AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Acechando entre las sombras(LIBRE)
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Acechando entre las sombras(LIBRE)
Tenía que andar con mucho cuidado para que no me descubrieran...ése era ya el pan de cada día. Mi hermano no sabía nada de mi condición, ni ningún otro miembro de mi extensa familia.
Es más...nadie, absolutamente nadie, sabía nada acerca de mi condición de bruja en prácticas (así es cómo me considero aún)
La única persona que lo había sabido había sido quién me había enseñado casi todo lo que sé, aquella bendita anciana a la que salvé de morir en a hoguera por bruja. No era una mala persona, todo lo contrario...pero en nuestra sociedad se nos condena por servidores del diablo, cuando algunos de nosotros tomamos nuestro poder de la tierra, de los árboles...de todo lo que Dios ha creado.
¡O de otras cosas! Aquella noche me había hecho una escapadita para pasear por el cementerio y tratar de inspirarme. No tenía miedo de que me asaltaran o algo por el estilo, pues a aquellas alturas ya sabía lo suficiente acerca de la dominación como para por lo menos defenderme. Y eso era algo de lo que no tenía que enterarse nadie...absolutamente nadie.
Así que me había puesto para aquella escapada un vestido negro muy sencillo con algunos adornos dorados, que me permitían confundirme con las sombras casi siempre. También había ido para disfrutar de la noche...aunque fuese en un lugar cómo aquel. La melancolía me ponía sentimental y poética. Sí, vale, señoras y señores, yo soy así de rarita, ¿pasa algo o qué?
Por lo que me paseé entre las tumbas como una sombra más, como si fuese un espectro, hasta llegar al mausoleo. Murmuré una plegaria entre dientes, como una especie de canción, tratando de concentrarme.
Pero entonces...oí un ruido.
Algo que se movía entre las sombras. Di un respingo y mis ojos verdes acecharon como los de un gato, alerta, para tratar de encontrar el origen de ese ruido.
Es más...nadie, absolutamente nadie, sabía nada acerca de mi condición de bruja en prácticas (así es cómo me considero aún)
La única persona que lo había sabido había sido quién me había enseñado casi todo lo que sé, aquella bendita anciana a la que salvé de morir en a hoguera por bruja. No era una mala persona, todo lo contrario...pero en nuestra sociedad se nos condena por servidores del diablo, cuando algunos de nosotros tomamos nuestro poder de la tierra, de los árboles...de todo lo que Dios ha creado.
¡O de otras cosas! Aquella noche me había hecho una escapadita para pasear por el cementerio y tratar de inspirarme. No tenía miedo de que me asaltaran o algo por el estilo, pues a aquellas alturas ya sabía lo suficiente acerca de la dominación como para por lo menos defenderme. Y eso era algo de lo que no tenía que enterarse nadie...absolutamente nadie.
Así que me había puesto para aquella escapada un vestido negro muy sencillo con algunos adornos dorados, que me permitían confundirme con las sombras casi siempre. También había ido para disfrutar de la noche...aunque fuese en un lugar cómo aquel. La melancolía me ponía sentimental y poética. Sí, vale, señoras y señores, yo soy así de rarita, ¿pasa algo o qué?
Por lo que me paseé entre las tumbas como una sombra más, como si fuese un espectro, hasta llegar al mausoleo. Murmuré una plegaria entre dientes, como una especie de canción, tratando de concentrarme.
Pero entonces...oí un ruido.
Algo que se movía entre las sombras. Di un respingo y mis ojos verdes acecharon como los de un gato, alerta, para tratar de encontrar el origen de ese ruido.
Lucy Sanders- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/01/2012
Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
Sus manos cubrían todo su rostro al tiempo que movía su cuerpo para delante y para atrás repetidas veces, sin levantarse del suelo, sin saber qué hacer con el cuerpo que yacía a su lado sin signos vitales. Sus pantalones negros como la noche estaban todos sucios, cubierto de tierra y manchas de sangre, al igual que su camisa blanca y parte de su rostro, éste ya era el tercer cuerpo que acarreaba al hombro desde que se había convertido, hace tan sólo una semana, y, a pesar de haberlo sacado de un burdel en donde casi se viola a una de las señoritas del local, no podía aplacar la culpa, las imágenes de los rostros de sus padres y hermanas siendo devorados por aquellos seres acudían a su mente como ráfagas de luz sin poder impedirlo, provocando que a cada segundo aborreciera más aquella monstruosidad, a aquel inmortal clan del cual hoy él también formaba parte.
Un grito desgarrador quiso salir de su garganta, sin embargo, a pesar de que su boca se abrió y su rostro se elevó hacia el cielo tratando de buscar una explicación, nada se escucho, un absoluto silencio rodeaba al joven, un silencio que ya era casi imposible de tolerar.
Se levantó como pudo, aún sin saber qué hacer con el cuerpo, sintiendo cómo el hambre volvía a él, pues aquel viejo y alcohólico mendigo no lo había satisfecho en lo absoluto, por lo que rezó en silencio, pues aún creía en Dios, que ningún cuerpo inocente volviera a posarse frente a él en el largo camino a la mansión de su maestro. Tomó el frágil y liviano cuerpo sin mayor esfuerzos con el fin de llevarlo a un lugar para sepultarlo, mal que mal se encontraba en el cementerio, sin embargo no alcanzó a dar dos pasos para salir de aquellos matorrales cuando un exquisito perfume llegó a sus narices provocando que soltara el cuerpo de un golpe debido al susto, se escondió detrás de un árbol para que la dulce chica no lo viera, no obstante la fragancia de su cuerpo, el sonido de la sangre fluir por sus venas y el hambre que sentía no lo estaban ayudando a mantener la calma en lo absoluto.
Sus colmillos comenzaron a crecer, sus ojos comenzaron a ponerse en un tono peligrosamente amarillo, casi anaranjado, su rostro se había desfigurado, ya no quedaba nada del pequeño y asustadizo Vladik que había salido de Rusia junto a su familia en busca de mejores oportunidades, ahora sólo quedaba aquella bestia en el que Demian Logan Resnick, su amo y maestro, lo había transformado. ¿Cuánto duraría detrás de aquel árbol sin atacar a la muchacha de cabellos morenos? ¿Podría, por remota que fuera la posibilidad, vencer un niño de diecinueve años a un ser sediento de sangre como aquel?
