AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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[Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
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[Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Un bain au clair de lune
A través de las nubes, hay allí un atajo ¿A la luna de verano?
Tal como en me lo había propuesto al llegar a París, había conseguido escabullirme de casa cuando todos se habían ido a dormir, la laguna que había conocido había sido tan hermosa que obviamente no me iba a negar a seguir explorándola un poco más, Sarita y Marie seguramente se encontrarían durmiendo en sus cuartos junto a la demás servidumbre, por lo que para no molestar tuve que verme en la obligación de armar una cuerda a base de sábanas la cual tiré por el balcón de mi habitación, la que justamente daba para el sendero que había recorrido en la mañana junto a mi sirvienta.
- Bien… amarré todo con fuerza y por suerte no ando con tanta ropa –Susurré por lo bajo mientras observaba mi camisa de dormir, la cual lucía una sutil transparencia que no me incomodó demasiado, nunca había tenido mucho que mostrar y además en aquella laguna nadie solía ir, al menos aquel joven de la tarde había sido una excepción. Caminé rápido hasta mi armario en donde saqué una toalla que no demoré en atar a mi cuerpo, era grande y suave no tardaría en secarme, aunque aquella noche la luna estaba tan hermosa que seguramente o saldría tan temprano de las aguas quietas de aquel hermoso paisaje.
Sin mirar hacia abajo me encomendé a Dios y comencé a bajar con mucho cuidado procurando que nadie viniera a verme, aunque mi cuarto estaba cerrado con llave y la habitación de papá se encontraba en el otro extremo de la mansión y Williams había salido a quedarse en una casa de un amigo de la infancia seguramente para ir a los burdeles, no por nada era joven y atractivo. Continué bajando mirando de vez en cuando para saber en qué lugar caía hasta cuando sentí el fresco pasto tocar mis pequeños pies. Llevaba en una trenza mi cabello castaño y mis pies estaban descalzos. Una vez me sentí segura en el piso me aseguré de que nadie me viera, oculté la sábana en un costado del balcón y decidí caminar velozmente hasta el camino que me llevaría hasta la laguna.
Estaba emocionada, al fin podría sentirme una más con la naturaleza, como cuando era una niña y me escabullía al arrollo que se encontraba a un costado del templo de Sung Hwa, que tiempos aquellos… Apresuré el paso hasta cuando me encontré en aquel muelle pequeño que en la mañana había visto, la luna estaba iluminando el lago por completo lo que le daba un toque tan místico que fue imposible no sonreír como idiota mientras dejaba mi toalla caer en las maderas de aquella superficie provisoria. Rápidamente la recogí para dejarla en un tronco cortado que había al costado del inicio del muelle, junto a ella me quité la camisola y mis pantaloncillos interiores para no tardar en quedar completamente desnuda, mi cabello también lo solté, con la trenza sería mucho más difícil que secara , por lo que en segundos mi largo cabello se expandió en mi espalda cubriéndola por completo, parecía una niña pequeña de lo emocionada que estaba, por lo que de inmediato dirigí mi mirada hasta las quietas aguas corriendo para en segundos saltar con mis manos juntas sumergiéndome por completo en ellas, sintiendo como la temperatura baja cubría mi cuerpo por completo, nadé libremente en lo profundo del lugar saliendo a la superficie en unos segundos para echar mi cabello hacia atrás, siendo iluminada sólo por la luna en un silencio que solamente el ruido que hacía yo al desplazarme era lo único que lo rompía.
Como una sirena me desplacé hasta la parte más profunda del lago sumergiéndome de nuevo, atesorando cada recuerdo que en aquel momento estaba viviendo. Para mi suerte no había nadie mirando, oh al menos de eso me había fijado, seguramente si algún criado me descubría a esas horas le diría a papá y el regaño sería horrible, de tan solo pensarlo sentí un escalofríos en mi cuerpo, no quería problemas, ya una vez los había tenido cuando en Londres había querido huir de casa, padre seguramente no me perdonaría dos veces.
- Bien… amarré todo con fuerza y por suerte no ando con tanta ropa –Susurré por lo bajo mientras observaba mi camisa de dormir, la cual lucía una sutil transparencia que no me incomodó demasiado, nunca había tenido mucho que mostrar y además en aquella laguna nadie solía ir, al menos aquel joven de la tarde había sido una excepción. Caminé rápido hasta mi armario en donde saqué una toalla que no demoré en atar a mi cuerpo, era grande y suave no tardaría en secarme, aunque aquella noche la luna estaba tan hermosa que seguramente o saldría tan temprano de las aguas quietas de aquel hermoso paisaje.
Sin mirar hacia abajo me encomendé a Dios y comencé a bajar con mucho cuidado procurando que nadie viniera a verme, aunque mi cuarto estaba cerrado con llave y la habitación de papá se encontraba en el otro extremo de la mansión y Williams había salido a quedarse en una casa de un amigo de la infancia seguramente para ir a los burdeles, no por nada era joven y atractivo. Continué bajando mirando de vez en cuando para saber en qué lugar caía hasta cuando sentí el fresco pasto tocar mis pequeños pies. Llevaba en una trenza mi cabello castaño y mis pies estaban descalzos. Una vez me sentí segura en el piso me aseguré de que nadie me viera, oculté la sábana en un costado del balcón y decidí caminar velozmente hasta el camino que me llevaría hasta la laguna.
Estaba emocionada, al fin podría sentirme una más con la naturaleza, como cuando era una niña y me escabullía al arrollo que se encontraba a un costado del templo de Sung Hwa, que tiempos aquellos… Apresuré el paso hasta cuando me encontré en aquel muelle pequeño que en la mañana había visto, la luna estaba iluminando el lago por completo lo que le daba un toque tan místico que fue imposible no sonreír como idiota mientras dejaba mi toalla caer en las maderas de aquella superficie provisoria. Rápidamente la recogí para dejarla en un tronco cortado que había al costado del inicio del muelle, junto a ella me quité la camisola y mis pantaloncillos interiores para no tardar en quedar completamente desnuda, mi cabello también lo solté, con la trenza sería mucho más difícil que secara , por lo que en segundos mi largo cabello se expandió en mi espalda cubriéndola por completo, parecía una niña pequeña de lo emocionada que estaba, por lo que de inmediato dirigí mi mirada hasta las quietas aguas corriendo para en segundos saltar con mis manos juntas sumergiéndome por completo en ellas, sintiendo como la temperatura baja cubría mi cuerpo por completo, nadé libremente en lo profundo del lugar saliendo a la superficie en unos segundos para echar mi cabello hacia atrás, siendo iluminada sólo por la luna en un silencio que solamente el ruido que hacía yo al desplazarme era lo único que lo rompía.
Como una sirena me desplacé hasta la parte más profunda del lago sumergiéndome de nuevo, atesorando cada recuerdo que en aquel momento estaba viviendo. Para mi suerte no había nadie mirando, oh al menos de eso me había fijado, seguramente si algún criado me descubría a esas horas le diría a papá y el regaño sería horrible, de tan solo pensarlo sentí un escalofríos en mi cuerpo, no quería problemas, ya una vez los había tenido cuando en Londres había querido huir de casa, padre seguramente no me perdonaría dos veces.
Marielle Stevens- Humano Clase Alta
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
El sentimiento llena las lagunas de la ignorancia
El hermoso sonido de la nada hacía eco en mis oídos, mientras mis pies, descalzos iban suavemente encaminándose a donde siempre. Seguido por una humareda de opio que fumaba con tranquilidad. Necesitaba bañarme y como siempre lo hacía en el lago. El trabajo de ese día había sido realmente duro. El verano me sofocaba. Era un verdadero problema. El hecho de tener que servir a las personas, en medio de transpiraciones era realmente desagradable. Quería meterme ya a la laguna y sacarme aquellas esencias tan horribles que recorrían mi cuerpo.
Como siempre no llevaba nada de importancia arriba, mas que aquella pipa y un par de francos; las cosas valiosas materiales estaban muy lejos, escondidas donde nadie las podría encontrar, jamás. Suspiraba suavemente mientras arrastraba los pies algo mareado. Había fumado demasiado, quería olvidarme de todo y realmente había olvidado tanto como caminar. En un suspiro largo apoyé una mano sobre una de las piedras cercanas a el muelle y me senté unos momentos.
