Watashi Wa Itsumo Anata No Soba De Naru [Privado Asagi, + 18]

por **Gianella Massone** Lun Ene 23, 2012 9:23 pm

El rumor y la posterior preocupación se expandieron como la espuma entre los alumnos de aquel instituto con aquella noticia. Una de las parejas más conocidas y emblemáticas de aquel lugar había roto, y eso era más noticia que la venida de una celebridad confirmada hace poco, y que los mismos estudiantes habían pedido y negociado. No era un instituto cualquiera, y eso estaba más que claro.

Con aquella misma efervescencia aumentaba la lista de correos electrónicos, mensajes sin conexión, mensajes de texto y llamadas telefónicas perdidas en todos los instrumentos tecnológicos que poseía quien estaba tirada en la cama con rostro demacrado hace ya varios días. Sus pocos pero leales amigos no sabían absolutamente nada de ella, y ya estaban temiendo alguna locura de la mujer de los cabellos negros revueltos que continuaba durmiendo a causa de las latas de cerveza que estaban a los pies de su cama, siendo éstas el consuelo que nadie había sido capaz de darle en tantos días, básicamente porque nadie había podido lograr comunicarse con ella. Las puertas estaban cerradas por dentro, y las ventanas eran demasiado altas como para que alguien común pudiera alcanzarlas con facilidad, así que eran la excepción a la regla.

Tras un rato, la pantalla del celular iluminó una vez más aquella habitación oscurecida por las cortinas; pero como ya estaba siendo costumbre, no hubo respuesta. La preocupación cada vez más, y la supuesta desaparición de la pelinegra fue el tema de moda en los días siguientes, incrementándose y expandiéndose los rumores de tal forma que atravesaron las enormes paredes de ese lujoso instituto hasta llegar a los oídos de un viejo conocido.

Alguien muy conocido.

por **Asagi Dunkelheit** Dom Feb 26, 2012 5:57 pm

No tenia mucho tiempo que le habían trasladado en el instituto, se la pasaba viajando de un lado a otro por los problemas financieros, o más bien por el buen empleo que sus padres poseían pero esta vez ya era lo suficiente independiente para vivir por su cuenta, volver a ese viejo lugar donde los mejores años de su vida habían pasado, increíblemente las cosas cambian, incluso el viento que soplaba en el lugar, sin olvidar a la pequeña niña que conoció en su primer día cuando recién pisaron esas tierras.

Con ese aire varonil, siempre metiéndose en problemas de chicos, por ella, es que él había regresado, no había otro motivo y mucho menos algo más que quedase descubierto, así era entonces, pero las cosas tornaron estrepitosamente, porque aquella chica y mujer que tanto anhelaba ver, pocas veces coincidía con ella y esta era una de esas.

El distanciamiento entre ambos había crecido, porque ella por su lado tenia fama de popular junto a su pareja, junto a ese ser que amaba, mientras él, tenia otra fama, dicha fama de solitario, de rebelde pero de un excelente alumno que se la pasaba rechazando conquistas, se había enamorado pero de la persona menos indicada esos sentimientos los guardaba para más tarde.

Pasaban los días y en los pasillos no se veía a la pareja que protagonizaba envidias, llegando a la taquilla a primera hora para las clases empezaron los rumores, él no se había enterado, porque el numero del móvil nunca lo daba, mucho menos dirección electrónica, estaba alejado del barullo, hasta que una chica quien sacaba sus libros empezó a hacer comentarios de lo más burlonamente.

Aquella niña, aquella joven de la que él sin remedio había admirado y contemplado, estaba desaparecida, un dolor atravesaba su vida, el más grande, la ruptura de un amor, y aseguraba que ella no había dado inicio a ello, sino la contraparte. Porque ella tenia ojos de enamorada, solo ojos para esa persona que ahora le había roto el corazón.

Azoto la taquilla con fuerza, obteniendo el silencio de los demás y salió del instituto, se apresuró a montar la motocicleta y salir a gran velocidad, ahí iba el rebelde de cabello largo que llegaba más debajo de su retaguardia, solo con algo en mente.

