La musa Sangrienta ( Anna Ivanova)

por **Alexandrai Ivanovik** Vie Jun 01, 2012 11:14 am

Se escabullo en la prima noche a la biblioteca, manipulando al celador, del cual termino alimentandose, realmiendo aun la sangre de entre sus colmillos, parecia un espectro entre los anaqueles donde reposaban los libros, se quito el sombrero de copa y lo lanzo hacia una de las mesas sin precaucion. la oscuridad hacia mas tenebrosa aquel lugar, pero no importaba si lo que reinaba era la soledad y silencio. Alli le gustaba ir Alexandrai, para revisar en sus memorias, a una mujer, si puede llamarse asi, la mujer de quien lo separaron violentamente. Podia aun recordar que fue precisamente en una biblioteca de St Petersburgo donde la conocio, una noche en que se quedo un momento mas, adsorvido en su lectura prohibida de Sade. Sobornaba al bibliotecario y se quedaba alli mucho tiempo. A Pesar de su crueldad y desapego a todo, la lira, la poesia, el arte era para el , un alimento a una mente brillante. Acaricio las solapas de los libros, sintio el olor de la humedad de las esquinas... si la noche se parecia a esta hace algo mas de una decada...

Si Alexandrai tuviera sentimientos, podria decirse que estaba aun enamorado de ella. Pero no los tenia, tenia el lazo invisible de creadora y creatura, el sexo salvaje y rudo, la perversion y la lujuria, el masoquismo... lo vivio, sin ser vampiro, recordo que el mismo pidio que lo convirtiera... Moria, lo sabia, pero ella le dio vida. Siempre joven y fuerte, eterno y poderoso, alimentandose de estupidos que sucumbian. Era como su reflejo en el espejo, su lado femenino, que no habia encontrado aun en nadie. Su Poder lo embriagaba... Saco entonces un libro raido de caratula verde, donde el letras doradas desgastadas se leian " la divina Comedia"...

" Y esa imagen del fraude repugnate
se vino, y acerco su frente y seno;
mas la cola guardo siempre distante.

Era su rostro de hombre justo y bueno,
y suave en lo que afuera aparecia.
Lo bajo era sierpe con veneno"

Canto XVII

Se miraba a si mismo como aquella bestia del canto de Dante, lo era y siempre lo habia sido, por eso se burlaba de aquellos candidos y puros, eran idiotas que desperdician el verdadero talento que todos tienen y nadie se salva: la maldad.

Estaba en sus cavilaciones, cuando una presencia familiar lo puso alerta en medio de la oscuridad.

por **Ashea Vallière** Sáb Jun 02, 2012 9:00 am

Aquella ciudad recién descubierta para ella se mostraba ante sus sentidos como un libro abierto esperando ser leído. Un pensamiento fugaz inundó su mente por completo, manteniendo su figura estática en mitad de la calle mirando las puertas de la biblioteca nacional de Francia. Ante ella el enorme edificio había aparecido como de la nada, ofreciéndose como tributo a sus ganas de conocer y explorar nuevos sitios. Lectura, pintura, música… cada pedazo de arte era adorado por ella como su último suspiro de humanidad.

Con paso firme, haciendo resonar los tacones de nuevo por los adoquines, se dispuso en aquella dirección. Ignoró en aquel momento las miradas que recibía de los transeúntes, su pelo ondulado cayendo libre por el escote en pico de la espalda del vestido, los ojos tan claros que parecían puro hielo y los labios rojos en contraste con el tono blanquecino de su piel, tenía como resultado una mujer de belleza hipnótica.

En cuanto sus dedos tiraron del pomo de la puerta y el aire de su interior la rodeó, sintió un latigazo. El olor… ese olor, era imposible, hacía años que no sabía de él. Pero no podría olvidar aquel olor que ya una vez la llenó. Su obra maestra, su pequeño diablo, el único hombre que la convenció para hacer la transformación, el único ser mortal con el que había compartido todo, charlas, sexo, sangre… Estaba allí lo sabía y lo sentía. Alexandrai Ivanovik.

Captó otro olor distinto pero igualmente reconocible para ella, sangre. Una sonrisa ladina se dibujó en su rostro, centro toda su atención en los sonidos que llegaban desde los rincones de aquel lugar, hasta dar con uno sonido continuado, pasando hojas una tras otra a ritmo fijo y bien marcado. Aquel era.

Se encaminó, esta vez sin dejar a sus tacones delatar su presencia, hasta quedar delante del vampiro que estaba totalmente sumido en las historias de su libro - Buenas noches – le sonrió al ver la sorpresa en los ojos del hombre. - Es un placer y un alivio volver a ver a mi hijo – susurró avanzando hacia él con algo de sorna en la voz-.

por **Alexandrai Ivanovik** Dom Jun 03, 2012 12:28 am

¡ Anna! era ella, inconfundible su voz con esa textura aterciopelada y cruel, sedosa y llena de sorna. Anna Ivanova, su creadora, su amante, su despiadada y cruel compañera, su apoyo en todas la perversiones que se le ocurrio... creia que habia muerto en manos de ... no importa ahora. Se acerco Alexandrai aun un poco incredulo, afino sus sentidos, la veia perfectamente en medio de la reinante oscuridad, aun como una muñeca de porcelana, con unos ojos frios, claros, grandes, suspicases. Aun Anna, ejercia sobre Alexandrai esa influencia devastadora que lo habia convertido en su discipulo, en su seguidor, en su fiel complice. Llego hasta estar frente a frente con ella, como dos dioses de marmol, la tomo con fuerza de la mandibula... y se apreto a su boca hasta hacerla sangrar. Para un vampiro no es agradable la sangre de otro , pero era el juego favorito de Anna. Lamio el hilo de sangre, y se deslizo hasta llegar con rodilla al suelo, como si fuera a proponer algo... la abrazo del talle con mucha fuerza...

