Bleu~[Privado]

por **Asagi Dunkelheit** Vie Ene 27, 2012 10:24 pm

Recordando la neblina que se disipo aquella noche en los brazos de la pequeña que hace poco cargaba, estaba dirigiéndose a aquella morada, nada modesta, la noche aun no terminaba, para él apenas iniciaba, quizá los recuerdos le habían afectado de una manera tan grave, por más que hizo memoria, ahora dejar vestigios de aquello no podía, regreso a casa con aquellas ideas carcomiéndole, el azul de esos ojos pequeños y azules como los suyos le daban batalla por dentro.

Pero había llegado donde su hogar, se detuvo en seco al contemplar los rosales que ya cubiertos de nieve estaban, ah, si solo pudiese ver la rosa azul de aquel sueño, si tan solo cayera en recuerdos, en el vacío podrido que carcomía su alma, que le hacía levantarse noche y día sin parar de relatar con poesía sus sentimientos conforme el estilo de vida que se le había impuesto, era mejor morir a veces, que recordar los pecados que cometía noche tras noche, pero aquella fue una diferente, el viento soplaba más fuerte, ¿Quién era aquel entonces?...

Pero que tonterías pensando cuando en su mente venia la silueta tan disuelta por la luz, por aquel sueño donde fue transportado, no era más que eso, un sueño con una dulce, voz, la rosa que yacía en sus congelados dedos, se desmoronaba de tristeza, obstinada a vivir como una belleza que jamás será de nadie, aquel hogar, no tiene más sentido desde esa noche, tristezas, agonías, soledad, ¡No había aquel sentimiento experimentado en las palabras que de sus labios salían!, que estúpida ofensa, que estupidez vivir así, la rosa yace en el suelo, dejando ser cubierta por la nieve, así debería ser, encerrando en ese confinamiento para siempre.

Y se encontró con la persona que según llenaba su vida, ¿Qué sabía ese ser de él?, nada, nada porque por orgullo no lo había compartido, solo con aquella niña, de ojos celestes que le cautivaron el alma, solo ella robo sus sueños.

¡Maldita la hora en que bebió de su sangre!, le observo de pies a cabeza con esa tranquilidad, pasando un poco de él, mirando a su alrededor las cosas, claro, había algo que aun recordaba, pero ahora a quien amaba le había visto como intruso en el momento, se sentó frente a él. Observándole de pies a cabeza y luego viendo el fuego de la chimenea, que hermoso panorama el del fuego quemando la leña – Irónico, no sé porque han encendido algo que no siento – Irónico, porque despertó algo que no recuerda, aquella niña, simplemente de su mente no podría sacarla.

por **Kei Koizumi** Vie Ene 27, 2012 11:03 pm

Le vio llegar pero había algo extraño, no es que lo supiese con certeza, tampoco podía asegurarlo. Le siguió con la mirada hasta que se sentó frente a él. Aquella mirada... sonrío débilmente alcanzándole para acariciar su rostro, apenas y sus dedos le tocaban -¿Qué sucede? - No pudo ser una pregunta más elaborada, pero realmente quería saer lo que pasaba, el por qué se movía y su mirada tomaba esa forma.

Su propia mirada se distorsionó, podía notarlo, pero seguramente no sería visible al exterior. Sentía algo y no estaba seguro de qué se trataba. Se acercó, le dio un beso en el lugar que sus manos habían estado tan solo un momento. Fue suave, casi imperceptible la sensación de tocarle con sus labios -¿Ha pasado algo?- El volumen más que moderado de su voz era diferente al habitual, aunque solía hablar con calma, no era la misma forma de hacerlo, el leve tinte que se difuminaba en ello era entre imperceptible y evidente.

¿Por qué se sentía así al verle? Esa sensación que nacía desde algún lugar en su interior... ¿qué era? No sabía decirlo con certeza, pero probablemente lo sabría en algún momento -¿Me contarás qué es lo que ha puesto esa expresión en tu rostro? - Espero que le respondiera. No había forma de suponer nada. Solo esperar que respondiera. Aquella persona.... era lo más importante... era por eso que estaba allí... aún sin saber nada, queriendo saber todo, sin haber logrado nada.... Pero estaría allí incondicionalmente, eso había pensado y aún creía firmemente en ello....

