AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Treacherous Shadows {Privado}
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Treacherous Shadows {Privado}
¿Crees que ser cortesana es fácil? Si es un sí, no sabes nada.
El cansancio estuvo a punto de devorarle, se dejaría caer en cualquier esquina que encontrara desocupada, sin embargo, aún presentaba esas últimas esperanzas por continuar corriendo en la obscuridad y alejarse del peligro al que, como sexoservidora, era expuesta cada noche, día con día, desde el instante en que sería la forma en que se ganaría la vida. Un hombre en la taberna advirtió a Chelsey desde el instante en que entró, ella supuso que sería un buen cliente al término de su velada, lo buscó y cortejó como a cualquier otro. Las apariencias engañan. Salieron juntos de ahí, la mujer portaba esa sonrisa seductora en sus labios y él las malas intenciones en sus orbes, ella no lo imaginó. Las mujeres no están hechas para conversar o eso es lo que la sociedad interpreta de su compañía, así que la morena no se molestó en refutar nada de lo que él aseguraba, aún cuando ella comprendía que era un completo error, simplemente asintió con la cabeza dejando que su sonrisa confirmara su disposición. Sin más preámbulo, se acurrucaron en uno de los callejones, alocados por la ansiedad y la lujuria impertinente que se apoderaba con mayor ímpetu en el varón. Chelsey estaba para complacer sus más sucios designios, después de todo para eso le pagaría, lo que ella no sabía es que aquel hombre de apariencia normal, era necrófilo.
La golpeó en el rostro consiguiendo romper su labio inferior, desgarró las faldas de su vestido y desató los lazos de su corsé. Hubo batalla entre ambos, él la obligaría a doblegarse y ella se resistiría ante todo. Haló su cabello y arrancó un mechón del mismo. Una bofeteada marcó un rasguño a la altura de su pómulo debido al pesado anillo que él portaba en su mano derecha. La arrojó contra el suelo donde la tierra vistió sus ropas, el maquillaje se corrió por el rostro de Chelsey. El ónix, una piedra de poca belleza y valor, ahora lucía más como un trozo de tierra desmoronándose en las esquinas de la ciudad. Corría por su vida mientras escuchaba los peligrosos pasos de ese hombre detrás de ella. La insultaba, intentaba alcanzarla, si antes la quería matar para poder sentir placer en el acto, ahora lo haría por venganza. En su defensa, la fémina tuvo que patear la entrepierna del extraño produciéndole una agonía tanto física como haber golpeado en su orgullo ¿Cómo es posible que una maldita “perra” pudiese con él? Fueron sólo reflejos, la suerte de haber aprendido a adelantarse a los movimientos de sus acompañantes, a predecir lo que harían…
Se detuvo al doblar en un callejón. Las calles se abrían frente a ella. A nadie le importó ver a una doncella correr completamente despavorida, era mejor no preguntar. Observó lo que le rodeaba, las agigantadas casonas, los letreros en los negocios. Las huellas en los taludes, la neblina opacando la visión de los aventureros, los carruajes estacionados, los caballos que, con inquietud desconocida, movían su cabeza de arriba hacia abajo, golpeando con fuerza la tierra bajo sus patas, algo les ocurría ¿Acaso podían oler el miedo de la cortesana? Se pegó más al muro, asomó la cabeza por la esquina con cierta precaución. No podía ni siquiera respirar, hiperventilaba con miedo de ser escuchada. Los orbes se encontraban dilatados, preocupados por ver más allá de la obscuridad permisible. Los faroles sólo le daban un bosquejo de la realidad que se pintaba allí afuera. Limpió la sangre que se mantuvo aferrada a su mentón, la miró con extrañeza, era más anaranjada de lo que recordaba y, en ese momento de distracción el infeliz se posó frente a ella golpeándole el vientre. Chelsey dobló su cuerpo y cayó arrodillada. Sofocada, derrotada y adolorida. –Mal..dito.. desgra…- No pudo terminar la frase cuando su acosador la levantó por la garganta asfixiándola. Puso ambas manos sobre la muñeca de este e intentó doblegarla, pero fue completamente inútil, sus fuerzas no podrían compararse con las de él. Se sintió mareada por la situación. Las sombras comenzaron a danzar a lo lejos, todo le daba vueltas y al final cerró sus ojos. Fue ahí donde él la arrojó contra unos barriles de agua que se destrozaron por completo empapándole. El baño la ayudó a despertar y con una patada en los tobillos derribó a su oponente, se arrastró por el lodo y vaciló varias veces antes de poder levantarse y pretender huir.
La golpeó en el rostro consiguiendo romper su labio inferior, desgarró las faldas de su vestido y desató los lazos de su corsé. Hubo batalla entre ambos, él la obligaría a doblegarse y ella se resistiría ante todo. Haló su cabello y arrancó un mechón del mismo. Una bofeteada marcó un rasguño a la altura de su pómulo debido al pesado anillo que él portaba en su mano derecha. La arrojó contra el suelo donde la tierra vistió sus ropas, el maquillaje se corrió por el rostro de Chelsey. El ónix, una piedra de poca belleza y valor, ahora lucía más como un trozo de tierra desmoronándose en las esquinas de la ciudad. Corría por su vida mientras escuchaba los peligrosos pasos de ese hombre detrás de ella. La insultaba, intentaba alcanzarla, si antes la quería matar para poder sentir placer en el acto, ahora lo haría por venganza. En su defensa, la fémina tuvo que patear la entrepierna del extraño produciéndole una agonía tanto física como haber golpeado en su orgullo ¿Cómo es posible que una maldita “perra” pudiese con él? Fueron sólo reflejos, la suerte de haber aprendido a adelantarse a los movimientos de sus acompañantes, a predecir lo que harían…
Se detuvo al doblar en un callejón. Las calles se abrían frente a ella. A nadie le importó ver a una doncella correr completamente despavorida, era mejor no preguntar. Observó lo que le rodeaba, las agigantadas casonas, los letreros en los negocios. Las huellas en los taludes, la neblina opacando la visión de los aventureros, los carruajes estacionados, los caballos que, con inquietud desconocida, movían su cabeza de arriba hacia abajo, golpeando con fuerza la tierra bajo sus patas, algo les ocurría ¿Acaso podían oler el miedo de la cortesana? Se pegó más al muro, asomó la cabeza por la esquina con cierta precaución. No podía ni siquiera respirar, hiperventilaba con miedo de ser escuchada. Los orbes se encontraban dilatados, preocupados por ver más allá de la obscuridad permisible. Los faroles sólo le daban un bosquejo de la realidad que se pintaba allí afuera. Limpió la sangre que se mantuvo aferrada a su mentón, la miró con extrañeza, era más anaranjada de lo que recordaba y, en ese momento de distracción el infeliz se posó frente a ella golpeándole el vientre. Chelsey dobló su cuerpo y cayó arrodillada. Sofocada, derrotada y adolorida. –Mal..dito.. desgra…- No pudo terminar la frase cuando su acosador la levantó por la garganta asfixiándola. Puso ambas manos sobre la muñeca de este e intentó doblegarla, pero fue completamente inútil, sus fuerzas no podrían compararse con las de él. Se sintió mareada por la situación. Las sombras comenzaron a danzar a lo lejos, todo le daba vueltas y al final cerró sus ojos. Fue ahí donde él la arrojó contra unos barriles de agua que se destrozaron por completo empapándole. El baño la ayudó a despertar y con una patada en los tobillos derribó a su oponente, se arrastró por el lodo y vaciló varias veces antes de poder levantarse y pretender huir.