- Ha pasado tanto tiempo mi musa sangrienta, pero yo he sido el mismo Alexandrai que tu creaste... ¿ Como pretendia yo vivir la eternidad sin ti?- se Incorporo- No puedo decir que los viejos tiempos son los mejores... contigo nunca se sabe....

Yo te adoro lo mismo que a una bóveda oscura,
melancólico vaso, oh mi gran taciturna,
y mi amor es mas grande, oh belleza, pues me huyes
y pareces ornato de mis noches, sumar
cada vez mas irónica, la distancia de leguas
que separan mis brazos del azul infinito.
Al ataque me lanzo, los baluartes escalo,
como junto a un cadáver hormiguean gusanos,
y amo en ti, oh beldad, implacable y cruel,
esa esquiva frialdad que te añade belleza.

Poema XXIV, Las flores del mal, Charles Baudelaire.

por **Ashea Vallière** Lun Jun 04, 2012 1:55 am

Una sonrisa aún mayor decoró su rostro cuando vio que él se acercaba, con dudas sobre la veracidad de aquella visión. Tanto tiempo separados, había sido injusto sobre todo para él. Un vampiro casi recién creado separado de su creadora, de su amante y compañera para la eternidad. Ella le había extrañado, tenerle a su lado siempre la había hecho sentir viva, pero al fin y al cabo tenía 1.000 años, ¿qué era un puñado de años para ella? Lo mismo que unos minutos para los simples humanos. En cambio para él, debía haber sido bastante más duro y difícil. Pero estaba allí, muerto en vida, perfecto tal y como le recordaba. Esos ojos gélidos, en los que solo ella era capaz de ver más que maldad y fiereza.

Se apegó a él en cuanto sus labios dañaron los suyos, disfrutando y bebiendo de aquella sensación, de nuevo el “amor vampírico” estaba con ella. Relamió la sangre que quedó en sus labios y le miró dejando que él se moviera e hiciera lo que creyese necesario. Ambas manos se posaron en su pelo cuando este se colocó ante ella, mirándole con gesto casi maternal, acariciándoselo. - Levántate - la voz salió suave, casi en un susurro.

- Lo se, mi pequeño- analicé su cara pasando mis manos por ella cuando se levantó, hasta quedar frente a mi, dejándolas tras su nuca para seguir hablando . - pero ya estoy aquí, y no volveré a separarme de ti - dejé un beso en la comisura de sus labios cerrando los ojos al hacerlo totalmente embriagada por el único ser al que me había mostrado tal y como era, y por ello el único conocedor total de mi persona. . - La eternidad comienza ahora - dije al separarme de su rostro con una amplia sonrisa que dejaban ver toda mi dentadura.

por **Alexandrai Ivanovik** Lun Jun 04, 2012 12:11 pm

[justify] Cuando Anna se dirigia a Aleandrai en ese tono maternal lo enloquecia. Era un pequeño realmente ante ella, y el destino caprichoso ahora le daba la regalada gana de devolversela en un sitio parecido donde la conocio por primera vez... las memorias de los vampiros son mas rapidas que el tiempo, y asi Alexandrai recordo que huyendo de su estupida esposa, de su santurron hermano, de sus padres, de todo... se encerro en aquella biblioteca hace ya algun tiempo, le parecio que fue ayer, y trato de sentir lo mismo que ese dia, sorpresa, seduccion, sexo, fiereza... pero muchos sentimientos y emociones paulatinamente se habian congelado con el proceso inexorable de ser un vampiro, desarrollo en ese tiempo sin Anna, la crueldad, la voluptuosidad y el dominio. Tenia la facultad de hacer rendir a cual quier presa que el quisiera, pero rara vez lo hacia por que en realidad esa dualida bestia-caballero en si ya era atractiva. Se sintio mas seguro, mas experimentado ante ella... y ella lo sabia, lo conocia, ella lo creo, lo moldeo lo perfecciono. Se mantuvo frente a ella escuchandola, en el susurro en medio de la oscuridad como si en realidad alguien pudiera escucharlo. La deseo, se le antojo mas bella que antes, pero por pura percepcion por que ninguno en realidad habia cambiado su apariencia. ¿ Cuantos habian sucumbido en este tiempo separados en sus fauces y en su cama?... muchos imagino un instante... y sintio un dejo de ira en medio de su corazon de iceberg...
¿ Celos?... Anna era para Alexandrai, la noria que hacia falta a su mecanismo para sacar con confianza la bestia que siempre ha sido...

Alexandrai la miro de arriba a abajo, la tomo con fuerza por los brazos levantandola del suelo y dejandola sobre la mesa de al biblioteca, rugio mostrando todos sus colmillos, separo las piernas y se coloco en medio de ellas, la tomo de nuevo con una fuerza sobrenatural de sus brazos... ¿ celos? ¿abandono? ...

- Ahora querida madre - dijo con cinismo- necesito que me expliques... por que no me buscaste en estos
años... por que?

Cuando te veo cruzar, oh mi amada indolente,
Paseando el hastío de tu mirar profundo,
Suspendiendo tu paso tan armonioso y lento
Mientras suena la música que se pierde en los tejados.