Llegó justo frente a esa casa, sabia cual era la habitación de la chica, toco el timbre una y otra vez y nadie parecía salir, hizo una mueca y bajo de la motocicleta, busco un ladrillo y lo lanzo contra esa ventana, se cruzo de brazos, cerro los ojos recargándose en el poste y espero a que ella diera la cara.

por **Gianella Massone** Lun Mar 05, 2012 1:20 pm

El sonido del vidrio quebrarse en mil pedazos entremezclado con el ruido seco del ladrillo cayendo a un costado de la cama logró lo que nadie había podido conseguir en días: llamar la atención de la pelinegra que por fin abría los ojos después de haberlos tenido pegados casi con pegamento. No se asustó, por supuesto...esa valentía tan propia de ella aún estaba presente a pesar de cómo se encontraba, y simplemente ladeó cabeza y cuerpo para mirar lo que había sucedido. No hubo tiempo a suspiros ni tampoco a reclamos: las sábanas liberaron al cuerpo de su prisión, dejando ver esa polera blanca sin mangas que realzaba aún más su figura varonil y cuyo largo no alcanzaba a esconder la ropa interior del mismo color que la prenda superior. No emitió palabra alguna; se levantó y caminó en una auténtica marcha fúnebre hacia la puerta, usando la pared como apoyo para su mano izquierda que acariciaba el cemento con la suavidad y el anhelo con que acariciaba en antaño aquella piel morena que la había dejado así de deprimida y destruida: y con el rostro demacrado por tantas lágrimas derramadas por su causa.

Ese mismo rostro fue el que recibió de golpe sus recuerdos de aquel joven que estaba ante ella, abriéndose sus ojos azules de forma desmesurada. ¿No estaba soñando, no? ¡Qué importaba si era un sueño o no! ¡Era él! Las lágrimas volvieron a brotar con rapidez abismante, y su cuerpo entero empezó a temblar, haciendo sus dedos presión en el marco de la puerta abierta. Entreabrió la boca, y no pudo decir nada. Estaba en shock.

- A-Asagi....

Su voz se rompió en mil pedazos, y su cuerpo prácticamente se derrumbó entre los brazos del joven que alcanzó a atraparle antes de caer. Su cara se enterró en el pecho masculino y lo abrazó con esos alambres que se hacían llamar brazos, apretando débilmente las prendas de una de las pocas personas que podía llamar un "amigo verdadero".

por **Asagi Dunkelheit** Vie Mar 09, 2012 6:03 am

Aquel abrazo parecía uno de los más fúnebre que le habían dado en toda la vida, pero se aferro al pequeño cuerpo abrazándolo y envolviéndolo con el mimo de él, busco la manera de sostenerle y ser su apoyo en esos momentos, pero claro ‘era solo un amigo’ y aprovecharse de la situación paso por su mente, sintió la humedad de sus lagrimas surcar en la tela de su camisa, la acurruco entre su pecho – Gianella – susurro con un tonto apacible a pesar de quererle gritar, de darle una bofetada, sacudió la cabeza y le cargo entre sus brazos sin dejar de acurrucarle, apenas entro a dicha casa azoto la puerta con un pie y se quito el calzado como pudo, llevándola no a la recamara, ese lugar seguro seria el más deprimente, pero la levo a la sala, donde tomo asiento con ella sobre sus piernas.

Quería decir algo, alguna palabra que expresara que le sentía, sentía las lagrimas de la morena caer y ese dolor apuñalarle, por una simple razón la quería, volver a verla era una obsesión que nadie le iba a impedir, pero ahora ella estaba demasiado ciega para saber de los sentimientos de él. Le sentó en sus piernas y le tomo el rostro besando con calma cada una de esas lagrimas que iban calendo, las enjugaba como si fueran propias… -¡Maldita sea! – expreso soltándole y desviando la mirada echando sus largos cabellos hacia tras – ¿Por qué diablos tienes que ser así, soltando en llanto por una estúpida que nunca te amo?...-Vaya que el filo de esas palabras podrían hacer enojar a la morena, pero eran esas ganas las que le carcomían, ese deseo y esos sentimientos.

Golpearla no estaba en sus pensamientos, había que dejar algo claro, Asagi no iba a ser cálido en una situación así, podría a ver sonreído pero no, solo buscaba que ella estuviera bien – Me da coraje verte, ver que te estas derrumbando mientras ella se pasea con la sonrisa del año, ¡despierta!, hablan a tu espalda…-Aquel dolor y condena que ella cargaba ojala fueran de él… No le gustaba nada más en el mundo que ver su sonrisa.

