Marcus Greed

por **Marcus Greed** Jue Jun 14, 2012 10:56 pm

MARCUS GREED

500 años [aparenta 25 años] ▪ Vampiro Clase Alta ▪ Heterosexual ▪ Somerset, Inglaterra

DESCRIPCIÓN FÍSICA

Marcus Greed:

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Hablar de cómo era antes de ser un hijo de la noche, sería referirme a otro ser totalmente de lo que soy ahora. He madurado suficientemente para aceptar eso. No me extrañaría que mi madre ahora no pudiese reconocer al hijo que crio con tanto esmero. A pesar de ello, trato de rendirle el mayor honor a lo que me permito, de no ser por ella, hace mucho tiempo que estuviese muerto.

Su legado, sus enseñanzas, así como las de mi padre, aportaron las habilidades que hoy perfeccione a mi gusto y manera.

Sí, soy arrogante. ¿Por qué no serlo? Igual pienso que es una característica propia de mi condición. El hecho es que no puedo negarla, así que la acepto, la desarrollo y la aplico. Elocuente, perspicaz, analítico pero a la vez conservador y reservado. Soy una ambigüedad, un paradigma que se adapta al momento y circunstancia, sólo así se puede sobrevivir.

Pero conocerme totalmente… sólo una persona lo puede hacer. La única que me ha hecho ver que puedo amar sin importar mi condición, Oksana Derevya.

HABILIDADES

» Agilidad y reflejos sobrehumanos
» Sentidos aumentados
» Clarividencia
» Sentido del Peligro
» Manipulación de la Memoria

FAMILIA

Padre: Alphonse Greed [Fallecido]
Madre: Katherine Argent [Fallecida]
Hermano (Gemelo): Eddark Greed [Fallecido]
Abuelo: Tweyn Greed [Fallecido]
Tío: Abellard Greed [Fallecido]

HISTORIA

Mi vida, un complejo circulo de experiencias que va más allá de un simple relato. Claramente no siempre fui un Vampiro y antes de él, existió primero el niño que se convirtió en hombre y el hombre que se perdió en la profundidad de las sombras.

La familia Greed pertenece a un legado de nobles cuyas raíces se asentaron en lo más interno de las entrañas boscosas al sur de Londres, donde el legado militar sobre sus hombros los había hecho acreedores de vastas porciones de terrero fungiendo indirectamente como intermediarios políticos y económicos en la zona. Sin embargo el legado contenía un secreto más profundo que no es mucho después de mi nacimiento que logro darlo por conocido.

Llegado el siglo XIV, Alphonse & Katerine Greed dan a luz a los que serian sus primeros y únicos herederos, Marcus & Eddark Greed. Hermanos gemelos. Yo nací de primero, al cierre de la noche de un día, mientras que mi hermano nació de segundo al primer instante del día siguiente. Aunque la diferencia sea de minutos de nacido entre uno y otro, cada uno pertenece a una estrella de un día diferente.

Alphonse Greed, mi padre, un retirado capitán del ejército inglés se caso en un matrimonio acordado con la hija de un compañero de armas, Katherine Argent. A pesar de los arreglos, la unión fue bien asimilada por las partes llegando a afirmar que el tiempo fomentó el inexistente amor, donde el nacimiento de mi hermano y yo fue la máxima recompensa.

Mis primeros años transcurrieron tan fugaces como las lluvias de estrellas. Estando lejos de las grandes ciudades, la educación de mi hermano y mía fue impartida directamente por mi madre apoyándose de la gran biblioteca que mi padre había construido en una sección del castillo. Fue ahí donde tomé particular interés por la mecánica, la ingeniería tras la creación de las herramientas fundamentales de guerra y cuales determinaban muy directamente el resultado de las mismas. Esta pasión que se desencadeno en mi interior no la deje sólo en la lectura, por lo que lo extrapole a la práctica, aprendiendo algo de carpintería, herrería y química. Habilidades que sin saber estaban bien conducidas de manera disimulada por mi madre.

Por parte de mi padre aprendimos el uso del arco, la espada y el escudo; pudiendo ya a la edad de 12 años cazar nuestro propio alimento así como defendernos por nosotros mismos. Gracias a mi padre, también aprendí, lo que en lo personal es de las mejores cosas que me ha podido dejar, el manejo de La Camada.

