con una mano acerco al azar parte de la ropa que había conseguido. Miro hacia un lado, y cogió la camisa y parte de la cinturilla del pantalón y lentamente fue colocándole la camisa al joven, por detrás y después finalmente abrochándole la camisa hasta el cuello. Se despego de él y le ofreció los pantalones para que él mismo se los pusiera.
Ella se escondió detrás de la pared que separaba las celdas del pasillo. Se sentía sucia, en realidad alguien de su oficio. Cuando, trabajaba, trabajaba por sobrevivir. Se arrodillo de golpe en el suelo y solamente miraba a sus rodillas. No le salían lágrimas, ninguna de hecho, pero se encogió en una pequeña bola, abrazándose a sí misma y enseguida pudo ver unos zapatos enfrente de ella. Sonrió, miró hacia arriba, el joven le daría las gracias, pero en cuanto alzo su mirada hacia arriba, su sonrisa enseguida se borro al ver al hombre de nuevo, al hombre que dejo al otro hombre al lado de este edificio-¡AHH!-Soltó en cuanto este la agarro de los pelos con cierta brusquedad-¡Ahh! ¡DÉJEME!-Dijo para que la soltase, pero, esta vez, le tocaba a ella. Se sujeto de las manos que sujetaban de sus cabellos azabache, hinco sus uñas en la carne de las muñecas del hombre permitiendo que la soltara del pelo y con ello levantarse para después hacerle una llave de karate-IHIAA!-Soltó para después ponerse en una posición de defensa en un puño más alto que el otro.
Estaba cubierto de sangre por la cara, pero la ropa parecía estar apenas manchada de sangre. Vio por unos instantes como el hombre de pie miraba al muerto. En realidad lo estaba, pero si se acercaba de repente, la pillaría y la violaría, comenzó a temblar escondida entre los arbustos, trago saliva y aun el hombre no se iba. Espero por un instante mas, rezaba por que el joven no estuviera ya muerto de frio, tenía que darse prisa, pero en cuanto el hombre consciente del frio y del lugar en el que estaba, inmediatamente echo a correr despavorido, gritando del puro miedo.
¿Qué le pasaba de repente? Daba igual, echo a correr hacia el cuerpo inerte que estaba en el suelo y le quito la camisa, los pantalones, los zapatos...parecían de la misma talla que la del joven, por Dios esperaba que estuviera bien. Bajo por las escaleras con prisa mientras sujetaba entre sus brazos la ropa que consiguió de aquel hombre inerte en el suelo. Se acerco al joven en cuanto le vio temblar y soltó la ropa al lado de este para ocupar sus brazos en un tierno abrazo que estarían ocupados dando calor al cuerpo del joven. Lo abrazaba con ternura, lo acariciaba para que el calor llegara a su cuerpo, no es que lo hiciera a propósito para provocarlo, pero estaba desnudo y muerto de frío-Gomen...no...Pude ir más rápido....
Escondió su rostro en el cuello de este ocultando la pena que llevaba encima, se aferraba cada vez más a él, proporcionándole más calor del inusual, hasta que poco a poco fue tumbándolo en aquel colchón sucio, y con una mano acerco al azar parte de la ropa que había conseguido. Miro hacia un lado, y cogió la camisa y parte de la cinturilla del pantalón y lentamente fue colocándole la camisa al joven, por detrás y después finalmente abrochándole la camisa hasta el cuello. Se despego de él y le ofreció los pantalones para que él mismo se los pusiera.
Ella se escondió detrás de la pared que separaba las celdas del pasillo. Se sentía sucia, en realidad alguien de su oficio. Cuando, trabajaba, trabajaba por sobrevivir. Se arrodillo de golpe en el suelo y solamente miraba a sus rodillas. No le salían lágrimas, ninguna de hecho, pero se encogió en una pequeña bola, abrazándose a sí misma y enseguida pudo ver unos zapatos enfrente de ella. Sonrió, miró hacia arriba, el joven le daría las gracias, pero en cuanto alzo su mirada hacia arriba, su sonrisa enseguida se borro al ver al hombre de nuevo, al hombre que dejo al otro hombre al lado de este edificio-¡AHH!-Soltó en cuanto este la agarro de los pelos con cierta brusquedad-¡Ahh! ¡DÉJEME!-Dijo para que la soltase, pero, esta vez, le tocaba a ella. Se sujeto de las manos que sujetaban de sus cabellos azabache, hinco sus uñas en la carne de las muñecas del hombre permitiendo que la soltara del pelo y con ello levantarse para después hacerle una llave de karate-IHIAA!-Soltó para después ponerse en una posición de defensa en un puño más alto que el otro.
Megumi Amane- Mensajes : 48
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Sonreí, era una persona muy interesante la que tenia al frente, dejo caer sobre mí una manta vieja que había encontrado en aquellos lugares para ir en búsqueda de algo que me sirviera, deje que mi espalda tocara la pared mientras me acurrucaba en aquella manta que me protegía escasamente del frio, entrecerré los ojos sintiendo los parpados fríos y hasta suponía que mi nariz estaba congelada, pero al menos no me moriría de hipotermia, era más fuerte. Me preguntaba quién era aquella mujer que había visto entre sueños, pero cuando trataba de recordar algo, la cabeza comenzaba a doler, aquel dolor era punzante, me lleve la mano en donde el dolor nacia, encontrándome con una herida larga que estaba en mi cabeza, otra pregunta para mi lista ¿Cómo me la había hecho? Odiaba no poder recordar nada de mi pasado, era algo que me frustraba y me enfermaba, pues mi fe se desvanecía, algunos decían que si no sabes de dónde vienes no sabes a dónde vas, así que ¿no tenia destino, ira siempre a la deriva? Parecía que mi destino era ir a la deriva como cuando pase mis días convertido en animal en el barco de unos comerciantes con mi mismo parecido.
En ese momento estaba ido, preguntándome miles de cosas que no encontraba respuesta ¡ninguna maldita respuesta! Sin advertirlo estaba temblando, unas cálidas manos me tocaron, mis ojos estaban pálidos, apenas pude moverme en algo parecido en un abrazo, era un abrazo a mi suponer, entrecerré mis ojos escuchado lo que decía, sonreí, ella no era de mi imaginación o un recuerdo lejano que nunca podría recibir, ella era de verdad, trate de hablar pero mi mandíbula estaba temblando que no podría hablar sin tartamudear así que simplemente me le quede mirando, su rostro se había ocultado en mi cuello, le mire algo confundido, no era bueno sabiendo que hacer, pero simplemente le toque la espalda, tratando de animarla-Eh?- me quede algo extrañado al verla mas aferrada a mi, pero eso me animo a abrazarla con fuerza, esto hizo que nuestros cuerpos se cayeran a la cama, sin querer sonreí, hasta una risa salió de mis labios, era lindo ver sus mejillas ruborizas que trataba de esconderlas sin ningún éxito.