Cuando veo, en el reflejo de la luz que la acaricia,
tu frente coronada de un mórbido atractivo;
donde las luces últimas del sol traen a la aurora,
y, como los de un cuadro, tus fascinantes ojos.

Me digo: ¡qué bella es! ¡qué lozanía extraña!
El ornado recuerdo, pesada y regia torre,
la corona, y su corazón, prensado como fruta,
y su cuerpo, están prestos para el más sabio amor.

¿Serás fruto que en otoño da maduros sabores?
¿Vaso fúnebre que aguarda ser colmado por las lágrimas?
¿Perfume que hace soñar en aromas desconocidos,
Almohadón acariciante o canasto de flores?

Sé que hay ojos arrasados por la cruel melancolía
Que no guardan escondido ningún precioso secreto,
Bellos arcones sin joyas, medallones sin reliquias;
más vacíos y más lejanos, ¡oh cielos!, que esos dos ojos tuyos.

Pero ¿no basta que seas la más sutil apariencia,
alegrando al corazón que huye de la verdad?
¿Qué más da tontería en ti, o peor aún, la indiferencia?
Te saludo adorno o máscara. Sólo adoro tu belleza.

Charles Baudelaire, Amor Engañoso

por **Ashea Vallière** Mar Jun 05, 2012 5:49 am

Mirarle de Nuevo, tenerle frente a ella era cuanto había deseado durante mucho tiempo, no solo eso, pero era lo que debía explicarle más adelante. Por el momento, hasta que preguntara el por qué del abandono, solo quería tocarle y admirar el magnífico vampiro que era. Sabía lo que estaba pensando él, no solo por la telepatía sino porque sus gestos eran como palabras escritas en una hoja en blanco.

Estaba enfadado, lo notaba en su mirada detrás de toda la tranquilidad y la pasión de volver a verla. No le podía recriminar aquel sentimiento de rechazo a su presencia, ella lo había vivido también y no hacía tanto, pero… había más. ¿Celos? Esa era la parte que se la había escapado de su enfado, no era tan solo el haberle dejado por su cuenta sino el hecho de pensar en sus acompañantes de cama, sonrió al ver su reacción ante esa imagen. La excitación de Anna era palpable tras ese ataque de furia del vampiro, quedándose sobre la mesa y atrayéndole hacia ella por la camisa.

- Mi Alexandrai… - susurró con los labios encima de los de él, sin besarle, tan solo dejando que se acariciaran a medida que hablaba - Te contaré, por qué me fui pero ¿celos? No creo haber sido la única que haya gozado de los placeres de la sangre y del sexo en nuestra separación - le miró de forma que le impidiera replicar por el momento, la había preguntado y ella le contestaría pero sin interrupciones ni opiniones o reproches - Cuando vi que estabas listo, que sabías cazar, seducir e ir por tu cuenta, fue el momento que aproveché para dejar que vivieras tu vampirismo por tu cuenta- comenzó para ir explicando todo aquello - Cada vampiro necesita eso en algún momento de su vida, mi creador. Lo mismo que significo yo para ti, me dejó 1000 años. Desde que me creó me dejó sola. Cuando yo te enseñé todo lo necesario, partí en su busca. Necesitaba una explicación por su parte, pero no lo encontré en ningún lado y por eso vine a Paris- hace una pausa para coger un aire innecesario para ella - él me siguió a Paris Alexandrai, igual que yo a ti. Ahora estoy metida en este círculo entre ambos - echa hacia atrás el pelo de Alexandrai mirando sus ojos con intensidad - Esa es la historia- se separa de él bajando de la mesa y caminando junto a la hilera de libros rozándolos con los dedos.

por **Alexandrai Ivanovik** Mar Jun 05, 2012 8:39 am

Alexandrai no pudo seguir reclamandole, por que como siempre Anna sutilmente con una suavidad y un halo de dominio lo dejaba en una pieza. Seguia viva, lo dejo solo, y encontro a su creador... pero Alexandrai no la estaba buscando, y fue ella la que aparecio ante el... ¿ entre los dos? la frase resono en todo el recinto con la melodia de la voz de aquella magnetica vampira como eco. Se deslizo ante los ojos sorprendidos de Alexandrai, quien la vio caminar, con lentitud rozando con sus dedos los libros de los anaqueles, con su cabello cubriendo parcialmente el escote en su espalda, como una muñeca de cuerda en una caja de musica. Alexandrai no queria perder ese momento, y aunque las explicaciones no llenaron su pregunta, y le sorprendio que ahora estuviera con su creador despues de todo lo vivido, no la perderia de nuevo... no seria un mecanismo sin noria... camino tras ella, y rozo con sus dedos la piel del escote, siempre tras ella, tras sus deseos, Alexandrai como una escultura viva, una obra de arte parlante... con un sabor propio... inconfundible que ninguna humana ridicula y romantica habia llegado a ser jamas... Para Alexandrai , Anna era tan unica e irrepetible como un cometa, y cruzar tan rapido... la detuvo atrayendola hacia el, aparto su cabello y beso cu cuello lentamente, acariciando su talle a traves del vestido, la presiono contra el, mordio suavemente su oreja y busco su rostro...

