Heridas del pasado [J. Kendrick]

Flexionó las rodillas para alejarse del tacto húmedo de las sábanas. Tenía la garganta reseca de lo mucho que había gritado y el corazón golpeaba su esternón. Por mucho que lo intentara, no lograba respirar. De pronto sentía que el ambiente estaba cargado, bochornoso. Cuando se incorporó de la cama incluso tuvo la sensación de que los pies se le quedaban pegados a la madera.

Nuevamente había tenido las pesadillas en las que revivía la muerte de su padre. Hacía ya varias noches que no le había ocurrido y no entendía qué las había vuelto a desencadenar. La muchacha se secó lo que debían de ser lágrimas y se peinó el cabello empapado debido al sudor tras estremecerse. Pese a que estaban en pleno invierno Rory se acercó a la ventana para abrirla dejando que el frescor de la noche invadiera la habitación y se apoyó en el alfeizar respirando hondo. Ahora se sentía un poco mejor, aunque solo un poco. Cuando comenzó a tener frío cerró la ventana y marchó al baño para darse una buena ducha. Su intención era quitarse la mala sensación que le había dejado el sueño y tratar de no recordar el pasado pero esto último no lo consiguió. No había sido más que un mal sueño pero le había parecido tan real que no pudo quitárselo de la cabeza mientras el agua tibia caía sobre ella recorriendo su piel.

Lo que más temía era volver a perder la cabeza. Ya había sucumbido a la locura debido al dolor y a la pérdida. No quería volver a pasar por ello pero cada vez que sufría una de aquellas pesadillas el deseo de venganza volvía a reavivarse en su corazón y en ocasiones era difícil no sucumbir. Y esta parecía ser una de esas veces. Tras salir de la ducha la joven se enfundó ropajes cómodos y con cómodos se refería a ropas de hombre. Siempre había vestido faldas y atuendos femeninos y se había sentido bien con ellos pero después probar la indumentaria de los hombres se percató de lo confortable que era y lo adecuada que era para la lucha. Por eso siempre que podía se vestía con pantalones, para tener mayor agilidad a la hora de moverse.

Una vez se hubo vestido se recogió el cabello en una trenza. Tomó un arco y un carcaj cargado y se lo colgó a la espalda. Por último, se cubrió con una capa que cumplía con las funciones de ocultar sus armas, su aspecto y también la resguardaba del frío invernal. No sabía cuál era su objetivo pero sus pasos eran decididos.

Rory caminaba con sigilo a través del bosque tratando que el crujir que ocasionaban sus botas al pisar la nieve fuera mínimo y no pudiera dar pistas a nadie de su ubicación. No esperaba encontrarse con nada que no fuera algún animal del bosque, ya que veía poco probable hallar a un vampiro o licántropo, aunque nunca se sabía. Alzó la mirada al cielo para toparse con que la blanca esfera reinaba sobre el manto estrellado de la noche. Los labios de la joven se curvaron simulando una sonrisa. Quizás, con un poco de suerte, se topaba con algún hijo de la luna. Uno de aquellos tantos que habían derramado la sangre de inocentes.

Continuó escrutando el bosque en busca de rastros o pistas arco en mano preparada para disparar si era necesario. Si finalmente daba por sentado que tan sólo ella y los habituales animales habitantes del bosque se encontraban en él, practicaría con el arco o con su daga pues necesitaba hacer algo que la ayudase a concentrarse en otra cosa que no fuera el pasado, no importaba que fuera en mitad de la noche. Un crujido a sus espaldas hizo que se volviera tensando rápidamente una flecha en el arco y apuntando a la sombra que había aparecido detrás suya. Un movimiento en falso y dispararía.

Lorelai no respondió cuando el individuo dijo que también era un cazador. ¿Cazador de qué tipo? Es lo que se preguntó la muchacha, porque desde luego podía ser un chupasangre que tratara de confundirla para que se confiara y dejara de apuntarle de forma que él tendría la oportunidad de atacarla con la guardia baja. No, ella no era tan tonta y por eso no dejó de apuntar con el arco.

Escrutó al individuo en la oscuridad, su silueta se le hacía conocida igual que su voz pero no estaba segura y también sabía que los seres como los vampiros podían jugar con la mente de los humanos, ya le había pasado alguna vez y no iba a dejarse engañar tan fácilmente. Sin embargo, cuando escuchó su nombre de boca del desconocido algo cambió.

- ¿James? – dijo insegura.

Cuando las nubes dejaron de ocultar la luna por unos momentos, la joven cazadora fue capaz de vislumbrar al muchacho con total claridad pero había algo que no entendía. ¿Cómo pudo reconocerla si cubría su rostro con la capucha de su capa y no había dicho palabra? En el momento que bajó el arco y se guardó la flecha en el carcaj se percató de que la capucha ya no le cubría el rostro. Sus labios se curvaron en una sonrisa.

- Tienes suerte de haberme reconocido. Sabes que habría disparado sin titubear –

Y no habría fallado. No es que fuera la mejor arquera, pues dentro de los suyos los había mucho mejores pero eso no quitaba que fuera buena con él. Había practicado tanto de pequeña a escondidas de los demás que de algo le había tenido que servir. De hecho, el arco con el que practicaba se lo construyó ella sola.

- ¿He interrumpido tu caza? – preguntó al ver cómo guardaba su daga. Aunque no necesariamente tenía que haber acudido al bosque a cazar, puesto que ella misma iba siempre armada fuese donde fuese sin que estuviera en plena tarea – Y no me invitaste, ¿dónde quedó nuestra amistad? – añadió en tono teatral.

Rory se acercó al joven y lo rodeó en un abrazo alegrándose de haberse encontrado con un amigo en mitad de una crisis. Porque de momento no había cometido ninguna locura pero ¿y si lo hacía? No podía permitir el volver a perderse, tenía que ser fuerte y permanecer entera sin dejar que los oscuros sentimientos que anidaban en su corazón la arrastraran al abismo.

- Me alegro de que estés aquí – dijo tras separarse de él.

No sabía por qué pero James siempre aparecía cuando más lo necesitaba, ¿acaso tenía un sexto sentido? Las casualidades no existían o al menos eso solía decir su padre, por lo que ese encuentro en mitad del bosque no era más que lo que tenía que suceder.


(¡Perdón por la tardanza! >_<)