Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás [Lodewijk's relations]

La locura se cierne sobre él, lo rodea, liba de ella. Le teme y la ama por igual. Le fascina, le aterra, la conoce, la ha visto, quiere y no quiere verla en sus ojos. Corre hacia ella y cuando está a punto de besarla, huye.

Lodewijk ha estado rodeado de desequilibrados mentales desde que es un niño, y siempre ha sentido atracción por los caminos retorcidos de la mente humana. Todo eso, desde luego, no ha pasado como si nada sobre su persona; está marcado, camina por el sendero que lo conducirá a un destino inevitable. La muerte y la demencia son temas que ama, más de lo que debería. Es observador, astuto, ha tenido que desarrollar la paciencia como virtud, saber aguardar, sabe moverse para obtener lo que quiere, es tramposo, atroz en sus actos, lleva todo a las últimas consecuencias. Sabe jugar sus cartas y jamás es precipitado. Un tipo cruel, desalmado dirían algunos, no le importa mientras obtenga resultados. Arrogante, pero contenido, espectador, nunca partícipe, caballeroso, no completamente social. Correcto, ordenado, obsesivo, perfeccionista, culto, inteligente e intelectual. En las reuniones lo verás escuchando, anotando mentalmente para luego hacerlo en alguno de sus infames cuadernos negros, con sus pacientes es inhumano dentro del acercamiento humano que tiene que llevar acabo, y sin embargo, ha salvado muchas vidas, aunque él en especial no es fanático de la vida humana.

Usa a Rivier, su forma de husky, para obtener cosas, acceso y confesiones, y a Zee, su forma de lobo, para protección y combate, cuando éste es necesario. No se tienta el corazón ante las suplicas de nadie, no tiene escrúpulos para aprovechar el encanto de sus formas animales en pos de sus metas, o su propio carisma natural. Él siempre gana, o intenta que así sea.

A pesar de su forma de ser, no lo verás nunca burlándose de sus pacientes, se toma muy en serio la Psiquiatría. Podrá someterlos a terapias terribles y brutales, pero es ciencia y como tal, la respeta. Cree firmemente que aquellos que mueran durante sus experimentos lo hacen en aras de un bien mayor, y por eso no lo considera un crimen. Sus manos están manchadas de demasiada sangre, y lo mejor, asesinatos respaldados por la comunidad médica. Ha llegado al grado de inyectar sangre animal a humanos, gente en asilos psiquiátricos, para ver su evolución, los ve morir lentamente y sólo anota; lobotomías, trepanaciones, electrocuciones, todo lo ha hecho, todos los resultados los tiene escritos. La moralidad es un retorcido acertijo que maneja a su conveniencia.

Ha visto demasiada decadencia, pudrimiento, deterioro humano. El peor de todos, el de la locura, y él se mantiene firme, aunque no indemne. Trastocado, trastornado, atormentado, demente pero aún funcional.

Tras la muerte de uno de sus pacientes –no el primero que llegó a esas consecuencias- dejó la Psiquiatría y se dedicó a dar clases en la universidad donde él estudió, esto lo frustra, esto le augura el camino de la esquizofrenia, pero cree que aún puede salvarse.