Aswad Fronduai

Perfil Psicologico

23 AÑOS

BISEXUAL

COREANO

GITANO

CORTESANO

2/06/1989

Una personalidad calmada, masculina y frívola. Su rostro es como un mármol pintado. Es humilde y trabajador. Una persona que daría todo por las personas que ama. Pero que nunca presume de sus sentimientos. Prefiere encerrarlos, mantenerlos cautivos. Demostrando con simples (o no tanto) las cosas que siente o piensa.
Desde siempre ha tenido que trabajar, ya que en la época, ser inteligente y de fácil aprendizaje no es suficiente. Nació en la pobreza, en los bajos de la jerga gitana. Y para su desgracia sabe que siempre pertenecerá a ese tipo de vida. No puede evitar sentir rencor hacia los aristócratas y la clase alta. Sabe que no todos son iguales, pero la gran mayoría si lo son. Gente detestable, egoísta y caprichosa. No saben lo que es trabajar y lo que tienen lo desean. Solo con un par de matrimonios pueden seguir su legajo de riquezas. Y el aún en las calles, decidiendo vender su cuerpo desde los diecisiete años.
Con un corazón puro, el realmente no le desea el mal a nadie. Solo le justaría mas justicia en esta época donde los pobres no tienen nada y los ricos todo y mas. Adornados de joyas, detesta esas gemas. La única joya que desea es una esmeralda. Por que adora el color y el reflejo que esta joya produce al contacto con el sol o la luz.
Tiene una mente simple; trabajar, comer, dormir, conocer personas. No mas de eso, le encanta la música y bailar. Su principal pasión es esta última. Por lo que en los encuentros gitanos, siempre baila alrededor de las fogatas. Sonríe y ríe como un niño. Aunque en su exterior y un poco en su interior. Es un adulto, un hombre con pensamientos que van más allá de lo que la gente de estos 1800 puede entender.

Aspecto Físico

Un cuerpo mas que formado, delineado y realmente tosco. Mide un metro noventa y dos y su peso es casi de setenta y siete kilos. Musculoso y bronceado. Su tórax esta marcado y tonificado y su piel contiene una mascara con cicatrices, al igual que su espalda. Maltratos y victima de la clase alta y su disgusto hacia ellos. Piernas fuertes y bronceadas, con extremidades realmente largas y puntiagudas.
Una cejas gruesas y populosas. Tiene unos ojos rasgados con bastante cumulo de pestañas, negros profundo. Con un brillo encantador en sus ojos. Unos labios exuberantes, pues el inferior es grueso y el superior es delgado, de un rosado profundo, que se distingue con el resto del cuerpo.
Su cabello es alborotado y algo largo, lo lleva con trenzas o atado usualmente. Es oscuro, pero algunas veces lo lleva rubio.
Su piel como antes dicho estaba, es bronceada y suave. Se pueden apreciar las cicatrices que le dan un relieve algo seductor a su cuerpo masculino. Algo lampiño por su descendencia oriental.

Habilidades Gitanas

- Adivinación de futuro: Habilidad para conocer hechos aun antes de que ocurran mediante la lectura de cartas, lectura de manos, etc.
- Percepción de poder: Habilidad para sentir y reconocer poderes superhumanos.
- Control de aura: Habilidad que consiste en poder usar la propia Aura para potenciarse a sí mismo o utilizarla como arma o poder.

Preferencias e Historia

- Gustos -
Niños - Las cosas picantes - Las telas suaves

- Disgustos -
Gente de clase alta - Aristócratas - Carne - Su cráneo (dice que es muy pequeña)