"Hermosa luna que me iluminas todas las noches, por que no me acunas entre tus brazos, llévame contigo, deseo con toda mi alma terminar este terrible dolor que embriaga mi alma"
Miraba hacia arriba mientras daba una calada a la pipa y con relajación me iba sacando toda la ropa, metiéndome allí con las cosas en la mano. No era por miedo a que me robaran algo, era mas bien que necesitaba lavar todo lo que llevaba. Estaba sucio; mi piel oliva estaba algo manchada con carbón que me habían tirado por haber hecho un trabajo manual malo. Y las manos las tenía algo secas. Mi piel no era para nada suave, mas bien era tosca y escamosa en las manos. Aunque por suerte en el cuerpo estaba bastante lisa. Solo las cicatrices en la espalda eran las que la arruinaban.
Apoyé la ropa y la pipa en una roca en medio del agua y me metí por completo dentro, mojando mi cabello y toda mi piel, provocando un delicado brillo en mis músculos. Lamentablemente me volví a subir, tenía que sentarme si deseaba mojarme entero. Pues la parte profunda de la laguna apenas pasaba mi cintura, dejando gran parte de mis hombros y cabeza al descubierto. Pero me propuse a lavar las ropas en ese modo, hasta escuchar prontamente un ruido por el otro lado del muelle. Era como un salto y el movimiento del agua abanicándose por las profundidades. Me preocupara que fuese algún policía, pues ciertamente no estaba muy seguro de que fuese legal bañarse allí, pero por otro lado, aquel ruido era demasiado hermoso y para nada brusco. No era como si alguien buscara algo, era el mero sonido del disfrute.
"Los deseos mas oscuros son los que te llevarán a mi. Soy la fuente del deseo, deséame, quiéreme y verás los placeres que puedo otorgarte."
Y una sirena se poso en mi mirada, una danza inesperada fue la que vieron mis ojos. Un cuerpo menudo, chiquito y enano. Podía ver su torso, pero no llegaba a ver su cola. Es que de repente todo parecía mágico. Mis ojos rasgados se quedaron allí y poco a poco me fui acercando, dejando las cosas sobre la piedra. Podía sentir las pequeñas olas que hacía mi cuerpo al pasar por el agua. Mi piel oliva se reflejaba con el cielo sobre el agua y mis ojos de un negro profundo, azabache como la mera oscuridad se quedaron mirando unos otros color cielo. Que piel mas blanca y brillante. Parecía la cara del contraste. Con unos cabellos largos que se quedaban cubriendo un poco su cuerpo. Me quedé de ese modo. Y una suave sonrisa se formó, dando paso a que mis dientes blancos se relucieran.
-... Mademoiselle sirena, que hacéis por aguas tan poco profundas?
Pregunté mientras me iba acercando, y a medida que eso pasaba, mi cuerpo quedaba mas al descubierto, dejando ver solo el filo de mis caderas; mi piel tostada y mis rasgos marcados eran completamente desubicados. Pues aquel cuerpo ajeno parecía salido de un cáliz de luz. Tan pero tan brillante y blanquecino que sentía que dañaba mis retinas.
Recordaba haber leído sobre las sirenas, que solo en algunos casos venían a las aguas playas, para cumplir un deseo a cambio de un favor. Había leyendas sobre su hermosura, pero encontrar a una sirena asiática era lo que menos me esperaba, pero esos rasgos occidentales, esos ojos. Era una mezcla hermosa y tan específica. Mi cuerpo temblaba en deseos de tocarla. De probar su piel y deleitarme con su sabor. A pesar del cansancio de mi cuerpo, solo deseaba tocarle. Pero, me preguntaba si se asustaría. Quizá no era a quien estaba buscando, quizá solo deseaba estar sola y mi presencia la ahuyentaría y ella se iría como el ser mágico que era. Desaparecería ante mis ojos, vilmente.
Como siempre no llevaba nada de importancia arriba, mas que aquella pipa y un par de francos; las cosas valiosas materiales estaban muy lejos, escondidas donde nadie las podría encontrar, jamás. Suspiraba suavemente mientras arrastraba los pies algo mareado. Había fumado demasiado, quería olvidarme de todo y realmente había olvidado tanto como caminar. En un suspiro largo apoyé una mano sobre una de las piedras cercanas a el muelle y me senté unos momentos.
"Hermosa luna que me iluminas todas las noches, por que no me acunas entre tus brazos, llévame contigo, deseo con toda mi alma terminar este terrible dolor que embriaga mi alma"
Miraba hacia arriba mientras daba una calada a la pipa y con relajación me iba sacando toda la ropa, metiéndome allí con las cosas en la mano. No era por miedo a que me robaran algo, era mas bien que necesitaba lavar todo lo que llevaba. Estaba sucio; mi piel oliva estaba algo manchada con carbón que me habían tirado por haber hecho un trabajo manual malo. Y las manos las tenía algo secas. Mi piel no era para nada suave, mas bien era tosca y escamosa en las manos. Aunque por suerte en el cuerpo estaba bastante lisa. Solo las cicatrices en la espalda eran las que la arruinaban.
Apoyé la ropa y la pipa en una roca en medio del agua y me metí por completo dentro, mojando mi cabello y toda mi piel, provocando un delicado brillo en mis músculos. Lamentablemente me volví a subir, tenía que sentarme si deseaba mojarme entero. Pues la parte profunda de la laguna apenas pasaba mi cintura, dejando gran parte de mis hombros y cabeza al descubierto. Pero me propuse a lavar las ropas en ese modo, hasta escuchar prontamente un ruido por el otro lado del muelle. Era como un salto y el movimiento del agua abanicándose por las profundidades. Me preocupara que fuese algún policía, pues ciertamente no estaba muy seguro de que fuese legal bañarse allí, pero por otro lado, aquel ruido era demasiado hermoso y para nada brusco. No era como si alguien buscara algo, era el mero sonido del disfrute.
"Los deseos mas oscuros son los que te llevarán a mi. Soy la fuente del deseo, deséame, quiéreme y verás los placeres que puedo otorgarte."
Y una sirena se poso en mi mirada, una danza inesperada fue la que vieron mis ojos. Un cuerpo menudo, chiquito y enano. Podía ver su torso, pero no llegaba a ver su cola. Es que de repente todo parecía mágico. Mis ojos rasgados se quedaron allí y poco a poco me fui acercando, dejando las cosas sobre la piedra. Podía sentir las pequeñas olas que hacía mi cuerpo al pasar por el agua. Mi piel oliva se reflejaba con el cielo sobre el agua y mis ojos de un negro profundo, azabache como la mera oscuridad se quedaron mirando unos otros color cielo. Que piel mas blanca y brillante. Parecía la cara del contraste. Con unos cabellos largos que se quedaban cubriendo un poco su cuerpo. Me quedé de ese modo. Y una suave sonrisa se formó, dando paso a que mis dientes blancos se relucieran.
-... Mademoiselle sirena, que hacéis por aguas tan poco profundas?
Pregunté mientras me iba acercando, y a medida que eso pasaba, mi cuerpo quedaba mas al descubierto, dejando ver solo el filo de mis caderas; mi piel tostada y mis rasgos marcados eran completamente desubicados. Pues aquel cuerpo ajeno parecía salido de un cáliz de luz. Tan pero tan brillante y blanquecino que sentía que dañaba mis retinas.
Recordaba haber leído sobre las sirenas, que solo en algunos casos venían a las aguas playas, para cumplir un deseo a cambio de un favor. Había leyendas sobre su hermosura, pero encontrar a una sirena asiática era lo que menos me esperaba, pero esos rasgos occidentales, esos ojos. Era una mezcla hermosa y tan específica. Mi cuerpo temblaba en deseos de tocarla. De probar su piel y deleitarme con su sabor. A pesar del cansancio de mi cuerpo, solo deseaba tocarle. Pero, me preguntaba si se asustaría. Quizá no era a quien estaba buscando, quizá solo deseaba estar sola y mi presencia la ahuyentaría y ella se iría como el ser mágico que era. Desaparecería ante mis ojos, vilmente.