por **Gianella Massone** Dom Mar 18, 2012 11:03 am

Aquellas palabras detuvieron de golpe aquel penoso espectáculo, haciendo que abriera los ojos en aquella empapada realidad que era la camisa masculina y se mordiera el labio para tragar de callar inútilmente aquellos suspiros repentinos propios de quien ha estado llorando de manera intensa. ¿Tenía razón? ¿Acaso Sybelle nunca le había amado? Todos esos momentos, esas noches...¿sólo eran una mentira? ¿una farsa? ¿su amor había sido sólo un engaño? No, no podía ser...no lo podía aceptar. Era algo que su mente y corazón no habían contemplado nunca como posibilidad, siempre se había echado la culpa del quiebre a pesar de que efectivamente la chica fuera quien diera un paso al costado. Pero el sólo pensar en que todos sus sentimientos sinceros habían sido abofeteados de esa forma tan vil le hacían acurrucarse más contra el cuerpo ajeno que había soportado todo su llanto y la había sacado a flote al menos por el momento. - Yo la amo, Asagi...la amo...- susurró aferrándose más a Asagi, rodeándole la espalda con los brazos - No puedo siquiera pensar...no puedo imaginar que ella haya hecho algo así...algo tan cruel...-se mordió el labio para no estallar en llanto de nuevo, y vaya que le sirvió.- Yo le fui fiel siempre...siempre le demostré mi amor...siempre la ayudé, la quise...le di todo de mí...- Negó con la cabeza, sin querer que esos pensamientos de boicot por parte de la morena tomasen predominio - No tienes pruebas, Asagi...es imposible que ella me haya usado...ella...ella...

Asagi sintió más presión en su espalda y en su pecho. Gianella había roto en llanto otra vez sin encontrar consuelo, tratando de enterrar su cabeza en el torso de su amigo y no volver a sacarla cual avestruz. Le dolía demasiado el alma como para atreverse a confrontar la realidad sin ella. Se aferraba al joven de cabellos negros largos como la tabla que le sirve al náufrago para sobrevivir. Se estaba ahogando con sus propias lágrimas, y eran éstas las que tampoco dejaban que viese el horizonte que ella imaginaba y perjuraba como nublado y lluvioso, hasta con tormentas; pero lo que ella no sabía, es que ese horizonte terminaría brillando al final. Porque después de la tormenta viene la calma, ¿no?

por **Asagi Dunkelheit** Sáb Abr 07, 2012 2:03 am

Fue un ataque de rabia que le dio en ese instante al verla así de destrozada de enamorada por una estúpida, así era, él la odiaba y la razón era demasiado clara porque aquella infeliz que gozaba de buenos comentarios ahora sabía de los sentimientos de él hacía Gianella, la dejo, la soltó porque no quería ser un sustituto o un maldito pañuelo de lagrimas, golpeo la pared un par de veces como pocas veces cuando se desata su furia y rabia, volvió donde Gianella y le miro fijo -¡¡¡Escucha bien esa maldita perra no vale tus lagrimas!!! – su voz se había alzado de tonos tan estrepitosos que él incluso escucho el eco de esta, calmo sus ideas, sus pensamientos dejando los pensamientos a flote, si dejo que el vacío que sentía se apoderara de él, había llagado su hora…

Tomo a la chica por los hombros y la tumbo en el sillón con esa fuerza y le miro con esa furia y enojo - ¡¡Maldita sea!!, entiende, TE AMO!... –susurro, claro no lo era lo había gritado – Y me duele, me parte, maldita sea, que no te hallas dado cuenta, tu amante lo sabía, lo supo, Gianella fueron años viéndote con ella y ahora me da rabia, no vendría por otra cosa… -Finalizo con un beso que arrebato de esos labios, estaba enloqueciendo porque deseaba hacerle el amor, tenerla, borrar cada marca de esa mujer en el cuerpo de la chica a la que amaba y había estado amando desde que ella le dejo claro que eran solo amigos. Solo quería que ella correspondiera o sino… sino haría algo que no quería como estar lamiendo su cuello y estarla forcejando a ese acto

por **Gianella Massone** Sáb Abr 14, 2012 1:19 pm

Su cuerpo se paralizó completo con lo que vio y escuchó. Nunca había visto a Asagi tan enfurecido, nunca había oído a Asagi gritarle de esa manera y de forma tan directa que las palabras calaron hondo en su corazón. Nunca su cuerpo había chocado tan fuerte a causa de una acción ajena (De hecho, siempre era ella la que estrellaba a todos contra el suelo o contra las paredes cuando alguien intentaba pasarse de listo con ella o con su ahora ex pareja)...ni tampoco la habían besado con tal pasión y deseo, ni siquiera una mujer. Ni siquiera ella.

- A-Asagi...-musitó entremedio de los enérgicos besos ajenos, agarrándose de sus hombros mientras su mente batallaba por reaccionar o por responder, por hacer algo. Pero fue su corazón el que actuó, obligándole a cerrar los ojos cubiertos de lágrimas para corresponderle y aferrarse con las manos a su espalda cuando bajó por su cuello, sintiendo esos estremecimientos tan propios de esa zona tan erógena para la loba. Quería detenerlo, y por ello tiraba de su ropa...pero también le dejaba más espacio para actuar, para que ella pudiera mirar al techo y reflexionar si eso era correcto.

