~Heloise Chénier

Edad
19 años.
Especie
Humana.
Tipo y nivel social
Clase alta.
Lugar de origen
París, Francia.
Fecha de nacimiento
30 de octubre de 1781.

Familia



• Hervé Chénier, Barón de Calvinet.
• Charline Chénier, Baronesa de Calvinet.


Descripción física

Bastante alta para los estándares de su época; mide 1.78 metros y hace unos años que su madre sólo le llega al hombro. Claramente, la altura la heredó de su padre, quien es un hombre mucho más alto. Su figura es grácil y esbelta, y la forma tan natural en que se mueve hace lucir a sus modales como los más sutiles y menos ensayados que se hayan visto. Su belleza es sublime y no pasa desapercibida: las facciones de su rostro reflejan una inminente fuerza de carácter pero aún así resulta de lo más hermoso; la expresión de sus ojos verde esmeralda le dan un aire de insólita inteligencia y son los primeros en atraer la atención, así como su boca de labios rellenos.

Fácilmente podría recibir el calificativo de peligrosa, incluso sus padres la tachan de serlo. Tal amenaza no podría ser otra sino la de gozar de criterio propio y del ingenio suficiente como para revelar ideas tan irreverentes que sólo podrían ocurrírsele a un hombre. Encuentran a su inteligencia bastante descarada y ella, aunada a su elocuencia y mirada fija al hablar, es una actitud intimidante y no propia de una dama.

Todo esto no podría ser sino obra de una arraigada pasión y un fuerte sentido de independencia que aún no logra ejercer del todo. Frecuentemente presenta una divertida y bien intencionada impertinencia que sus padres ven con inquietud y que condenan tanto como la constante ironía con la que dota y analiza todo lo ve.

Sin embargo, procura mesurarse y se presenta en sociedad como una joven de lo más dulce, refinada, y con la estricta porción de culto que esperan de una mujer, muy a su pesar.

Una niña bella y que da manifestaciones tempranas de dotes peculiares y una facilidad para el aprendizaje siempre será un regocijo para cualquier familia, pero cuando estas mismas cualidades se tornan en los más despreciables defectos para alguien de su sexo, es simplemente una vergüenza.

Heloise Chénier fue una niña muy vivaz y carismática, con sed de aventura y un palpable entusiasmo por saberlo todo. Los maestros que llegaban a casa todos los días simplemente gozaban tener a alguien tan dispuesto por aprender y escuchar sus largas pláticas. Pronto inició su gusto por la lectura; descubrió el vasto tesoro que se guardaba en la gran biblioteca de la familia y así se aficionó a los libros. A los nueve ya había leído lo indispensable, como los clásicos griegos y romanos, y algo de teología. Entonces nació su afán por ser ella quien escribiese historias que los otros leerían con tanto placer. Comenzó a escribir pequeños cuentos y relatos que leía a la hora de la cena para el contento de sus padres, hasta que claro, al cumplir doce años y presentar el guión de una obra de teatro de unos siempre bien decentes diez actos, la familia comenzó a sospechar de la magnitud del asunto. No sólo revelaba su interés por continuar escribiendo y que sus obras fuesen montadas en un escenario, sino que también, expresaba un atrevido deseo por asistir a la universidad como cualquier otro muchacho. Para los Barones sólo la palabra vorágine podía describir la situación, que no encontraban tales ambiciones propias de una señorita de su clase.

La Baronesa tomó la noble labor de educar a la niña con todo lo apropiado que una señorita debía conocer para pavonearse en sociedad, y se esforzó también en forjar en su cabecita la idea de que un matrimonio perfecto era la única y mayor aspiración para una dama como ella. Lo último no lo logró, ¡y es que Heloise no podía ser más cabeza dura!

El desacato que supone el tener a una joven como aquella, más empeñada en buscar dar su opinión que bailar en las reuniones es simplemente imposible. Y ello le costó el encierro. Han pasado ya dos años desde que el único lugar por el que puede pasear son sus aposentos, y de vez en cuando los grandes jardines de la mansión. Contadas son las ocasiones en las que logra burlar a la vigilancia y salir a las calles para ver un poco de mundo, pero al final siempre terminan atrapándola.

Cuando sus padres le comunicaron sus deseos de casarla Heloise vivió los momentos más espantosos de su vida. La idea de unirse en aquellos términos a alguien desconocido y lo más seguro es que se tratase de alguien desagradable, le fue simplemente insoportable. Decidió escapar, como siempre lo había anhelado, pero esta vez rumbo a Inglaterra, donde sabía que podría vivir libremente. Desafortunadamente no lo logró y reforzaron la vigilancia. Ahora, tiene un plan. Sabe que la única forma de salir de aquella prisión es casada con Nigel Quartermane y está dispuesta a tomar el riesgo.

— Toca el clavicordio y el arpa bastante bien; por supuesto, este es el tipo de actividades que sus padres no le reprochan que haga.
— Tiene un diastema, y no es tan terrible como suena. Es sólo una pequeña separación de los dientes delanteros.
— Conserva en un lugar oculto de sus aposentos un ejemplar de la obra “Vindicación de los derechos de la mujer” escrita por la filósofa británica Mary Wollstonecratf, que su mucama logró infiltrar a la mansión de contrabando.
— A muy temprana edad aprendió a leer y a escribir.
— Solía mancharse un poco de tinta cuando escribía pero ha aprendido a evitarlo. Es otro de sus trucos para esconder sus horas de escritura prohibida.
— No es raro que se le escuche decir a la gente que se trata de una chica de tan enfermiza constitución y que es por ello que casi nunca se la ve.
— Los Barones hicieron incinerar todos los escritos que había elaborado Heloise. Ha retomado sus trabajos en secreto y, de nuevo, es su mucama quien le provee de lo necesario para hacerlo y no ser descubierta.
— Otro dato irreverente: su verdadera risa es espontánea y dulcemente ruidosa.
— A lo único a lo que le teme es no lograr salir de su presidio. No desea nada más en la vida que dedicarse a escribir.
— Su héroe épico favorito es Leónidas.
— Sus escritores favoritos son Frances Burney y el dramaturgo William Shakespeare.