Calcabrina- Hechicero Clase Alta
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Mi nado en aquel lago parecía una dulce pincelada en un lienzo, tan perfecto, tan silencioso, era feliz realmente en aquel momento estaba siendo tan feliz que me desconecté por completo de todo lo que me rodeaba incluso del ruido más mínimo, ¿Quién iría a esas aguas tan tarde? Obvio que nadie, o eso era lo que pensaba, pues en un giro mientras salía a la superficie pude verle, nítidamente y como si de un espíritu se tratase, unos ojos oscuros, como verdaderas aceitunas vivaces se encontraron con mi mirada, sintiendo que el tiempo a mi alrededor se detenía por completo, una mirada hipnotizante, y atrayente, llena de misterios como si quisieran hablarme en un segundo… su rostro era varonil y su torso estaba trabajado, seguramente un cuerpo hecho de labores duras en la mina o en los campos, un fuerte latido sentí en el pecho tal punto que creí se escucharía en toda la laguna, nunca me había Pasado aquello, de los 23 años de vida que tenía jamás me había sentido así… salvo en mi infancia cuando había conocido a un niño muy similar a la persona que estaba viendo ahora, sin embargo volví a la realidad de golpe cuando caí en la cuenta que estaba desnuda y ¡ÉL TAMBIÉN!. – AH! – Grité callando de inmediato retrocediendo torpemente dejando que la mitad de mi cuerpo saliera del agua, quedando al descubierto ante aquella mirada tan penetrante, asustada quise taparme con mi cabello mientras intentaba retroceder, no obstante mis pies torpes tropezaron con una piedra y eso me llevó a caerme de lleno sintiendo que volvía a ser abrazada por el agua dejando mis pies a la vista. Rápidamente intente levantarme tosiendo en el instante, el agua se había filtrado por mi tráquea provocándome un ataque de tos mientras intentaba salir del agua, aunque desistí de inmediato, pues estaba desnuda.
- Cof..cof.. ¿Qu…quién es usted?! – Tartamudeé aún sintiendo el ardor en mi garganta mientras cubría con mi brazo mis senos, no quería que me viera era demasiado vergonzoso. Esquivé su mirada demasiado roja, no me atrevía a mirarle a la cara, de verdad estaba asustada, pero si gritaba todos despertarían y me sorprenderían.
Por un segundo me había sentido en una burbuja atrapada en aquella mirada perfecta, pero ahora me encontraba en un verdadero infierno, que diría aquel joven de mí, pensaría seguramente que era una desvergonzada. Miles de pensamientos pasaron por mi cabeza, quería llorar, pero no podía demostrar tanta debilidad.
Tenía que reconocer que aquel hombre misterioso era una tentación, “Un pecado con pies” como seguramente diría mi madrastra, pero no podía pensar en ello, yo no era como las niñas inglesas que había conocido en Londres, aquellas que no le importaba si sus virtudes en ocasiones se perdían con jóvenes extranjeros, mi naturaleza asiática me hacía mucho más recatada ante situaciones como esta misma que estaba viviendo. Mientras mi mente nuevamente se perdía en pensamientos creí escuchar a lo lejos unos ladridos de perro y los pasos de una persona, asustada mire a aquel extraño y en un arrebato de pánico olvidé mi pudor y lo jalé bajo el agua aguantando la respiración mientras le abrazaba para que no nos pillasen, los pasos se sentían muy cerca, probablemente no tardaría el nochero en llegar hasta el lugar, para mi suerte la ropa estaba oculta así que no sospecharían, ¿Pero la de aquel joven.?
Torpemente le jalé abajo del puente en donde quedaba un espacio suficiente para respirar, le miré asustada y simplemente le pedí con mi índice derecho que no hablara… sino las consecuencias serían fatales.
- Do not say anything please ... please... – Le suplique escuchando al fin los pasos que antes había sentido cerrando mis ojos mientras esperaba a que todo pasara, porque tarde o temprano aquel hombre tendría que irse… no?
- Cof..cof.. ¿Qu…quién es usted?! – Tartamudeé aún sintiendo el ardor en mi garganta mientras cubría con mi brazo mis senos, no quería que me viera era demasiado vergonzoso. Esquivé su mirada demasiado roja, no me atrevía a mirarle a la cara, de verdad estaba asustada, pero si gritaba todos despertarían y me sorprenderían.
Por un segundo me había sentido en una burbuja atrapada en aquella mirada perfecta, pero ahora me encontraba en un verdadero infierno, que diría aquel joven de mí, pensaría seguramente que era una desvergonzada. Miles de pensamientos pasaron por mi cabeza, quería llorar, pero no podía demostrar tanta debilidad.
Tenía que reconocer que aquel hombre misterioso era una tentación, “Un pecado con pies” como seguramente diría mi madrastra, pero no podía pensar en ello, yo no era como las niñas inglesas que había conocido en Londres, aquellas que no le importaba si sus virtudes en ocasiones se perdían con jóvenes extranjeros, mi naturaleza asiática me hacía mucho más recatada ante situaciones como esta misma que estaba viviendo. Mientras mi mente nuevamente se perdía en pensamientos creí escuchar a lo lejos unos ladridos de perro y los pasos de una persona, asustada mire a aquel extraño y en un arrebato de pánico olvidé mi pudor y lo jalé bajo el agua aguantando la respiración mientras le abrazaba para que no nos pillasen, los pasos se sentían muy cerca, probablemente no tardaría el nochero en llegar hasta el lugar, para mi suerte la ropa estaba oculta así que no sospecharían, ¿Pero la de aquel joven.?
Torpemente le jalé abajo del puente en donde quedaba un espacio suficiente para respirar, le miré asustada y simplemente le pedí con mi índice derecho que no hablara… sino las consecuencias serían fatales.
- Do not say anything please ... please... – Le suplique escuchando al fin los pasos que antes había sentido cerrando mis ojos mientras esperaba a que todo pasara, porque tarde o temprano aquel hombre tendría que irse… no?
Marielle Stevens- Humano Clase Alta
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Cerré mis ojos con molestia al sentir aquel grito y mi cabeza, que ya estaba lo suficientemente mareada, dio un giro entero, provocando tener que agarrarme un poco la frente, acariciándome arriba de la nariz con suavidad. Suspirando luego, para de ese modo verla caer. Sus largas piernas habían quedado al descubierto minutos atrás, junto con todo su cuerpo. La realidad era que su figura no me avergonzaba, había visto mas de lo imaginado. De mujeres grandes, chiquitas, flacas, gordas. Conocía el cuerpo de la mujer tan bien como el de un hombre. Sus pies eran pequeños y lo que mas me seguía impresionando era aquella piel nívea que tenía. Estaba, por mas raro que parezca, sorprendido de que aquella mujer, fuese realmente humana. Se podía sentir aquella aura, podía ver perfectamente su humanidad, que minutos atrás, me había parecido imposible.
- Mademoiselle, hacedme el favor de parar de gritar...Tranquilizaos...
"Hermosa ninfa que escondes tus dotes entre medio de la belleza de la luna. Peleas con ella para captar mi atención, ven revélate y lucha para que mis ojos solo te miren a ti"
Chasqueé los dientes y mi mirada a pasiva se tornó despectiva como antes. Una mujer de ese estilo, tan blanca y perfecta. Si era humana solo podía significar que era parte de la aristocracia, de la clase alta. Y me preguntaba que podía estar haciendo bañándose en la laguna. Por que no se bañaba en las hermosas tinas de madera con agua tibia? Esas que usualmente tenía que usar para bañar a las damas que lo pedían, siempre había deseado meterme en una de ellas. Pero al parecer, los que lo tienen todo, muchas veces no lo disfrutan. Tienen que perderlo, para saber como se siente.
Pero todos esos pensamientos que tenía mientras mi mirada se posaba en su cuerpo fijamente, casi calculándola, se esfumaron en un tironeo. Que provocó trastabillarme y quedarme sobre ella algo torpe. Tuve que removerme para no aplastarla por completo y quedé con mi cabeza sobre su hombro, observando un poco su cuello, su aroma y un poco de su roce.
No decía nada, simplemente me dejé guiar por ese pequeño cuerpo que pedía un poco de consideración. Estaba molesto, mi cabeza dolía y ella era brusca y latosa. Apoyé mi larga mano sobre su cabeza y la obligué a ir hacia abajo, solo para vengarme un poco. Enarqué la ceja y luego la deje subir para que respirara y la volvía a meter, para ya luego dejarla tranquila. Al menos ahora estaría un poco agitada y no le alcanzaría el aire para gritar.
-Ommo... Don't speak en...
