AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Efímera muerte [Louis +18]
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Efímera muerte [Louis +18]
Observe sus ojos, su plumaje negro que se confundía con la sabana de la noche, con esa sonrisa en el rostro una malévola, aquella noche era distinta a las demás, había dado muerte a mi amante, me deleite con su rostro, con sus gemidos por la estaca que penetro en su cuerpo y le vi rogar a la luz del sol mientras me refugiaba entre sobras, aquel veneno en su piel penetro junto a la sangre muerta.Y el ave en mi mano canturreo, ah, un cuervo, un dulce cuervo de grandes alas azabaches, su pico filoso color oro hablaba y recitaba una melodía a satán, yo podía escuchar los coros de su infierno abrirse junto a mi voz acompañarle, una sonrisa más dediqué aquella ave, ¡Maldito cuervo!, aquel pico se volvió contra mí, rasgando parte de mi parpado, ¡Claro!, ave traicionera, ¿Acaso deseaba imitarme y darme una cucharada de mi propia medicina?, estúpida, porque en mis manos frías como los témpanos de hielo encontró la muerte, jale de su cuello quitándola de mi hombro hice que colgada de mi puño, que adoración ver sus pequeños ojos brillosos y buscando la piedad en mi mirada, ¡Imbécil!, sus patas rasgaron mis dedos y peor le fue, su cabeza termino en mi puño colgando escurriendo aquel hilillo escarlata, la sangre, bese su pico, deseaba un beso de la muerte. - ¡Oh cuervo!, desafiando a tu amo, maldita ave traicionera, alas negras, maldiciones y muerte caerán sobre ti, estúpida ave.
Y su cabeza rodo por los suelos, probé la sangre que había quedado en mi puño, era lo más delicioso aunque eso no saciaba el hambre, aun quería más, deseaba más, esa sed, arranque una de sus alas para escribir los poemas que no llevaban un sentimiento, palabras vacías que no valían la pena ser leídas, y yo ¿Qué era?, ¡un cuervo!, un ave del infierno que había traicionado a sus propios sentimientos.‘Dulce, dulce, no, no hay humanidad dentro de mí, te han despertado querido Dunkelheit, aquel ser que profesaba amor por ti ha despertado tu maldad, ¿Lo has matado?, espero que sí’…Escuché a mi voz interna hablarme, mientras la sangre escurría por mis yemas formando un pequeño río entre las líneas de la palma, maldita ave había hecho un desastre en las finas ropas. Si alguien preguntaba, ¿Dónde estaba el poeta que se adueñaba de la noche escribiendo palabras de amor a su amante la Luna?, es que ya no existía, habían despertado en mi la furia, había sido un perro lleno de rabia que cada noche se disfrazaba de paciencia pero el disfraz caía lentamente como el sol ante la oscuridad.
Los poemas que escribí, aquellos poemas donde describí mi sentir, donde plasmaba con tinta sangre cada pensamiento inerte de este ser se acabaron, adornaban a un árbol muerto que se mantenía en pie hace ya dos primaveras que sus ramas no mostraban las hojas que solía, era como yo, era igual, lo abandonaron en medio del trémulo bosque, el viento pasa ahora las hojas que deje sobre el montón de nieve, palabras de mis sentimientos, aquellas miradas que describí, aquellos abrazos, eso que jamás llegará, el libro de poesías se destruyo bajo su copa seca que representaba la muerte. Una vez que algo se quiebra, ya no puede regresar a lo que fue por mucho que logres repararlo, eso pasaba por mi mente, por la mirada que antes era azul y ahora se convirtió en rojo sangre. Esta locura que encierra mi ser hizo que le arrebatará la existencia a quien dije amar y ahora no me quedaba más que dejarme llevar por el viento, arrastrarme como una hoja de otoño a la nieve del invierno.
La noche tranquila y pavorosa en medio del bosque, aquella sangre no puede saciar la sed que siento, ¿Cuándo acabaré de expurgar estos pecados, si cada noche cometo uno al despertar?, dime tú preciosa Luna a la que abandone y brilla en lo alto, ¿Quién será que regrese la humanidad dentro de este corazón no humano?, y la silueta de alguien aparece entre la neblina y la tormenta de nieve, se mueve tan despacio pero esos ojos color mar, pero esa piel de porcelana me invitan a más. –Yo a ti te he visto –La mirada escarlata de este cuervo se dirige a esa silueta, ¿Quién es?, ¿Alguna vez hice un poema para ese ser?, ahora se me antoja romper ese recuerdo, desgarrar su piel, sacarle los ojos como el vil cuervo que soy, como la vil ave que visita la alcoba de este pota y le invita a un sangriento sueño. Mi patético yo, causa lastima y dolor, ¿El cielo esta teñido del color de mi corazón?, corto el paso del muchacho con la voz alta, ronca pero autoritaria- ¿Acaso te he descrito en mis poemas?, Eres tu quien hace la noche negra, cuidado porque verás tu muerte – Sonrió ante la figura, esos rubios cabellos, ¡Mátalo!, eso dice mi voz interna, ¡Arremete contra él!,, le haré caso, ¡Se burla de tus palabras!, cállalo a golpes, quiere que te hundas en tus poemas, se esta burlando de tu mirada…La locura de haber perdido a un amor me esta llevando lejos. Me quedo mirando aquellos ojos, con un sentimiento de maldad, con esta locura, con este trance, con el ceño fruncido, con esas voces hablándome, quiero terminar con los recuerdos esta y todas las noches…
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Efímera muerte [Louis +18]
Y el telón en bermellón caía tras un coro de aplausos, que se disipaban tras los pasos y voces del público que salía esa noche satisfecho con la función. Detrás del escenario, los hombres y mujeres que dieran vida a esa obra, una de esas llenas de romance imposible y muertes por venganza, con un toque de gracia, se felicitaban entre ellos. Un par de semanas atrás, la tensión se había sentido, mientras pintaban ellos mismos los escenarios. Alguien palmeaba su espalda, algún otro le arrojaba una de las pelucas. El chico logro esquivarla, con una sonrisa. Solía llevar papeles jóvenes, pues, lo era y ayudaba a ello ser menos alto y musculoso que el resto. Como fuera, tras un espacio de media hora, se cambio de ropa, olvidando del quitarse todo por completo, pues permaneció con el ligero maquilla, que acentuaba mas esos rasgos tan suaves y que por alguna razón, encanaban a todo aquel que lo conocía. Una fuerte corriente de aire fue lo primero que lo recibió apenas estuvo fuera del ambiente calido del teatro. Subió el cuello del abrigo que llevaba, cubriéndose más las mejillas. Procuro no resbalar, con aquella nieve que se apilaba afuera. Había nevado, y parecía que una tormenta se aproximaba. Mejor correr a casa. No temía nunca enfermarse, pero eso no evitaba que su piel, fuera sensible a los cambios del clima.
Sus pasos lentamente, lo llevaron por la zona comercial, donde compro algunos dulces para su pequeña, de bonitos empaques, con moños miniatura que sin duda, le harían sonreír, y correr a sus brazos apenas le mostrara la bolsita, que ahora iba en el bolsillo derecho de aquel largo abrigo. Esperaba que le gustaran, y si no, bueno, de cualquier forma, siempre terminaba él comiendo algunos cuantos. Ese pequeño ser de mejillas rosadas como una manzana y tan dulce, como el canto de las aves al amanecer, era todo para el minino, era su razón para su corazón. Subió a una carreta, que lo acerco hasta las afueras de la ciudad. No permitía que nadie se acerque mucho a su casa, para proteger a su familia. Mucho menos ahora que un cazador estaba detrás de el, y lo tenia literalmente, marcado. No había mencionado ese incidente a su pequeño vampiro, ni hablado con nadie al respecto. En su pierna derecha, aun había una pequeña cicatriz de días pasados, que aquel hombre de pupilas tan claras como un amanecer de inverno, le provocara con aquella ballesta. Una suerte seguir vivo. Si, y donde una vez mas, era su peculiar apariencia la que lo había salvado, al menos, por un momento. Pero eso no evitaba que al irse a dormir, el pánico volviera a el. Salía con premura cada noche del trabajo, siempre pendiente de quien se le acercara, al menos, en la ciudad, ya en el bosque, se permita ir despacio y hasta silbando algunas veces.
Una vez abajo del vehículo que se alejo repiqueteando, se adentro en ese camino de tierra humedecida, el viento le hacia entrecerrar los ojos y sabia que pronto sus mejillas y nariz se pintarían en carmesí. El camino a casa seria lento y difícil, si, pero era mejor hacerlo como hombre, a felino, suponía. Las ramas formaban extrañas sombras y el silbido del aire, le sobrecogería a cualquiera. Los cabellos de la nuca se mantenían erizados, y se sentía observado. Era como un cuento de terror. Un hormigueo extraño en el vientre. ¡Por los dioses! Si, estaba traumado.
Entre mas se adentraba, mas cerca estaba de casa, donde no tendría por que temer mas, tomaría algo de chocolate caliente servido por Imre, y se sentaría frente al hogar, con Halima correteando, un ratito con su muñeca y dulces, antes de dejarse caer sobre su regazo, en su pequeño almohadón, donde el le acariciaría el pelo, mientras ponían al vampiro a leer algún cuento, o el mismo le arrullaría con una dulce nana.
