You can get addicted to a certain kinda sadness ~ Steffan Relationships

Para poder entender mejor la personalidad de Steffan hay que dividirla en dos partes: un Antes y un Después.[/color]
Antes
Steffan siempre se destacó por ser un joven culto, con una jovialidad y sentido del humor atrayente para todo aquel que le conociera. Amable y con una facilidad increíble para conseguir amigos. Respetuoso, callado cuando era necesario y con cierta ambición hacia los negocios paternos, claro, esa ambición no era una negativa, sino una positiva, puesto a que él sólo deseaba el bien para los negocios de su padre.
Con las damas, Vodianova era todo un caballero. No era un don Juan, pero si conocía algo del llamado “arte de la seducción”. Aunque es importante aclarar, que Steffan era algo torpe en esta. No sabía distinguir entre una dama que le interesaba su compañía entre una dama que lo encontraba aburrido. No a todas las chicas les interesaba escuchar hablar sobre lo grandioso que era leer acerca de política y ciencias. Y a pesar de tener un físico envidiable entre los chicos, su inteligencia y en algunas ocasiones, ocurrencias y ambiciones científicas, le hacían restar puntos entre las jóvenes de su edad.
Poseedor de ambiciones, en ocasiones testarudo y algo arrogante, Steffan le tenía cierto rencor a su familia paterna. Su madre había sido en su juventud una cortesana francesa, y eso no era bien visto entre los muy tradicionales Vodianova. Él encontraba absurdo que luego de tantos años de casados sus padres, la familia Vodianova continuase con el odio y desprecio hacia su señora madre.
Con su hermana, Katerina, poseía un fuerte e indestructible vinculo. Ella era menor que él y por ello Steffan se esforzaba por ser el mejor ejemplo a seguir. Su cariño, amor y devoción hacia ella brotaba por sus poros. Jamás le había gritado o regañado a la chica, sino que cuando entendía que ella había cometido un error, él prefería explicarle el porqué no debía volver a suceder.
En ocasiones, él se daba cuenta de que tenía una cierta posesividad hacia su querida hermana. Le preocupaba, realmente le preocupaba el hecho de no tolerar el que sus amigos miraran o hablasen de la belleza de su entonces “hermanita”. Él sabía muy bien que Katerina, a sus 14 años, ya cautivaba con sus vivaces ojos verdes y con sus pequeños y rosados labios. El saber que ella iba a alejarse de él en algún momento, le producía enojo e irritación.

Ese era uno de esos pequeños detalles que podían irritarle y hacer que el “buen Steffan” se transformara en un “ogro”. Todo aquel que osara de mirar de manera inapropiada a su hermana, se ganaba su furia.
En resumen, Steffan, siendo un humano, poseía unos sentimientos no apropiados entre hermanos. Katerina era demasiado inocente como para percatarse de lo que él sentía hacia ella. Eso hacía que su jovialidad y buen sentido del humor se fueran a la misma mierda, igual que su salud mental.[/color]

Después
Regresar de la muerte jamás había sido algo tan divertido. Steffan ya no poseía las mismas emociones bondadosas y amigables que había poseído en el pasado. Aquel joven torpe con las chicas y que se culpaba a diario por tener unos sentimientos no apropiados para con su hermana, había muerto.
Ahora era un nuevo Steffan. Uno peligroso.
Arrogante y manipulador. Como humano había poseído un poco de arrogancia cuando se refería al hablar de algún tema que le interesase y que conociera como la palma de su mano, pero como vampiro, la arrogancia es como su segunda piel. Le fascina jugar con los humanos, manipularlos, utilizarlos a su antojo. Jugar con sus mentes hasta que suplicasen por su fin.
¿Dónde había ido a parar el muchacho alegre y amigable que había sido anteriormente? Ni siquiera él mismo conoce la respuesta.
No negará que extraña los rayos de sol impactando sus ojos en las mañanas, ni el olor a café recién colado en las cocinas de su amado hogar… pero vivir como un ser nocturno e inmortal, es mucho más excitante y algo que jamás cambiaria.
Es sádico. Adora la sangre y verla correr por el cuerpo de sus víctimas. No es tan poderoso como alguno de los vampiros que ha conocido a lo largo de sus cortos seis años, pero anhela llegar a serlo.
Aun posee la inteligencia que tenía siendo humano. En sus horas libres, cuando el deseo por matar y beber (y en ocasiones follar) no está presente, disfruta de una buena lectura. Esto le hace recordar sus días como humano, cuando se sentaba al calor de la chimenea junto a su hermana a leer alguno de sus nuevas adquisiciones.
Katerina… esa sin duda alguna es la persona que posee la mitad de sus pensamientos. Pensaba que al momento de morir el recuerdo de su inocente hermana desvanecería, que comenzaría una vida nueva sin necesidad de decirse una y otra vez que pensar y desear a una hermana era pecado. Pero ahora estaba muerto, ¿acaso era pecado continuar pensando de manera impura en su hermana cuando él había cometido peores crímenes hacia otros ‘inocentes’ humanos? Bah, pensar en su hermana en paños menores no va a provocar más condena de la que ya posee.

Altivo, hipócrita y sarcástico, es muy raro verle hablando con la verdad. El sarcasmo es algo que adora y que utiliza a su antojo, algo que le brinda placer…aunque no más que el sexo. Ya no posee estereotipos ni ninguna de esas mierdas que le habían inculcado en su niñez. Le da lo mismo follar con un hombre que con una mujer, ambos le producen el mismo placer.
Steffan puede parecer (cuando se conoce ) todo un monstruo, pero él aun posee un par de sentimientos, igual que recuerdos. No le gusta pensar en ellos, pero allí están. Siente admiración hacia aquellos que son más poderosos que él, porque anhela llegar a ser como ellos. Siente amor y odio (por no tenerla junto a él) hacia su hermana. Puede ser fiel e incluso algo ameno con aquellos que le son leales y le han ayudado.
En fin, entre todo el odio y maldad que se esconde tras de sus ojos claros, también existe un poco (muy poco) de emoción positiva.