Suum Cuique Tribuere ~ Laroche

por **Sébastien Laroche** Dom Jul 01, 2012 6:15 pm

-Nombre del Personaje:
Sébastien Laroche.

-Edad:
31 años.

-Especie:
Humano.

-Facción a la que pertenece:
---.

-Tipo, Clase Social o Cargo:
Clase media. Dueño de una casa de préstamos y de un burdel.

-Orientación Sexual:
Heterodiaria.

-Lugar de Origen:
Chambérie, antigua provincia de Savoy.

-Habilidad/Poder:
Encanto irresistible (?).

-Descripción Física:
Soy alto y delgado, sumamente guapo… Ah, no, espera... Mejor empecemos por los ojos, ¿estamos de acuerdo? Una puta que me tiré una vez me dijo que mis ojos eran grises como las nubes de tormenta del norte teutón. Cuando me lo dijo había estado fumando opio y tenía la vista clavada en el par de monedas que le tendía luego de un polvo mediocre, así que no sé si debería creerle o no. A mí me da igual si son como las condenadas nubes o como el acero, gris es gris. Si los miras verás algo de inteligencia, algo de ironía y muchos algos de cinismo, astucia y atención. Qué va, no creas que soy un acosador, sólo me gusta ver a la gente y descubrir sus secretos. Todo el mundo los tiene y averiguarlos me pone tanto como un buen par de tetas. Pero aquí no hablo de lo que me gusta, así que mejor olvida que dije eso. Ya tienes los ojos, sigamos por la nariz. Poseo una buena señora nariz, amplia y algo torcida. Si bajas un poco más la vista, llegarás a una boca generosa, ancha y de labios no demasiado carnosos. Al resto de la cara lo completa una mandíbula ancha, frente poderosa y cejas pronunciadas. También tengo orejas, no te creas, pero son bastante normalitas así que mejor no las describo demasiado. Ah.. y también tengo una cabeza. Tiene forma circular, como todas las cabezas, aunque también es grande, justo lo suficiente para alojar un cerebro enorme que está repleto de ideas descabelladas.

Por si no lo has notado hasta ahora, lo que dije al principio es mentira. No soy tan alto, pero llego a unos admirables cuatro pies. No, ya no tengo complejos con mi altura, he tenido tiempo para pensar al respecto y he llegado a la conclusión de que lo que no tengo de alto lo tengo de listo. Mis extremidades son cortas, aunque tengo una polla normal y bastante cariñosa, por si te interesa. Los dedos miden poco de largo, lo suyo es la anchura. Mis piernas son, oh sorpresa, no demasiado largas y usualmente me dan unos calambres de puta madre cuando camino demasiado o cuando cabalgo. Si, porque sé andar a caballo.

¿Algo más? Pues si, tengo el pelo rubio con un toque broncíneo que me va genial cuando hace humedad. No me peino, eso es para los tipos altos, que el pelito de un enano es lo de menos. Eso si, de noche y con la luz apagada soy tan guapo como el que más. Seguro te preguntas qué clase de ropa usa un enano como yo. Los colores vivos no me van, lo dejo para mis congéneres de circo. Yo uso prefiero la vestimenta negra, sobria, discreta.

-Descripción Psicológica:

—Sabes, enano, eres el tipo de hombre más peligroso que hay—.
—Vaya, machote, me halagas. Venga, explícame, explícame que eso me gusta: Sébastien, el gnomo feroz—
—Eres un hombre de conciencia. —

Dicen que lo soy, pero quién sabe. No soy de los confiadores, pero si tú lo eres, allá tú. En fin, como iba diciendo, tengo un código moral que sigo sin dudar, puedes confiar en que actuaré de acuerdo a él, guiado por mi señora conciencia. Sin embargo, como nunca digo a nadie por qué hago lo que hago, quizá se te complique entenderlo. Pero échale ganas. Para mí la justicia es suprema, preponderante, principal, pero tengo mi propio método para ejercerla; se de primera mano que la vida es injusta por lo que a mí no me engañan esas mierdas de "Dios hará justicia", prefiero actuar por mi cuenta y ahorrarle trabajo al Creador que suficiente tiene ya con cagarnos la vida. Claro que rara vez me veo envuelto en tejemanejes turbios; la gente pequeña debe cuidarse las espaldas y no involucrarse con las cosas oscuras directamente. Detesto a los matones de todas las formas y tamaños, si son grandes mejor así puedo patearles los tobillos y retorcerles las pelotas con comodidad.

— ¿Por qué nos ayudas?—
—Porque además de chiquito soy buenito… ¿No me crees? Bueno, qué va, la vida es dura. Si quieres saberlo, vosotros los parías me caéis bien, me siento identificado por algún motivo. —

No, no te creas que soy tan buenito, esa tipa tenía unas tetas de primera, mientras me dejara meter la cara entre ellas, yo la ayudaba encantado. La sociedad me ha apartado por ser enano desde que tengo memoria. Por eso, siento afinidad con los demás fracasados sociales que son aislados por algo que no pueden evitar, por ser distintos, por ser feos. Generalmente, somos los más perjudicados y, lo que es peor, a nadie le importa un carajo. Por eso, a pesar de lo que pueda llegar a parecer prima facie, soy un buen tipo. Amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos, como cabe esperar. Me da placer usar mi propia condición de enano para poner las cosas a mi favor. La mayoría tiende a subestimarme por ser más bajo que la media como si ello me hiciera idiota, y para cuando se dan cuenta de que eso es un error y soy más inteligente que el promedio ya es demasiado tarde.