Abrí con grandeza mis ojos cuando ella habló en ingles. La verdad era que sabía muy poco de ese idioma, había estado solo algunos años en lugares con ese habla y no me había aprendido a comunicar demasiado bien. Aunque de todos modos, había entendido un poco. Ella buscaba silencio y se lo hubiese negado de no ser por aquellos pasos y delicados ladridos que se empezaban a escuchar. Quien rayos podía ser a estar horas de la noche? Ciertamente, era la primera vez que pasaba a este lado de la laguna, siempre me encontraba del lado opuesto. Mas cercano a el bosque, donde la corriente era mucho mas suave. Que casi ni se movía el agua.
"Me llevarás al infierno si sigues a mi lado"
Sentía su cuerpo pegado al mio, su suave piel contrastaba con la mía y con un deje curioso entrelacé mis piernas a su alrededor, apoyándola mas. Dejando mi espalda caer sobre el borde interior del puente, arrimándome bien para que así quedáramos lo mas ocultos posibles. Y al mismo tiempo, podía sentir aquella suavidad de sus piernas rozando las mías. Así la obligué a estar hasta que el peligro paso, sus ojos realmente eran claros. Pues en todo aquel tiempo me dediqué a mirarla con fijeza. Mi ceño estaba fruncido y mis labios apretados; mostrando un claro síntoma de que estaba un poco molesto.
- Mademoiselle, hacedme el favor de parar de gritar...Tranquilizaos...
"Hermosa ninfa que escondes tus dotes entre medio de la belleza de la luna. Peleas con ella para captar mi atención, ven revélate y lucha para que mis ojos solo te miren a ti"
Chasqueé los dientes y mi mirada a pasiva se tornó despectiva como antes. Una mujer de ese estilo, tan blanca y perfecta. Si era humana solo podía significar que era parte de la aristocracia, de la clase alta. Y me preguntaba que podía estar haciendo bañándose en la laguna. Por que no se bañaba en las hermosas tinas de madera con agua tibia? Esas que usualmente tenía que usar para bañar a las damas que lo pedían, siempre había deseado meterme en una de ellas. Pero al parecer, los que lo tienen todo, muchas veces no lo disfrutan. Tienen que perderlo, para saber como se siente.
Pero todos esos pensamientos que tenía mientras mi mirada se posaba en su cuerpo fijamente, casi calculándola, se esfumaron en un tironeo. Que provocó trastabillarme y quedarme sobre ella algo torpe. Tuve que removerme para no aplastarla por completo y quedé con mi cabeza sobre su hombro, observando un poco su cuello, su aroma y un poco de su roce.
No decía nada, simplemente me dejé guiar por ese pequeño cuerpo que pedía un poco de consideración. Estaba molesto, mi cabeza dolía y ella era brusca y latosa. Apoyé mi larga mano sobre su cabeza y la obligué a ir hacia abajo, solo para vengarme un poco. Enarqué la ceja y luego la deje subir para que respirara y la volvía a meter, para ya luego dejarla tranquila. Al menos ahora estaría un poco agitada y no le alcanzaría el aire para gritar.
-Ommo... Don't speak en...
Abrí con grandeza mis ojos cuando ella habló en ingles. La verdad era que sabía muy poco de ese idioma, había estado solo algunos años en lugares con ese habla y no me había aprendido a comunicar demasiado bien. Aunque de todos modos, había entendido un poco. Ella buscaba silencio y se lo hubiese negado de no ser por aquellos pasos y delicados ladridos que se empezaban a escuchar. Quien rayos podía ser a estar horas de la noche? Ciertamente, era la primera vez que pasaba a este lado de la laguna, siempre me encontraba del lado opuesto. Mas cercano a el bosque, donde la corriente era mucho mas suave. Que casi ni se movía el agua.
"Me llevarás al infierno si sigues a mi lado"
Sentía su cuerpo pegado al mio, su suave piel contrastaba con la mía y con un deje curioso entrelacé mis piernas a su alrededor, apoyándola mas. Dejando mi espalda caer sobre el borde interior del puente, arrimándome bien para que así quedáramos lo mas ocultos posibles. Y al mismo tiempo, podía sentir aquella suavidad de sus piernas rozando las mías. Así la obligué a estar hasta que el peligro paso, sus ojos realmente eran claros. Pues en todo aquel tiempo me dediqué a mirarla con fijeza. Mi ceño estaba fruncido y mis labios apretados; mostrando un claro síntoma de que estaba un poco molesto.
Calcabrina- Hechicero Clase Alta
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Estaba enfadado conmigo eso no era algo que se pudiese ocultar, su rostro lo reflejaba igual que el agua cristalina, increíblemente sus ojos no podían engañar a la hora de expresarse, me sentí idiota e igual a todas las señoritas ricachonas y consentidas, no era un misterio que de seguro a ese joven jamás le agradaría, sin embargo en aquel momento no podía replicar demasiado, aún respiraba agitada por las veces que me había hundido aún bajo el muelle para que me calmara, en el fondo se lo agradecí, sí; sonaba masoquista aquello pero era cierto, necesitaba calmarme, pero estaba demasiado nerviosa, además de tener pánico.
Me atrajo a su cuerpo sintiendo que mis mejillas se volvían rojas, el calor se estaba aglomerando en ellas además sus piernas se habían enredado a las mías, tragué saliva ante la cercanía que teníamos, era demasiada…¡ DEMASIADA!, pero justamente en aquel momento el nochero estaba en el lugar; resignada a lo que estaba viviendo simplemente escondí mi rostro en su cuello por unos segundos sintiendo el aroma de su piel, aquella esencia de hombre joven… no había nada más que hacer en cuanto se fuera el nochero intentaría huir o por lo menos disculparme por casi haberle dejado sordo.
Una vez volvimos a estar ambos solos me desligue de su cuerpo aún roja por lo que había ocurrido, no hablé, preferí nadar hasta un lugar con luz para mirarle de soslayo, de verdad seguía sintiéndome una idiota, e incluso al girar mi mirada apreté mis ojos y chasquié la lengua ante mi propia torpeza, notando claramente que a lo mejor aquel desconocido no sabía ingles… - D…discúlpeme… de verdad...no... no quise dejarle sordo – Hablé con voz baja caminando hasta la orilla pero sin llegar a mostrar algo más debajo de mi cintura, mis brazos se cruzaron a la altura de mi pecho y esperes a que saliera para desviar mi mirada aún algo incómoda.- am…n-necesito sa…salir..a..a…vestirme señor… por favor no mire.
Quería ser cortes y comportarme como la mujer de aristocracia que me había vuelto, pero los instintos por darle una patada a aquel chico me carcomían los pies, como bien decía el dicho “La mona que se viste de seda, mona se queda” eso era yo, una mujer tonta y poco femenina que siempre se metería en líos, nadie me había mandado a nadar tan tarde por el lago, ¿Por qué simplemente no era como Margaret?. Me deprimí sola en un lugar de la laguna arrodillándome en las piedras dejando que el agua subiera por mi cuerpo, en aquel momento de verdad sentía un aura negra a mi alrededor. – Perdone… no c..crei que usted también vendría a bañarse aquí… de verdad perdone.- Le miré nuevamente haciendo una venía como disculpa, si había algo que jamás borraría de mis costumbres serían aquellas que mi madre con tanto esfuerzo me había enseñado en sus momentos de vida.
Aquella pregunta rondaba en mi mente una y otra vez, de solo pensar que pudiesen darse cuenta que no estaba en mi habitación y que más encima le hicieran algo a ese joven que antes había estado tan cerca suyo de verdad me aterraba, de cierta forma no podía negar… que me había llamado demasiado la atención, a tal punto de que en el fondo no me arrepentía de haber estado tan cerca de él bajo el muelle.
Un nuevo suspiro escapó de mis labios hundiéndome esta vez hasta la altura de mis labios mirándole con cierto temor ante la sola idea de que aquel chico me odiaría, ante el hecho de que me había comportado igual que esas mujeres inútiles y sin gracia alguna. Nerviosa aún prefería hacer burbujas con el agua que botaba de mi boca desviando la mirada aún algo sonrojada, sintiendo aún el roce de la piel contraría contra la mía.- “Pervertida”. Lo que pasara ahora sería cosa del destino… nada más que eso.