Esos pensamientos, le sacaban una sonrisa, mientras mantenía la mirada fija en el camino, apenas podía ver al frente, pero la familiaridad de la zona, le hacían todo mas sencillo. No necesitaba en realidad, ver. Sus ojos entrecerrados, juran ver algo al frente. Alguna rama con formas caprichosas, un animal o algo así. Nada especial…
Equivocado, como para no errar la costumbre. Una voz profunda, le llega mezclada con el viento. Se acerca aquella figura, y en su aroma, hay algo familiar. ¿Qué lo ha visto? La memoria del cambiante a veces no es muy buena, pero si, hay un vago recuerdo… Asustado, por que el brillo de esa mirada tiene un toque que no le gusta. Sus manos se convierten en puños dentro del abrigo. No puede decir que es un borracho perdido, están lejos de la ciudad. Habla de poemas y le echa la culpa de algo que apenas comprende. Lo mira con el entrecejo fruncido, ante esa sonrisa que le encoge el corazón. -Puede ser que me confunda, caballero… No es la mejor de las noches para pasear… Será mejor que regrese a casa.-le dice, con una media sonrisa cortes, mejor ser amable antes de atacar como un loco, pensar mas antes de actuar, eso le queda claro, no iba a hacerse el valiente, pues la mayoría de esos seres mueren jóvenes, mejor, ser precavido.
Sus pasos lentamente, lo llevaron por la zona comercial, donde compro algunos dulces para su pequeña, de bonitos empaques, con moños miniatura que sin duda, le harían sonreír, y correr a sus brazos apenas le mostrara la bolsita, que ahora iba en el bolsillo derecho de aquel largo abrigo. Esperaba que le gustaran, y si no, bueno, de cualquier forma, siempre terminaba él comiendo algunos cuantos. Ese pequeño ser de mejillas rosadas como una manzana y tan dulce, como el canto de las aves al amanecer, era todo para el minino, era su razón para su corazón. Subió a una carreta, que lo acerco hasta las afueras de la ciudad. No permitía que nadie se acerque mucho a su casa, para proteger a su familia. Mucho menos ahora que un cazador estaba detrás de el, y lo tenia literalmente, marcado. No había mencionado ese incidente a su pequeño vampiro, ni hablado con nadie al respecto. En su pierna derecha, aun había una pequeña cicatriz de días pasados, que aquel hombre de pupilas tan claras como un amanecer de inverno, le provocara con aquella ballesta. Una suerte seguir vivo. Si, y donde una vez mas, era su peculiar apariencia la que lo había salvado, al menos, por un momento. Pero eso no evitaba que al irse a dormir, el pánico volviera a el. Salía con premura cada noche del trabajo, siempre pendiente de quien se le acercara, al menos, en la ciudad, ya en el bosque, se permita ir despacio y hasta silbando algunas veces.
Una vez abajo del vehículo que se alejo repiqueteando, se adentro en ese camino de tierra humedecida, el viento le hacia entrecerrar los ojos y sabia que pronto sus mejillas y nariz se pintarían en carmesí. El camino a casa seria lento y difícil, si, pero era mejor hacerlo como hombre, a felino, suponía. Las ramas formaban extrañas sombras y el silbido del aire, le sobrecogería a cualquiera. Los cabellos de la nuca se mantenían erizados, y se sentía observado. Era como un cuento de terror. Un hormigueo extraño en el vientre. ¡Por los dioses! Si, estaba traumado.
Entre mas se adentraba, mas cerca estaba de casa, donde no tendría por que temer mas, tomaría algo de chocolate caliente servido por Imre, y se sentaría frente al hogar, con Halima correteando, un ratito con su muñeca y dulces, antes de dejarse caer sobre su regazo, en su pequeño almohadón, donde el le acariciaría el pelo, mientras ponían al vampiro a leer algún cuento, o el mismo le arrullaría con una dulce nana.
Esos pensamientos, le sacaban una sonrisa, mientras mantenía la mirada fija en el camino, apenas podía ver al frente, pero la familiaridad de la zona, le hacían todo mas sencillo. No necesitaba en realidad, ver. Sus ojos entrecerrados, juran ver algo al frente. Alguna rama con formas caprichosas, un animal o algo así. Nada especial…
Equivocado, como para no errar la costumbre. Una voz profunda, le llega mezclada con el viento. Se acerca aquella figura, y en su aroma, hay algo familiar. ¿Qué lo ha visto? La memoria del cambiante a veces no es muy buena, pero si, hay un vago recuerdo… Asustado, por que el brillo de esa mirada tiene un toque que no le gusta. Sus manos se convierten en puños dentro del abrigo. No puede decir que es un borracho perdido, están lejos de la ciudad. Habla de poemas y le echa la culpa de algo que apenas comprende. Lo mira con el entrecejo fruncido, ante esa sonrisa que le encoge el corazón. -Puede ser que me confunda, caballero… No es la mejor de las noches para pasear… Será mejor que regrese a casa.-le dice, con una media sonrisa cortes, mejor ser amable antes de atacar como un loco, pensar mas antes de actuar, eso le queda claro, no iba a hacerse el valiente, pues la mayoría de esos seres mueren jóvenes, mejor, ser precavido.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Localización : In the 13Gate (?) Ok no, pero, posiblemente más cerca de lo que esperas
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Re: Efímera muerte [Louis +18]
No, no lo recuerdas, es inútil ponerse a vagar, pero él tiene ese tinte, ese sueño variado esta en sus orbes azules, sus labios tiene la frescura de la humanidad, imagínalos tintados de sangre, enrojecidos de ella hasta ponerlo totalmente carmesí sin que su sabor termine, podrías besarlo hasta el fin de tu existencia…Tus ojos, trozos de cielo, caen despiadadamente con esas palabras que nacen de tu interior, el timbre preciso de tu voz, hermoso, lindo, suave pero varonil, esos cabellos rubios que se mecen en testa funérea muerte como luz de estrella sobre un velo totalmente añil, y tú corazón, el latir desesperado, una canción tibia y perfumada. Ni una ráfaga, solo el infinito silencio y esta quietud que perturba, como un banquete, aquella nieve se detiene por un momento, aun con las manos escondidas en el abrigo blanco, ¡Irónico!, todo es blanco, la nieve, la piel, mi vestimenta, nada escapa de la frialdad de este ser. ¿Qué hay en su mirada?, ¡Ah, ese delicioso temor!, por momentos se dibuja y por otros se esfuma, es como si viera la muerte, el olor de rosas se evapora, el perfume de su alma se queda ahí muerto totalmente, en esta noche mágica aquellos olores desaparecen, quiero su ultimo aliento, como una muerte dulce y lánguida llena de místicos sueños y claridades fantásticas que me recuerden que esta vivo.
La desdicha es demasiado variada, la desgracia uniforme entre la humanidad, todo es desplegado a un horizonte como un bello arcoíris, sus colores son así de hermosos, distantes, pero íntimamente uniformes, ¡¿Pero que hay en la muerte?! Solo un maldito sepulcro, no hay estrellas, no hay belleza, ni siquiera un símil de dolor, ni alegrías ni tristezas, y la bondad de ese corazón, de esta sed que he de sentir, perderme en toda una noche, observando la llama del fuego en los corazones, soñando días enteros. Mis pasos se acercan al acecho de esa pequeña presa, el crujido triste e incierto de ese caminar, ¡Oh gentil criatura!, sonríe para mí, tomo su pequeño y afilado rostro, escucha los ecos del cielo, esos cantos celestiales que se abren para ti. –Duerme toda la belleza, tu calma es deleitosa, esos cielos serenos tan azules que en el fondo se te tintan negros, malditos ojos misericordiosos tienes, no podrás escapar, porque tu alma esta siendo consumida por esos desfiles…-Un acercamiento, solo un movimiento.
Rodeando gentilmente aquella cintura, ¿no te asalta el espanto?, que más da, me clavo en esos orbes deliciosos y brillosos, entre la telas de tu abrigo, dejando que los dedos se ciñan a tu cintura, que mis labios con ese tinte a sangre se reposen en los tuyos, y entonces se vuelve obligado y pasional al reclinar tu cuerpo cintra mis deseos, escucha, la muerte canta para ti, jugando eternamente entre tus caricias. Tan hermoso, tan patético, así de ese modo puedo tenerte, me atrae la piel que posees, es como un poema que escribí alguna vez y ese sueño lo quiero destruir, dormita entre las sombras y del sopor consiente porque despertarse no quiere,-Que hermosos ojos, que deleitosos labios, que frondoso tu calor, ¿Podrás derretir el frío de mis manos con tu cuerpo?, todos los fantasmas tétricos, salen de las copas, de los perfiles de este bosque –¡Tómalo, anda no lo escuches, ignora su voz, forcejea sus movimientos, tú sabes que deseas su cuerpo, que destruir esa piel es tu lamento, que esos ojos llenos de bondad deben morir, arráncale el aliento, el alma, no dejes que te rete con la mira porque lo único que quiere es joderte, demuéstrale el miedo y la muerte en tu mirada, arremete contra su piel y no dejes que escape, hazlo sentir y siente como su cuerpo se destroza, quieres ese banquete donde él sea el principal a tragar!, ¡No te detengas, márcalo, hazlo tuyo, bebe de él hasta que ya no puedas sentir los rezongos de su corazón!, ¡Solo destroza lo que te hace sentir belleza y cúbrelo de tinieblas, lo llevas en el nombre, solo eso queda! Y la voz susurra, son mis deseos, oh lindo y divino ángel, yo a quien arrebate ese beso y al que ahora deseo con frenesí.
Se paraliza, el mundo se te hace trizas, ¿Pero que esconde tu mirada?, ¿Amor?, ¡Maldito sea el momento cuando ese brillo en tu mirada no hizo más que condenarme a la nada, eres un efímero perro que se entrega a la pasión!, el amor no es nada, posees ese vigor que necesito, ¿Cómo podrás defenderte de este cuervo que clava sus garras en tu fino rostro?, formando hilillos de sangre, lamiendo las mejillas de donde cae y el sabor peculiar, ¡Ah, que atrayente te vuelves para esa voz que me invita a soñar!, esta noche te haré mío, sin perversiones, sin vulgaridad, solo de la manera sucia y forzada en la que ambos podamos disfrutar, solo quiero el sacrificio, apagar tu brillo, dejarte sin aliento, reventarte la piel, apoderarme de tu ser, no me digas nada, porque no me detendrás, a los demonios que me inundan los saciare con tu sangre y gemidos, ya te veo bajo mi cuerpo… Mientras deja disfruto de la sangre que corre por tu rostro oh divino ángel que ha caído en manos de este demonio.