No había forma, tenía que escucharlo de sus labios o no escuchar nada, tan simple y complejo al mismo tiempo. Había tantas cosas irónicas en realidad... -¿Qué es eso que se ha encendido?- Ladeó el rostro, solo para verle mejor y que su mirada se clavara en aquellas pupilas que tanto adoraba.

por **Celestine Arceneau** Vie Ene 27, 2012 11:49 pm

Una noche más en la que estoy sola en la sala de casa, aunque madre se encuentra en casa, es lo mismo que estar sola, ella nunca está conmigo, siempre tiene algo que hacer, ordenar su cabello, pintarse, cambiar de vestido.. siempre ocupada, no tiene tiempo para jugar y no le gusta jugar, dice que es solo una perdida de tiempo y hay cosas mejores que hacer. Yo no lo entiendo, me gusta jugar, es muy divertido, pero hago lo que me dice mi madre. Mientras mi madre está en la biblioteca, mi padre se está terminando de vestir en la habitación, al igual que a madre, tampoco le gusta jugar y a penas me habla, solo para regañarme y gritarme cosas feas que me hace sentir mal.

Miro aburrida por una de las ventanas y una sombra pasa por donde la luz toca el suelo. ¡Un gato!... gato… los recuerdos de aquella noche regresan. Había perseguido a un gato hasta perderme y una persona me encontró y… no sé que fue lo que pasó después, solo sentí dolor en el cuello y no recuerdo nada, desperté en mi casa. Talvez solo fue un sueño… pero me parece tan real…. Miro al gato que está corriendo por la calle… ¿y si lo sigo? Talvez me encuentre de nuevo con esa persona…

Tomando una decisión me aparto de la ventana y corriendo voy hasta la puerta. No llego a la manija, tampoco si me pongo en puntas de pie. Corro al comedor y arrastro una silla hasta la puerta, me subo con cuidado en ella y logro alcanzar la manija, abro la puerta y de un salto bajo de la silla, estoy por poner un pie afuera de casa cuando…

-¡¡CELESTINE!! VEN AQUÍ!-

La voz de mi padre se escucha desde las escaleras. Rápidamente cierro la puerta y lo miro asustada, con mis manos tras mi espalda y frotándomelas por los nervios que me da ver que mi padre me mira con esos ojos enojados.

-¿Qué crees que haces? ¿Cuantas veces te hemos dicho que no salgas? Nadie debe verte!!-

por **Asagi Dunkelheit** Mar Ene 31, 2012 7:01 pm

Oscilante al reflejo azul, al dejo de piedad.
A una debilidad que no refleja
Humanidad…

Un beso una caricia, era lo que obtenida de aquella persona, que le esperaba en casa como una esposa, ligada a la responsabilidad de complacerle en todo momento, no, ahora lo miraba de una forma distinta, de un modo que nunca podría ser comprendido, de costumbre le puso la mano sobre los cabellos revolviéndolos con calma, parecía un niño pequeño sonriente y curioso ante un adulto que no dice mucho, le daba ternura a su vez, su tacto se deslizo por la frente del otro, amaba verlo con el cabello corto, con esos mechones sobre esa frente pequeña, así podría retirarlos, le gustaba de esa forma, incluso cortarle el cabello, le miro fijamente… - Hablaba del fuego, ¿Quién ha encendido la chimenea?, Sabiendo que no sentimos el calor de ello – Musito, al verle.

Le tomo por la cintura y le sentó sobre sus piernas, de ese modo lo acurruco entre su pecho y estrecho por la cintura, aspirando el aroma ajeno, había salido por las calles a arreglar cuentas, le había pedido estar en casa hasta su regreso y ahí estaban compartiendo ese momentos, solos ellos dos…- ¿Acaso has sido tú quien encendió el fuego? – De ser, así, había sido un gesto que él le agradecería más adelante, beso su frente esperando por la respuesta.

La noche apenas comenzaba, no iba tan deprisa, le acaricio la espalda con movimientos suaves, besando repetidas veces su frente, tal cual niño entre sus brazos, aunque solo le gustaba hacerlo, recordándole que era pequeño y completamente indefenso, que solo él podría cuidarle, velarle, amarlo, protegerlo, mientras el otro disfrutaba de esa calma, quizá estaba mal pero eran esos deseos lo que le invadían al reflejarse en sus orbes.

Mismos que le recordaron a la pequeña, esa niña hermosa, una celestina, que seguro estaba sufriendo dentro de una pesadilla que no olvidaría, siempre de ese modo, la tristeza de aquella pequeña era muy fuerte, demasiado que había penetrado en el interior del noctambulo.- ¿Sabes?, me recuerdas a una de mis victimas – Se separo un poco para verle y contarle lo siguiente – Es una pequeña que encontré perdida entre las calles parisinas hace noches, pensé que seria fácil, dormirla, tomar de ella, matarla, arrancar sus corazón y comerle, beber hasta saciarme y después dejar su cadáver por ahí – guardo la imagen de aquel escenario, para proyectarla a su compañero, evocando cada recuerdo hasta la neblina de aquel otoño, ahora estaban en invierno, un mes, un efímero mes y aun no la sacaba de su mente.