Con los puños apretados y sin medir las consecuencias, Vladik salió a toda prisa de detrás del árbol y se acercó a la muchacha por la espalda agarrándola por la cintura dispuesto a atacar a una velocidad imposible de percibir por el ojo humano, sin embargo por un motivo que hasta yo desconozco, justo cuando estaba agachando su cabeza para completar su misión, se quedó absolutamente inmóvil sin poder probar la sangre de la pequeña, no por gusto, eso está claro, sino más bien por una fuerza sobre natural que iba más allá de su entendimiento - ¿Pero qué...? - su voz sonó casi inaudible y en un ruso perfecto, sabía hablar francés, gracias a los conocimientos que Demian le trasfería día a día, sin embargo el muchacho siempre prefería demostrar sus raíces cada vez que podía, era lo único que le había quedado de su familia, de su hogar, y se necesitaba más que la muerte para desligarlo de aquello.
Un grito desgarrador quiso salir de su garganta, sin embargo, a pesar de que su boca se abrió y su rostro se elevó hacia el cielo tratando de buscar una explicación, nada se escucho, un absoluto silencio rodeaba al joven, un silencio que ya era casi imposible de tolerar.
Se levantó como pudo, aún sin saber qué hacer con el cuerpo, sintiendo cómo el hambre volvía a él, pues aquel viejo y alcohólico mendigo no lo había satisfecho en lo absoluto, por lo que rezó en silencio, pues aún creía en Dios, que ningún cuerpo inocente volviera a posarse frente a él en el largo camino a la mansión de su maestro. Tomó el frágil y liviano cuerpo sin mayor esfuerzos con el fin de llevarlo a un lugar para sepultarlo, mal que mal se encontraba en el cementerio, sin embargo no alcanzó a dar dos pasos para salir de aquellos matorrales cuando un exquisito perfume llegó a sus narices provocando que soltara el cuerpo de un golpe debido al susto, se escondió detrás de un árbol para que la dulce chica no lo viera, no obstante la fragancia de su cuerpo, el sonido de la sangre fluir por sus venas y el hambre que sentía no lo estaban ayudando a mantener la calma en lo absoluto.
Sus colmillos comenzaron a crecer, sus ojos comenzaron a ponerse en un tono peligrosamente amarillo, casi anaranjado, su rostro se había desfigurado, ya no quedaba nada del pequeño y asustadizo Vladik que había salido de Rusia junto a su familia en busca de mejores oportunidades, ahora sólo quedaba aquella bestia en el que Demian Logan Resnick, su amo y maestro, lo había transformado. ¿Cuánto duraría detrás de aquel árbol sin atacar a la muchacha de cabellos morenos? ¿Podría, por remota que fuera la posibilidad, vencer un niño de diecinueve años a un ser sediento de sangre como aquel?
Con los puños apretados y sin medir las consecuencias, Vladik salió a toda prisa de detrás del árbol y se acercó a la muchacha por la espalda agarrándola por la cintura dispuesto a atacar a una velocidad imposible de percibir por el ojo humano, sin embargo por un motivo que hasta yo desconozco, justo cuando estaba agachando su cabeza para completar su misión, se quedó absolutamente inmóvil sin poder probar la sangre de la pequeña, no por gusto, eso está claro, sino más bien por una fuerza sobre natural que iba más allá de su entendimiento - ¿Pero qué...? - su voz sonó casi inaudible y en un ruso perfecto, sabía hablar francés, gracias a los conocimientos que Demian le trasfería día a día, sin embargo el muchacho siempre prefería demostrar sus raíces cada vez que podía, era lo único que le había quedado de su familia, de su hogar, y se necesitaba más que la muerte para desligarlo de aquello.
Vladik Udinov- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 07/06/2011
Edad : 31
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Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
Tenía que suceder algo así, de alguna forma tendría que haberlo previsto...ya había sido una insensatez por mi parte haber ido yo solita y de noche al cementerio. Por lo menos eso eso lo que me diría cualquiera.
Pero la verdad es que no me había esperado para nada que mi atacante fuese...fuese...un vampiro.
Cuando me tomó por la cintura estuve a punto de dar un grito de puro espanto, ¡me estaba dando un susto de muerte! Pero entonces mi mente actuó con rapidez, con el mismo instinto de supervivencia que me había embargado cuando salvé a aquella pobre anciana de que la quemaran en la hoguera por bruja.
Sabía algunas cosas sobre vampiros porque la anciana en cuestión me había instruido bien sobre las distintas criaturas mágicas que había en el mundo. Pero no estaba ni por as0mo preparada para enfrentarme a un vampiro de verdad, si hablamos de matarlo o incluso obligarle a que se exponga a la luz del sol. Aún me quedaba mucho por aprender, aunque no lo pareciese.
¡Pero por lo menos sabía lo suficiente como para defenderme! Hice un rápido repaso mental y recurrí a uno de los hechizos que mejor sabía, un antiguo conjuro druida que serviría para que el vampiro dudase un momento...lo suficiente para que pudiese paralizarlo durante un tiempo, probablemente unos segundos, no estaba todavía muy segura del tiempo que duraba aquel conjuro.
Al menos bastó para que se detuviese justo a tiempo, cuando sus dientes se disponían a atacar mi garganta. No lo había visto porque el vampiro me había tomado por la cintura con sus fuertes brazos, pero lo notaba...mi instinto me lo decía a gritos.
Aproveché el poco tiempo que estaría paralizado para escapar de su abrazo mortal, con esfuerzo logré quitar el brazo que me sujetaba por la cintura y me alejé unos pasos de él, desafiante.
Mis ojos verdes se entrecerraron, como los de un gato enfurruñado.
Iba a decir algo, pero no pude decir nada, porque desde aquella posición podía verle mejor, más fijamente.