Geneviève Allard- Prostituta Clase Baja
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
“Te puedes llevar una gran sorpresa, el destino siempre nos tiene una jugada…el destino traza nuestros caminos como debemos de recorrerlos sin importar que”
¿Qué vida tengo?, esto es vida de verdad, parece que me estoy haciendo el sufrido por tanto hablar de mi miserable vida que tengo como un ser de la inmortalidad, siempre me decía aquella anciana que limpiaba la casa “amo, porque no sale a divertirse un poco, desde que su prometida se fue, no ha salido a ningún lado” Me molestaba que me recordara que esa mujer se fue, se fue con otro después de acostarse con un miserable hombre y sobre todo cazador. Un cazador que en cualquier momento me podía matar, aunque como estaba yo podría desgárralo, pero como soy tan buena persona lo deje ir. De mis labios sale un ligero suspiro, no sabía de lo que ya estaba pensando eso ocurrió desde hace mucho tiempo y el pasado se queda atrás, el presente es lo que estoy viviendo y el futuro es lo que tendré que no quiero saber que me depara en el futuro ¿La razón? Porque pueden pasar muchas cosas en este tiempo, en este momento. Puse mis manos juntas entrelazándolas entre sí, poniendo mis codos sobre la mesa de escritorio que se encontraba en mi despacho hace dos horas que me estaba encerrado, porque estaba escribiendo una carta, pero como cuatro veces arrugue la carta tirándola en el suelo porque no me gustaba lo que le ponía, era una carta para un señor, quería hacer negocios con él, pero no sabía cómo decirle que viniera a mi casa, tal día, tal hora y sobre todo la razón, necesitaba pensar con claridad, necesito ser muy astuto con este hombre, el no tiene ni el pelo de tonto y yo menos, ganaría mucho dinero con él, por eso quiero que el trabaje para mí, el se dedica a transportar muebles de casa, de escuela, etc, todo tipo de muebles, es legalmente verificado por las autoridades, es raro encontrar clientes asi por eso de verdad me interesa mucho, pero como es legal, es un poco estricto, yo tengo muebles muy bien, caro y sobre todo muy cuidados, por eso quiero que el trabaje para mi, pero como he dicho anteriormente necesito ser muy astuto para que acepte mi ofrecimiento. Pero mi mente ahorita no me daba para más, apoye mis manos sobre la mesa e impulsándome para poder pararme, cuando lo hice di unos cuantos pasos para estar cerca de la ventana, observando de reojo que ya era de noche ¿Tan rápido? Dios, este día se me pasó volando, voltee rápidamente a ver el reloj que estaba pegado en la pared de la habitación. Marcaba las ocho de la noche-Valla, tan rápido ya son las ocho, si que se fue ahora volando el tiempo, cuando menos lo pensé ya era de noche y sobre todo las ocho, bueno es hora de salir, es hora de ser una persona “normal”-Rodee mis ojos caminando hacia la salida de mi despacho, puse mi mano en la perilla de la puerta abriéndola, cuando lo hice me sorprendí un poco al ver a mi “nana” parada enfrente de mi puerta con su brazo levantando, su mano empuñada-Mi niño…-Esas dos palabras salieron de la boca de mi “nana”-¿Qué pasa?-Pregunte, pasando a su lado, pero cuando iba avanzar más me tomo de mi brazo, haciendo que la mirara de reojo-No salga hoy, siento que le va a pasar algo-Me reí por aquel comentaron, acercándome a su rostro-No se preocupe por mi-Susurre-No me va a pasar nada-Le di un beso en la mejilla derecha y me aleje lo más rápido que pude de su agarre. Me encontraba enfrente de la puerta de mi casa ya abierta mostrándose el exterior-Nos vemos...-Le hice una reverencia y salí cerrando la puerta tas mi espalda.
Mire hacia cada lado, todavía me encontraba dándole la espalda a mi casa, no sabía qué camino tomar su el lado derecho o el lado izquierdo, nunca, pero nunca sabia donde ir, cada vez que salía de casa caminaba por horas y horas y a veces solo daba vueltas como un verdadero tonto. Pase el dorso de mi mano por mi frente, estaba un poco mosqueado porque nunca sabia a donde ir, me voltea lado derecho, ahora tomaría ese camino, no sabía lo que me deparaba ese camino, el destino, solo sentía que tenía que ir por allá, tampoco me importaba que me pasara algo extraño, es lo que necesito que me pase cosas nueva, que vea a gente nueva, no tengo amigos, no tengo con quien sentarme en la mesa y charlar un rato, jugar ajedrez o al póker, ni lo juega porque la verdad no me gusta jugar solo. Las calles siempre han sido frías por la noche, el viento era mucho más fresco que hasta calaba los huesos… ¿Cómo lo sabía yo? Si soy un Vampiro que siempre esta frio, que está igual o peor que un tempano de hielo, bueno lo sé porque las personas que suelen salir a esta hora de la noche o más tarde se quejan por lo fresco que esta, a mi ni cosquillas me hace el frio, hasta llegaba a nublarse o como la briza que no se podía ver. Me gustaba trapazar aquella briza, me sentía como una película de terror, a veces me daba risa pero después veo que las personas corrían para alejarse de mí no me causaba risa y lo dejaba de hacer, hace tiempo que no lo hago y tampoco pretendo hacerlo a esta altura de mi vida. Las pocas personas que se podían ver en las calles eran más hombres que mujeres, los hombres porque venían de ver a sus amantes o de estar con una cortesana en el burdel y las mujeres que se venían por la calle era cortesana o vivía en ellas, porque las damas de sociedad las que se creían la gran cosa no salían a esta hora de calles, claro si son rebeldes y que bien la vida al máximo esa es otra historia. Aunque no me gustan que las mujeres sean cortesanas ¿Por qué? Si con eso viene, podrían agarrar un trabajo mucho más decente y donde algunos hombres no la golpearan como unos lo hacen. Pero tampoco puedo decirle a cada mujer cortesana que encuentro que porque son cortesana, cada quien hace con su vida lo que le vengan en gana pero yo siempre defenderé a una mujer cueste lo que cueste, o lo que sea, pero dejare de pensar en eso-Porque estas pensando en lo que hace una cortesana en su vida, mira tú Frausto, pensando en eso-Mi propia mente me estaba regañando. Mientras seguía peleando conmigo mismo seguía por las calles, adentrándome a los callejones en poco tiempo.
El cielo estaba más oscuro de lo normal, lo estaba observándolo mientras seguía caminando por los callejones que estaban más desiertos que las calles, claro, nadie se atrevería a entrar por estos rumbos por lo peligroso que son y sobre todo de noche, si de día…imagine lo que pueden hacer los aprovechado en la noche. Aquí pueden traer a una dama y hacerle lo que se le plazca. Las nubes estaban más grises, en cualquier momento iba a llover, con lo que me gustaba caminar bajo la lluvia. Mis pasos eran lentos, no se escuchaba, de repente me detuvo al escuchar un ruido, observe cada lado, pero no podía ver, mis pasos si eran lentos antes ahora no se escuchaban, seguí viendo donde provenía los ruidos aquellos, el olor a sangre se adentro por mis fosas nasales…arrugue la frente un poco ¿Qué diablos estaba pasando aquí? Porque el olor a sangre se estaba haciendo más intenso mediante me acercaba. Que….que estaba pasando quiero llegar ya rápido y saber lo que estaba pasando. Cuando llegue, mis ojos no podían creer lo que estaba viendo…estaba una mujer en el suelo arrastrándose por el lodo y un señor yendo por ella, mi ceño se frunció-Como se le ocurre hacer esto-Casi grito, ambos me voltearon a ver, la mujer estaba golpeada, con sus ojos con un miedo mientras el hombre se burlaba de mi-¿Qué le causa mucha risa?-Pregunte, tronando mis dedos mientras escuchaba como la lluvia golpeaba mi cuerpo. Estaba lloviendo, pero a mí no importaba, estaba esa mujer casi muerta cuando mire que la iba a tomar del brazo rápidamente me puse a su lado y deteniendo el bazo-Yo que usted, no la volvía a tocar-Tome su brazo e hizo quebré, escuchando el grito desgarrador-Grite….como ella lo estaba haciendo-Lo avente lejos viendo como chocaban contra la pared, me puse de rodilla viendo a la mujer-Por dios como te hizo ese hombre, ese bastado…¡hijo de puta…!-No pude controlarme, mis palabras salían solamente, viendo a esa mujer casi a punto de desmayarse. Me quite mi saco y se lo puse encima suyo-Espérame…no te vayas…este, bueno no creo que te vayas a ir-Voltea ver al bastado ese, yendo con el, estuve cercas de él lo tome del cuello-Tu no volverás a tocar a una mujer en tu vida-Mi odia hacia el iba creciendo me reventaba que un hombre se crea el macho que no era, golpeando una mujer-Eres un cerdo, un maldito cerdo…-En mi rostro apareció una sonrisa sínica, lo deje caer al suelo y poniendo mi pie sobre su hombría-Tú no eres un hombre como crees-Le aplaste como sui se trata de una cucaracha aquella parte del hombre, su miembro escuchando el grito de horror-Asi…sufre…-le seguía mallugando aquella parte, viendo como la lluvia golpeaba nuestro cuerpos su estuviera llorando no me daría cuenta pero el sufrimiento que le estaba dando me gustaba, observe que ya se había desmayado del dolor, lo deje en paz yendo rápidamente ante la dama, que estaba todavía tirada en el suelo. La cargue entre mis brazos, caminando con ella, necesitaba un lugar para cubrirnos de la lluvia, no tanto por mi pero por esta mujer si, su rostro estaba golpeado-No puedo creer que alguien te haya hecho esto, golpeado a una mujer. A lo lejos encontré un pequeño puesto en el callejón, donde tenía un techo, rápidamente me acerca, viendo que nadie estaba, se nota que desde hace tiempo no funciona, nos refugiamos ahí, con ella en mis brazos notando que se había quedado dormida o desmayada?.