-Historia:
—Cuando la desgraciada de mi madre abrió las piernas entre los puestos de la feria y mi cabeza deforme asomó al mundo cruel, mi padre soltó tal grito que los transeúntes que circulen por el mercado de Chambérie aún escuchan el eco en las noches calmas de invierno. Cuenta el mito que el enano diabólico del puesto de pescados todavía merodea por las calles de la capital de Savoy en busca de niños malcriados e incautos. También cuenta la leyenda que el mono del Diablo se mete en las faldas de las mujeres infieles y les planta la semilla de su deformidad como castigo por pecar de lujuria. Si vas a Chambérie, mi ciudad natal, oirás todo tipo de historias sobre el engendro de los pescaderos. Hace veinte años o más que no regreso allí y no pienso hacerlo jamás. En fin, verás que divago, tiendo a hacerlo así que no te extrañes— los dedos grotescos se cernieron en torno a la copa y la llevaron a sus labios que se mojaron en el ámbar líquido que delataba la calidad del cognac. Una sonrisa torcida y cerrada curvó sus facciones irregulares en un gesto divertido ante la mirada que la reciente adquisición africana le dirigió. Era su costumbre, charlar con las nuevas en la noche en la que se incorporaban al burdel. Les hacía sentir una especie de conexión con él.—Podrían haberme matado esa misma noche, y nadie se lo hubiera reprochado. Un hijo enano es la maldición que todos los padres temen.. o al menos que la mayoría teme. Un ser retorcido y hórrido merece, sin dudas, una muerte certera. Sin embargo, resulta que era el único hijo de mis padres y, maldito o no, mis padres necesitaban el par de manos adicionales que un crío como yo suponía. Por eso me mantuvieron vivo, puros negocios. Así pues, es posible que veas que mi vida estaba en el comercio desde que era un chiquillo abominable. Mis padres me criaron con cariño, no lo niego. No obstante, cuando tuve unos diez u once años, me vendieron. Si, entregaron a un montón de desconocidos a su sangre... una vez que mi madre quedó embarazada. Ya ves, habían perdido la necesidad de tenerme junto a ellos por lo que decidieron que era mejor sacarme tanto provecho como pudieran. Negocios son negocios.—
Lo cierto es que el enano ignoraba si la beldad de ébano entendía una mierda de lo que le decía pero era el mero hecho de compartir con ella lo que creaba el lazo. Hacía que la meretriz creyera que había algo especial en ese hombrecito horrible que la trataba con cortesía y gentileza.—Entonces comenzó mi vida en el circo. Malabares y trucos de magia, alguna acrobacia como caminar con las manos y demás. Allí conocí a Alyssa; una gitana que me enseñó cuanto había que saber para obtener éxito. Tres cosas buscan los hombres: dinero, sexo y poder. Que se resumen en una sola: poder. Desde el más pequeño de los humanos hasta el más grande, todos lo mismo, sin excepción. La codicia que poseemos, endebles mortales, es infinita. Jamás estamos satisfechos con lo que tenemos y siempre, el vecino tendrá más que nosotros, y eso provoca que queramos más y así se repite el círculo en una cadencia eterna. Alyssa me enseñó muchas cosas, entre ellas, a leer y escribir, a sumar y restar. Ella alimentó mi mente desde que entré en la compañía y a ella le debo lo que soy ahora. Echó leña al fuego de mi curiosidad y me motivó a buscar libros con mi paga en vez de gastar el dinero en otras cosas que mis otros congéneres circenses compraban. Así fue que, gracias a mi cerebro exacerbado y mi astucia increíble— sonrió con ironía, clavando el gris de su mirada en la puta antes de proseguir— permitieron que cuando ya era un "hombre" fuera el encargado de contar el dinero y de decidir cuáles serían los futuros destinos de la compañía. Los malabares y las otras mierdas que me hacían hacer fueron relegadas a una intrascendente no-existencia. Con mi buen labor, llegó un buen dinero y, cuando reuní el suficiente como para comenzar en el mundo de los negocios por mi cuenta, decidí robar los ingresos del maldito hijo de puta que me había comprado y desaparecer del ámbito—.
Vació el vaso de un trago y le hizo señas a la fulana para que se acercara a él. La conversación no sería gratuita... La africana sabía lo que se esperaba de ella y deslizó su boca hacia el sur del enano.—Así llegué a París. Para ese momento, más de la mitad de mi oro había sido gastado y me quedaba una reserva bastante pobre. Pero fue suficiente para adquirir a mi primer amiga...—se interrumpió con un jadeo ahogado. Cerró los párpados para poder concentrarse mejor en la oscuridad— Con maña y buen tino, conseguí ampliar mi horizonte hasta tener mi propio burdel. El niño había crecido aunque no en estatura. Donde hay pollas, hay ganas de meterlas en algún agujero. Es una verdad elemental de la masculinidad. Y donde hay ganas de meterla, hay dinero con el que eliminar las reticencias de una mujer. Y yo.. yo me conformo con mi penique, el penique del enano. De eso hace ya unos diez años. Ahora soy un hombre respetable y con el dinero reunido por el primer pecado capital, decidí emprender mi negocio con el tercer pecado capital: la avaricia. Ahora presto dinero y cobro intereses. Pero siempre habrá un lugar en mi corazoncito de gnomo para mis putas...—

-Datos Extras:
*Toca el piano, órgano, clave y demás instrumentos de teclado.
*Adicto al opio.
*Es misógino pero lo oculta bien.
*Lector empedernido, tiene las paredes de su casa forradas con estanterías de libros desde el piso hasta el techo.