Arianne Widmer

Datos Básicos
-Nombre del Personaje: Arianne Widmer
-Edad: 26 años
-Especie: Humano, Bruja.
-Tipo, Clase Social o Cargo: Clase Media.
-Orientación Sexual: Bisexual.
-Lugar de Origen: Ginebra, Suiza.
-Habilidad/Poder: Hechicería, Reminiscencia y Nigromancia.

Descripción Física
Es una joven mujer delgada y estilizada, con el andar de un felino; no es demasiado alta pero aquello no le quita imponencia ya que su mirada altanera procurará no dejarse pisotear por nadie. Alguien de tez blanquecina, tersa y bien cuidada; de piernas delgadas y bien formadas, a Arianne le encantan, las cuida como al resto de su cuerpo y le es una lástima no poderse mostrar al mundo sin ser tachada por una cortesana que no es. De labios bien pronunciados, el inferior más carnoso que el superior, siguiendo la moda de la reina Isabel I, suele utilizar un color rojizo en sus labios, aprovechando su pálida piel. De ojos claros, intimidantes y profundos y de un cabello rubio, sedoso y lacio, aunque a veces suele formársele leves ondas en las puntas. De todo lo que es apariencia, ella se cuida, ya que le es importante, mas no se dejen engañar por aquello ya que su curiosidad se centra en la verdadera naturaleza de los seres que la rodeen.

Descripción psicológica
En la sociedad suele ser juzgada como una joven callada y cerrada, demasiado y cualquiera que conozca a su familia tendrá cierta curiosidad por lo que en su mente pudiera suceder, ya que es notable la ausencia de sus padres. Si una persona o vendedor se le acerca seguirá de largo, no le prestará atención, al igual que si le quieren preguntar algo o pedirle un favor. Se le debe insistir varias veces para que se voltee y solo te hará caso si tu necesidad le es realmente interesante o si lo que pides vale la pena. Sin embargo puede dejarse seducir por las monedas, el dinero puede convencerla a ayudarte con algún trabajo aunque para ella le sea aburrido o de poco interés. Suele ser una mujer elegante y de buen caminar, intentando contener cualquier sensualidad que desentone con el ambiente por el que esté circulando ya que, aunque amaría ser el centro de atención, no le conviene serlo; su frente tiene tatuada la palabra «bruja» si se la ve a los ojos por largo rato, corre por sus venas y le es muy complicado ocultar su verdadera esencia de la que está tan orgullosa.

Para ella su brujería es la mejor de todas, se cree la más grande bruja de toda su familia teniendo teorías que en cada generación una bruja más fuerte aparece y hoy en dia aquella bruja es ella. No duda de sus habilidades y cree que con su enorme poder puede ayudar a otras criaturas a fortalecerse o simplemente destruir a quien se le plazca.

No es ningún ángel aunque lo pueda aparentar, gusta del engaño, la mentira y la oscuridad. Se ríe de la religión y se deja llevar por todo lo que la iglesia prohíbe. No teme experimentar cosas nuevas, en general no teme a nada, ni siquiera a las hogueras aunque haya tenido que ver arder a sus propios padres en ellas. Es alguien que se interesa por los hombres pero no les cierra las puertas a las mujeres que deseen darle la espalda a su religión y caigan al pecado. Tiene un gusto especial por lo erótico tanto como lo prohibido, le genera tal curiosidad y excitación que no puede no sonreír ante aquello. Es astuta e inteligente, desconfiada, sagaz y picara, sin olvidar lo terca, orgullosa y egocéntrica que puede ser; es de palabras justas, compañera de la ironía y el sarcasmo. No siempre discute ni se defiende, solo cuando lo ve necesario, no es de gastar energías en gente que no lo vale o en temas que no son de su interés, cuando está demasiado segura de su razón y superioridad sonreirá complacida y jugará con tu lógica un rato, hasta que se aburra y decida emplear su tiempo en algo más productivo.

Historia

Ese siempre había sido el pensamiento de Arianne, tanto de ella como de sus padres y abuelos y así sucesivamente. Su árbol genealógico venía desde hacia varios siglos con el mismo tema y ella se había encargado de hacer una gran cadena en su mente sin querer transmitirlo al papel. Fue su abuela, una vez mucho antes de morir, quien le relató la larga historia de su familia de todas las ramas que existían o que al menos la casa principal sabía. Ellos eran la rama principal de la misma, los brujos más poderosos desde mucho antes de su tras tátara-abuela, cuando engendró a su tátara-abuela con el propio hermano. Desde pequeña, Arianne fue criada con aquellas historias y con sus «clases de brujería» como llamaba su madre con entusiasmo; le veía un gran potencial por lo que no había dejado pasar los años, haciéndola ayudar en las cuestiones desde sus siete. En sus ratos libres solía hablar con su abuela, escuchar algo de música con el abuelo, quien mantenía siempre contratada a alguna orquesta pequeña para los fines de semanas. Se encontraban muy bien económicamente, Ginebra era su hogar y donde había plantado e invertido en trabajo por largos años, era casi una vida perfecta que ella sabía aprovechar y recordar.