Había conseguido algo que ponerme, se alegre mucho y note como lentamente me ponía la camisa, me había quedado en silencio viendo sus movimientos, unos movimientos agraciados y simplemente perfectos, su peso se había ido de mi pecho, ya había abotonado todo y me ofreció los pantalones, le sonreí mientras buscaba ponérmelos en aquel mismo lugar, note que unos pasos dio para alejarse de mí, así que aproveche a levantarme para terminar de abrochar el pantalón y mentarme la camisa por dentro.
Un grito alerto mis oídos, miro desconcertado y lleno de miedo de que algo le hubiera pasado, encontré a uno de los hombre sujetándole por el pelo, gruñí fuertemente, pero antes de que pudiera alcanzarlo ella ya se estaba defendiendo, aun así corrí hacia ella con la navaja que antes le había dado, con cuidado me acerque por detrás mientras ella lo distraía por delante, se me fue fácil ser sigiloso, era como cazar mientras era un lobo, algo que ya muchas veces había hecho, le hice una señal para que se quedara quieta mientras yo comenzaba a acercármele por detrás, con suerte pude llegar a taparle la boca con una de mis manos mientras la navaja se la clavaba en el dorso de la espalda, no quería que ella viera algo así, el hombre se retorcía de dolor mientras acentuaba mas el golpe.-Sal de aquí!- gruñí obligándola a salir, cuando note que estaba solo, situé la navaja en su garganta para cortársela de extremo a extremo y dejarlo tirado que se ahogara en su sangre.
Me apresure a ir tras ella, no la deje entrar a la habitación-Esta muerto, vámonos- le susurre sujetándola del brazo con delicadeza-es mejor irnos- le dije con ojos lastimeros mientras le obligaba a andar a mi paso. Llegamos al exterior, ya no estaba lloviendo y por suerte era un humano de nuevo ahora seria más fácil movilizarse –ahg…- una punzada fuerte atravesó mi costado, aun estaba débil y mis heridas no se sanaban del todo.
En ese momento estaba ido, preguntándome miles de cosas que no encontraba respuesta ¡ninguna maldita respuesta! Sin advertirlo estaba temblando, unas cálidas manos me tocaron, mis ojos estaban pálidos, apenas pude moverme en algo parecido en un abrazo, era un abrazo a mi suponer, entrecerré mis ojos escuchado lo que decía, sonreí, ella no era de mi imaginación o un recuerdo lejano que nunca podría recibir, ella era de verdad, trate de hablar pero mi mandíbula estaba temblando que no podría hablar sin tartamudear así que simplemente me le quede mirando, su rostro se había ocultado en mi cuello, le mire algo confundido, no era bueno sabiendo que hacer, pero simplemente le toque la espalda, tratando de animarla-Eh?- me quede algo extrañado al verla mas aferrada a mi, pero eso me animo a abrazarla con fuerza, esto hizo que nuestros cuerpos se cayeran a la cama, sin querer sonreí, hasta una risa salió de mis labios, era lindo ver sus mejillas ruborizas que trataba de esconderlas sin ningún éxito.
Había conseguido algo que ponerme, se alegre mucho y note como lentamente me ponía la camisa, me había quedado en silencio viendo sus movimientos, unos movimientos agraciados y simplemente perfectos, su peso se había ido de mi pecho, ya había abotonado todo y me ofreció los pantalones, le sonreí mientras buscaba ponérmelos en aquel mismo lugar, note que unos pasos dio para alejarse de mí, así que aproveche a levantarme para terminar de abrochar el pantalón y mentarme la camisa por dentro.
Un grito alerto mis oídos, miro desconcertado y lleno de miedo de que algo le hubiera pasado, encontré a uno de los hombre sujetándole por el pelo, gruñí fuertemente, pero antes de que pudiera alcanzarlo ella ya se estaba defendiendo, aun así corrí hacia ella con la navaja que antes le había dado, con cuidado me acerque por detrás mientras ella lo distraía por delante, se me fue fácil ser sigiloso, era como cazar mientras era un lobo, algo que ya muchas veces había hecho, le hice una señal para que se quedara quieta mientras yo comenzaba a acercármele por detrás, con suerte pude llegar a taparle la boca con una de mis manos mientras la navaja se la clavaba en el dorso de la espalda, no quería que ella viera algo así, el hombre se retorcía de dolor mientras acentuaba mas el golpe.-Sal de aquí!- gruñí obligándola a salir, cuando note que estaba solo, situé la navaja en su garganta para cortársela de extremo a extremo y dejarlo tirado que se ahogara en su sangre.
Me apresure a ir tras ella, no la deje entrar a la habitación-Esta muerto, vámonos- le susurre sujetándola del brazo con delicadeza-es mejor irnos- le dije con ojos lastimeros mientras le obligaba a andar a mi paso. Llegamos al exterior, ya no estaba lloviendo y por suerte era un humano de nuevo ahora seria más fácil movilizarse –ahg…- una punzada fuerte atravesó mi costado, aun estaba débil y mis heridas no se sanaban del todo.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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Hizo lo que le dijo enseguida, salió huyendo y le espero al lado de un árbol. Con la mirada puesta en aquellas puertas mugrientas de los calabozos abandonados, espero y espero hasta encontrar un grito jadeante que provenía del joven el cual salía ya por fin de aquel deteriorado lugar. Mantuvo la vista en el joven y lentamente fue saliendo de los matorrales, del árbol en el que se mantenía oculta a los brazos del joven-¿estás bien?-Dijo preocupada cuando se fue separando de él poco a poco para mirarle a los ojos-¿Qué ocurre?-Dijo aun más preocupada viendo que el joven no le respondía, observo la camisa que llevaba puesta, pero era sangre seca del otro individuo, no sabía qué pasaba.