Mire hacia cada lado, todavía me encontraba dándole la espalda a mi casa, no sabía qué camino tomar su el lado derecho o el lado izquierdo, nunca, pero nunca sabia donde ir, cada vez que salía de casa caminaba por horas y horas y a veces solo daba vueltas como un verdadero tonto. Pase el dorso de mi mano por mi frente, estaba un poco mosqueado porque nunca sabia a donde ir, me voltea lado derecho, ahora tomaría ese camino, no sabía lo que me deparaba ese camino, el destino, solo sentía que tenía que ir por allá, tampoco me importaba que me pasara algo extraño, es lo que necesito que me pase cosas nueva, que vea a gente nueva, no tengo amigos, no tengo con quien sentarme en la mesa y charlar un rato, jugar ajedrez o al póker, ni lo juega porque la verdad no me gusta jugar solo. Las calles siempre han sido frías por la noche, el viento era mucho más fresco que hasta calaba los huesos… ¿Cómo lo sabía yo? Si soy un Vampiro que siempre esta frio, que está igual o peor que un tempano de hielo, bueno lo sé porque las personas que suelen salir a esta hora de la noche o más tarde se quejan por lo fresco que esta, a mi ni cosquillas me hace el frio, hasta llegaba a nublarse o como la briza que no se podía ver. Me gustaba trapazar aquella briza, me sentía como una película de terror, a veces me daba risa pero después veo que las personas corrían para alejarse de mí no me causaba risa y lo dejaba de hacer, hace tiempo que no lo hago y tampoco pretendo hacerlo a esta altura de mi vida. Las pocas personas que se podían ver en las calles eran más hombres que mujeres, los hombres porque venían de ver a sus amantes o de estar con una cortesana en el burdel y las mujeres que se venían por la calle era cortesana o vivía en ellas, porque las damas de sociedad las que se creían la gran cosa no salían a esta hora de calles, claro si son rebeldes y que bien la vida al máximo esa es otra historia. Aunque no me gustan que las mujeres sean cortesanas ¿Por qué? Si con eso viene, podrían agarrar un trabajo mucho más decente y donde algunos hombres no la golpearan como unos lo hacen. Pero tampoco puedo decirle a cada mujer cortesana que encuentro que porque son cortesana, cada quien hace con su vida lo que le vengan en gana pero yo siempre defenderé a una mujer cueste lo que cueste, o lo que sea, pero dejare de pensar en eso-Porque estas pensando en lo que hace una cortesana en su vida, mira tú Frausto, pensando en eso-Mi propia mente me estaba regañando. Mientras seguía peleando conmigo mismo seguía por las calles, adentrándome a los callejones en poco tiempo.
El cielo estaba más oscuro de lo normal, lo estaba observándolo mientras seguía caminando por los callejones que estaban más desiertos que las calles, claro, nadie se atrevería a entrar por estos rumbos por lo peligroso que son y sobre todo de noche, si de día…imagine lo que pueden hacer los aprovechado en la noche. Aquí pueden traer a una dama y hacerle lo que se le plazca. Las nubes estaban más grises, en cualquier momento iba a llover, con lo que me gustaba caminar bajo la lluvia. Mis pasos eran lentos, no se escuchaba, de repente me detuvo al escuchar un ruido, observe cada lado, pero no podía ver, mis pasos si eran lentos antes ahora no se escuchaban, seguí viendo donde provenía los ruidos aquellos, el olor a sangre se adentro por mis fosas nasales…arrugue la frente un poco ¿Qué diablos estaba pasando aquí? Porque el olor a sangre se estaba haciendo más intenso mediante me acercaba. Que….que estaba pasando quiero llegar ya rápido y saber lo que estaba pasando. Cuando llegue, mis ojos no podían creer lo que estaba viendo…estaba una mujer en el suelo arrastrándose por el lodo y un señor yendo por ella, mi ceño se frunció-Como se le ocurre hacer esto-Casi grito, ambos me voltearon a ver, la mujer estaba golpeada, con sus ojos con un miedo mientras el hombre se burlaba de mi-¿Qué le causa mucha risa?-Pregunte, tronando mis dedos mientras escuchaba como la lluvia golpeaba mi cuerpo. Estaba lloviendo, pero a mí no importaba, estaba esa mujer casi muerta cuando mire que la iba a tomar del brazo rápidamente me puse a su lado y deteniendo el bazo-Yo que usted, no la volvía a tocar-Tome su brazo e hizo quebré, escuchando el grito desgarrador-Grite….como ella lo estaba haciendo-Lo avente lejos viendo como chocaban contra la pared, me puse de rodilla viendo a la mujer-Por dios como te hizo ese hombre, ese bastado…¡hijo de puta…!-No pude controlarme, mis palabras salían solamente, viendo a esa mujer casi a punto de desmayarse. Me quite mi saco y se lo puse encima suyo-Espérame…no te vayas…este, bueno no creo que te vayas a ir-Voltea ver al bastado ese, yendo con el, estuve cercas de él lo tome del cuello-Tu no volverás a tocar a una mujer en tu vida-Mi odia hacia el iba creciendo me reventaba que un hombre se crea el macho que no era, golpeando una mujer-Eres un cerdo, un maldito cerdo…-En mi rostro apareció una sonrisa sínica, lo deje caer al suelo y poniendo mi pie sobre su hombría-Tú no eres un hombre como crees-Le aplaste como sui se trata de una cucaracha aquella parte del hombre, su miembro escuchando el grito de horror-Asi…sufre…-le seguía mallugando aquella parte, viendo como la lluvia golpeaba nuestro cuerpos su estuviera llorando no me daría cuenta pero el sufrimiento que le estaba dando me gustaba, observe que ya se había desmayado del dolor, lo deje en paz yendo rápidamente ante la dama, que estaba todavía tirada en el suelo. La cargue entre mis brazos, caminando con ella, necesitaba un lugar para cubrirnos de la lluvia, no tanto por mi pero por esta mujer si, su rostro estaba golpeado-No puedo creer que alguien te haya hecho esto, golpeado a una mujer. A lo lejos encontré un pequeño puesto en el callejón, donde tenía un techo, rápidamente me acerca, viendo que nadie estaba, se nota que desde hace tiempo no funciona, nos refugiamos ahí, con ella en mis brazos notando que se había quedado dormida o desmayada?.
- Nota:
- Muchas gracias por rolear conmigo, esperando que no se lleve un gran despacio de mi, esperando que le guste el rol…muchas gracias
Frausto A. Figueroa- Vampiro Clase Alta
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
You can lie, but the shadows know the truth.
¿Estupidez o valentía? Cuando una mujer se levanta contra la mezquina mano del hombre, habrá quienes aplaudan su actitud y otros que sacrificarán su cuerpo por la anarquía a la que se sujetó. No importa quien tiene la culpa, la sumisión siempre la perseguiría a ella. Miles de pensamientos, pensamientos ofuscados por la imposibilidad del acto; recorren con poca elocuencia el cerebro de la cortesana. Habría que asimilar la situación y el hecho que un extraño acudiese a sus plegarias. Se quedó atónita, ni siquiera los gritos despavoridos de su agresor pudieron sacarla de su ensimismamiento y no es que no estuviese prestando atención a lo que ahí ocurría, estaba perfectamente consciente de cada cosa que la rodeaba, incluso podía escuchar en las lejanías el ladrido de algunos perros al sentirse profanados en medio del abrumante silencio, pero no podía moverse. Su cuerpo no lograba discernir si era terror lo que sentía o una increíble fascinación por lo que observaba de perfil. Y esa voz continuaba resonando en su cabeza, tan grácil, tan entonada que podría asegurar se trababa de algún conde o un ente de la realeza, sin embargo, era la naturaleza de ese ser quien la hacía tan poco común entre los clientes que la visitaban cada noche.
Chelsey, colocó ambas manos sobre aquel corsé semidestrozado refugiándose en el abrigo de aquel extraño. Al hacer esto, una fragancia la abrazó desde el interior de la prenda. Se sintió embriagada por el perfume y trató de disolverlo con la mezcla de tierra mojada y suciedad que los callejones desprendían, no obstante, aquel efluvio descomunal era más fuerte que la temible tormenta avecinándose hasta ellos. Tomó entre sus manos el cuello del abrigo, hundió su rostro sobre la tela y aspiró hasta el punto en que sus pulmones no pudieron sostener más el aire dentro de ellos. Expiró con cierta pesadez y volvió a realizar el mismo movimiento con su nariz. La forma de aquella fragancia no era otra cosa más que una exquisita combinación a libros añejos, madera, vino, pino fresco, el olor de la chimenea cuando las cenizas se adoptan a las formas de las ropas, quizá tenía un poco de tabaco pero la cortesana no estaba muy segura de ello, a decir verdad lo que pudo identificar en el perfume, eran simples memorias de su pasado. Su padre solía vestirse con elegancia, fumar con su pipa y beber un poco de vino tinto al atardecer mientras su madre se refugiaba en el calor del fuego en la pequeña sala, sus hermanos jugaban afuera y traían consigo el olor de la tierra entre sus zapatos, uñas y cabello mientras ella sólo podía sonreír a sus padres intentando concentrarse con su tutor para aprender a leer.
Esta efímera comparación con parte de lo que fue, le provocó un estrago. Fue entonces en que vislumbró con lujo de detalles la crueldad en los actos del hombre. Cualquiera creería que disfrutaría del espectáculo, pero no fue así. Sintió un poco de pena por su agresor, pero no significaba que iba correr a defenderlo como quien ha desarrollado el síndrome de Estocolmo, sólo se quedó ahí, mordiéndose el labio inferior, quejándose del dolor que sentía a causa de sus golpes y heridas. Para cuando el dueño del saco la acogió en sus brazos ella se encontraba más débil de lo normal. Suena a cuentos de mártires, pero era su realidad. Poca o mucha de la sangre que sea derramada por ella, le causaba un cansancio terrible, cualquier movimiento brusco, un poco de presión sobre su piel, la más insignificante de las caricias; dejaban en ella visibles marcas de moretones debido a su enfermedad, leucemia. Intentaba mantener sus ojos abiertos para no perderse en el desfallecimiento total. La vida le ha golpeado suficientes veces como para entender que quien ayuda a los demás esconde sombrías intenciones detrás y no podía darse el lujo de caer en la inconsciencia estando en sus brazos.