¡¿Pero qué pasaba con ella?!

¿Reflexionar? ¡Su instinto sólo quería dejarse llevar, dejarse hacer, poseer y olvidarse de todo! ¿Qué había de malo en eso? ¿Qué importaba Sybelle? ¿Acaso a ella le importó Gianella cuando tomó esa decisión más destructiva que una bomba?

¡NO!

Pero entonces...¿por qué carajo seguía pensando en ella, cuando tenía (y siempre había tenido) a una persona tan leal, tan confiable...y por sobretodo, una persona que realmente la quería a su lado?

por **Asagi Dunkelheit** Jue Mayo 17, 2012 12:13 pm

Se separo de ella viéndole a esos ojos achocolatados, no, no podía tomarla ni por la fuerza mientras aquella persona ocupara los pensamientos de la mujer que amaba, ¿su enojo servía de algo a estas alturas?, ni siquiera reparo en ello, simplemente había dejado que aquella cólera le atacará así sin más, pero no quería herirla más de la cuenta, ni si quiera sabía si era el momento adecuado al verla completamente llena de lagrimas por alguien que se paseaba como si nada en los pasillos. –Gianella –Susurro con voz dulce deteniéndose, su cambio drástico se debía a todo aquello que pasaba a su alrededor…-No puedo con esto, piensas en ella lo sé –Se retiro yendo por un poco de agua, la familiaridad de esa casa le era natural pues siempre había estado ahí por ella, así que volvió a su lugar…-Quisiera que te responsabilizaras por estos sentimientos, por el deseo de tener tu cuerpo, por cada uno de estos sentires, pero si aun piensas en ella,… Yo quiero luchar para invadir hasta el último milímetro de tu piel –Finalizo dejando el vaso sobre la mesa.

Le abrazo lentamente envolviéndola entre sus brazos y dejando que aquel sentimiento le invadiera, la acurruco entre ellos –Si aun quieres decir algo, llorar, solo hazlo, no te dejaré aquí sola como muchos lo han hecho…-Suspiro al mismo tiempo que cerraba los ojos y le veía aspiraba su perfume y más la deseaba.

por **Gianella Massone** Vie Mayo 25, 2012 9:51 pm

Sí, todavía pensaba en ella. ¿Por qué razón sino se había prácticamente borrado del mapa por tanto tiempo y dejando que se expandieran rumores de todo tipo, que incluso especulaban con el suicidio? Su mente estaba demasiado ocupada martirizándose y culpándose de lo que realmente no era su culpa; pero como casi siempre sucedía en esos casos, el síndrome de culpabilidad siempre se las arreglaba para hacerse presente, e instalarse permanentemente en ciertos casos, llevando en Gianella ya una cantidad de tiempo que todavía distaba de ser demasiado preocupante. Pero con este encuentro, la intensidad de tal síndrome aumentaba. Se sentía ahora culpable por el sufrimiento de Asagi.

Se incorporó quedando sentada nuevamente en el sofá, ahorrándose el movimiento de cuello para mirarlo y dedicar sus orbes llorosas al piso que no había sido limpiado en días. Ni se acordaba de la última vez que limpió, y eso era una preocupación nula en aquel instante. Cerró los ojos al escuchar ese "descubrimiento" tan obvio pero acertado de su amigo y se mordió el labio inferior con angustia. ¿Por qué le pasaban esas cosas a ella?

Asagi la quería, y mucho. La deseaba, y ya lo había demostrado. Y lo siguió demostrando con ese abrazo, acurrucándole contra su cuerpo. ¿Decir algo? ¿Qué? ¿Que lo sentía? ¡No serviría de nada! Ya lo había ignorado por meses cuando estuvo con Sybelle y un perdón no iba a cerrar las heridas tan fácil. Oh no, simplemente eran palabras vacías y sin valor. Por eso permaneció unos minutos en silencio apegada al hombro de él, moldeando y modulando las palabras que serían dichas tras un lento suspiro - Soy una ciega. Una estúpida ciega...-entrecerró los ojos azules, presionando un poco el abrazo fraterno entre los dos. - He actuado como una estúpida todo este tiempo...no fui capaz...no fui capaz de ver en sus engaños...- Lo estaba reconociendo por fin, ¡por fin! - Podría haberlo evitado...podría haber hecho caso a los que me advertían...a los que sospechaban...- ¿De qué servían los "podría" y los "debí" cuando el daño ya estaba hecho? - Mi corazón está roto, Asagi...ni siquiera lo siento...- Muy metafórico sonaba, pero en verdad no sentía nada más que una angustia tan o más inmensa que el amor que le tenía a aquella mujer - Y no sé qué hacer para volver a sentir...