Le toco la frente a comparación con la suya y estaba ardiendo. Dios mío, tenía que darse prisa si quería curarle. Vio como se encorvo en el sitio, Megumi puso un brazo del joven sobre sus hombros para sujetarlo y poder llevarlo por el bosque hasta que vieran alguna salida, hasta que reconociera la salida por donde iban a salir antes. Lo intento varias veces-Tienes que ser fuerte...-Dijo aleatoriamente-...Me llamo Megumi...-Comenzó a decirle para que se mantuviera por si solo despierto y no le alcanzara la inconsciencia-...Llegue a parís hace dieciocho años...-Le miro en un momento y lo dejo sentado sobre una roca, con la mano le quitó el sudor que tenía en la frente y arrancando una tira de su vestido, fue secándole el sudor que volvía a aparecer de repente-...Y cuando esos años pasaron, llegue esta noche a conocer a un chico...-Dijo mientras le cogía de las mejillas y hacia que lo mirara-...que era muy valiente, al igual que un samurái...-Dijo con una sonrisa mientras se levantaba de haberse puesto en cuclillas y dio un leve traspiés sin caerse al suelo para cruzarse con aquella estola con la que había venido al bosque.
La que se le cayó cuando los hombres comenzaron a perseguirla. Entonces, no lo dudo ni un instante, la cogió entre sus manos y fue corriendo a ponérsela al joven por encima de sus hombros-...no te preocupes...estoy acostumbrada al frio...-beso su frente con ternura y con el trozo de tela seguía quitándole el sudor. Quiso que apareciera alguna mopa o pañuelo del cual poder mojarlo en algún rio. Miró por dentro de la estola por unos instantes y ¡Eureka! Como si fuera magia, el pañuelo que había metido hace días en la estola, seguía intacto donde lo dejó. No dudo en dejarlo y beso la frente del joven de nuevo para ir a buscar algún rio-Descansa...-Dijo antes de marcharse a buscar y después de diez minutos, un pequeño estanque que desembocaba en una riada apareció frente a sus ojos cafés.
La noche los acunaba en un frio halito de suaves brisas, ella se estremeció al sentirlas pero ya consiguió llegar a tiempo para ponerle el pañuelo húmedo al joven en su frente, lo abrigo con la estola grande aun más y con sus brazos por encima. Estaría muerta de frío, pero ella al menos, no sabía de la condición del joven. No le preguntaría, pues era de mala educación, no quería incomodarle ahora, tan solo, le cuidaría hasta que se encontrase mejor y poder seguir caminando hacia la salida.
Le toco la frente a comparación con la suya y estaba ardiendo. Dios mío, tenía que darse prisa si quería curarle. Vio como se encorvo en el sitio, Megumi puso un brazo del joven sobre sus hombros para sujetarlo y poder llevarlo por el bosque hasta que vieran alguna salida, hasta que reconociera la salida por donde iban a salir antes. Lo intento varias veces-Tienes que ser fuerte...-Dijo aleatoriamente-...Me llamo Megumi...-Comenzó a decirle para que se mantuviera por si solo despierto y no le alcanzara la inconsciencia-...Llegue a parís hace dieciocho años...-Le miro en un momento y lo dejo sentado sobre una roca, con la mano le quitó el sudor que tenía en la frente y arrancando una tira de su vestido, fue secándole el sudor que volvía a aparecer de repente-...Y cuando esos años pasaron, llegue esta noche a conocer a un chico...-Dijo mientras le cogía de las mejillas y hacia que lo mirara-...que era muy valiente, al igual que un samurái...-Dijo con una sonrisa mientras se levantaba de haberse puesto en cuclillas y dio un leve traspiés sin caerse al suelo para cruzarse con aquella estola con la que había venido al bosque.
La que se le cayó cuando los hombres comenzaron a perseguirla. Entonces, no lo dudo ni un instante, la cogió entre sus manos y fue corriendo a ponérsela al joven por encima de sus hombros-...no te preocupes...estoy acostumbrada al frio...-beso su frente con ternura y con el trozo de tela seguía quitándole el sudor. Quiso que apareciera alguna mopa o pañuelo del cual poder mojarlo en algún rio. Miró por dentro de la estola por unos instantes y ¡Eureka! Como si fuera magia, el pañuelo que había metido hace días en la estola, seguía intacto donde lo dejó. No dudo en dejarlo y beso la frente del joven de nuevo para ir a buscar algún rio-Descansa...-Dijo antes de marcharse a buscar y después de diez minutos, un pequeño estanque que desembocaba en una riada apareció frente a sus ojos cafés.
La noche los acunaba en un frio halito de suaves brisas, ella se estremeció al sentirlas pero ya consiguió llegar a tiempo para ponerle el pañuelo húmedo al joven en su frente, lo abrigo con la estola grande aun más y con sus brazos por encima. Estaría muerta de frío, pero ella al menos, no sabía de la condición del joven. No le preguntaría, pues era de mala educación, no quería incomodarle ahora, tan solo, le cuidaría hasta que se encontrase mejor y poder seguir caminando hacia la salida.
Megumi Amane- Mensajes : 48
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
¿Qué había pasado? Mi cabeza dolía mucho, con dificultad abrí mis ojos, sentí una punzada en un costado que me hizo jadear. Mi cabeza ¡Como dolía! Como pude me levante del suelo, pero me di cuenta de algo ¡Volvía a hacer un animal! Mire a mi alrededor, no estaba seguro de donde estaba, me sentía algo desorientado, cuando mire hacia arriba y encontré una trampa rasgada, en aquel momento comencé a recordar.
[….]
Comenzábamos a movernos, estaba con la dama que había rescatado hace unas horas, era humano y me había curado de las heridas por la batalla, parecía estar todo bien hasta que pisamos alguna trampa que nos elevo hasta arriba, ella me había empujado hasta dar unos pasos hacia un lado, haciendo que solamente ella quedara atrapada, pero uno de mis pies se enredo con la trampa haciéndome levantarme de cabeza, también estaba atrapado.
-Me quitare esto y le liberare- había dicho mientras trataba de alcanzar mi pie para liberarme, pero no lo conseguía. Algunos gruñidos me alertaron, gruñí estando boca abajo mientras mis manos se mantenían al aire, pronto vi algunos hombres que se aproximaban, con sonrisas malvadas miraron a la joven que acompañaban –GRR….!- gruñí fuertemente sintiendo como me trasformaba en otra vez un lobo, cuando los pies comenzaron a cambiar por patas caí al suelo, por unos instante quede algo mareado, pero me levante aun así gruñéndole a los hombres que amenazaba a la joven.