De sus recuerdos, pero prosiguió.- La sed que me invadía fue tan grande, que en vez de llevarla a un sueño ella me llevo a los recuerdos de mi mortalidad, mismos que no me son claros, mismos que he olvidado, mismos que me fueron borrados por aquellos dos que me criaron privándome de la verdad, al sueño vi, una mujer de ojos tan azules como el mar cristalino que solo se aprecia en primaveras, con los largos y azabaches cabellos que caían como cascadas combinándose a los rayos del sol, la neblina del sueño solo me mostraba su silueta, con un pequeño en brazos, ella le cantaba, dulcemente recuerdo la voz y el nombre que pronunciaba, era el mío, era yo ese pequeño… - relataba eso como si estuviera viviendo de nuevo ese recuerdo.

Pero no podría olvidarlo, porque venia con fuerza, el azul de las plumas, el castillo que parecía encerrar un misterio, cuya pajarera hizo volar el olvido, para ir en busca de un momento feliz entre el temible bosque que Dunkelheit llamaba recuerdos. – Fue una melodía preciosa, un lugar hermoso donde me encontraba, pero no la vislumbre sino entre sombras, no fue hasta que desperté que me di cuenta que era la niña quien me había hundido a mí en un sueño, gracias a sus tristezas, a su infinito dolor, tiene padre crueles, y más cruel de su parte fue despertarme ese recuerdo que me atormenta en sueños, me veo como un chiquillo de apenas cinco años recostado en una cama, guiado por las plumas celestes de un algo, buscando la sombra de esa mujer, pero no hay nada, despierto y no hay nadie, solo la sombra en las paredes, ese recuerdo debió quedarse así, jamás debía abrir los ojos, antes solo me vislumbraba en la cama con una sonrisa en la cara, pero aquella pequeña me hizo ver la realidad, los seres que me trajeron a este mundo a base de amor no estaban, dejándome solo, en aquel fúnebre lugar… - Observo a su amante, estaba hablando en desesperación, pero era así como sentía aquello.

-Me sentí en ese cuerpo, con esta mente, viendo como pasaban las cosas, como la sombra me llamaba, como me invadía esta tristeza que compartía con esa niña, sentí que a ella le tomaba de la mano, que ambos éramos unos pequeños abandonados luchando por un sueño, en mi caso, no era más que el susurro del viento quien se reflejaba, porque añoraba a mis padres, a mi madre, quienes según se me abandonaron siendo apenas un chiquillo de brazos, y ella teniendo a sus padres siente lo mismo que yo sentía hace milenios… Eso ha sido… -se quedo en silencio buscando la respuesta, algo que no lograba hacer después de ese encuentro, estrecho a su amado, - No sé que es, solo lo último de aquello, ha sido que me quedaba en aquella cama de la que desperté con ella, ambos chiquillos y yo con el sueño de que esa sombra era a quien tanto esperaba.

Cerró los parpados, abrazándolo de nuevo refugiándose en él…- Eso ha sido inolvidable, ahora estoy pensando en ella, sintiendo que debo hacer algo para rescatarla y hacer algo para olvidarme de aquello, es terrible que me despierten los recuerdos mortales, no los soporto, necesito a esa niña, esa noche quise matarla y entregarla a sus padres así, porque ellos son más crueles comparados con la bestia que soy yo…¿Sera que me estoy volviendo humano?... –pregunto con ese temor en los recuerdos, torturantes, esperando una proposición de su amante, de su todo, de aquel ser al que le compartía los recuerdos evocados de un sueño, buscando en su mente a Celestine…

por **Kei Koizumi** Miér Feb 22, 2012 10:00 pm

La pregunta le causó un tanto de sorpresa -Si, he sido yo... pero aunque no sea de la misma manera, aún podemos sentir el calor- Había dicho eso viendo hacia el fuego, una de las pocas cosas que podría destruirles, y sin embargo, aquella llama controlada no le causaba ni una sensación de peligro. Había alargado su brazo como si quisiera alcanzarlo, pero su cuerpo no se movió, permaneció allí frente al de él y se olvidó de la chimenea tan rápido como vio su rostro y aquellas palabras empezaron a surgir de sus labios como una marea.

