AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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-| Io |- Someone who broke the rules. . .
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-| Io |- Someone who broke the rules. . .
por Ionemarië Miér Abr 18, 2012 11:17 am
Io ~
NOMBRE COMPLETO:
Ionemarië - Io
LUGAR DE ORIGEN:
El Cairo, Egipto
EDAD:
20 años
ORIENTACION SEXUAL:
Pansexual
OCUPACIÓN:
Clase Baja / Humana
- Spoiler:
PERSONALIDAD:
Del uno al diez, Io seria un 5.
Teme, es envidiosa sin poder evitarlo. Se suma a querer tener amigos, pero solamente no los consigue porque acaba desconfiando del grupo. Es dulce como un caramelo azucarado, tierna como un bollo de chocolate y muy dada a llorar cuando alguien se mete, o la insulta pues puede reaccionar así hasta hacerla rabiar del todo. No le gusta ver llover. No le gusta sentirse como el último recurso de alguien. Una persona desconfiada, triste, torpe, nerviosa. De vez en cuando comienza a llorar solamente por lo sola que se encuentra y a veces suele comportarse de una manera inmadura sobre sus actos. Alguna vez recuerda que en su rostro apareció una sonrisa, una risa fuerte, pero todo desapareció como por arte de magia, sustituyéndolo por dolor, lágrimas y más dolor. Teme hacer el ridículo en frente de todos y se pone nerviosa al cometer un incidente a causa de su torpeza.
Algunas veces querría volver a ese sentimiento el cual la hizo sentir especial, pero debido a las circunstancias, no pudo llegar a más. Aquél sentimiento se escapo y la necesidad de sentirse necesitada llegó a un límite que necesitara el contacto de alguien, que alguien tuviera paciencia con ella y que algún día pueda encontrar a alguien el cual le devuelva de nuevo la sonrisa. Quiere volver a soñar o al menos a tener buenos recuerdos para que si llega a ser feliz en su vida, que sea por ella y por una salida de escape de la soledad, pero no lo puede hacer sola. Una cosa que envidia de la sociedad en la que vive actualmente, es que nunca ha conocido al amor al cien por cien, o al menos no se ha dejado querer...para llegar a conocerlo completamente. La sociedad en la que vive esta gobernada por la avaricia, el dinero y el amor. Sobre todo ese sentimiento el cual hace que la gente parezca otra persona.
Aprendió con los acontecimientos que paso por su corta vida, que en cualquier parte del mundo, cualquiera puede traicionarte y darte la sorpresa de tu vida. Vivió un enamoramiento fugaz que la hizo sentirse culpable de lo que en realidad pensaba antes de conocer lo que era, el primer beso de amor. Pues ese sentimiento se lo quitaron cuando ella estaba lejos de él. Algo en el fondo de ella, le dice con seguridad de que aquel joven no está muerto. Sus cinco sentidos se ponen en alerta cuando de algo está segura y se comporta con firmeza y orgullo. Algunas veces temperamental y con fuerza debido a la sangre pirata que corre por sus venas y por su delicado cuerpo de chica joven.
» GUSTOS «
El sol.
El calor.
Los ojos verdes.
Las margaritas.
El algodon de azucar.
La luna.
» DISGUSTOS «
Los Vampiros.
Los sobrenaturales. Sabe de su existencia, pero prefiere hacerse la loca con aquello.
El chocolate.
Lo dulce en realidad.
» FOBIAS «
Aracnofobia.
A los perros.
En realidad a los animales en si.
Teme algunas veces a poder perderse en algún laberinto,
se pierde enseguida.
» MANIAS «
Morderse las uñas.
Peinarse lo primero de todo al levantarse.
» DEBILIDADES «
Aun no sabe cuales son en sí, pero solamente es la Diosa a la que atraparon
y se la llevaron a Hamunaptra. Era su diosa, su chica, su todo y enseguida el sol oscureció para su corazón
quedandose frio y duro como una piedra.
ella estuvo a punto de ser capturada.