Las gotas de lluvia maquillaron su rostro, deslizándose sobre su pálida piel y dándole una apariencia cristalina, brillaba bajo los relámpagos de las nubes y después las sombras devoraban la visibilidad de las mismas gotas. Unos cuantos pasos más, se exaltó al no sentir más la caricia de la lluvia en su cuerpo. Sus músculos se tensaron en estado de alerta y sus labios se abrieron con el temor inscrito en sus pupilas. Arqueó su espalda para poder ver sobre el hombro del héroe nocturno. Alternó miradas desde la obscuridad del callejón a ese cuerpo que la sostenía. La respiración parecía haberla abandonado hasta el momento en que dejó salir todo el aire que había estado conteniendo, hiperventiló un par de veces más y enfocó todas sus fuerzas en mantenerse controlada. Forcejeó un poco sin tener la intención de lastimar al hombre, pero sí lo suficiente como para poder soltarse. Colocó los pies en el suelo y sus manos se aferraron a los hombros ajenos –Gra…- Carraspeó. Su voz sonó como el estridente chillido de los cuervos –Gracias. No, se hubiese molestado en… - Frunció el ceño y sacudió la cabeza. Nuevamente el olor del abrigo le abofeteó en el rostro.
¿Y bien, Chelsey? ¿Ahora que harás? Es evidente que ahora tenía una deuda que pagar, él le salvó la vida y necesitaba saldar sus cuentas. Es protocolario y necesario. Pero una mujerzuela como ella ¿Qué podía ofrecerle a un caballero como él? Una triste sonrisa cruzó por sus labios, había respondido sus cuestiones antes de que él hubiese podido siquiera insinuarlas. –¿Cómo podré pagárselo?- Temió preguntar. Antes de ser una cortesana, fue una mujercita con educación y sus padres le habían enseñado bastante bien sobre todo eso, así que dejarlo a la deriva sólo por sus infantiles temores, no era una opción. Ignoraba si él sabía que ella era una cortesana, así que no creyó prudente actuar como una ¿Qué tal si la salvó sólo porque la confundió con un civil? Las personas suelen ser amables mientras no se enteren de los secretos que se guardan con tanto recelo. Para Chelsey la vida nunca había sido fácil y tenía verdaderas excusas y/o justificaciones por las cuales se había resumido a eso tras el cruel destino que sufrió junto a sus hermanos, pero a la gente no le interesa conocer las historias de los miserables, malditos y corrompidos mortales que se arrastran como ella entre el fango y la mierda. ¿Y si él se trababa de un juez como los demás? ¿Y si no? Chelsey podría mentirle en medio de la obscuridad y fingir ser una criatura abandonada en los callejones, pero los gusanos en la tierra siempre sabrían la verdad sobre ella y lo impuro de su cuerpo.
Chelsey, colocó ambas manos sobre aquel corsé semidestrozado refugiándose en el abrigo de aquel extraño. Al hacer esto, una fragancia la abrazó desde el interior de la prenda. Se sintió embriagada por el perfume y trató de disolverlo con la mezcla de tierra mojada y suciedad que los callejones desprendían, no obstante, aquel efluvio descomunal era más fuerte que la temible tormenta avecinándose hasta ellos. Tomó entre sus manos el cuello del abrigo, hundió su rostro sobre la tela y aspiró hasta el punto en que sus pulmones no pudieron sostener más el aire dentro de ellos. Expiró con cierta pesadez y volvió a realizar el mismo movimiento con su nariz. La forma de aquella fragancia no era otra cosa más que una exquisita combinación a libros añejos, madera, vino, pino fresco, el olor de la chimenea cuando las cenizas se adoptan a las formas de las ropas, quizá tenía un poco de tabaco pero la cortesana no estaba muy segura de ello, a decir verdad lo que pudo identificar en el perfume, eran simples memorias de su pasado. Su padre solía vestirse con elegancia, fumar con su pipa y beber un poco de vino tinto al atardecer mientras su madre se refugiaba en el calor del fuego en la pequeña sala, sus hermanos jugaban afuera y traían consigo el olor de la tierra entre sus zapatos, uñas y cabello mientras ella sólo podía sonreír a sus padres intentando concentrarse con su tutor para aprender a leer.
Esta efímera comparación con parte de lo que fue, le provocó un estrago. Fue entonces en que vislumbró con lujo de detalles la crueldad en los actos del hombre. Cualquiera creería que disfrutaría del espectáculo, pero no fue así. Sintió un poco de pena por su agresor, pero no significaba que iba correr a defenderlo como quien ha desarrollado el síndrome de Estocolmo, sólo se quedó ahí, mordiéndose el labio inferior, quejándose del dolor que sentía a causa de sus golpes y heridas. Para cuando el dueño del saco la acogió en sus brazos ella se encontraba más débil de lo normal. Suena a cuentos de mártires, pero era su realidad. Poca o mucha de la sangre que sea derramada por ella, le causaba un cansancio terrible, cualquier movimiento brusco, un poco de presión sobre su piel, la más insignificante de las caricias; dejaban en ella visibles marcas de moretones debido a su enfermedad, leucemia. Intentaba mantener sus ojos abiertos para no perderse en el desfallecimiento total. La vida le ha golpeado suficientes veces como para entender que quien ayuda a los demás esconde sombrías intenciones detrás y no podía darse el lujo de caer en la inconsciencia estando en sus brazos.
Las gotas de lluvia maquillaron su rostro, deslizándose sobre su pálida piel y dándole una apariencia cristalina, brillaba bajo los relámpagos de las nubes y después las sombras devoraban la visibilidad de las mismas gotas. Unos cuantos pasos más, se exaltó al no sentir más la caricia de la lluvia en su cuerpo. Sus músculos se tensaron en estado de alerta y sus labios se abrieron con el temor inscrito en sus pupilas. Arqueó su espalda para poder ver sobre el hombro del héroe nocturno. Alternó miradas desde la obscuridad del callejón a ese cuerpo que la sostenía. La respiración parecía haberla abandonado hasta el momento en que dejó salir todo el aire que había estado conteniendo, hiperventiló un par de veces más y enfocó todas sus fuerzas en mantenerse controlada. Forcejeó un poco sin tener la intención de lastimar al hombre, pero sí lo suficiente como para poder soltarse. Colocó los pies en el suelo y sus manos se aferraron a los hombros ajenos –Gra…- Carraspeó. Su voz sonó como el estridente chillido de los cuervos –Gracias. No, se hubiese molestado en… - Frunció el ceño y sacudió la cabeza. Nuevamente el olor del abrigo le abofeteó en el rostro.
¿Y bien, Chelsey? ¿Ahora que harás? Es evidente que ahora tenía una deuda que pagar, él le salvó la vida y necesitaba saldar sus cuentas. Es protocolario y necesario. Pero una mujerzuela como ella ¿Qué podía ofrecerle a un caballero como él? Una triste sonrisa cruzó por sus labios, había respondido sus cuestiones antes de que él hubiese podido siquiera insinuarlas. –¿Cómo podré pagárselo?- Temió preguntar. Antes de ser una cortesana, fue una mujercita con educación y sus padres le habían enseñado bastante bien sobre todo eso, así que dejarlo a la deriva sólo por sus infantiles temores, no era una opción. Ignoraba si él sabía que ella era una cortesana, así que no creyó prudente actuar como una ¿Qué tal si la salvó sólo porque la confundió con un civil? Las personas suelen ser amables mientras no se enteren de los secretos que se guardan con tanto recelo. Para Chelsey la vida nunca había sido fácil y tenía verdaderas excusas y/o justificaciones por las cuales se había resumido a eso tras el cruel destino que sufrió junto a sus hermanos, pero a la gente no le interesa conocer las historias de los miserables, malditos y corrompidos mortales que se arrastran como ella entre el fango y la mierda. ¿Y si él se trababa de un juez como los demás? ¿Y si no? Chelsey podría mentirle en medio de la obscuridad y fingir ser una criatura abandonada en los callejones, pero los gusanos en la tierra siempre sabrían la verdad sobre ella y lo impuro de su cuerpo.