Era bastante bello, como todos los vampiros, con el cabello rubio y de brillantes ojos dorados.
Y con los colmillos fuera, y con aspecto de estar sediento de sangre, a pesar de que por ahí venía un olor reciente a muerte, a lo lejos, algo que preferí olvidar.
No pude evitar rodas los ojos durante un instante antes de volver a adoptar mi tono desafiante, alerta, y ante todo, insensato.
-Siento mucho no poder ser yo la que aplaque su sed de sangre...-comencé a decir. Mi voz sonaba baja en la oscuridad del cementerio pero estaba segura de que él la oiría-Pero mucho me temo que si intenta atacarme de nuevo usaré otra clase de poderes. Puedo hacer por ejemplo...que los muertos de por aquí se pongan de mi parte.-Eso no era cierto del todo, aún no sabía lo suficiente como para eso, pero algo sabía. Por lo menos como para seguir defendiéndome si era necesario, lo cual era lo más probable.
Pero la verdad es que no me había esperado para nada que mi atacante fuese...fuese...un vampiro.
Cuando me tomó por la cintura estuve a punto de dar un grito de puro espanto, ¡me estaba dando un susto de muerte! Pero entonces mi mente actuó con rapidez, con el mismo instinto de supervivencia que me había embargado cuando salvé a aquella pobre anciana de que la quemaran en la hoguera por bruja.
Sabía algunas cosas sobre vampiros porque la anciana en cuestión me había instruido bien sobre las distintas criaturas mágicas que había en el mundo. Pero no estaba ni por as0mo preparada para enfrentarme a un vampiro de verdad, si hablamos de matarlo o incluso obligarle a que se exponga a la luz del sol. Aún me quedaba mucho por aprender, aunque no lo pareciese.
¡Pero por lo menos sabía lo suficiente como para defenderme! Hice un rápido repaso mental y recurrí a uno de los hechizos que mejor sabía, un antiguo conjuro druida que serviría para que el vampiro dudase un momento...lo suficiente para que pudiese paralizarlo durante un tiempo, probablemente unos segundos, no estaba todavía muy segura del tiempo que duraba aquel conjuro.
Al menos bastó para que se detuviese justo a tiempo, cuando sus dientes se disponían a atacar mi garganta. No lo había visto porque el vampiro me había tomado por la cintura con sus fuertes brazos, pero lo notaba...mi instinto me lo decía a gritos.
Aproveché el poco tiempo que estaría paralizado para escapar de su abrazo mortal, con esfuerzo logré quitar el brazo que me sujetaba por la cintura y me alejé unos pasos de él, desafiante.
Mis ojos verdes se entrecerraron, como los de un gato enfurruñado.
Iba a decir algo, pero no pude decir nada, porque desde aquella posición podía verle mejor, más fijamente.
Era bastante bello, como todos los vampiros, con el cabello rubio y de brillantes ojos dorados.
Y con los colmillos fuera, y con aspecto de estar sediento de sangre, a pesar de que por ahí venía un olor reciente a muerte, a lo lejos, algo que preferí olvidar.
No pude evitar rodas los ojos durante un instante antes de volver a adoptar mi tono desafiante, alerta, y ante todo, insensato.
-Siento mucho no poder ser yo la que aplaque su sed de sangre...-comencé a decir. Mi voz sonaba baja en la oscuridad del cementerio pero estaba segura de que él la oiría-Pero mucho me temo que si intenta atacarme de nuevo usaré otra clase de poderes. Puedo hacer por ejemplo...que los muertos de por aquí se pongan de mi parte.-Eso no era cierto del todo, aún no sabía lo suficiente como para eso, pero algo sabía. Por lo menos como para seguir defendiéndome si era necesario, lo cual era lo más probable.
Lucy Sanders- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/01/2012
Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
"Muévete, clávale tus colmillos, bebe su sangre, mátala". El monstruo comenzó a ordenarle en susurros que por más que lo intentara eran imposible de acallar o desobedecer, sin embargo acercarse a la muchacha bajo esas circunstancias era simplemente imposible. Soltó una pequeña, pero grave, exclamación de frustración y en cuanto la niña comenzó a soltarse de su abrazo comenzó a hacer de todo para impedírselo, sin embargo nada le resultó. Hace tan sólo unos días atrás aquello lo hubiese dejado sin palabras, atónito, asustadizo al no saber el por qué de tanta magia, no obstante ahora que ya sabía que existían gitanos en esa parte de Francia que poseían una extraña variedad de poderes nada lo podía impresionar, de hecho luego de haber visto a un monstruo disfrazado de mujer comerse a su familia utilizando tan sólo dos colmillos, nada lo podía impresionar, aún no entendía el por qué Demian no le había contado de esas extrañas personas que podían defenderse sin siquiera moverse, pero luego de haber conocido a Zavannah entendió el porqué: Eran humanos con demasiada bondad y humanismo como para estar dentro de la conversación de un vampiro, quienes son depredadores que sólo pensaban en saciar su sed noche tras noche.
Sus colmillos seguían alargados, sus ojos aún estaban anaranjados y pequeñas gotas de saliva estaban comenzando a deslizarse por sus labios debido a que el hechizo lo había petrificado con la boca abierta, sin embargo, por la misma extraña razón, su sed de sangre comenzó a calmarse, no del todo, pero si lo suficiente como para que Vladik pudiera comenzar a dominar al monstruo. Poco a poco sintió como su cuerpo iba saliendo de la "petrificación" y ya comenzaba a responder a los estímulos que daba su mente. Comenzó a mover sus hombros y cuello de forma sutil para poder compensar un poco el malestar que estaba sintiendo debido a la incomoda pose en la que había quedado, sin embargo se quedó absolutamente estático, con la boca cerrada y los colmillos normales antes las palabras de la muchacha, la ingenuidad de Vladik era lo más molesto que tanto Demian como el monstruo que llevaban dentro tenían que soportar, sin embargo era lo único que el pequeño tenía de su antigua personalidad, pues el miedo poco a poco se le había ido quitando al no tener a nadie por quien temer, a nadie a quien cuidar, a nadie por quien seguir viviendo.
