Ira Von Carstein

Datos Personales:
Lengua natal: Alemán.
Idiomas aprendidos: Inglés, Griego, Alemán, Francés y Árabe.
Orientación Sexual: Bixesual
Clase Social: Clase Alta.
Estado: Prometida
Edad: 34 Lunas

Descripción Física

Spoiler:

Es poseedora de una belleza exótica, lo que suele llamar la atención de aquellos con los que está o la ven. Esa fue la razón por la que la empezaron a llamar "Luxury" cosa que a ella en ningún momento le incomodó.
Tiene unos rasgos finos y delicados.
Sus rasgos faciales son heredados de su madre; Los ojos son grandes, afilados de color azul con tonos color gris, están decorados por largas pestañas y cejas bien delineadas. Su nariz es perfecta, pequeña, fina y algo puntiaguda. En pocas palabras, triangular. Sus labios son como los de cualquier mujer, aunque son gruesos y carnosos, suele adornarlos con brillo para darles algo más de resalte. La forma de su cara es redonda lo que la hace más inocente y angelical. El tono de su piel es bronceado, pero para nada excesivamente oscuro. Sus cabellos son largos, sedosos, de color dorado oscuro y a veces no son del todo lisos pues se forman ondulaciones.
Su altura no sobrepasa el 1,65cm, no es alta pero tampoco es excesivamente baja aunque ella se lo considera, por eso dice que; "Los mejores perfumes se venden en frascos pequeños". Cosa que en su caso es totalmente cierto. Su cuerpo está perfectamente proporcionado, teniendo perfectas curvas que adornan su cuerpo. Un lugar de deseo y pecado con el cual juega.
Le encanta cuidarse, puesto que ella sabe que su cuerpo es parte de su trabajo y sin él no podría hacer nada, suele dedicarle muchísimas horas a mimarlo. Suele usar accesorios para adornar su cuerpo, como para su cabello. Normalmente suele vestir largos vestidos que se ajustan a su cuerpo como guante, con ello consigue que los ojos de ellos la deseen. Aún así no suele mostrar más de lo que debe, suele comportarse y vestir como una auténtica dama de alta cuna.

Descripción Psicológica

Despiadada. Sería el adjetivo que la define sin necesidad de usar otros, no tuvo la menor preocupación la primera vez que sus manos se impregnaron de sangre y el ver como la vida de una persona se iba entre sus brazos y su cruel mirada. Observadora, calculadora y ambiciosa. Palabras duras pero ciertas, es una mujer que se fija en todo aquello que la rodea, detesta que algo se le pueda ir de las manos o que no controle del todo una situación. Callada y distante cuando la situación lo requiere, es una mujer inteligente, sabe cuando puede o no hablar. Más sabe el diablo por viejo que por diablo... Eso se podría decir de ella, pues a pesar de ser una mujer despiadada y sin remordimientos sabe cuando debe callar y aparentar para que las cosas no se tuerzan o la perjudiquen. La soberbia le puede al igual que su orgullo de mujer. Ambiciosa, le puede el poder y quiere el control de todo aquello que la rodea.
Apasionada, violenta y lujuriosa. Si un pecado capital pudiese tomar vida, Ira sería la lujuria, disfruta del sexo y ama el placer carnal. Odia que la dominen, pero disfruta de ello cuando eso pasa, eso quiere decir que aún existe alguien capaz de enfrentarla y poseerla.