La Camada era un grupo de lobos criados por mi familia desde más allá de los tiempos de mi abuelo, Tweyn Greed. Una fina y cuidada raza de especímenes que aunque salvajes, se les entrenaba sólo para recibir órdenes específicas de nosotros. Una unión de sangre y honor entre los maestros y la camada permitían que nada interfiriera en la armonía de la comunicación entre ambos.

Un poco más grandes que los simples lobos del bosque, debido a la alta musculatura desarrollada por el estricto régimen de alimentación, así eran los miembros de La Camada, individualmente llamados de forma genérica como Wargs (“lobo grande”). Mi padre estaba ligado directamente al alfa de la camada Arkay, quien a su vez lideraba a todos y cada uno de los doce Wargs del castillo: Zeni, Dibel, Mara, Boethiah, Jyggalag, Namira, Peryite, Sheog, Vaermina, Dagon, Julianos y Kiya.

Así como mi padre realizo su ritual de unión con Arkay, se nos prometió a los gemelos Greed que cuando cumpliéramos 15 años, el primogénito del alfa nacido bajo la primera luna de plata del invierno se me sería concedido a mí por ser el que nació primero y por ende el mayor, mientras que el segundo de la camada sería de mi hermano. Así lo dictaba estrictamente la tradición.

Los años pasaron y nuestro entrenamiento se dictó con cada vez más intensidad, cómo si para la guerra nos preparasen. No tenía idea de que algo peor nos esperaba. Mi decimo quinto año de vida llegó con puntualidad milimétrica, y cómo la tradición lo dictaba el primer primogénito de Arkay nacido en invierno bajo la bendición de la luna de plata sería mío. La madre de los cachorros resultó ser Mara, el Warg de mi tío Abellard Greed. Sin embargo, fui bendecido como me mencionó mi madre, por cachorros gemelos ligados por la unión de una misma placenta. Un hecho extraño pero que esa noche se volvió posible. Uno negro y otro blanco, un macho y una hembra, Talos e Hircine. A partir de este momento yo sería el encargado de velar por ellos así como ellos de mí.

Como ambos cachorros estaban ligados por la placenta, mi padre me explicó que estaba destinado a tenerlos a ambos. Minutos después nació quien sería Hermaeus, el Warg de mi hermano Eddark. De color gris como la niebla, representaba una porción de Talos e Hircine, una combinación de ambos hecho uno.

El nacimiento de los cachorros sólo fue el inicio de un complejo ritual que continuaría con el revelar del secreto tras la crianza de los Wargs, que a diferencia de lo que creía, no estaba asociada a un simple pasatiempo familiar para fomentar la responsabilidad y el compañerismo.

La familia Greed, realmente era una familia de cazadores. Pero no un círculo cualquiera de acechadores de animales, ya que nuestra deber era el mantenimiento del orden bajo el resplandor de la luna. Cazábamos hombres lobos. Una lección que tanto mi hermano como yo, aprenderíamos directamente en la práctica.

Era un grupo bien definido, encabezado por mi padre y Arkay, seguido directamente por mis tíos y primos, cada uno resguardado por su respectivo compañero salvaje. Los gemelos Greed éramos los únicos que carecíamos de la placentera compañía de nuestros cachorros quienes aún eran muy pequeños para la caza.

La noche se hizo eterna y pesada; pero nada se compararía a verlo directamente a los ojos. Una bestia sin alma y corazón, sedienta de sangre y muerte. Arkay y la camada lo rastrearon y mi familia lo cazó y aprisionó para que en el momento de tensión, se nos cediera el derecho a Eddark y a mí de bautizarnos dándole muerte y despelleje con una daga de plata que cada uno portaba. El miedo y el nerviosismo no tenían cabida. Así fue como mi vida dio un vuelco total, manchándome las manos con la sangre del hombre lobo. Para bien o para mal era un peligro que debía erradicarse.

Mi vida continuó. La cacería aunque era un rito que sólo se daba cuando algún licántropo invadía esporádicamente nuestro territorio, era una costumbre que se volvió parte de mí. Talos e Hircine crecieron. Esbeltos, feroces, intuitivos, inteligentes y fieles compañeros.