FDR: ¡Para nada! ¡Me encantó tu rol! No hay necesidad de agradecer. ^^
Geneviève Allard- Prostituta Clase Baja
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
Siempre he ayudado a las personas, ya sea hombre o mujer pero también no soy tan estúpido para ayudar alguien que no se lo merece, pero ella es mujer…y a las mujeres no se les maltrata ella son un regalo maravilloso aunque algunos hombres no vean eso, que solo vean en ella: Una mujer que simplemente está haciendo las cosas de la casa, engendrando hijos en su vientre, que sirve para ser sumisas y calladas. Que no sirve para nada, pero, pero eso no es verdad las mujeres sirve y mucho, aunque no tenga la fuerza de un hombre, la capacidad de hacer lo que un hombre suele hacer sirve para otras cosas las mujeres y no simplemente para estar en la casa. Mi madre siempre me había dicho: A una mujer no se les debe de pegar, ofender porque nosotras tenemos también corazón un corazón humilde, sencillo, frágil que se puede romper en mil pedazos y que será difícil recolectar esos fragmentos y volverlos a poner en su lugar y si lo logra quedan con muchas cicatrices de por medio asi es un corazón de una mujer. Por eso yo nunca, nunca he querido dañar el corazón de una mujer ¿Para qué? no tiene caso si ellas son seres lindos, hermoso que solamente quiere que alguien al cuide o eso supongo yo es lo que mi madre decía y yo a mi madre respeto cada palabra que me decía, le creo y si siguiera con vida la iba a creer de todos modos. Y todavía no comprendo porque hay hombres así…de ese modo con esos pensamientos impuros para una mujer.
Los hombres que maltrata vil mente a las mujeres merecen ir a la horca si por mi fuera yo los mandara o mejor yo los matara con mis propias manos, odios, pero odio ver a una mujer golpeada y por culpa de un hombre que no sabe que a una mujer no se le pega ni maltrata ni sobre todo se le insulta. Son unos cerdos asquerosos-Si yo le levantara la mano a una mujer me corto esa misma mano, aunque me desespere yo no la golpearía, jamás a las mujeres nunca se le hace eso…-Pensé, mirando a la mujer que tenia sobre mis brazos, golpeada, mojada con su rostro sucio, con golpes. Me recargo en la pared, con ella en mis brazos todavía, esperaría a que se despertara…pero… ¿Por qué no voy a un hospital y que la revisen? No sé, tal vez porque no quiero dar explicación, ni meterme en problemas, ahorita no puedo pensar en eso, solo me quedare aquí esperando que despierte, claro sin el sol aparece la tendré que dejar aquí aunque no me gusta, tampoco quiero morir por alguien que no conozco… ¿Por qué la abra pegado? ¿Le hizo algo? ¿Paso algo entre ellos?...muchas, muchas preguntas estaban en mi cabeza sin ninguna respuesta, era curioso eso si por eso vine hasta este lugar por la curiosidad que tenia al escuchar voces, golpes, ruido y me encontré con un hombre golpeado a una mujer. Mira a las personas pasar por el callejón, mirándome raro, fruncí el ceño un poco ¿Qué? ¿Nadie había visto un hombre sentando con una mujer en sus brazos? Porque no se ponen hacer otra cosa que mirarme como si tuviera monos en la cara, eso me molesta, sí que me molesta que se quieran meter en las cosas de las demás personas o porque no se paran y me dicen “Le pasa algo a la Señorita” o “Le podemos ayudar” No, pasan solamente para saber el chisme.
Note que en rostro de la mujer se movían, las facciones de ella era de dolor…de seguro sentía que yo la iba a maltratar como él, pero no es así, yo no podría lastimarla solo ayudarla solo eso, quería decir “Tranquila, no te hare daño, solo quiero ayudarte” pero no me salía nada de mis labios, solo permanecía en el mismo lugar que he estado por horas-…-Seguía sin salirme nada de mis labios, mis ojos empezaron a ver el cuerpo de la mujer, viendo que no tuviera golpes pero prácticamente todo su cuerpo estaba con moretones, sus pernas, sus muslos y ya no podía más por la chaqueta que tenia puesta, la chaqueta que yo le había prestado para que se tapara mejor así. Sin esos moretones, de seguro es una mujer muy hermosa, atrayente para los ojos de los hombres, para mis ojos pero no pensare cosas indebidas, cosas que insulten a la mujer que está aquí-Está a salvo…-Susurre, mirándola a los ojos con una sonrisa en mi rostro, desvié mi mirada hacia otro lado para que ella no se sintiera intimidad por mí, por ser un hombre, de seguro tiene miedo por ser uno temiendo de que yo le hiciera algún daño.
Seguía en pie, no estaba cansando, no estaba tan pesada la mujer para sentarme, solo iba a esperar a que ella misma se recuperara un poco, cuando sentí los movimientos que ella hacia la mire a los ojos, mirando que de un “Salto” se bajo de mis brazos pero sus manos fueron a parar a mis hombros-Se…Señorita…-Mi voz salió como un susurro al verla, sonreí un poco al escucharla-No se preocupe, para eso estoy…para ayudar a las demás personas…no agradezca nada-Mi sonrisa se agrando un poco mas acomodando bien la chaqueta y abrochándola-Así está bien…espero que no pase frio, y como he dicho, no es una molestia para mí-Tome las manos de ella y las baje, me moví hacia un lado acercando a la mujer a la pared y haciendo que su espalda se recargara en la pared-Así usted tendrá con que apoyase, no está muy bien que digamos-Yo me aleje de ella pero me detuve al escuchar esa pregunta “¿Cómo podré pagárselo?” ¿No me había escuchado? Bueno, tampoco peleare con ella por esa sencilla pregunta…Puse uno de mis dedo sobre mi labio inferior como pensado-Si, hay una manera que usted pueda pagarme…-Confesé, pensaría lo peor de seguro, me aleje mas de ella, sintiendo la lluvia en mojar mi ropa-Cuidase, esa es la forma que usted me puede pagar, cuidándose, protegiéndose y no dejándose pegar por los hombres…-Sonríe mas y le di la espalda-Solo eso…-La voltee a ve de reojo con una sonrisa pequeña en mi rostro.
Los hombres que maltrata vil mente a las mujeres merecen ir a la horca si por mi fuera yo los mandara o mejor yo los matara con mis propias manos, odios, pero odio ver a una mujer golpeada y por culpa de un hombre que no sabe que a una mujer no se le pega ni maltrata ni sobre todo se le insulta. Son unos cerdos asquerosos-Si yo le levantara la mano a una mujer me corto esa misma mano, aunque me desespere yo no la golpearía, jamás a las mujeres nunca se le hace eso…-Pensé, mirando a la mujer que tenia sobre mis brazos, golpeada, mojada con su rostro sucio, con golpes. Me recargo en la pared, con ella en mis brazos todavía, esperaría a que se despertara…pero… ¿Por qué no voy a un hospital y que la revisen? No sé, tal vez porque no quiero dar explicación, ni meterme en problemas, ahorita no puedo pensar en eso, solo me quedare aquí esperando que despierte, claro sin el sol aparece la tendré que dejar aquí aunque no me gusta, tampoco quiero morir por alguien que no conozco… ¿Por qué la abra pegado? ¿Le hizo algo? ¿Paso algo entre ellos?...muchas, muchas preguntas estaban en mi cabeza sin ninguna respuesta, era curioso eso si por eso vine hasta este lugar por la curiosidad que tenia al escuchar voces, golpes, ruido y me encontré con un hombre golpeado a una mujer. Mira a las personas pasar por el callejón, mirándome raro, fruncí el ceño un poco ¿Qué? ¿Nadie había visto un hombre sentando con una mujer en sus brazos? Porque no se ponen hacer otra cosa que mirarme como si tuviera monos en la cara, eso me molesta, sí que me molesta que se quieran meter en las cosas de las demás personas o porque no se paran y me dicen “Le pasa algo a la Señorita” o “Le podemos ayudar” No, pasan solamente para saber el chisme.
Note que en rostro de la mujer se movían, las facciones de ella era de dolor…de seguro sentía que yo la iba a maltratar como él, pero no es así, yo no podría lastimarla solo ayudarla solo eso, quería decir “Tranquila, no te hare daño, solo quiero ayudarte” pero no me salía nada de mis labios, solo permanecía en el mismo lugar que he estado por horas-…-Seguía sin salirme nada de mis labios, mis ojos empezaron a ver el cuerpo de la mujer, viendo que no tuviera golpes pero prácticamente todo su cuerpo estaba con moretones, sus pernas, sus muslos y ya no podía más por la chaqueta que tenia puesta, la chaqueta que yo le había prestado para que se tapara mejor así. Sin esos moretones, de seguro es una mujer muy hermosa, atrayente para los ojos de los hombres, para mis ojos pero no pensare cosas indebidas, cosas que insulten a la mujer que está aquí-Está a salvo…-Susurre, mirándola a los ojos con una sonrisa en mi rostro, desvié mi mirada hacia otro lado para que ella no se sintiera intimidad por mí, por ser un hombre, de seguro tiene miedo por ser uno temiendo de que yo le hiciera algún daño.
