Astrid S. Verhelst

Nombre: Astrid Solange Verhelst
Edad Real: 23 años
Especie: Bruja
Fecha de Nacimiento: Año 1778
Lugar de Origen: Utrecht, República Holandesa de las Provincias Unidas.
Tipo y Nivel Social: Adivina - Clase Baja.
Orientación Sexual: Heterosexual
Signo: Libra


Habilidades:
• Hechicería: Habilidad para hacer que cosas sucedan ya sean a favor o en contra de alguna persona por medio de conjuros, hierbas y pociones.
• Premonición: Habilidad para percibir el futuro. En ocasiones solamente se expresa en la forma de vagos sueños mientras se duerme, mientras que otras veces es clara y ocurre a voluntad, mientras se está despierto, o incluso pintándolo.
• Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los inmortales.


Descripción Física:
A simple vista se puede destacar su notable belleza, su aire elegante y aquellas facciones pulcras y aristocráticas que la definen. Castaña, ¿algo más concreto para describirla? No, esa es su forma más llamativa, lo que hace que cualquiera ponga sus ojos en ella sin importar qué, desvíen la mirada, se centren ella, la analicen como la cosa más preciosa, llamativa. Calcinante, es la única palabra que describe a la perfección cada perfecta parte de su rostro y cuerpo. De cabellos castaños, casi dorados como los rayos del sol, siempre ha de llevarlo lacio, suelto sobre sus hombros, recogido en una coleta o simplemente que caiga en suaves cascadas sobre su esbelta espalda. Algunas veces salvaje y desordenado, otras ondulado, sin ningún estilo en especial. Su rostro es una perfecta combinación de facciones. Ojos pardos, expresivos, de un tono azul intenso que cambia con su estado de ánimo, pueden llegar a ser tan azules como el océano o tan grises como el humo o la niebla, quizá, podrás ver más de un sólo matiz en ellos, acompañados de pestañas largas y espesas, generalmente rizadas.

Hermosa de pies a cabeza, su rostro es ligeramente cuadrado, de mejillas lisas, pómulos marcados que la hacen ver un poco más delgada de lo que realmente es. Su atractivo más destacado es su mirada, una de las cosas que llaman la atención de ella, pues porque no sólo posee bonitos ojos, sino también un mirada helada, seductora e atrayente. Con ella, podría mandarte al infierno o hacerte sentir la persona más importante del universo. Labios gruesos, seductores, que van siempre coloreados de un profundo color carmín incitante. Una nariz pequeña, coqueta y ligeramente respingona, cubierta de un sinfín de pecas castañas casi invisibles que oculta a la perfección con mucho polvo. Su piel es de un tono blanquecino, casi pálido, y sin embargo, hay ciertas ocasiones -como el verano- en las cuales adquiere un tono broncíneo, suave y dorado. El cuerpo de Astrid es una combinación perfecta de curvas que lo recorren de arriba abajo, con caderas ligeramente anchas, cintura estrecha y dos pequeños pero redondos y perfectos pechos. Delgada, sin exceso, con una contextura ideal para cualquier atractivo. Hermosa, como ninguna.


Descripción Psicológica:

«Si la perfección tiene nombre, ese es el mío»

¿Has llegado a imaginar la sensación de la lava ardiente sobre tu piel? ¿No? Pues he aquí la personificación del gélido fuego. Un invierno cálido. Veneno puro. La más letal y corrosiva de las drogas. Intoxicante, adictiva. Una vez que las has consumido, será imposible deshacerte de aquella adicción. Allí estará, con sus redondeadas caderas, sus ojos verdes y su cabello encendido como la más letal de las sombras, esperando, atrayéndote con su sensual mirada hasta hacerte completamente suyo. Cuando quieras darte cuenta, será tarde. Te habrá hechizado, te habrá capturado entre sus redes y jamás podrás escaparte, no podrás dejarlo, será tarde para cualquier acción. Serás suyo. Utilizará su cuerpo, su mirada, su mortal talento para marcarte, para dejar su nombre escrito con hierro caliente en tu memoria, en tu piel y serás torturado. Se convertirá en tu peor pesadilla, en una placentera y jodida pesadilla que te asediará cada noche. Sus labios carmín serán tu mayor adicción, desearás poder contemplar sus ojos verdes, tocar su cabello de fuego. Rogarás por una sola mirada suya y ella se encargará de que así sea. Si lo que necesitas es orden, si necesitas cordura y una vida normal, entonces no te acerques, aléjate de ella, corre, busca un lugar donde esconderte . Porque si no, será demasiado tarde. Porque Astrid es fuego puro, la perfección encarnada. Impetuosa. Apasionada. Calcinante. Con ella, necesitarás más que unas botellas de Whisky y un montón de porros para recobrarte. Es perfecta, al derecho y al revés. Jodidamente sensual, mejor que cualquiera, una Afrodita. ¿Afrodita? No, ella es mucho mejor que eso. Caótica. Desenfrenada. Bipolar. Lo que dice, se hace. Sin discusión, sin titubeos. No importa si en un momento dice blanco, al otro negro. Ella afirma que el cielo es verde, entonces el jodido cielo es verde.