por **Asagi Dunkelheit** Mar Jul 24, 2012 3:41 am

Ojala pudiera ayudarla, ojala pudiera hacer más que confesarse en ese momento cruel y duro en el cual parece que no hay salidas, ciertamente él jamás había pasado por dichos capítulos, su vida era más tranquila gracias a su personalidad y lo frío que era todo el tiempo, sin embargo amar en silencio era mucho más efímero de lo que alguien podría imaginar o describir en poesía barata, no nadie sabía de esos dolores o de los mismos que ahora su ‘amiga’ pasaba en esos momentos, ese vacío donde nadie esta, de donde nadie nos puede sacar más que la persona que nos metió ahí, entre llanto, desesperación y demás banales sentimientos, ese romance autentico ahora se había borrado para ambos, ahora desistía de la idea de ir tras Gianella, justo ahora solo le importaba una cosa, que ella estuviera mejor.

Quería que comprendiera que algunas personas no saben amar, que otras solo se dedican a herir y así cada uno tiene un motivo especial en la tarea del amor, la de él era más bien como la de un ángel guardián, que por más que se enamorara de quien debe custodiar eso esta muy lejos de suceder, que solo debía estar ahí para proteger con esas alas grandes que se le habían brindado. Suspiro de manera casi resignada, como pidiendo perdón. –No te preocupes entre mis sentimientos y esta amistad, Gianella, primero, antes que nada debes mejorar esa salud mental, esos comentarios que haces no me gustan –Se le abrazo de manera más protectora y se separo un poco tomando su rostro entre sus manos y limpiando esas lagrimas, dejando un beso en su frente…-Tranquila, esto pasará, yo sé que eres lo suficientemente fuerte como para darle una patada en el trasero de esas malas situaciones, así que es hora de demostrar de lo que estas hecha. –Le acarició los cabellos y se levanto dirigiéndose a la cocina.

Estaba demasiado sucio, pero se encargo moviendo los trastos y demás, poniendo un poco de agua para un té, se asomo por el umbral y sonrió a su dirección…-Aunque no quieras, mañana vendré a recogerte para llevarte a un maravilloso lugar –Susurró mientras la tetera comenzaba a silbar, después le llevó el té poniéndoselo frente a la mesa y le abrazo de nuevo –Debes de salir de esta, ¿Entendido?, no quiero hablar más mal de ella, por que no tendría caso, lo que paso ya paso solo aprende la lección que te ha dejado –Le dio un beso en la sien y se separo. Sentía que en ese momento él ya no tenía corazón alguno al verla así.

por **Gianella Massone** Vie Jul 27, 2012 4:05 pm

Se sentía extraña desde que Asagi había llegado y se había preocupado de ella; de escucharla, de contenerla, hasta de atenderla con aquel te cuyo aroma lentamente inundaba la casa y los sentidos de la pelinegra del cabello sucio que permanecía sentada con el cuerpo inclinado hacia adelante, con las rodillas sosteniendo sus codos y sus manos juntas rodeando su nariz cual mascarilla con semblante pensativo y las lágrimas secas que habían quedado marcadas en ese rostro hinchado y masacrado por la peor paliza que le habían dado, la cual no se la habían dado en la calle precisamente a punta de puñetazos o fierrazos, sino la persona menos esperada; la que ahora no estaba con una pizca de arrepentimiento disfrutando su soltería y cometiendo blasfemias en contra de “esa” con la que había jugado.

Se sentía extraña, porque esa precisa persona no había demostrado una preocupación tan concienzuda por su pareja como lo estaba haciendo su amigo; cuya sinceridad era mucho más palpable que la de la mujer de piel tostada. ¿Por qué no había notado esa diferencia? Gianella se respondió sola, concluyendo al igual que en muchas otras interrogantes…que había sido a causa de su obsesión con la mujer que ahora no estaba. Poco a poco las cosas se aclaraban, tan lento como su trayecto hacia el te que era vigilado atentamente por el varón de cabellos largos por si llegaba a pasar algo. Le había dicho que mañana vendría a por ella. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿A dónde la llevaría? Un sorbo azucarado y el sonido de la loza topar sutilmente con el platito acompañante, mirada perdida al frente; una pregunta suficiente - ¿Dónde iremos?...

Se sentía extraña tras esa pregunta. Su corazón destruido irradiaba calor, podía percibirlo…pero no era un calor suyo. ¿Entonces de quién era?

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