Me atrajo a su cuerpo sintiendo que mis mejillas se volvían rojas, el calor se estaba aglomerando en ellas además sus piernas se habían enredado a las mías, tragué saliva ante la cercanía que teníamos, era demasiada…¡ DEMASIADA!, pero justamente en aquel momento el nochero estaba en el lugar; resignada a lo que estaba viviendo simplemente escondí mi rostro en su cuello por unos segundos sintiendo el aroma de su piel, aquella esencia de hombre joven… no había nada más que hacer en cuanto se fuera el nochero intentaría huir o por lo menos disculparme por casi haberle dejado sordo.
“Y fue así como aquel ser nacido de la noche se volvió algo más que un espectro y robo mis suspiros y mi nerviosismo en el tiempo necesario que se necesita para pestañear”
Una vez volvimos a estar ambos solos me desligue de su cuerpo aún roja por lo que había ocurrido, no hablé, preferí nadar hasta un lugar con luz para mirarle de soslayo, de verdad seguía sintiéndome una idiota, e incluso al girar mi mirada apreté mis ojos y chasquié la lengua ante mi propia torpeza, notando claramente que a lo mejor aquel desconocido no sabía ingles… - D…discúlpeme… de verdad...no... no quise dejarle sordo – Hablé con voz baja caminando hasta la orilla pero sin llegar a mostrar algo más debajo de mi cintura, mis brazos se cruzaron a la altura de mi pecho y esperes a que saliera para desviar mi mirada aún algo incómoda.- am…n-necesito sa…salir..a..a…vestirme señor… por favor no mire.
Quería ser cortes y comportarme como la mujer de aristocracia que me había vuelto, pero los instintos por darle una patada a aquel chico me carcomían los pies, como bien decía el dicho “La mona que se viste de seda, mona se queda” eso era yo, una mujer tonta y poco femenina que siempre se metería en líos, nadie me había mandado a nadar tan tarde por el lago, ¿Por qué simplemente no era como Margaret?. Me deprimí sola en un lugar de la laguna arrodillándome en las piedras dejando que el agua subiera por mi cuerpo, en aquel momento de verdad sentía un aura negra a mi alrededor. – Perdone… no c..crei que usted también vendría a bañarse aquí… de verdad perdone.- Le miré nuevamente haciendo una venía como disculpa, si había algo que jamás borraría de mis costumbres serían aquellas que mi madre con tanto esfuerzo me había enseñado en sus momentos de vida.
“Huye Marielle olvídate de la vergüenza y arranca, ¿Qué diría tu padre si te viera?”
Aquella pregunta rondaba en mi mente una y otra vez, de solo pensar que pudiesen darse cuenta que no estaba en mi habitación y que más encima le hicieran algo a ese joven que antes había estado tan cerca suyo de verdad me aterraba, de cierta forma no podía negar… que me había llamado demasiado la atención, a tal punto de que en el fondo no me arrepentía de haber estado tan cerca de él bajo el muelle.
“Las cosas que piensas mujer idiota”
Un nuevo suspiro escapó de mis labios hundiéndome esta vez hasta la altura de mis labios mirándole con cierto temor ante la sola idea de que aquel chico me odiaría, ante el hecho de que me había comportado igual que esas mujeres inútiles y sin gracia alguna. Nerviosa aún prefería hacer burbujas con el agua que botaba de mi boca desviando la mirada aún algo sonrojada, sintiendo aún el roce de la piel contraría contra la mía.- “Pervertida”. Lo que pasara ahora sería cosa del destino… nada más que eso.
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Aquella vergüenza ajena se hizo evidente, era tan suave y claramente sensible, que causo algo de gracia en mi. Pero solo atiné a acariciarle los cabellos un poco más, intentando tranquilizar a aquella mujersita que había sido confundida con una sirena por mi. Como si me hubiesen roto un espejo en la cara. Ella había destrozado mi fantasía, construyendo otra en el mismo lugar. Pues existía y seguía siendo tan hermosa como se aparentaba de lejos. Con una piel suave y blanquecina. Provocaba que mi cuerpo la deseara, aún luego de haber trabajado y estar realmente cansado, ella seguía haciendo que mi cuerpo quiera hundirse en el ajeno, sin dar párate de descanso a su piel.
“El tintinear de las campanas marcarán las doce y como un cuento de hadas te convertirás en la aristócrata que eres, rompiendo todas mis ilusiones”
Me quedé con la mirada fija en aquel cuerpo que se deslizaba como una hermosa ninfa del agua, realmente lo parecía, hasta su grito era como el de los cuentos; como las historias de las hadas del agua, que contaban que eran hermosas y cantaban para enamorarte. Que su nado era melodioso y que si gritaban podían romper mil vidrios. Cumplían deseos si les dabas amor, pero a cambio te llevaban al fondo del mar, para convertirte en un sireno. Y que de esa forma sus vidas puedan seguir bajo el mar. En las profundidades escondidas del océano.
Le seguí con mi mirada fija en todo su cuerpo y luego de verla ya en la orilla me levante sin pudor alguno, dejando ver todo mi cuerpo moreno, moviendo mi cabeza para que mis cabellos se secaran un poco. Apoyaba las manos sobre ellos para sacudirlos mientras enarcaba una ceja ante sus palabras. Tanto pudor? Por que se avergonzaba tanto? Tenía un cuerpo delgado sin muchas curvas. Y no es como si no la hubiese visto anterior mente. Aparte que el agua era casi transparente. De todos modos subí los hombros, yendo hacia el lado de mis ropas. De ese modo, ella no me vería y yo tampoco a ella.
No dije nada en ese ínterin, pero ella seguía hablando al parecer sin notar que me había ido un poco. Aquello me hizo sonreír; tomé las cosas entre mis mojadas manos y volví hacía donde ella se encontraba, pasando por su lado para así apoyar las cosas en una piedra del costado. No le hablaba, solo la escuchaba. Ciertamente no me agradaba hablar con desconocidos, mucho menos si eran de clase alta. Aunque ella parecía ser un poco diferente, no me convencía. Era como un lobo vestido de oveja. Luego me mordería por la espalda, intentando devorar todo de mi. Desgarrando mi piel hasta que no quedase nada.
-Dejad de preocuparos, solo, no grite mas. Por que os escondíais?
Preguntaba mientras acomodaba mis cosas y con una pequeña toalla que tenía colgada en los pantalones me empecé a secar el cuerpo. Lo hacía rápido y sin vergüenza, sacudiendo mis cabellos mientras mis ojos aún se quedaban cerrados. bostecé con un poco del cansancio. Había estado desde cuando apenas salía el sol hasta ahora afuera de la carpa. Trabajando en las dos cosas que hacía. Por un lado trabajaba en los campos en la mañana, cerca de el área de gitanos y por las noches prostituía mi cuerpo por un par de francos mas.
Aquello hacía arduo mis días. Eran constantes trabajos de cuerpo. Por esa razón estaba formado y quemado. Un cuerpo digno de trabajos pesados. Las dos pequeñas cicatrices en mi rostro y la espalda entera por ellas, podían distinguir a un cuerpo torturado. Adolorido. Y sin ganas de tomar confianzas de nadie. Solo quería la hermosa soledad hasta que pudiese volver a encontrar a mi familia.
-Que hace? Salga de allí, vamos. Vaya a cambiarse de una vez o ya enfermará. El aire esta frío, una mujer con un cuerpo como el suyo no debería estar por aquí desnuda. Parece débil y frágil...
Susurré acercándome a ella y ya sabiendo que no quería que la vea desnuda le tomé por los hombros, deslizando mi mano por su cintura para alzarla sobre mi, buscando de reojo sus cosas. Estaban algo escondidas, pero luego de un momento pude encontrarlas y con la mujer cargada en mis manos la lleve hacía allí, no importaba que forcejeé o intente golpearme, estaba seguro que no podría hacerme tanto daño como ya había sentido. Cualquier cosa podía aguantar. Mi paciencia era casi ilimitada. Muy pocos conseguían romperla y cuando lo hacían era realmente malo. Tanto que podía golpear hasta matar.
Con cuidado la apoyé a un lado de sus cosas, poniendo antes la toalla con la que me había secado debajo de sus posaderas. La dejé allí y sin cuidado me alejé, dejándole la privacidad que antes anhelaba. Me apoyé sobre una roca lejana y cerrando los ojos prendí mi pipa. Tenia los cabellos mojados y las gotitas caían por mi rostro. Cada tanto sacudía mis cabellos, esperando poder ver a la falsa sirena con la ropa. Para ya llevarla a su probable mansión. A pesar de todo, que vaya sola a estas horas, no me convencía.