Pero una noche todo cambió. Los Hombres Lobos por lo general se mantienen en solitario, creíamos que se debía porque ellos mismo no se toleraban entre los de su especie, demasiado deseo indómito para ser controlado por más de uno. No obstante esa noche, a mis 22 años, nada nos había preparado para tal cosa. Un hecho que mi hermano por bendición o maldición no presenció, debido a que fue enviado por mi padre a rastrear con otra familia un hombre lobo que parece había estado haciendo estragos por todo el norte de Londres. Un rastro que lo arrastró por meses hasta lo más interno de Europa. Esa sería la última vez que lo hubiese visto.

Los Wargs se alteraron, alertándose por movimientos fuera del castillo. Sabíamos perfectamente que sólo se debía a una cosa, nuestros eternos rivales bestiales. Pero cuando vi por la ventana, recuerdo que la sorpresa no la podía ocultar. Una camada de hombres lobos, aparentemente organizados se desplazaban con velocidad por los jardines y exteriores del castillo. A pesar de ello, no nos detendríamos y teníamos que hacer lo que mejor sabíamos.

Con arma en mano y con la tutela de la camada, nos enfrentamos a ellos. La sangre baño las tierras heredadas de mi abuelo. La tarea se volvía imposible. Matábamos a uno y otro salía como si fuese invocado por la misma noche. Ver a mi familia, a la camada, morir lentamente es algo que nunca podré olvidar y me seguirá atormentando durante toda mi existencia. A pesar de replegarnos, de batallar en nuestro terreno, simplemente no podíamos.

Mi padre, Arkay, Talos, Hircine y yo éramos la última defensa para mantener a mi madre protegida. Ante la evidente derrota, mi padre me ordeno escapar con mi madre por un conducto secreto que había en la biblioteca. Una lucha de autoridad entre él y yo se dio en ese momento, pero a la final cedí, sabiendo que sería la última vez que vería a mi padre. Como el último Greed en el castillo era mi responsabilidad cumplir el deber que mis antepasados habían construido con siglos de legado. La luz tras la vía de escape se podía divisar, sin embargo fallé. Nos siguieron y mi madre fue víctima de mi error, uno que le hicimos pagar al bastardo que me la arrebato; esa noche los gemelos Wrags comieron sus entrañas.

Todo lo que conocía se había extinguido. Quedarme y seguir peleando era un boleto directo a mi muerte, era un Greed y tenía que valerme por mí mismo, así me habían criado.

Nunca supe que fue lo que realmente sucedió esa noche, y aunque los años pasaron, la incomprensión más bien se profundizó aún más, llenándome de odio y rabia. Esta fue la manera en que se forjo el asesino. Era cazador y así me empecé a ganar la vida. Cada cabeza que tuviese el precio indicado a mis necesidades y habilidades, estaría en mi lista, sintiendo el respirar de los gemelos siempre a sus espaldas.

3 años luego de lo sucedido en el castillo Greed, el gran guerrero que era, consiguió su gran contendiente. No un hombre o un demonio. La peste negra. Un mal de que ni alguien como yo logró saltarse. Mi muerte se acercaba precipitadamente, algo que Talos e Hircine no entendían. Sus llantos y lástima eran más dolorosos que los síntomas de la enfermedad. Ellos más allá que mis compañeros, eran mi familia.

Desconozco si fue por suerte, por el destino o simplemente porque así debía ser, pero en lo último de mí, en una cabaña de mala muerte en a las cercanías de Londres, mi muerte se volvió en el regalo más preciado, una maldición que hasta el día de hoy es la gloria de mi existencia. La mordida, tal sacrificio me arrastro al infierno, pulverizó mi alma y ato la de un demonio en su lugar, devolviéndome nuevamente a la tierra como un hombre nuevo, un inmortal, un vampiro.

Mi maestro, un hombre alto, rubio, de ojos profundos y transparentes tales glaciares. Gerard Krumm. Fue él lo que me hizo lo que hoy soy. Renovó mi propio ser y le dio un nuevo propósito.