La desdicha es demasiado variada, la desgracia uniforme entre la humanidad, todo es desplegado a un horizonte como un bello arcoíris, sus colores son así de hermosos, distantes, pero íntimamente uniformes, ¡¿Pero que hay en la muerte?! Solo un maldito sepulcro, no hay estrellas, no hay belleza, ni siquiera un símil de dolor, ni alegrías ni tristezas, y la bondad de ese corazón, de esta sed que he de sentir, perderme en toda una noche, observando la llama del fuego en los corazones, soñando días enteros. Mis pasos se acercan al acecho de esa pequeña presa, el crujido triste e incierto de ese caminar, ¡Oh gentil criatura!, sonríe para mí, tomo su pequeño y afilado rostro, escucha los ecos del cielo, esos cantos celestiales que se abren para ti. –Duerme toda la belleza, tu calma es deleitosa, esos cielos serenos tan azules que en el fondo se te tintan negros, malditos ojos misericordiosos tienes, no podrás escapar, porque tu alma esta siendo consumida por esos desfiles…-Un acercamiento, solo un movimiento.
Rodeando gentilmente aquella cintura, ¿no te asalta el espanto?, que más da, me clavo en esos orbes deliciosos y brillosos, entre la telas de tu abrigo, dejando que los dedos se ciñan a tu cintura, que mis labios con ese tinte a sangre se reposen en los tuyos, y entonces se vuelve obligado y pasional al reclinar tu cuerpo cintra mis deseos, escucha, la muerte canta para ti, jugando eternamente entre tus caricias. Tan hermoso, tan patético, así de ese modo puedo tenerte, me atrae la piel que posees, es como un poema que escribí alguna vez y ese sueño lo quiero destruir, dormita entre las sombras y del sopor consiente porque despertarse no quiere,-Que hermosos ojos, que deleitosos labios, que frondoso tu calor, ¿Podrás derretir el frío de mis manos con tu cuerpo?, todos los fantasmas tétricos, salen de las copas, de los perfiles de este bosque –¡Tómalo, anda no lo escuches, ignora su voz, forcejea sus movimientos, tú sabes que deseas su cuerpo, que destruir esa piel es tu lamento, que esos ojos llenos de bondad deben morir, arráncale el aliento, el alma, no dejes que te rete con la mira porque lo único que quiere es joderte, demuéstrale el miedo y la muerte en tu mirada, arremete contra su piel y no dejes que escape, hazlo sentir y siente como su cuerpo se destroza, quieres ese banquete donde él sea el principal a tragar!, ¡No te detengas, márcalo, hazlo tuyo, bebe de él hasta que ya no puedas sentir los rezongos de su corazón!, ¡Solo destroza lo que te hace sentir belleza y cúbrelo de tinieblas, lo llevas en el nombre, solo eso queda! Y la voz susurra, son mis deseos, oh lindo y divino ángel, yo a quien arrebate ese beso y al que ahora deseo con frenesí.
Se paraliza, el mundo se te hace trizas, ¿Pero que esconde tu mirada?, ¿Amor?, ¡Maldito sea el momento cuando ese brillo en tu mirada no hizo más que condenarme a la nada, eres un efímero perro que se entrega a la pasión!, el amor no es nada, posees ese vigor que necesito, ¿Cómo podrás defenderte de este cuervo que clava sus garras en tu fino rostro?, formando hilillos de sangre, lamiendo las mejillas de donde cae y el sabor peculiar, ¡Ah, que atrayente te vuelves para esa voz que me invita a soñar!, esta noche te haré mío, sin perversiones, sin vulgaridad, solo de la manera sucia y forzada en la que ambos podamos disfrutar, solo quiero el sacrificio, apagar tu brillo, dejarte sin aliento, reventarte la piel, apoderarme de tu ser, no me digas nada, porque no me detendrás, a los demonios que me inundan los saciare con tu sangre y gemidos, ya te veo bajo mi cuerpo… Mientras deja disfruto de la sangre que corre por tu rostro oh divino ángel que ha caído en manos de este demonio.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Efímera muerte [Louis +18]
La mirada del minino, era una verdadera ventana al interior de si mismo. Mucho mas expresivos que lo que el dueño desearía que fuesen, se abrieron un tanto, en el asombro, mientras sentía sus pulmones quedar congelados por el frío vaho del peligro, que sentía incluso en los cabellos cortos de su nuca. Debajo del abrigo, en sus brazos se veía también. Cobarde. Si, lo era y siempre seria así, ¿Por qué no tenia mas arrojo? ¿Por qué sus miembros se negaban a obedecer el insito común de cualquiera y salir corriendo? Sus piernas estaban totalmente arraigadas a ese pedazo de tierra sin dueño.
Podia sentir su pulso acelerado, la sangre golpear, contra sus sienes, mientras su garganta se secaba, dejando que incluso, su voz diera muestras a disolverse en breve. Tan frágil, tan poca cosa. Aquellas palabras, tenían encanto, tenian una belleza, sutil, pero le hacían sentir ese frio en toda su columna. El tacto de aquel hombre, era firme, y sabia que estaba metiéndose en un problema sin saber como, pero al mismo tiempo, su alma masoquista, deseaba quedarse alli. Quedarse con aquel hombre que parecia un personaje de su imaginación.
Intento desviar la mirada, cuando hizo mención a ellos, pero no podia, tan solo parpadeo como un inocente corderito, que muy en el fondo, invita con ese pestañeo al lobo que ronda por los caminos, asechándolo a lo lejos, al cobijo de las ramas, las sombras, y el sigilo. Pero… ¿Por qué hacerlo, cuando tienes a tu cazador delante? ¿Acaso el minino, esperaba, conmover a aquel ser, hacerle cambiar de opinión, dejarlo seguir su camino y llegar a casa, donde su hija lo recibiria con beso de leche y galletas?
No era tonto. Solo preferia engañarse, por que, es mejor vivir un momento de esperanza, a perderla por completo.
Un pequeño suspiro sale, y su cuerpo se estremece sin poder evitarlo. No pone ninguna traba, no lo aleja, aquel agarre, que pone fin a la distancia entre sus cuerpos, que es el comienzo de la condena que ahora se firma con beso forzado, un contacto que no espera. ¿Por qué? ¿Por qué lo ha hecho aquel? Entonces, el minino sabe, que aquellos labios helados, han buscado los suyos de esa manera tan dominante, por que el dueño de ellos, encuentra en el un interés mayor a solo poner su cabeza en una sala de trofeo. El rubio, maldice entonces, el ser como es. Si, maldice aquellas pupilas, ese cuerpo, ese rostro. Se odia, incluso a su forma de ser. Es un perfecto blanco de caza. Un bonito ejemplar.
Sus brazos siguen sin responder, apenas convertidas en pequeños puños que de alguna manera, han buscado reposo sobre el pecho fuerte, pero carente de la calidez de un latido. Cada palabra lo atrapa. Es la música de la flauta y el un ingenuo ratoncillo, que ha caido en el juego seductivo de un enviado de la muerte. Uno, que a pesar de gritar a todas luces, lo peligroso que puede ser, es a la vez tan hermoso, que no puedes perder aquella imagen ni siquiera en lo que dura un parpadeo. ¿Derretir? ¿Aquel ser busca el calor de un afecto sincero? ¿En serio aquello desea? Tal vez, solo es un minino que deja volar su imaginación hasta tomar tintes fatalistas, y aquel hombre, sea mas que un peligro para el, victima de si mismo.
Pero no puede dejarse ir por nada impulsivo. Necesita poner distancia, alejarse de aquel contacto que lo pone en un conflicto. No desea que en sus labios, quede el sabor de aquel beso que quema, de aquel al cual no se negó. No puede llegar a casa con el aroma de aquel hombre, no debe preocupar al pequeño ser que es como aquel que le tiene apresado. Comienza a moverse, sin apenas ser consciente de que sus movimientos se notan desesperados. Como el aleteo de una palomilla, que se acerca y aleja de la luz de una vela. Puede correr con suerte, y escapar a esa danza de las llamas, o, terminar por incendiar sus alas con tanto movimiento. -Caminante nocturno, deja que siga mi camino… por favor….-suplica, con una voz que se tambalea, mientras la mirada de corderito asustado regresa. Si necesita afecto, el puede dárselo. El no guarda rencores. Puede olvidar ese incidente y empezar de cero. Ser un amigo para esa alma solitaria que lo tiene sujeto.
Entonces, sus ojos se cierran y un gemido ahogado, escapada de su garganta, su cuerpo se tensa y el frio recorre son violencia su cuerpo, mientras pequeños pinchazos se sienten en su piel. Sus manos se abren y se aferran con fuerza a la tela que cubre el cuerpo de aquel hombre. Los intentos por alejarse, se vuelven mas desesperados, mientras nota la humedad de la lengua que prueba de aquel liquido del color de las rosas que mas le gustan. Patea sin fuerzas, rogando que sea un sueño. Pesadilla, pero al final, ilusiones de una mente que se presta a ser martir. -¡Aléjate de mi! Tienes el encanto de los cielos, y tus palabras que son una clara sentencia a mi ser, pero percibo en ellas, en ti… puedo sentirlo… tu no me quieres hacer daño… Tu… una persona que se expresa con esa dulces fatalidad, esa dulce sed de sangre… no es mi vida lo quieres… Es darle un sentido a la tuya…. Arrebatas en la sangre la vida de tus victimas, ¿Has permitido que tu corazón se marchite? Tal… tal vez…- El forcejeo del rubio prosigue en medio de aquellas palabras que salen atropellas y sin ser bien pensadas. Pero, es o que ha sentido. Impulsivo, a final de cuentas. A la comisura de sus labios, llega el sabor salado de aquellas lagrimas de miedo e impotencia, que escapan de sus ojos.