“Desde lo mas profundo de mi ser, deseo que el tiempo se detenga mientras nuestros cuerpo se entrelazan hasta explotar”
“El tintinear de las campanas marcarán las doce y como un cuento de hadas te convertirás en la aristócrata que eres, rompiendo todas mis ilusiones”
Me quedé con la mirada fija en aquel cuerpo que se deslizaba como una hermosa ninfa del agua, realmente lo parecía, hasta su grito era como el de los cuentos; como las historias de las hadas del agua, que contaban que eran hermosas y cantaban para enamorarte. Que su nado era melodioso y que si gritaban podían romper mil vidrios. Cumplían deseos si les dabas amor, pero a cambio te llevaban al fondo del mar, para convertirte en un sireno. Y que de esa forma sus vidas puedan seguir bajo el mar. En las profundidades escondidas del océano.
Le seguí con mi mirada fija en todo su cuerpo y luego de verla ya en la orilla me levante sin pudor alguno, dejando ver todo mi cuerpo moreno, moviendo mi cabeza para que mis cabellos se secaran un poco. Apoyaba las manos sobre ellos para sacudirlos mientras enarcaba una ceja ante sus palabras. Tanto pudor? Por que se avergonzaba tanto? Tenía un cuerpo delgado sin muchas curvas. Y no es como si no la hubiese visto anterior mente. Aparte que el agua era casi transparente. De todos modos subí los hombros, yendo hacia el lado de mis ropas. De ese modo, ella no me vería y yo tampoco a ella.
No dije nada en ese ínterin, pero ella seguía hablando al parecer sin notar que me había ido un poco. Aquello me hizo sonreír; tomé las cosas entre mis mojadas manos y volví hacía donde ella se encontraba, pasando por su lado para así apoyar las cosas en una piedra del costado. No le hablaba, solo la escuchaba. Ciertamente no me agradaba hablar con desconocidos, mucho menos si eran de clase alta. Aunque ella parecía ser un poco diferente, no me convencía. Era como un lobo vestido de oveja. Luego me mordería por la espalda, intentando devorar todo de mi. Desgarrando mi piel hasta que no quedase nada.
-Dejad de preocuparos, solo, no grite mas. Por que os escondíais?
Preguntaba mientras acomodaba mis cosas y con una pequeña toalla que tenía colgada en los pantalones me empecé a secar el cuerpo. Lo hacía rápido y sin vergüenza, sacudiendo mis cabellos mientras mis ojos aún se quedaban cerrados. bostecé con un poco del cansancio. Había estado desde cuando apenas salía el sol hasta ahora afuera de la carpa. Trabajando en las dos cosas que hacía. Por un lado trabajaba en los campos en la mañana, cerca de el área de gitanos y por las noches prostituía mi cuerpo por un par de francos mas.
Aquello hacía arduo mis días. Eran constantes trabajos de cuerpo. Por esa razón estaba formado y quemado. Un cuerpo digno de trabajos pesados. Las dos pequeñas cicatrices en mi rostro y la espalda entera por ellas, podían distinguir a un cuerpo torturado. Adolorido. Y sin ganas de tomar confianzas de nadie. Solo quería la hermosa soledad hasta que pudiese volver a encontrar a mi familia.
-Que hace? Salga de allí, vamos. Vaya a cambiarse de una vez o ya enfermará. El aire esta frío, una mujer con un cuerpo como el suyo no debería estar por aquí desnuda. Parece débil y frágil...
Susurré acercándome a ella y ya sabiendo que no quería que la vea desnuda le tomé por los hombros, deslizando mi mano por su cintura para alzarla sobre mi, buscando de reojo sus cosas. Estaban algo escondidas, pero luego de un momento pude encontrarlas y con la mujer cargada en mis manos la lleve hacía allí, no importaba que forcejeé o intente golpearme, estaba seguro que no podría hacerme tanto daño como ya había sentido. Cualquier cosa podía aguantar. Mi paciencia era casi ilimitada. Muy pocos conseguían romperla y cuando lo hacían era realmente malo. Tanto que podía golpear hasta matar.
Con cuidado la apoyé a un lado de sus cosas, poniendo antes la toalla con la que me había secado debajo de sus posaderas. La dejé allí y sin cuidado me alejé, dejándole la privacidad que antes anhelaba. Me apoyé sobre una roca lejana y cerrando los ojos prendí mi pipa. Tenia los cabellos mojados y las gotitas caían por mi rostro. Cada tanto sacudía mis cabellos, esperando poder ver a la falsa sirena con la ropa. Para ya llevarla a su probable mansión. A pesar de todo, que vaya sola a estas horas, no me convencía.
“Desde lo mas profundo de mi ser, deseo que el tiempo se detenga mientras nuestros cuerpo se entrelazan hasta explotar”
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Siempre he sido una chica curiosa, sin embargo en aquel momento odié aquel defecto, pues al girarme mi sonrojo fue mayor, aquel desconocido joven estaba desnudo, se había levantado como si nada del agua, mis ojos se agrandaron y creí sinceramente que humo salía de mi rostro, rápidamente desvié mi mirada hacia un gran árbol que se hallaba en frente mío, intentaría concentrarme en cualquier cosa que hubiese en aquel lugar, por muy insignificante que fuese. Quizás no se había percatado pues aunque estaba nerviosa cuando me volví a girar ya había desaparecido "Se habrá ido", Si ese hubiese sido el caso seguramente ya me hubiese vestido, pero las ondas del agua me avisaron que aquel joven seguía en la laguna.
Me sentí tonta, torpe y estúpida, seguramente había hablado más de la cuenta, ya no tenía mucho que ocultar, tampoco tenía un cuerpo de escándalo, más bien parecía una niña asustada en un lugar propenso a depredadores, en este caso el esencial era aquel joven de piel morena y oscuros ojos, de labios tentadores y un cuerpo marcado por la rudeza de la vida. Me sonrojé nuevamente de pensar tantas cosas por lo que me tiré agua para despertar de mi extraña ensoñación y justo a tiempo de poder responderle a sus palabras - Perdón.... ¿Eh? ¿Por qué me escondía? Verá señor... soy nueva en este lugar, y amo pasear por las noches para apreciar la belleza de la luna y las caricias del agua. Es un recinto privado y pues nadie sabe que he osado salir de casa. - hablaba con una voz baja y frágil, no era temor, quizás era frío pues había estado mucho tiempo en aquellas aguas tan heladas.
Observé en silencio como se secaba sin vergüenza alguna, sus cicatrices, su cuerpo, y tal ve la historia que se ocultaba a través de aquella apariencia dañada por el mismo ser humano, por un momento sentí tristeza, pena de ver que no todas las personas habían tenido el privilegio que yo ahora debía disfrutar, no podía negar que haber cambiado mi futón por una cama de renombre era cómodo, sin embargo, saber que otras personas luchaban por un lugar cálido para descansar me hacía sentir demasiado culpable. De pronto noté que me volvía a dirigir la palabra sonrojandome de nuevo pues tenía razón, estaba muerta de frío pero como él seguía ahí no podía moverme demasiado.
- Y-y-y-o... s-si cla...ro pe..pe..ero - Me tiritaba la quijada mis labios estaban morados y la temperatura de mi cuerpo había bajado considerablemente, sin embargo en cuanto le vi cerca mío cargándome en sus brazos en vez de golpearle solo opté por abrazarme a él para pode capturar aunque fuese un poco de calor de su cuerpo. En ningún momento me miró, es más me dejó sentada en una roca al lado de mi ropa para después irse a fumar algo, no pude decírselo con palabras, pero si pude agradecerle en silencio aquel gesto.
Me sequé lo más rápido que pude colocándome mi camisa y mis enaguas mi cabello seguía húmedo así que lo sequé de manera torpe notándose mejor como las ondas gruesas caían por mi espalda y parte del torso, para mi suerte encontré la cinta y un pequeño cepillo que había colado entre mis ropas, tuve que peinarme mejor para terminar haciéndome una trenza suelta que dejaba claramente que algunos cabellos cortos se liberaran con completa naturalidad. Había vuelto a ser yo, aunque mis pies estaban con tierra ahora era la camisola blanca la que dejaba al descubierto mis delgados y pálidos brazos y parte de mis piernas. Carraspeé un poco y me acerqué hasta donde se hallaba aquel chico que seguramente no tenía más edad que yo.