-Vete de mi vista perro sarnoso…- dijo uno de ellos dándome un palazo que me llevo al suelo inconsciente.
[….]
Gemía triste, en aquel lugar, miraba hacia los lados y no encontraba a nadie, estaba aun algo desorientado y no podía exactamente por donde se habían ido, aposte por el mismo lugar, aquellos calabozos abandonados en los que habíamos estado. Con la cabeza baja comencé a olfatear hasta encontrar aquel hilo de olor que identificaba como a la joven que me acompañaba, confiado de que estarían en aquel lugar comencé a correr en aquella dirección, cuando me encontraba al frente de la puerta deje salir un aullido, debía estar asustada, no quería que se sintiera triste, la quería ver sonreír, pero al parecer todo decía que ella debía llorar y sufrir.
Algo en mi pecho exploto, comencé a moverme desesperadamente, estaba eufórico, no, no podía ser, aquella joven con sus mismos rasgos no podía verse triste, sus ojos no podrían estar hinchados por tanto llorar, debía reír, eso es lo que debía hacer y yo lo haría realidad, costara lo que costara.
[….]
Comenzábamos a movernos, estaba con la dama que había rescatado hace unas horas, era humano y me había curado de las heridas por la batalla, parecía estar todo bien hasta que pisamos alguna trampa que nos elevo hasta arriba, ella me había empujado hasta dar unos pasos hacia un lado, haciendo que solamente ella quedara atrapada, pero uno de mis pies se enredo con la trampa haciéndome levantarme de cabeza, también estaba atrapado.
-Me quitare esto y le liberare- había dicho mientras trataba de alcanzar mi pie para liberarme, pero no lo conseguía. Algunos gruñidos me alertaron, gruñí estando boca abajo mientras mis manos se mantenían al aire, pronto vi algunos hombres que se aproximaban, con sonrisas malvadas miraron a la joven que acompañaban –GRR….!- gruñí fuertemente sintiendo como me trasformaba en otra vez un lobo, cuando los pies comenzaron a cambiar por patas caí al suelo, por unos instante quede algo mareado, pero me levante aun así gruñéndole a los hombres que amenazaba a la joven.
-Vete de mi vista perro sarnoso…- dijo uno de ellos dándome un palazo que me llevo al suelo inconsciente.
[….]
Gemía triste, en aquel lugar, miraba hacia los lados y no encontraba a nadie, estaba aun algo desorientado y no podía exactamente por donde se habían ido, aposte por el mismo lugar, aquellos calabozos abandonados en los que habíamos estado. Con la cabeza baja comencé a olfatear hasta encontrar aquel hilo de olor que identificaba como a la joven que me acompañaba, confiado de que estarían en aquel lugar comencé a correr en aquella dirección, cuando me encontraba al frente de la puerta deje salir un aullido, debía estar asustada, no quería que se sintiera triste, la quería ver sonreír, pero al parecer todo decía que ella debía llorar y sufrir.
Algo en mi pecho exploto, comencé a moverme desesperadamente, estaba eufórico, no, no podía ser, aquella joven con sus mismos rasgos no podía verse triste, sus ojos no podrían estar hinchados por tanto llorar, debía reír, eso es lo que debía hacer y yo lo haría realidad, costara lo que costara.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Atada contra la cama se encontraba. Dos hombres la observaban detenidamente desde los rincones de la habitación. Pero aun en su cuerpo las ropas aun permanecían inquietas, sin moverse de su lugar, para que enseguida, uno de aquellos dos desagradecidos se acercase a la mujer poniendo una mano en su mentón y acto seguido ofrecerla un bofetón en la cara para que despertase. No reaccionaba. El segundo de los hombres lo volvió a intentar dando un bofetón a la mujer de nuevo. Nada, seguía igual, como una bella estatua o una imagen que no quería despertar. Con el tiempo, encerrados en aquella habitación, los hombres se desesperaban dado que no conseguían despertar a la mujer atada a la cama por las muñecas a uno de los postes.
La mujer seguía quieta, dormida en un sueño eterno. A la larga, escucharon como un bufido en el exterior, abrieron la puerta y vieron al perro merodear por alrededor aullando, inquieto y cuando vieron que se acercaba, estos se echaron hacia atrás chocando contra la cama, cayendo tumbados boca arriba, uno sobre la cama, otro sobre el suelo, moviéndose hacia atrás con cierto temor en su cuerpo-...¡¡AAAAGHHH!!-Dijo el que estaba en la cama, moviéndose, pataleando sin parar de moverse, intentando soltarse de Megumi que finalmente había despertado y había agarrado con ambas manos finalmente sueltas parte del pelo del hombre, arañándolo con la otra mano por toda su cara, pero intentaba hincar las uñas, pero apenas tenía y enseguida salió corriendo en busca del perro que entró en la sala.
-..¡Tú!-Se acerco hasta estar cerca del canino, le cogió suavemente de su rostro para acariciarlo con ternura, para proporcionarle un tierno beso en su cabeza. Gimiendo, asustada, le miraba a los ojos-¿Estás bien?-Dijo mientras aun le acariciaba. Los hombres que aun gemían del terror anterior, aun seguían quietos, sin moverse apenas de donde estaban. Esta se incorporo al lado del canino para después comenzar a salir con él-...Vámonos...este no es un buen lugar...-Dijo aun preocupada. Bastantes cosas estaban pasando esa noche ¿Por qué se daba aquello?
La mujer seguía quieta, dormida en un sueño eterno. A la larga, escucharon como un bufido en el exterior, abrieron la puerta y vieron al perro merodear por alrededor aullando, inquieto y cuando vieron que se acercaba, estos se echaron hacia atrás chocando contra la cama, cayendo tumbados boca arriba, uno sobre la cama, otro sobre el suelo, moviéndose hacia atrás con cierto temor en su cuerpo-...¡¡AAAAGHHH!!-Dijo el que estaba en la cama, moviéndose, pataleando sin parar de moverse, intentando soltarse de Megumi que finalmente había despertado y había agarrado con ambas manos finalmente sueltas parte del pelo del hombre, arañándolo con la otra mano por toda su cara, pero intentaba hincar las uñas, pero apenas tenía y enseguida salió corriendo en busca del perro que entró en la sala.