Podia sentir su pulso acelerado, la sangre golpear, contra sus sienes, mientras su garganta se secaba, dejando que incluso, su voz diera muestras a disolverse en breve. Tan frágil, tan poca cosa. Aquellas palabras, tenían encanto, tenian una belleza, sutil, pero le hacían sentir ese frio en toda su columna. El tacto de aquel hombre, era firme, y sabia que estaba metiéndose en un problema sin saber como, pero al mismo tiempo, su alma masoquista, deseaba quedarse alli. Quedarse con aquel hombre que parecia un personaje de su imaginación.
Intento desviar la mirada, cuando hizo mención a ellos, pero no podia, tan solo parpadeo como un inocente corderito, que muy en el fondo, invita con ese pestañeo al lobo que ronda por los caminos, asechándolo a lo lejos, al cobijo de las ramas, las sombras, y el sigilo. Pero… ¿Por qué hacerlo, cuando tienes a tu cazador delante? ¿Acaso el minino, esperaba, conmover a aquel ser, hacerle cambiar de opinión, dejarlo seguir su camino y llegar a casa, donde su hija lo recibiria con beso de leche y galletas?
No era tonto. Solo preferia engañarse, por que, es mejor vivir un momento de esperanza, a perderla por completo.
Un pequeño suspiro sale, y su cuerpo se estremece sin poder evitarlo. No pone ninguna traba, no lo aleja, aquel agarre, que pone fin a la distancia entre sus cuerpos, que es el comienzo de la condena que ahora se firma con beso forzado, un contacto que no espera. ¿Por qué? ¿Por qué lo ha hecho aquel? Entonces, el minino sabe, que aquellos labios helados, han buscado los suyos de esa manera tan dominante, por que el dueño de ellos, encuentra en el un interés mayor a solo poner su cabeza en una sala de trofeo. El rubio, maldice entonces, el ser como es. Si, maldice aquellas pupilas, ese cuerpo, ese rostro. Se odia, incluso a su forma de ser. Es un perfecto blanco de caza. Un bonito ejemplar.
Sus brazos siguen sin responder, apenas convertidas en pequeños puños que de alguna manera, han buscado reposo sobre el pecho fuerte, pero carente de la calidez de un latido. Cada palabra lo atrapa. Es la música de la flauta y el un ingenuo ratoncillo, que ha caido en el juego seductivo de un enviado de la muerte. Uno, que a pesar de gritar a todas luces, lo peligroso que puede ser, es a la vez tan hermoso, que no puedes perder aquella imagen ni siquiera en lo que dura un parpadeo. ¿Derretir? ¿Aquel ser busca el calor de un afecto sincero? ¿En serio aquello desea? Tal vez, solo es un minino que deja volar su imaginación hasta tomar tintes fatalistas, y aquel hombre, sea mas que un peligro para el, victima de si mismo.
Pero no puede dejarse ir por nada impulsivo. Necesita poner distancia, alejarse de aquel contacto que lo pone en un conflicto. No desea que en sus labios, quede el sabor de aquel beso que quema, de aquel al cual no se negó. No puede llegar a casa con el aroma de aquel hombre, no debe preocupar al pequeño ser que es como aquel que le tiene apresado. Comienza a moverse, sin apenas ser consciente de que sus movimientos se notan desesperados. Como el aleteo de una palomilla, que se acerca y aleja de la luz de una vela. Puede correr con suerte, y escapar a esa danza de las llamas, o, terminar por incendiar sus alas con tanto movimiento. -Caminante nocturno, deja que siga mi camino… por favor….-suplica, con una voz que se tambalea, mientras la mirada de corderito asustado regresa. Si necesita afecto, el puede dárselo. El no guarda rencores. Puede olvidar ese incidente y empezar de cero. Ser un amigo para esa alma solitaria que lo tiene sujeto.
Entonces, sus ojos se cierran y un gemido ahogado, escapada de su garganta, su cuerpo se tensa y el frio recorre son violencia su cuerpo, mientras pequeños pinchazos se sienten en su piel. Sus manos se abren y se aferran con fuerza a la tela que cubre el cuerpo de aquel hombre. Los intentos por alejarse, se vuelven mas desesperados, mientras nota la humedad de la lengua que prueba de aquel liquido del color de las rosas que mas le gustan. Patea sin fuerzas, rogando que sea un sueño. Pesadilla, pero al final, ilusiones de una mente que se presta a ser martir. -¡Aléjate de mi! Tienes el encanto de los cielos, y tus palabras que son una clara sentencia a mi ser, pero percibo en ellas, en ti… puedo sentirlo… tu no me quieres hacer daño… Tu… una persona que se expresa con esa dulces fatalidad, esa dulce sed de sangre… no es mi vida lo quieres… Es darle un sentido a la tuya…. Arrebatas en la sangre la vida de tus victimas, ¿Has permitido que tu corazón se marchite? Tal… tal vez…- El forcejeo del rubio prosigue en medio de aquellas palabras que salen atropellas y sin ser bien pensadas. Pero, es o que ha sentido. Impulsivo, a final de cuentas. A la comisura de sus labios, llega el sabor salado de aquellas lagrimas de miedo e impotencia, que escapan de sus ojos.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Efímera muerte [Louis +18]
El oleaje del viento es el que trae al miedo directo a esos ojos, buscando la debilidad en ellos, leyendo cada pensamiento que se desliza febril como esas lágrimas que ven pasar los recuerdos temiendo a la muerte, una muerte que jamás será llevada acabo, todo se entierra en el ayer y el destino descrito esta para llevarse a cabo, el triste tintinar de tu voz, lleno de miedo, lleno de muertos que reclaman por una nueva oportunidad, el viento arrebata una y otra vez tu aroma, cada noche haciendo un nido que esconde lo más atesorado que alguien puede tener, ‘guárdalo y acábalo… Tómalo y desnúdalo’ eso es lo que dicta la voz de la maldición de esta mancha negra que extermina cualquier pizca de bondad que llegue a poseer, en este momento donde la madre muerte me abriga como lo que es, protectora y despiadada para criar a un demonio. Ah, la sangre tan dulce, que lindo néctar, como aquellos pétalos que son estrujados hasta formar un perfume que jamás se desvanece, tiene el olor a esas rosas, tus lágrimas sales divinas en las cuales deseo fundirme contigo en un gozo triste de placer solo para mí… Solo mío, tranquilo, no podrás morir, no aun no hay lugar para ti debajo de la tierra, no podrás morir, aun hay aire, aun hay recuerdos, los dulces recuerdos que ponen esa fatalista sonrisa en tu rostro, aquellas figuras, ¿Qué son?... ¡Oh, dulce amor, Oh, dulce agonía!... Estúpidos los poetas que reclaman un amor jamás conocido en carne propia, que enamoran con mentiras, que llenan tu mundo de soledad en un sueño del cual jamás despertaré y es aquí donde entra el papel en este escenario, haciéndote caer de esa nube estúpida que se forma alrededor de cada anhelo.
Hasta que se vacíen esas venas, no podrás morir, incluso desnudo en la boca del fuego podrás disfrutar sin resistencia alguna, no podrás morir… Porque quisiera hacerte sufrir de esa manera en la que tu carne sin llanto se refleja por nadie y por alguien a su vez, tu dolor será clausurado, tus finas facciones destrozadas, escucha el tintinar de tu funeral, es como una ola de mar que lentamente se desemboca entre las demás aguas hundiéndolas en un profundo misterio, ¡Ah, maravilloso lienzo me dibujas!, el mar, el soñado mar azul que todos deseas tocar y dibujar como símbolo de una perdición que vacía el alma. –Solo es un mal sueño… Solo es una pesadilla que desnudará tu oleaje, morir es retirarse, implorar es arrastrarse, ¿quieres salir de este incendio?, las ruinas quedarán, puedo tomar al pequeño dueño de esos sentimientos humanos, tomar el corazón de ese pequeño feto que crece entre la vida y la muerte de dos seres que consuman un sentimiento alrededor de las mentiras… Morir es escapar, lento y yo deprisa puedo hacerlos huesos y cenizas, ¿Disfrutaras de ver como gozo extasiado al comer el corazón de tu hija?, ¿Gritaras cuando tome el cuerpo de pequeño vampiro, lo escucharás jadeando y gimiendo solo para mí, mientras se la meto, mientras me apodero de su existencia hasta llevarlo a las tinieblas?...-Imagina el escenario, el poeta se canso, el poeta murió por falta de fuerzas, lo que queda y quedará de él solo serán sus bellos ojos azules, el recuerdo de aquellos sentimientos que alguna vez tuvo por alguien, consumido por la maldición que reside en su linaje. Un pequeño sacrificio infundiendo el temor en las miradas más bellas y sinceras… Poco a poco fundiendo aquellas garras entre la piel, huele a rosas, al calor de un hogar, su sangre corriendo presurosa en sus venas acelerando el palpitar de su corrompido corazón. De su cobardía y debilidad, incluso ahora que es arrastrado hasta su sepulcro entre flores blancas, solo es la nieve la que cubre los cuerpos, solo son recuerdos, teme a la muerte, teme a no volver y abrazar a la pequeña que espera por él, teme a no besar aquellos labios de ese rostro angelical, con esos ojos bellamente azulados que se perfilan en un rostro de un ángel disfrazado de demonio.