FAMILIARES:
Padres: Madre= Anai Ra'Zackhmed
Padre: Desconocido.
Primos: Sinhue
El sol.
El calor.
Los ojos verdes.
Las margaritas.
El algodon de azucar.
La luna.
» DISGUSTOS «
Los Vampiros.
Los sobrenaturales. Sabe de su existencia, pero prefiere hacerse la loca con aquello.
El chocolate.
Lo dulce en realidad.
» FOBIAS «
Aracnofobia.
A los perros.
En realidad a los animales en si.
Teme algunas veces a poder perderse en algún laberinto,
se pierde enseguida.
» MANIAS «
Morderse las uñas.
Peinarse lo primero de todo al levantarse.
» DEBILIDADES «
Aun no sabe cuales son en sí, pero solamente es la Diosa a la que atraparon
y se la llevaron a Hamunaptra. Era su diosa, su chica, su todo y enseguida el sol oscureció para su corazón
quedandose frio y duro como una piedra.
ella estuvo a punto de ser capturada.
FAMILIARES:
Padres: Madre= Anai Ra'Zackhmed
Padre: Desconocido.
Primos: Sinhue
HISTORIA:
Io.
Una egipcia poco corriente.
Una chica quien va en contra de las normas, de la hermandad de Ra y quien era amiga de la rebeldía, pero con ello le costó la pérdida de un ser querido. No se contara como paso de niña a mujer, pero lo más importante es lo que hizo, por lo que de verdad hizo historia antes de ir en busca de la única familia que le quedaba, su primo, Sinhue. Ella tenía una amiga a la que admiraba mucho, el sentimiento era mutuo. Io, comenzó a sentir ciertos sentimientos hacia su amiga. No sabía en donde se estaba metiendo, sus costumbres eran muy estrictas y no cabía sitio para la homosexualidad. Ella amaba a una chica de ojos verdes, cabellos dorados, a tonos castaños. Era extranjera, pero igualmente se hizo su amiga para después caer ambas en el influjo del amor, cayendo la una y la otra en la necesidad de escaparse cada noche, ir en busca de cada una para así poder estar juntas lejos de tantas miradas. Como amigas quedaban por la mañana, yendo al rio a lavar la ropa, se ayudaban mutuamente, eran buenos tiempos. Luego, por la noche eran amantes que su amor se marchitaba con el paso al día, el día en el que hacía bastante calor. Una vez, yendo a los ríos envueltas en sus que aceres, una lanzo agua a la otra, entonces la otra replico con la misma broma, así hasta que la una y la otra, quedaron una encima de la otra.
No hicieron nada, pero pudieron hacerlo perfectamente. Si, sexo, pero se abstuvieron por la violenta norma aquella que se había impuesto en Egipto. Soñando que algún día pudieran estar juntas, idearon un plan para poder salir de Egipto, con dinero suficiente para unos días y quizás sobrevivir hasta poder llegar donde estaba su primo, de quien oyó que había podido instalarse en París. Seguramente aquello era bonito, sin restricciones, con lugares sin que nadie les estuviera vigilando. En una noche en la que quedo con su querida amada Zarmiär, aprovecho para contarle de que podrían huir hasta Paris, seguramente, su primo les daría techo, solamente tendrían que ser valientes y escaparse. Zarmiär era amante de las leyes, de las reglas, pero por Io se las saltaba todas, pero esto, le supuso un empuje a un cambio, a un cambio que no sabía si darlo. Para sorpresa de Io, ella accedió a escaparse con ella, juntas hasta una nueva vida en París, ciudad del amor.
En la última carta que recibió, su primo le hablaba de lo bonito que era París. No hará más de dos meses que la recibió y la leía estando al lado de Zarmiär, juntas en la noche bajo un árbol. La carta tenía la letra de alguien elegante, de alguien con clase, de alguien de conocimiento. La habrían escrito por él así que tendría que ser alguien de confianza. Todo eso carecía de importancia, ella quería irse con Zarmiär, lejos de Egipto y así poder estar tranquila junto a quien ella amaba, pero a la vuelta, alguien al parecer había dado la alarma de que la hija de los gobernadores de Egipto, había desaparecido, entonces Io no se lo podía creer, se había enamorado de alguien de mucho poder y ella le correspondía aquel sentimiento. Solo que cuando las descubrieron, abrazadas e intentando ocultarse en algún lugar, estas fueron encontradas por la guardia real, llevándoselas hasta aquel que gobernaba para entonces y se decidió el castigo para ambas.