Le había escuchado con suma atención, acariciando su espalda mientras se acomodaba sobre él y a partor de ese instante cada palabra que dijo le hizo sentir aquella curiosa sensación, como cuando sientes una ligera opresión. Bien dicen que cuando alguien te importa, muchas veces puedes sufrir también por lelos cuando se ven invadidos por la desesperación o algún otro sentimiento. Él quería ayudarle de alguna manera y mientras sus oídos estaban atentos al relato de lo que ya había sucedido, solo una idea se cruzó por su mente entre todo aquello. Entre sus palabras, sus recuerdos, las imágenes que legaban a su mente... todo eso envolviéndole lehizo quedarse allí y estrecharlo con ligereza.

Se separó de él y se levantó tomándole de la mano. Sus pupilas en ningún mmento dejaron de ver las suyas. Le jaló ligeramente para indicarle que quería que se levantase -Llévame allí... Vamos a buscarla... Dicen que las cosas suceden por algo y lo único en lo que puedo pensar es en esto... Vamos a donde esta esa niña... - Qué harían una vez allí o qué haría el mismo dependiendo de lo que se encontrará era algo a lo que no quería anticiparse aunque por el tinte de sus palabras ya había pensado en algunas posibilidades. Quería ver a la pequeña, sentirse cerca, no era lo mismo que simplemente conocer su existencia. Y si él ya había pasado tanto tiempo pensando en ella, solo podía pensar que debía ir, conocerla... no sabría hasta donde llegaría eso, pero por él era que quería hacerlo. Tomó la otra mano de aquella persona que era lo que más amaba y había amado durante su existencia. Lo atrajo hacia él hasta que lo tuvo de pie muy cerca de su piel.

Le sonrió apenas perceptiblemente, queriendo mostrarle algo que tal vez no sería capaz de transmitir con tan débil gesto, que sin embargo no podía ser dejado más claro que con la forma en que lo miraba. Caminó de espaldas, sin soltarle acercándose a la puerta -Una vez ahí la decisión podremos tomarla…- Le vio como esperando una respuesta. No quería hacerlo si él estaba en desacuerdo, no quería forzar nada, pero era lo que le parecía la mejor opción en aquel asunto, no era tan fácil y no quería que aquello siguiese causándole ese desconcierto o que se torturase en algún momento.

Spoiler:

por **Celestine Arceneau** Vie Feb 24, 2012 10:21 pm

Los gritos de mi padre me asustan. Baja rápidamente las escaleras y se detiene a los pies de la gran escalera de la mansión.

-¡¡Te dije que vengas aquí!!-

Me ordena a los gritos. Antes de hacerlo enojar más, camino lentamente hasta quedar frente a él y levanto un poco mi mirada, solo lo suficiente para verlo a la cara y ver sus ojos molestos, su ceño fruncido y sus labios apretados como siempre hace cuando está conteniendo sus gritos. Abre su boca para decirme algo pero… la voz que se escucha no es la de él.

-¿Qué pasa? ¿Por qué gritas tanto?... ¿qué hizo ahora la mocosa?-

Mi madre… mi madre ha venido tras escuchar los gritos nada sutiles de mi padre. Esto no es bueno, nada bueno, al menos para mi.

-Resulta que TU hija pensaba escapar.-

-¡Qué?!-

Yo también me pregunto lo mismo. ¡Yo no quería escapar! Solo quería seguir al gatito.

-Yo no…-

-¡¡Cállate niña!! ¡Estás castigada! ¡No comerás nada hasta mañana!!-

Eso no es justo. No hice nada, no tiene que castigarme, otra noche sin comer, no es justo.

-Pero yo…-

-¡¡Dije que te calles!! ¡¡Si no lo haces no comerás en todo el día de mañana!! ¡y no te quiero ver cerca de la puerta!!-

¡¡Un día entero sin comer!! Ni siquiera he salido de la casa, apenas abría la puerta… ¡no quiero! No quiero estos castigos. No hice nada malo ahora. ¡No quiero que me castiguen!!

¡¡CRASHH!!

Aquel ruido fue seguido por un mortal silencio y los tres giramos la cabeza observando que… los adornos de la mesada junto a la puerta habían estallado y los pedazos de porcelana estaban repartidos por la mesada y el suelo. El silencio se me hizo demasiado largo aunque talvez solo habían pasado 5 segundos, pero para mi pasaron horas. No me atrevía ver a mis padres, pero podía imaginar sus reacciones. Ambos seguramente estarían viendo los trozos de porcelana sorprendidos. Mi padre se recupera rápido y seguramente me estaría viendo en estos momentos con la boca abierta decidiendo que decirme. Mi madre, estaría pálida y mirándome furiosa y en poco comenzará a gritar…

-¿¿QUE TE HE DICHO??!!-

Antes de darme cuenta mi madre me agarró del brazo muy fuerte, tan fuerte que me está haciendo daño, pero no me animo a replicar nada, y me lleva subiendo las escaleras hasta mi habitación.