Un poco más cerca de este cuerpo, sus caderas con las mías, muévete en ese danzar excitante, siguiendo la línea que dibuja su sangre en su piel, en su rostro, como lagrimas, sus ojos cristalinos, su mirada perdida, suplicante, sus recuerdos se desatan como la tormenta, pero otro beso forzado hasta morder con sutileza su labio inferior es lo que realmente excita a mi ser, un temor más allá, el miedo a ser sometido, incluso si las pupilas de estos ojos azules míos se tornan carmesí nada podrá salvarlo anuncian la llegada del sacrificio del corderito ante los ojos de un dios que puede arrebatarle la vida en un santiamén. Dulce oscuridad, luna que te vislumbras nostálgica ante tal brutalidad, contemplen el rostro del miedo, de los deseos estúpidos y de la trágica fragilidad humana, llevando el cuerpo hasta golpear el tronco de un árbol que desata una mágica tormenta de nieve que cae de esas hojas que estaban disfrazadas como fantasmas, con una sabana blanca, para combinar con el panorama, dejando su cuerpo contra dicho árbol, acariciando lentamente los vértices de su cuerpo, enfurecido por sus palabras, ¿Victimas?... Jamás un asesino se repara en pensar en la vida de sus victimas, un asesino lo hace por ver ese líquido carmesí alimentándose del miedo que provoca el someter a alguien a una tortura. –Me complacerás, te unirás a esta maldición, sin sangre no puedes morir, sin aire no puedes morir, sin lagrimas no puedes morir, sin amor…No puedes morir, solo el sol verás en tu existencia condenado a la oscuridad y a una sed que jamás termina y que te arrastra a la locura, unido por ese hilillo rojo a mí… Pero primero, tu cuerpo debe pagar… O serán ellos dos los que la muerte acune y en tus ojos el mar se refleje en una tristeza infinita por perder lo único que tienes en tu miserable existencia. –Que hermoso el retrato de esas dos almas que llenan el cántaro de tu corazón.
Escucha llamarle, observa mis pupilas cuando clavo esa mirada seria y asesina en su tono escarlata en un punto irreversible, entre el viento, el frío, desgarrando poco a poco tu camisa, olfateando el calor de tu piel, buscando un beso más, torpe y forzado, dejándote todo ese olor a sangre, ah, no, no, esta noche no has sido el único entre mis manos, un camino de sangre de cadáveres de almas que imploran gloria me siguen acunándome y arrullándome a la locura. –Louis…, Louis, de patéticos ojos azules, de cabellos dorados que se bañan con el sol de cada día, tienes el sabor de la humanidad en la piel, en la sangre y las lagrimas que con gusto beso, no sabes nada de las maldiciones o de la sed que extermina una existencia que se esconde entre sombras, pero pronto caerás en ese sueño, acompañándome eternamente hasta que te libere…-Una sonrisa malévola que se dibuja en el rostro que alguna vez permaneció intacto y siempre igual, todo se deforma, mientras mi olfato recorre la piel de su torso, suave, caliente, el ‘Tum-Tum-Tum’ de su corazón, como dos tambores que anuncian la maravillosa gloria. No es difícil descifrar tu nombre, ni ver a través de tus recuerdos porque eres tan trasparente como la misma agua, no es difícil llevarte al llanto, levantarte de una depresión para verte sonreír… No es difícil tomar tu cuerpo cuando el deseo se apodera de este viejo lobo que aun caza ovejas del rebaño de aquel Dios.
Hasta que se vacíen esas venas, no podrás morir, incluso desnudo en la boca del fuego podrás disfrutar sin resistencia alguna, no podrás morir… Porque quisiera hacerte sufrir de esa manera en la que tu carne sin llanto se refleja por nadie y por alguien a su vez, tu dolor será clausurado, tus finas facciones destrozadas, escucha el tintinar de tu funeral, es como una ola de mar que lentamente se desemboca entre las demás aguas hundiéndolas en un profundo misterio, ¡Ah, maravilloso lienzo me dibujas!, el mar, el soñado mar azul que todos deseas tocar y dibujar como símbolo de una perdición que vacía el alma. –Solo es un mal sueño… Solo es una pesadilla que desnudará tu oleaje, morir es retirarse, implorar es arrastrarse, ¿quieres salir de este incendio?, las ruinas quedarán, puedo tomar al pequeño dueño de esos sentimientos humanos, tomar el corazón de ese pequeño feto que crece entre la vida y la muerte de dos seres que consuman un sentimiento alrededor de las mentiras… Morir es escapar, lento y yo deprisa puedo hacerlos huesos y cenizas, ¿Disfrutaras de ver como gozo extasiado al comer el corazón de tu hija?, ¿Gritaras cuando tome el cuerpo de pequeño vampiro, lo escucharás jadeando y gimiendo solo para mí, mientras se la meto, mientras me apodero de su existencia hasta llevarlo a las tinieblas?...-Imagina el escenario, el poeta se canso, el poeta murió por falta de fuerzas, lo que queda y quedará de él solo serán sus bellos ojos azules, el recuerdo de aquellos sentimientos que alguna vez tuvo por alguien, consumido por la maldición que reside en su linaje. Un pequeño sacrificio infundiendo el temor en las miradas más bellas y sinceras… Poco a poco fundiendo aquellas garras entre la piel, huele a rosas, al calor de un hogar, su sangre corriendo presurosa en sus venas acelerando el palpitar de su corrompido corazón. De su cobardía y debilidad, incluso ahora que es arrastrado hasta su sepulcro entre flores blancas, solo es la nieve la que cubre los cuerpos, solo son recuerdos, teme a la muerte, teme a no volver y abrazar a la pequeña que espera por él, teme a no besar aquellos labios de ese rostro angelical, con esos ojos bellamente azulados que se perfilan en un rostro de un ángel disfrazado de demonio.
Un poco más cerca de este cuerpo, sus caderas con las mías, muévete en ese danzar excitante, siguiendo la línea que dibuja su sangre en su piel, en su rostro, como lagrimas, sus ojos cristalinos, su mirada perdida, suplicante, sus recuerdos se desatan como la tormenta, pero otro beso forzado hasta morder con sutileza su labio inferior es lo que realmente excita a mi ser, un temor más allá, el miedo a ser sometido, incluso si las pupilas de estos ojos azules míos se tornan carmesí nada podrá salvarlo anuncian la llegada del sacrificio del corderito ante los ojos de un dios que puede arrebatarle la vida en un santiamén. Dulce oscuridad, luna que te vislumbras nostálgica ante tal brutalidad, contemplen el rostro del miedo, de los deseos estúpidos y de la trágica fragilidad humana, llevando el cuerpo hasta golpear el tronco de un árbol que desata una mágica tormenta de nieve que cae de esas hojas que estaban disfrazadas como fantasmas, con una sabana blanca, para combinar con el panorama, dejando su cuerpo contra dicho árbol, acariciando lentamente los vértices de su cuerpo, enfurecido por sus palabras, ¿Victimas?... Jamás un asesino se repara en pensar en la vida de sus victimas, un asesino lo hace por ver ese líquido carmesí alimentándose del miedo que provoca el someter a alguien a una tortura. –Me complacerás, te unirás a esta maldición, sin sangre no puedes morir, sin aire no puedes morir, sin lagrimas no puedes morir, sin amor…No puedes morir, solo el sol verás en tu existencia condenado a la oscuridad y a una sed que jamás termina y que te arrastra a la locura, unido por ese hilillo rojo a mí… Pero primero, tu cuerpo debe pagar… O serán ellos dos los que la muerte acune y en tus ojos el mar se refleje en una tristeza infinita por perder lo único que tienes en tu miserable existencia. –Que hermoso el retrato de esas dos almas que llenan el cántaro de tu corazón.
Escucha llamarle, observa mis pupilas cuando clavo esa mirada seria y asesina en su tono escarlata en un punto irreversible, entre el viento, el frío, desgarrando poco a poco tu camisa, olfateando el calor de tu piel, buscando un beso más, torpe y forzado, dejándote todo ese olor a sangre, ah, no, no, esta noche no has sido el único entre mis manos, un camino de sangre de cadáveres de almas que imploran gloria me siguen acunándome y arrullándome a la locura. –Louis…, Louis, de patéticos ojos azules, de cabellos dorados que se bañan con el sol de cada día, tienes el sabor de la humanidad en la piel, en la sangre y las lagrimas que con gusto beso, no sabes nada de las maldiciones o de la sed que extermina una existencia que se esconde entre sombras, pero pronto caerás en ese sueño, acompañándome eternamente hasta que te libere…-Una sonrisa malévola que se dibuja en el rostro que alguna vez permaneció intacto y siempre igual, todo se deforma, mientras mi olfato recorre la piel de su torso, suave, caliente, el ‘Tum-Tum-Tum’ de su corazón, como dos tambores que anuncian la maravillosa gloria. No es difícil descifrar tu nombre, ni ver a través de tus recuerdos porque eres tan trasparente como la misma agua, no es difícil llevarte al llanto, levantarte de una depresión para verte sonreír… No es difícil tomar tu cuerpo cuando el deseo se apodera de este viejo lobo que aun caza ovejas del rebaño de aquel Dios.
Lo siento cariño, no puede contenerme, me has inspirado! *3* te quiero
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Efímera muerte [Louis +18]
El futuro inmediato es solo neblina para el joven cambiaformas, que piensa si en algún momento antes de ese instante de la noche pudo evitar estar en una situación como esa. ¿Acaso seguía de manera inconsciente con su deseo de vivir al límite de sus emociones con la adrenalina corriendo por sus venas, mientras temerario se asoma por aquella abertura que lleva directo a los terrenos de una agónica muerte? Donde el paraíso prometido jamás llegara. ¿Lo sigue haciendo a pesar de que tiene por que seguir viviendo? Egoísta. Esa palabra sirve para describir en buena parte la naturaleza del felino. El cuerpo del chico no obedece a sus intenciones. No se defiende como debería hacerlo. ¿Por qué ese complejo de debilidad? ¿Hasta cuando el orgullo del chico saldrá a la luz? Por eso lo pisotean, pasan por encima suyo como si fuera un tapete. Toman algo de él y luego se marchan. ¿Y que hace el rubio? Solo sonríe como el perfecto idiota que es. Pero es ahora solo un miedo, que toma la forma de un sudor frío que recorre su espalda, como si fuera un cubito de hielo, lo que puede sentir, mientras aquel ser esta tan cerca.