Zarmiär no se soltó de la mano de Io, pensaba que estaría loca, pero no quería separarse de Io, quería estar con ella. Io en cambio, sonreía, enlazando sus dedos temeraria sin temer a que la tomaran por blasfema y que hubiera embrujado la mente de la pequeña hija del gobernador. El castigo para ambas era que al día siguiente, cuando los campos de arena fuesen acariciados por los últimos rayos del sol, serían llevadas a Hamunaptra para su momificación. No las encerraron juntas, pero cada una estaba al lado de la otra, las rejas eran lo único que les separaba de su amor.
Solo un poco mas esperaron, el día llegaría pronto. Io suspiro sujetando la mano de Zarmiär a través de las rejas, Zarmiär igual. Así estuvieron hasta que el alba comenzaba a salir tras las dunas del desierto y en los primeros minutos del principio del día, Io escucho que aquel quien se moría por decadencia en las mazmorras, los dejaban en mitad del desierto a su suerte, para dejarlos descomponerse a su libre albedrio. Zarmiär también despertaba cuando Io terminaba de cuchichear aquel dato, aquello podría salvarlas. Ambas se miraron la una a la otra, pero ¿Quién lo haría?
-Hazlo tú, Zarmiär...
-No...Tú....-sintió la mano de su media naranja sobre su mejilla, dándole ánimos para que hiciera aquello-...Yo soy de sangre real, mi padre entrará en razón...-aquello le rompió el corazón, no sabía cómo reaccionar pues Zarmiär pretendía dejarla y encima confiaba en que su padre sería tan benévolo. Era una pobre ilusa pensando en que aquello funcionaria, en que su padre le diría “no importa” y ella “no sabía lo que hacía”. Trago saliva, pero su sonrisa apareció, curando aquel sentimiento de temor en su corazón-... ¿París? Vive Io, vive para poder seguir tu estrella y así estar contigo en el mismo cielo....-Sus manos la atrajeron para poder darla un último beso en los labios, aquel tacto que jamás volvería quizás a sentir sobre sus labios. Una lagrima rodaba por su mejilla después de separase de ella. Comenzó a toser con cierta elegancia, tan bien actuaba que Zarmiär se metió en la improvisación, dejando alaridos de ayuda para Io. Solo que cuando los guardias que traían a un aguador para que le diera agua, esta ya yacía “muerta” sobre la arena de aquella mazmorra. Zarmiär hacia bien sus lágrimas, sus ruegos hacia el dios al que imploraba con fervor, en ayuda de Io.
Entonces los guardias picaron el anzuelo. Por orden del rey y gobernador de todo Egipto, decidieron mandar a Io fuera de sus dominios, lejos, por hereje y por infame. Jamás podría volver a Egipto. Nunca mas podría volver a la tierra donde nació y después de varias horas en el desierto, despertó, sola y fuera de Egipto. Solo tenía su vestido de egipcia de baja clase, sus sandalias y su fe. Aquello sí que no se lo quitarían. Aun tenía la carta en uno de los bolsillos de la simple túnica de su vestido.
París. Seguramente su destino era estar allí.
º Antes de encontrarse con Sinhue, su primo, se tatuó en la espalda “טה quiero zarmiär” que significa, “Te quiero, Zarmiär” en Hebreo.
º Siente cierta apatía por el compañero de su primo, el cual no lo cree y piensa que es su pareja. Simplemente le recuerda a la relación que no pudo llevar a cabo con Zarmiär y que por ello siente cierta envidia o celos.