-Si ha existido otras en mi boca y en mi cama... pero en realidad solo hay una, una humana extraordinaria, mi musa, que tal vez, solo tal vez, pueda lanzarte a ti al olvido... tal vez tambien es tiempo de crear y dejarte partir para siempre ¿ eso quieres? ¿ ser reemplazada por una humana?- Solto una carcajada, terriblemente sonora que hizo estremecer cada rincon solitario de la biblioteca a oscuras. La ciño aun mas junto a el, levantandola algo del suelo, pues Alexandrai es muy alto, queria estudiar su reaccion... no le mentia en realidad si existia una humana de cabello borgoña con mucho potencial... - o es que estan tan complacida con tu creador que ya no me necesitas... personalmente no lo creo- la giro dejandola frente a el, empujandola ligeramente a uno de los anaqueles con la suficiente fuerza de hacer caer unos libro. Corto el espacio que podia separarle de Anna. En diez años no habia cambiado nada, seguian provocandose, celandose, hiriendose, satisfaciendose, deseandose... igual que siempre.

" ¡ Para ti el mundo entero cabe en tu alcoba,
Oh mujer de impurezas! Te hace cruel el hastio,
Para tan raro juego que ejercite tus dientes
necesitas morder corazones a diario...

... ¡ Ciega maquina sorda, en crueldades fecunda!
Saludable instrumento, Oh vampiro del mundo,
¿ Como no te averguenzas, por que frente al espejo
nunca aciertas a ver marchitarse tu encanto?..."

Fragmento poema XXV, las flores del mal, Charles Baudelaire.

por **Ashea Vallière** Mar Jun 05, 2012 11:03 am

Notar como la seguía tras contarle eso la agradó, los celos del vampiro siempre habían sido fuertes hacia ella, era posesivo y taciturno a la hora de pensar en más hombres compartiendo su lecho. Se volvió para mirarle posando las manos en su terso pecho y dibujar una sonrisa cómplice para él. Gestos que se borraron en cuanto escuchó las palabras que dedicaba a una simple y llana humana, su.. ¿musa? Más le valía estar bromeando. Sujetó su cuello, aunque más alto que ella, usando la fuerza necesaria para separarle los pies del suelo, apretándole sin miramientos y sin rastro del cariño que antes parecía mostrarle. - Una humana, jamás va a llegar a lo que yo soy – rugió sin importarla que hubiera alguien en la biblioteca que pudiera oírla, le lanzó hacia atrás, a una columna de mármol que se rajó por el choque del cuerpo - no me hagas arrepentirme de haber vuelto Alexandrai – avanza hacia él casi sin darle tiempo a poder responder a sus movimientos - Sabes que puedo destruirte cuando me plazca como a una hormiga con mi pie – se acerca a su oído para susurrarle - asi que imagínate lo que soy capaz de hacer a esa mocosa – se levanta dejándole allí y mirándole con los ojos rojos de ira y los colmillos rogando sangre - me has conocido la parte buena, traicióname y verás el peor diablo que te hayas podido imaginar – saltó por el barandal a una planta más abajo calmándose para no matarlo allí mismo por aquella muestra de deslealtad que en otro momento hubiera castigado con una estaca directa en el pecho.

Camina despacio entre las estanterías, moviéndose sin falta de la luz de las velas para no chocar con nada, escuchando también los pasos de Alexandrai por el lugar. Aquello le habría puesto alerta, pero para Anna aquella humana no debía existir, era un estorbo y si su hijo no diferenciaba se libraría de ella, en forma humana o vampírica. Una cosa es el sexo y otra tener a una mujer incordiando a su compañero para la eternidad. Si tanta devoción sentía Alexandrai como decía por ella, era tiempo de demostrarlo.

La obediencia siempre fue una lección que le inculcó y le dejó claro que la deslealtad la castigaba con la muerte, jamás dio segundas oportunidades y al no haberle matado en ese instante lo había hecho. Del tema de su propio creador prefirió no hablar pues no sabía como estaban las cosas, no se fiaba de él, pero para su desgracia estaban unidos. Algo que en cambio a ella jamás la separó de Alexandrai, sino que le defendió ante Berserk. Quizás hizo mal.

por **Alexandrai Ivanovik** Miér Jun 06, 2012 8:27 am

El cuerpo de Alexandrai sono hueco al choque con la columna. No mostro dolor aunque pudiera sentirlo ante la mano de Anna en su cuello. ¡ Vaya reaccion! como cuando se encelaba de su insipida esposa, pero ahora con una gran diferencia: Alexandrai queria una creatura propia, un ser de su sangre. Ya tenia su escogida, una temeraria, valiente, y hasta fuerte humana de cabello borgoña. Vio el rostro encolerizado de su creadora, algo que tenian en comun Anna y Alexandrai: su torcido concepto de lealtad. Ambos soberbios y orgullosos, ambos demasiados parecidos. La vio saltar el barandal y el sonido de su caida al otro piso. le habia amenazado de muerte. La conocia lo suficiente... aun como en antaño, anhelaba estar con el eternamente, y parecia que nadie podia quitarle ese derecho. Pero Alexandrai herido en su orgullo de amante abandonado, jamas y nunca, se consideraba un objeto que era olvidado y vuelto a recoger. No le seria tan facil a Anna doblegarlo como ella pretendia... podia ser un vampiro joven y ella una dama milenaria, pero Alexandrai habia tenido ese temperamento vampirico aun antes de serlo... no le temia ni a ella y a su creador... Su creador... ¿ Que juego era este?... Alexandrai se asomo al barandal viendo como Anna caminaba como bestia enjaulada... y con sorna hablo hacia ella con todo el veneno de su cinismo, que se escucho en toda la solitaria bliblioteca...