- ¿Puedes hacer eso? - pregunto el joven de diecinueve años absolutamente asombrado, esta vez en Francés pero con su notorio acento Ruso recargándose en la R con más fuerza de la debida. - Lamento si te ofendí, es sólo que tu exquisito... olor - murmuró cerrando sus ojos acercándose más a la muchacha por inercia hasta que se dio cuenta de su error - Lo lamento - se disculpó de nuevo sabiendo que aún el demonio estaba despierto y, por ende, si no se alejaba de todo ser vivo en cualquier momento podría volver a atacar y, de seguro, esta vez no tendría tanta suerte como para poder controlarse con tan sólo un truco de magia. A paso lento se dirigió hacia los arbustos en dónde había venido, pensando que la chica seguiría su curso, por lo que se preocupó de acarrear su muerto hasta que se le ocurrió una idea que lo ayudaría en algo a salir de su culpa - ¡Ey! - caminó hacia ella tomándola del hombro con suavidad, tal y como lo habría hecho si fuera un humano normal - Eso que me dijiste de los muertos... ¿Los puedes revivir? - preguntó con interés al tiempo que miraba hacia el arbusto en donde se podía notar un zapato del borracho que había drenado - ¿Me podrías ayudar? - la miró sabiendo que para ella debería ser una conducta demasiado extraña viniendo de un vampiro, de hecho Vladik ni siquiera se había dado cuenta de que la pequeña tenía plena consciencia de lo que era, no entendía nada sobre lo que significaba ser un chupasangre, no entendía nada de la discreción y, mucho menos, podía recordar que el hecho de que se hubiera topado con algunas personas que supieran de la manada de Vampiros que vivía en Francia no significaba que todo el mundo debería saberlo también.
Penetró los ojos de la muchacha implorándole que acabara con su culpa reviviendo al anciano, teniendo que apretar sus manos y mantener su boca cerrada, pues tenerla demasiado cerca era toda una tentación y, para él que no podía controlar sus impulsos, era todo un martirio tener que posponer su sed de sangre.
Sus colmillos seguían alargados, sus ojos aún estaban anaranjados y pequeñas gotas de saliva estaban comenzando a deslizarse por sus labios debido a que el hechizo lo había petrificado con la boca abierta, sin embargo, por la misma extraña razón, su sed de sangre comenzó a calmarse, no del todo, pero si lo suficiente como para que Vladik pudiera comenzar a dominar al monstruo. Poco a poco sintió como su cuerpo iba saliendo de la "petrificación" y ya comenzaba a responder a los estímulos que daba su mente. Comenzó a mover sus hombros y cuello de forma sutil para poder compensar un poco el malestar que estaba sintiendo debido a la incomoda pose en la que había quedado, sin embargo se quedó absolutamente estático, con la boca cerrada y los colmillos normales antes las palabras de la muchacha, la ingenuidad de Vladik era lo más molesto que tanto Demian como el monstruo que llevaban dentro tenían que soportar, sin embargo era lo único que el pequeño tenía de su antigua personalidad, pues el miedo poco a poco se le había ido quitando al no tener a nadie por quien temer, a nadie a quien cuidar, a nadie por quien seguir viviendo.
- ¿Puedes hacer eso? - pregunto el joven de diecinueve años absolutamente asombrado, esta vez en Francés pero con su notorio acento Ruso recargándose en la R con más fuerza de la debida. - Lamento si te ofendí, es sólo que tu exquisito... olor - murmuró cerrando sus ojos acercándose más a la muchacha por inercia hasta que se dio cuenta de su error - Lo lamento - se disculpó de nuevo sabiendo que aún el demonio estaba despierto y, por ende, si no se alejaba de todo ser vivo en cualquier momento podría volver a atacar y, de seguro, esta vez no tendría tanta suerte como para poder controlarse con tan sólo un truco de magia. A paso lento se dirigió hacia los arbustos en dónde había venido, pensando que la chica seguiría su curso, por lo que se preocupó de acarrear su muerto hasta que se le ocurrió una idea que lo ayudaría en algo a salir de su culpa - ¡Ey! - caminó hacia ella tomándola del hombro con suavidad, tal y como lo habría hecho si fuera un humano normal - Eso que me dijiste de los muertos... ¿Los puedes revivir? - preguntó con interés al tiempo que miraba hacia el arbusto en donde se podía notar un zapato del borracho que había drenado - ¿Me podrías ayudar? - la miró sabiendo que para ella debería ser una conducta demasiado extraña viniendo de un vampiro, de hecho Vladik ni siquiera se había dado cuenta de que la pequeña tenía plena consciencia de lo que era, no entendía nada sobre lo que significaba ser un chupasangre, no entendía nada de la discreción y, mucho menos, podía recordar que el hecho de que se hubiera topado con algunas personas que supieran de la manada de Vampiros que vivía en Francia no significaba que todo el mundo debería saberlo también.
Penetró los ojos de la muchacha implorándole que acabara con su culpa reviviendo al anciano, teniendo que apretar sus manos y mantener su boca cerrada, pues tenerla demasiado cerca era toda una tentación y, para él que no podía controlar sus impulsos, era todo un martirio tener que posponer su sed de sangre.
Vladik Udinov- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 07/06/2011
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Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
Mi expresión desafiante desapareció cuando el vampiro habló. Noté que hablaba francés con un marcado acento...¿sería ruso quizás? ¿O alemán? No lo distinguía muy bien, quizás fuese ruso.
La institutriz que aún tenía en casa trataba de enseñarme sobre aquellos idiomas, por lo que aún no andaba muy segura.
Pero lo que más me sorprendía es que el vampiro no volvió a intentar atacarme. Parecía estar muerto de sed, aún como antes, pero se dominó y me miró con culpabilidad, lo que hizo que me hiciese algunas preguntas.
No fui capaz de decir nada cuando se disculpó, le miré con sorpresa incluso cuando se acercó a mi de nuevo, hasta cuando se alejó.
¿Qué demonios le pasaría? Un montón de preguntas afloraron en mi cabeza, al igual que mi curiosidad.
