Sinvergüenzas... explotando niños [Ariel Ginebra Alonzo]

La mañana había pasado en un borrón fugaz, a pesar de que sus pertenencias se resumían en 3 baúles, era casi mediodía cuando terminó de empacarlo todo, luego fue hasta la oficina de correos para mandarle la carta a su tío, en la cual le informaba los últimos sucesos de su vida, sabía de antemano que el anciano se sorprendería por la rapidez con que la joven solucionó todos sus problemas y se estableció en la ciudad, no era ningún secreto que su tío la consideraba una completa inútil, y no daba malas referencias para no ponerse el mismo en evidencia, el hombre era muy orgulloso para admitir que alguien en su entorno era incompetente, y muchos menos su sobrina, a pesar de que su opinión fuera completamente errada, la joven era una mujer echa y derecha, por fin le demostraría a su tío lo equivocado que estaba, aunque tampoco se hacía muchas ilusiones su tío era un hueso duro de roer.

Una vez que salió del correo, contrato a un cochero que la pasara a buscar de su hospedaje para llevarla a la residencia de Monsieur Krugman, saliendo de allí, se dio cuenta de que le quedaban un par de horas, así que fue al mercado para adelantar unas compras básicas, pensaba preparar la primera cena en su trabajo esa misma noche, aunque no estaba muy segura, no sabía nada sobre su jefe y después de esa primera cena, sabía que el hombre tenía gustos exóticos.

Llegó al mercado, pegó una vuelta completa, para hacerse una idea general sobre las ofertas, finalmente decidió comprar carne y algunas verduras, lo más rápido posible, había algo en el lugar, el olor tal vez, la abarrotada multitud tal vez, o serían los niños que correteaban por todo el lugar sin control, que la hacían sentir incómoda, además no llevaba mucho dinero encima como para hacer una gran compra, por lo que fue primero al puesto de carnes y compró un poco, serían solamente ellos dos, esa noche, luego fue al puesto de verduras, buscó las más frescas, declinando algunas que le ofrecía el vendedor, finalmente tenía todo lo que necesitaba, cuando una mujer, cuya apariencia era completamente normal al primer vistazo, la empujó contra el puesto, la mujer se disculpó, intentado distraerla, cuando sintió que le extraían el bolso, le dirigió una mirada de profundo odio a la mujer - Debería estar avergonzada! - dijo con su tono más frío, y fue en búsqueda del pequeño que tenía su bolso, era díficil encontrarlo pero su bolso era muy llamativo, por lo que fue el objeto lo que buscó.

Cuando finalmente lo vio, emprendió una loca carrera, pues el niño se había abierto paso hasta casi el otro extremo del mercado, no había manera en que pudiese alcanzarlo, fue entonces que vio a una joven que estaba en la trayectoria de la carrera del niño - Señoritaa!!! - gritó - detenga a ese niño!! - no le dio tiempo ni siquiera a ser cortés, pero tenía una voz potente y de gran volumen (era algo por lo que sus hermanos solían molestarla antes) medio mercado se volteó a verla, pero no le importó de hecho lo agradeció, pues eso le daba la oportunidad de abrirse camino hasta el niño más fácilmente.

Tenia hambre, algo tenia que conseguir de comida pero el dinero no era mi fuerte, mis bolsillos estaban vacíos y no tenia métodos para obtener suministros. Fui hasta el mercado, tal vez alguna fruta del suelo que se le haya caído a alguna persona, o algo que hayan tirado pensando que estaba en mal estado, tenia que encontrar algo bueno para poder saciar mi hambre, por lo menos aunque sea por el momento.

El lugar estaba plagado de gente, pero aun así me gustaba, ni bien entre encontré una manzana en el suelo, la cual puse en mi bolsillo con una amplia sonrisa, no estaba acostumbrada a este tipo de cosas, era algo totalmente nuevo para mí. Al decir verdad, todo era nuevo para mí, la perdida de memoria me había afectado mas de lo que pensaba, no podía recordar ni siquiera mi nombre. Los gritos de una mujer hicieron que mi mente se despejara de todo pensamiento, pedía que detuviese a un niño, pero no entendia por que, hasta que vi en sus manos un bolso, claramente no era de él.