- ¿Que es lo que tanto te molesta? ¿ acaso tu no me escogiste a mi para ser esto? pues yo tambien... puedo crear, no cualquier mamarracho que tome sangre... sabes que soy un artista... Tu te quedas con tu milenario creador y yo con mi "preciada2 creatura... ¿ Que vas a hacer? ¿ en verdad pensaste que me quedaria con las manos cruzadas esperando una eternidad a que escojas? ... la lealtad es relativa mi querida musa... por que aun obstentas el titulo... - se apoya en la baranda- tu no quieres estar con el... si no conmigo... puede que el me lleve muchos milenios por delante, pero tu y yo estamos hechos para hacer todo tipo de cosas " maravillosas juntos"... ven sube dame argumentos para que yo no escoja a otra... de todos modos me dejaste a mi suerte para reunirte con ese " anciano"- desde arriba hizo un gesto para que ella subiera con una sonrisa retorcida, sus ojos de zafiro brillaron lujuriosamente, se sentia divertido con los celos de Anna- si aun no me has matado es por que tu intencion conmigo siempre ha sido diferente... recordemos esos tiempos en que no podiamos tener la ropa puesta mi musa, por que si no vienes me daras a entender que tendre que considerar a esa humana como opcion para acompañar a este pobre vampiro...- Solto una carcajda, Anna no lo soportaria siempre habia detestado su cinismo, pero no le mentia si existia una humana, que habia captado su atencion para ser su compañera. No es bueno que un vampiro este solo....

" Tu que en mi corazon doliente entraste
como una cuchillada, tu que has sido
la que ha venido a mi como un tropel
de demonios, engalanada y loca,

para hacer de mi espiritu humillado
tu lecho y tu dominio; tu, la infame,
a cuyo cuerpo estoy siempre sujeto
como el forzado atado a la cadena..."

Fragmento , poema XXXI El vampiro, las flores del mal, Charles baudelaire.

Recordo los versos, viendo a Anna. Una lucha eterna se cernia sobre ellos... si el amor existiera entre los desalmados ellos serian siempre enamorados... pero sus respectivos egoismos eran infames e inmortales.

por **Ashea Vallière** Jue Jun 07, 2012 1:26 am

Paseó planta por planta de la biblioteca, mirando las mesas, las sillas, cada tomo que había colocado en las baldas, todo se quedaba grabado en su mente mientras escuchaba las palabras de Alexandrai. Ella había escogido al volver a por él, al regresar a su lado y él estaba dando por hecho que la humana la iba a sustituir. No lucharía con ella, no se había rebajado con nadie y a Alexandrai le había dado más oportunidades, caprichos que a nadie. Se había dado ella misma y él no había sido capaz de esperara una decena de años de su inmortalidad. Caminando se planteó el hecho de que quizás no fuera ella la que actuara mal, sino él por no tener paciencia y necesitar tener una muñeca que la sustituyera desde el primer momento. Ella le creó a los más de 900 años, cuando supo que no estaba ya enamorada, ni atada a su creador. Pero él lo hacía por egoísmo y por castigo ahora a ella.

La llegada de Berserk le había marcado más a Alex que a ella. Por supuesto que tras su explicación y disculpas quería pasar tiempo con él, aprender lo que no la había podido enseñar, disfrutar de él, la unión de creador y creado nunca se eliminaba por suerte o por desgracia… pero Alexandrai era su hijo, amante, compañero… al menos hasta ese momento. La lealtad que estaba demostrando no tener al retarla de aquella manera la había defraudado profundamente. Ella había arriesgado enfrentándose a Berserk por defender el nombre de su hijo, ¿para qué? Para que él jugara a las muñecas con una niña de pelo rojo.

Sabía que él estaba atento a sus pasos, a sus gestos y a los pensamientos que estaría “escuchando” desde su posición, recibiendo asi su contestación a las palabras de enfado de él. Los pensamientos de Anna salían pausados, uno tras otro, en orden. No se podía dar el lujo de enfadarse o de dejarse llevar por la ira pues tanto su hijo como la humana acabarían muertos. Él debería ser quien decidiera, ella no tenía más que decir. Por su parte tenía todo claro, no asi él. Pero por desgracia esa confianza que siempre le tuvo, el hecho de desvivirse el uno por el otro no era recíproco ya.

- Ríe Alexandrai, ríe… tú que puedes susurró antes de salir al exterior de aquel lugar, que la estaba ahogando. No esperó a oir su respuesta antes de bajar las escaleras de la entrada, las que rato antes había subido siguiendo su instinto hasta el que ahora solo era su hijo.