-Bueno, digamos que puedo hacer algunas cosas...-mi voz ya no sonaba desafiante, simplemente algo cautelosa.
Pero de todos modos no bajé la guardia. Podría estar intentando encandilarme para que me fiase de él, era algo que intentaban siempre algunos vampiros, según me habían dicho.
Aunque no tuve más remedio que descartar definitivamente ese pensamiento cuando el vampiro fue hacia los arbustos y arrastró hacia mí el cuerpo de un hombre que, por el olor, había sido asesinado hacía relativamente poco.
Por la expresión de culpabilidad que traía, era evidente que le había matado hacía relativamente poco. ¡Qué no había podido evitarlo!
Y tenía esperanzas de que yo pudiese revivirle.
Aquello me dio mucha pena, aunque deseé poder hacerlo. Pero era imposible, revivir a los muertos era algo que no estaba al alcance de nadie. Los brujos podíamos comunicarnos con los muertos, manejar en cierto modos sus almas o hacer que se pusiesen de nuestro lado, pero jamás revivirlois. El don de la vida era algo muy frágil y que se perdía con mucha facilidad.
Ni el más poderoso de los brujos sabía cómo hacerlo. Y si lo sabía, no nos lo iba a revelar a ninguno de nosotros.
Así que miré con tristeza al vampiro y negué con la cabeza.
-Ningún brujo ni mortal tiene el poder de devolverle la vida a los muertos. Podemos comunicarnos con ellos, con sus espíritus y hacer que se pongan a nuestro favor, e incluso usar su poder, pero ni el más poderoso de nosotros puede devolverles la vida. Eso es algo que no está a nuestro alcance, y menos del mío, que aún estoy aprendiendo los secretos de la magia.-aquello era sincero, pero tampoco iba a revelarle al vampiro, por muy amable que pareciese, hasta dónde llegaban mis conocimientos.
Aunque...de todos modos...a veces ni yo misma lo sabía.
La institutriz que aún tenía en casa trataba de enseñarme sobre aquellos idiomas, por lo que aún no andaba muy segura.
Pero lo que más me sorprendía es que el vampiro no volvió a intentar atacarme. Parecía estar muerto de sed, aún como antes, pero se dominó y me miró con culpabilidad, lo que hizo que me hiciese algunas preguntas.
No fui capaz de decir nada cuando se disculpó, le miré con sorpresa incluso cuando se acercó a mi de nuevo, hasta cuando se alejó.
¿Qué demonios le pasaría? Un montón de preguntas afloraron en mi cabeza, al igual que mi curiosidad.
-Bueno, digamos que puedo hacer algunas cosas...-mi voz ya no sonaba desafiante, simplemente algo cautelosa.
Pero de todos modos no bajé la guardia. Podría estar intentando encandilarme para que me fiase de él, era algo que intentaban siempre algunos vampiros, según me habían dicho.
Aunque no tuve más remedio que descartar definitivamente ese pensamiento cuando el vampiro fue hacia los arbustos y arrastró hacia mí el cuerpo de un hombre que, por el olor, había sido asesinado hacía relativamente poco.
Por la expresión de culpabilidad que traía, era evidente que le había matado hacía relativamente poco. ¡Qué no había podido evitarlo!
Y tenía esperanzas de que yo pudiese revivirle.
Aquello me dio mucha pena, aunque deseé poder hacerlo. Pero era imposible, revivir a los muertos era algo que no estaba al alcance de nadie. Los brujos podíamos comunicarnos con los muertos, manejar en cierto modos sus almas o hacer que se pusiesen de nuestro lado, pero jamás revivirlois. El don de la vida era algo muy frágil y que se perdía con mucha facilidad.
Ni el más poderoso de los brujos sabía cómo hacerlo. Y si lo sabía, no nos lo iba a revelar a ninguno de nosotros.
Así que miré con tristeza al vampiro y negué con la cabeza.
-Ningún brujo ni mortal tiene el poder de devolverle la vida a los muertos. Podemos comunicarnos con ellos, con sus espíritus y hacer que se pongan a nuestro favor, e incluso usar su poder, pero ni el más poderoso de nosotros puede devolverles la vida. Eso es algo que no está a nuestro alcance, y menos del mío, que aún estoy aprendiendo los secretos de la magia.-aquello era sincero, pero tampoco iba a revelarle al vampiro, por muy amable que pareciese, hasta dónde llegaban mis conocimientos.
Aunque...de todos modos...a veces ni yo misma lo sabía.
Lucy Sanders- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/01/2012
Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
La sed seguía acechándome y no podía hacer nada para evitarlo. Aún no podía entender el por qué el monstruo que llevaba dentro no había atacado a la pequeña, ¿tendría algo que ver lo mucho que me recordaba a mis perfectas hermanas? No, no podía ser aquello, las gemelas a estas alturas tendrían siete años y la doncella que estaba parada junto a mí estaba por cumplir la mayoría de edad, si es que no tenía más, aunque con lo poco que sabía de mujeres lo más seguro era que estuviera calculando todo mal.
Negué con la cabeza, sin saber qué hacer o decir al escuchar sus palabras, tan sólo pude sentir cómo la desesperación llegó a mí, poder tomar parte de mi cuerpo de noche era un lujo que no siempre me podía dar, pero si el resultado iba a ser este enorme peso de conciencia prefería no tener conocimiento en lo absoluto, no sólo era una sensación horrible, sino que además traía imágenes a mi mente que desearía no volver a recordar, así como también me hacía ver que ya no tenía remedio, que por más que deseara, anhelara, soñara con volver a ser un chico normal, aquello jamás ocurriría, jamás volvería a la vida, jamás podría ver la luz del sol otra vez... Jamás volvería a sentirme un ser humano.