Los años pasaron y aunque los caminos de mi maestro y mío se separaron, siempre mantuvimos un contacto profundo a pesar de la distancia. Nuestros propósitos nos separaron pero también nos mantenía unidos.

Los Wargs son animales longevos, probablemente por la genética de su crianza, pero no eran inmortales, por lo que viendo como los gemelos envejecían, antes de su muerte me obsequiaron con su legado, cachorros que al igual que ellos entrene y seguirían la tradición de su estirpe. Es por esa razón que al primer macho y a la primera hembra de una generación de la camada los bautice como Talos e Hircine, manteniendo su recuerdo vivo en mí.

Los siglos pasaron y el mundo cambió con ellos, por lo que no me quede atrás y evolucione. Con mi condición de hijo de la noche, mis habilidades me volvieron alguien más eficiente y letal, alternando entre los trabajos propios como los que hacía en nombre de Gerard, a quien nunca replique. Gracias a él, los Greed viviremos eternamente.

A finales del siglo XVII, en la frontera con el siglo XVIII, luego de casi 500 años de existencia y de mil experiencias vividas, puedo decir que realmente conocí el amor.

España, un lugar de una cultura muy pintoresca. Realizaba un trabajo de investigación acerca de unos brujos practicantes de la nigromancia. Se rumoraba que habían descubierto una forma de permitir a los vampiros caminar bajo la luz del sol, pero en un mundo en el que el ochenta por ciento de las noticias son meramente mentiras no era algo que creería hasta comprobarlo con mis ojos. Pero en vez de encontrar tal verdad, encontré la belleza definida de su ser: Oksana.

Perfecta, una sola palabra que define la complejidad de su forma de ser, esa que me cautivó y enamoró. Devolviéndome el sentimiento de estar nuevamente vivo. Fue así como realmente lo sentí y lo sigo sintiendo… Sin embargo nada es lo que parece, nada totalmente cierto y totalmente falso… Dejarla fue lo más difícil, pero no era algo que dependía de mí... Es algo que debo remediar sin importar cuales sean las consecuencias.

Oksana, he vuelto.

EXTRAS

» Dominio fluido del Inglés, Latín, Español, Francés, Italiano y Alemán.

» Habilidoso ingeniero, con capacidad nata de diseñar, construir, manipular, rediseñar y desarrollar cualquier dispositivo mecánico.

» Debido a mi pasado cazador y más aún de hombres lobo, soy conocer nato de las destrezas y capacidades de los mismos, así como el manejo de los utensilios propios para cazarlos, volviéndome un superviviente por excelencia ante tales bestias, a los de su clase y sobre todos a la actual Inquisición.

» Porto conmigo dos revólveres de fusiles de chispa, los cuales empleo para mantener las apariencias sobre mi condición vampírica cuando así se requiera. Gracias a mi habilidad de clarividencia me he vuelto un letal pistolero, anticipándome a las reacciones de mis contrapartes.

» Siempre me acompañan dos Wargs (“lobo grande”), Talos e Hircine. El primer macho y la primera hembra de la generación más antigua de la era en la que me encuentre. Fieles, fuertes, intuitivos e inteligentes compañeros de caza quienes por su tamaño y fuerza son verdaderas bestias que únicamente siguen mis ordenes la cuales son dadas en código. Sin embargo el resto de la camada reside libre en el área por la que me encuentre, sabiendo acatar el llamado del alfa cuando así se les requiera.

» La actual camada de Wargs, 15 en total, rinde honor a la camada liderada por mi padre: Talos (alfa), Hircine, Arkay, Zeni, Dibel, Mara, Boethiah, Jyggalag, Namira, Peryite, Sheog, Vaermina, Dagon, Julianos, Kiya.

» Soy incondicional a mi maestro, Gerard Krumm, quien ha sabido ganarse no sólo el estatus de mentor si no de amigo.

» Conocí a mi verdadero amor luego de 500 años de vida. Oksana Derevya.

» Por razones, imposibles de explicar en este momento, tuve que desaparecer y abandonando a Oksana, sin embargo he decidido regresar definitivamente… sin importar las consecuencias.

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por **Tarik Pattakie** Sáb Jun 16, 2012 3:58 am

FICHA ACEPTADA
Bienvenido a Victorian Vampires

Marcus Greed

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