La perfección, el epítome de la belleza y la reproducción de la seducción en carne y hueso. La seducción en persona. Lujuriosa, excitante, ardiente. Sabe perfectamente cuáles son cada una de tus necesidades, lo que deseas oír, lo que quieres de ella. Y te lo dará. Eso y mucho más. La manipulación es un arte intrínseco en Astrid, su perfecta actuación, su más grande talento. ¿Quieres ver a una gran actriz? Ahí tienes a la pelinegra. Mejor que las actrices del Teatro, mejor que cualquiera. Sus dulces labios color carmín te hablarán, te seducirán, te harán sentir como la persona más importante en su vida y tú lo creerás, porque ella lo dice, porque ella te lo demuestra. Cada palabra es una mentira encubierta, una perfecta violación a tus sentidos. Y eso le encanta. Jugar, engañar y manipular son sus deportes favoritos. ¿Qué te quiere entre sus piernas? Sí, te quiere allí, entre sus pechos, en su boca, no importa qué sexo seas, no importa quién seas. ¿A qué le queda como anillo al dedo? Escapar será inútil, no podrás encontrar salida a ese túnel oscuro en que te encerrará. Hará que te duela, hará que sufras, sentirá placer mientras ve tu rostro contorsionarse de tristeza. ¿Qué es mala? Lo es, le fascina, es su vocación favorita. Eso, si la consigues de buen humor. Porque, cariño, puede que te topes con su lado más perverso, ese que sólo consiste en utilizar palabras ácidas, en expulsar veneno a través de sus lindos y rojizos labios hasta reducirte a polvo, hasta torturarte, convertirte en su juguete favorito y demostrarte que con ella, retas a la muerte. ¿Lo dudas? Espera a conocerla.

«La venganza, la pasión y el sexo son la perfección»

Posesiva, celosa, rencorosa, vengativa, violenta, egocéntrica, arrogante, impaciente, desconfiada, desordenada, cabezota, obsesiva, sarcástica, astuta, fría, explosiva, irresponsable, perfeccionista. ¿Algo más? ¿No? Entonces quiere decir que te ha quedado claro quién es Rox. Has llegado a la inteligente comprensión de que es alguien anormal, ajeno, único, malvado. Un veneno corrosivo que inunda tu cuerpo y te acaba lentamente, como un cáncer. Ella es tu cáncer. La maldecirás, la odiarás, la amarás, la desearás, la querrás para ti y no podrás tenerla. Será tu maldición, tu tortura. Ella, quien ama y odia al mismo tiempo, que juega y engaña, que lastima y ríe. Nunca podrás entender la complejidad de sus sentimientos, jamás encontrarás una explicación lógica para Astrid. Es un espécimen desconocido. Una mujer que busca en su existencia la pasión, la diversión, el desenfreno. Pruébalo todo, experiméntalo todo, vive tu vida sin mirar atrás y con disipación. Sé lo que quieres ser. Sentir la adrenalina correr vertiginosamente por sus venas, el furor de la excitación y el peligro, de romper barreras y estereotipos. Sé bienvenido a su mundo, arriésgate a tomarlo todo y perece bajo sus redes.

«Y el Infierno era un cálido hogar,
maldito, desde una esquina a la otra,
lleno de llantos y lamentos,
¿puedes oírlo, querida mía,
el sonido del sufrimiento?

Pero han cerrado el paraíso a cal y canto,
y sin luz, ni sol nos hemos quedado,
¡en ese infierno maldito nos han encerrado!
¿Lo has visto, querida mía?
El diablo ha llorado»

Historia:

Nacida de una prostituta y un maleante, no hay mucho qué contar sobre alguien como Astrid. Es preferiblemente hacer la vista gorda cuando a su historia se refiere. Sanne, bonita castaños de ojos pardos jamás había tenido con qué mantenerse, más bien, la única fuente de alimento que conseguía era aquella que mendigaba a las afueras de la ciudad cuando alguno de esos pijos se asomaban. Era preferible eso que morirse de hambre. Tanto así que aceptó sin pensarlo cuando un ladrón maloliente se le acercó buscando sus favores. Una rápida noche de sexo duro y ya estaba preñada.