- Manías -
Lamerse los labios - Comerse las uñas hasta sangrar

- Vicios -
Fumar Opio - Beber Ron

- Marcas Personales -
Cicatrices por todo el cuerpo - Aros en las orejas

- Enfermedades -
Claustrofobia

Que sería de un gitano sin las promesas del futuro. Sin las costumbres paisanas. Un niño que creció en familia. Una familia enorme de mas de veinte personas, todos nómadas que van estacionándose en diferentes lugares. Conoció desde Egipto, Rusia, Turquía, Marruecos, Japón, China, Alemania, Grecia y otros lugares, principalmente de Asia, África y Europa. Siendo este el último en visitar.
De chico fue criado principalmente por una de las abuelas del grupo, pues en la familia, no se rigen por la sangre, sino mas bien por las creencias y las auras. Aquella anciana fue quien le enseño el arte de las auras y la adivinación. Poder prevenir cosas generales de las personas, la suerte y los estados de ánimo que depara el futuro. Arte que el joven de ojos rasgados fue dominando cada vez mejor con el paso de los tiempos. Pero esto no era algo que le agradara por completo. El poder saber ese tipo de cosas le causaba mareos, miedos y terror. Le daban terribles pesadillas, quizá si el día anterior había visto a alguien de repente soñaba como moriría o que es lo que estaba haciendo o haría. Sentimientos horribles. Lo frustraban y pronto empezó a alejarse de ese tipo de cosas.
Prefería trabajar vendiendo su cuerpo y haciendo pequeños trabajas y mano de obra a donde quiera que iban. La verdad por su cuerpo pagaban bastante bien. Muchas lo querían justamente por ser gitano y otras simplemente no les importaba. Como fuese, su trabajo siempre era mas bien bueno. Y podía llevar la comida suficiente al grupo con el que vivía. Muchas casas rodantes, cuando se los veía pasar podían confundirlos con un circo parisiense.

Una historia esta manchada en sus recuerdos. Una historia que prefiere no revelar, dolor y sufrimiento. Fueron dos largos meses. Fue en ese entonces, donde él joven Aswad dejó completamente la adivinación y donde casi deja su nuevo trabajo como prostituto. Donde la muerte lo tubo en la punta de la lengua y le soltó por el simple hecho de verlo vivir un poco mas.
Una mujer de la aristocracia, clase alta, con un hermoso cargo. Había pedido los servicios de aquel gitano de bronceada piel. Por supuesto, aunque aquella mujer era una de las ratas de la sociedad que el mas odiaba, nunca decía que no. Estaba prohibido en su vocabulario, por que eso sería tener exigencias. Y que clase de gitano prostituto las tenía.
El no. Y como uno mas fue a aquella mansión, desprevenido de todo, no se percato de nada hasta que la vio allí, sentada, recostada como una felina sobre un gran sillón. Una desesperación tan grande, ella era una bestia. Una especie de animal revestido en belleza humana. Se podía sentir, su aura emanaba un salvajismo propio de los animales. Y como cualquier gitano coherente, quiso huir. Pero para que hacerlo... Aquella mujer como por arte de magia había aparecido frente a el. Ni siquiera un momento de cargar su aura en el cuerpo, le estampo y la tortura comenzó. Fueron dos meses de tortura y frustración. Cicatrices y sangre que se esparcía. Aquellos labios no eran mas que dolorosos sobre la piel del bronceado muchacho.
No fue hasta que el sol calló en la octava semana de sufrimiento cuando pudo escapar. Saltó, corrió y casi se desangro. Perros protegiendo todo y algunos animales salvajes por las afueras de la mansión. Las cicatrices se rompían, las heridas se hacían mas profundas, hasta poder enterrarse en las profundidades del bosque. Allí pasó casi dos días. Y empezó a caminar, pensando que su familia ya no estaría allí, solo y abandonado era como quedaría. Y así fue, llego a el lugar donde habían estacionado pero no pude encontrar nada. Solo desesperación y mas y aun mas sufrimiento. Los buscó durante un tiempo, vivió de robar, lo que siempre había odiado. Pero así pudo volver a vivir por unos días mas. Buscando a su familia, a su grupo, hasta el fin dar con París, con Francia. Aquel lugar del que tanto habían hablado. Y allí se dirigió a paso lento, adolorido. El sabía las reglas gitanas y sabía que no podían quedarse mas de un mes y para su pequeño conforte, se podía ver que lo habían esperado. Pues en aquel lugar donde antes habían estado, aun luego de dos meses, se podían apreciar las marcas de viviendas de unos días atrás. Aquello lo ponía feliz, le daba algo de esperanzas. Y así encaminó a París.