-..¡Tú!-Se acerco hasta estar cerca del canino, le cogió suavemente de su rostro para acariciarlo con ternura, para proporcionarle un tierno beso en su cabeza. Gimiendo, asustada, le miraba a los ojos-¿Estás bien?-Dijo mientras aun le acariciaba. Los hombres que aun gemían del terror anterior, aun seguían quietos, sin moverse apenas de donde estaban. Esta se incorporo al lado del canino para después comenzar a salir con él-...Vámonos...este no es un buen lugar...-Dijo aun preocupada. Bastantes cosas estaban pasando esa noche ¿Por qué se daba aquello?
Megumi Amane- Mensajes : 48
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
aquellos humanos sabían a qué temerle, pronto me vieron gruñir y salieron despavoridos por el miedo, mi colita comenzó a moverse mientras seguía agitado esperando alguna señal de vida, Sali corriendo hacia adentro mientras aun los hombres corrían, pronto me había encontrado con la dama, le ladre para que se diera prisa y saliera de ahí, no parecía necesitar ayuda asi que me había quedado tranquilo, puesto que solamente con mi presencia era suficiente.
Mi cola se movió al sentir el beso en la frente, ladre animado ante la pregunta, era un gran y animado si en mi forma actual, al oir la orden de la chica salte comenzado a correr a su lado hasta llegar al final del lugar y al fin al exterior. Comencé a ladrar, ya no era bueno estar en ese lugar, era mejor estar en la ciudad, en ese lugar seria menos peligroso.
Me moví en dirección hacia la ciudad esperando ser seguido por la chica, cuando mire hacia atrás estaba siguiéndome, me detuve por unos momentos hasta que ella recuperara el aliento, como íbamos sabia que tardaríamos un buen rato, pero con nuestro paso constante podríamos llegar antes del atardecer. Me había sentado, después de dos minutos me levante siguiendo hacia adelante indicándole a la joven de lindos cabellos que se apresurara a seguirme, esta parecía captar todas mis expresiones que hacía, por suerte era inteligente y atendía a los consejos de un can.
Mi cola se movió al sentir el beso en la frente, ladre animado ante la pregunta, era un gran y animado si en mi forma actual, al oir la orden de la chica salte comenzado a correr a su lado hasta llegar al final del lugar y al fin al exterior. Comencé a ladrar, ya no era bueno estar en ese lugar, era mejor estar en la ciudad, en ese lugar seria menos peligroso.
Me moví en dirección hacia la ciudad esperando ser seguido por la chica, cuando mire hacia atrás estaba siguiéndome, me detuve por unos momentos hasta que ella recuperara el aliento, como íbamos sabia que tardaríamos un buen rato, pero con nuestro paso constante podríamos llegar antes del atardecer. Me había sentado, después de dos minutos me levante siguiendo hacia adelante indicándole a la joven de lindos cabellos que se apresurara a seguirme, esta parecía captar todas mis expresiones que hacía, por suerte era inteligente y atendía a los consejos de un can.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Llevaba esperando esto toda su vida. Un amigo. Alguien con quien estar. Tenía un amigo al que seguía, hacia un lado seguro. Hacia un lado seguro en cuanto se alejaban de aquel lugar deshabitado. Ya no le importaba lo que les pasase a esa gente que había intentado atacarles, atacarle a ella y bueno, siendo lo que era. Siendo lo que tenía que hacer para poder llevarse algún bocado a la boca. Seguía al canino hacia una de las calles principales, pero se metía entre una de las calles, oliendo el suelo, ella le seguía de nuevo, esta parte de París no la conocía o no se había fijado muy bien. Bostezo, estaba cansada, después de todo lo que les habían pasado. No sabía si iba a estar bien. Antes estaba enfermo.
Su gesto era de preocupación por el. ¿Dónde estaba? Ni sabía su nombre. Se quede frente a un escaparate donde había pasteles riquísimos de caramelo y de nata. Por algún lado de fresa y arándanos. Que pintan tenia, se acerco un poco más y en cuanto notó algo en su hombro, se giro enseguida, saltando en el sitio del susto que se dio para después fijarse en el chico, rubio de antes. Si, aquel quien le había salvado más de una vez esa noche-Hola....-Dijo nuevamente, mirando al joven rubio que al parecer tenia nuevas ropas-... ¿Dónde estabas? Estaba preocupada....-Agacho la cabeza, sintiéndose avergonzada por la pregunta pero en cambio, de algún modo se había sonrojado al ver al chico. Era demasiado atractivo, tenia rasgos de su mismo país o al menos eso parecía.
Ahora sí que le miraba fijamente-Arigatou...por salvarme esta noche ya muchas veces...-se retiro el pelo de su cara, poniéndoselo detrás para verle mejor la cara del joven-Megumi...amane...-Dijo lentamente, cohibida pues no se sentía segura, pero ya confiaba en aquel joven y sin poder evitarlo, debido a su gran devoción por mostrar cariño y agradecimiento a los demás, se lanzo a su cintura para abrazarlo con fuerza y no soltarle, rodeándole por sus ropas de seda que eran diferentes a las de antes.
Su gesto era de preocupación por el. ¿Dónde estaba? Ni sabía su nombre. Se quede frente a un escaparate donde había pasteles riquísimos de caramelo y de nata. Por algún lado de fresa y arándanos. Que pintan tenia, se acerco un poco más y en cuanto notó algo en su hombro, se giro enseguida, saltando en el sitio del susto que se dio para después fijarse en el chico, rubio de antes. Si, aquel quien le había salvado más de una vez esa noche-Hola....-Dijo nuevamente, mirando al joven rubio que al parecer tenia nuevas ropas-... ¿Dónde estabas? Estaba preocupada....-Agacho la cabeza, sintiéndose avergonzada por la pregunta pero en cambio, de algún modo se había sonrojado al ver al chico. Era demasiado atractivo, tenia rasgos de su mismo país o al menos eso parecía.
Ahora sí que le miraba fijamente-Arigatou...por salvarme esta noche ya muchas veces...-se retiro el pelo de su cara, poniéndoselo detrás para verle mejor la cara del joven-Megumi...amane...-Dijo lentamente, cohibida pues no se sentía segura, pero ya confiaba en aquel joven y sin poder evitarlo, debido a su gran devoción por mostrar cariño y agradecimiento a los demás, se lanzo a su cintura para abrazarlo con fuerza y no soltarle, rodeándole por sus ropas de seda que eran diferentes a las de antes.