Solté un suspiro y miré a la pequeña con los ojos cegados por las lágrimas de frustración, las cuales a pesar de poner mis ojos brillosos, no se deslizaron por mis mejillas, pues no las dejé, en antaño podía darme el lujo de llorar, pues tenía un hombro sobre el cual posar mi rostro y unas palabras de aliento sobre las cuales refugiarme, pero ahora no tenía nada ni a nadie, por lo que ya no podía darme el lujo de, ni siquiera por un instante, demostrar aquel tipo de debilidad - Ouuhh... está bien - me encogí de hombros al tiempo que le daba la espalda a la niña y comenzaba a caminar hacia el cuerpo tomándolo nuevamente del pie, aunque no duré mucho arrastrándolo pues su rostro quedó completamente a la vista y con ello el peso de conciencia se hizo insoportable.
Caí a cuerpo muerto en el suelo, sobre mi trasero, quedando sentado frente al cuerpo, aún con mi mano en su zapato, sin saber qué hacer. Mi primer cadáver había sido sepultado por mi mentor, con el segundo una gitana me había ayudado, pero con éste me encontraba absolutamente sólo y no sabía qué hacer - Gracias por tu ayuda - murmuré por encima de mi hombro sabiendo que ella seguía allí parada pues aún la podía oler - Sigue tu camino, yo veré cómo me las arreglo... Aléjate antes de que te haga lo mismo a ti - mi voz sonó grave, fría, con odio, pero no hacia ella, por supuesto que no, sino hacia mi mismo, hacia lo que era y todo lo que eso conllevaba.
Negué con la cabeza, sin saber qué hacer o decir al escuchar sus palabras, tan sólo pude sentir cómo la desesperación llegó a mí, poder tomar parte de mi cuerpo de noche era un lujo que no siempre me podía dar, pero si el resultado iba a ser este enorme peso de conciencia prefería no tener conocimiento en lo absoluto, no sólo era una sensación horrible, sino que además traía imágenes a mi mente que desearía no volver a recordar, así como también me hacía ver que ya no tenía remedio, que por más que deseara, anhelara, soñara con volver a ser un chico normal, aquello jamás ocurriría, jamás volvería a la vida, jamás podría ver la luz del sol otra vez... Jamás volvería a sentirme un ser humano.
Solté un suspiro y miré a la pequeña con los ojos cegados por las lágrimas de frustración, las cuales a pesar de poner mis ojos brillosos, no se deslizaron por mis mejillas, pues no las dejé, en antaño podía darme el lujo de llorar, pues tenía un hombro sobre el cual posar mi rostro y unas palabras de aliento sobre las cuales refugiarme, pero ahora no tenía nada ni a nadie, por lo que ya no podía darme el lujo de, ni siquiera por un instante, demostrar aquel tipo de debilidad - Ouuhh... está bien - me encogí de hombros al tiempo que le daba la espalda a la niña y comenzaba a caminar hacia el cuerpo tomándolo nuevamente del pie, aunque no duré mucho arrastrándolo pues su rostro quedó completamente a la vista y con ello el peso de conciencia se hizo insoportable.
Caí a cuerpo muerto en el suelo, sobre mi trasero, quedando sentado frente al cuerpo, aún con mi mano en su zapato, sin saber qué hacer. Mi primer cadáver había sido sepultado por mi mentor, con el segundo una gitana me había ayudado, pero con éste me encontraba absolutamente sólo y no sabía qué hacer - Gracias por tu ayuda - murmuré por encima de mi hombro sabiendo que ella seguía allí parada pues aún la podía oler - Sigue tu camino, yo veré cómo me las arreglo... Aléjate antes de que te haga lo mismo a ti - mi voz sonó grave, fría, con odio, pero no hacia ella, por supuesto que no, sino hacia mi mismo, hacia lo que era y todo lo que eso conllevaba.
Vladik Udinov- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 07/06/2011
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Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
Observé fijamente al vampiro cuando le dije que no podía hacer absolutamente nada por el cadáver. Era evidente que le había matado él, por la culpa que parecía acecharle, y también parecía que le había matado hacía relativamente poco, porque el hedor del cuerpo me golpeaba la nariz como viento invisible.
Resistí el impulso de taparme la nariz o de salir corriendo, es más, me quedé parada delante de él, mirándole sorprendida, como si no supiese que hacer.
No sabía casi nada sobre vampiros, por lo tanto no podía adivinar si aquella culpabilidad se debía a que era un vampiro joven o simplemente a que su conciencia le atacaba cruelmente. Me dio pena, pero también recelo, ya que era un vampiro y acababa de matar a un ser humano.
Seguía siendo un demonio.
Puaj, ¿por qué pensaba de ese modo?
Mi propia conciencia me decía que como mínimo tenía que ayudarle a deshacerse del cuerpo, para que no pensase más en él. Algo era algo...tenía que verle un poco menos culpable. Y esa emoción luchaba con fuerza contra mi miedo y mi recelo.
Porque a pesar de mi desafío yo no era de piedra y tenía miedo, aunque eso tal vez no ocurriese en el futuro, cuando tuviese más experiencia.
Pero aún así dije:
-Podría ayudarte a quemar el cuerpo. Eso eliminaría todo rastro, las cenizas se desparten por todos lados, y nadie se dará cuenta de nada., conozco un conjuro que puede hacer el trabajo con rapidez..-meneé la cabeza horrorizada al darme cuenta de que había mencionado el fuego delante de un vampiro, y me daba la sensación de que eso sería, como mínimo, de muy mala educación...¿Pero quién se preocupaba por los modales en un cementerio lleno de muertos?-o echarlo al agua. Quizás te ayude librarte del cuerpo.
Resistí el impulso de taparme la nariz o de salir corriendo, es más, me quedé parada delante de él, mirándole sorprendida, como si no supiese que hacer.
No sabía casi nada sobre vampiros, por lo tanto no podía adivinar si aquella culpabilidad se debía a que era un vampiro joven o simplemente a que su conciencia le atacaba cruelmente. Me dio pena, pero también recelo, ya que era un vampiro y acababa de matar a un ser humano.
Seguía siendo un demonio.
Puaj, ¿por qué pensaba de ese modo?
Mi propia conciencia me decía que como mínimo tenía que ayudarle a deshacerse del cuerpo, para que no pensase más en él. Algo era algo...tenía que verle un poco menos culpable. Y esa emoción luchaba con fuerza contra mi miedo y mi recelo.