Seguía en pie, no estaba cansando, no estaba tan pesada la mujer para sentarme, solo iba a esperar a que ella misma se recuperara un poco, cuando sentí los movimientos que ella hacia la mire a los ojos, mirando que de un “Salto” se bajo de mis brazos pero sus manos fueron a parar a mis hombros-Se…Señorita…-Mi voz salió como un susurro al verla, sonreí un poco al escucharla-No se preocupe, para eso estoy…para ayudar a las demás personas…no agradezca nada-Mi sonrisa se agrando un poco mas acomodando bien la chaqueta y abrochándola-Así está bien…espero que no pase frio, y como he dicho, no es una molestia para mí-Tome las manos de ella y las baje, me moví hacia un lado acercando a la mujer a la pared y haciendo que su espalda se recargara en la pared-Así usted tendrá con que apoyase, no está muy bien que digamos-Yo me aleje de ella pero me detuve al escuchar esa pregunta “¿Cómo podré pagárselo?” ¿No me había escuchado? Bueno, tampoco peleare con ella por esa sencilla pregunta…Puse uno de mis dedo sobre mi labio inferior como pensado-Si, hay una manera que usted pueda pagarme…-Confesé, pensaría lo peor de seguro, me aleje mas de ella, sintiendo la lluvia en mojar mi ropa-Cuidase, esa es la forma que usted me puede pagar, cuidándose, protegiéndose y no dejándose pegar por los hombres…-Sonríe mas y le di la espalda-Solo eso…-La voltee a ve de reojo con una sonrisa pequeña en mi rostro.
- Nota:
Perdón…perdón por el ENORME retraso, espero que te guste
Frausto A. Figueroa- Vampiro Clase Alta
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
La suerte le había dejado en claro que los caballeros eran sólo un mito dentro de esa sociedad que monopolizaba los conceptos que utilizaba a diario. Por lo cual nunca esperó nada más allá de lo que sus labios ofrecían, pues las enredaderas de los pensamientos ocultos demostraban lo terrible de la propia humanidad. Hipócrita o no, ella también formaba parte del atroz silencio. Sacudió su cabeza intentando incorporarse a las palabras que él dictaba sonoramente. Éstas le hicieron recordar un cruel pasaje de su vida anterior. Hablaba como su padre, siempre tan cuidadoso y propio ¿Cómo era posible evocar esas memorias que había jurado enterrar en el olvido? Se lamió los labios. Justo después tosió con brusquedad. No lo entendía, no lograba comprender el trato que ese sujeto le había dado. ¿Debía quedarse sólo un ‘gracias’ en sus labios? ¿Realmente era todo lo que él pretendía? Dudas. Miles de interrogantes aparecieron en sus pensamientos y es que él no figuraba en absolutamente ninguna de sus imágenes mentales que poseía sobre los hombres ¿Acaso él no era un hombre? Y aunque no lo fuese, hay más bestias en las calles que ángeles guardianes. A estas alturas comenzaba a cuestionarse si la divinidad realmente existía o sólo era la invención del vaticano para someter a los fieles a sus más perturbadores designios. Abrió los labios para mencionar algo pero se quedó ahí, sin poder pronunciar palabra alguna.
Sus durmientes instintos comenzaban a despertar después del letargo, parte de ella deseaba correr bajo la lluvia lo más lejos de ese hombre, pero la Chelsey curiosa y atrevida la empujaba a seguirlo con la mirada perdiéndose en esa belleza descomunal a la cual era sujeto. El misterio la llamaba, ese insipiente deseo por saber algo más de él que el sonido de su voz y la aparente amabilidad para con las prostitutas. Rugió. Él era quizá el único hombre que conocería con ese tacto y ¿Debía dejarlo ir sólo porque sí? Al darse media vuelta y comenzar a caminar en dirección contraria a la de ella, Chelsey estiró la mano y lo sujeto por el brazo –Espere- Dijo. Esta vez su garganta acertó al colocar la nota musical en su voz. Se aproximó hasta él, no esperaba que le hiciese caso y ciertamente él no tenía razón alguna por la cual quedarse más tiempo. ¿Le salvó la vida, qué más podía hacer por esa desgraciada? Suspiró entrecortadamente. El golpe en su vientre dejó estragos que le impedían el respirar con normalidad -¿Quién es usted?- Arrojó la primera cuestión, frívola, despectiva –No me lo tome a mal señor, pero no es muy común encontrarse a un héroe en las calles- La desconfianza es un facto importante en el ambiente hostil al que se ancla como la ramera que es. Para su fortuna o desgracia, Chelsey había estado en ambos lados de la balanza. La pobreza y la riqueza, tenía que admitirlo, la inmundicia de la primera sólo era proporcional a la hipocresía de la segunda.
Se adelantó para obstruir el paso del vampiro y enfrentarlo. Frunció el ceño. La lluvia cubría su cuerpo como si se tratase de un fino velo de seda. Sus cabellos empapados caían sobre sus hombros y ocultaban los pezones de su pecho entre las hebras castañas. Le hizo una seña de alto con la mano, no dejaría que se fuese sin darle respuestas. Mordió su lengua para callar todo ese escupitajo verbal que tenía para dedicarle, intentaba ser agradecida pero no había cosa más sospechosa que alguien que ayuda sin pedir nada a cambio. Al menos, eso lo aprendió de la peor manera posible. Era normal que no se tragara nada de la humildad en los otros -¿Por qué lo hizo? Soy una vil ramera, como muchas otras que se encuentran cruelmente asesinadas en las zonas más obscuras de Paris por las cuales nadie se preocupa. Disculpe si la intriga y la desconfianza causan la peor de las paranoias en una extraña, la cual sólo debe dar media vuelta y olvidar lo ocurrido pero señor, al menos dígame su nombre- Sus ojos alternaron de un lado a otro de la misma forma en la que lo haría un demente. Se encontraba realmente alterada, no sabía si lo agradecía o hubiese preferido morir a manos de ese hombre. Después de todo, estaba a punto de resignarse.
Sus durmientes instintos comenzaban a despertar después del letargo, parte de ella deseaba correr bajo la lluvia lo más lejos de ese hombre, pero la Chelsey curiosa y atrevida la empujaba a seguirlo con la mirada perdiéndose en esa belleza descomunal a la cual era sujeto. El misterio la llamaba, ese insipiente deseo por saber algo más de él que el sonido de su voz y la aparente amabilidad para con las prostitutas. Rugió. Él era quizá el único hombre que conocería con ese tacto y ¿Debía dejarlo ir sólo porque sí? Al darse media vuelta y comenzar a caminar en dirección contraria a la de ella, Chelsey estiró la mano y lo sujeto por el brazo –Espere- Dijo. Esta vez su garganta acertó al colocar la nota musical en su voz. Se aproximó hasta él, no esperaba que le hiciese caso y ciertamente él no tenía razón alguna por la cual quedarse más tiempo. ¿Le salvó la vida, qué más podía hacer por esa desgraciada? Suspiró entrecortadamente. El golpe en su vientre dejó estragos que le impedían el respirar con normalidad -¿Quién es usted?- Arrojó la primera cuestión, frívola, despectiva –No me lo tome a mal señor, pero no es muy común encontrarse a un héroe en las calles- La desconfianza es un facto importante en el ambiente hostil al que se ancla como la ramera que es. Para su fortuna o desgracia, Chelsey había estado en ambos lados de la balanza. La pobreza y la riqueza, tenía que admitirlo, la inmundicia de la primera sólo era proporcional a la hipocresía de la segunda.
Se adelantó para obstruir el paso del vampiro y enfrentarlo. Frunció el ceño. La lluvia cubría su cuerpo como si se tratase de un fino velo de seda. Sus cabellos empapados caían sobre sus hombros y ocultaban los pezones de su pecho entre las hebras castañas. Le hizo una seña de alto con la mano, no dejaría que se fuese sin darle respuestas. Mordió su lengua para callar todo ese escupitajo verbal que tenía para dedicarle, intentaba ser agradecida pero no había cosa más sospechosa que alguien que ayuda sin pedir nada a cambio. Al menos, eso lo aprendió de la peor manera posible. Era normal que no se tragara nada de la humildad en los otros -¿Por qué lo hizo? Soy una vil ramera, como muchas otras que se encuentran cruelmente asesinadas en las zonas más obscuras de Paris por las cuales nadie se preocupa. Disculpe si la intriga y la desconfianza causan la peor de las paranoias en una extraña, la cual sólo debe dar media vuelta y olvidar lo ocurrido pero señor, al menos dígame su nombre- Sus ojos alternaron de un lado a otro de la misma forma en la que lo haría un demente. Se encontraba realmente alterada, no sabía si lo agradecía o hubiese preferido morir a manos de ese hombre. Después de todo, estaba a punto de resignarse.