Me dio pena por el niño, seguramente sentía mucha hambre para hacer eso, pero no era la forma adecuada de actuar, el robar estaba mal. No me costo mucho, ya que él venia directo hacia mi, simplemente lo tome del cuello de su remera y lo alce en el aire sin esfuerzo, lo cual me sorprendió, el niño era muy liviano, o yo era demasiado fuerte. No podia ser, yo no me alimentaba bien y era una mujer, definitivamente el niño era el que no pesaba.

-Asi no podrás solucionar nada. Tome la manzana de mi bolsillo y se la di, al tiempo que le quitaba el bolso y lo dejaba en el suelo, -Ahora vete antes de que llegue alguien y te reprenda acaricie su cabeza y luego se fue. Me quede esperando a la mujer que había gritado, pensando en que ella si me podía reconocer, ya que no la había visto bien.

Había avanzado tan solo un par de metros, cuando vio como la mujer lanzo al niño, en un principio se asustó pero pronto se dio cuenta, por la expresión del rostro de la joven, de que el acto había sido inconsciente, siguió avanzando entre la multitud, cuando vio como la mujer dejo que el niño se marchara.

Llegó junto a la joven, respirando dificultosamente, no estaba acostumbrada a realizar semejante carrera - Muchas gracias señorita! -dijo dificultosamente, colocando las manos en su cintura - Pobre niño! Explotado por adultos irresponsables - su tono de voz era triste, le indignaban las personas que caían a un nivel tan bajo, recordando a la mujer del puesto, que era probablemente la orquestadora de todo el asunto, se sintió mal por le niño, pero nada podía hacer, le sonrío ampliamente a la joven - Disculpe, mi actitud fue algo grosera... pero no podía darme el lujo de perder mi bolso - suspiró aliviada, abrazando su bolso, volvió a sonreir - Debí haber parecido una loca, pero no estoy acostumbra a estar entre tantas personas, el bullicio de París no es mi elemento. Me mudé tan solo hace un par de semanas y hoy es mi primer día de trabajo - las palabras botaron de su boca sin poder contenerlas, era un reflejo, le pasaba siempre que se ponía nerviosa, sin embargo ya estaba más tranquila, recuperar el bolso había sido un alivio traía dinero del señor Krugman, y no podía permitir que se lo arrebataran por un descuido tan tonto.
La joven era muy bonita, tenía un aire angelical y delicado, pero se notaba en su apariencia que no estaba pasando su mejor momento - ¿Se encuentra usted bien? - el tono de preocupación de su voz era sincero, no podía evitar sentirse algo conmovida, había algo de vulnerabilidad en su aspecto, sin embargo solo era la apariencia por que al juzgar la forma en que detuvo al niño la chica era capaz de defenderse sola. Colette seguía sin comprender porque la joven lucía algo confundida, entonces comprendió, se reprendió a sí misma por su falta de modales, antes de hablar - Discúlpeme no me presenté.. Soy Colette Bonhaure - le sonrió y la miró directo a los ojos para inspirarle confianza, fue en ese momento en que notó los inusuales ojos de la joven, exóticos y bellos sin duda alguna.

La muchacha no tardo en llegar, agradeciendo mi actitud y lamentando al niño -No fue su culpa, el hambre ataca y se sufre un dolor muy agudo trate de justificarlo, aunque por el tono de voz de la desconocida, no hacia falta hacerlo. Extendí mi brazo para devolverle su bolso y ella respondió con una sonrisa -Grosera no, fue algo poco femenino sonreí mientras me burlaba de ella -No me gustaría pelearme con usted en ningún momento agregue luego.