por **Alexandrai Ivanovik** Jue Jun 07, 2012 9:55 am

Alexandrai maldijo para sus adentros, cuando la vio salir, y escucho lugubre su respuesta... ¡ Torpe! la tuviste al frente y ahora ¿ dejaras que se marche de nuevo?, el profundo e innombrable dolor de haberla perdido una vez, habia dejado una huella en los recuerdos de Alexandrai. Su orgullo herido pensando en Anna entrelazada con otro, que le era leal a otro, producia una llaga que no sanaba. Sus malditos celos, la habian herido como en antaño, y en ese instante deseo al menos por una fraccion de segundo, ser humano y desahogar ese dolor profundo que le significaba tantas noches sin Anna. Se maldijo de nuevo, y salto el barandal, y velozmente la alcanzo , la tomo de nuevo por los hombros, y entro con ella a la biblioteca... a oscuras, su cara no reia y su cinismo se habia diluido en un viejo e infundado temor... no queria ser su hijo, pero no tenia ni la fuerza ni la experiencia de aquel " anciano" vampiro que se la llevaba ¡ la queria para el!... ni siquiera la gitana pelirroja, podia borrar de su memoria a Anna. ¿ La habia perdido para siempre?... si era asi lo sabria en este instante... deja a tu creador, parecian decir sus ojos... dejalo por mi... quedate conmigo... no me obligues a despreciarte... tu eres lo mas cercano que he conocido al amor... si te vas... un dejo de ira cubrio sus pensamientos... ¿ ella sentia lo mismo?... lo habia abandonado siendo un vampiro demasiado joven... ahora era un mounstro... y ella lo habia conocido en la mas corrupta humanidad...

" Tu que engendras recuerdos, Oh mi amante de amantes,
mi placer eres tu, mis deberes tambien!..."

La amaba a su manera, la apuñalaba con sus celos y orgullo...

" ¿ No recuerdas lo bellas que eran nuestras caricias,
el calor del hogar y el crepusculo magico,
tu que engendras recuerdos, oh mi amante de amantes?..."

- No me abandones - murmuro- soy un torpe Anna, un torpe insensible, e idiota... ni aun creyendote muerta, nadie podia suplirte, nadie... solo por mucho tiempo... ni siquiera "ella"... apareces y me descontrolas... ¿ por que volviste con tu creador? ¿ por que estando con el me buscas a mi?... - gruño ligeramente solo con pensarlo.

" ... Acercandome a ti, soberana de amadas,
yo creia aspirar de tu sangre el perfume..."

Alexandrai solto a Anna. - Si te vas y cruzas el umbral entendere que tengo libertad... si te quedas, abandonalo para siempre a el, y yo tambien abandonare Anna...me revienta pensar que deseas a otro como dices desearme a mi... - el mecanismo se para, necesita a su noria- e inclusive si aun cruzando el umbral, te buscare solo para sacar mi dolor... y lo buscare a el asi me convierta en cenizas...

"... Las promesas, perfumes y los besos eternos
¿ Volveran de un abismo que parece insondable
como ascienden al cielo renovados los soles
tras haberse lavado en los mares profundos?
¡ Oh promesas! ¡Perfumes! ¡ Oh los besos eternos..."
Charles Baudelaire, las flores del mal, poema XXXVI

Se inclino a sus pies, como lo hacia en antaño cuando era un humano, toco los tobillos frios. Solo Anna tenia el poder exclusivo de hacerle retractar, solo Anna lo subyugaba, solo ella lo dominaba, solo Anna era la profunda herida de sus recuerdos, solo ella. Nadie tuvo ni tendra ese poder. La amaba, con ese amor extraño de los vampiros, que ya no tienen alma, pero si codigos y prejuicios, instintos. La amo humano pero jamas se lo dijo, casi muere como vampiro cuando creyo haberla perdido, desquito su furia en masacres... por ello tuvo que huir de Rusia, por que todos sabian lo que Alexandrai Ivanovik era: un vampyr... si Anna salia de aquella biblioteca sin ver que se moria por dentro, entonces todo habra terminado, y no tendria motivo para no retar a la muerte diariamente hasta encontrarla... pidio la eternidad para estar con ella... se quedo sin alma por ella, Anna tenia las llaves de la poca humanidad que tuvo... Maldijo para sus adentros no haberla tratado con delicadeza y sin reclamos... le habia dado una ventaja al " anciano"...

- No convertire a nadie si no quieres... me someto..- Murmuro. Quienes lo conocian se hubieran sorprendido de lo sumiso de su reaccion. Pero en ese instante no era un hombre, ni siquiera un vampiro, era un ser indeterminado rogando por una oportunidad que penso que nunca tendria.

por **Ashea Vallière** Jue Jun 07, 2012 5:26 pm

Impasible se dejó guiar por Alexandrai al interior de aquella catedral del arte, la cultura y el conocimiento. Vio en su mirada el miedo de perderla otra vez, de que se perdiera el sonido de sus tacones por alguna callejuela y no volver a sentirse embriagado al oírlos volver a él. Dejaría las explicaciones para más tarde, para cuando no fuera necesario escuchar su mente y él expresara lo que sentía como tan bien sabía, con el don de la palabra. Anna estaba recopilando la información que él le ofrecía con cada gesto, mirada y toque de su cuerpo. Tenía el semblante serio pero no altanero como hacía rato, los ojos buceaban en los de Anna buscando las respuestas y promesas que necesitaba oír y sus manos no dejaban de rozar los hombros, brazos o manos de la vampira. Para ella, especialmente fácil de leer, la mente de Alex en ese momento no tenía complicación. Deseaba a su musa, como él la llamaba, y estaba por encima de todo; pero también deseaba sentirse libre como vampiro para crear y destruir. El dilema volvía a recaer en los hombros de la creadora. Estaba sumida en un dilema, ¿se dejaría llevar por el egoísmo puro o en cambio daría libertad a su hijo para que viviese a su antojo?