Uno que lo apresa, pero más que un agarre brutal, es como un abrazo. Uno demasiado posesivo, pero un gesto cariños… Eso quiere creer, por que el sentido común lo insta, le grita prácticamente, a que saque las garras. Pero aun puede cambiar, verdad? ¿Verdad que aun puede ser una broma? Pequeño minino iluso. Mira al vampiro con esa mirada que busca conmover. Un ruego constante, parpadea un poco, como si aceptara lo que le dice. Si, si que sea un sueño malo. Que sea solo producto de su imaginación descarriada. Como cuando Aly tiene un sueño no grato y la sujeta de su manita, suave y acaricia sus cabellos del color de la miel. Susurrándole que todo estaba bien, que papa esta allí para cuidarla. Que papa se enfrenta al monstruo de atún. Papa esta allí para ser su héroe. ¿Alguien haría algo así por el?. Ah! Que por favor detenga el fluir de sus palabras aquel vampiro, lo lastima, lo aterra a cada silaba. Se mueve de nuevo, quiere alejarse y correr de regreso a Paris, lejos de casa. Lejos para protegerlos como es su deber. Sus movimientos se congelan y sus manos crispadas se aferran con más fuerza a la prenda que cubre el torso ajeno. Y sus ojos se llenan de un vacío, heridos mientras la expresión es de angustia pura. ¿Cómo se atreve a decirle eso?
La pregunta no era como sabia sobre ellos. Louis conocía en parte algunos de los “dones” que la raza vampi rica poseía. La verdadera interrogante, era si esas palabras eran verdad. O solo planeaba quebrarlo psicológicamente, como parte de esa muerte tan anunciada que proveía en relación a su felina existencia. Y si era eso, el vampiro de la sedosa cortina de cabellos azabache, iba con varios puntos a su favor. -¡No dejare que te acerques a ellos! ¿Me escuchas? ¡No los tocaras!-le grito, mientras la mirada de corderito se fundía con una, que poseía unos tintes de odio. Amenaza. No tocaría un solo cabello de la rubia cabeza de su Halima. Antes moría primero el, un millón de veces y mas. Pero las solas palabras del otro, se clavaron en sus pensamientos. Podía ver esa imagen con una casi nitidez que lo atormentaba. No era difícil imaginar a su pequeña inerte en el regazo de aquel hombre, como tampoco lo era imaginar a Imre haciéndolo con el. Pero de entre los dos seres que más amaba, claramente, Aly era la más indefensa. ¿Y si lo ponía a elegir? ¿Cuál le dolería más? ¿Su hija muerta o su amante entregándose, aunque no fuera a voluntad, a otro ser?
Siente algo extraño. ¿Es eso rencor? Hace demasiado tiempo que no lo siente con esa intensidad. Pero… No puede dejar salir toda esa peculiar emoción. ¿Por qué? A pesar que el otro le hace daño, no solo con sus palabras, dichas con ese tono de voz, que incluso podría llegar a confundir. Si, por que es tan sutil aquel al hablar, que a pesar de las macabras intenciones que pueda tener…. Hay algo en el que, inequívocamente lo… cautiva. Le hace daño con su tacto. Y la sensación de victima, la sensación fatalista, regresa a el, y no lo deja asirse al odio para sacar algo de coraje. Aun así, aunque sus piernas sean de goma, no duda que un impulso saldrá de el, como una fiera si aquel osa ir a su casa y hacer lo que ha dicho. Las mejillas del cambiante se colorear. Sus cuerpos juntándose, suprimiendo la distancia decorosa. La zona de confort del felino esta cruzada, y sabe que también lo quiere, de esa manera estúpida y masoquista, por mas que se resista. ¿Si no por que se estremece al notar esa leve fricción entre su cuerpo calido y aquella hermoso ¿asesino? No, no debe pensar así, no es correcto, no lo es! No debe dejarse ir por los estímulos naturales de su cuerpo.
Utiliza el instinto de supervivencia y… el vampiro buscando otro beso. Se siente ajeno a su cuerpo y no lo responde. Mas el otro le muerde y ahoga un jadeo, lo mira como si no comprendiera por que lo hace. ¿Por qué no solo lo ha matado, para luego, entonces, proseguir su camino a quien sabe donde? La espalda de Jérémie toco una superficie rugosa. Entrecerró un poco los ojos. Las manos del demonio sobre su cuerpo lo estaban poniendo a prueba. La inocencia del chico siempre era su perdición. Era alguien fácil de corromper. ¿Eso también lo había leído en sus pensamientos aquel hombre? La mirada de aquel azul ultramarino, lo somete. No quiere matarlo. Quiere hacerle algo peor. Y apenas logra asimilarlo. Su familia esta en un plano por encima de su ser -¿Qué mi cuerpo tiene que pagar… te? ¿y que quieres? ¿Sangre? ¡Anda, adelante, atrévete a perforar la piel de mi cuello con tus colmillos! Pero cumple tu palabra. Jura que jamás los tocaras….- Allí estaba. Quizás cometía la mayor de sus tonterías, pero… solo esperaba un milagro. ¿Era mucho pedir un poco más de suerte, como en otras veces? ¿Por qué le ponían los dioses semejantes pruebas, castigos o lo que fuera eso? ¿Cual era su pecado?
Inocente felino. No quiere solo esa sustancia carmesí. ¿Acaso por que vive de sangre, crees que solo desea eso? El muchacho ahoga un sonido en su garganta, asustado. El labio inferior le tiembla un poco… El tono azul de aquellas pupilas se desvanecido en un torbellino del color mismo de la sangre. Como el fuego, voraz, poderoso, atrayente y letal. Escucha el sonido de las telas que conformaban su ropa rasgarse. Y el frío golpea su pecho,, como una burla, como si quisiera demostrarle que no es un sueño, por mas que quiera aferrarse a ello. Un beso que lastima. Que es como la firma de un contrato que no quiere. Pero que de cierta forma acepta en un silencio del que puede arrepentirse toda la vida. Esta aterrado. Su frente comienza a mostrarse húmeda y la sensación de desmayo de sus miembros, es demasiada. Su espalda se apega mas a ese tronco, deseando fundirse con el y desaparecer. Que aquel no lo toque, no quiere. Prefiere la muerte a vivir de esa manera que sugiere el vampiro. Las manos del chico se colocan en los hombros ajenos. ¿Por qué no obedecen y lo apartan? - ¿Por qué yo? ¿Por qué debes llevar a alguien más a esa desdichada existencia? Dímelo… ¿Por qué no te rebelas contra esa oscuridad que mencionas? Eres… alguien… que puede ponerse en contra de eso que se ha sobrevalorado… No tienes que…- el muchacho desvió la mirada, sus piernas no le respondían, y sus brazo torpemente intentan hacer algo. Pero estaba demasiado asustado. Aquel vampiro, no siempre había sido tan… se veía en su forma de moverse, de hablar, incluso, en los resquicios de la mirada ultramarina anterior a la rojiza. ¿Habia algo aun de eso llamado humanidad dentro de ese cuerpo eterno?
Off: Cielo! Si esta raro es culpa de escuela –lo hizo allí xD- espero no este tan mal TwT que tu haces súper bonitas!
Uno que lo apresa, pero más que un agarre brutal, es como un abrazo. Uno demasiado posesivo, pero un gesto cariños… Eso quiere creer, por que el sentido común lo insta, le grita prácticamente, a que saque las garras. Pero aun puede cambiar, verdad? ¿Verdad que aun puede ser una broma? Pequeño minino iluso. Mira al vampiro con esa mirada que busca conmover. Un ruego constante, parpadea un poco, como si aceptara lo que le dice. Si, si que sea un sueño malo. Que sea solo producto de su imaginación descarriada. Como cuando Aly tiene un sueño no grato y la sujeta de su manita, suave y acaricia sus cabellos del color de la miel. Susurrándole que todo estaba bien, que papa esta allí para cuidarla. Que papa se enfrenta al monstruo de atún. Papa esta allí para ser su héroe. ¿Alguien haría algo así por el?. Ah! Que por favor detenga el fluir de sus palabras aquel vampiro, lo lastima, lo aterra a cada silaba. Se mueve de nuevo, quiere alejarse y correr de regreso a Paris, lejos de casa. Lejos para protegerlos como es su deber. Sus movimientos se congelan y sus manos crispadas se aferran con más fuerza a la prenda que cubre el torso ajeno. Y sus ojos se llenan de un vacío, heridos mientras la expresión es de angustia pura. ¿Cómo se atreve a decirle eso?
La pregunta no era como sabia sobre ellos. Louis conocía en parte algunos de los “dones” que la raza vampi rica poseía. La verdadera interrogante, era si esas palabras eran verdad. O solo planeaba quebrarlo psicológicamente, como parte de esa muerte tan anunciada que proveía en relación a su felina existencia. Y si era eso, el vampiro de la sedosa cortina de cabellos azabache, iba con varios puntos a su favor. -¡No dejare que te acerques a ellos! ¿Me escuchas? ¡No los tocaras!-le grito, mientras la mirada de corderito se fundía con una, que poseía unos tintes de odio. Amenaza. No tocaría un solo cabello de la rubia cabeza de su Halima. Antes moría primero el, un millón de veces y mas. Pero las solas palabras del otro, se clavaron en sus pensamientos. Podía ver esa imagen con una casi nitidez que lo atormentaba. No era difícil imaginar a su pequeña inerte en el regazo de aquel hombre, como tampoco lo era imaginar a Imre haciéndolo con el. Pero de entre los dos seres que más amaba, claramente, Aly era la más indefensa. ¿Y si lo ponía a elegir? ¿Cuál le dolería más? ¿Su hija muerta o su amante entregándose, aunque no fuera a voluntad, a otro ser?