-Todos tenemos algún grado de locura dentro de uno, yo también soy nueva en París, por eso me parece todo tan extraordinario mire alrededor amplia mente, exagerando el movimiento con mi cabeza. Fue entonces cuando el movimiento de mis tripas me hizo caer en la cuenta que la única manzana que tenia se la había dado al niño y ahora me hacia falta encontrar algo para mi.

-Me encuentro bien señorita, un poco hambrienta, esa era la razón por la cual vagaba por estos lados. respondí amablemente, tratando de darle un cierre a nuestra charla para yo poder conseguir comestibles lo antes posible. Ella se presento ante mí, me hubiese encantado hacer lo mismo, pero no tenia un nombre para decir, no recordaba mi personalidad ni quien era para poder presentarme. Cerre los ojos y trate de relacionar algo de mi con un nombre, trate de recordar algo de mi pasado, pero solo se me vino a la mente mis ojos, uno turquesa, el otro verde, verde como la piedra de Jade.

La observe nuevamente y sonrei. -Yo tampoco me presente, puede llamarme Jade. al concluir estas palabras, hice una pequeña reverencia para concluir mi saludo cordialmente.

Sonrío ante la broma de la chica, jamás había causado esa impresión, ni siquiera en los tiempos en que correteaba por los campos con sus hermanos, tampoco jamás se hubiese imaginado a sí misma en una pelea - No se preocupe.. esta actitud mía, no sé de donde habrá salido - dijo algo avergonzada, mientras el color subía a sus mejillas - no suelo comportarme así, pero es que la necesidad de recuperar mi bolso, fue superior a mis modales - las últimas palabras casi no tenían volumen, la vergüenza la invadió por completo, ella no era ninguna campesina para andar a los gritos.

Por lo visto había mucha gente arribando la ciudad, pues había conocido a varias personas que se estaban instalado en la ciudad recientemente, recordó sus primeros días en la ciudad cuando un sonido interrumpió sus pensamientos, pero no estaba segura de haber reconocido correctamente el sonido, parecía el ruido que hace el cuerpo de una persona cuando esta tiene hambre, en eso la joven aclaró el asunto, lo que justificó claramente la situación. No había oído mal, esa joven no estaba bien en absoluto, no se tragó sus palabras, en un instante todas sus ideas se ordenaron en su mente mientras observaba con incredulidad a la chica, quien seguía con esa expresión de confusión, supuso que era causada por su hambre.

- Un placer Jade - dice con una leve sonrisa. No dudo un instante, ya había parecido una loca frente a todas estas personas, así poco le importaba ya la opinión de los demás, en un arranque impulsivo de preocupación, algo que si bien era característico de su personalidad no era muy frecuente, tomó el brazo de la joven con suavidad - Pues como ha dicho antes, no quiere pelearse conmigo, tendrá que acompañarse - el tono de su voz era alegre, arrastró a su interlocutora entre la multitud hasta llegar a un puesto de panadería.

Señalo sutilmente los productos expuestos, sabía que a algunas personas no les gustaba que las ayudaran y no podía estar segura de que este era el caso, por lo que optó por actuar de manera delicada. - Usted me ayudó desinteresadamente cuando nadie más lo hizo - habló despacio, para que solo la joven la escuchara - esto es lo mínimo que puedo hacer y por favor no rechacé mi oferta, lo hago de todo corazón - sus palabras eran fiel reflejo de sus sentimientos - Eliga lo que desee, yo invitó - sonrío ampliamente como para inspirar confianza - por mi parte tomaré crossaints - se acercó al panadero y pidió dos, esperó a que la joven Eliga lo suyo, esperaba no haberla ofendido.

Al parecer mis palabras la habian avergonzado, no era mi intención pero la situación me causo gracia. Son una sonrisa le dedique unas dulces palabras -Uno saca su lado animal cuando mas lo necesita, no tiene por que avergonzarse de eso, puede serle de gran utilidad. Alguien como yo le hablaba de lado animal a un humano. Si bien no podía controlar mis poderes, sabia de lo que era capaz de hacer.