º A veces, se porta mal con su primo sin quererlo ella misma. Solo de pensar de que su primo pudo hacer aquello, el poder sobrevivir para poder tener una nueva vida junto a alguien que él quería, le entristecía mucho y aun sigue esperando a Zarmiär, aunque no sabe si la volverá a ver de nuevo.
Io.
Una egipcia poco corriente.
Una chica quien va en contra de las normas, de la hermandad de Ra y quien era amiga de la rebeldía, pero con ello le costó la pérdida de un ser querido. No se contara como paso de niña a mujer, pero lo más importante es lo que hizo, por lo que de verdad hizo historia antes de ir en busca de la única familia que le quedaba, su primo, Sinhue. Ella tenía una amiga a la que admiraba mucho, el sentimiento era mutuo. Io, comenzó a sentir ciertos sentimientos hacia su amiga. No sabía en donde se estaba metiendo, sus costumbres eran muy estrictas y no cabía sitio para la homosexualidad. Ella amaba a una chica de ojos verdes, cabellos dorados, a tonos castaños. Era extranjera, pero igualmente se hizo su amiga para después caer ambas en el influjo del amor, cayendo la una y la otra en la necesidad de escaparse cada noche, ir en busca de cada una para así poder estar juntas lejos de tantas miradas. Como amigas quedaban por la mañana, yendo al rio a lavar la ropa, se ayudaban mutuamente, eran buenos tiempos. Luego, por la noche eran amantes que su amor se marchitaba con el paso al día, el día en el que hacía bastante calor. Una vez, yendo a los ríos envueltas en sus que aceres, una lanzo agua a la otra, entonces la otra replico con la misma broma, así hasta que la una y la otra, quedaron una encima de la otra.
No hicieron nada, pero pudieron hacerlo perfectamente. Si, sexo, pero se abstuvieron por la violenta norma aquella que se había impuesto en Egipto. Soñando que algún día pudieran estar juntas, idearon un plan para poder salir de Egipto, con dinero suficiente para unos días y quizás sobrevivir hasta poder llegar donde estaba su primo, de quien oyó que había podido instalarse en París. Seguramente aquello era bonito, sin restricciones, con lugares sin que nadie les estuviera vigilando. En una noche en la que quedo con su querida amada Zarmiär, aprovecho para contarle de que podrían huir hasta Paris, seguramente, su primo les daría techo, solamente tendrían que ser valientes y escaparse. Zarmiär era amante de las leyes, de las reglas, pero por Io se las saltaba todas, pero esto, le supuso un empuje a un cambio, a un cambio que no sabía si darlo. Para sorpresa de Io, ella accedió a escaparse con ella, juntas hasta una nueva vida en París, ciudad del amor.
En la última carta que recibió, su primo le hablaba de lo bonito que era París. No hará más de dos meses que la recibió y la leía estando al lado de Zarmiär, juntas en la noche bajo un árbol. La carta tenía la letra de alguien elegante, de alguien con clase, de alguien de conocimiento. La habrían escrito por él así que tendría que ser alguien de confianza. Todo eso carecía de importancia, ella quería irse con Zarmiär, lejos de Egipto y así poder estar tranquila junto a quien ella amaba, pero a la vuelta, alguien al parecer había dado la alarma de que la hija de los gobernadores de Egipto, había desaparecido, entonces Io no se lo podía creer, se había enamorado de alguien de mucho poder y ella le correspondía aquel sentimiento. Solo que cuando las descubrieron, abrazadas e intentando ocultarse en algún lugar, estas fueron encontradas por la guardia real, llevándoselas hasta aquel que gobernaba para entonces y se decidió el castigo para ambas.
Zarmiär no se soltó de la mano de Io, pensaba que estaría loca, pero no quería separarse de Io, quería estar con ella. Io en cambio, sonreía, enlazando sus dedos temeraria sin temer a que la tomaran por blasfema y que hubiera embrujado la mente de la pequeña hija del gobernador. El castigo para ambas era que al día siguiente, cuando los campos de arena fuesen acariciados por los últimos rayos del sol, serían llevadas a Hamunaptra para su momificación. No las encerraron juntas, pero cada una estaba al lado de la otra, las rejas eran lo único que les separaba de su amor.
