Estado de Inconsciencia

El pecho del brujo parecía que estallaría en ese momento, todo había salido mal y lo buscaban por hereje, corrió y corrió pero parecían que salían de todos lados, los gritos de la pequeña multitud le hacían estremecer hasta su mismísima alma, "Marko te dije que nos quedáramos en París, pero luego tu vas y te vas a aquel pueblecito en busca de tu SUPUESTA HERMANA " Eris tenemos que agradecer que llevaba cubierto el rostro y no lograron ver mi verdadera cara, mas la ilusión salió débil... debí... debí saber que pasaría algo como esto "¿que nos paso? ¿Que hicimos mal?" No se... pero lo que si se que tenemos que seguir corriendo. Fue lo que dijo en su mente mientras con antorchas, palos y estacas lo perseguían.

Creo unas ilusiones de el mismo corriendo para despistar a los pueblerinos que aun lo seguían y corrió con todas sus fuerzas hasta ver a lo lejos las luces de Paris, pero no se detendría hasta estar encerrado en su habitación, llevaba corriendo más de 3 horas y las fuerzas comenzaban a debilitarse, ya nadie le perseguía pero aun así necesitaba estar en algún lugar seguro. Su corazón casi se le escapaba por la boca, su boca tenía ese gusto amargo a sangre y sus piernas... sus piernas ya no daban para más. "Ya estamos cerca... solo unos cuantos kilómetros y estaremos en las calles de Paris" fue lo que dijo Eris como aliento para que el brujo no se detuviera. Muchas veces, su vocecilla era la que lo alentaba pero también muchas otras era con la cual discutía mas; pero en esa situación, lo único que tenia era a ella, el alma de una mujer que había tomado su propio cuerpo como albergue. “Marko corre, se acercan” Lo sé, logro escuchar cómo se acercan. Aun cuando la conversación se llevaba a cabo en su mente sentía como todo se debilitaba, su corazón pedía un descanso, sus pulmones pedían oxigeno y su cabeza lentamente comenzaba a dar vueltas, confusión eso era lo que su mente presentaba la fatiga lentamente se apoderaba de cada extremidad del joven brujo.

Mientras su cabeza daba vueltas, la voz de Eris parecía alejarse de su propio cuerpo “Aguanta, Por lo que más ames en este mundo” pero ya no recibió respuesta alguna, Eris caía en descontrol mas el mismo Marko no sabía qué hacer ni hacia dónde ir, los pueblerinos se le acercaban, podía oler el aroma a las antorchas, los gritos parecían confundirle aun mas. Su cabeza comenzó a mostrarle imágenes que lo confundían, ya no había un norte ni un sur hacia donde escapar, se sentía acorralado. “SIGUE, Marko” Eris le decía pero ni siquiera podía hablar, pensar…

Corrió con el miedo florecer por cada poro de su cuerpo, no era la primera vez que lo seguían por hereje, pero esta vez parecía no tener escapatoria, dio saltos, corrió se tropezó un par de veces, ya ni siquiera respiraba bien, aquello lentamente lo debilito aun mas, ya no corría sino mas bien caminaba dio unos cuantos pasos mas – Eris – Fue lo único que dijo cuando cayó al suelo azotándose en el suelo en la maleza que había por esas zonas. Eris junto con el quedaron el completo silencio la oscuridad en su mente opaco todos ya no sentía, nada. En un estado de inconsciencia por el cansancio y la hambrina lo habían llevado a su máximo potencial hasta ya no dar para más.

FDR: Caballeros lamento enormemente mi tardanza, pero ya estoy aquí, gracias por pasarse y espero poder continuar con este Tema.


Y en su estado de inconsciencia Eris comenzó a sentir como el brujo le daba espacio en sus mente a lugares tan recónditos que ella nunca había pensado, ocupo su propio don para hacer que el brujo viera lo que ella deseaba ver, a ella misma, extraña forma pero tenía una sola cosa en mente hacer que el brujo se olvidara de las mujeres de su pasado, que solo en su cabeza existieran dos, su hermana y pues quien más que ella. Malévola y perfeccionista creo en la mente del brujo el cuadro perfecto de ella en carne y hueso, pero… lo escucho… y ahí es donde todo comenzó.

No querrás hacer eso Eris, “Ya está casi listo Marko… solo recordaras lo que me convenga a mi” No es lo que quieres… recuerda que sin mi tu no existirías “Recuerda Marko que no estás del todo despierto” Si lo estoy… querida “Descríbeme el lugar que tus ojos pueden ver”… Parecía ser un juego de palabras en la propia conciencia del brujo y aunque era aquello, Marko no pronuncio palabra alguna, no veía nada, no sentía nada, el sobre esfuerzo le había jugado una mala pasada. “No estás Muerto...” Pero tampoco estoy durmiendo. Las frases eran cortas mientras sentía esa necesidad de despertarse, una mezcla de aromas extraños comenzaron a inundar su cabeza, formando colores, marcas, sucesos hechos… “Te han socorrido” ¿Quién? La lógica se había quedado encasillada en la cabeza del brujo, mientras su cuerpo era socorrido y llevado, se sintió ligero y logro escuchar un silencio una voz… “Es guapo” Como si me interesara. Nuevamente el silencio volvió a la cabeza del brujo.

No supo que sucedió primero si sus pensamientos o la voz de Eris intentando hacerle recordar y olvidar un nuevo pasaje de su propia vida. Su boca se volvió húmeda y su nariz comenzó a sentir, sus manos se empuñaron y su corazón volvió a bombear con la misma intensidad, abrió los ojos desorbitado, miro en alguna dirección, pero aun así no podía distinguir donde se encontraba, tocio ahogándose con su propia saliva, su cuerpo se levanto quedando sentado respiro con fuerzas, como si el aire en si le hiciera faltas. Llevo su mano derecha hacia sus ojos los cuales lo refregó para poder con claridad. “Anda sorpréndenos… Marko… muestra tu pesadez…” No empieces Eris.

¿Donde estoy? – era la primera pregunta de una sarta de cuestionamientos que comenzaron a inundar la cabeza de Marko, sabía que no estaba muerto por que Eris aun continuaba con él, así que había descartado aquello. También echo muy lejos la idea de que era prisionero de los que le habían estado siguiendo hace un buen rato, volvió a suspirar y vio al hombre que parecía tan enigmático como el mismo, no sonrió, seguía confundido, atónito por lo que había experimentado abrió y cerró sus ojos cuantas veces quiso – ¿Dónde se fueron? – otra pregunta y se quedo callado con la cabeza gacha. “¿Te cuento un secreto Marko?” No… déjame pensar… “Nos están observando… o mejor dicho sintiendo…cierra tus ojos y lo veras”. Las palabras de Eris salieron tan suaves que Marko tomo por opción visualizar que era lo que decía su querida Eris, fue hasta entonces que noto aquella fuerza que los protegía, sonrió sintiéndose tranquilo y frunció su frente al ver al otro participe de aquello.