-¡¡TE DIJE QUE NO HICIERAS NUNCA MAS ESO!! !MOCOSA INSOPORTABLE!-

Sus gritos me asustan, no recuerdo haberla visto tan furiosa. Empiezo a temblar. Se sienta sobre mi cama y me recuesta en sus piernas bocabajo, lo único que puedo ver es la alfombra de mi habitación.

-¡¡APRENDERAS A OBEDECERME DE UNA BUENA VEZ!!-

Sube mi vestido y… el primer golpe resuena en la silenciosa mansión. Seguido de otro más y otro. Mi madre golpea mi colita sin descanso gritándome cosas horribles. Mis lágrimas no tardan en bajar de mis ojos y caer sobre la alfombra.

por **Asagi Dunkelheit** Dom Mar 04, 2012 6:44 am

Amar a la humanidad y preocuparse por algo así, es una cosa tan insoportable tanto que esos recuerdos se vuelven molestos cada noche y sin embargo es aquella persona quien trata de sacarlo del trance en el que esta envuelto, lo mira con curiosidad y antes de salir de aquel lugar se detiene para agarrar los abrigos cierra la puerta y le detiene frente a los escalones, tan pequeño, le pone el abrigo y le cubre bien, claro que no siente frío pero ese acto, simple y cotidiano le gusta hacerlo, acomoda su propio abrigo blanco encima del saco que permanecía abierto y abraza a su amante, dándole un beso en la frente – Hay chiquitín, cada cosa que se te ocurre, espero que no traiga problemas o algo así. –Le mira una vez más a los ojos y le retira unos mechones de cabello.

Apenas se curva una de sus comisuras y le toma por las piernas cargándolo se esa forma a la altura de su cintura, que importa si se ven de una manera extraña, es así como gustan estar, de esa manera peculiar, le baja al salir de aquellos territorios, donde las calles aun están un tanto infestadas de gente, le revuelve los cabellos y se acerca a su oído – Te amo mucho – murmura para después centrar su mirada en las calles buscando la dirección le indica con la mirada que camino deben tomar.

Después de todo aquellos pasajes no podía olvidar, no sabía que esperar al llevarlo ahí, ¿Qué pretendía el otro?, eso era demasiado extraño aun para él, una vez más, entre ese camino y la farola que se iluminan en lo alto, lleva un par de dedos a su ceño ligeramente fruncido, como si le diera dolor de cabeza – Es ahí – indica casi haciendo un gesto de molestia como si el dolor ajeno le atravesara todo su ser. – ¿Deberíamos entrar o llamar a la puerta? – eso había sonado como una invitación para ir a matar, de pronto aquel silencio se rompe con llantos y gritos en esa mansión y mira a su compañero aun con sorpresa.

por **Kei Koizumi** Miér Mar 14, 2012 3:26 pm

Ante sus movimientos, perdiendo el sentido de cómo están las cosas, dejando de sentir el suelo bajo mis pies, me sostengo de él mientras avanzamos entre las calles, entre todo aquello lleno de sombras por la hora, y aún así con gente siempre en todo momento, menos a la cantidad moviéndose durante el día...le sonrío ante aquellas simples palabras pero que indican tantas cosas que no se pueden expresar de otra forma...

Hasta que llegamos allí. El ruido se escucha con claridad hasta nuestros oídos, mi expresión, aunque impasible en ese instante, no demuestra ninguno de mis pensamientos. No estoy seguro de lo que haré o de lo que hará mi compañero. Le miró sonriendo -¿Avisar nuestra llegada? Esta vez permiteme olvidar los modales de los humanos, porque no pienso tocar a esa puerta- Los grandes ventanales para nosotros noson difíciles de abrir, cualquier pequeño detalle nos hará entrar en aquel lugar, incluso entrando por la puerta principal.

Me retiro de sus brazos sin soltar una de sus manos, justo a la entrada de aquella edificación, una que en otros momentos tal vez podría admirar pero que en ese justo instante no tiene mi interés, ni un ápice. Acostumbrado a los juegos, esa puerta ha de ceder ante un poco, el pestillo cederá ante mis movimientos. Detengo lapuerta para que las bisagras no anuncien aquello. ¿Por qué lo hago? Porque a veces es mejor entrar en silencio. La sorpresa en sus miradas y el desconcierto pueden ser lo mejor en algún momento. Le veo como diciéndole que entremos. Podríamos haber hecho una entrada triunfal e irrumpir con causando un estruendo, pero por algo prefiero esto...

por **Celestine Arceneau** Dom Abr 08, 2012 8:28 pm

Mis lagrimas bajan por mis mejillas, sin nada que las detengan, en un río de dolor que termina mojando la alfombra de mi habitación. El llanto que había intentado aguantar, que había querido no dejar que se escuche, ahora resuena en las paredes y muebles de mi habitación. Los golpes en mi cola parecen cada vez adquirir más fuerza, con cada nueva nalgada el dolor se incrementaba y la piel de mi cola se volvía más roja y caliente.

