Madeleine Dubont

por **Madeleine Dubont** Lun Jun 04, 2012 9:13 am

Nombre del personaje:
Madeleine Dubont
Edad:
200 años, edad que aparenta 20 años.
Especie:
Vampiro
Facción a la que pertenece:
ninguna
Tipo, Clase social o Cargo:
Clase social alta
Orientación Sexual:
Heterosexual
Lugar de Origen:
Madrid
Habilidad/Poder:

Sanación acelerada:habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión.
Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.

Descripción física:

Spoiler:

Descripción psicológica:

Una mujer ingenua, que con el pasar de los años aprendió a sobrellevar sus problemas con tolerancia y perspicacia, su personalidad ruda, que pocas veces deja ver sus verdaderos sentimientos, los oculta en una mascara de arrogancia y antipatía, suele ser una persona muy antisocial, pero la clientes de sus tiendas la a obligado a mostrar una sonrisa falsa y demostrar su fineza en cada situación, olvidando su timidez y el miedo de no poder controlar sus ansias.
Suele confía mucho en las personas y analiza cada aspecto de ellas para hacerlo, puede llegar a ser intimidante si su objetivo es molestar a una persona que le tenga desprecio.
En resumidas cuentas, es una persona que busca algo en particular, que si lo encuentra jamás lo dejara escapar…

Historia:

1617
Hoy cumplo años y odio admitirlo, pero me siento triste en este día que debería ser uno de mis días más felices en toda mi vida, le dije a mi madre que no importaba las decisiones que tomaran con respecto a mi, yo las acataría y no me opondría a ellas, ya que mis padres actuan para mi beneficio, solamente para verme feliz y completa, pero la decisión que habían acordado me era muy poco agradable, todavía no encontraba a mi primero amor, no experimentaba la sensación de estar enamorada y ya eso no importaba, en dos mese más me casaría.
Poco sabia de ese hombre, por lo que dijo mi madre, de buena familia, con lujos y poderoso, un hombre que a mi padre le seria de mucho gusto, ya que unir a dos familias poderosas seria un buen trato para él en el futuro, los negocios de mi padre iban perfectamente y una contribución voluntaria seria algo magnifico para su ego.
A pasado un mes desde la grandiosa noticia de mi casamiento… mi madre ansiosa, se le ocurrió hacer una fiesta para celebrar mi compromiso con aquel señor, muy buen momento para conocerlo y saber su parecer con respecto al matrimonio… aun no lo conocía detalladamente y era el momento propicio para hacerlo.
La fiesta era típica hecha por mi madre una mujer que se preocupada del mas mínimo detalle, la pomposa decoración, iluminación y hasta la fragancia que Expedia a rosas y un fino olor a tabaco junto con alcohol.
Lleno de personas muy elegantes, todas cubiertas con una mascara de diferentes tonalidades y colores, mujeres muy bellamente arregladas, labios caoba y peinado extravagante.
Yo carecía de finesa con respecto a mi traje, pero me caracterizaba por un aspecto simple y minimalista. Un vestido blanco, con pequeños detalles en los bordes y una mascara color escarlata que combinaba con el rojo ardiente de mis labios, deje caer mi cabello a un lado y lo trence suavemente para dejarlo caer con pequeñas ondas en mi hombro, me puse unos guantes que combinaran con mi vestido y me incorpore a la fiesta que se veía muy alegre y divertida.
Espere insaciablemente que mi futuro esposo se acercara para platicar, pero me sorprendí mucho al verlo con una copa en la mano, una traje recargado de pieles y telas finas, un sombrero horripilante y claramente hablando con dos animadas chiquillas que parecían divertirse con tal conversación… me pareció un insulto, quería gritarle que jamás me casaría con el, pero al poder analizar lo que estaba pensando, me sumió una enorme tristeza. Nunca podría deshacer mi matrimonio, aunque lo decidiera y supiera con quien me casaba, estaba consiente de lo feliz y aliviados que estaban mis padres, inexplicablemente baje la mirada e intente borrar de mi mente ese pensamiento, el corazón me ardía, sentía que en algún momento echaría a llorar, pero en una fiesta, llena de gente, era algo que no podría hacer hasta que saliera de ella silenciosamente.
Cuando por fin pude zafarme de aquel bullicio, corrí hasta poder posar mi mano en un árbol escondido entre los hermosos jardines de mi hogar, sin poder respirar bien por el cansancio, tomándome la cabeza, balbuciendo palabras ilógicas, me negué a aceptar mi destino, intente llorar, pero solo quejidos salían de mis labios, quería gritar, pero el frio viento me había congelado hasta las palabras… no podía imaginarme una vida junto a él.
Mientras mis pensamientos me envolvían en una perpetua pena, no me percate de que no estaba sola en aquel apartado jardín, cuando por fin pude despertar note que unos pasos se acercaban, intente huir para evitar cualquier pregunta no quería que los invitados vieran como lloraba la festejada, pero su mano me detuvo en el paso, sus fríos dedos congelaron mis lagrimas, temerosa voltee para ver de quien se trataba temblaba con la sola acción de ver quien era esa persona que había descubierto mi desdicha, pero sentí que mi corazón se detenía por 5 segundos para descansar y prepararse para latir con su mayor fuerza.
Su mirada hipnotizarte, sus labios delgados y de un color nude igual que su piel, cabello largo liso y rubio, sus mejillas rojizas aunque el frio debió emblanquecerlas. En su mano llevaba una rosa con unos pétanos caídos, la dejo posado en mi mano y con una sonrisa amplia en sus labios se acercó lentamente para besarme, no sabría explicar la sensación correcta que me dio ese beso, pero fue como un desvanecimiento repentino, como si por pocos segundos pudiera flotar y que sus brazos apretando mi cintura fuera lo único que me mantuviera todavía con los pies en la tierra.
Sentí su mano rosar mi cuello hasta llegar a mi pecho, poso su mano fuertemente en el, cualquiera pensaría que quería desvestirme, pero yo reconocía esa acción, el solo quería sentir los latidos de mi corazón posando su mano de esa forma en mi pecho, no fue nada pervertido, lo sentí como una consulta al doctor Ritsler cuando tenia bronquitis, o resfrió… como cuando toso y el escucha el sonido para saber cuan enferma estaba. Una semejanza poco austera, quizás algo torpe en esa situación, pero aun así la sentía de esa manera.
Mientras pensaba en esa comparación tan poco lógica con ese momento, el beso se detuvo, él se veía confuso, como si sintiera raro que mi corazón latiera o que respondiera a ese beso, pero de sus labios salieron unas palabras que jamás pensé que fuera su motivo de acongojarse
-te has calmado, mi beso te calmo… pensé que querrías algo mas-
Sabia que su beso fue la causa, pero siendo una joven de bien, que jamás había besado a alguien en su vida, que nunca permitiría un pensamiento impuro en su cabeza no podía aceptar tal descaro. Le di una fuerte cachetada, su mejilla se enrojeció más, veía como se mordía los labios para no insultarme en ese momento, lo iba hacer, pero antes de que hablara le respondí.
-me calme porque fue un pésimo beso, debí reservarme lagrimas para este momento, pero ni eso puedo hacer, ya no me quedan, solo retírate y no me obligues a decir que eres un pervertido, no querrás saber que los demás invitados sepan que me has besado, bueno si se puede llamar beso.-
Sonrió con ironía. Quería ocultar lo eufórica que tenia en esos momentos, pero recordé que no era debido para una mujer comprometida y la euforia se quito con un respiro, deje caer la rosa de mi mano y voltee para seguir mi camino.
A los pocos días de cumplirse los dos meses, me case con esa persona de pomposidad y de mirada egocéntrica, al llegar el momento de la noche de bodas, se unto un tónico en la piel se paseo desnudo frente a mi, se envolvió en sus prendas de seda y se poso en la cama, no sabia como actuar en esos momentos, pero sentí un alivio al escucharlo decir que no necesitaban una noche de bodas, ninguno de los dos quería tenerla.