Megumi Amane- Mensajes : 48
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Una sonrisa, eso lo que me provocaba el rostro de aquella dulce dama, también tenía un fuerte deseo de abrazarla sin importar lo que pasara, si estuviera a su lado, moría por verla sonreír y siempre feliz, eran sentimientos extraños que se revelaban como flores de primavera, como aquellas flores de Sakura que en mi mente aparecen de repente. Me había alejado de ella, pues habíamos llegado a la plaza en donde había ocultado mis ropas, en donde todo había comenzado, en donde por primera vez note aquellos ojos pintados con delicadeza y dedicación, pronto con mi hocico (pues aun era un animal) cogí mis ropajes, algo llamativo pero perfecto para mi personalidad y perfil o eso creía yo. Después de transfórmame en humano y ponerme aquella levita marrón con detalles dorados y el pantalón negro y apretado y unas botas de color ocre me atreví a acercarme a la joven, quien miraba una pastelería, toque su hombro, ella se volteo, por alguna razón tuve que retroceder.
Su belleza me impresionaba, alborote mi cabello mientras ella comenzaba a hablar, parecía que había estado preocupada por mí, casi no podía creerlo, una dulce dama como ella preocupado por un hombre como yo, tuve que mover mi cabeza hacia un lado como si buscara alguna mirada que me dijera que era mentira, pero en vez de eso ella agacho su cabeza, mostrándose avergonzada por unos minutos, eso hizo que una sonrisa apareciera en mi rostro, su pálido rostro se veía muy lindo cuando se sonrojaba, le daba un destello de color casi virginal.
-Megumi…- murmure para saborear el dulce nombre de la chica. Mi sorpresa fue grande al verla sujetada de mí, me sonroje frunciendo un poco mi ceño, mi corazón casi salta y se vuelca, por instinto le rodee su cuerpo con mis manos de forma protectora-No es nada señorita Megumi… no podía dejarla sola- pude decir mientras miraba hacia arriba con mis mejillas todas calientes, ¡que avergonzado me sentia!
-Creo que es hora de que me presente, pero antes… ¿Por qué no la llevo a su casa?- me separe un poco de ella para poder verla a los ojos y sonreírle ampliamente, mis ojos se cerraron por instinto y un suspiro de alivio me invadió completamente –Matsumoto Takanori- le dije alborotándole un poco su cabello, solo para disfrutar su tacto, pero después le arregle su cabello para que quedara normal como había estado. Me separe de ella para ofrecerle mi brazo y seguir caminando por las calles de la nocturna parís.
Mi suspiro de alivio había sido en parte por la razón de que no se había dado cuenta de que aquel amigo que ella había encontrado era también yo, tal vez no había analizado bien, solo esperaba que no se molestara o me tuviera miedo cuando se diera cuenta de que yo era un cambiaformas, una creatura fuera de lo ordinario.
Su belleza me impresionaba, alborote mi cabello mientras ella comenzaba a hablar, parecía que había estado preocupada por mí, casi no podía creerlo, una dulce dama como ella preocupado por un hombre como yo, tuve que mover mi cabeza hacia un lado como si buscara alguna mirada que me dijera que era mentira, pero en vez de eso ella agacho su cabeza, mostrándose avergonzada por unos minutos, eso hizo que una sonrisa apareciera en mi rostro, su pálido rostro se veía muy lindo cuando se sonrojaba, le daba un destello de color casi virginal.
-Megumi…- murmure para saborear el dulce nombre de la chica. Mi sorpresa fue grande al verla sujetada de mí, me sonroje frunciendo un poco mi ceño, mi corazón casi salta y se vuelca, por instinto le rodee su cuerpo con mis manos de forma protectora-No es nada señorita Megumi… no podía dejarla sola- pude decir mientras miraba hacia arriba con mis mejillas todas calientes, ¡que avergonzado me sentia!
-Creo que es hora de que me presente, pero antes… ¿Por qué no la llevo a su casa?- me separe un poco de ella para poder verla a los ojos y sonreírle ampliamente, mis ojos se cerraron por instinto y un suspiro de alivio me invadió completamente –Matsumoto Takanori- le dije alborotándole un poco su cabello, solo para disfrutar su tacto, pero después le arregle su cabello para que quedara normal como había estado. Me separe de ella para ofrecerle mi brazo y seguir caminando por las calles de la nocturna parís.
Mi suspiro de alivio había sido en parte por la razón de que no se había dado cuenta de que aquel amigo que ella había encontrado era también yo, tal vez no había analizado bien, solo esperaba que no se molestara o me tuviera miedo cuando se diera cuenta de que yo era un cambiaformas, una creatura fuera de lo ordinario.
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Pensó en que ya estaba metida en un problema. Ahora no sabía cómo salir. Miraba a todos lados, la noche estaba llena de estrellas y de una luna bella. Suspiro, agarrándose del brazo de Matsumoto-Vaya....me gusta tu nombre...-Miro a los ojos, agarrada de su brazo para después seguir mirándole con cierta curiosidad- ¿De dónde eres?-Iban caminando por las calles parisinas, Megumi sintió un poco de frio pues se estremeció al sentir un poco de aire fresco por su piel desnuda, ya que la estola elegante, se la había dejado en el bosque, pensó mejor en ir hasta poner el brazo de Matsumoto alrededor de su cuerpo, abrazándola y que la mantuviera lejos del frio.
-Lo..lo siento, es que tengo algo de frio...-Su mano entonces le rodeo la cintura por detrás, su otro brazo le rodeaba la cintura por delante, esta le miraba, apretaba su pecho contra el cuerpo de Matsumoto, para hacer así un toque de cierta coquetería, apoyando su cuerpo entonces contra el de Matsumoto, mirándole coqueta-Gracias por cierto por..ehm...-se acerco a su oído
-...acompañarme en esta travesía....-su dedo índice pasaba, correteaba juguetón por la hilera de botones de la adornada vestimenta de Matsumoto, comenzó a jadear con suavidad, se mordió el labio inferior para hacer más sugerente la situación.