-Madre… por favor aah… lo siento…-

Quiero que pare, deseo que pare con todas mis fuerzas. Sé que mis palabras no son escuchadas ni tomadas en cuenta, sé que también podrían enfurecerla más, pero el dolor que siento es tan grande que ya no puedo seguir sin suplicar que pare de darme nalgadas. Abro mis ojos llenos de lágrimas que en algún momento había cerrado y miro la empapada alfombra… alfombra que de golpe se enciende en una gran llama que empieza a consumirla. Grito del susto y me levanto al igual que a mi madre. Mi padre, que ha estado observando todo corre hacia el fuego con una manta y empieza a golpear las llamas para apagarlas, enseguida mi madre se une a él con otra manta haciendo lo mismo hasta apagar el fuego.

-Celestine…. ¡¡ENGENDRO!! ¡¡NO APRENDES NUNCA!! ¿VERDAD?-

-Lo.. lo siento… no.. no fue…-

Grita mi padre, girandose a verme totalmente enfadado y la mano en alto. Intento explicarle que no quería hacer eso, que no sé como ocurrió, que yo no fui, pero… Dos golpes, uno a cada lado de mi cara, que me hacen caer sentada al piso no me dejan dejar explicarle. Mis mejillas me arden por aquellas cachetadas dadas con fuerza, mis lágrimas siguen saliendo de mi ojos. Lo miro con miedo. Mi padre es peor que mi madre.

Off: Millones de disculpas!!! ¡¡perdon!! ¡no volveré a tardarme tanto!!!

por **Asagi Dunkelheit** Lun Abr 23, 2012 3:49 am

Observo los movimientos de su compañero, no dijo nada, solo con aquella habilidad entro como una pequeña briza a esa mansión, el rastro humano inundaba sus sentidos, algo esa sensación de ¿Peligro?, ¿Por qué diablos estaba sintiendo peligro en ese momento?, fuera lo que fuera, había tomado una decisión, escucho los sollozos el olor de las lagrimas, no miro a su compañero cuando de la nada entro a aquella habitación, sus pupilas habían cambiado de color, un color drástico para el momento, la niebla azul que lo cubría todo con la poco oscuridad anunciaron su llegada y antes de aquel hombre hiciera algo más observa a la pequeña en un acto rápido, sostiene aquella mano y le observa con esa furia marcada, su rostro no es más que el del temor, el miedo ante lo desconocido, ciertamente no ha sido invitado y no duda ni un segundo.

Sus colmillos se apoderan de aquel cuello mordiéndolo con fuerza, succionando su sangre, lo arrastra hasta una esquina donde no hay más que oscuridad, los movimientos de aquel cuerpo al luchar por el forcejeo y los gritos lamentables de aquella mujer que llora y desgarra su garganta, él solo tiene sed, sed de ese maldito que ha tocado algo que no se explica, se desconecta del mundo, de su compañero, el sonido de la sangre es más hermoso aun que los sollozos, puede escuchar los pasos, vislumbrar el calor de la niña. Simplemente el queda absorto en ese deseo, su placer no culmina aun porque esta bebiendo rápidamente de aquel hombre, es como una mezcla de todos esos deseos, la boca se le llena de ello, apenas se aparta el hombre muere por aquello, solo patea el cadáver y regresa donde su compañero a besarle, con esa intensidad, con esa pasión tomándolo de la cintura…-Ve por ella –Murmura viendo a la mujer atemorizada, el sabor de la sangre aun esta en su boca, ve a la niña y la coge en brazos, mirándola, ella no tiene miedo, -‘Es mejor temer a los vivos que a los muertos’ –Le susurra refugiándola en su fría piel.

por **Kei Koizumi** Lun Abr 23, 2012 2:46 pm

Le vio sin inmutarse al ver aquello. El mismo lo habría hecho si no se hubiese dado de aquel modo. Observó a la niña y le sonrió para después ver a la mujer con una expresión fría en su rostro. Eso fue hasta que sintió el latir de aquel corazón que se había acelerado irse apagando lentamente. Escuchó el movimiento y le tuvo frente a él besandole de ese modo, con ese sabor a sangre que no podía ocultarse. Escuchó aquella orden y se obligó a abrir los ojos y ver de nuevo a la mujer. Caminó despacio viendo como él tomaba a la pequeña y pasó a su lado, sintiendo el miedo en la piel de aquella que se supone debía velar por ese ser que ahora estaba entre los brazos de quien amaba. Lo hizo con premeditación, acercarse de ese modo al ver la histeria en sus ojos.