Esa noche baje las escaleras de esa enorme mansión, solo llevaba una bata de seda blanca y un camisón ligero que se trasparentaba a la luz de la luna dejando ver mi cuerpo desnudo, subí hasta el balcón donde variadas veces mi pomposo esposo se echaba para tomar un descanso mirando sus infinitos jardines a lo lejos. Lo único que pude observar además del esplendor de ese enorme lugar fue al hombre de cabellera rubia mirando desde la entrada del hermoso laberinto construido con enormes matorrales. La insaciable curiosidad me hizo bajar hasta donde estaba el, pero lo perdí en ese laberinto tan grande y frio, me adentre para buscarlo, pero cada paso que daba me perdía mas aun, no sabia como situarme, no tenia ni el mas mínimo sentido de la orientación, pude encontrar las bancas y los faroles que iluminaban el centro de ese enorme laberinto, me pose a descansar un momento para poder seguir mi recorrido de regreso a la mansión, pero sus brazos recorriendo mi cintura, me hicieron saltar dé la impresión, me levante rápidamente sus ojos enrojecidos como la rosa que siempre portaba, sus labios que mostraban unos largos colmillos, su aspecto tan depredador, sus labios se abrieron con tal simetría y pronuncio unas sonoras palabras
-déjame bailar al son de el latir de tu corazón, tan discorde, tan elaboradamente perfecto… preciso con cada tipo de emoción-
Estaba asustada, esos colmillos, esos ojos rojos como la escarlata solo podía allegarlo a un cuento de terror, sobre criaturas de la noche que beben sangre, cuentos como los que contaba mi madre para que no saliera de mi cama y durmiera plácidamente en mi lugar seguro, pero ese cuento sobre la niñita que moría en brazos de esa criatura no seria yo, no me dejaría caer por solo palabras retorcidas y mirada siniestra.
-dime que escuchas ahora… denotas mi emoción, ve cuanto te temo-
Pronuncie las ultimas palabras y corrí con todas mis fuerzas por los estrechos pasadizos de ese laberinto, esperando no llegar a una encrucijada, esperando no equivocarme y poder salir viva de esa situación.
Pude mirar la mansión desde lejos y no me queda mucho camino por recorrer, la suerte estaba de mi lado, pude escapar sin quedarme atascada en ese enorme laberinto, podía sentir la perilla de la puerta en mis manos, podía escuchar su crujido al abrir la puerta, pero no llegue a tocarla jamás.
A los pocos días desperté en una habitación desconocida, parecía pobre, humilde, pero quizás lo peor de esa situación no era la cuestión de encontrarme en un lugar desconocido, debería agradecer de estar viva, pero sentía un fuerte dolor de cabeza, unos mareos incontrolables, unas ansias de callar al mundo y sus agudos sonidos, el ruido de la cadena y el grillete que me tenia atada a la cama, algo extraño saber su sonido sin a ver visto el objeto antes… me pareció extraño, pero que borre rápidamente al intentar quitármelo. Escuche unos pasos desde lejos y tome lo primero que encontré a mano, una vela apagada desde hace poco, dejaba ver su desgastamiento… entro ese hombre con la bandeja en la mano, alcance a tirarle la vela por la cabeza, pero fue en vano ni siquiera me acerque para poder rosarlo con el objeto.
-come, te sentirás mejor… y no intentes sacártela, te podrás zafar cuando yo te lo disponga-
Su actitud me enojaba, pero aun me molestaba mas esa comida tan poco apetitosa, una carne casi cruda y un vaso poco limpio con un liquido rojizo que no pude descifrar que contenía.
Me lo acerco al rostro, sentí un desvanecimiento, las manos entumecidas, la boca seca, no quise demostrar ansiedad, pero el deseo era demasiado… dijo con cierta ironía.
-esto es sangre niñita, no querrás beber sangre, seria grotesco-
Me acerco la bandeja a mi falda, para que pudiera comer, veía un dejo de felicidad en su mirada y su sola insinuación me molestaba, aun con todo el deseo del mundo de probar ese liquido rojizo que me demostró lo débil que puedo ser, no permitiría tal agresión a mi persona, con un fuerte manotazo voltee la bandeja dejando caer todo al suelo, la sangre cubrió gran parte de la pequeña alfombra, el chico se levanto, con una sonrisa forzada en el rostro y movió lentamente las cortinas de la ventana, fuertemente los rayos del sol tocaron mi piel, el ardor empezó brotar de cada parte de mi cuerpo, su color cambiaba, su tonalidad era oscura, como cocinar a un animal en un horno, no recuerdo cuanto tiempo sentí ese insaciable dolor, pero desperté al poco tiempo después, no podría afirmar cuantos días habían pasado, pero mi cuerpo vendado hasta mi rostro lo decía todo, no fue solamente un día, quizás fueron semanas en un profundo sueño.
Los días pasaban y asimile lo que me pasaba, pero no entendía porque, si lo humille de una manera espantosa. No dude en preguntárselo una noche, pero su respuesta me dejo con una duda mas grande…
-porque me gustas-
la respuestas me hizo crear una pregunta de inmediato -¿porque yo?- pero me la conserve sin dejársela saber hasta la fecha 1662, cuando ya me había resignado a vivir de esta manera, con la fortuna de mi esposo, de mis padres y la que eh recolectado con el pasar de los años, pero su respuesta fue mi desilusión las ganas de volver atrás y decirle en ese momento que lo odiaba… su respuesta fue
-porque es placentero verte sufrir, viendo que desperdiciaste tus años de vida siendo alguien que jamás quisiste ser-
la agonía de los demás le da placer, desde que lo conozco eh sabido que su comportamiento es solo instinto, pero yo quería algo mas... a los pocos días lo abandone y hui a Paris… intente restablecer mi vida, ver lo que perdí hace mucho y lo que necesito aprender en el presente para no pasar de nuevo por semejante situación, no hace falta decir que perdí contacto con ese señor y que espero que se retuerza en su podría bilis, que lo cacen como a un conejo y luego lo quemen igual como lo hacen con un animal.

121 años después, tengo una mansión en Paris, vendo productos de belleza para las mujeres y confección vestidos para la realeza y clientes de alta alcurnia, mis productos son muy conocidos en toda Francia y recientemente en España e importados para américa, todo lo que eh aprendido en los años es difícil describir y explicar en pocas palabras, simplemente es mucho conocimiento, pero aun espero mas… la vida que llevo ahora es compleja, pero si algo aprendí de ese inadaptado niñito fue que nada es fácil, un fuerzo de tu parte lo hace soportable… aun sigo buscando algo que llene el vacío que dejo el tiempo, pero todavía no me resigno, me queda mucho por descubrir… Quiero poder salir de ese laberinto y sentir verdaderamente el perillo de esa puerta, que jamás pude abrir, aun me espera un mundo detrás de ella.

por **Madeleine Dubont** Lun Jun 04, 2012 9:43 am

Terminada.

por **Nigel Quartermane** Miér Jun 06, 2012 1:19 am

FICHA APROBADA
Bienvenida a Victorian Vampires

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