El mundo de un Regis de Berlín

Líder nato, con poca paciencia, exasperado la mayor parte del día, hiriente, capaz de injuriar e incluso, gritonear e insultar sin ton ni son, no es algo en lo que se corte si alguien de su manada está haciendo una -literal- pendejada. Normalmente los deja hacer su vida, les da libertad a manos llenas y cuando regresan golpeados, él mismo les pone otra paliza para que aprendan que el que se equivoca una vez, recibe castigo doble.

Exige lealtad, la fidelidad es de los perros y su familia siempre ha sido de cambiaformas felinos. Presumido de sus logros, incapaz de perdonar, rencoroso y vengativo. Imposible que se le olvide una ofensa, con una memoria fotográfica como la suya, nombres y fechas, lugares y rostros, todo se almacena y es utilizado siempre a su favor.

Jamás es hipócrita o mentiroso, siempre va con la verdad adelante, aunque eso le duela a los demás. Por lo que odia la traición, quien lo hace, no vive para ver la luz del dia, lo persigue como perro rabioso y cuando lo destruye, no permite que nadie toque su carne... simplemente está contaminada, está podrida y no enfermará a su familia con ello.

Liderea a su manada con puño de hierro, da libertad, pero exige que se comporten, que crezcan, que obedezcan. Quienes no lo hacen, reprende primero, si reinciden, la muerte más cruel le espera, porque si de algo es experto, es en torturar. Sabe todos los métodos, no por nada estuvo 3 años de su vida apresado por la Inquisición, una institución a la que odia y un día verá quemarse desde sus cimientos.

Arrogante, hiriente, sin humor alguno. No le interesa caerle bien a la gente, realmente no es algo que le preocupe nunca. Le encanta al contrario, fastidiarla, hacerla exasperar, que saquen lo peor de ellas mismas para burlarse y dejarlas a punto del frenesy. Entonces, es cuando le interesan, porque así puede olerlas y saber si le agradará su sabor... o no.

Caníbal, así lo ha retratado su gente desde hace 40 años. Él y toda su familia, capaz de devorar a cualquiera, si es que una parte de esa persona le gustó al olfatearla. Absorbe así su esencia, su vitalidad y él, se hace más fuerte. Esa es su filosofía. El corazón de sus enemigos es la parte más sabrosa de todas y jamás lo compartirá. Imparable, inquebrantable, desquiciado en batalla, adora la sangre en toda la extensión de la palabra.

Los combates, su delirio... capaz de no dormir durante días seguidos si el fulgor de la batalla lo demanda; con la adrenalina al tope y la rabia en lo más alto... En la noche, devora los cuerpos de los hombres caídos, sobre todo los corazones, conforme su filosofía. Se llena de vigor y a la siguiente mañana, las ansias por matar están listas.

El sexo, su obsesión... pero no estará con ninguna hembra que no le huela bien, que al momento de lamerla no tenga ese regusto tan especiado que tanto le encanta... porque sí, muchas no salen de su cama, él mismo las devora tras el clímax... muy pocas se han escapado y son esas las que son cuidadas, las protegidas. Las que le dan sus crías y permite que las eduquen. Es lo más satisfactorio del sexo para él, cuando mira a su hembra preñada y sabe que la cría será parte de la manada que cuidará a su familia.

La familia, es sagrada... fanáticamente nadie se atreverá a dañarla mientras él exista, una vez le fue arrebatado su hermano gemelo de su lado, pero en ese entonces era demasiado joven. Esa búsqueda constante lo ha marcado de por vida y absolutamente nadie le quitará un miembro más. Quien lo hace, desata la furia más impresionante y como un terremoto, no deja nada de pie a su paso y al de su manada. Es esa una fijación enfermiza y que le frustra a cada amanecer. El no encontrar a Jaden, no traerlo a casa, donde su madre aún sigue llorándole, lo desquicia. Ver a una mujer de su familia llena de lágrimas o desprotegida, lo ciega. Territorial, cuida bien de quiénes entran a su núcleo primordial.

La pareja, su último fin... ha visto a sus padres unidos hasta la muerte del varón y quiere para sí algo igual. Por eso es que sigue buscando con ansiedad y cuando parece que la ha encontrado, es posesivo, territorial, celoso hasta la médula, protector in extremis, consentidor, dulce, tierno a solas. En la cama se preocupa por la satisfacción de su pareja, para que no le dé la lata más que nada que porque realmente se preocupe de ello. Nunca se ha enamorado, siente cariño y por ello exige demasiado. Fidelidad, crías, comprensión y muchas cosas más. Le da la libertad, pero dentro de los límites de Jared. Demasiado absorbente, quiere a su pareja para sí, monopolizador, comprensivo hasta cierto punto, porque si viene de malas no tiene la paciencia y explota. Así ha matado ya a cuatro de sus "parejas".

Las cosas siempre se harán a su manera, no hay de otra. Dará libertad, protegerá, consentirá, pero sus límites deben respetarse y cuidarse. Dejará pasar una vez... quizá dos... puede que tres... pero no sabes cuándo se hartará. Podría ser que desde la primera. Quizá en la décima, pero cuando desata su rabia, todo se vuelve rojo. No hay nadie que le detenga.