Siente algo extraño. ¿Es eso rencor? Hace demasiado tiempo que no lo siente con esa intensidad. Pero… No puede dejar salir toda esa peculiar emoción. ¿Por qué? A pesar que el otro le hace daño, no solo con sus palabras, dichas con ese tono de voz, que incluso podría llegar a confundir. Si, por que es tan sutil aquel al hablar, que a pesar de las macabras intenciones que pueda tener…. Hay algo en el que, inequívocamente lo… cautiva. Le hace daño con su tacto. Y la sensación de victima, la sensación fatalista, regresa a el, y no lo deja asirse al odio para sacar algo de coraje. Aun así, aunque sus piernas sean de goma, no duda que un impulso saldrá de el, como una fiera si aquel osa ir a su casa y hacer lo que ha dicho. Las mejillas del cambiante se colorear. Sus cuerpos juntándose, suprimiendo la distancia decorosa. La zona de confort del felino esta cruzada, y sabe que también lo quiere, de esa manera estúpida y masoquista, por mas que se resista. ¿Si no por que se estremece al notar esa leve fricción entre su cuerpo calido y aquella hermoso ¿asesino? No, no debe pensar así, no es correcto, no lo es! No debe dejarse ir por los estímulos naturales de su cuerpo.
Utiliza el instinto de supervivencia y… el vampiro buscando otro beso. Se siente ajeno a su cuerpo y no lo responde. Mas el otro le muerde y ahoga un jadeo, lo mira como si no comprendiera por que lo hace. ¿Por qué no solo lo ha matado, para luego, entonces, proseguir su camino a quien sabe donde? La espalda de Jérémie toco una superficie rugosa. Entrecerró un poco los ojos. Las manos del demonio sobre su cuerpo lo estaban poniendo a prueba. La inocencia del chico siempre era su perdición. Era alguien fácil de corromper. ¿Eso también lo había leído en sus pensamientos aquel hombre? La mirada de aquel azul ultramarino, lo somete. No quiere matarlo. Quiere hacerle algo peor. Y apenas logra asimilarlo. Su familia esta en un plano por encima de su ser -¿Qué mi cuerpo tiene que pagar… te? ¿y que quieres? ¿Sangre? ¡Anda, adelante, atrévete a perforar la piel de mi cuello con tus colmillos! Pero cumple tu palabra. Jura que jamás los tocaras….- Allí estaba. Quizás cometía la mayor de sus tonterías, pero… solo esperaba un milagro. ¿Era mucho pedir un poco más de suerte, como en otras veces? ¿Por qué le ponían los dioses semejantes pruebas, castigos o lo que fuera eso? ¿Cual era su pecado?
Inocente felino. No quiere solo esa sustancia carmesí. ¿Acaso por que vive de sangre, crees que solo desea eso? El muchacho ahoga un sonido en su garganta, asustado. El labio inferior le tiembla un poco… El tono azul de aquellas pupilas se desvanecido en un torbellino del color mismo de la sangre. Como el fuego, voraz, poderoso, atrayente y letal. Escucha el sonido de las telas que conformaban su ropa rasgarse. Y el frío golpea su pecho,, como una burla, como si quisiera demostrarle que no es un sueño, por mas que quiera aferrarse a ello. Un beso que lastima. Que es como la firma de un contrato que no quiere. Pero que de cierta forma acepta en un silencio del que puede arrepentirse toda la vida. Esta aterrado. Su frente comienza a mostrarse húmeda y la sensación de desmayo de sus miembros, es demasiada. Su espalda se apega mas a ese tronco, deseando fundirse con el y desaparecer. Que aquel no lo toque, no quiere. Prefiere la muerte a vivir de esa manera que sugiere el vampiro. Las manos del chico se colocan en los hombros ajenos. ¿Por qué no obedecen y lo apartan? - ¿Por qué yo? ¿Por qué debes llevar a alguien más a esa desdichada existencia? Dímelo… ¿Por qué no te rebelas contra esa oscuridad que mencionas? Eres… alguien… que puede ponerse en contra de eso que se ha sobrevalorado… No tienes que…- el muchacho desvió la mirada, sus piernas no le respondían, y sus brazo torpemente intentan hacer algo. Pero estaba demasiado asustado. Aquel vampiro, no siempre había sido tan… se veía en su forma de moverse, de hablar, incluso, en los resquicios de la mirada ultramarina anterior a la rojiza. ¿Habia algo aun de eso llamado humanidad dentro de ese cuerpo eterno?
Off: Cielo! Si esta raro es culpa de escuela –lo hizo allí xD- espero no este tan mal TwT que tu haces súper bonitas!
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Re: Efímera muerte [Louis +18]
Silencio arrullador que llegas en la profundidad de la oscuridad haciendo que las puertas de la desesperación salgan agonizantes a una personalidad que no le pertenece a aquel vampiro que esta cegado por la locura y resistencia a la vez, como si las personalidades cambiaran su manera de ser, como si se debatiera entre la vida y la muerte estrellándose como un ave cuando tenía a su presa casi entre sus garras, se estampa contra el suelo, observa lo azules ojos de aquel muchacho rubio que le embriaga con su perfume a rosas, con su voz melódica, con su calma para actuar como idiota bajo el escenario más aterrador, improvisando un papel que jamás pensó tener. Como si por una vez aquellas palabras tuviesen sentido para él, su enojo se disipa de un momento a otro y lo observa con tal admiración que la belleza absoluta se dibuja sola en ese rostro hermoso, no tarda en esfumar el color sangre de sus pupilas, toma ese rostro entre sus manos y lo besa con locura aunque el otro no le corresponda, no quiere escuchar la soledad, no quiere que las palabras más dolorosas penetren en aquella oscuridad que desatara sus demonios nuevamente, quiere extender las alas que nunca tuvo, dejar de ser el miserable cuervo al cual le escribieron alguna vez un poema de lo más cruel, besa el cuello del cambiante, lo besa con locura como si le estuviera haciendo el amor.
Sus labios pasan como una pluma en la piel tersa y suave que se confunde entre la locura y desesperación, sus ojos se vuelven un poco cristalinos, su agonía se puede ver, se le queda viendo como si hubiese descubierto a alguien que puede ayudarle, como si titubeara por un momento y fuera un humano, pide ayuda como el ave mal herida que ha caído de los cielos cuando los surcaba con seriedad peor por dentro con una felicidad intensa que no se comparaba con la eternidad. Observa al humano, acaricia los vértices que forman su rostro y apenas susurra su nombre –‘Louis’- como si fuera lo más hermoso que ha pronunciado, como un rasgo de luz que ha robado del cielo, cobran amagos superiores en sus labios que se alimentan de aquellos resplandores, pero aquello duele como las espinas en el corazón, coronándolo para hacerlo sangrar durante la fugitiva vida que le abandono. ¿Qué es la alegría que le da fuerzas al felino para enfrentarse a esa persona?, sus labios ahora arrebatan otro beso que es diferente, no es forzado, no es dulce, es piadoso y suave como el florecimiento de las rosas que madrugaron y hallaron un sepulcro en cada botón. –Serás tu a quien gozaré, serás tu a quien acunaré en este lecho de rosas negras, quiero tu vida, tu cuerpo, tu voz, hacerte mío hasta que llegue el primer rastro de sol, deja que mi sed se calle, deja que mis amenazas hagan temblar tu sangre y se envenene de miedo para que pueda disfrutarla –Su voz suave es como un canto asesino, por más que quisiera tocar a esas dos figuras que vislumbra en la mente del felino se abstiene, solo quiere beber y tomar, sexo y placer… Solo quiere el calor de la felicidad momentánea…No porque este triste al ver sus días terminar, no porque sus latidos expiraron.
Se atreve a mirarlo con lujuria, desnudándolo poco a poco, rasgando sus ropas, quiere el tesoro de manera apresurada, como un niño con un dulce en manos, quiere desnudarlo para ver que artesanía creo dios bajo esos mantos, solo ve la piel blanca, solo la ropa queda desgarrada sobre la maleza, sus labios siguen un camino caliente, se refugia en el torso del menor, escuchando los latidos fuertes y vigorosos que llevan un titulo de terror en ellos, quiere comerlo, quiere probarlo se repite en la mente mientras sus garras hacen pequeñas incisiones alrededor del corazón –Louis, ¿ves esa rosa tan belle y pura que amaneció para ser la reina de las flores? Pues aunque armo sus espinas de colores no vivirá segura– Imposibles hermosuras, si esa rosa dejará de gozar no dejará ningún botón, si esa rosa llegase a arrancarse morirá y su fragancia se apagara como el sol en la primavera. Muerde una de sus tetillas chupándola y jalándola lentamente al contacto con sus labios, termina derribando al rubio entre las hojas de los árboles, entre las ramas y el conecto frío de la tierra de ese bosque que lo escuchará gritar. Una vez más sus ojos se tintan de un rojo que describe la irracionalidad. Tocando de manera lenta su lindo torso, pasando sus garras sobre su abdomen, desatando las prendas inferiores que le quedan, apenas deslizándolas para poder ver más allá… su virginal cavidad, pero es muy temprano para seguir, toma una de sus manos y lame sus dedos con cuidado para provocarlo. –Eres estúpido un hijo del cielo que llora lágrimas tristes; nunca de alegría aunque sea tu último día el más bello, todo lo vez lúgubre color de luto, tu me has llamado, no finjas inocencia mi querido felino, muchas veces me escribes cuando deseas morir, muchas veces cuando te compadeces me gritas y ahora estoy aquí para cumplir tu deseo más profundo…-Sonríe de lado antes de proseguir, viendo que en la belleza se esconde un retrato aterrador, que nada es lo que parece que el imbécil se ha quedado sin palabras, que sus lindos ojos azules se van apagando –Tu muerte– Murmura antes de meter las manos por debajo de las telas de sus pantaloncillos, tocando su sexo sin recatos, estimulándole entre sus manos, sin dejar de verle aunque montado encima del menor este, quiere escucharlo llorar, gemir, aullar, seguir con su miedo y fatalismo.