Iban caminando, no se había dado cuenta que el incienso a seda, a velas aromáticas comenzaba a emanar desde la vuelta de la esquina, Lo paró en seco hasta que lo acorralo contra la pared, poniéndose ella sobre él y tapándole la boca-Siento si ehm...te trato así de repente, solo es que yo debería seguir sola...por esta calle...ehm...-miraba a todos lados, buscando un punto fijo en el que fijarse-...además mi hogar no está nada lejos...-le acariciaba ahora la mejilla con la mano derecha, después con la izquierda la ponía sobre su otra mejilla para acercarlo y posar un casto beso sobre los labios de Matsumoto-...Algún día te contare el resto...-Iba a alejarse de él, para que no la insultara pues es la tristeza de su rostro la cual decía aquello, comenzó a alejarse para después ser empujada por un borracho contra el cuerpo de Matsumoto-...-no dijo nada pues tan solo hubo el principio de un rubor. Un rubor que cuando miro a la mirada celeste de Matsumoto, se sonrojo aun más.
-¿U-Un Tango?-Pregunto sin saber que decir, lo primero que le vino a la cabeza-
-Lo..lo siento, es que tengo algo de frio...-Su mano entonces le rodeo la cintura por detrás, su otro brazo le rodeaba la cintura por delante, esta le miraba, apretaba su pecho contra el cuerpo de Matsumoto, para hacer así un toque de cierta coquetería, apoyando su cuerpo entonces contra el de Matsumoto, mirándole coqueta-Gracias por cierto por..ehm...-se acerco a su oído
-...acompañarme en esta travesía....-su dedo índice pasaba, correteaba juguetón por la hilera de botones de la adornada vestimenta de Matsumoto, comenzó a jadear con suavidad, se mordió el labio inferior para hacer más sugerente la situación.
Iban caminando, no se había dado cuenta que el incienso a seda, a velas aromáticas comenzaba a emanar desde la vuelta de la esquina, Lo paró en seco hasta que lo acorralo contra la pared, poniéndose ella sobre él y tapándole la boca-Siento si ehm...te trato así de repente, solo es que yo debería seguir sola...por esta calle...ehm...-miraba a todos lados, buscando un punto fijo en el que fijarse-...además mi hogar no está nada lejos...-le acariciaba ahora la mejilla con la mano derecha, después con la izquierda la ponía sobre su otra mejilla para acercarlo y posar un casto beso sobre los labios de Matsumoto-...Algún día te contare el resto...-Iba a alejarse de él, para que no la insultara pues es la tristeza de su rostro la cual decía aquello, comenzó a alejarse para después ser empujada por un borracho contra el cuerpo de Matsumoto-...-no dijo nada pues tan solo hubo el principio de un rubor. Un rubor que cuando miro a la mirada celeste de Matsumoto, se sonrojo aun más.
-¿U-Un Tango?-Pregunto sin saber que decir, lo primero que le vino a la cabeza-
Megumi Amane- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 11/12/2011
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
Sonreí mientras las preguntas afloraban, preguntas normales que no podría contestar, mire hacia la luna, si que estaba hermosa, toda redonda y brillosa, detonando una luz lúgubre que hacía ver a todas las cosas bañadas en su luz. Una ola de frio hizo que la chica se estremeciera, pronto sentí como se aferraba a mi brazo para buscar calor, le pase la mano por el hombro para acercarla más y darle un poco de calor, todo el calor que podría darle. Note los movimientos extraños de Megumi, no era experto en esas cosas, hasta en ocasiones me consideraba axeual porque pocas cosas podrían llegar a interesarme, pero la sensualidad de aquella dama hacia despertar un cierto interés humano y reproductivo que teníamos todos los seres vivos, aun así mi expresión fue inexpresiva, dejando que ella tocara la parte que deseaba y disfrutando de forma discreta.
-bueno si me pedirían cambiar algo de mi pasado no sería…- no pude terminar la frase, mi cuerpo fue llevado a alguna pared cerca de la esquina, -…!- no pude decir nada porque ella me tapaba la boca, claro está con mi fuerza podría quitarla pero no era de caballero hacerlo, aunque tampoco de damas decentes acorralar a un hombre de esa forma-oye…!- susurro sintiendo los dulces labios en su boca por unos segundos. Para que luego ella comenzara alejarse, estaba dispuesto a seguirla para confirmar que todo estuviera bien y que llegara a casa sana y salvo, di un paso hacia adelante sujetándola cuando un borracho aparecía de la nada.
-¿segura de que no desea que la acompañe?- le pregunte rápidamente al verla en aquella situación. Había insultado al borracho que se alejaba con alaridos mientras ella seguía en mis brazos, con una voz suave y gruesa la invite a que podría acompañara, pero aquella joven parecía que no estaba interesada en lo que podría pasarle, tuve que retenerme para no regañarla. Sería algo estúpido ser un desconocido insultando de alguna forma a una dama tan hermosa y frágil o eso pensaba yo, no deseaba que es su rostro hubiera ni una pizca de tristeza o humillación.
-al menos dime algo antes de irte- suplique notando que no podría hacer nada para cambiarla de opinan. Mis manos se habían ido a su cintura, sujetándola firmemente para que no escapara de mí agarre, con la potente voz que yo poseía la embriague dulcemente, no era que fuera vanidoso, solo que tenia encuentra que mi voz podría ser una fácil herramienta de seducción-bueno que sean dos…- dije sonriendo mientras me acercaba lentamente -¿de dónde eres? Hablas el mismo lenguaje que yo, eso quiere decir que sabes de donde proviene ese lenguaje no?- pregunto mostrando cierta desesperación en su voz –y… ¿quieres salir conmigo en una cita?-
-bueno si me pedirían cambiar algo de mi pasado no sería…- no pude terminar la frase, mi cuerpo fue llevado a alguna pared cerca de la esquina, -…!- no pude decir nada porque ella me tapaba la boca, claro está con mi fuerza podría quitarla pero no era de caballero hacerlo, aunque tampoco de damas decentes acorralar a un hombre de esa forma-oye…!- susurro sintiendo los dulces labios en su boca por unos segundos. Para que luego ella comenzara alejarse, estaba dispuesto a seguirla para confirmar que todo estuviera bien y que llegara a casa sana y salvo, di un paso hacia adelante sujetándola cuando un borracho aparecía de la nada.
-¿segura de que no desea que la acompañe?- le pregunte rápidamente al verla en aquella situación. Había insultado al borracho que se alejaba con alaridos mientras ella seguía en mis brazos, con una voz suave y gruesa la invite a que podría acompañara, pero aquella joven parecía que no estaba interesada en lo que podría pasarle, tuve que retenerme para no regañarla. Sería algo estúpido ser un desconocido insultando de alguna forma a una dama tan hermosa y frágil o eso pensaba yo, no deseaba que es su rostro hubiera ni una pizca de tristeza o humillación.