Porque a pesar de mi desafío yo no era de piedra y tenía miedo, aunque eso tal vez no ocurriese en el futuro, cuando tuviese más experiencia.
Pero aún así dije:
-Podría ayudarte a quemar el cuerpo. Eso eliminaría todo rastro, las cenizas se desparten por todos lados, y nadie se dará cuenta de nada., conozco un conjuro que puede hacer el trabajo con rapidez..-meneé la cabeza horrorizada al darme cuenta de que había mencionado el fuego delante de un vampiro, y me daba la sensación de que eso sería, como mínimo, de muy mala educación...¿Pero quién se preocupaba por los modales en un cementerio lleno de muertos?-o echarlo al agua. Quizás te ayude librarte del cuerpo.
Lucy Sanders- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/01/2012
Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
Mi mente estaba tan concentra, a estas alturas, en el cuerpo que por unos instantes pensé que la niña, tras mis palabras, se había marchado, sin embargo su voz me sacó de mi ensoñación provocando que me volteara de inmediato para poder observarla detenidamente.
La sola mención del fuego provocó que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo sumado a un latente miedo que se acomodó en el centro de mi pecho, sin embargo no podía entender muy bien el por qué, mi experiencia, así como mi conocimiento, sobre mi nueva raza era diminuta, por no decir casi nula y, ciertamente, con mi mentor aún no habíamos llegado a las causales de muerte u otro punto importante en mi enseñanza, por lo que el único punto en contra del fuego que tenía hasta ese momento eran unas cuántas palabras de Nicolette - quien siempre la mencionaba con deleite único - y el innegable temor que recorrió por todo mi ser ante la sola imaginación de tener aquel poder cerca de mi cuerpo.
- Agua... Creo que el agua es una opción mucho más fiable - comenté levantándome con rapidez y destreza utilizando aquella velocidad a la cual aún no estaba acostumbrado, aunque debía admitir que me gustaba - No quiero también provocar un incendio - me excusé sin saber si es que la muchacha habría notado el temor en mí ante el fuego o, en su defecto, si es que ella sabría algo sobre ese elemento que yo aún no tenía en mi conocimiento - No quiero más muertes por hoy, aún si es que son vidas vegetales - mi voz sonó bastante grave y baja, pues a pesar de que sólo lo había pronunciado como excusa, lo cierto era que sentía aquellas palabras, no quería más muertes, ni por hoy, ni por el mañana... Si tan sólo pudiera encontrar el modo de hacer aquel deseo realidad...
Cargué el cuerpo sin dificultad alguna, colocándolo sobre mi hombro, para luego mirar a la niña cuyo nombre aún no sabía - Tú deberás guiarme, yo soy nuevo en esta ciudad así que no sé ubicarme muy bien - comenté realmente apenado por tener que pedirle tantos favores, realmente aquellos seres con magia eran personas demasiado gentiles que Dios había mandado a ayudar a bastardos como yo, a veces la misericordia no tenía límite - Muchas gracias por tu ayuda - murmuré más agradecido de lo que podía expresar - espero no traerte muchos problemas - intenté sonreírle al tiempo que comenzaba a caminar a su lado, esperando que no se llevara una muy mala impresión de mí - ¡Oh, por cierto! Me llamo Vladik - me presenté suponiendo que era correcto ahora que tendríamos que compartir más tiempo juntos, sabiendo que cabía la posibilidad de que la pequeña no quisiera decir su nombre, mal que mal, ¿quién confiaría en un vampiro que acarreaba un cuerpo a cuestas?
La sola mención del fuego provocó que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo sumado a un latente miedo que se acomodó en el centro de mi pecho, sin embargo no podía entender muy bien el por qué, mi experiencia, así como mi conocimiento, sobre mi nueva raza era diminuta, por no decir casi nula y, ciertamente, con mi mentor aún no habíamos llegado a las causales de muerte u otro punto importante en mi enseñanza, por lo que el único punto en contra del fuego que tenía hasta ese momento eran unas cuántas palabras de Nicolette - quien siempre la mencionaba con deleite único - y el innegable temor que recorrió por todo mi ser ante la sola imaginación de tener aquel poder cerca de mi cuerpo.
- Agua... Creo que el agua es una opción mucho más fiable - comenté levantándome con rapidez y destreza utilizando aquella velocidad a la cual aún no estaba acostumbrado, aunque debía admitir que me gustaba - No quiero también provocar un incendio - me excusé sin saber si es que la muchacha habría notado el temor en mí ante el fuego o, en su defecto, si es que ella sabría algo sobre ese elemento que yo aún no tenía en mi conocimiento - No quiero más muertes por hoy, aún si es que son vidas vegetales - mi voz sonó bastante grave y baja, pues a pesar de que sólo lo había pronunciado como excusa, lo cierto era que sentía aquellas palabras, no quería más muertes, ni por hoy, ni por el mañana... Si tan sólo pudiera encontrar el modo de hacer aquel deseo realidad...
Cargué el cuerpo sin dificultad alguna, colocándolo sobre mi hombro, para luego mirar a la niña cuyo nombre aún no sabía - Tú deberás guiarme, yo soy nuevo en esta ciudad así que no sé ubicarme muy bien - comenté realmente apenado por tener que pedirle tantos favores, realmente aquellos seres con magia eran personas demasiado gentiles que Dios había mandado a ayudar a bastardos como yo, a veces la misericordia no tenía límite - Muchas gracias por tu ayuda - murmuré más agradecido de lo que podía expresar - espero no traerte muchos problemas - intenté sonreírle al tiempo que comenzaba a caminar a su lado, esperando que no se llevara una muy mala impresión de mí - ¡Oh, por cierto! Me llamo Vladik - me presenté suponiendo que era correcto ahora que tendríamos que compartir más tiempo juntos, sabiendo que cabía la posibilidad de que la pequeña no quisiera decir su nombre, mal que mal, ¿quién confiaría en un vampiro que acarreaba un cuerpo a cuestas?