Sonríe y vuelve a sonreír al ir a sus labios y quedarse a escasos milímetros, escuchando su respiración como si fuera un sonido hermoso, dejando que el calor de Louis le invada en la frialdad que ha cargado por milenios, una carcajada turba el momento mientras lo observa con fijeza, mientras descubre que su alma es color cielo como la de un niño, más en sus labios los besos le perfuman y se muere de la risa, ronda en la cabeza del vampiro el nombre de la madre que trajo al cambiaformas, en su frete se dibuja el nombre como un destello blanco. -¡Oh! Con que lágrimas la madre muerta llora la cobardía de su hijo–susurra a la criatura que desnuda por completo para llevarlo al placer forzado, le besa una vez más, como un roce dulce, como un roce divino, como si el amor se expresara entre ellos, aun quedan preguntas por responder. Pero quiere ver al pequeñito disfrutar del terror los cabellos del vampiro son cortinas negras que no le dejarán ver al otro ni la luz de la luna que comienza a ponerse en lo alto del firmamento. –No sigas preguntando ‘¿Por qué a mi?’ cuando tu me llamas con esos pensamientos, no sabes Louis–Le grita en la cara las siguientes palabras, como si revelara aquellos secretos que encierran sus seis milenios -¡No sabes lo que dices!, ¡No sabes lo que quieres!, ¿crees que me compadezco de mi?–Aprieta la punta de su miembro mientras se enfurece-¿Crees que extraño mi humanidad?, no seas estúpido Louis, nunca fui humano aun cuando nací como uno, fui educado para el sacrificio, jamás conocí el amor, el cariño, la felicidad… Fue durante mi naturaleza fría que descifre el enigma que tú rechazas, sabía que no por estar muerto dejaría de sentir lo que cualquier humano, pero tengo una maldición que me consume y que no puedo detener sino con mi muerte y tú me llamas… Y tú quieres lo que yo tengo para que puedas llorar ahora si de verdadera tristeza, pues aquí me tienes, haré que llores hasta llevarte a los brazos de la oscuridad eterna–resuenan las campanas de su funeral en la cabeza de ambos, el vampiro no deja de sonreír incluso ríe a carcajadas, no busca calmar su sed, no busca humanidad, no quiere compartir su maldición con alguien más pero Louis es un caso especial.
¡No ocurrirá Louis! te llevaré conmigo a las tierras celestes, a las tierras oscuras… Soy yo quien ha renunciado a su oscuridad, quien se ha revelado a su destino, aunque alguna vez fui la bestia asesina que tienes enfrente tu fatalismo e idiotez despierta mis deseos más profundos, estas rompiendo mi sopor divino, el sello de este poder oscuro se despierta por mentes como la tuya… Tu belleza a la que no le das sentido no merece seguir existiendo…
Sus labios pasan como una pluma en la piel tersa y suave que se confunde entre la locura y desesperación, sus ojos se vuelven un poco cristalinos, su agonía se puede ver, se le queda viendo como si hubiese descubierto a alguien que puede ayudarle, como si titubeara por un momento y fuera un humano, pide ayuda como el ave mal herida que ha caído de los cielos cuando los surcaba con seriedad peor por dentro con una felicidad intensa que no se comparaba con la eternidad. Observa al humano, acaricia los vértices que forman su rostro y apenas susurra su nombre –‘Louis’- como si fuera lo más hermoso que ha pronunciado, como un rasgo de luz que ha robado del cielo, cobran amagos superiores en sus labios que se alimentan de aquellos resplandores, pero aquello duele como las espinas en el corazón, coronándolo para hacerlo sangrar durante la fugitiva vida que le abandono. ¿Qué es la alegría que le da fuerzas al felino para enfrentarse a esa persona?, sus labios ahora arrebatan otro beso que es diferente, no es forzado, no es dulce, es piadoso y suave como el florecimiento de las rosas que madrugaron y hallaron un sepulcro en cada botón. –Serás tu a quien gozaré, serás tu a quien acunaré en este lecho de rosas negras, quiero tu vida, tu cuerpo, tu voz, hacerte mío hasta que llegue el primer rastro de sol, deja que mi sed se calle, deja que mis amenazas hagan temblar tu sangre y se envenene de miedo para que pueda disfrutarla –Su voz suave es como un canto asesino, por más que quisiera tocar a esas dos figuras que vislumbra en la mente del felino se abstiene, solo quiere beber y tomar, sexo y placer… Solo quiere el calor de la felicidad momentánea…No porque este triste al ver sus días terminar, no porque sus latidos expiraron.
Se atreve a mirarlo con lujuria, desnudándolo poco a poco, rasgando sus ropas, quiere el tesoro de manera apresurada, como un niño con un dulce en manos, quiere desnudarlo para ver que artesanía creo dios bajo esos mantos, solo ve la piel blanca, solo la ropa queda desgarrada sobre la maleza, sus labios siguen un camino caliente, se refugia en el torso del menor, escuchando los latidos fuertes y vigorosos que llevan un titulo de terror en ellos, quiere comerlo, quiere probarlo se repite en la mente mientras sus garras hacen pequeñas incisiones alrededor del corazón –Louis, ¿ves esa rosa tan belle y pura que amaneció para ser la reina de las flores? Pues aunque armo sus espinas de colores no vivirá segura– Imposibles hermosuras, si esa rosa dejará de gozar no dejará ningún botón, si esa rosa llegase a arrancarse morirá y su fragancia se apagara como el sol en la primavera. Muerde una de sus tetillas chupándola y jalándola lentamente al contacto con sus labios, termina derribando al rubio entre las hojas de los árboles, entre las ramas y el conecto frío de la tierra de ese bosque que lo escuchará gritar. Una vez más sus ojos se tintan de un rojo que describe la irracionalidad. Tocando de manera lenta su lindo torso, pasando sus garras sobre su abdomen, desatando las prendas inferiores que le quedan, apenas deslizándolas para poder ver más allá… su virginal cavidad, pero es muy temprano para seguir, toma una de sus manos y lame sus dedos con cuidado para provocarlo. –Eres estúpido un hijo del cielo que llora lágrimas tristes; nunca de alegría aunque sea tu último día el más bello, todo lo vez lúgubre color de luto, tu me has llamado, no finjas inocencia mi querido felino, muchas veces me escribes cuando deseas morir, muchas veces cuando te compadeces me gritas y ahora estoy aquí para cumplir tu deseo más profundo…-Sonríe de lado antes de proseguir, viendo que en la belleza se esconde un retrato aterrador, que nada es lo que parece que el imbécil se ha quedado sin palabras, que sus lindos ojos azules se van apagando –Tu muerte– Murmura antes de meter las manos por debajo de las telas de sus pantaloncillos, tocando su sexo sin recatos, estimulándole entre sus manos, sin dejar de verle aunque montado encima del menor este, quiere escucharlo llorar, gemir, aullar, seguir con su miedo y fatalismo.
Sonríe y vuelve a sonreír al ir a sus labios y quedarse a escasos milímetros, escuchando su respiración como si fuera un sonido hermoso, dejando que el calor de Louis le invada en la frialdad que ha cargado por milenios, una carcajada turba el momento mientras lo observa con fijeza, mientras descubre que su alma es color cielo como la de un niño, más en sus labios los besos le perfuman y se muere de la risa, ronda en la cabeza del vampiro el nombre de la madre que trajo al cambiaformas, en su frete se dibuja el nombre como un destello blanco. -¡Oh! Con que lágrimas la madre muerta llora la cobardía de su hijo–susurra a la criatura que desnuda por completo para llevarlo al placer forzado, le besa una vez más, como un roce dulce, como un roce divino, como si el amor se expresara entre ellos, aun quedan preguntas por responder. Pero quiere ver al pequeñito disfrutar del terror los cabellos del vampiro son cortinas negras que no le dejarán ver al otro ni la luz de la luna que comienza a ponerse en lo alto del firmamento. –No sigas preguntando ‘¿Por qué a mi?’ cuando tu me llamas con esos pensamientos, no sabes Louis–Le grita en la cara las siguientes palabras, como si revelara aquellos secretos que encierran sus seis milenios -¡No sabes lo que dices!, ¡No sabes lo que quieres!, ¿crees que me compadezco de mi?–Aprieta la punta de su miembro mientras se enfurece-¿Crees que extraño mi humanidad?, no seas estúpido Louis, nunca fui humano aun cuando nací como uno, fui educado para el sacrificio, jamás conocí el amor, el cariño, la felicidad… Fue durante mi naturaleza fría que descifre el enigma que tú rechazas, sabía que no por estar muerto dejaría de sentir lo que cualquier humano, pero tengo una maldición que me consume y que no puedo detener sino con mi muerte y tú me llamas… Y tú quieres lo que yo tengo para que puedas llorar ahora si de verdadera tristeza, pues aquí me tienes, haré que llores hasta llevarte a los brazos de la oscuridad eterna–resuenan las campanas de su funeral en la cabeza de ambos, el vampiro no deja de sonreír incluso ríe a carcajadas, no busca calmar su sed, no busca humanidad, no quiere compartir su maldición con alguien más pero Louis es un caso especial.
¡No ocurrirá Louis! te llevaré conmigo a las tierras celestes, a las tierras oscuras… Soy yo quien ha renunciado a su oscuridad, quien se ha revelado a su destino, aunque alguna vez fui la bestia asesina que tienes enfrente tu fatalismo e idiotez despierta mis deseos más profundos, estas rompiendo mi sopor divino, el sello de este poder oscuro se despierta por mentes como la tuya… Tu belleza a la que no le das sentido no merece seguir existiendo…
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/01/2011
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