-al menos dime algo antes de irte- suplique notando que no podría hacer nada para cambiarla de opinan. Mis manos se habían ido a su cintura, sujetándola firmemente para que no escapara de mí agarre, con la potente voz que yo poseía la embriague dulcemente, no era que fuera vanidoso, solo que tenia encuentra que mi voz podría ser una fácil herramienta de seducción-bueno que sean dos…- dije sonriendo mientras me acercaba lentamente -¿de dónde eres? Hablas el mismo lenguaje que yo, eso quiere decir que sabes de donde proviene ese lenguaje no?- pregunto mostrando cierta desesperación en su voz –y… ¿quieres salir conmigo en una cita?-
Matsumoto Takanori- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 16/12/2011
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Re: Pintados con un pincel[Privado]
-Matsumoto....-ladeo la cara a un lado. Mirándolo a aquellos ojos que él tenía. No sabía que decirle, cuando se fue separando de él, pensó en volver y abrazarle, no separarse de un hombre que parecía estar bien con él, que la hacía sentir como una mujer y no solo un objeto mas de placer para el hombre. Él mismo la había abrazado como un magnifico caballero, pero en cuanto giro la esquina, su vestido había sido enganchado, la habían agarrado del vestido por una manga y cuando miro hacia atrás, era un borracho que tiraba de ella, Megumi no estaba para tonterías, el borracho tiraba de ella, consiguió rozar su tosca mano contra uno de sus pechos pero enseguida vio el borracho tumbado en la calle.
¿Qué paso? Miro a todos lados y encontró a Matsumoto diría que enfurecido por como había tratado a Megumi, la arropo con sus brazos y ella se acurruco en su pecho, rodeándole la cintura con ambos brazos para poder esconderse de cualquier otro y en brazos de Él. Le miro atentamente, sonrió, pero temía ponerlo en algún aprieto, se separo de él, seguramente dejándole con algo de confusión, pero enseguida noto las manos de él alrededor de su cintura, él se acercaba cada vez más a ella, aquella voz la hacía mantenerse en su sitio, se derretía pegándose al suelo, quedándose quieta mientras Matsumoto se acercaba, temblaba-Ma..Matsumoto- y cuando escucho la última pregunta, se le olvido la primera-..Yo ¿cita? –
Eso era lo que hacían las personas normales, tener citas, salir a divertirse...Ella se divertía de otra manera, pero de cualquier modo tenía ganas de hacer otras cosas...normales seguramente-..Naci...-bajo la mirada al suelo, quieta y acurrucándose en Matsumoto, como si fuera la única sujeción en la penosa vida de prostituta que tenía desde que llego a Paris- en Osaka...en Japón...-le rodeo el cuello con ambos brazos, apegándose a él, como si tuviera miedo de derrumbarse en ese momento- ¿tu vienes de Osaka también?...-Dijo enseguida cogiéndole de la mano y tirando de él, lejos de la gente que se arremolinaba entre copas y caricias prohibidas.
Se le quedo mirando con un gesto alegre, sin tristeza, mostrando una sonrisa de lado a lado mientras aun le sujetaba la mano, llego a entrelazarla, comenzaba a estar eufórica, le rodeo de nuevo el cuello con ambos brazos, junto su nariz con la ajena y la rozaba con timidez, poso un rápido beso en su nariz y después le dio un pico corto,aa y termino por abrazarlo alrededor de su cintura-...¡Matsumochi!...-le miro como una niña pequeña-...¿Te puedo llamar así?-Le dijo cerca de su rostro, sonriendo y finalmente, estando mas en calma, su mejilla llego a posarse sobre el pecho ajeno, respirando el aroma y escuchando el palpitar del corazón de Matsumoto-...Has sido muy valiente cuando me has defendido de aquel borracho...-seguía abrazándole, no quería separarse de él. Le miró a los ojos-..¿Que haremos en la cita?
¿Qué paso? Miro a todos lados y encontró a Matsumoto diría que enfurecido por como había tratado a Megumi, la arropo con sus brazos y ella se acurruco en su pecho, rodeándole la cintura con ambos brazos para poder esconderse de cualquier otro y en brazos de Él. Le miro atentamente, sonrió, pero temía ponerlo en algún aprieto, se separo de él, seguramente dejándole con algo de confusión, pero enseguida noto las manos de él alrededor de su cintura, él se acercaba cada vez más a ella, aquella voz la hacía mantenerse en su sitio, se derretía pegándose al suelo, quedándose quieta mientras Matsumoto se acercaba, temblaba-Ma..Matsumoto- y cuando escucho la última pregunta, se le olvido la primera-..Yo ¿cita? –
Eso era lo que hacían las personas normales, tener citas, salir a divertirse...Ella se divertía de otra manera, pero de cualquier modo tenía ganas de hacer otras cosas...normales seguramente-..Naci...-bajo la mirada al suelo, quieta y acurrucándose en Matsumoto, como si fuera la única sujeción en la penosa vida de prostituta que tenía desde que llego a Paris- en Osaka...en Japón...-le rodeo el cuello con ambos brazos, apegándose a él, como si tuviera miedo de derrumbarse en ese momento- ¿tu vienes de Osaka también?...-Dijo enseguida cogiéndole de la mano y tirando de él, lejos de la gente que se arremolinaba entre copas y caricias prohibidas.
Se le quedo mirando con un gesto alegre, sin tristeza, mostrando una sonrisa de lado a lado mientras aun le sujetaba la mano, llego a entrelazarla, comenzaba a estar eufórica, le rodeo de nuevo el cuello con ambos brazos, junto su nariz con la ajena y la rozaba con timidez, poso un rápido beso en su nariz y después le dio un pico corto,aa y termino por abrazarlo alrededor de su cintura-...¡Matsumochi!...-le miro como una niña pequeña-...¿Te puedo llamar así?-Le dijo cerca de su rostro, sonriendo y finalmente, estando mas en calma, su mejilla llego a posarse sobre el pecho ajeno, respirando el aroma y escuchando el palpitar del corazón de Matsumoto-...Has sido muy valiente cuando me has defendido de aquel borracho...-seguía abrazándole, no quería separarse de él. Le miró a los ojos-..¿Que haremos en la cita?
Megumi Amane- Mensajes : 48
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