Almendras y Anís [Demona Draxo]

por **Darcy Haward** Sáb Ene 28, 2012 2:17 pm

Si bien no era el mejor día para salir fuera y sus papeles se acumulaban sobre su escritorio, lleno de trámites e intercambios de bóvedas. Para todo el mundo el trabajo mas denso y aburrido del mundo, pero alguien debía ocuparse de aquello. Hacía tiempo no se juntaba con sus amigos, y pero con sus amigas. Intentaba interponer otros compromisos a las invitaciones formales de la realeza ya que detestaba aquellas cenas, siempre que concurría a una sentía que no pertenecía allí, solo lo hacia de vez en cuando para mantener el apellido Headwolf como su padre había dedicado toda su vida en hacer reconocer en la alta sociedad. La vida nocturna cada vez se resumía en una simple cena bajo la luz de las velas, sólo en su hogar, sin saber porque acudía a hacerlo en una mesa destinada a grandes banquetes, prefería que le llevaran un pequeño aperitivo a sus aposentos. Su vida se hacía demasiado aburrida pero no sería por mucho tiempo, prontamente viajaría a América y cuando regresara ya todo sería diferente, mas entretenido. Estaba pensando en llevar alguien a su viaje, pero aún no se decidía a la persona correcta, aunque segurametne seria una mujer."Que vulnerable que eres, maldición". Se dijo para si mismo mientras seguía sus pasos sin rumbo cierto.

Había decidido pasar esa tarde en un lugar tranquilo aunque aún decidía cual sería dichoso lugar. Hoy se encontraba demasiado indeciso, tal vez era el impuro aire de las calles, caminó sinrumbo durante un buen tiempo saludando algunos rostros familiares, algunos rostros agradables otros no tanto pero era pura cortesía.-Tom!! Intenta lavar mejor esos pollos-. Le gritó al carnicero que en ese moemnto deshuesaba unos pollos de criadero que seguramente terminarían en alguna cena importante, a veces le sorprendía lo descuidado que era al labarlos y desplumarlos. Unos niños jugaban en medio de la vereda con un pequeño balon formado con docenas de viejos calcetines, al pasar palmeo la cabeza de uno de ellos y dejó caer unas monedas que llevaba a mano. Su sombrero de copa se mecía a causa de una suave brisa, aún asi permanecía en su cabeza, aminoró su marcha al pasar por uno de los cafes que mas frecuentaba y como no deseaba caminar mas en ese momento des¡cidió ingresar al local. En seguida un aroma a almentras mezclado con anís le llenó los pulmones envolviendoló en un ambiente agradable e irresistible a marchar de allí facilmente. Buscó un lugar en una de las mesas pegadas al gran ventanal y buscó entre los pliegues de su saco un pequeño cuaderno y una pluma, al ver acercarse a la empleada le dirigió una cálida sonrisa y pidio algo delicioso.

-Un capuccino bien caliente y con un toque de aniz-. Le pidió amablemente y cuando se alejo abrió al medio su cuaderno en donde se había quedado y registró algunas de sus memorias e ideas que deseaba plasmar en el papel, una ligera y clara letra se imprimió en él proveniente de la importada pluma decorada con un león de bronce rugiendo y una pequeña inscripción alrededor de la base'Quisque velit'(escribe tu destino). La empleada regresó cuando ya llevaba escritas un par de páginas y le dejó el capuccino acompañado de una apetitosa dona.-Gracias-. Le dijo.-Me conseguiría un periódico matutino?-. Le pidió de la misma manera, la verdad no había tenido tiempo de leer el meriódica a la mañana y debía asegurarse de algo.
Por un momento levantó la mirada y observó el lugar, no había mucha gente en ese moemnto pero quienes estaban conversaban de manera muy agaradable y respetuasa, se respiraba un aire muy agradable. Sonrió satisfecho cuando el líquido le recorrió la garganta.

por **Demona Draxo** Sáb Ene 28, 2012 3:18 pm

Acababa de terminar por fin de desembalar el equipaje, había necesitado 3 días para poder adecentar la casa con la ayuda de su ama de llaves, se pasaron todo el tiempo limpiando y decidiendo el uso de cada habitación, aunque es una joven educada en la clase alta no le gusta ver como una sola persona se cargaba de un arduo trabajo.

-Señora Lena, voy a salir a tomar un café y mirar algunos muebles para la sala-sonríe amablemente a su ama de llames y tras tomar un pequeño bolso y un chal para prevenir el frío comienza a caminar.

Las calles de París le encantan, no es como su ciudad natal pero tanto frío le hace recordar aquellos paseos por la costa junto a sus padres. Camina de un lado a otro mirando a todos sitios intentando encontrar una tienda de muebles, pero por mucho que sea su empeño se encuentra perdida.

Unos metros delante suya ve una restaurante: “Por que no? Así puedo entrar en calor y encontrar alguien que me ayude” Piensa y tras arreglarse un poco el vestido entra en el local.

Todas las mesas estaban ocupadas por lo que duda en que hacer…

por **Darcy Haward** Miér Feb 08, 2012 1:50 pm

El periódico no parecía informar nada de lo que a él le incumbía por lo que lo dejó a un lado sobre la mesa y probó el Cappuccino caliente, allí lo hacían delicioso y era por eso que elegía justamente ese sitio para pasar el tiempo, cuando la tarde no era la mejor para pasear. Allí adentro el ambiente comenzaba a ponerse pesado por lo que se quitó el saco y lo colgó en la silla y tomo otro sorbo de su bebida caliente. En un momento la puerta de entrada se abrió y se arrepintió de haberse quitado el abrigo, levantó la cabeza y vio que había ingresado una joven mujer, inmediatamente esa brisa desapareció y volvió a sentirse cómodo, mientras leía de reojo una de las notas a un político en el periódico busco una pluma en uno de los bolsillos de su camisa y la destapó, tomó una de las servilletas que le habían traído y comenzó a poner unas notas que no debía olvidar. La primera era la dirección de la casa de uno de sus socios al que debía visitar luego de salir de allí, no era bueno para las direcciones así que fue más que sensato anotársela. La otra nota indicaba a qué hora debía regresar a casa para una reunión acordada.

Luego que terminó de anotar dejo la servilleta a un lado sobre el periódico y levanto la mirada hacia la mujer que parecía buscar un lugar donde sentarse. Giró la cabeza alrededor de todas las mesas y observó que todas estaban ocupadas, la mayoría por más de una persona, consideró el cederle la suya, de todas formas no se quedaría mucho tiempo allí, pero luego creyó que no le haría mal un poco de compañía. Dejó la taza humeando y se dirigió hacia la joven con su voz más amable buscó el llamar su atención.-Disculpe…gusta compartir la mesa?-. Luego de decir aquello se dio cuenta que tal vez no buscaba un lugar libre, sino alguna mesa con alguien en particular, tal vez alguien la esperaba y ella solo lo buscaba.-Digo, si es que busca algún sitio para sentarse y pedir algo-. Le señaló su mesa la que ahora se encontraba vacía a excepción del periódico y su cappuccino. Luego regresó la mirada hacia ella, seguramente lo veía como un hombre desconfiable. En ese momento se encontraba con las mangas de la camisa arremangadas y el pelo algo desalineado.

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