Vladik Udinov- Mensajes : 304
Fecha de inscripción : 07/06/2011
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Re: Acechando entre las sombras(LIBRE)
-¿Problemas? Lo dudo mucho, ya he hecho bastantes cosas como para que la Inquisición pueda considerar que he de ser quemada como mínimo quince veces-dije con una sonrisita divertida al pensarlo, y al recordar otra vez lo que había pasado cuando rescaté a aquella anciana que resultó ser mi maestra.-Ya me he acostumbrado a ser lo que soy a espaldas de mi hermano mayor y de mi institutriz, dentro de poco podré moverme más a mi antojo. Con que no te chives de lo que soy a ninguno de ellos me conformo.
-Vladik...-dije muy bajito, casi como si estuviende saboreando el nombre. Un nombre extraño pero que se me antojaba rumano o incluso de Inglaterra, del lugar del que procedía yo misma.
-Yo me llamo Lucy. Lucy Sanders-no me preocupaba lo más mínimo decir mi nombre porque de todos modo solamente debía preocuparme por el hecho de que no me delatase ni a mi hermano ni a las autoridades eclesiásticas. Si había algo en este mundo que me aterrase de verdad, era éso.
-Bueno, supongo que tienes razón. La conciencia puede ser también una gran enemiga. Que el agua se encargue- El fuego no era nunca una buena opción. El fuego lo destruía todo, daba igual lo que fuese. Por algo le habían puesto algo de fuego a las llamas del infierno, aunque tenía el presentimento de que el infierno no era así precisamente.
En cambio el agua siempre había sido vida.
Agua...ahora que lo pensaba...después de presentarme me le quedé mirando al vampiro durante unos segundos, con los ojos entrecerrados, pensativa, de tal forma que yo misma ni me había dado cuenta.
Luego esbocé una sonrisa misteriosa. Se me había ocurrido una idea genial para un nuevo hechizo.
O por lo menos su principal ingrediente. Tomé como nota mental que más tarde me las arreglaría para ponerlo en práctica.
Vladik parecía en el fondo un buen chico. No tenía tampoco ni pajolera idea de la edad que tenía, pero no podía ser demasiado viejo. Yo me imaginaba a los vampiros viejos, torturados o no, contentos o no con lo que eran, con un brillo de aburrimiento en la mirada, ya que tendrían que haber visto pasar por delante de ellos siglos o años en los que todo cambiaba. Mi maestra me decía a veces que la eternidad podía ser muy aburrida.
Así que me figuré que su edad oscilaría de entre semanas a los 50 años, si no contábamos la edad que apartentaba.
-No lo dudo. Por cómo te he visto antes, da la sensación de que llevas aquí bastante poco tiempo y de que no eres muy viejo, aunque seguramente seas mayor que yo, que tengo 15 años, aunque cumpliré 16 dentro de muy poco-tuve que contener una mueca de asco al recordarlo, mi presentación en sociedad ya se había producido, y con ello la futura vida adulta.-Estaré dispuesta a ayudarte siempre y cuando no me muerdas. París es una ciudad llena de cosas interesantes en la que te puedes perder o descubrir un paraíso nuevo -dije con una leve sonrisa.-Para empezar y por curiosidad. ¿Cuánto tiempo llevas en París precisamente? ¿Vives en alguna parte o e...?-estuve a punto de preguntarle si vivía en el cementerio, pero eso de algún modo me pareció de mala educación.
-Vladik...-dije muy bajito, casi como si estuviende saboreando el nombre. Un nombre extraño pero que se me antojaba rumano o incluso de Inglaterra, del lugar del que procedía yo misma.
-Yo me llamo Lucy. Lucy Sanders-no me preocupaba lo más mínimo decir mi nombre porque de todos modo solamente debía preocuparme por el hecho de que no me delatase ni a mi hermano ni a las autoridades eclesiásticas. Si había algo en este mundo que me aterrase de verdad, era éso.
-Bueno, supongo que tienes razón. La conciencia puede ser también una gran enemiga. Que el agua se encargue- El fuego no era nunca una buena opción. El fuego lo destruía todo, daba igual lo que fuese. Por algo le habían puesto algo de fuego a las llamas del infierno, aunque tenía el presentimento de que el infierno no era así precisamente.
En cambio el agua siempre había sido vida.
Agua...ahora que lo pensaba...después de presentarme me le quedé mirando al vampiro durante unos segundos, con los ojos entrecerrados, pensativa, de tal forma que yo misma ni me había dado cuenta.
Luego esbocé una sonrisa misteriosa. Se me había ocurrido una idea genial para un nuevo hechizo.
O por lo menos su principal ingrediente. Tomé como nota mental que más tarde me las arreglaría para ponerlo en práctica.
Vladik parecía en el fondo un buen chico. No tenía tampoco ni pajolera idea de la edad que tenía, pero no podía ser demasiado viejo. Yo me imaginaba a los vampiros viejos, torturados o no, contentos o no con lo que eran, con un brillo de aburrimiento en la mirada, ya que tendrían que haber visto pasar por delante de ellos siglos o años en los que todo cambiaba. Mi maestra me decía a veces que la eternidad podía ser muy aburrida.
Así que me figuré que su edad oscilaría de entre semanas a los 50 años, si no contábamos la edad que apartentaba.
-No lo dudo. Por cómo te he visto antes, da la sensación de que llevas aquí bastante poco tiempo y de que no eres muy viejo, aunque seguramente seas mayor que yo, que tengo 15 años, aunque cumpliré 16 dentro de muy poco-tuve que contener una mueca de asco al recordarlo, mi presentación en sociedad ya se había producido, y con ello la futura vida adulta.-Estaré dispuesta a ayudarte siempre y cuando no me muerdas. París es una ciudad llena de cosas interesantes en la que te puedes perder o descubrir un paraíso nuevo -dije con una leve sonrisa.-Para empezar y por curiosidad. ¿Cuánto tiempo llevas en París precisamente? ¿Vives en alguna parte o e...?-estuve a punto de preguntarle si vivía en el cementerio, pero eso de algún modo me pareció de mala educación.
Lucy Sanders- Hechicero Clase Alta
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