Él, aunque se negaba a hacer ciertas cosas que probablemente le hacían parecer débil, esta vez no pensó en nada de ello ni en si estaba bien hacer eso. Él mismo había irrumpido en aquella casa dispuesto a eso o a lo que fuese necesario. Las pupilas de él se lo habían demostrado, esto solo poseía un camino ahora. Sonrió hasta que ella no tuvo donde escapar para rodearle con sus brazos. La fuerza que poseía le impediría escapar, su presencia como cualquiera de su especie era algo a lo que no podían rebelarse en su totalidad. Estaba tan asustada, su corazón latía tan deprisa y él enterró sus colmillos en esa piel cálida y que poseía la vida que el ya no tenía, pero al absorber su sangre lo parecería. La sangre llegó con una fuerza producida por el arrebatador miedo que tenía la mujer que sostenía. Se separó de ella cuando su corazón aún no se detenía solo para ver su rostro. No fue mucho tiempo, sus pupilas perdieron el brillo y aquel bombeo apenas daba signos. La dejo allí sin prestar atención a cómo lo hacía acercándose a quienes estaban de pie, con la sangre recorriéndole, haciéndole parecer más humano, algo que hacía mucho ya no era. Se acercó a él extendiéndole la mano para salir de allí con aquella niña que él desconocía.

por **Celestine Arceneau** Dom Mayo 06, 2012 1:43 pm

Observo a mi padre con temor, está en verdad muy enfadado por lo que hice sin querer hacerlo. Su mano se vuelve a levantar y yo cierro los ojos esperando sin defenderme los golpes que me va a dar. Pero no llegan… solo escucho los gritos de terror de mi madre y un grito de mi padre que me hacen abrir los ojos y fijarme en él. Lo que veo me sorprende. Una persona estaba entre mi padre y yo… y le estaba haciendo algo a mi padre, no sé qué le hace porque se lo lleva a la oscuridad de una esquina, pero unos segundos después el cuerpo de mi padre está en el suelo y aquella persona se acerca al otro extraño que estaba en la puerta. Cuando finalmente la primera persona se gira a mirarme lo reconozco... es el que conocí esa noche en la plaza.

-¿¿A.. Asagi??-

Digo con inseguridad, sin estar muy segura si ese era su nombre. Lo miro todavía llorando y con miedo, no tengo miedo de él, pero sí a mis padres por lo que estaban haciéndome. Me toma en brazos y no tardo mucho en rodearlo con mis bracitos por el cuello y llorar sobre su hombro, mojándole la ropa con mis lágrimas. Mi cola me duele, y mucho, siento cada nalgada que me dieron como si todavía me las estuvieran dando. Y mis dos mejillas empiezan a ponerse rojas, mostrando la marca de la mano de mi padre en ellas.

Lloro acurrucándome en aquellos brazos que me dan protección. En la habitación se escuchan los gritos aterrados de mi madre que lentamente dejan de escucharse y no entiendo la razón pero tampoco me importa. Ahora lo único que se escuchan es mi llanto que no puedo parar, empapando el hombro de Asagi con mis cálidas lágrimas y con mis brazos rodeándole el cuello sin querer soltarle.

por **Asagi Dunkelheit** Mar Mayo 15, 2012 7:34 pm

Observa a Kei, la manera tan sensual que tiene para tomar la sangre, es algo que él no posee, pero eso no le importa, ese rostro del cual se enamoro parece mucho más hermoso ahora, se contiene de ir a abrazarlo y besarlo con ganas, si fuera por el haría un festín con esos dos cadáveres… Sin embargo tiene de alguien más por quien preocuparse, la pequeña que ahora le llora entre sus brazos, con lentitud comienza a sobar esa parte de su cuerpo, de manera tranquila, mientras acerca a su compañero para darle un beso, salen de aquella casa, los cuerpos quedan ahí en la penumbra y soledad…