Luego tomo de mi brazo, lo cual me sorprendió, abrí los ojos en su máxima expresión y esbocé una pequeña sonrisa, ahora ella utilizaba mis palabras en mi contra, Descarada pensé irónicamente, cuando me di cuenta de cuales eran sus intenciones negué con la cabeza para poder contestarle -No señorita Bonhaure, no puedo aceptar eso, mi actitud no fue en busca de una recompensa y si nadie mas la ayudo fue porque no estaban tan cerca como yo.

Podria decirse que hizo caso omiso a mis palabras y ya estaba eligiendo lo que queria comer ella. No me quedo remedio mas que acercarme y efectuar mi pedido, aunque no sabia que elegir ¡Era todo tan delicioso! -Creo que pediré lo mismo que usted. agregué, un tanto apenada por ceder a su "recompensa" por así decirlo. -Gracias le dije en voz baja, articulando mis palabras para que solo escuchase ella y luego dedicarle una sonrisa.

No era mi estilo, no quería recibir cosas a cambio de favores que podía llegar a tener. Paso lo mismo con la mujer vampiro cuando pudo ayudarme, una humana no iba a cambiar mi opinión. Pero no me quedo otra opción mas que disfrutar de lo que me estaba dando, sin remordimientos ni culpas, al fin y al cabo, ella me había obligado.

- No es mi intención ofenderla... tómese esto como un desayuno que dos personas comparten para conocerse - dijo Colette, esperando aliviar un poco de la tensión que se había creado entre ambas mujeres a causa de impulsivo actuar. Pagó el importe de la comida y se movió a un costado del puesto,era imposible negar que la joven se encontraba bastante incómoda, por lo que Colette se sintió un tanto apenada a su vez, el lío entero se había desatado a causa suya, pero trato de disimular su estado de ánimo lo más posible.

Comía su crossaint con pequeños mordiscos, tomándose su tiempo, observando el traqueteo cada vez mayor en el mercado, le sorprendía la cantidad de gente que iba al lugar, habiendo otro mercado, sabía que incluso criados de la clase alta hacían las compras aquí, pensaba que se debía a la frescura de los alimentos principalmente, obviamente ella odiaba la pestilencia del lugar, los olores se fusionaban y no era algo muy agradable, pero ya estaba allí y aún le quedaban un par de horas antes de volver a su casa.

Miro a la joven que comía a su lado - Jade... ¿de qué parte de Francia es usted? - preguntó, la curiosidad la invadía, había algo misterioso en la chica, algo desconsertante que despertaba su curiosidad - Yo soy de Niza... pero por las vueltas de la vida, tuve que venir a París, podría decir que comienzo de nuevo - dijo mientras terminaba lo que quedaba de su bocadillo.

Me relaje, la muchacha tan solo quería agradecerme el favor que le había hecho y no veía nada en malo en ello, era ella la que quería y a mi me hacia falta, por lo cual le dedique una enorme sonrisa y la tomé del brazo tal y como lo había hecho ella anteriormente. Me dio mi crossaint que comencé a comer al instante, delicadamente, no quería parecer mas hambrienta de lo que estaba y mis buenos modales jamas los perdía.

De un pequeño tirón de su brazo comencé a caminar por el mercado, si algo había aprendido en mi anterior vida era que no es bueno quedarse siempre en un lugar estable en donde una puede ser robada por alguno de esos niños, siempre lo mejor es mantener el movimiento constante. En cuanto hicimos esto Colette pregunto de donde provenía, era una pregunta a la cual no tenia respuesta.