Geneviève Allard- Prostituta Clase Baja
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
Te daré mi mano
Tomara, no tengas miedo
Yo te ayudaré
Mi sonrisa no desaprecia por ningún momento, era pequeña, no era grande porque no era necesario demostrar nada, tampoco quería que ella me diera algo a cambio por salvarla ¿Salvara? ¿De que? De no morir, detesto las injusticias, detesto que un hombre abuse, golpee a una mujer, ellas son frágiles como un cristal, dulces como un caramelo y cuidadosas como un pétalo de rosa así veo a una mujer, tal vez he maltratado verbalmente a la mujer pero ponerle un dedo encima, eso nunca, porque se me hace una falta de respeto hacia la persona femenina. Al salvar a esta mujer enfrente de mis ojos, no pretendo ser un salvador, no pretendo ser alguien importante en su vida, porque se que saliendo de este callejón no la volveré a ver nunca o tal vez si, la vida dan muchas vueltas pero no quiero eso, no quiero que me vea y diga “Te debo una” o “Él fue el que me salvo y un héroe” no, no quiero eso, solo quiero ser una persona “invisible” para ciertas gentes, no quiero darme de grandezas no va conmigo, soy un hombre solitario que solamente va caminando por la calle y mirando que pasa, si alguien injustamente le pega a un hombre o a una mujer los salvaré sin importar que yo salga perdiendo. Mis pies me trajeron a ella por una sola razón ¿Verdad? La respuesta esta clara, para salvarle la vida, para parar aquel maltrato que recibía por aquel maldito hombre, que no merece llamarse hombre, es un desgraciado que solo merece la muerte, por pura suerte no lo mate porque ella esta presente porque si estuviéramos solo de seguro no sale con vida de este callejón maldito. Tomara, no tengas miedo
Yo te ayudaré
Al sentir la lluvia bajo mi cuerpo me sentí un poco liberado, mi ropa pegada, mi cabello pegado a mi cráneo, pero de todos modos no me iba a enfermar, eso me gusta en parte, así tendría que evitar ciertas cosas; al mencionar una risilla salió de mis labios y seguí mirando a la mujer que salve hace una hora, creo que ya había pasado cierto tiempo de ese momento. La lluvia seguía, seguía y seguía sin parar, mirando ambos lados como deseando ver o hacer algo al estar sin decir nada todavía, no sabia porque en algunos momento siempre quiero hablar de más pero no lo hare, esta vez no; me calle por completo hasta mordí mi lengua varias veces mi quijada se apretaba mis manos de igual manera, pase un poco de saliva, el agua seguía resbalando por mi rostro, cuerpo, ropa, al llegar a casa me tendría que cambiar, ladee un poco el rostro y con una pequeña reverencia no muy notorio le hice a la mujer que estaba enfrente de mi, es hora de retirarme, es hora de irme, mi trabajo termino ya. Di media vuelta y comencé a caminar, pero al escuchar la voz de ella, me pare, volteándome solo un poco ¿Quién era yo? Suspire un poco y me voltee por completo, nuevamente le hice una reverencia poniendo mi brazo derecho estomago y la otra estaba atrás de mi espalda. Sonreí un poco mas, mirándole a los ojos-Soy una persona que solamente quiere su bienestar, simplemente eso-Me volteé nuevamente dándole la espalda, no había entendido a la primera pero cuando mi cerebro reacciono nuevamente arquee mi ceja derecha y sin verla-Señorita, no soy un héroe como usted dice, no la salve para que usted me conociera y digiera eso, solamente usted estaba en apuros, yo llegue y la salve, de seguro otro u otra hubiera echo lo mismo-Dije comenzando a caminar nuevamente.
Seguía mi camino y cuando menos lo espere la mire enfrente mío, mojándose de igual manera, su cabello caía igual que el mío, baje sin pensar la mirada observando que su vestimenta se pega a su escultural cuerpo, inmediatamente subí mi mirada, era un patán por ver aquella mujer de ese modo, y mis ojos se clavaron en los ajenos, escuchando cada palabra que ella decía-Se que usted es una ramera, o mejor dicho una puta, como todo mundo las llama, pero sabe, usted es una persona, usted siente, usted sufre, llora, odia, ama, en fin es un ser humano que aunque tenga la peor trabajado, que en su caso es vender su cuerpo al mejor postor, es una persona ante mis ojos-Mencione, mirándola con una leve sonrisa-Señorita, ¿Mi nombre? Frausto, me llamo Frausto señorita-Tome su mano delicadamente, deslizándola contra la mía, la lleve a mi boca y le di un casto y mojado beso en esta-Y no quiero nada por su parte, como se lo dicho, quiero que usted se cuide, se quiera…-Le volví a decir, no quiero nada a cambio, se que es raro que un hombre, sobre todo un hombre no pida nada a una mujer, si fuera un cerdo depravado, le digiera “Una noche en mi cama, dándome el calor que necesito, dándome aquella cosa que no echo por mucho tiempo, sabe, puede hasta quitarme mi segunda virginidad, ¿Sabe porque? Porque no he tenido sexo desde hace mucho pero mucho tiempo” No, no soy de eso, se aguantarme las ganas de tener una aventurilla con una mujer y puedo todavía.
Frausto A. Figueroa- Vampiro Clase Alta
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
Sencillamente no lo entendía. Los hombres no suelen ser tan amables, menos los extraños que reparaban en callejones sólo por diversión y él. Un apuesto caballero que sonrientemente se deshace de su atacante para no pedirle nada a cambio, es un verdadero misterio para la pelinegra. Lo miró con el ceño fruncido esperanzada a que ese ademán lo hiciera hablar sobre sus verdaderas intenciones, pero no fue así. Con cada palabra la cortesana se sentía más vulgar, más sucia, más estúpida, más ignorante. No había nada que refutarle y, seguramente lo mejor sería dejarlo partir de inmediato antes de que pudiese arrepentirse y solicitar algo que ella no podría darle jamás. Sacudió la cabeza después del beso depositado en el dorso de su mano. Se sentía aturdida, ciega, torpe, y con un montón de adjetivos que derivaban en su incompetencia para tratar a los hombres. ¡Es que ella sabía hacerlos feliz en la cama! Fue imposible articular un par de palabras que sonaran con coherencia antes de que él volviese a hablar nuevamente. Suspiró. Sus ojos se elevaron hacia el cielo observando las gotas caer por encima de su cabeza, mojando su piel y restregando sus ropas a su cuerpo. Los pechos ya lucían bastante duros por el frío que comenzaba a calarle en los huesos pero eso realmente no importaba, el misterio del hombre sí.
“Frausto” Grabaría ese nombre en su cabeza y, seguramente, lo iría a buscar a la mañana siguiente si es que tenía el ánimo suficiente como para ponerse de pie. Los últimos meses han sido un infierno total y sus energías se desgastan con suma facilidad ¿Será que está enferma? Rápidamente saco esos pensamientos amargos de su cabeza, no podía enfermarse, no antes de encontrarlos a ellos y no antes de cumplir la promesa. Regresó la vista hasta él. Abrió los labios para decir algo pero inmediatamente los cerró no encontrando aún las frases adecuadas. Levantó un dedo para que el señor esperase a que el cerebro de Chelsey reaccionara, pero este se negaba a cooperar. Llevó una de sus manos hasta la cien para sobarse. La carga de adrenalina que corrió por su cuerpo comenzó a dejar los estragos como un dolor terrible de cabeza y ese maldito zumbido en su oído que aparecía cuando se sentía pésima. La sangre en su nariz no tardaría en aparecer. –Lo admito, no es un héroe. Pero tiene que darme crédito con lo que le digo, nadie se aventura a un maldito callejón y enfrenta a un hombre sólo por rescatar a una mujer en apuros. Además… Lo hizo ver tan sencillo que fue como… - Se mordió la lengua. Las palabras se atoraron en sus labios queriendo salir y gritar “Extraño” “Imposible” “Aterrador” “Monstruoso”; la fuerza que utilizó fue evidente. Sí, ella estuvo inconsciente un par de segundos pero eso no restó el hecho de que la fuerza del otro sujeto podría incluso superar las de ese caballero. A la mujer le resultó ilógico que, con esa complextura física pudiese deshacerse del ebrio tan fácil y rápido. Torció los labios en una mueca y se cruzó de brazos pensante. –Bueno no importa. Seguro ya lo harté y lo mejor es que se retire a su hogar.- Se encogió de hombros.
No había nada más que hacer allí y tampoco quería retener al hombre por la fuerza. Se apartó de su camino bajando la mirada quedándose sólo con sus intrigas. Aún se debatía varios hechos pero prefirió dejarlos pasar, quizá se había golpeado fuertemente la cabeza y eso hacía que comenzara a tener alucinaciones, terribles alucinaciones. Sacudió una vez más su cabeza y sonrió encaminándose hacia la salida del callejón. En ese preciso momento, una gota de sangre cayó sobre la curva de su pecho. Se alarmó. –Pero que dem…- Dejó la frase inconclusa arrastrando la gota carmesí sobre la yema de su dedo y observándola detenidamente. Después una nueva gota acaparó el lugar y después otra. La mano de la pelinegra se posó sobre su nariz al advertir una sensación calurosa, como si el agua que caía de la lluvia fuese más cálida en esa zona que en el resto de su cuerpo. Se acarició un poco y se observó la mano. Sí, definitivamente estaba sangrando. Torció los labios y no lo pudo creer -¡Sólo esto me faltaba!- Trató de correr por el callejón, esquivando un par de barriles y cajas. Quería llegar lo más rápido al burdel para poder curar la herida que tenía en la cara antes de que empeorara.