Historia

15 de Febrero ~

El día había llegado, las campanas sonaron anunciando la muerte de Alexandros Nistric, el patriarca de la familia.
Había dejado en el mundo de los vivos una Viuda y tres huerfanas, una última apunto de nacer, ese mismo día, el día en que el último suspiro se apagó había dejado un último deseo. Cuando el niño naciese debería llamarse Ian él se encargaría de mantener firme el apellido de la familia.
Los días pasaron, Ziba la viuda de Alexandros Nistric lloraba lágrimas amargas, pero más amargas se volvieron el día del alumbramiento de la pequeña Ira, cuando la matrona se la colocó en brazos la mujer la miró con los ojos bañados en lágrimas que se deslizaban como perlas por sus mejillas ¿Qué haría? La última voluntad de su amado había sido llamarle Ian, pero era una niña... Las cosas habían empeorado demasiado.
Los primeros días de vida de Ira habían estado llenos de rechazos por parte de Ziba, no la quería... Pero con el paso de estos, veía cada vez más reflejada a ella con su marido, sus mismos rasgos, sus mismos gestos. Ziba finalmente le otorgó con el nombre de Ira como su marido había pedido si hubiera estado allí presente, la mujer se había refugiado en su propio mundo, ese mundo en el cual todo era perfecto.
La muerte de Alexandros, el nacimiento de una niña y la sensación de soledad la empujaron hacia la locura.
Ziba ya no era la mujer que había sido, había conseguido incluso modificar la mente de la mujer que le hacía compañía, la verdad había sido ocultada, esa verdad que tanto daño les había hecho, había sido enterrada bajo una gran capa de tierra para que jamás fuese desenterrada y descubierta.
Solo Ira sabía la verdadera verdad, pues después de todo, ella era la única que en verdad salía perjudicada, a pesar de que su propia madre víctima de su demencia había intentado alterar y modificar la memoria de la pequeña, jamás lo había conseguido. Ira por el bien tanto de ella como de su propia madre se vio recelosamente obligada a esconder la verdad.. Se había visto obligada a mentir al mundo por ella.
A pesar de eso su infacia no fue como la de cualquier otra niña, o más bien lo hubiera sido si no se viese ensombrecida por los episodios de locura de su querida madre. Cada noche se la veía pasear por los pasillos con lágrimas en los ojos gritando el nombre de su difunto marido, otros momentos en los que perdía totalmente la noción del tiempo y parecía desaparecer dando paso a la desesperación personificada. Ante aquellas escenas que su madre armaba, Ira había perdido la despreocupación característica de los niños. Después de aquello Ira se vio obligada a crecer a marchas forzadas.
Al principio la pequeña veía aquello como un juego, demasiado joven como para entender las cosas, pero con el paso de los años se dio cuenta que ella era distinta a los demás chicos, algo no encajaba del todo. Cuando la última ficha del puzzle encajó del todo ella corrió a pedir explicaciones a su madre... Y Ziba que en aquel momento apenas parecía tener el último atisbo de cordura rompió en cólera, gritando con los ojos bañados en lágrimas y golpeando todo lo que había a su alrededor. Ante aquello Ira asustada corrió a esconderse... Fue entonces cuando comprendió todo, ella jamás sería como las demás, debería aprender a esconder la verdadera verdad como había hecho hasta ahora.

Mirar en el corazón de las personas es como mirar un lago durante una puesta de sol: desearías poder ver el fondo; pero, cuanto más miras, más oscuro parece ser. ~


Y estas no son las memorias ni de una Reina, ni una Emperatriz ni tampoco una chica normal...Son unas memorias escritas en cuaderno por una mujer enloquecida.

Es ahora cuando me toca a mí seguir este relato. Toda una vida de penas, de esconder quien soy en realidad, de estar encerrada en una masión para que madre no se volviera loca, aún más de lo que estaba.
Es ahora, muchos años después. Cuando verdaderamente vivo la vida que debí empezar el día que nací. No soy Ian, cómo ella quiso hacerme ver. Yo soy Ira Nistric Von Carstein.
Apenas hace unos años que madre murió liberándome de mi prisión, cuando abrí los ojos descubrí que no sería una dama normal, si no que debía llevar una vida que en ningún momento pedí... Por ser la mayor de mis hermanas madre me prometió con un hombre que no conocía, pero junto a ello había una pequeña carta escrita en tinta roja con el sello de la familia, en la cual decía;

Mi pequeña Flor;
Si estás leyendo estas palabras es que desgraciadamente yo ya no estoy aquí. Eso quiere decir que ahora estarás preguntándote miles de cosas, cosas que ni yo misma podría responderte. Solo debes saber dos cosas básicas, no te vuelvas en alguien como yo, sé buena esposa y mujer...No nos odies por haberte prometido sin antes avisarte, pero teníamos que asegurar un futuro para ti. Por otra parte, cuida de la pequeña Alissandre, siempre fue demasiado efusiva y temo que eso le traiga problemas.

Sin más se despide.
Ziba.

Suerte mi pequeña.