Se preparó para contestarle cogiendo su mano y avanzando hasta un sofá de cuero donde le hizo sentarse para colocarse a su lado - Paso a paso pequeño - esbozó una sonrisa en cierta forma maternal al ver como demandaba respuestas de ella - No te voy a abandonar, no lo haré nunca a no ser que me traiciones. Eres parte de mi, existes porque yo existo. Eso mismo es lo que a mi me ata a Berserk, le busqué porque quería respuestas. Respuestas que empiezo a tener ahora, no siento más que deseo, como mujer, e interés por lo que es para mi como vampira - hace una pausa para cerciorarse de que lo está explicando con calma y detalladamente, sin dejarse nada - No me des a elegir Alexander, no estoy entre dos amores. Él es mi padre y tú… sabes perfectamente lo que hemos pasado desde que eras humano. A él le deseo físicamente, no te voy a mentir, nunca lo hice. Pero no seamos hipócritas no nos somos fieles en la cama Alex - le sonríe de medio lado con algo de maldad - el mero placer sexual no debe atar a una pareja a la monotonía, y que yo recuerde nunca te amenacé con nada por yacer con las jóvenes que te agradasen - se detiene a mirarle, estaba como un niño, era el único que podía acercarle a enternecerla de aquella manera. Acercó su torso al del vampiro para dejar un beso sobre sus labios mientras acariciaba su pecho.

- No hay nada por ahora que me haga dudar sobre ti, al ver esta reaccion Alexandrai. Puedes jugar con quien gustes, son como mascotas manejables y predecibles. Esa gitana de la que hablas puede que te sea interesante, estúdiala, valora lo que te puede aportar y luego hablaremos sobre el tema de darme una nieta - le susurra para dejar la tensión por ese asunto a un lado. Seguía celosa y eso él lo sabía, los ojos hablaban un lenguaje oculto entre ambos, por lo que sonrió; habían cedido espacio en aquella batalla los dos.

Soltó los primeros botones de la camisa de su creación sin dejar de mirarle, acariciando la piel blanquecina que quedaba al descubierto y acercándose a besarla con suma lentitud, disfrutando de la calma de ese momento hasta clavar en la zona los colmillos para tomar aquella sangre una vez más, besándole con más fuerza que antes al retirarse de la mordida.

por **Alexandrai Ivanovik** Vie Jun 08, 2012 9:06 am

Alexandrai habia logrado su cometido, pero la humillacion habia dejado un lastre oscuro, una carga invisible pero que recaia en sus hombros. Alexandrai le disgustaba en sobremanera tener una debilidad... Anna se convertia en el indomable ser que lo obligaba a hacer lo que nadie mas podia. Llegaria un dia y una hora entre las largos dias y horas de la eternidad, en que se desligaria de Anna... pero ahora era mas que nunca dependiente de las bajas pasiones y de la sangre, todo junto en el cuerpo de ella, un dia se satisfaceria de tal manera que ya no tendria que humillarse jamas... sintio a lo lejos como un lastre invisible y pesado se arrastraba... No tenia celos del innumerable de estupidos, tal vez muchas presas, que hayan rozado sus sabanas... eso le tenia sin cuidado, a el le corroia solo uno... aquel vampiro "anciano", por la sencilla razon, de que asi como Alexandrai, su musa significaba evocaciones de su humanidad lejana, a Anna, estaba seguro de ello, le evocaba fuertes sentimientos que seguian con los siglos... pero no podia volver a cometer un movimiento en falso con su musa, la necesitaba, necesitaba todo la crueldad que destilara esta muñeca de marmol, toda... Sin que lo notase el mismo Alexandrai, ella se deslizo, abrio su camisa y mordio su pecho. Le parecio divertido ... como siempre, poco a poco Alexandrai volvio a ser lo que siempre habia sido antes de aquella efimera humillacion: un sangriento vampyr...

- No hablemos mas Anna... aprovechemos el tiempo en otra cosa- hizo un enfasis sordonico, y se acerco a su rostro- la eternidad...- y la beso abriendo la boca como si fuera a devorarla, mordiendo su lengua, con la sangre que pensaba a deslizarse como un hilillo escarlata hasta el pecho de Anna. Rio a carcajadas, y no pudo evitar pensar en una fraccion de segundo en Talena... con su cabello granada y temearia. Ahora dejaria el tema en paz, pero con Anna... no desistiria... antes que la belleza de Talena se marchitara, el la eternizaria... queria ese influjo que Anna tenia en el... queria el poder del cual se sentia desprovisto cuando Anna ivanova lo zarandeaba... pero no lo hara siempre. Aprender de tu madre Alexandrai, absorver la experiencia...

El beso siguio su curso, y su boca lamio su barbilla y busco los pechos perfectos de la vampira, pasion enfermiza, le provoco salir, seducir a un estupido humano y torturarlo con su musa... ella le inspiraba a esas cosas... la acosto de un empujon al sofa, levantando su falda, encontrandose con sus largas y torneadas piernas, que inspiraban una pasion ensordesedora... subio encima de ella, hundiendo sus caderas entre las tijeras mortales de las piernas de Anna... su musa sangrienta, la dama escarlata, su amante indolente...

- ¿ Desea jugar mi musa?... en mi mente parece que se borraron ciertos juegos... ¿ podria recordarmelos?- fingio mientras jugaba a ser igorante a los dolorosos juegos a los que se sometian... un dolor placentero, rugido y sangre...