Geneviève Allard- Prostituta Clase Baja
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
¿He de retirarme? Ya no tenía nada que hacer en este lugar, ella estaba sana, y salva ¿verdad? nadie la iba a esperar a la salida del callejón y la iban a matar ¿verdad? aunque no estaba del todo mal acompañarla a donde vive, así me sentiría más tranquilo. Era hombre de todos modos, mi mirada bajaba de vez en cuando a los pechos de la mujer, mirando que los pezones duros traspasaban el vestido mojado de ella, ladee un poco mi rostro y subí mi mirada igual que ella hacia el cielo, mirando que cae la lluvia en mi rostro, me purificaba, según yo; la lluvia me encanta más que tomar sangre. Es verdad, cuando llueve, me siento liberado, siento que cada gota de este me purifica cada centímetro de mi cuerpo y eso me agrada con totalidad. Baje mi mirada, observándola nuevamente, me da mucho gusto que se haya compuesto, o eso quería aparentar la humana que estaba enfrente mío, conmigo mojando y yo evitando eso, porque no me gustaría que se enfermara, pero veo que ella no entiende, tercer, mil veces terca como todas las mujeres.Mis ojos no se despegaban del rostro ajeno, tan fino, tan bello para mis pupilas, si, no iba a negar que esta mujer enfrente mío era hermosa, quitando esos pequeños moretones que tiene en la cara, con un buen baño, ya que el barro la ensucio, una buena ropa y sobre todo seca, era como pulir un diamante, un hermoso diamante que descubrí y que seguro no era el único, no entiendo porque esta mujer permitió que le hicieran lo que le hicieron; pero lo bueno esque llegue a tiempo antes de que la mataran y ese hombre no volverá a dañarla ni a nadie. Cerré los ojos, haciendo que no la mirara, quería sentir más intenso el agua pero los abrí al escuchar su voz, volví a ladear mi rostro y mis palabras simplemente salieron-Sabe, me alegro que usted haya entendido que no soy un héroe, me quita un peso de encima, no quiero que se lleve una imagen así de mí, soy un simple hombre que venía caminando por las calles, oscuras, de noche, y de repente escuche gritos, ruidos y me aventure hasta donde se encontraba-Hable, mirándola, mi sonrisa en ningún momento había desaparecido y no lo hará-Fue un poco difícil…-Mentí en eso, ella tenía razón fue tan fácil, era tan fácil matar aquel hombre pero no lo haría mirándome ella, simplemente le di lo que se merece, quería que sintiera el dolor que ella sintió-No, espere, usted no me hartado, al contrario a echo que mi noche sea “divertida” porque siempre vivo lo monotrio, y eso para mi persona es aburrido pero usted debería de descansar…-Le hice nuevamente una reverencia y moví un poco mi cuerpo hacia la derecha mirando ambos lados del callejón
-Pero tiene razón, es hora de irme, usted para su hogar esperanzado que no le pase nada, y yo al mío, buenas noches señorita….-Nunca le pregunte su nombre, pero ahora no lo iba hacer, me dio la vuelta y comencé a caminar, dejándola atrás; aunque tenía preocupación de dejarla sola ¿Qué tal si le pasa algo? No, no creo, y con esos pensamientos metí mis manos en las bolsas de mi pantalón mojado, la lluvia no se quería quitar, al contrario se hizo más intensa. Y el viento como si me jugara una mala broma, la sangre de aquella mujer llevo a mis fosas nasales, haciendo que me detuviera, me di vuelta pero ella ya se había ido pero mire, alcance a ver que se fue corriendo, no quería ir atrás de ella, pero estaba lastimada-Ni modo, esta noche no descansare del todo-Y sin esperar, usando mi velocidad vampírica, fue atrás de ella, llegando a su lado y tomándola del brazo-Esta herida…-La detuve y la acerque a mi cuerpo-Usted vendrá a mi casa para curarla y no quiero un NO por respuesta, págueme con esto…-No tenía opción la humana-Y dígame, cuál es su nombre…-Y lo único que se escucho fue el ruido de la lluvia azotar el piso, nuestros cuerpos y todo parís.
-Pero tiene razón, es hora de irme, usted para su hogar esperanzado que no le pase nada, y yo al mío, buenas noches señorita….-Nunca le pregunte su nombre, pero ahora no lo iba hacer, me dio la vuelta y comencé a caminar, dejándola atrás; aunque tenía preocupación de dejarla sola ¿Qué tal si le pasa algo? No, no creo, y con esos pensamientos metí mis manos en las bolsas de mi pantalón mojado, la lluvia no se quería quitar, al contrario se hizo más intensa. Y el viento como si me jugara una mala broma, la sangre de aquella mujer llevo a mis fosas nasales, haciendo que me detuviera, me di vuelta pero ella ya se había ido pero mire, alcance a ver que se fue corriendo, no quería ir atrás de ella, pero estaba lastimada-Ni modo, esta noche no descansare del todo-Y sin esperar, usando mi velocidad vampírica, fue atrás de ella, llegando a su lado y tomándola del brazo-Esta herida…-La detuve y la acerque a mi cuerpo-Usted vendrá a mi casa para curarla y no quiero un NO por respuesta, págueme con esto…-No tenía opción la humana-Y dígame, cuál es su nombre…-Y lo único que se escucho fue el ruido de la lluvia azotar el piso, nuestros cuerpos y todo parís.
Frausto A. Figueroa- Vampiro Clase Alta
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Re: Treacherous Shadows {Privado}
Sus pies se movieron por debajo de la lluvia, ensuciándose con el lodo que se había creado a partir de los charcos del suelo. Sentía el corazón latirle al mil por hora. Su respiración se agitó, su cabeza punzaba fuertemente, su vista se nubló y al poco rato ya no podía ver absolutamente nada con la nitidez de siempre “¿Qué me está pasando?” Se preguntó para si misma, deteniéndose y bajando las manos para observar como su sangre corría sobre las palmas. No estaba bien y sus sentidos se lo advirtieron con esa decadencia, con el suspiro agónico de su cansancio. Ella no escuchó y ahora pagaba las consecuencias de su indiferencia. Sintió como su pecho era oprimido por una fuerza invisible, se sostuvo de uno de los muros cerrando los ojos con toda su fuerza, como si pretendiera que al abrirlos nuevamente, aquella terrorífica sensación desapareciera. Apretó la mandíbula, se mordió la lengua. En alguna parte de su cabeza alguien le murmuraba que el dolor se olvida con color. Aspiró profundamente sacudiéndose por completo, era sencillamente inútil ignorar ese espasmo en su pecho. Pronto creció hasta colarse a su abdomen. No lo soportó y gritó ahogadamente. Sus pies se acalambraron, las rodillas le falsearon pero aún así quiso seguir corriendo hasta sus pútridas cuatro paredes en el burdel. Con pasos cortos, se apartó del muro y comenzó a caminar en la misma dirección, apenas consiguió dar cinco más y el hombre que dejó atrás se encontraba frente a ella -¿Cóm… cómo lo has hecho?- Sacudió la cabeza confundida.
Sus movimientos eran torpes, su cabeza se encontraba hecha un completo desastre, fue por ello que no se dio cuenta del momento oportuno en que él la tomó entre sus brazos impidiéndole escapase de él. Aspiró profundamente, necesitaba el oxígeno más que nunca. Chelsey no lo sabía pero el cáncer en su sangre, empeoraba con el paso del tiempo. Su inevitable muerte está cerca. Relajó el cuerpo entre sus brazos, perdiéndose en una visión bastante satisfactoria, se sentía protegida a su lado. Sus manos se movieron hasta el rostro del hombre y le sonrió. El esfuerzo le hiso toser repentinamente. Se sacudió. –Yo er… Chel…- Tomó una bocanada de aire –Chelsey- Dijo. Llevándose ambas manos hasta la cien para sobarla tratando de que el dolor en su cabeza disminuyera sólo un poco. Exhaló. –No estoy herida, es sólo que..- Hizo una mueca. Su ceño se frunció hasta juntar ambas cejas en una sola –Hace días que me siento fatal- Confesó. Quizá si lo decía a alguien, podrían ayudarla mínimo en concretar el tipo de enfermedad que tenía. Pero seguramente sólo era una gripe pasajera. ¡Dios! ¿Y si resultaba tener alguna especie de peste? El pánico se apoderó de ella. ¿Y si quieren asesinarla por ser portadora? Sus ojos se abrieron como platos y jadeó ante la posibilidad. Entonces reparó en su tremenda bocota –Pero, seguro que es sólo un resfriado o el abatimiento de mi cuerpo por el trabajo- Se encogió de hombros. -No debería preocuparse por mí, ya ha hecho demasiado- Después de eso se quedó en silencio esperando que el hombre no la desechara tras su metida de pata. Se relamió los labios desviando la mirada hasta un rincón obscuro. Así se sentía ella, tan invisible ante los demás pero con una alerta marcada en su frente. Y es que ya no podía estar tan segura de concretar su misión antes de morir –si es que era grave- ¡No! De ninguna manera podría permitirse rendirse antes de conseguir lo que más desea, al menos saber algo sobre ellos. Fue allí que lo notó. ¿Qué tal si sus hermanos habían fallecido años atrás? Sus ojos se llenaron de lágrimas. Si esa idea tenía algo de cierta, jamás se lo perdonaría.
Geneviève Allard- Prostituta Clase Baja
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