- D...disculpe, ya estoy vestida...Señor... - Guardé silencio al darme cuenta que ni siquiera sabía su nombre, tomé mi toalla entre las manos y bajé la mirada jugando con mis pies de forma infantil, moviendo mis dedos entre la tierra mezclada con hojas y piedritas pequeña .- Creo que ya es hora que me vaya, no quiero seguir siendo una molestia - Le dediqué una sonrisa suave, aunque mis mejillas seguían sonrojadas no podía ser descortés con él, algo en mi interior me decía que no era un mal hombre y por ello mi confianza se mantenía.
Me sentí tonta, torpe y estúpida, seguramente había hablado más de la cuenta, ya no tenía mucho que ocultar, tampoco tenía un cuerpo de escándalo, más bien parecía una niña asustada en un lugar propenso a depredadores, en este caso el esencial era aquel joven de piel morena y oscuros ojos, de labios tentadores y un cuerpo marcado por la rudeza de la vida. Me sonrojé nuevamente de pensar tantas cosas por lo que me tiré agua para despertar de mi extraña ensoñación y justo a tiempo de poder responderle a sus palabras - Perdón.... ¿Eh? ¿Por qué me escondía? Verá señor... soy nueva en este lugar, y amo pasear por las noches para apreciar la belleza de la luna y las caricias del agua. Es un recinto privado y pues nadie sabe que he osado salir de casa. - hablaba con una voz baja y frágil, no era temor, quizás era frío pues había estado mucho tiempo en aquellas aguas tan heladas.
Observé en silencio como se secaba sin vergüenza alguna, sus cicatrices, su cuerpo, y tal ve la historia que se ocultaba a través de aquella apariencia dañada por el mismo ser humano, por un momento sentí tristeza, pena de ver que no todas las personas habían tenido el privilegio que yo ahora debía disfrutar, no podía negar que haber cambiado mi futón por una cama de renombre era cómodo, sin embargo, saber que otras personas luchaban por un lugar cálido para descansar me hacía sentir demasiado culpable. De pronto noté que me volvía a dirigir la palabra sonrojandome de nuevo pues tenía razón, estaba muerta de frío pero como él seguía ahí no podía moverme demasiado.
- Y-y-y-o... s-si cla...ro pe..pe..ero - Me tiritaba la quijada mis labios estaban morados y la temperatura de mi cuerpo había bajado considerablemente, sin embargo en cuanto le vi cerca mío cargándome en sus brazos en vez de golpearle solo opté por abrazarme a él para pode capturar aunque fuese un poco de calor de su cuerpo. En ningún momento me miró, es más me dejó sentada en una roca al lado de mi ropa para después irse a fumar algo, no pude decírselo con palabras, pero si pude agradecerle en silencio aquel gesto.
"Por qué simplemente no puedo apartar mis ojos de ti, ¿Quién eres? ¿Por qué el destino te cruzó en mi camino?"
Me sequé lo más rápido que pude colocándome mi camisa y mis enaguas mi cabello seguía húmedo así que lo sequé de manera torpe notándose mejor como las ondas gruesas caían por mi espalda y parte del torso, para mi suerte encontré la cinta y un pequeño cepillo que había colado entre mis ropas, tuve que peinarme mejor para terminar haciéndome una trenza suelta que dejaba claramente que algunos cabellos cortos se liberaran con completa naturalidad. Había vuelto a ser yo, aunque mis pies estaban con tierra ahora era la camisola blanca la que dejaba al descubierto mis delgados y pálidos brazos y parte de mis piernas. Carraspeé un poco y me acerqué hasta donde se hallaba aquel chico que seguramente no tenía más edad que yo.
- D...disculpe, ya estoy vestida...Señor... - Guardé silencio al darme cuenta que ni siquiera sabía su nombre, tomé mi toalla entre las manos y bajé la mirada jugando con mis pies de forma infantil, moviendo mis dedos entre la tierra mezclada con hojas y piedritas pequeña .- Creo que ya es hora que me vaya, no quiero seguir siendo una molestia - Le dediqué una sonrisa suave, aunque mis mejillas seguían sonrojadas no podía ser descortés con él, algo en mi interior me decía que no era un mal hombre y por ello mi confianza se mantenía.
"Dime que no me vaya... pideme que me quede a tu lado y prometo no dejarte solo nunca más..."
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
"Mírame, conoceme así puedo acercarme a ti, así ya no tengo miedo de que me mires con los ojos de la desconfianza. Sedúceme con tus ojos color mar. Eres la sirena de mis sueños. Condúceme a tu engatusado nicho"
Su sonrojo era evidente, algo que me hacía reír. Por que se comportaba así? Jamás había visto el cuerpo de un hombre? O era que las cicatrices le daban vergüenza? Vergüenza ajena quizá. Eso podía ser, pero sería demasiado triste si fuese de ese modo. Pues eso significaba que no querría volver a verme. Que le asustaba en todo; que desaparecería de mi visión apenas tenga la oportunidad. Ah! Aquello era tan triste que hacía que mis pupilas se dilaten lentamente en mis ojos negro profundos. Asentía a sus respuestas mientras me volteaba a verla, estaba temblando? Me maldije por no llevar una toalla mas grande es que no la necesitaba, estaba acostumbrado al frío; pocas veces me resfriaba. Y no estaba pensando en encontrarme con una mujercilla que se hacía pasar por sirena todas las noches. Maldita chica! Me enferma su mirar. Me gustaría destrozarla de un solo golpe, por el simple hecho de desearla. Eso me volvía loco. "Tu cuerpo es cálido, por fuera esta frío, pero por dentro, siento como me envuelves en calor. Como me acunas en tu cuerpo, me gustaría quedar así toda una vida. Contigo, pegada a ti. Besando tu cuerpo. Lamiéndolo de cabo a rabo, dejándote perder en los placeres del mundo"
La mantenía pegada a mí, me había costado salir de su cuerpo. Dejarla para que se cambie. Pues la quería seguir teniendo, pero no quería violarla. O si? La verdad quizá era solo eso. Quizá era solo su hermoso cuerpo el que me enloquecía y me propinaba hermosas ganas de hacerla mía. Pero... No. No tenía sentido. No era una persona que no tenía oportunidades o momentos para acostarme con alguien. Y su cuerpo no era el de una occidental como para que me encienda de esa manera. Pero era tan bella. Sus rasgos tan finos me daban ganas de agarrarle lo poco que tenía y aplastarlo con fuerzas contra mi.
Y la sentí acercarse, mientras iba aplastando las ojas debajo de ella, con un "Clap clap" desvié la mirada a verla. Apoyando la pipa a un lado. Su largo y hermoso cabello relucía aún apretado entre la cinta. Su mirada profunda me hizo escapar una ligera sonrisa. Y apoyando mi cuerpo contra la ropa solo me quedé mirándole. Asintiendo a sus palabras poco a poco. Ladeando la cabeza algo torpe por sus palabras. Me estaba diciendo señor? Pero si ella parecía tener mi edad? Mi ceño se frunció por esas palabras, pero no pudieron recriminar demasiado. Ella era tan amable y tierna que no podía tratarla mas, siquiera en un simple enojo.
-Entiendo... Os acompañaré, no quiero que algo mas os pase... Em... Como es vuestro nombre? Soy Aswad... Acomodaré esto y vamos. Esperad un momento Mon Mlle.
"No quiero que te vayas, no me obligues a despedirme de ti. Me haces sentir bien cuando estoy a tu lado. Déjame estar en tus brazos. Invítame a tu cama. Déjame dormir junto a ti mientras te cuento historias de amor"
Lentamente iba sacando el opio de la pipa y lo guardaba cuidadosamente en un bolsa. Terminando de cambiarme dejando mi pecho al descubierto, puse todo en los bolsillos y al terminar me volteé a verla. Riendo por sus pies negros que le acerqué mis sandalias. Notando que eran enormes a comparación con sus pies. Me quedé pestañeando. Tan grandes eran los mios? O es que los suyos eran muy pequeños. Solo pestañeaba sorprendido, subiendo nuevamente la mirada a sus ojos que con una sonrisa le decía que los use. Después de todo, podría hacerme otras de ellas al llegar a mi carpa. Carpa que tenía hace un tiempo, desde que me había instalado había luchado para conseguirla y ahora al menos podía dormir cómodo en el envoltorio de sabanas y los pequeños candelabros de cera que tenía para iluminarme en la madrugada, cuando gustaba de leer algún periódico del día que encontraba tirado, ya por la noche.