No veía un peligro en ella, tan solo era una humana, no veía el por que no podía contarle la verdad, mi verdad. -Yo también comencé de nuevo en París- esbocé una sonrisa -Al decir verdad, no recuerdo de donde vengo. Se que no soy de aquí naturalmente, se nota mi acento extranjero. Di un pequeño mordisco al crossaint y trague rápidamente para poder seguir hablando. -Tan solo desperté en la plaza, con dolor de cabeza, confundida y sin saber nada de lo que me había pasado. limité mi historia, no podía confesar que una mujer vampiro me ayudo luego, por lo cual decidí mentir un poco. -Una mujer se acerco a mí, diciendo que me conocía, su nombre es Sulli, ella me ayudo hasta ahora. Observe el rostro de mi acompañante para ver su expresión al contarle parte de mi historia, quería saber si iba a salir corriendo por hablar con alguien desconocido hasta para la misma persona o se iba a interesar por saber mas.

Cualquiera que las viese pensarían que eran conocidas, jamás sospecharían que acababan de conocerse, caminaban recorriendo el mercado como viejas amigas, hablando entre ellas, era extraña la situación, no era usual de la época que se dieran tan fácil las amistades, pero tal vez ellas eran la excepción, pero ciertamente habían congeniado bien desde un principio, aunque Colette aún albergaba ciertas dudas, seguía teniendo una sensación de desconfianza, a pesar de que la otra mujer no le había dado razones para desconfiar pero había algo, flotando entre ellas que hacía que la mujer anduviese un tanto alerta, como quien está a punto de enfrentarse al peligro.

Quedó algo impactada ante la revelación de su interlocutora, no podía imaginar la situación en que se encontraba Jade, sin saber quien era, de donde venía, sin tener la certeza de que alguien la esperaba en algún lado, vagando perdida por el mundo, debía ser muy desconcertante, incluso abrumante y desesperante sin dudas. Había notado el leve acento cuando habían empezado a comer, pero no podía reconocerlo, se preguntaba que tan lejos de su hogar estaba la chica, cuanto tiempo habría estado vagando sin saber quien era, entonces cayó en la cuenta de que Jade debía ser un nombre inventado.

Escuchó atentamente, intentando reconocer el acento pero era imposible, cuando terminó intentó ponerse en su lugar pero no pudo - Bueno, la verdad no puedo concebir la magnitud de lo que está pasandole, pero tiene usted mucha suerte de que esa mujer la haya reconocido - hizo una pausa, para terminar su croissant - ¿Qué cree usted que le paso antes de perder la memoria? ¿Tiene alguna noción o pista? - preguntó algo preocupada, le intrigaba mucho, toda el panorama era inusual, jamás había escuchado siquiera de una situación semejante a la que exponía Jade, sentía mucho no poder ayudarla, lo hacía realmente, pues comprendía lo horrible que era encontrarse solo en el mundo, sería mucho peor estar solo y sin saber quien era uno.

Seguían caminado, Colette tomó una mano de Jade entre las suyas - Lo siento mucho realmente! Me encantaría poder ayudarte, pero no tengo casa, vivo en la mansión en la que trabajo y no puedo llevar a nadie - dijo con pesar en la voz - de haberlo podido lo hubiese hecho pero me es imposible - la declaración de la joven era sincera, salía de lo profundo de su ser, sentía honestamente no poder ayudar a la otra joven, pero estaba atada de manos.
Observaba el mercado, preguntandose si tal vez alguien de entre la multitud, sería familia o tal vez algún conocido de la joven a su lado, a lo mejor no la reconocían por su aspecto, tal vez es una joven de clase alta que resulta irreconocible sin todos los adornos típicos de dicha clase, sin embargo echando un rápido vistazo a la otra joven, notó que no podía provenir de una familia de alcurnía, pues no tenía la característica piel pálida que celosamente fue protegida del sol, tampoco ese andar de princesa, se notaba en sus movimientos que era una mujer que sabía como protegerse y no una damicela en peligro, estaba a punto de decir eso pero se guardó su opinión y en cambio preguntó - ¿Ha ido a la policía?¿Tal vez la estén buscando? - ni bien lo hubo dicho, una opción se le vino a la mente puede que esa mujer sea una fugitiva o algo así, tampoco dijo eso, simplemente siguió caminando.