Solo un poco mas esperaron, el día llegaría pronto. Io suspiro sujetando la mano de Zarmiär a través de las rejas, Zarmiär igual. Así estuvieron hasta que el alba comenzaba a salir tras las dunas del desierto y en los primeros minutos del principio del día, Io escucho que aquel quien se moría por decadencia en las mazmorras, los dejaban en mitad del desierto a su suerte, para dejarlos descomponerse a su libre albedrio. Zarmiär también despertaba cuando Io terminaba de cuchichear aquel dato, aquello podría salvarlas. Ambas se miraron la una a la otra, pero ¿Quién lo haría?
-Hazlo tú, Zarmiär...
-No...Tú....-sintió la mano de su media naranja sobre su mejilla, dándole ánimos para que hiciera aquello-...Yo soy de sangre real, mi padre entrará en razón...-aquello le rompió el corazón, no sabía cómo reaccionar pues Zarmiär pretendía dejarla y encima confiaba en que su padre sería tan benévolo. Era una pobre ilusa pensando en que aquello funcionaria, en que su padre le diría “no importa” y ella “no sabía lo que hacía”. Trago saliva, pero su sonrisa apareció, curando aquel sentimiento de temor en su corazón-... ¿París? Vive Io, vive para poder seguir tu estrella y así estar contigo en el mismo cielo....-Sus manos la atrajeron para poder darla un último beso en los labios, aquel tacto que jamás volvería quizás a sentir sobre sus labios. Una lagrima rodaba por su mejilla después de separase de ella. Comenzó a toser con cierta elegancia, tan bien actuaba que Zarmiär se metió en la improvisación, dejando alaridos de ayuda para Io. Solo que cuando los guardias que traían a un aguador para que le diera agua, esta ya yacía “muerta” sobre la arena de aquella mazmorra. Zarmiär hacia bien sus lágrimas, sus ruegos hacia el dios al que imploraba con fervor, en ayuda de Io.
Entonces los guardias picaron el anzuelo. Por orden del rey y gobernador de todo Egipto, decidieron mandar a Io fuera de sus dominios, lejos, por hereje y por infame. Jamás podría volver a Egipto. Nunca mas podría volver a la tierra donde nació y después de varias horas en el desierto, despertó, sola y fuera de Egipto. Solo tenía su vestido de egipcia de baja clase, sus sandalias y su fe. Aquello sí que no se lo quitarían. Aun tenía la carta en uno de los bolsillos de la simple túnica de su vestido.
París. Seguramente su destino era estar allí.
|-.-.-.-.--.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-|
Datos Extras:º Antes de encontrarse con Sinhue, su primo, se tatuó en la espalda “טה quiero zarmiär” que significa, “Te quiero, Zarmiär” en Hebreo.
º Siente cierta apatía por el compañero de su primo, el cual no lo cree y piensa que es su pareja. Simplemente le recuerda a la relación que no pudo llevar a cabo con Zarmiär y que por ello siente cierta envidia o celos.
º A veces, se porta mal con su primo sin quererlo ella misma. Solo de pensar de que su primo pudo hacer aquello, el poder sobrevivir para poder tener una nueva vida junto a alguien que él quería, le entristecía mucho y aun sigue esperando a Zarmiär, aunque no sabe si la volverá a ver de nuevo.
Última edición por Ionemarië el Jue Mayo 24, 2012 9:09 am, editado 3 veces
Ionemarië- Humano Clase Baja
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 18/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: -| Io |- Someone who broke the rules. . .
por Invitado Miér Abr 18, 2012 2:27 pm
Cuando termines postea acá mismo para que un miembro del staff pase a aprobar tu ficha
Invitado- Invitado
Ionemarië- Humano Clase Baja
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 18/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: -| Io |- Someone who broke the rules. . .
por Invitado Vie Abr 20, 2012 8:19 pm
Ficha aceptada, bienvenid@ al foro
Invitado- Invitado
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