-Ya... Ahora... Podéis volver a vuestra casa; no es molesta que os acompañe? No soy un ladrón, aún sabiendo donde os hospedáis, nunca molestaré. Y decidme de donde venís si no sois de aquí? Algún lugar de Asia?
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
Fue inevitable que diese un brinco al escuchar su voz ya más calmado sintiendo como el nerviosismo me consumía, no era que siempre fuera tan tímida, sin embargo tenía que admitir que era la primera vez que un hombre me hacía sentir tan pequeña en el mundo, seguramente estaba dotado de experiencia, en cambio yo solo había tenido una dura infancia, nada más; no sabía si eso era desventaja o una ventaja, la verdad ni siquiera estaba segura. Así que solo me limitaría a continuar con la conversación para que aquel encuentro no quedara con la mancha de esta extraña anécdota.
Escuché su nombre al cabo de unos segundos sonriendo inconscientemente mientras le miraba . – Aswad es un nombre lindo, me…me llamo Marielle – Hice una nueva reverencia, no tan formal como la de 90° que casi todos en mi país usaban, pero si lo bastante significativa para que entendiera mis intenciones. El frío seguía colándose por mis prendas delgadas, por lo que sabía que no tenía mucho tiempo para volver a mi casa, asentí obediente esperando a que guardara sus cosas mientras mis ojos se perdía en el panorama nocturno de aquella laguna que me había hecho encontrarme con aquel joven tan atractivo; de pronto me sentí sacada de mi ensoñación cuando unas sandalias artesanales chocaron con mis pies, estaba claro que con ello me las estaba prestando para que no siguiera ensuciándome, a lo que solo respondí colocándomelas para darme cuenta de que eran inmensas. – Me siento más pequeña… con estas sandalias – Reí por lo bajo admirada por aquel gesto de parte de ese joven alto y moreno, comenzando a moverme al tiempo en que volvía a hablarme .- Eh? Está seguro? Yo no tendría problema….p..pero n-no quiero que le pase algo..
Avancé un poco más por el sendero esperando a su presencia, prestando atención a sus palabras como si aquello fuera lo único necesario para seguir conociéndonos un poco más – Pues usted tiene razón... No soy de Paris, vengo de Londres – Mi acento inglés se destacaba notablemente, seguramente se burlaría de mi extraño francés, aunque no le juzgaría hasta mí me daba risa ver como mis intentos por parecer francesa fracasaban. – En mi niñez viví en Corea junto a mi madre.-
Nuevamente el recuerdo de mi progenitora apareció en mis memorias, una sonrisa de nostalgia cubrió mi rostro, sintiéndome agradecida de que la oscuridad tapara mi tristeza – Y usted… sus rasgos son muy parecidos a los míos… d..de donde proviene?
Escuché su nombre al cabo de unos segundos sonriendo inconscientemente mientras le miraba . – Aswad es un nombre lindo, me…me llamo Marielle – Hice una nueva reverencia, no tan formal como la de 90° que casi todos en mi país usaban, pero si lo bastante significativa para que entendiera mis intenciones. El frío seguía colándose por mis prendas delgadas, por lo que sabía que no tenía mucho tiempo para volver a mi casa, asentí obediente esperando a que guardara sus cosas mientras mis ojos se perdía en el panorama nocturno de aquella laguna que me había hecho encontrarme con aquel joven tan atractivo; de pronto me sentí sacada de mi ensoñación cuando unas sandalias artesanales chocaron con mis pies, estaba claro que con ello me las estaba prestando para que no siguiera ensuciándome, a lo que solo respondí colocándomelas para darme cuenta de que eran inmensas. – Me siento más pequeña… con estas sandalias – Reí por lo bajo admirada por aquel gesto de parte de ese joven alto y moreno, comenzando a moverme al tiempo en que volvía a hablarme .- Eh? Está seguro? Yo no tendría problema….p..pero n-no quiero que le pase algo..
“Como desearía que el tiempo se detuviera para que así te quedaras siempre a mi lado”
Avancé un poco más por el sendero esperando a su presencia, prestando atención a sus palabras como si aquello fuera lo único necesario para seguir conociéndonos un poco más – Pues usted tiene razón... No soy de Paris, vengo de Londres – Mi acento inglés se destacaba notablemente, seguramente se burlaría de mi extraño francés, aunque no le juzgaría hasta mí me daba risa ver como mis intentos por parecer francesa fracasaban. – En mi niñez viví en Corea junto a mi madre.-
Nuevamente el recuerdo de mi progenitora apareció en mis memorias, una sonrisa de nostalgia cubrió mi rostro, sintiéndome agradecida de que la oscuridad tapara mi tristeza – Y usted… sus rasgos son muy parecidos a los míos… d..de donde proviene?
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Re: [Privado||Aswad] Un bain au clair de lune
"Marielle, marielle, haz sido la mujer mas hermosa en los años que he vivido. He conocido a muchas, he trabajado para montones. Pero tu mirada, esos ojos que son como el mismo océano!"
Una sonrisa se formaba cuando me indicaba su nombre y asentía con cuidado, mirándola de reojo, su cuerpo, su formidable piel. Que tan placentero sería besarle hasta que el tiempo se termine? La tomaba por la cintura en lo que terminaba de arreglar todo y empezaba a caminar para el lado que creía sería el lado de donde la chica había venido. Podía imaginarme que seria del mismo camino por donde el hombre anterior había pasado. Observaba la sandalias y aún no decía nada. Solo una risita suave en lo que le frotaba el brazo para que dejase de sentir frío. Aquella mujer, tan bruta podía ser? Venir a bañarse y no traer toallas o una manta. Parecía que no tenía demasiado sentido del peligro o de las situaciones donde se metía y eso no hacía mas que causar una sonrisa amable en mi ser.
-Marielle... mmm No os sentís, es que sois. De todos modos, mis pies son algo grandes, pero bueno, al menos os darán mas calor. Eh? Que me pase? Ah! Es que si pasa algo os pasará a vosotros señorita, no creo que me vengan a robar o a secuestrar. Y si solo desean matarme, actualmente no tengo nadie quien vaya a llorar mi muerte. Pero vamos, apurad el paso Miss.
"El tiempo, el tiempo es una corniza. Lo que importa son los momentos, para que puedas revisarlo todos los días de tu vida. Para que se conviertan en recuerdos que puedas adorar paulatinamente en lo que conlleva al tiempo"
Mis ojos se abrieron ligeramente cuando dijo Londres, la verdad es que no lo había imaginado. Pero me resulto curioso y con curioso era algo muy bueno. Significaba que quería saber mas de ella. Y eso era mas de lo que solía ocurrirme. Mas bien siempre me quedaba en las sombras y con lo que me decían me bastaba. No me interesaba querer conocer mas a las personas y mucho menos si no había francos de por medio. Los pasos se hacían cuidadosos, lentos, pero firmes. La iba ayudando, la iba apoyando contra mí, para que todo el calor que tenía le fuese dado. La realidad es que no tenía frío. Sabía que el clima no era el mejor, pero estaba acostumbrado. Mi piel se había vuelto dura, resistente y mi aura era poderosa y se mantenía cubriéndome, provocando que el frío no penetre en mí. Era una de las pocas habilidades que había aprovechado en el arte de mi comunidad. Mi pueblo, mi origen... Aquella familia que había perdido y no podía encontrar.
-Londres... Que hermoso es Londres, he estado allí. Pero mis orígenes biológicos son Coreanos, orientales. Pero no puedo deciros que tengo una nacionalidad. Simplemente soy un nómada, he perdido a mi comunidad en una confusión y la estoy buscando... Pero encontrarlos... Es muy complicado. Ahora decidme para que lado es? Vuestra historia... Parece interesante, pero por que siento que hay mucho dolor en vuestro interior?
Estábamos en donde se partían los caminos. Y yo me preguntaba cual sería de los dos. Mientras la seguía mirando, con sus ojos esos que me engatusaban, su delicada piel y esa fragilidad, que me moría por poder tenerla con fuerzas entre mis brazos, presionarla con devoción en lo que una sonrisa se formaba inquietante en mis labios. Quería saber mas, que me lo cuente todo, pero con precaución, siempre tirando suavemente del carro.
Calcabrina- Hechicero Clase Alta
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