Toma a la pequeña entre sus brazos, haciendo que sus movimientos le obliguen a ver a su amante… la acurruca entre su pecho y le observa a la persona que ama, con esa ternura que solo puede proyectar cuando esta a su lado –Ella es de quien te hable…-Mira a la pequeña…-Celestine, él es Kei…-Murmura viéndole, acariciando su frente, esperando a que el miedo se disperse de su pequeño cuerpo, porque le tienta, al menos la ha salvado, aquellos sentimientos encontrados de su pasado ella se los proyecto. Observa a Kei, mientras caminan por las calles rumbo a la mansión de nueva cuenta, no sabe que esta haciendo exactamente –Dime Kei, quieres que ella se quede con nosotros o cual era tu intensión al hacerme ir a ese lugar por ella?...-La curiosidad, él había dicho que la deseaba conocer pero las circunstancias pusieron aquello en una situación en la cual no sabe que hacer o como actuar, llegan a casa, sin dudarlo ha entrado con la pequeña en brazos y le observa…-Estas más tranquila?...-Hace que se siente en un sofá, casi limpiándole las lagrimas de una manera tan paternal que ni él mismo puede creerlo.

por **Kei Koizumi** Jue Mayo 17, 2012 9:36 pm

Vio a la niña sonriéndole de la forma más cariñosa que pudo, no se comparaba con el sentimientoq ue podría proyectarle alguien más, pero el hecho era que no quería asustarla. Negó con la cabeza, no tenía sentido decir algo que no había pensado o no se le hubiese ocurrido -No era ese exactamente mi plan, era una de tantas posibilidades... todo dependía del momento en que viera tu rostro al verla a ella- dijo con sinceridad, dependiendo de ello pensó que todo podría suceder, desde que el mismo tomará a la chiquilla y la hubiese llevado a la muerte, pero tras haber entrado y visto aquella mirada, decidió que esa no era una opción.

-Te dije que tomaríamos la decisión aquí, ¿no es así? ¿Quieres llevarla con nosotros, sabiendo lo que somos? Ella seguro lo soportara - Vio la casa que acababan de dejar atrás. Había pasado por el maltrato de sus padres, estar con ellos sería muy diferente y sería un peligro diferente también. Al ver a Asagi tomarla en brazos de esa forma, había pensado, sin embargo, que podían correr ese riesgo. Esta vez le sonrió a él.

Llegaron al que ahora consideraba su hogar y le vio dejar a la niña en el sofá y suspiró. Él nunca había tenido niños cerca, por obvias razones. Se acercó un poco poniéndose a su altura -¿Quieres leche u otra cosa? - Le apartó los cabellos del rostro. Parecía un poco más tranquila o eso le decían los latidos de su corazón. Ellos no comían ni bebían, pero igual podía hacer las cosas para ella. Se apartó yendo hasta donde estaba su compañero robándole un beso fugaz.

por **Celestine Arceneau** Miér Jun 20, 2012 10:26 am

Siento en mi pecho un gran temor y una gran angustia que no puedo explicar con palabras, y es por eso que sigo llorando en el hombro de Asagi, empapando esa parte de sus ropas con mis cálidas lágrimas que recorren mis mejillas como un río que no se detiene. Mi cuerpo todavía tiembla del miedo que había experimentado hacía solo unos segundos. No quería pensar qué hubiera pasado si ellos no llegaban… pero llegaron al rescate como si de caballeros de brillante armadura se tratasen.

Asagi me acomoda en sus brazos y quedo apoyada en su pecho y es cuando observo al segundo caballero que no conozco y que se acerca a nosotros. Kei se llama. Lo miro y trato de sonreírle cuando él me sonríe pero apenas puedo levantar un poco mis labios antes de esconder mi cara en el pecho de Asagi, aferrarme con mis manitas a su ropa y seguir derramando lágrimas y temblando levemente. El susto aún está dentro de mi y me quedo en esa posición sin moverme para nada, llorando en silencio todo el tiempo que caminamos por las calles. No sé a donde me llevan pero no me importa, en verdad eso no me preocupa.

El viento helado de la calle de golpe desaparece y cuando abro los ojos me doy cuenta que hemos entrado a una casa y me sienta en un sofá. Lo miro cuando seca mis lágrimas de aquella forma que nadie había hecho antes, asiento con mi cabeza. Estoy más tranquila… al menos ya he dejado de temblar aunque mis lágrimas sigan saliendo de mis ojos de forma silenciosa. Una mano aparta mis rubios cabellos de mi cara y al girar me encuentro con Kei que se ha agachado frente a mi.

-Le… leche, por favor…-

Le susurro con algo de miedo y seco mis lágrimas con una de mis manitas antes de mirar a mi alrededor para conocer el lugar y tratar de terminar de calmarme y de llorar… pero las lágrimas tienen otra idea y siguen mojando mis mejillas enrojecidas y adoloridas.

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