En las festividades solían reunirse en alguna de las casas más grandes con sus primos y primos segundos, sus tíos y tíos-abuelos, con un sinfín de relaciones familiares que ella intentaba retener en su cerebro pequeño; siempre había sido una damita, una persona alegre y risueña, alguien a quien se le notaba la luz pero al mismo tiempo la oscuridad. Había salido a su madre, era su vivo calco no solo físicamente, sino también en lo que respectaba a sus poderes de bruja. Si la familia tenía problemas, si algún miembro de aquella era molestado de alguna manera, no había problema, solo se debía recurrir a la madre de Arianne y aquella molestia terminaría con algún pesar o malestar sobre ella, inclusive la muerte. Arianne desde pequeña había tenido esa atracción especial hacia su madre, un orgullo y adoración difícil de creer, comprendiendo quien era y como debía crecer desde temprana edad por lo que se le consideraba digna y clara sucesora de la familia y así sería, ya que su hermano, aunque fuera buen brujo, era hombre y la potencia de los poderes siempre se habían centrado en las mujeres, o al menos así se decía.

Sin embargo los planes de la familia se vieron interrumpidos por una visión, por un mal augurio que caería sobre los tres pilares principales de los Widmer, es decir, los padres de Arianne y ella misma. Fueron traicionados y acusados de herejía, de prácticas oscuras, acusados de lo que eran: brujos. Ambos adultos fueron quemados en dos hogueras diferentes para no «potenciarlos» querían debilitarlos, matarlos, tenían miedo de ellos y hacía muchos años que eso ya se sabía dentro de la familia.

Arianne, con trece años, vio los cuerpos de sus padres arder aquella mañana, los escuchó gritar mientras se alejaba entre los arboles de la mano de su hermano, siendo llevada al encuentro con uno de sus tíos, una segunda rama de la familia, quienes habían decidido acogerlos en sus brazos franceses para que el linaje de los Widmer no terminara. Ellos no les temían ni los odiaban, al contrario, las ramas segundas de la familia solían querer mucho a la rama principal ya que eran ellos quienes los llevaban a la gracia y fortuna, al menos hasta el momento había sido así. Principalmente por su madre, ella había sido un amor de persona, una bruja muy querida y respetada en la familia, era obvio y claro que serían ayudados por el resto.
Aunque ella sola fuera la necesaria para revivir y proseguir con la larga historia de Widmers, su hermano también fue acogido, más que por la exigencia de la pequeña por el hecho de la existente posibilidad de ser el fecundador de la próxima generación, la próxima criatura.

Los meses en Francia pasaron rápido hasta que los hermanos se acostumbraron a aquello, creciendo y convirtiéndose en una fuente de trabajo por parte del mayor y en un modelo estético excepcional de parte de la pequeña quien ya cumplidos sus quince años demostraba un completo desarrollo físico, el mental ya lo había desarrollado hacía tiempo. Y aquello era demostrable, ella sabía como la miraba su tío, aquel mismo que la salvó del fuego y como podía manipular a sus primos cual primates embobados, le causaba gracia y superioridad ante ellos pero no sobre el padre de los mismos. Estaba segura, y le acertaba, al pensar que aquel había estado enamorado y encamado con su madre, la lujuria se le notaba y los comentarios e historias que había adquirido su mente con el paso del tiempo le hacían dudar las posibilidades de que existiera solo hermandad. Y tenía razón, completa razón, su tío no solo había mantenido lazos carnales con su madre, sino que también era su propio padre, ¿Cuál sería el horror de las personas al ver la inocencia de la joven arrancada por su propio padre? De parte de la iglesia seguramente infierno y pecado.

Arianne no ha tenido problema o trauma alguno por aquellos actos, aunque muchos dirían que aquello dio fruto al gusto por llevar trajes de hombres, cuando en realidad solo intenta incluirse en la sociedad de una manera en que pueda facilitar su verdadero trabajo, la brujería. Suele ponerse pantalones y una gorra para cubrir su cabello y adentrarse en el cementerio para poder enterrar a quienes ya han pasado para el otro lado. Podría utilizar aquella apariencia para divertirse, pero solo lo ha hecho pocas veces. Esto no es reclamado en la familia, por ninguno, Arianne nunca recibe sermones, nunca los recibió y nunca los recibirá.

Extras
•Aunque en sus comienzos la familia Widmer haya sido de clase alta, con las ultimas quemas de brujas se han reducido a clase media hasta que las nuevas brujas poderosas logren volverlos a su estirpe.
•Quiso trabajar en el cementerio para poder conseguir o ejecutar sus trabajos con más facilidad, más allá que le guste aquel ambiente.
•Lleva consigo el relicario que le regaló su madre en su último cumpleaños, antes que fueran quemados, dentro están los dos nombres de sus padres.
•Sigue viviendo donde sus tíos, ya que es una «solterona» y sin hombre no debería vivir sola.
•Siempre se la vio y se la sigue viendo muy pegada a su hermano mayor.

Ramona © Rachelia.org