Un problema, seguro. Sólo era otra maldita boca que alimentar con la que no podría, inclusive, a pesar de que en ese mismo instante no se lo notaba, pronto comenzaría a crecerle la barriga, perdería su atractivo y se vería como una vaca enorme, blanca y sucia. El único pensamiento que se le cruzó era deshacerse de la criatura, así que decidió visitar a alguna tipeja de esas que conocía métodos para el aborto. Pero, ah, para su desgracia, aquella puta canosa sólo le dijo que perdería su tiempo, en aquella época tan rústica, un aborto sólo la conduciría a una muerte rápida.

¿Qué podía hacer? Nada, tenía que criar a aquel bastardo. Siguió trabajando como si nada, viendo cada día como su panza comenzaba a crecer y odiando a aquel ser no-nacido. Hasta que llegó el tiempo donde no era atractiva para nadie y se tuvo que contentar con los ocasionales borrachos que iban a verla. Y por fin, el puto día más esperado, nació aquella zorrilla que la estaba asesinando lentamente.

Ni Astrid ni Sanne saben cómo sobrevivieron durante los años que siguieron, pero era seguro que tampoco fue la mejor de las infancias. A pesar de ser una puta descarada y sin corazón, Sanne no permitía que su hija trabajase como prostituta, así que la pequeña castaña tenía que contentarse con ver como su madre engatusaba a los tipos asquerosos esos, se los llevaba a la cama —en realidad a cualquier lugar donde pudieran follar— y cuando estuviesen demasiado ebrios, les robaba un poco más para poderlas alimentar a ambas.

A ella le iba a bien, a su madre también. Pero claro, con el tiempo, aquella vocación indiscriminada sólo pudo causar una muerte rápida y segura, con tan sólo quince años, Astrid perdió a su madre por culpa de una enfermedad venérea o al menos eso se supone. Nadie lloró la muerte de la puta pelinegra, ni siquiera su propia hija y lo único que hizo fue grabarse a sí misma jamás ser como ella. Sí, es una puta, ¿cómo no iba serlo si era el único legado que tenía? Pero no cualquier zorra, una despiadada, malvada que sólo busca usarte y luego dejarte como la peor alimaña. Elitista, perfeccionista, una jodida tipa sin corazón.

El único legado que podía apreciar, era el hecho de que ella no parecía ser tan común como su madre. El don de la brujería, la hechicería, como quisieses llamarle corría por sus venas gracias a la herencia de… ¿A quién le importaba realmente? Pudo haber sido el maleante que embarazó a Sanne o la misma Sanne, pero a ella no le importaba. Tenía un don, un único medio de supervivencia que debía aprovechar si quería ganarse el pan para comer. Aprender, aprovechar sus habilidades, pronto comenzó a desarrollar sus propio lujo. Sin embargo, debía guardar siempre las apariencias, la brujería estaba mal vista, era castigada, penada. La última vez que se mostró ampliamente había dado a una cacería. El riesgo era demasiado. Cuidar las apariencias y trabajar para ganarse el pan era su único método de vida existente. Vivía de sus premoniciones, de engatusar a los demás inocentes e ilusos con sus poderes y ganarse algo para comer.

Datos Extras:
• Trabaja como adivina, al menos, eso intenta. Por supuesto, no es algo que se ponga a divulgar todos los días ni a todas las personas. Se supone que tiene un grupo selecto de clientes o al menos, a los que elige ella misma.
• Le gusta todo tipo de hombre, excepto los más bajos que ella, lo detesta, ya que odia tener que esforzarse para mirar hacia abajo debido a su altura.
• La poesía y el teatro es su estilo de vida clandestina.
• Lleva anillos en cada uno de sus dedos, inclusive, en algunos dedos de sus pies. La hace parecer una excéntrica.
• La ropa gitana le fascina, se viste de gitana y le gusta bailar como una a pesar de que no lo es. En realidad, es de sus razas favoritas.
• Vampiros, a distancia. A menos que sean aliados o sirvan para algún propósito. Quizás, hasta para un poco de sexo rápido.
• A pesar de siempre andar por ahí, haciendo de las suyas, le gusta tener su nariz entre las páginas de los libros. No es ninguna inculta.