" Es una mujer muy hermosa y de esplendido porte,
su melena en el vino deja siempre empapar.
El amor y sus garras, los venenos del juego
mansamente resbalan por su piel de granito.
De la Muerte se rie y tambien de la Crapula,
unos monstruos de mano siempre hiriente y cruel,
cuyos juegos furiosos respetaron obstante
de su cuerpo arrogante la violenta altivez..."

fragmento poema CXIV Alegoria, las flores del mal, Charles Baudeleaire.

por **Ashea Vallière** Sáb Jun 16, 2012 8:33 am

- Respétame y deja esos pensamientos a un lado – rugió celosa al ver en su mente a la gitana que le había llamado la atención. No le detendría en su propósito, con la muestra de fidelidad que él le había mostrado tenía suficiente. Siempre sería suyo, pero la necesidad de crear era innata en él, cómo no permitírselo si era igual que Anna. -¿O acaso a ti te gustaría ver a otro vampiro en mi mente? – con solo eso sabía que Alex sabría a quien se refería y bloquearía la llegada de Talena a su mente mientras estuviera con Anna. Con ese aviso se dio por satisfecha y dejó que la presencia de su vampiro la envolviera, dejando que todas las sensaciones del pasado llegaran a ella una vez más.

La sangre ya recorría su pecho, perdiéndose entre ellos de forma demasiado sádica y sugerente. Con los colmillos afilados hasta su máximo y la boca abierta por ello, dejó Ivanovik jugar con su cuerpo, dándole el poder de hacerlo como siempre ella había hecho con él en el pasado. La espalda chocó con el sofá sonriendo ladina al ver la cercanía de su acompañante entre sus piernas. Nada más que él vivía ahora en su mente, rasgó lo que quedaba de su camisa para atraerle hacia su pecho y poder besarle con fuerza sin cuidado de los colmillos que ambos mostraban. La sangre se mezcló entre sus bocas, recogiéndola con la lengua se separó jadeante - hacía tanto que no te sentía asi… - su estado físico empezaba a reclamar el cuerpo de Alexandrai a sabiendas de que él estaría de la misma manera.

¿Jugar? ¿Eso es lo que Anna quería? - Lo que quiero es demostrar una vez más que no podemos dejar eso a un lado, por muchas personas que entren en nuestas no-vidas – adoraba aquella unión, aquella dependencia que ambos tenían marcado a fuego en su inexistente alma. - No dudes que te necesito, tanto como tú a mi – acarició el pecho blanquecino, definido y atrayente de su hijo con suavidad. Con tanta parsimonia que dolía. Apretó las uñas cortando su piel para ver caer hilos de sangre por él, acercó su cara hacia esa zona pasando la lengua recogiendo cada resto de ese líquido que la daba vida.

Rodeó su cuerpo con las piernas pegándole a ella, adivinando asi a un Alexandrai bastante despierto y deseoso de ella. Soltó una carcajada por el roce de ambas pelvis, notando su virilidad hacer acto de presencia - Mi hijo… - dijo con todo el cinismo que pudo bajando la mano a aquella zona por fuera de su ropa pero presionando con fuerza, buscando que tuviera tanto que gemir como protestar. Por el rabillo del ojo pudo localizar en una balda cercana una figura de madera, sin dificultad quitó el brazo de la misma. Lo movió con la mano libre sin retirar la mirada de Alexandrai, le acarició el costado con ella hasta presionarlo poco a poco sobre su piel hasta introducirlo en ella escuchando su gruñido de dolor. - Hazme creer que no me olvidaste – le reta moviendo el trozo de madera en la herida hasta dejarlo quieto, la piel no tardaría en cerrarse en torno a la madera haciendo asi más doloroso quitarlo.

por **Alexandrai Ivanovik** Mar Jun 26, 2012 1:03 pm

- Jamas y nunca mi musa... olvidar no esta en mi vocabulario- Rugio, el dolor se hacia deliciosamente insoportable, Alexandrai se sentia desprovisto de cordura, de amor propio, todo se reducia a sexo y dolor. Apreto a Anna con mas fuerza contra si, dejando que ella lo torturara un poco, luego apreto su mano alrededor de su cuello con una fuerza descomunal y atrajo su cara.

- Jamas y nunca mi amada "madre"- le beso profundamente mientras seguia apretando su cuello, dirigio su lengua como una serpiente, queriendo aspirar cada recovenco de su boca. El dolor seguia alli destrozandolo, y en un movimiento rapido de su cinto, un hermoso puñal dorado , refulgio en la oscuridad densa de la Biblioteca, Alexandrai lo deslizo en la entrepierna de Anna hasta rasgar lo que impedia poseerla. Siguio deslizando el puñal en el vientre desnudo de su musa, separando con sus caderas, las piernas. Alexandrai se debatia entre el dolor de su herida, y el placer de engullir a la mas ladina, sensual, fiera y sadica vampira, su amante, su torturadora... su cuerpo reclama entrar en el cuerpo de Anna, montar salvajemente a aquella loba blanca, de piel de marmol...

Cuando duermas, mi bella tenebrosa, en el fondo de un monumento construído,
en mármol negro, y no tengas por alcoba y mansión más que una bóveda lluviosa
y una fosa profunda; cuando la piedra, oprimiendo tu pecho miedoso y tus flancos
que ablanda una molicie encantadora, impida a tu pecho latir y querer y a tus pies
seguir su curso aventurero, la tumba, confidente de mi sueño infinito
-porque la tumba siempre comprenderá al poeta- durante esas largas noches de las que
el sueño, ha sido desterrado, te dirá: "¿De qué te sirve, cortesana imperfecta,
no haber conocido lo que lloran los muertos?" -Y el gusano roerá tu piel,
como un remordimiento.

Charles Baudelaire, Remordimiento postumos

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La musa Sangrienta ( Anna Ivanova)

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